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Libro Albedrío

Libro Albedrío Daniel Castro Sánchez

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© Daniel Castro Sánchez, 2019

Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com

www.universodeletras.com

Primera edición: 2019

ISBN: 9788417926359 ISBN eBook: 9788417927356

Sólo podemos dar lo que ya hemos dado. Sólo podemos dar lo que ya es del otro. En este libro están las cosas que siempre fueron suyas. ¡Qué misterio es una dedicatoria, una entrega de símbolos! —Borges

A las tres versas de toda poesía: Diana / Myriam / Anke;

las dos notas de cualquier melodía: Lorena L., Fernanda C.;

y las dos luces que alumbraron mis días: R., A.

Uno dice la palabra poesía y no sabe lo que dice.

—Pellicer

No hay Peor Poesía Que la Que no se Hace

—Efraín Huerta

Éste es nuestro mensaje. Nosotros denunciamos al poeta demiurgo Al poeta Barata Al poeta Ratón de Biblioteca. Todos esos señores Y esto lo digo con mucho respeto Deben ser procesados y juzgados Por construir castillos en el aire Por malgastar el espacio y el tiempo Redactando sonetos a la luna

Por agrupar palabras al azar A la última moda de París.

—Nicanor Parra

Escribir cada día antes de morir.

Prólogo sobre las faltas al protocolo

No pido disculpas por ensuciar la literatura. Es un juego, un acto sexual: sucio y a la vez tierno. ¿De eso quién puede enseñar? La experiencia y la intuición son las únicas instructoras. El poema es un cuerpo empapado en deseo, que se seca si los dedos son titubeantes o si los besos los dan pajaritos blandengues; el poema pide que lo muerdan, que le azoten las nalgas hasta dejárselas al rojo vivo porque sólo así se incendia. Pide asfixia, empujones, embestidas, tirones de cabello; exige arrebato, y pasión, y desmesura. La literatura libre (¡qué vergüenza tener que redundar!) es tan sucia como la sexualidad en libertad: sucia sin mancha alguna. La creatividad en ambas actividades jamás puede ser turbia; siempre se agradece ir más allá del misionero, y del escribano, y del cerco monógamo y academicista. Las esculturas mitológicas que durante el sexo se forman, son un acto poético; las letras provocativas que se suben la falda para exhibirse ante el lector, son un acto sexual. Urge un Kamasutra de literatura. Hay que decir que la poesía no es una dama sino una puta que duerme con quien ella elige. Por más que se le eduque responde al tacto, no a las enciclopedias. Encicomedias. Si se persigue el máximo goce debe explorarse hasta el último rincón del papiel, no se puede escatimar cuando se quiere un postre dulce y satisfactorio. No habrá orgasmo para quien acaricie con guantes; no habrá poesía para quien escriba con recetas academicistas. Sólo los pusilánimes tocan con guantes a los cuerpos y a las letras. Por eso, lector, yo no le pido perdón, respete mi albedrío y yo respetaré el suyo. Usted puede parar aquí, cerrar el libro, prenderle fuego…, o seguir adelante bajo su propio riesgo, ensuciándose a través de este lodazal de letras; pornográficas, quizá; sin buenos modales, no hay duda; pero lodazal como la vida real.

D. Wordsworth

Capítulo primero desAmor

Vista de pájaro

A una tal Cristina

Cristal de agua Al abrirse tu boca las aves se acercan para beber de esa fuente tina de oro / tina adorada

Hacia tu cabello apuntan los girasoles Para mirarte tuercen sus cuellos las flores y los colibríes detienen su aleteo

Un pasmo helado Un segundo de piedra La muerte El renacimiento de un fénix que habita mi corazón y mañana abrirá sus alas nuevamente para beber de tu boca

darse un baño en tu tina de oro e inmolarse después en tu pira dorada

Por mirarte chirrían las flores sus cuellos El aleteo del colibrí sufre un paro fulminante A los hombres les crecen alas vuelan sobre tus campos amarillos se vuelven abejas para ver los campos más de cerca y palpar el dulce ámbar que te envuelve orbe arena / cuerpo latiente / zumbido de colmena

Miel de piel en tu pecho florecen dos manzanillas que una vez la noche espió desde su campanario y a partir de entonces [deslumbrada por tanta belleza la noche quedó ciega y deshabitado el campanario

Quiero que me crezcan alas para volar hasta allá arriba

Perder el miedo a las alturas al abismo a la ceguera Ser un pájaro ciego condenado a un sueño sin albas con la libertad de vivir soñando que eres la pajarita [lazarillo que vuela conmigo a través del mundo que empieza desde cero y se reconstruye de sueños entre dos pájaros carpinciegos

Tumbabierta

Otra vez la noche. La puta noche. ¡Ay de aquellos que vieron en ella un acto poético! Ingenuos o benditos por no tener noches vestidas de luto sino de boda. Benditos aquellos quienes aún ven formas alegres en las nubes: barcos navegando los mares del cielo, y no un montón de lápidas poblando un cementerio.

Entretanto, aquí abajo yo voy por el mundo como la pluma va sobre mis cuadernos: desangrándose a cada paso. Me desangro y soy consciente; la pluma, en cambio, no lo sabe. Los árboles tampoco saben que de noche se vuelven sombras de elefantes. Y tú, por tu parte, ignoras mis ganas de esta noche entrar a tu boca y hallarme

en un callejón sin escape| Pero el único callejón al que siempre llego, es la noche. La puta noche. Donde nadie sabe nada y yo lo sé todo. Sé que en este cuarto soy una paloma refugiándose en un campanario, o en un viejo teatro donde hace mucho no suceden obras ni actos poéticos. Sé que desde aquí gorjeo tu nombre como llamando a misa, como llamando al acto, gorjeo, hecho bolita: brrr, brrrr…, como quien se acurruca en una almohada y piensa Ojalá estuvieras. Como quien se estremece, como quien tiembla, como a quien la ausencia le palpita taquiléptica por dentro, tirito. Ferozmente, con todas mis fuerzas tirito para ver si consigo sacudirme la ausencia.

Nada; no llegas. Entonces aúllo, aúllo un maleficio: aúllo deseando que ojalá los amantes acurrucados esta noche vean barcos en el cielo y ojalá no sepan que esos barcos no son sino buitres volando en círculos sobre su lecho;

volando a la espera de que mueran ustedes, su amor, su engendro, y todo lo que sobre mi tumba construyeron.

A media ropa

Pongo una propuesta en tus labios. El primer movimiento que provocará una reacción en cadena; un efecto dominó donde el dominio está en juego. Eres la primera en cruzar la frontera; aunque es una invasión consentida, la traduzco como acto de guerra.

Y así todo comienza:

Ráfagas de deseo cruzan el cuarto. Los sonidos de la batalla resuenan por toda la casa. Se cimbran las paredes de nuestra carne y comienzan a llover lenguas de fuego como si en este lecho hubiera algún Espíritu o algún Santo.

En pleno desacato a la vigilia, engarzados en las cimas y atrincherados en las simas, paras. Ondeas una bandera blanca: —Espera. —Coges la correa que circunda mi muñeca izquierda, y el tiempo cae al suelo—. Perdón, me estaba rasguñando.

Continúa la avalancha en ascensos y en picadas. Todo simétrico, con proporción áurea.

Encuentro en tu núcleo un capullo suave, cavernoso, cálido. La sensación de las lenguas húmedas e incandescentes friccionándose una contra otra se propaga a todos los linderos del cuerpo. Poco a poco, aumentamos la cadencia. Sin prisa. Poco a poco. Luego, otra tregua: —Espera —te detengo—; también el tuyo me está arañando. Reímos.

Fundidos en el abraso de una sola sonrisa, el tiempo yace a nuestros flancos.

Continúa el ritmo domeñado; el tiempo fluye despacio; los segundos hechizados duran minutos; los minutos brujos engañan a las horas, henchidas de siglos… y así seguimos. Hasta que las palpitantes paredes del capullo rebasan su elasticidad y revientan. Inoculamos. Millones de mariposas brotan en ascenso a los estómagos.

Después somos dos extraños. Presidiarios compartiendo una cama de piedra, tan incómoda que parece querer expulsarnos. Acabado el festín, no hay sobremesa. Terminas de vestirte; nos despedimos asumiendo volveremos a vernos, mas esta vez no habrá tal reencuentro.

Tras de ti, a puerta cerrada, en solitario, busco el par de prendas que me hacen falta. Porque ni tú ni yo nos desnudamos por completo. Nos ganó el pudor. Nos faltaron las agallas. Fuimos dos pusilánimes que no acabaron de quitarse la ropa. Sólo el tiempo.

Tigre blanco

A las tres versas

Un rectángulo color tigre contiene otra historia que no fue historia. La espalda de este tigre, que no es tigre, está llena de rayas, que no son rayas sino letras. Siempre provenientes de un pájaro, que tampoco es pájaro, pero sí alado y emplumado: con una pluma que las invoca y las va guiando sobre el cuerpo del tigre blanco. Pluma que, a su vez, es siamés de un monstruo con cinco cabezas, que no es monstruo sino mano, y la está guiando. Le dicta en verso, le dicta en prosa, sobre aquella mujer que se fue, pero sin haberse ido, porque mientras este hombre, que no fue su hombre, le siga escribiendo, ellos andarán por ahí cabalgando entre comas, comillas, puntos y acentos, tomados de la mano.

Pero sin andar por ahí cabalgando. Ni tomarse de la mano.

Cada día nace el mundo

Querida F.:

Ahora que otra nave de sol llega a puerto, y la que embarque mañana no sé adónde me llevará —o si ha de naufragar—, aprovecho la luz del plenilunio y la tinta nocturna para escribirte aquí que te quiero. Que fuiste mi último pensamiento en este puerto, y estoy seguro serás el que mañana inaugure el mundo nuevo.

Tuyo en silencio, D.

Caracoles hipnóticos (una declaración demasiado pronto)

A los ojos de una poblana desconocida

¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos? —Vicente Huidobro

[Más vale decirlo todo pronto pues el tiempo es un reloj de arena movediza]

Dos grandes noches en redondel; más de uno se habrá desvelado orbitándolas. Por un tiovivo así en el insomnio, valdría la pena avivar fogatas con leña de somníferos ¡y disfrutar la fiesta!

Ponerse una borrachera negra con astros

con estrellas conchas de mar veleritos... Ser peces ebrios mirando esos caracoles de hipnosis eterna sin bordes / rivales de la noche / mares sin horizonte

Oh princesa de las mareas a usted que jala, empuja, moja y revuelca vine a ofrecerle mi única ofrenda posible [en la pobreza: Un puñado de letras tan prietas y chulas como us… como usueño lúcido ambientado con cuatro teclas de piano.

Vine a verterlas —estas letras— en sus espejos de altamar en sus ojos noche / alto mar. Acéptelas, le ruego, maga con bolas de cristal;

concédales a su cálido azabache, deje que formen parte del chapopote con que pavimenta el mundo o simplemente guárdelas en esos dos cestos de zapote negro… Pero acéptelas le ruego soberana de ojos patria donde la esclavitud no está abolida Ojos domadores de víboras Ojos antorchas Ojos colindantes con el amanecer pero pebeteros de inmortales lunas.

El universo es un sonido húmedo / noches que inhalan y exhalan Las estrellas muerden son notas y el instante un pentagrama Cada hombre una clave cada mujer un tempo coordinados para componer melodías y sonidos y planetas Galaxias: dos extraños labios de extraños mundos distintos ajenos paralelos alineándose Intercambio de alientos tránsito de almas

Unibesos

El insomnio allá arriba

Hola No es que no pueda dormir ni que esté pensando en ti así nomás así como así Simplemente recordé que estás dormida y por ende probablemente pudieras conocer de estos temas ya sabes a lo que le llaman ser experta en la materia En fin no es que no pueda dormir por andar pensando en ti sino que en verdad tengo mucho sueño casi me está venciendo pero la veo mirándome con el ojo bien abierto y me hace sentir culpable porque cómo me voy a dormir cuando ella está aún tan despierta sería una descortesía de mi parte Por eso quiero preguntarte si tú sabes qué le provoca tantísimo insomnio a la luna A estás horas en quién crees tú que pudiera estar pensando?

D.

Cuando extraño creo en la magia

[¡abra cadabra ofrendo todos mis reojos, filtro cada nombre para hallarla aunque sea por casualidad en los libros, los anuncios, las revistas, las meseras que me sirven el café Mientras recuerdo

mi mente se vuelve una linterna mágica [patas de cabra! un ave con cachos de memoria: la primera parte el comienzo las luciérnagas tras los ombligos el pudor las ganas las manos adolescentes los lugares inexplorados

Los planes

ahora invertebrados [¡ancas de rana huesos rotos cementerios de elefantes anónimos por nadie reclamados yaciendo en una fosa común Como un

sombrero de mago [telas de araña! sin fondo del que salen listonesperanzas [las últimas que mueren se van detrás de una dama a cazarla y yo me quedo solo esperando que vuelvan con ella mi dama

mi Diana mi Dian mi Día m¡ Di

algo, lo que sea! [¡canta colibrí porque yo no puedo, tengo la garganta amarrada, la boca llena de aftas como cuando se extraña y fallan los trucos de magia y se funden las linternas y tras ellas tus luciérnagas y al final hasta las esperanzas sin que alguien reclame los restos por más extraño que parezca

¡Extraño! ¡que aparezca! para decir lo que yo no puedo por tener la garganta amarrada

y la boca ardiendo en llagas como cuando se extraña y sólo queda esperar ser extrañado en algún lugar.

Cielos

tu nombre por el cielo se reparte. —Pellicer

Nada cabe en un jarrito ni aun sabiéndolo amontonar

El cielo lo sabe de sobra y por eso durante los días usa tus labios como cofre para guardar sus estrellas No tiene suficiente espacio ni antorchas para encender los soles a diario así que abre tus párpados sin falta cada mañana [antes del alba pues incluso la más amplia bóveda es breve a la hora de sostener todos los encantos no basta un solo jarro por más azul que sea por más nubes que deseche para abarcar toda la belleza

se necesitan dos cuerpos uno que sea pasarela de embellecimientos donde los arcoiris se esmalten y otro azulado por si acaso

Así se reparten entrambos tareas y embelesos por eso siento tantos celos cuando los veo Porque sé que serás siempre del cielo y él de ti el gran amor primero

Rodeos

Querida D.:

Desayuné/comí en Butcher & sons. Una hamburguesa de cordero con queso Gouda, queso azul, jitomate deshidratado, aguacate y lechuga. Es la primera vez que pruebo el cordero, me recordó al sanguinario documental que en alguna ocasión vi acerca de los mataderos. Cuánto abusamos de los animales, ¿no crees? Bueno, matarlos para comerlos supongo que es inevitable; pero cazarlos, tenerlos en cautiverio, domesticar a los no domesticables como puercos, tigres ¡osos!, es infame. Tanto, como entretenernos a costa de su sufrimiento en circos, parques de diversiones, rodeos. ¿Hay corderos en los rodeos? Por lo menos en éste, que di para decirte que te pienso, sí los hubo. Qué abusivo.

D.C.

Perros callajeros

Amar es combatir. —Octavio Paz

Van corriendo a solas parecen flotar son tan lentos…

espíritus tibios que no ladran mucho menos muerden ¿cómo? si les faltan dientes si el alma se les va en puro callar

perros callajeros su pretexto es la vagancia el libre deambular machos y hembras alfa lamiéndose a sí mismos

[masturbándose con la frase “ningún collar me ha de domesticar”

jauría archipiélago compuesta por falsos fieros y timoratos verdaderos rehuyendo la lucha detrás de una mesa circular [kilométrica de estrategias donde se quieren conquistas pero se obtienen excusas para evadir el combate

por eso su V grandota siempre es de vergüenza y nunca de victoria

Granada

El corazón de una granada. La zona cero. El sitio donde ocurre la explosión, justo al centro. El núcleo del que todo huye. Ése soy yo.

Podría incluso ponerles nombre y apellido a las esquirlas: una se llamaba Myriam, se apellidaba Alva; sólo una entre tantas y tantas que salieron disparadas como estrellas ninjas hacia los siete cielos y los siete mares.

Sucede conmigo lo que según la ciencia ocurrió con el universo. Yo soy el centro de mi universo ¿pero quién dijo que era agradable hallarse en el centro? De ahí parten todos los fragmentos. Todo se aleja y separa del centro.

Tantas se han ido, y yo que no aprendo: aún siento miedo. Al silencio repentino; al silencio; a que después de tanto calor y estruendo, quede yo a solas

con la nada,

de nuevo.

Un Coup de Dés Jamais N’Abolira Le Hasard. —Mallarmé

Confesión de don Goyo mientras le vela el sueño

a la mujer dormida en Alemania

Aprovecho tu sueño como confesionario para decirte con una sola bocanada ininterrumpida de largo aliento que yo de cautela sé poco y confío en los designios del Soberano que siempre llega por asalto en el momento menos predecible ¡RELÁMPAGO! sin nubes de tormenta sin prólogos ni teloneros jinete en el cielo abriéndose paso como grieta en el yelo Para derrocar al destino truhán durante un lapso momentáneo

el Rey Azar vuelve a su trono de aire y gira bocarriba y gira bocabajo Con la cruz del demasiado tarde o la cara del demasiado pronto el monarca ofrece dos sentencias de muerte Yo por naturaleza explosivo que de cautela sé poco elijo siempre el demasiado pronto y aquí van de nuevo mis dados rumbo al precipicio ¿acaso me he vuelto cazador de quimeras por querer borrar meridianos y husos horarios? con tal de acercarme a ti, dormilona, comprobar que existes y preguntarme ¿es tal vez que aspiro a este paraíso y desafío a la vida para demostrarle a la muerte que ya no me intimida? Siempre y cuando la muerte seas tú, Mujer Dormida.

Almíbar de primavera

A Fernanda C.

Durante los días aciagos, los de cielos más cerrados, cuando los relámpagos truenan réquiems en el cielo y las anguilas crecen como enredaderas sobre una tierra

donde

la última flor de anémona fue asesinada a sangre fría y desde entonces castañetea los dientes la vida. Durante esos días apareces para ser la lucecita que brinca

contenta

sobre alfombras de campos verdes que bajo tus pies aparecen conforme avanzas con una sonrisa de donde brotan pétalos regándose a izquierda y derecha.

Llegas,

saludas, y ese hola es como si les ofrecieras un caramelo a mis oídos; un analgésico contra los relámpagos del cielo y un aislante contra las anguilas de tierra.

Gracias por todo eso, niña:

eterna golosina.

No quiero decir nombres, serían epitafios

A veces te extraño. Y con “a veces” no quiero decir sólo cuando te sueño. Ni cuando te pienso o deseo. Ni las veces que repaso los ratos a tu lado: penurias y encantos. Ni es simplemente cuando digo que ya te he olvidado; tampoco cuando me descubro extrañándote en silencio. No es sólo en todos los lugares, sino solo durante las noches donde tu nombre es epitafio aun cuando no he logrado enterrarte. Mis noches son un cementerio; todas las tumbas llevan tu nombre; ninguna contiene tu recuerdo.

Cordillera de sal

Mar de noche fluyendo a través de ti. Sonrisa blancaguamarina, dientes diamantes que el mar vino y dejó para decirme todo lo que no puede hablar.

El mar, como tú, palpitando se expresa; a susurros de sonrisa perlada. Joyería que las aguas marinas algún día regresarán a reclamar.

Y cuando eso suceda, sobre el blanco pañuelo de ese recuerdo he de llorar. Sin que nadie lo sepa pues las lágrimas se pierden

bajo la sal. Lloraré cuando se apague la luz de tu sonrisa: arrecife estelar.

Sonríes… y en las profundidades de tu boca resplandecen dulces terrones de sal.

Mi vida está en tus ojos / Verdes, verde botella / Ojos que navegan / con un poema oculto / escrito por un alcohólico / que te entregó su vida / en una borrachera

Hoy que estás lejos

Corazón

hoy que estás lejos, mis párpados quieren hablarte.

Baja las cortinas, a ojos cerrados brillan mejor las cosas bonitas; en un cuarto oscuro las palabras olvidan cualquier pudor para vestirse de poesía. Cierra entonces los ojos, acércame tu oído y deja que mis versos sean ¿aretes? sí; dejemos que esta noche todo sea lo que no es: párpados, ¡hablen! bocas, ¡coreen! (¡éh, éh!) Párpados, vuélvanse labios; labios, vuélvanse párpados ¡multiplíquense! como se multiplicaron los peces y den besos como los peces que dan besos volados, al aire

parvadas de besos como pañuelos blancos bienviniendo a los corazones que estuvieron lejos.

Hoy que estás lejos, Corazón dejemos que las cosas sean lo que no son. Que en mi cara haya tres bocas o tres párpados y que tú estés en esta cama hecha de distancia; que la distancia sea una sábana y no una ventisca helada. ¡Que así sea! a fin de cuentas, ¿qué más da acostarse a soñar, Corazón? Sólo por hoy tendré tres ojos para verte y tres bocas insuficientes para decirte, ah… para decirte como quien dice un hechizo esperando que así, aparezca lo dicho. Tres bocas para decir qué, cómo y cuánto te anhelo hoy que estás lejos Corazón

mis párpados quieren darte un abrazo hermético, bien bien sellado. Uno dado con los párpados pues en ellos la piel es delgada y será menos la distancia. Con los párpados porque son la parte más cariñosa del cuerpo: abrazan por reflejo, sin pensarlo, todo lo que les llega lo acogen bajo su seno. Con los párpados porque así mato tres pájaros: te veo, te abrazo y te beso hoy que estás lejos, Corazón necesité hacer un poema para que estuvieras, para que las cosas fueran como yo quisiera Corazón con mayúscula, tu nombre propio Corazón me despido de ti con tres besos hoy que estás lejos, Corazón hoy que estás lejos…

Y faltas en el paisaje donde los días son un árbol a medio morir

llorando horas secas sobre el pavimento, una tras otra y yo no quiero eso corazón, así de solo no te quiero; así, sin ella, no te quiero, desconocido, villano, minúsculo en minúsculas, anónimo, sin nombre propio porque ya no eres mío ¡vete, ve tras tu dueña! bésala, muérdela, abrázala, llénate de ella tú que puedes, tú que aleteas… Y cuando vuelvas, tráela, no regreses sin ella; corazón, a tu vuelta, trae contigo a mi Corazón.

Salto suicida

No piensa por falta de seso; es agua de una cascada: inmune al vértigo, temerario… sólo salta. Toma vuelo, se impulsa, con toda su fuerza se impulsa

y salta

hacia el precipicio como el agua de una cascada, pero sin serlo, pues aun teniendo facetas sólidas, líquidas y gaseosas, no es del agua de la que hablo, sino del amor intrépido. Ése que se derrama a chorros de cascada sin cuidarse de las rocas que lo harán añicos al fondo de sí mismo.

Padre, fuiste un caserón antiguo de esos con jardines interiores: Tu corazón no fue rojo / fue rosa.

Sacrificio

Olvido: piedra de sacrificios. A nadie se le extirpará el corazón, sólo se arrancarán algunos del corazón. En ofrenda al sol, para que vuelva a salir de entre tanto negro nubarrón Aquí.

Incesto

Jamás permitas que te toque la lluvia, querida, porque sería un acto de paidofilia e incesto. Cometido por el viejo rey rabo azul acariciando, recorriendo y manoseando la geografía más linda de entre todas sus crías.

¿Entendiste bien, princesa celeste? nunca te dejes tocar por la lluvia porque entre tú y el cielo fluyen estrechos parentescos.

Las gotas de lluvia te cautivan por ser cristales de hechicería; no sucumbas ante ellas si no quieres que por las venas de tus hijos corra una malformación genética; la malformación ¡ay!

de la sangre azul.

Arrorró

A primera hora de una mañana marziana los pétalos del girasol se abrieron para ser cuna de oro tuya y de tu hermana gemela La Luna Y aquella misma mañana se vaciaron los panales de todo el planeta Las abejas se dieron cita en el pesebre-girasol para zumbarles a ti y a tu hermana-espejo-luna una canción de cuna

Tu boca será el auditorio donde recite poesía esta lengua mía

Vicio

A la del cognac en los ojos

Andrea: cantina de ojotes cafés como puertas de madera. Me abstemio de entrar en ellos porque si entro, seguramente saldré ebrio.

Andrea: cantina de ojazos prohibidos como para mí el ron y el vino. Pizpiretos que cuando los veo parecen decirme —pásele, ¿qué le servimos?

Y yo nomás hago bizcos, sonrío, y sigo mi camino. No entro; porque si entro soy capaz de empinarme la cantinita entera.

(Si me lo permite Andrea)

Un(a)mar

Fantaseo con estoquearte a traición, por la espalda, como un perro que de honor no sabe nada pero de tu

cuerpo, amor, lo sabe todo

porque te observa desde la atalaya como se observan las olas de un amar embravecido que viene y va.

Estribos

Vibró en el viento un silencio pautado en caricias esa noche Pozo sin fondo donde cupieron todos los besos

Y cupieron dos cuerpos cabalgando a ciegas sobre un suelo eterno como el tiempo negro de la noche

Cabalgata escondida sin motivo estúpidamente / como apearse del amor por culpa del arcaico alegato de que éste sólo es santo cuando fluye entre contrarios

Cielo en la ciudad Ciudad en el cielo

I do fantasize. —Paul Banks

Me gusta cómo me abrazas cuando estás exhausta Mi clavícula se emblandece para servirte de almohada y tu brazo me cruza el vientre como cinturón de seguridad Me gusta que te apretujes así cuando desde la calle una farola descansa sus rayos sobre las perlas de tu espalda haciéndote brillar de mil tonos distintos Y esas gotas se vuelven una orquesta un coro de luciérnagas Arte de magia que no imaginas cuánto disfruto. Porque cuando me abrazas así en las noches después del sexo, te ves como se ven las ciudades desde el cielo. Mirarte es asomarse por la ventanilla de un avión

en nocturno descenso. Cuando me abrazas así, duermes, y a veces yo también duermo; pero casi siempre, primero, alzo la vista para hipnotizarme un rato con los destellos fulgurantes que cantan sobre tu cuerpo

mi cielo.

Carta a una extranjera

Ciudad de México, a 14 de diciembre del año 2017

A.:

Me dirijo a usted usando sólo su vocal inaugural para describirle la sensación que me asalta cada vez más seguido, como cada vez más seguido me sorprendo pensando en usted. Pero algo falta. Aun escuchándola, leyéndola e imaginándola —sobre todo imaginándola—, hay algo inconcluso, fantasmagórico. Sí, usted ronda mis días como un fantasma ronda una casa. La casa que usted ronda, señora, palpita y es roja.

¿Pero acaso existe realmente? ¿Es usted de carne y hueso o sólo un espectro? Contésteme por favor, mujer fantasma, le juro que su respuesta no me dará miedo. ¡Manifiéstese! Si no puede hablar, hágalo en clave, respóndame desde el interior de mi pecho: dé dos latidos si es real y, si no lo es, entonces detenga todo ahí adentro.

Porque aunque a usted no le temo, el silencio sí me da miedo. El silencio de no encontrarla, de jamás poder tocarla. No con las manos, pues soy manco; pero para compensar esa falta Dios me dio esta sed en los labios.

D.

a Ä.

Amarillita / güera de mis sonrisas / color de mi dicha! Bendita el ave que le arrancó ese pétalo al sol e hizo nido en mi pecho / donde antes había / solo un corazón

Tuuch ¹

A la domadora de golondrinas, zócalo de mi deseo

Llegaste un día de primavera igual que las demás flores Traías de regalo chocolates o quizá ellos te traían a ti güera de cacao nuez, semilla-sol en torno al cual desde entonces mis ojos habrían de orbitar

Llegaste un día de primavera como tren a la última estación y el verano y el otoño y el invierno todos se fueron

expulsados por ti, flor que cada noche vuelves a ser botón en el centro de mi cuerpo para abrirte de nuevo por la mañana como árbol extendiendo sus ramas a través de arterias y venas creciendo, creciendo como crece el sentimiento hasta salir por la boca en forma de un

Te quiero

Anke te quiero, nuez que traigo atravesada en el centro Nuez coliseo pozo de ángeles [ánkeles con mil rostros vistos a través de un espejo

roto Ángel caleidoscópico:

Imán Cascabel, serpentina enrollada

Valle con forma de almendra Punto gravitacional

Fuente de deseos

Nido erótico

Ojo de venado, amuleto de buena suerte, talismán (talismAnke) Espiráculo, respiradero de mi alma Copa sin vacío

Ombligo

Ahora cambio a prosa y me pregunto ¿qué habrá detrás del ombligo?

Envío un escuadrón de buzos para que exploren mis profundidades. Me dicen que lo primero que vieron fue un alma, luego un manatí y tras él una mantarraya. Más abajo, dicen, hay un sótano de golondrinas; aseguran también que te vieron, al fondo, como una rosa de agua dulce orquestando el vuelo de las golondrinas: pájaros marítimos cuyo revoloteo provoca efervescencias que suben al estómago y los enamorados confundimos con mariposas. Así es que te llevo dentro, muy adentro, en lo más profundo de mi seno —cenote —, que quizá no es más que un ojo tapiado para soñar siempre contigo. Parece extraño, acaso siniestro, pero querer es aceptar incluso eso: lo extraño, lo siniestro. El que quiere, se convierte en un pobre ciego dando tumbos a la orilla de un acantilado; el que quiere, se convierte en un condenado que camina gustoso hacia la horca.

Retomo el verso y digo que tanto los acantilados como la soga del patíbulo tienen forma de ombligo porque representan el riesgo de habitar entrañas foráneas y de alojar foráneos en nuestras entrañas: mina de sentimientos

Pero aun con riesgos te coloco

en lo más hondo que tengo En el tuétano en las vísceras en el manantial detrás del ombligo donde los buzos dicen que te vieron a ti y a mi alma ¡Qué redundancia! ¹ Ombligo en maya

Prórroga ante la muerte

No es cierto que el amor sea siempre un caballero valiente. Le teme a la muerte; la soborna, regatea con ella prórrogas, ruega que la vida alcance hasta el primer encuentro, que dure la vida lo que dura una mirada, lo que dura un beso entre parejas de manos que pasean desnudas por las alamedas, sudando ¿copulando?

El amor parece a veces una bestia con diez dedos queriendo vivir durante uno o dos minutos de silencio, tiempo en que se mueven las lenguas sin decir nada pero diciéndose amor calladas bailando un cortejo se vuelven insectos —las lenguas—, cuando danzan. Y el amor es monstruoso como las arañas:

dos manos entrelazadas: tarántula con más tentáculos quel pulpo, escribiendo en cursivas nombres compuestos Sin apellidos, porque el amor no tiene padre y mucho menos tiene madre, es un huérfano que en sus primeras etapas teme a la muerte pero conforme el tiempo avanza… efectivamente… ese monstruo-arácnido tentaculoso-huérfano se envalentona como los caballeros y los desahuciados; se envalentona dispuesto a dar la vida pues sabe, el amor sabe, que desde su nacimiento está muriendo sin remedio.Y sin embargo sobrevive por uno o dos minutos de silencio compartido. Lucha, el amor lucha, sólo por eso

por un beso.

Ascuas

Al lunar entre dos montañas

Tenga misericordia Señora naranjiazul póngase en los zapatos de este pobre deseo descalzo caminante sobre su piel Señora de vidrio roto y fuego Mire nomás a este pordieseo no precisa usted matarlo / él morirá solo Mírele el andar nomás ¡está a punto de colapsar!

I

* Ésta es la estrella alpinista que desciende para ti con un hilo atado a la cintura.

No lo ves porque no supe dibujarlo, o quizá sea un hilo mágico… Pero en verdad lo tiene, amarrado por mí personalmente como arnés de seguridad para convencerla, a esta estrella, de sobreponerse al vértigo de rappelear en el viento

* * * * * * y bajar

a cerciorarse de que nada te falte, a taparte de nuevo si sonámbula te destapaste.

II

Ésta es la estrella que envío por las madrugadas a estamparse en tu frente, pero a veces acierta falla y se derrama en tu cordillera… Éste es el lucero tibio y errante con que te digo buenas noches dondequiera que te encuentres durante las noches de soledad cuando encorseto a esta estrella usando sólo mis garras sin importar que el cordón las raspe porque no importan los daños colaterales. Sólo importa que el astro descienda como barniz sobre tu piel, te empanice de polen, te espolvoree con su alpiste y luego, con las primeras luces del alba, escale nuevamente hasta la cima azul de la montaña más alta y desde ahí me dé tus coordenadas para ir volando a descobijarte de sábanas, mantas, colchas, ropa… sin faltarte al respeto.

III

Sin faltarte al respeto quiero regar comida de gallo por todo tu cuerpo. Para después recogerla con suaves picotazos tiernos acolchonados y así despertarte cuando el alpiste que dejó la estrella aún esté fresco y yo gallo vaya mordisqueándolo poro por poro, muslos arriba, camino de la cascada emplumada y escondida.

Königin Änke

A la abeja reina de Alemania

Conoces el nombre que te dieron, no conoces el nombre que tienes. —José Saramago

¿Qué son esas dos claraboyas sobre su nombre? ¿O es acaso una aleta dorsal? ¿Una hélice? No; ¿acaso se va?, no se vaya sin primero estar.

¿Cómo se pronuncia, cómo huele, qué sabor tiene? Yo la pronuncio reina porque es lo único que sé: que las coronas van sobre las cabezas de las reinas; así es que cuando digo Änke, me hinco y digo reina de tréboles de picas

de todos los naipes y de todas las barajas y de todos los corazones [súbditos que laten por usted en mi pecho con suficiente fuerza como para cargar al universo [incluidos luna y sol. He pensado que esos dos puntos son el caballero sol y el caballero luna enviados por Dios para protegerla; sí, en esa diéresis debe estar Dios salvando a su reina.

…A menos que me equivoque y esos dos puntos sean en realidad antenas de una abeja reina / o quizás una aureola coronando un ángel

Ahora sé todo lo que significa Änke, y ahora usted también lo sabe.

Acróstico imposible, poema breve

Anke

El lápiz cortó cartucho con su único ojo buscando intimidar a esa página vacía, envidiosa, que se guardaba los versos para sí misma. Sus tacañerías hacían presa en el poeta, lo ofuscaban, perdía el sentido de las dimensiones: cada letra se veía tan débil, tan pulga… Quiso hacer un acróstico y de pronto se esfumaron las mayúsculas.

No hay mayúscula suficientemente grande para inaugurar tu nombre

Imitando la técnica con que las olas erosionan rocas, el lápiz volvió volvió

volvió a arremeter contra la hoja egoísta.

Todo intento fue vano.

En los párpados del poeta se instalaron tendederos de llanto, por las prendas que la hoja no soltaba. En la habitación del poeta, un florero deshabitado buscaba por la ventana a la orquídea amarilla que se le perdió Como se extraviaron las letras para escribirle poesía a la muchacha que era hogar, habitación, florero, ventana, flor amarilla, abeja y polinización de sus días.

Escribirle poesía buena o mala, lo mismo daba, él era sólo un poeta mortal no un orfebre lunar

Y con ese astro en cuña, cierta noche aterrizaron ¡milagro! dos líneas en el papel, dos tallos en el florero:

Si el final del amor será veneno que me lo sirvan en tus besos

Palpable ausencia

Ya no te conozco. A veces, por instantes, diez u once horas a la semana, brilla en el fondo de tus pupilas la perla de aquella muchacha que me enamoró entonces y me enamora ahora, a veces, por instantes, diez u once horas a la semana.

Procuro, como quien visita a un preso, alargar ese tiempo lo más que puedo; el breve instante en compañía de esa gota blanca, zócalo de una impermeable ostra que la custodia. Has secuestrado en tu mirada a la gota perlada y sólo me concedes disfrutarla a veces, por instantes, diez u once horas a la semana, aunque bien sabes que para mí es un elixir vital desde hace once años.

Y cuando me baño en el arroyo de sus rayos, muerdo, bebo y me embeleso de ellos, me gusta creerme artesano de un tiempo de barro fresco que puedo alargar a capricho con mis manos. Pero en realidad el tiempo no dura más —ni menos —, sigue su curso: escapa en un viaje sin escalas hacia el eterno regreso. Y yo me siento a esperar que traiga de nuevo a la que fuiste, a la que recuerdo, para poder reconocernos en ese relampagueante instante enano de diez u once horas que valen por todas.

Mientras tanto, ya no te conozco, y yo también soy otro; los dos como ríos de Heráclito. Mas puedo asegurarte que aunque las aguas cambien, el cause invariablemente me guiará hacia Emilia: la eterna perla adolescente que resguardas, fosilizada, en lo más hondo de tus pupilas circulares; como circular el tiempo, y como circular la perla por la que siempre quiero agregarle otra vuelta al infinito

[pabellón

de un momento enano que aparece a veces, por instantes, a cuentagotas, en dosis de diez u once horas semanales.

Vacante

¿Y si riego con lágrimas este lado de la cama el lado vacante de la cama demasiado ancha? Quizá crezca un jardín un árbol de diamantes un huerto de luciérnagas… O quién sabe… igual no crece nada pero se lava la silueta dibujada con estrellas malditas: alambre de púas que pican hasta dejarme exangüe Prefiero regar este lado abismal con lágrimas que con sangre Sembraré una semilla de ti en este lado de la cama le lloraré y a ver qué sale…

Creció una flor espinada que igual desgarra e igual me mata con el recuerdo envenenado de las enredaderas que anudábamos

al ocupar entre los dos un solo lado de esta cama siempre demasiado ancha

Recuerdo en el espejo

Tu imagen en mis ojos es una flor creciendo en el agua

Me conmueve enormemente mirarme de cerca en el espejo hasta el punto donde las pupilas se ensanchan y te veo durmiendo en ellas como un hada dentro de una almendra Me conmueve tanto verte ahí tranquilita / como de piedra… Al mismo tiempo que mi ojo está luchando por domar las lágrimas que amenazan tormenta

En la estación de tu mirada dos túneles justo al centro / dando en el blanco Por ellos cruzan trenes sin ventanas pues para ti el único panorama es tu propia alma

Mientras afuera hay un poeta esperando por los ojos que nunca se asoman Viste clavel negro sobre la solapa derecha y apéndice rojo bajo la izquierda

Caja de cerillos, ansia de olvido

En mi mente tu nombre no necesita pronunciarse para ser escuchado A estos ojos ya no les hace falta tu cuerpo para poder dibujarlo como un fósforo acostado en una cama caja de cerillos envolviendo a una mujer ceniza apagada marchita que intento incinerar pero parece que mientras más leña le echo al olvido con mayor fuerza quema el recuerdo como un cerillo [tú encendido dentro de su caja deshaciéndole las entrañas d e s p e d a z á n d o l a

por dentro a su caja / pobre cajita casa / refugio / contenedor / yo

Elegías

A las elegidas que no me eligieron

Mi corazón tiene un soplo Eructa tu recuerdo como quien se indigesta con mala comida Y luego todo el día la anda repitiendo

Ancianos con más vidas que los gatos (Oma und Opa)

Hand in hand is the only way to land. —The Cure

Suerte que las estrellas sirvan de alcayatas; usemos esta nube como hamaca. Si tienes miedo, te espero, pero por favor no tardes. Anda, ya lo hemos hecho antes; ven, mécete conmigo, conozco un buen arrullo y aquí hay un arpa. ¿Que de dónde la saqué?, pues de las ganas de tocarla. ¿Cómo que no la ves? Mira, ven, acuéstate, imagina que somos dos mangos bien acurrucados; pégate un poco más, recoge las piernas (—¡aaay, aaay, la reuma!), echa la cabeza hacia atrás, aquí, recárgala en mi hombro. Eso es. ¿Ya viste como sí tengo un arpa?, ahora con tu permiso empezaré a tocarte. Perdón, mis manos están superheladas; no te fijes, concéntrate en las fibras, siente cómo vibran todavía… concéntrate en el calorcito de nuestros cuerpos-mangos-gotas-de-oro que en cuanto la hamaca cede ante su peso, se convierten en gotas de agua.

Cuando la hamaca se deshilacha somos lluvia. Aguacero. Granizo. Caldo en el piso. Humo. Vapor levitando. Somos un ciclo: caemos y nos levantamos de nuevo. Anda, ya, perdóname, dame la mano, reconciliémonos, no estés así conmigo. Ven, vamos arriba, busquemos otra hamaca, anda, vamos y te apapacho. Sí, tienes razón: caeremos de nuevo, es natural después de tantos aniversarios, pero ya aprendimos a siempre caer abrazados. Eso nos ha salvado y seguirá salvándonos.

ObsiDiana

Hay momentos donde mi mente se encarga de pintarte como un gigantesco monstruo color petróleo, chorreante, con ocho brazos que no son brazos sino tentáculos cuyas ventosas están tapizadas con aguijones de veneno. Buscar tu abrazo sería encontrar la inyección letal. Por las cuencas de tus ojos se asoman dos aros como pupilas que no son pupilas sino ciegos anillos de fuego, indiferentes a mi presencia o ausencia, viendo siempre hacia adentro donde tu mente esboza la venganza perfecta, la venganza homicida dirigida hacia extintos ayeres. Buscar tu mirada sería encontrar la hoguera. El orificio bucal se pierde (desdibujándose entre los pliegues de tu rostro chorreante), sin embargo existe y en la lengua que lo habita hay un campo minado de papilas gustativas que al mínimo roce despiden millones de mambitas negras. Buscar tu beso sería encontrar la muerte.

Luego me escribes. Entonces los aguijones venenosos se vuelven fuentes multicolores con chorros de agua que bailan; los aros de fuego se transforman en anillos de caramelo; las mambas negras dejan de serlo para convertirse en serpentinas sabor postre favorito; lo que mi mente había tergiversado en una monstruosa amenaza se ve ahora como un haz que vuela de vuelta a la oscuridad de su caja de Pandora.

Finalmente nos vemos. Te percibo con todos mis sentidos y de nuevo me desengaño: el monstruo y la caja negros no eran peligros sino tú: la infinita escultura de obsiDiana; compañera estalactita que me ha acompañado once años, cuyos abrazos, besos y presencia siempre han sido para mi esmeralvaviscos, diamates (de guayaba o de membrillo) zafirobleas (uff, de cajeta), rubíes pelo rico, y demás golosinas que nunca me han empalagado, más bien me invitan a la gula y otros pecados hasta que Bueno, avísame cuando llegues —te pido o me pides. Sí; hay que vernos otra vez pronto —contesto o contestas. Beso. Silencio. Tambores que empiezan de nuevo. Suenan a miedo.

Mujer en tacones

El mar morirá de inanición Por más que en las noches se alza no logra besar los pies de su platónico amor Mujer de plata que al mar ¡ay! le queda muy alta

Tras las grietas

Es el tiempo una gran escalera de caracol ascendiendo hacia un techo abierto A cada peldaño tiramos vivencias que conforme subimos se van encogiendo Sin embargo nada cambia / todo cicla y aunque hoy sea nuevo el día sus opciones de clima son las mismas que ayer y mañana

Quien busque habitar expectativas aprenderá a caminar sobre ruinas Somos sólo lo poco que alcanzamos a recuperar de entre nuestros escombros Queda eso sólo eso y Éso es todo

¿Puede uno acostumbrarse al vacío? A esa piel que se enrolla hacia adentro

como papel ardiendo / como existencia calcinante ¿Es posible pactar con una presencia omniausente? (a masturbarnos llorando debemos aprender, debemos aprender…)

Hasta ahora sobreviví a todo la inmortalidad se esconde tras nuestras grietas / La inmortalidad es una colección de corazones rotos

Perdí el miedo / no necesito dormir más con la luz encendida / por favor vida apágala cuando salgas Sobrevivo con el corazón roto he sobrevivido a todo

Capítulo segundo Con / dolencias

Auxilio

Se oye la habitación respirando pero no puede ser nadie vive aquí

No voy a pedir perdón ni gritaré por auxilio

Si tan sólo me hubieran advertido que así seria el silencio total la tierra muda

los gusanos las hormigas…

Sí, tan solo

pero no voy a pedir perdón y mucho menos auxilio

Lágrimas antigravedad

Otra vez me encuentro sonriendo. Mis dientes son barrotes en esta cárcel de sonrisas fingidas donde soy un preso condenado a cadena perpetua. Apenas llevo veintiséis años cumpliendo mi sentencia pero ya no lloro desde hace tiempo, ahora sólo exijo respuestas: ¿Adónde van las lágrimas no lloradas? ¿Se ahogarán en los pozos del alma?, ¿serán incineradas por el dolor que incendia al plexo solar? Lágrimas ahogadas, lágrimas incineradas…: hipótesis ridículas. Casi tanto como el sinsentido de caer y levantarse para volver a caer; y nuevamente caer... sin dejar de sonreír. Un rizo letal orquestado por la insistente estupidez y la esperanza psicótica: dúo criminal, infatigable, que se divierte alentándome y prometiéndome que esta vez sí me nacerán alas en cuanto salte al precipicio cotidiano. Quizá la mejor estrategia sea darles la espalda a estas dos alimañas; una retirada táctica. Tal vez eso hacen las lágrimas nunca lloradas: evitan caer, se baten en retirada y se marchan lejos, muy adentro, adonde no llega ni siquiera el recuerdo. Allá donde se evaporan juntos las lágrimas tan agotadas de llorar, los ideales tan hartos de fracasar, y el sentido de una vida tan decepcionada de estar viva.

El crepúsculo y sus amigos

Sentado en este love seat monoplaza con vista hacia la calle observo cómo un sol moranja acaricia los sillones de la sala (y no hay nadie a mi lado) Una mosca toma impulso para arremeter a besos contra la ventana toma impulso pararremeterabesos contra la ventana toma impulso… (y no hay nadie a mi lado)

Nadie mientras los pájaros se acompañan de vuelta a casa tomados de las alas Nadie cuando los niños salen risayrisa de sus clases de piano o de guitarra Nadie en los paseos de los amos arrastrados por sus xoloescuincles Tantos humanos domesticados tantos… y ninguno a mi lado

Conmigo sólo queda un fantasma del ermitaño que soy desde niño Ignoro si infancia es destino

pero a estas alturas [igual que la peste ya no distingo si estoy solo porque todos me dejaron o lo estoy porque yo alejé a todos

Retracto hablarlo

23:02 Estación de Policía: Me trajeron aquí porque afirman es importante denunciar los crímenes. Papá no deja de repetírmelo, quiere que les hable a los oficiales sobre mi secuestradora para que puedan buscarla y someterla a juicio. Mamá intenta ser menos dura y me propone, en tono dulce, que si no me inspiran confianza los policías que apestan a tacos y cerveza, me acerque con el psicólogo que se ve más profesional, según ella. Los oficiales, por su parte, aunque no dicen ni pío (ni oink), con el puro gesto corporal revelan que les urge finiquitar el trámite para irse a seguir la borrachera.

Yo no salgo del mutismo, sólo siento a mi captora y pienso:

“¿A quién voy a decirle que estoy triste? Puedo decírselo a todos, publicarlo en el periódico, tatuármelo, e incluso así nadie sabría. Soy el único que conoce esta tristeza, sólo yo conozco el color de mis sabores y el aroma de mis sensaciones. No hay quien pueda conocer un rostro mediante retratos hablados, tampoco ha nacido aquel psicoanalista capaz de percibir una tristeza descrita con mímica:

tiene cabellos de serpientes ojos de lagarto rostro de mil monstruos monstruo de mil rostros

¿A quién entonces podría decirle que estoy triste? Si esta tristeza es sólo conocida mía, y para denunciarla tendría que contagiarla”.

La única vía para vencer los miedos es invocarlos, dejarlos entrar, instalarse, acostarse en la cama principal, servirse nuestro café y nuestro pan. Los locos no temen a la locura ni los payasos a las burlas. ¿A qué más le temes? ¿Qué más ya eres? ¿Temes acaso a la muerte?, entonces eres el primer nido temeroso de los huevos que carga consigo.

Carta a la (des)esperada

Querida mía:

Confieso que muchas veces he dicho odiarla, que ya no la espero. Incluso a veces voy más allá y digo que ojalá nunca viniera. Son momentos de flaqueza en que los rumores de tantas lenguas logran envenenarme pensamiento y sentimiento. Lenguas que hablan nada más porque pueden, porque les sale gratis, pero en verdad de usted nada saben ni podrán saber hasta no conocerla en carne y hueso… o acaso en puro hueso. Bajo embrujos de lenguas malsanas sucumbo y le escupo toda clase de improperios, pero bien sabe que miento, que para quererla me basta la antiquísima memoria que de usted tengo. Hace ya tanto tiempo de eso, que más que recuerdo lo siento como intuición o invento; quizá sea yo el fabricante de tal remembranza… quién sabe, lo descubriré a su vuelta, dependiendo si logro reconocerle o si en cambio me resulta desconocida. En todo caso, estaré dichoso de verle: cualquiera que sea su apariencia, portará consigo mi boleto de regreso a casa, y por eso de antemano le agradezco.

Disculpe tantos momentos en que la he odiado, y tantos más en que he de hacerlo, bien sabe que tan sólo soy un mortal, pero con todo y mis blanduras, en lo más honesto de mi ser todavía la espero. Qué más daría yo por tener el valor para defenderla abiertamente, para ser su fiel escudero… Lamentablemente no puedo, me lo impiden mis amarras a ciertas convenciones. Pero usted que está libre de toda cadena, por favor no me desampare, no me olvide ni me deje aquí solo, haga oídos sordos a mis blasfemias, sobre todo ahora que mediante esta carta le confieso cómo aún la espero, dueña de mis esperanzas, pues detrás suyo vienen la expiación y el amor: usted es la única capaz de salvar vidas, la niña de tantos ojos ciegos que la elevan hasta lo más alto, hasta los cuernos de la luna que camina siempre junto a usted como guadaña fiel.

Inevitablemente suyo, .

P.D. Si la amo tanto es porque nadie más ha podido igualar la lealtad ofrecida por usted.

El sol volverá a salir mañana a pesar de que mis párpados se encuentren cerrados con candados de lunas eternas. Los astros me habrán olvidado; seguirán concentrados en su romance con las mareas, también inalterables a pesar de mi naufragio. Y el silencio subterráneo palpitará para recordarle a mis sordos oídos el orden subyacente que trascendió mi presencia y ahora trasciende mi ausencia.

Esto no es un poema en prosa, es un velorio en verso

Ah… (suspiro). Ante la ominosa ceremonia de las familias amputadas que se reúnen para llorarle al miembro fantasma, yo siempre me devano los sesos pensando ¿qué me deparará, cuándo se me acabará el destino? Esa araña constante e infatigable hasta el día que se cansa; ese insecto acerca del cual, bah, no sé nada. Y por lo tanto sé que es inútil todo este atormentarme, este construirme siempre el peor escenario. Debería ser suficiente saber que cargo conmigo un arma de besos desenvainada por si acaso, y que no dudaré en usarla porque a besos puede solucionarse todo. La muerte te mata a besos; un buen ungüento de beso palia el dolor de vivir por bastante rato; hay mujeres que sólo a besos entienden, y ni modo, hay que dárselos. En fin, no hay persona que se resista a este soborno, es cuestión de traer un buen fajo de besos en la boca y listo, todos sucumben, nomás es cosa de llegarles al precio.

Ah... (suspiro de nuevo). Pero aun así es aciago este espectáculo que observo. Me asombra ver cómo nuestros muertos —¡nuestros propios muertos!—: carne fría de nuestra carne, sangre coagulada de nuestra sangre, de pronto cambian de bando para convertirse en asesinos nuestros. Porque al partir, algo se llevan; cachos de nuestra piel; cada muerto nos desuella un poco. Y todos vamos muriendo de lepra: se nos secan los ojos por tanto dejar de verlos, los brazos por no abrazarlos, los te quiero se vuelven jirones colgando en los labios, nuestros pies son un par de ebrios que no saben por donde caminan y por eso caen finalmente, irremediablemente. Caen al subsuelo, donde están nuestros muertos. Pero cuando al fin llega el reencuentro, ya no están ellos ni estamos nosotros.

Ah... muerte, dudas sobre la muerte, especulaciones sobre la muerte. Muerte, muerte, muerte…, una de dos, una de dos muertes: llévame ya o déjame en paz. No, mejor sólo llévame, da igual. La tierra es de quien la trabaja, y al cabo de

una vida cavándola, no puedo sino reclamar lo que por derecho me pertenece, el único patrimonio mío y de todo ser vivo.

Último día

No lo entiendo en serio no lo entiendo es apabullante tanta necedad

Eres una niña mimada con regalos inmerecidos Caramba se te construyeron islas [algunas paradisiacas planeadas para satisfacer todas tus necesidades y caprichos

Enumero con los dedos: 1 se te instaló un trono 2 se te sobrepobló de súbditos 3 de fieles que matarían por defenderte 4 que te seguirían hasta la muerte

Y aun así, ingrata, das media vuelta y partes traicionando a tu patria como si nada Sin siquiera voltear la cara para despedirte de tus islas cuando están en cama agonizantes desahuciadas

Ojalá las tristezas fueran orgasmos: intensas pero breves, brevísimas, semiaccidentes. Fugaces excepciones a las reglas que gobiernan la existencia. Una muerte chiquita en vez de una muerte interminable que no acaba de concretarse porque el cuerpo donde habita sigue con vida.

Melancolía sin aura

Sorpresa conocida; asaltante familiar; pariente ajeno, egosintónico y egodistónico al mismo tiempo. Llega de repente, anunciándose en los cafés, en el consumo de algún cigarro, en la conversación, en la lectura de un libro o en la mera contemplación inmóvil del vacío. Su anuncio no son, como en la migraña, manchas coloridas desfilando frente a un ojo; su anuncio llega ya que se instaló: turbulencia en el alma, presión baja, se huele la muerte y el absurdo del mundo, se escucha el arpa de los sueños inalcanzables. Así llega esta visitante inesperada pero bien acogida por ser de la familia. Melancolía: siamés de mi vida, mismidad mía engarzada con la enajenación también mía. Los días que pasas hospedada en mis entrañas el tiempo se me va procurándote ofrendas; tras tu partida, mi tiempo se convierte en un ánima huérfana esperando tu regreso.

Crónica de (otro) naufragio nocturno

Una bengala de auxilio vuelve a rasgar la oscuridad. Señales de fuego se consumen en silencio. Ambos son recursos gastados, aspavientos nocturnos hechos frente a un público ciego, zombie, en simulacro de muerte, para revelar la ubicación de mi naufragio. Después de tanto tiempo esperando un rescate, ya no sé si el rito todavía lo hago para ser descubierto, socorrido, acompañado... o para recordarme a mí mismo que existo, aunque desterrado del mundo [durmiente y lejos de cualquier ser vivo [en proceso onírico. Alejado, pero quizá pariente de ellos. Pues curiosamente, mientras no duermo, mi cerebro mecanografía sueños.

Pantera negra

Enemiga invisible con nombre propio, sin duda esta mujer existe. Pantera con alas negras que se reproduce {reproduce sin miramientos {reproduce sin miramientos pone millares de huevos.

Quisiera defenderme de ella, oponer resistencia Pero no hay luz que recorte su silueta, buscarla es mirar una noche honda [insondable sin luna, sin estrellas.

Quienes la han padecido saben de sobra que en momentos así, se sufre, inunda la zozobra.

Bien lo sabemos quienes hemos luchado contra esta enemiga invisible y omnipresente, contra esta felina nocturnadiurna, contra este demonio asfixiante que no se nos despega ni de noche ni de día. Contra este dolor que acompaña siempre.

Femme Fatale cuyo hábitat eres tú o soy yo; selva laberíntica llena de fieras negras y desgraciados a quienes el paraíso nos fue negado o arrebatado. A cambio, un calabozo hermético sin fondo ni salida [no hay arte que salve ¿cuándo se han visto puertas en la selva o salidas de emergencia? De ella no se escapa ni muriendo: cuando la sentí ya estaba muerto con el corazón latiendo.

Me enfrento a una enemiga incorpórea, contra ella toda lucha es en vano; no hay escape de este calabozo de Soledad perpetua, Mujer homicida sin curvas ni geometría; el Sol en su nombre es una broma ominosa [que no motiva risas.

Esta posesión demoniaca y carcelaria, sin posibilidad de exorcismo, vacuna o quimio, no se la deseo ni a mi peor enemiga. …Ella, al menos, tiene mi compañía: soy nido, asilo y recinto [quizás hasta hijo de esta pantera negra que me eligió compadre [Black Panther/Black Partner bajo todo sol que no he visto en todas mis soledades que he sobre-vivido.

Padres ustedes que me dieron la vida me hubieran preguntado antes si acaso la quería

Naufragios

Horrendo escenario es morir a solas en medio del mar. Sin siquiera un Dios a quien llorarle que no hay nadie para enjugar las lágrimas ahora que las manos son dos trapos que ya no secan pues están empapados después de llevar años y años secando inútilmente el agua de un grifo al cual cerrará sólo la piedra que selle el sepulcro. Aun así, las lagrimas que ahogan no son las brotantes sino aquellas que permanecen dentro. Este cuerpo es un bote hundiéndose lentamente. Naufragar es morir sediento en medio de agua salada; se muere en el llanto igual que en el mar.

Cascarones

Durante el año 1944 apareció en el fondo del océano la coraza de un barco militar que a torpedazos se convirtió en submarino. Al verlo, un pez comentó con su mujer —Mire chula, ¿cómo ve si nos mudamos a ese terrenito?, ahí sí cabemos con todo y los niños.

Así como de un barco hundido hacen casa los peces, todo reverdece. Todo es un beso renaciendo con cada nuevo movimiento; digo que el universo es un beso, tremendo besote expandiéndose, contrayéndose, muriendo y resucitando entre telarañas de baba: viscoso estambre tensado por hombres y mujeres artesanos del mañana.

¡Entre labios se trenza el destino! y la vida hace metástasis yendo de una boca a otra, porque después de todo ¿qué es un beso si no cavar un túnel hacia otro cuerpo previendo que algún día nos hundiremos?

Y cuando eso pase, los gusanos como los peces al barco; los gusanos, peces terrestres, nos encontrarán en el fondo y uno de ellos dirá a su mujer

—Mire chula, ¿cómo ve? ¿Le gusta ese terreno?

Y convertirán un cuerpo morado en una hermosa morada.

Aquí, en alguna parte, hay una gotera. A través de ella todas las tristezas me penetran.

Cada día sensancha más La gotera y la tristeza.

Despedida No. 2018

Like every single tree reach for the sky… —Angels & Airwaves

Muchas gracias por la invitación, forastero, pero no podré asistir a mi festejo este año. Porque me largo. Este año nos largamos. Adonde se largan los árboles desde el momento en que son plantados; tal vez no quieran quedarse esperando algo que no saben ni cómo ni dónde ni cuándo; como quien se cruza por la calle con la persona que busca, pero no se da cuenta porque no la conoce y nunca sabrá que era ella. Yo tampoco quiero quedarme plantado, sólo veo sombras que pasan sin saber si son esperanzas, matarratas o fantasmas. O nada. Estos días se han convertido en bosques de nada, laberintos de saudade.

Aunque las aves acuden a rescatarme, soy un espantapájaros, espantamamíferos, espantapeces, espantaroedores, espantainsectos, espantatodo.

No parece haber salida, por eso me largo este año. Por eso quemaré el laberinto. Es la única manera; los incendios suelen ser la última esperanza siempre y cuando quemen hasta la última esperanza. Ésa es la finalidad de los hornos incineramuertos.

Siendo humo haré una ofrenda al fuego. Ser humo es la vía más rápida para alcanzar el cielo. No me crean a mí sino a ellas, a las manchas de helio [mal camufladas entre sombras extraterrestres; manchas de otras galaxias, como los suicidas: entes raros que bajan a hablarme entre susurros, entre sombras como ardillas que cortan bellotas a deshoras. Bellotas cayendo sobre mi techo, un concierto, un chaparrón en constante repiqueteo plac, plac, plac… a martillazos cada noche Enloquezco.

Adiós, forastero.

RIP

No hay caminar después de gatear este tránsito es pecho tierra gateando con tijeras un lento despeñar.

Caes

abajo te reciben todos los bisabuelos del mundo cantando, vitoreando, porreando: ¡rip, rip, hurra! Por fin a descansar.

Melancolía

Este sentir el dolor de la pérdida sin conocer al difunto es a lo que los psicoanalistas llamaron melancolía. Un crimen perfecto, sin huellas; un cotidiano suicidio por muerte natural; el criminal no dejó rastro en el lugar de los hechos, no hay lugar, no hay siniestro, no hay criminal, no hay crimen, no hay cuerpo que velar, no hay nada. Y sin embargo, esa doble negación rebela que si no hay nada por lo tanto hay todo. Hay un dialecto adentro de la piel, una sacerdotisa hablando en un idioma extranjero, ininteligible pero perfectamente audible. Una misa negra dentro de una capilla construida con piel, huesos y vísceras humanas. Una secta asesina perseguida por la enloquecida policía que no entiende cómo el criminal —o criminales— se las arregla(n) siempre para dejar la escena limpia. ¿A quién pertenece el cuerpo? ¿Quién es el difunto desconocido cuya pérdida nos duele tanto?

Tal vez sí lo conocemos. Tal vez está escondido detrás de algún muro. Tal vez sea suyo ese olor putrefacto que despiden los espejos.

Otra vez

Otra vez aquí. El día es un gran pulmón al que entro incorpóreo, ligero. Soy solo aire y el día de mí se nutre, se oxigena, me absorbe, me desintegra inhala exhala

Quedo a la deriva

deambulo sin saber quién me mueve (¿quién mueve al aire?) Algún caricaturista / algún anticristo que hizo de mí un personaje El Personaje del Aire Del Triste Semblante que acaba siempre murmurando a gritos al final de cada día, de cada una de sus travesías:

Otra vez aquí, hoy tampoco fui feliz.

Negro es el lucero

Todo pasó tan rápido. Estrellita, estrellita, pino del cielo, perchero donde colgué mis sueños.

Estrella marina sumergida hasta el mero fondo después de tantos pisoteos, ¿dónde quedaron mis sueños? Los necesitaba para abrigarme del gélido viento que empuja inclemente; que se instala tras los huesos.

Necesité cubrirme de sueños para que no me doliera el viento.

El viento que nada, hace remolinos en las aguas

para sepultar con arena los percheros-estrellas-esperanzas. Fue el viento quien las tiró del cielo, y no contento con ello, quiso también ser su sepulturero. Viento glacial, helado, hueco… viento de nada. Duele tanto, que me sorprende sea nada… ¿acaso también porta guadaña, igual que La Otra Nada? De esa Otra tengo apenas un vago recuerdo; parco, digamos. Pero su sabor no me abandona

Y al degustarla todo se resquebraja, llegando a ella, incluso la poesía pierde motivos:

Un paladar recuerda más tiempo una onza de nadanja que una de todonja.

El viento usó pasamontañas para asaltar el banco de la esperanza, y en algún lugar —en medio del alarido de los heridos y el llanto de las alarmas— se oye, casi se escucha, una estrofa que pregunta por qué.

¿A quién le pregunta? A la nada; a los días en que un pulpo se aferra a mi cara, escupe tinta, y ennegrece todo. Negro es el lucero. El azul y los colores pintados por estos ojos-acuarelas son espejismos; si me los arranco veré bien, veré el negro absoluto, la geografía sin linternas. Negro es el lucero de la nada, del absurdo y de la muerte. Me preparo para la segunda parte mientras a mis espaldas alguien —un testigo parecido a algo mío— narra el asalto al banco de la esperanza. Narra que todo pasó tan rápido y sucedió en mis manos. Narra cómo el dolor mató a los heridos. Y narra cómo de dolor moriremos también los sobrevivientes.

El dolor nos enterrará a todos.

¿Vivos?

Prohibido mencionar la palabra puta

Tantos poetas, filósofos, médicos y peatones han hablado sobre la muerte. Todos nerviosos, todos sudando, todos entregándose a la misma puta. Todos ofrendando su vida a esa puta malagradecida e insaciable que toma la ofrenda y de paso al que la ofrece —¡putísima puta!—: Coge los chocolates, la caja, la mano que sostiene la caja, el brazo que le sigue a la mano y así hasta no dejar nada. Todo se lo traga; es una putada. Si de casualidad hubiera por aquí algún poeta, filósofo, médico o peatón hablando sobre ella, le recomiendo seriamente que en vez de andar siguiéndola como perro con el pensamiento, mejor la mande a la mierda, de una vez, más vale cortar por lo sano antes de que otra cosa peor pase. Esa puta no vale la pena, esa puta es fatal, está reteflacucha y además huele mal.

Tierra y libertad

Me da miedo perder el control de mi cuerpo, dar un giro en falso, demasiado brusco, calcular mal y perder el equilibrio. Es una fobia, un temor absurdo… o tal vez no tanto: a fin de cuentas descanso sobre una cuerda floja. ¿Y sí me caigo? El día que caiga de esta cama, seguiré cayendo tierra adentro. El día que caiga de esta cama me va a valer madre y seguiré durmiendo abajo, en el subsuelo. Nada más por favor ahí les encargo que alguien me cubra con una sabanita o con una lapidita para que no me entre el viento y me vaya a resfriar. O peor aún: a despertar.

El silencio que callaremos

¿Cómo será ese silencio por dentro? Por fuera pálido y tieso, pero ¿por dentro?

El día que la casona cierre sus puertas después de años de fiesta y movimiento; cuando el bombero del uniforme rojo se detenga y exija su jubilación tras tantas jornadas, larguísimas jornadas sin descansos ni asuetos.

La casa, la fábrica, la cava… tantas cosas en silencio. ¿Cómo se verá por dentro, aún amueblada pero ahora deshabitada? Se debe escuchar, ese silencio nuestro, como un eco rebotando por paredes y recuerdos en cuerpos ajenos.

Giros inesperados

Decírmelo fue entregarme un florero que guardé del lado izquierdo de mi pecho. Flores amarillas, ocho rosas amarillas recordándome tu primer Te Quiero.

Bajo esa silueta escondes un dulce de pera. Y el sexo… ¡ah, el sexo!… el placer eterno entre relojes descompuestos. Tu silueta esconde una mentira piadosa que me cuento, porque no existes, eres un invento, un engañarme pensando que alguien podría estar junto a mí. Pero nadie hay aquí, y ya no queda más. No hay nadie ni nada más que me haga quedarme. Una mujer delgada pasó en mí como una silueta. La llamé Vida, en tu honor.

Y ahora la llamo levantando la mano, muy educado, como niño que termina su examen, alza la mano para informarle a la maestra que terminó y preguntarle si entonces ya puede retirarse.

Productos malsanos

La peor traición hacia una madre es pagarle el milagro de la vida con la maldición de un cáncer Deslealtad de células propias atentando contra el cuerpo que las cultivó

Nada peor que sentirse un hijo maldito [falto de virtuosismo Ser —sin quererlo ni poder evitarlo— un terrorista genético / un tumor maligno creciente inextirpable e intocable por hallarse al centro del corazón materno

Poco o nada

Vi su mano cayendo despacio La vi quedarse inmóvil / entreabierta como quien a regañadientes suelta la vida pues tenía ganas de quedársela otro rato

Poco o nada importan las ganas después de todo después del tiempo

Capítulo tercero Área de juegos

Noche cualquiera

Llega cansado a casa. Sin desvestirse se arroja encima de la cama e inmediatamente entra en un sueño profundo. Al momento en que su cabeza toca la almohada, sale de ella un gran árbol luminoso color rosa mexicano; sobre el árbol va corriendo una ardilla vestida de obrero. Conforme el animal corre, el tronco del árbol va alargándose bajo sus pies, sirviéndole de camino hacia una inmensa pirámide ubicada en el cielo. Ingresa; al poco tiempo se le ve saliendo de una especie de estacionamiento en una especie de auto volador propulsado por llamas superpotentes. Se dirige al espacio exterior. Aterriza en cierto planeta; la ardilla llega a casa exhausta; saluda a su esposo; se asoma al cuarto de los críos y besa sus frentes. Después, anuncia que va a dormir pues al siguiente día la esperan temprano en el trabajo. Amanece. La ardilla vuelve a vestir su uniforme laboral, desayuna y sale con dirección a la Tierra. Hace escala en la pirámide, donde estaciona su auto y luego salta al tronco del árbol que sigue ahí, pero se va evaporando conforme ella se dirige a la cabeza del humano dormido; una vez dentro de ésta, el árbol desaparece. La ardilla entra a su oficina, que consta de una gran rueda, un foco colgante, y un televisor de sueños que deja encendido cada vez que termina su jornada. Al comenzarla, lo apaga, hace ejercicios de calentamiento, trepa a la rueda y comienza a correr. Esta carrera provoca que el foco se encienda nuevamente, el humano despierte y pueda empezar otro día cualquiera.

No existen los monstruos

sólo el mundo

Casi nunca nos acordamos

que a diario interactuamos con moribundos

Todo lo dicho sobre la muerte

es chisme y prejuicio

Duerme conmigo

Para libre interpretación (exceptuando a los obispos)

Por callar un sentimiento he muerto

por amarrarlo por silenciarlo

Una página en blanco

se me pudrió adentro y he muerto

[Largo silencio]

un minuto representando todos los silencios

todo por no decir te…

Y ahora, la voz de un muerto

¡qué remedio!

Para decirlo, propongo un juego: Vaivén

Primero, va: te quiero; ahora tú ven

acuéstate aquí róbale el sitio al frío.

Ven, prende la luz

Ven, te hago campito

Ven, [chico, aunque suene retorcido]

Ven,² ² El título es también la frase final.

(S y la b c)

Así es que me acusa el resto del cuerpo Bien no voy a negar los cargos están en lo cierto:

Sienten mucho digo poco Podría decirse que sólo expreso los paréntesis de sus sentimientos Es decir (miento) o sea los mutilo No a ustedes sino a sus sentimientos no por mentirosa sino por omisiva esque sólo digo lo que será bien visto y eso suele ser lo más poquito El resto lo devoro y queda en el calabozo por eso alguien dijo Yo es otro alguien cuya _ _ _ _ decía mucho más de lo que yo digo pues en verdad digo muy poco

tan poco que me comí la ene del mundo para conocer los tesoros del mudo —¿Cuál mudo? El mudo sin ene de mundo Señoría —¡Ladrona hipócrita y cacofónica! ¿Por tantas os? Entonces sería popofónica… pero es cierto soy inmunda y también medio muda porque digo mucho sin pronunciar sentimientos Son mis tesoros, por eso los guardo aunque de tanto guardármelos ya tengo dientes dorados Aun así ustedes sienten mucho y yo expreso muy poco Pero no me echen sólo a mí la culpa ¿saben cuándo empezó toda esta cobardía todo este hablar entre paréntesis? El día que me encerró El Comisario bueno en realidad no fue él [yandotravezmintiendo sino sus secuaces

Las Comisuras Las Malditas Comisuras!

Instrucciones de supervivencia

Mientras más muerda el dolor más pellizque usted la pluma

Jardín japonés

Causa más miedo un lecho sin anhelos que el de los muertos

Entre la lluvia y el sol que por ti siento nace un arco iris

[Al 19-S y sus héroes caninos:] Rara ciudad: se alebrestan las aguas, y emergen perros.

¿Qué es lo que se oye? / sirenas bajo tierra / cantos del tiempo

Por donde pasan el traje y la corbata se pierde un niño

* En los colmillos del sueldo y las empresas piel de albedrío

No hubo mañana / en Aokigahara / siempre tinieblas

No son los virus ni tampoco los vicios Mata vivir

Tras el desastre vivos traumatizados muertos serenos

Deja la cruz ya es tiempo de hacerte hombre niño Jesús

Las soledades aunque inquilinas fijas

no me acompañan

Tal como el hombre cuando un sauce no llora es porque ha muerto

Tras el amor se quedará alguien solo con su tormento

Todo en derredor (bolero de Javier)

Despertar de nuevo. Lunes. Lo primero que se le ocurre es que tal vez sus ojos tengan alguna especie de interruptor que al subirlo echa a andar de nuevo el mareo, el insistente mareo que lo azota cada mañana y lo obliga a cerrar los ojos con fuerza para protegerlos de los rayos que penetran su recámara. El despertador suena de nuevo; insistirá cada cinco minutos mientras no oprima el botón “desactivar”. Lo oprime; se sienta al borde de la cama y observa una pantufla durante largo rato, como esperando ver revelada la esencia del universo en esa felpuda marrón. Son las nueve de la mañana. Cuando por fin llega a la cocina son nueve veinte. Lo primero es sacar la pastillita lila que espolea a su corazón a seguir el ritmo cotidiano, beberla, echar agua y café en la cafetera que casi nunca se lava porque no tiene caso: al fin siempre se le echan y echarán los mismos ingredientes, no hay riesgo de que algún sabor se mezcle con otro como sucedería con la licuadora o el resto de los electrodomésticos. El antojo de waffles no se saciará porque en la caja ya no queda ni uno. “En la tarde voy por más”, se promete, y luego busca algún premio de consolación. Encuentra una caja de cereal donde se lee “hojuelas de miel escarchadas”, acepta el trueque. Se sirve y lentamente va a la mesa de todos los días. Coloca el platón de tal forma que no haya peligro de salpicar algo importante, mueve algunos papeles, un par de aparatos..., y en el acomode se topa con el viejo cuaderno azul donde solía hacer anotaciones sobre temas que le interesaban. El último fue Afganistán: cuando estalló la guerra, notó que hasta entonces jamás había escuchado mencionar aquel país. Inmediatamente lo localizó en su globo terráqueo, buscó la enciclopedia e hizo anotaciones de los datos que más llamaban su atención. Prácticamente copió todo lo contenido en la enciclopedia. Siguió paso a paso el curso de la guerra en noticieros, periódicos y conversaciones con su esposa. Incluso aprendió a decir algunas frases, llenaba planas enteras con palabras y su pronunciación, luego se hacía pasar a sí mismo al pizarrón para construir enunciados con las nuevas palabras aprendidas; a mediodía ya no quedaban más gises, pero por la tarde compraba nuevos para poder continuar. De no ser tan evidentemente mexicano, cualquiera le hubiera

creído que era afgano, sobre todo cuando “salía” el tema en alguna conversación y él se enarbolaba en los colores de la bandera negro rojo y verde para decir que “ojalá a esos gringos de mierda algún día alguien les enseñe por la mala a no invadir países; bien merecido lo tienen”. Después acabó la guerra, y con ella su último interés. A veces le pegaba la superstición y se convencía de que por involucrarse tanto había terminado damnificado. Pero en el fondo sabía que la muerte de Lili nada tenía que ver con los conflictos mundiales, sino se trataba de una simple coincidencia. “¿A dónde se habrá ido esa hambre de conocimiento? ¿Y dónde dejé mis lentes?, caramba, los necesito para encontrarlos”, se cuestiona mientras da una cucharada a su desayuno y palpa la mesa. Cuando por fin encuentra las gafas, coge el cuaderno azul y comienza a hojearlo. Se remonta al tiempo cuando siempre hallaba algo que estudiar, cuando los renglones eran inacabables: siempre había un renglón seguido de otro, un cuaderno en fila esperando ser rayoneado, y un asunto listo para ser exprimido hasta la última gota. Eran recursos inagotables hasta que se agotaron porque él se agotó. Mas no puede abandonarse así de fácil; menos ahora que se le revela en todo esplendor su apatía. El resto de la semana lo pasa atento por si algo acapara su atención como antes tantas cosas; pero nada logra cautivarle. Todo es un loop del mismo son, un bolero de Ravel, un bolero de Javier: Despertar, marearse, ver a través de la pantufla durante horas, tomar la pastilla del corazón, preparar waffles o cereal con café, ir a la mesa y matar ahí todo el día leyendo el periódico, extrañando a Lili y a los años en que fue alumno por gusto propio. “Todo es siempre lo mismo. Mis mayores aventuras suceden cuando se acaba algo y tengo que salir a reabastecerlo. No hay nada más; no me queda nada qué mirar; estoy solo, atrapado en un rizo interminable que se trenza a sí mismo durante el día, se rompe en la noche y recomienza por la mañana. Igual todo, absolutamente todo en derredor: recomienza el sol, el mareo, la nostalgia...” Hace una pausa. “Recomienza el sol”, repite; y entonces va por su cuaderno decidido a ser aprendiz del sol.

Imaginarium

Sé que no faltarán escépticos descreyendo, pero ayer vi cómo un escarabajo [jarioso y travieso les subía las faldas a las montañas.

De antemano sé que habrán escépticos, y no me molesta. Digo lo que digo porque sé que a los escépticos les arrebataron las alas de la mirada. Les falta el ave que alza vuelo para traer noticias de tierras muy muy lejanas como la infancia Isla remota por loca de remate, por loca de atar, por ser testiga presencial de las honduras más profundas, añejas y hondas como el baúl donde yacen los juguetes desperdiciados, arrumbados, viejos, empolvados… Tan en desuso que hay quienes por perdidos los han dado. Pero no, escépticos. No, seres que viven como pene circuncidado: presumiendo la cabezota y deshaciéndose del suave manto de su infancia. No, asépticos. No,

muñón de humanos. No, desollados del suave manto; desollados de su ave, de las alas en la mirada. No, escépticos, ni los juegos ni los juguetes se perdieron. Con amnesia de infancia, los únicos perdidos son ustedes.

Almenas sur realistas

El que no va más allá de las palabras no sabrá del silencio, esa zona más amplia y noble que la muerte. —Vicente Quirarte

Castillo guarida del dolor torres con almenas muslos por ser una fortaleza de piedra romper el bloqueo dejar fluir los dedos que vayan por el camino que prefieran que sigan su estrella que se ensucien largo y tendido de horribles adjetivos malsanos que se corrompan en la calle del antepresente,

compren putas sin moral, con dobles verbos se infecten de bichos graves, agudos, esdrújulos ¡sin escrúpulos que se cojan al teclado una y otra vez duro contra el teclado por siempre y después la cabeza es una termita radioactiva una escopeta abuelita, una escopeta! las piernas abiertas el libro se construye ladrillo por ladrillo como dos perros conversando aquí pueden conversar los perros y los monos bailar los cocodrilos los cocos los drilos

los marihuanos los redondos los triangulares todos caben todos conversan y a todos se les despierta algo ¿me quieres? ¿me extrañas? ¿qué sientes cuando no estoy? Me voy abajo y abajo Nada está pasando, somos no somos ¿qué somos? ¡La televisión! no quiero saber prefiero intuir ¿o huir? adivinar qué ocasionó al Big Bang debió explotar una gran letra para poder decir todo el universo compuesto por todos los abecés

y Dios hasta arriba vigilando las galaxias para que nadie se masturbe ni aquí ni en uranus [risas / jajajás]

Ahora, serios imaginemos que no existe todavía la Biblia Que alguien acaba de inventarla ahoritita mismo bajo sobredosis de musarañas y la manda a una editorial ¿Se la publicarían? ¿En manos de los que se juran Jurado Editorial estaría evitar una religión con su respectiva inquisición? El escritor de la Biblia fue más creador que Dios, sin lugar a dudas: él sí creó por lo menos un universo. ¡Pum! Big Bang! Gran embestida de los dedos a las letras del mal escritor a la literatura cuando todo falla sin embargo el castillo de las teclas es la única fortaleza la única

para ver al mundo a través de sus almenas salvavidas por ahora, sólo por ahora las letras son el pegamento defensor contra la aspiradhora que ruge TICTAC

Tarot

Cliente (a las cartas): ¿Alguien escapa de la locura? Cartas: Joto, As, Joto, As, Joto, As… J,A,J,A,J,A... JAJAJA…!

Hacerte un collar de besos

desnudarte por capas como a una cebolla

que un poema mío fuera la trama de tus sueños

darte un beso de lejos cada noche, como se los dan los balcones

tan simple y natural como las flores

Yo quise darte a diario un ramo de cien pétalos

creí que querernos sería sencillo

clavarle un alfiler a una mariposa aterrizando en el cielo

lo creí nomás porque para mí quererte fue sencillo

incluso entre largos silencios te quise

incluso entre largos silencios te quiero

muchacha linda, muchacha encinta

en tu ombligo empieza y en tu espalda termina

lo único infinito que construimos.

Perspectivas

Ruidos ruidos a las tres de la madrugada, la hora maldita, preferida por los condenados. Saltó de la cama dispuesto a desenmascarar un mal augurio que gracias a Dios no fue nada: Un fantasma salió de debajo de la cama dispuesto a desenmascarar un mal augurio que le rogaba a Dios fuera sólo un espíritu [inofensivo, uno de los suyos. Pero resultó ser un vivo, un horrible cuerpo caliente que roncaba. Ahogó un grito para no despertar al intruso y huyó despavorido, sin cadenas, sin sábana; no le importó, dejó todas sus cosas decidido a jamás volver a poner un pie en aquella casona embrujada, maldita, de vida infestada.

Según el sapo es la pedrada

¡Vamos, vamos, amigos desadaptados! Les propongo ir a pasear por ahí, por el cielo nocturno, sin rumbo fijo, garabatearlo un rato y luego irnos. Caer cabeza abajo tras vandalizar la mansión de las estrellas.

Volar de vuelta a nuestra madriguera, la de las luces extrañas, la de nosotros que tenemos múltiples ojos sin anteojos, un paraguas bajo el brazo por si realidad lloviera; nosotros, desadaptados, con más vida que los gatos y más pecho que los sapos.

Niñerías

Cierta noche un niño y su sacacorchos cabalgaron hasta la cima del monte acabado en el cielo Llegando a la cumbre el niño vio la luna y para acorralarla desenvainó a su amigo el sacacorchos

Cuando por fin la noche fue descorchada el niño bebió la nostalgia del mundo para luego regurgitarla en versos

De la tristeza nació y vivió su poesía Tristeza: la sed más seca que azota a este planeta El niño bebió de un jalón todas las noches de todos los mundos. A partir de entonces tuvo los días más aciagos y oscuros como la tinta nocturna con que escribía, en total penumbra, sin un sólo rayo de luna

Café negro

Cuando despiertes de madrugada, sal a la terraza. Verás al sol en pijama, bebiéndose a la noche en una taza. La toma para mantenerse despierto el día completo.

Pubertad

Piel / tu piel inexplorado jardín que quiero ocupar haciéndote daño como todo conquistador

Ser un cáncer voraz / implacable Piraña desollándote como desuellan los espejos…

Momento Se oyen pasos el pomo de la puerta girando… viene alguien

¡Pronto constrúyeme aquí una ventana! Aquí en estas dos pupilas

Aquí para escapar hacia ti Pase lo que pase serás responsable porque estás a solas, no hay nadie más… Vamos, hay alguien, pero ¿quién te va a creer? ¿A quién vas a decir que te poseyó una diablita la diabla más turbadora?

Eles de llanto y aguacero

l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l ll l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l ll l l l l l l l ll l l l l l l l l l l l l l

llueve. Por favor alguien ofrézcale un pañuelo al cielo.

Carta de amor

P.D. Disculpará usted que se encuentre vacía. Sucede que terminando la releí y pensé: “esto es una pérdida de tiempo, un rodeo sin sentido; mejor me transformo en paloma mensajera, vuelo hacia su cama con el pico lleno de palabras, y se las canto al oído.” Calculo estar con usted para la merienda.

Duelos donde

el tiempo es plomo

Argentino-mexicano

Te quiero

Te extraño

Lo digo con un hilo de vos

:(

Las fotos mienten lo mismo la memoria e incluso la imaginación Eres un lienzo en blanco después de tanto tiempo ya no sé cómo dibujarte te redujiste a una sensación Y no te encuentro

No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación. —André Breton

El coronel ordenó no tomar prisioneros Dijo que el combate debía ser inmisericorde / cruento Que lo entendiéramos bien: lucharíamos por la libertad y de nosotros dependía el porvenir de toda una especie Al oír sus palabras sentí una gran losa en mis hombros pero no hubo tiempo para flaquezas: inmediatamente dio la orden de que aquellos dispuestos a sacrificar la vida por tan altísima empresa diésemos un paso al frente

. .. . .. ….. .. ……… . . ….. . ……. . . …. ………

(Yo era éste)

El coronel pidió a los rezagados retirarse y a los demás nos dijo “acompáñenme” A un búnker subterráneo donde nos explicó seríamos el escuadrón defensor de la música la pintura los cuentos de cuna la literatura y todas las bellas artes que se encuentran tras las líneas enemigas del Ejército Cotidiano Ustedes —dijo— son los hombres y mujeres rebeldes al realismo son soñadores son idealistas Desencajados caudillos cuestionadores de fronteras y redondeadores de la Tierra Nos denominó el Pelotón de Amantes porque el amor se nutre de imaginación y fantasía porque los amantes nunca quieren volar sin escalas a la realidad No sin antes dar un largo paseo a través del ensueño Y así como ellos nosotros nos opondríamos a la dictadura de esa existencia hueca automática sin sal ni pimienta Al falso monopolio de lo verdadero

Oyendo todo esto entendí el porqué de mi paso al frente la losa voló como pluma por encima de mis hombros luché sin misericordia disparando a quemarropa contra las corbatas pues comprendí que habitar tal estilo de existencia gris seria inimaginable para mí Pero no debo ser malinterpretado nada personal tengo contra las corbatas simplemente no quiero vivir con nudos en la garganta

La muerte y yo jugando fútbol

Cada día es un partido ganado por default

Y el último día será un partido perdido también por default

Ajeno

Amanezco extranjero otra vez para ver al mar y al desierto hablando de tú tal como yo le hablo a todo de usted.

Nada conozco, veo a través de la miopía de mis ojos; del cristal empañado que son los días. Veo sombras, rastros, señores-objetos que desconozco. Entonces tomo asiento y con todo respeto les hablo de usted: sombra titileando en mi memoria a la cual creo conocer. Usted frontera entre mares y desiertos última espuma / piedra primera Usted tan conocida como una rosa negra; piel morena donde se asilan los truenos,

las palomas, las estrellas y mis ojos. Usted a la vez tan desconocida como los secretos que guarda el día dentro de su bolsa, señora. Y yo miro hacia arriba recorriéndola cual rayoturista que camina a la deriva. Pues aunque en usted duermo, amanezco siempre de su piel ajeno. Por eso, noche mía / morenita no la tuteo.

Poema metafísico-profundísimo

Quiero hablar del espacio y del tiempo Temas complejos ¿sí? ¿me entienden? no lugares comunes de poetitas comunes.

Porque el tiempo y el espacio serán ordinarios pero a la vez grandes misterios y si queremos resolverlos no es posible perder el tiempo ¿El qué? ¿qué es el tiempo? ¡oh, dios ¿qué es el tiempo?!

Algo que se malgasta escribiendo bagatelas como el amor, la vida, y la imaginación desbocada. De eso ya se dijo mucho / abordemos temas nuevos [Letras luminosas:] El Espacio y El Tiempo

Quiero decir todo lo que no sé de ellos; teorizar, inventarme un chisme, algo ingenioso profundo, revelador, borgeniano… mamón.

Se me ocurre decir por ejemplo: El sexo de la yegua es un manicomio donde todo caballo se quiere unicornio por mor de ese metafísico espacio / sin tiempo

Capítulo cuarto Filosofría enhoramala

Paraque

Vienen globos atados alas muñecas de avioncitos con tenis y overol / Dos padres de ojos los cuidan por detrás del barandal

Vienen roblas con sus robles / ramas entrelazadas Árboles con voz árboles con pies andando y sintiendo confiados en que sus raíces bien ancladas a la Tierra están

Vienen nubes volando bajo Encorvadas / sin tanta confianza Encogidas / blancas astillas robles de antaño

Todos vinieron Todos se irán

Hormigas Atlas

Las páginas, conforme se llenan, van volviéndose colmenas de hormigas negras, verdes, azules, rojas. Pequeños seres vivos capaces de cargar dos, tres, cuatro veces su peso; cargadoras de torres, molinos de viento, armas homicidas, crímenes y castigos, pestes, ciudades en ruinas…

Planetas enteros.

El cielo existe porque se dice; las palabras son obstetras de cada cosa. Aunque el combinado de luces y astros no desaparezca, el cielo se pierde si nadie lo nombra. Así también las lenguas se vuelven estatuas si nadie las pervierte: sin modismos ni neologismos. La lengua correcta es fantasmagórica si nadie la emplea; una civilización extinta; Pompeya. El lenguaje lo hacen los parlantes, no las reglas. La libertad consiste en desobedecer, en crear moldes a la medida, no en vestir prendas de segunda mano. La libertad literaria —el cielo en rima o prosa— existe cuando se dice lo que debe ser dicho tal cual ha sido imaginado. El ejercicio literario es una necesidad creativa de engañar a la muerte, una barricada para defenderse del olvido, un paliativo contra lo cotidiano, un portal cósmico hacia otras realidades más soportables aunque no necesariamente más verosímiles. De lo contrario es sólo la prisión de un canon. Un combinado de comas, acentos y reglas que permanecen ahí pero la literatura se ha ido; quizás al cielo, donde es dicha y utilizada respetando su libertad de andar por ahí de astro en astro, saboreada de boca en boca y manoseada de pluma en pluma.

Hay en la nada

Hay algo en la nada capaz de levantar corrientes Gélidas manos agarracaras dedos de yelo dando cachetadas cada vez que se abre alguna puerta y alguien sale de ella Con decepción en las manos sale alguien de las jaulas prometedoras de fórmulas de matemáticas exactas de leyes universales dadoras de armas para vencer en la nada hay algo, algo insistente y redundante como las fechas del calendario un memorándum que baila saltimbanqui frente a miles de butacas sosteniendo a hombres dormidos

bellos durmientes llenos de ayes roncados por tanto que han buscado y nada ¡ay! Ahí hay algo una guillotina cortando cabezas de lombrices y colas de lagartijas que repiten entre ellas y a sí mismas que mientras haya vida, habrá esperanza ventajas de la nada pincel para pintar caricias o bofetadas agujero para rellenar con libertad o desesperanza catre angostísimo donde cucharean el bien, el mal y nada de penalizar por amasiato la iglesia nada sabe ni los salones de clases ni las clases sociales Y si nada saben es porque ¿quién sabe de otras soledades?

La nada a nada sabe más que al aderezo que se le ponga sin colgarle demasiado peso pues aun ahogándola en mostaza no habrá camino amarillo caminante no hay camino sólo camina [solo entiende [solo y descubre lo que hay en tu nada por donde nadie más pasa tan solitaria que sin dar nada da frío y da nada

Cárcel de alcatrazes

Me extendió un papel que decía “Libertad Concedida”. Intenté sonreír, en serio, realmente hice un gran esfuerzo pero no me salió más que un gesto desencajado. Ella, tan perceptiva como era, se alertó de inmediato: —¿Qué pasa?, ¿no te da gusto? —Claro que sí, me da mucho gusto —respondí con sinceridad—; es sólo que me resulta extraño... —¿Qué? —Eso, la libertad. —Hice una pausa para tomar aire y acomodar mis ideas—. Me rechina el concepto de una libertad que depende de concesiones externas. Entonces Mido bajó la vista. Sus ojos se inyectaron en lágrimas, de ésas que no consiguen ser llanto; sólo una cayó al piso. Luego me miró y dijo: —Sí, es ridículo; una contradicción. Como si un juez dictara cadena perpetua a un prisionero…, cadena perpetua en una prisión al aire libre, sin guardias ni muros, pero prisión a final de cuentas. Volvió a bajar la vista. Un aguacero de lágrimas regó el empeine de sus zapatos. Eran lágrimas de una niña en duelo, descubriendo demasiado pronto que su libertad estaba perdida desde el nacimiento.

Quien soy es mármol de arena Un epitafio Un anfiteatro La zona cero El jardín minado El cadáver sobre las olas Gajos de frutos secos La playa solitaria donde encallaron las naves de mí mismo imaginadas mas nunca logradas

Y yo zarpa en mí barco fantasma

A la esperanza y también al des(a)tino

Te quiero como quien quiere una princesa de cabellos negros / una estrella Y debe tener el valor de aguardar por ella para pedir su mano / un sólo dedo el mundo entero

Con el desasosiego de un enamorado consciente de la irrelevancia de sus deseos [planes, caprichos pues lo importante es el decreto de ellas: las hermanas, la familia las luces en el cielo

Muelas de leche

Los dientes de leche son el alfabeto de las esperanzas que nacen, se pierden, resucitan, y vuelven a perderse.

Espera sí, duele un poco el chorro de sangre será aparatoso prepárate para saborearlo ¿Listo? ya lo has hecho antes y lo harás después mejor acostumbrarse Ni duele tanto bueno, a veces sí; depende quién sabe de qué, pero depende quizá de la profundidad, puede ser Ok, no está saliendo fácil tal vez sea de las dolorosas no puedo prometerte nada lo sabremos hasta que se vaya pero más vale dar el jalón ahorita igual es una deuda que habrás de saldar

Bien, a la cuenta de tres una dos ¡Ah, ahí está! Toma, límpiate. ¿Dolió? ¿Más o menos?, perfecto Sí, es lo malo del dolor: no le crece callo.

¿Qué te trae por aquí de nuevo? A ver, acuéstate vamos a ver…, vamos a ver... Chin, una buena y una mala La mala: parece que viene otra de leche pero lo bueno es que detrás vendrá otra quizá sea la definitiva… Tú me dices si la sacamos de una vez o nos esperamos a que crezca y duela ¡nombre, no te preocupes, no te quedarás chimuelo! eso, pa’ que veas, sí te lo prometo;

es un proceso que no se detiene son las últimas que mueren siempre saldrán nuevas hasta que llegue la definitiva ¡y enhorabuena! ¿Entonces, qué hacemos? venga, saca fuerzas de flaqueza ¡Eso!, ¡excelente decisión! ups, disculpa, no tengo anestesia pero mira, ya salió ¿apoco te dolió? Te digo que a veces duelen y a veces no igual enjuágate, por si las moscas…

No me digas… ¿otra de leche? Caramba pasó tanto tiempo que pensé quizá ya estaba la buena Qué coraje Ni modo, pásale ahora sí la dejaste crecer te encariñaste…

Pues sí está rebonita pero es de leche y se tiene que ir No te pongas así, llegarán más ¡epa! tampoco la cojas contra mí soy sólo un dentista no pitonisa ignoro cuándo llegará La Buena pero mientras son peras o son manzanas hay que sacar ésta Ah cabrón hasta a mí me dolió ¡enjuágate, estás salpicando! Ya, ya, ya, tampoco exageres todos pasamos por lo mismo y por dolorosa que sea la extracción le sigue un agridulce placer Bien sabes a qué me refiero no te hagas el desentendido con la lengua saboreas la herida

y te encanta, no digas que no si yo lo he visto / y también vivido

Nadie ensilla al destino, nadie espolea al tiempo ni cabalga a la muerte. La única posibilidad de estribos, libertad y dominio se encuentra emprendiendo la huida

lejos de la vida pero antes de la muerte hacia un planeta con soles negros Un lugar llamado

Tinta

Apuestas

Cada medida temporal que nos ocurre desde el día hasta el año es un disparo de ruleta rusa El tiempo parece un revolver cargado [con una sola bala y nosotros simples convidados a jugar en su azar Apostando algo no muy caro la vida y ya / la vida nada más

Idolatrías muertas

Dicen que las estrellas son semillas donde duermen las almas de quienes murieron

(Mas eso no es cierto las estrellas son nada están sobrevaloradas)

Las estrellas solamente son llanto yendo hacia el cielo

Uñas aún brillando en la tumba de la luna Cadáveres enaltecidos / idolatrías muertas

(Pero las palabras las palabras en cambio aunque subestimadas

son vivas perlas de obsidiana brillando en un cielo blanco)

El peor de los casos (Paranoia)

Se siente tan cercano incluso estando ausente ojalá mis muertos pudieran imitarle ojalá él estuviera muerto: el peor de los casos un niño de madera queriendo ser de carne y hueso lográndolo de vez en cuando si no es que diario el peor de los casos una historia escrita en el aire no se va, nube aerostática palabra que se manda sola y no marcha tras el viento ¿o acaso yo soy el viento? la pregunta es retórica consciente estoy de esta carne morada de mis huesos

casa de concreto ¡no me tiran los vientos! en algunos casos… sin embargo a veces me doblan un poco a veces soy más árbol que cemento inclinado ante la corriente en reverencia, como niño indefenso hecho con mala madera que dice ser castillo de carne y hueso pero esas palabras a veces en el peor de los casos se las lleva el viento

Vivir y morir son el cielo y el mar cambiando de lugar

Crüel frontera: donde acaban los juegos / empieza el tiempo

Man hatt an mad hatter

Oye, disculpa sí, tú, el de enfrente; el del sombrero, te tengo una pregunta: ¿de casualidad sabrás qué queda de mí?

Acaso parezca una pregunta tonta, loca… pero verás, a veces me pierdo entre tantos rumores me pierdo Por ejemplo, dicen que es malo el exceso de adjetivos pero esta historia tiene tantos en el rostro que ya no sé a cuáles hacerles caso ¿a todos, a ninguno?

¿O mejor invento nuevos? Lo he intentado, llevo casi toda la vida en eso: viajando, leyendo, conociendo gente

para conseguir adjetivos nuevos que sean míos, sólo míos. Pero resulta que al final no quedo yo sino los viajes, las lecturas, las personas conocidas... queda la experiencia. No, ni siquiera queda el recuerdo ¿soy entonces tan sólo eso? ¿un recuerdo en movimiento? ¿un recuerdo en presente? Mmm… aún tengo dudas al respecto porque esos recuerdos no son yo sino míos ¿Entonces de quién son? Toc, toc ¿quién es? soy yo ¿quién yo? ¡pues yo! perdón, no reconozco la voz pues soy el que nació

creció amó se reprodujo murió ¿entonces mi féretro acogerá un verbo que se conjugó mil noches antes de la definitiva? Tampoco me convence, pero sin duda más que los adjetivos. ¡Nos acercamos a la respuesta, amigo! ¿Quién o qué se esconde tras los calificativos y los verbos? ¡Pues yo! que no soy lo que me califica ni las acciones que realizo… entonces al final de mí queda sólo un prisma a través del cual pasan eventos... ¡Un sustantivo! ¿que nombra qué? a mí... ya sé, ya sé...: ¿a quién? a D. que no soy yo sino como me llaman Si no pudieran llamarme así, ¿cómo le harían? A lo mejor por quien realmente soy; a lo peor con un ruidito como cht!, psst!, hey!… D....: lo que no puedo ser porque nadie es habitante y habitación al mismo tiempo... “quien destaja no baraja”. Entonces eso descarta que Yo sea mi cuerpo. Cada vez, con cada paso que doy, me voy volviendo menos, un enano loco

perdido entre rascacielos. ¡Qué miedo! Por eso, mejor tú, el que siempre me arremeda y al que diario le copio el look del sombrero, contéstame: quitando todo lo que me construye, ¿qué queda de mí? ¿Quién queda en el espejo? ¿Quedas tú al menos?

Embarazos no planeados

El corazón es un músculo estriado de tanto hinchar su piel con esperanzas Enamoramientos que al cabo de un tiempo se desinflan / pariendo, dando a luz sombra a la tristeza alumbrando estrellas muertas

El corazón es un vientre embarazado que se estría en heridas de tanta nada parida Por eso el corazón aun sufriendo [y soportando miles de contracciones, nunca se alivia.

Supervivencia a solas

No es bueno querer desaparecer. Para refrenar ese impulso, se debe planear como el sol, que se pasa los días planeando en el vacío: canario obeso, ermitaño, harto de los hombres, dándoles la espalda para estar a gusto, a solas, enfrascado en un eterno soliloquio. Sol hablando solo sol recordándose a sí mismo que existe a sí mismo únicamente. Unica mente en el cielo. Último poeta celeste, que no desaparece.

Sol enloquecido, perdiendo el ritmo. Sol, solín, solitario

como el alma de un poema flotando por la nada de una página que se vuelve cementerio de palabras que nunca serán enterradas Huesos negros luchando cuerpo a cuerpo contra el olvido para no desaparecer buscan un lugar donde les pegue el sol y cuando el libro se cierra como edificio cayendo sobre ellas

y todo queda oscuro y ellas a solas sin ojos que las lean, para no desaparecer se preparan un té un tecito de amapola solar para perder la pena de conversar entre ellas, de planear y recordarse a sí mismas que existen a sí mismas únicamente Y cuando la luz se abre de nuevo así en el mundo como en el libro tanto el sol como las letras del poema permanecen.

Ser humano: ser un eufemismo de sí mismo; la careta cordial que enmascara el lado tabú, nuestra oscuridad. Ser humano es no ser

[muy franco.

Fe de erratas

Lo absurdo nace de esta confrontación entre el llamamiento humano y el silencio irrazonable del mundo. —Camus

We live in hope of deliverance from the darkness that surrounds us. —Paul McCartney

Abzurdo: aquel o aquella que traza con la mano izquierda jeroglíficos y erratas. El destino segurísimo es surdo. Y yo, (ab)zurdo. ¿O era a la inversa…? !Maldita zurdéz ambidiestra!

Alguna vez hilé un atrapasueños telaraña para comerme vivas a mis pesadillas. Fe de erratas: en la trampa yo fui la mosca, ellas las arañas, ¿y los sueños…?: alzaron vuelo como elefantelicópteros.

Así de absurdo.

Cuál habrá sido el delito —le pregunto a mi yo-niño—, cuál la norma transgredida, el paso en falso para caer en semejante patetismo. Muchas noches apedreé al cielo, pero éste contraatacaba con águilas, rayos, granizo y Silencio: la témpana más fría, la roca más afilada, depredadora natural de la vida y la plegaria: SILENCIO; en mayúsculas porque es losa, en voz baja como nudo en la garganta, con reflejo porque es abrevadero, espejo, y palíndromo sin serlo. En femenino como la palabra madre y la palabra casa. Agazapado como buen caZador de palabras (con zeta, pues la ese le toca al poeta), En negritas por vestir luto sabiéndose asesino. En singular porque a cualquier plural compuesto por nombre y apellidos lo abrevia adentro de su seno: Silencio; en cursivas, vocablo fantasma cuyo único destino es atemorizar a sus mártires y jalarles las patas para llevárselos a la cloaca.

Fe de erratas: el destino no sólo es surdo sino sobre todo abzurdo

mas ya no me despierta insomnios ni desasosiegos. Mejor coopero. Sé que el final no justificará los medios, y mucho menos los miedos; pero confío en que seré juzgado como bueno y mío será El Reino de los Cielos. Ésta es mi fe ciega, trazada con la mano izquierda: fe en un juicio donde se anude el sentido, fe en la definitiva abolición de estos malditos signos: ¿?, fe en un buzón para sugerencias y quejas llamado Sigmund, o Wolfgang, o Adolfo, o Simone, o Dólar. Ésta es mi nueva fe a ultranza, a capa y espada; fe abzurda, fesperanza, fe ridícula, fe infundada, fe de cloaca, fe derrota, fe de humanos / Ergo fe de ratas.

Bonsai

Al jardín de niños

La jardinería es un oficio en cuyas manos recae muchísima responsabilidad, la mayor de todas: la vida o la muerte. Cuando su ejercicio es bueno, brinda a los arbolitos un espacio amplio para desarrollarse, para extender ramas y raíces por donde les dicta su estrella, sin mutilarlos ni desviar su rumbo natural hacia el cielo sino todo lo contrario: regarlos, cuidarlos y orientarlos para que cuando crezcan, sus hojas formen nubes esmeráldicas.

En cambio, una jardinería malsana se ejerce cuando se va por ahí cortando las ramas de arbolitos que sueñan cosas imposibles, colocando alambres a los olmos que quieren dar peras, amedrentando a aquellos sauces que no quieren heredarles lo llorones a sus padres…, y un sinnúmero de métodos promoviendo que los arbolitos, en vez de rebasar las nubes, permanezcan encogidos en una patética versión miniatura de sí mismos.

Rebelión incierta apostando al caballo flaco

¿De qué se trata todo esto? Tantas pesadillas como las golondrinas…

¡Al piso, a cubierto! ¡Ahí están de nuevo! Bombarderos escupiendo fuego y una voz tras mi nuca diciéndome que esto apenas es un ensayo, el primer vuelo de un avechucho, pininos, tiernos aleteos de lo que será un águila de hierro…

¡Agacha la cabeza o te la arrancarán!

¿Y qué puede importar? ¿Si tanta aflicción nunca acaba, todo esto de qué va?

De sublevarse con una sonrisa más

De apostar a que lo vuelves a intentar.

Sin flores, sin rezos; sin recuerdo

A Iván

Así es que nuestras células mueren cada determinado tiempo. Es decir, mueren constantemente sin que les dediquemos un funeral, un minuto de silencio, un ramo de flores. Nada. Mueren anónimas como soldados en la guerra, sin que el gobierno se preocupe por conocer los nombres o las identidades porque lo mismo da: son cifras nada más. Si fueron hijas, hermanas, madres, novias, enemigas, amantes…, ya no serán porque todos esos títulos son roles enterrados a su lado como trozos de lo que estas células cosecharon en vano, por creer —maldito quien cree— en la relevancia de su existencia: que al ser buenas células trascenderían como únicas, irrepetibles e irremplazables. Mala suerte (o buena fortuna, tal vez) que todos esos cadáveres no pudieran quedarse a ver cómo detrás suyo florecen y florecen remplazos; que su nombre, su etiqueta personal, fue sólo un trámite vacío pues a nosotros, sus dueños, nos da lo mismo si se llaman o no Juana, siempre y cuando Juana, Montse o Pepe hagan funcionar su engrane correspondiente. Qué absurdo sería bautizar a cada pieza de la maquinaria, pero aun sabiéndolo, nosotros también lo hacemos. Yo, por ejemplo, me llamo D., y ni Dios ni el universo saben eso, pues para ellos soy sólo una célula más en su organismo, a la cual no dedicarán ni un minuto de silencio; no habrá flores, tampoco rezos; ninguno de ellos me echará de menos o se enterará siquiera del último respiro de esta célula perdida entre tantas otras. Con nombre, pero sin patente. Intrascendente.

Nihilismo sin pasarse de listos

We are accidents waiting to happen. —Radiohead

Nunca tener ideas brillantes crup burup grup burp puro delirio. ¡He dicho!

¡Diiii…chó! ¡Salud! Gracias. De nada. Válgame Dios para blasfemarlo ¿%#@! o para encarnarlo hasta que me aten los caballeros de la armadura blanca: médicos psiquiatras, con más de cinco años en las aulas y los que les faltan para seguir sin saber nada sobre duendes, hadas, ancas de rana y la sin par Dulcinea dulce, nívea

como cuarzo como página en blanco esperando la eyaculación de los espermatozoides negros ¡Adelante, mijos, que gane el más apto! ¡Yiiipiii!

Y que enmudezcan los críticos literarios, culinarios, musicales, burocráticos, y todos los hombres en busca del sentido y todos los cocineros que teman inventar recetas y los poetas que no se salgan de la métrica y los artistas QueAnclanSusGarfiosALasBuenasManerasDeLaEstética y los peatones que nunca se bajan de la banqueta y la burlesca Academia Sueca y el viejo y el mar y su horrenda medalla ésa y los políticos de pacotilla y los sacerdotes que comen y beben de los niños como de Cristo y los chamanes que se inventaron quién sabe cuántas cábalas…

En fin, muerte a todos los porqués larga vida a la libertad del nacimiento sinsentido que pavimenta el camino para salir de aquí —crup burup grup burp— ¡qué delicia, más locos todavía!

¡He dicho! (Lo que no debe decirse en un buen escrito) crup burup grup burp: Me río.

Bendigo esta maldición

Maldigo al destino de estos ojos que todo lo han de mirar de perfil

Nunca sabrán cómo se ve una planta de frente ni un fruto ni un semejante ni un sí mismo Jamás verán los dos ojos del mundo ni de la verdad y por eso los maldigo Pero bendigo también su destino [de desatinos pues a todo le han de imaginar la otra mitad sin someterse al yerro de lo real

Tantontos

Tanto has anhelado amado soñado ansiado Y te ha rechazado

Eres sólo una historia alterna en paralelo a la que te contaste y aún te cuentas y aún anhelas amas ansías Y te rechaza quizá para que sigas soñando

Quizás al contrario

Por los siglos de los siglos

Sísifo es Dios / empujando sin sentido cada mañana / hasta la cima del cielo su roca de lava Para desde allí arrojarla al otro lado del planeta ir por ella y recomenzar

Lección de carpintería

Tú y yo somos mejores dioses cuando entre sombras solitarias te invoco atiendes mi llamado y se hace la luz [¡en tu cara Jesús!

Nuestros besos se clavan por toda la cama pasamos a la silla para cincelar un centauro Somos malabaristas contorcionistas escapistas Acróbatas instruyendo al carpintero voyeurista sobre cómo construir en menos de siete días un mundo mejor logrado

El loco del pueblo

Pero lo que más sobrecoge es el desconocimiento de nosotros mismos. ¿Qué sucede del otro lado de la sangre? ¿Quiénes somos más allá de las facciones que nos devuelve el espejo? —Carmen Villoro

No hay espacio masquésta cueva de huesos. Carne, huesos; y aun así de hambre muero. ¿Qué hay allá afuera? Nada. El afuera es sólo un espectáculo indescifrable que se contempla. La contemplación eterna. Y adentro, yo: sin saber quién tiene las riendas, quién ordena a este ser que cargo o que me carga… Soy una capa sobre los hombros de un yo desconocido.

No hay espacio entre estos seres, los dos no cabemos en este pueblo de carne y hueso. ¡Batámonos en duelo!

(una bola de paja cruza la escena, los pobladores observan trémulos la lucha a muerte entre un sólo hombre que se desconoce en el espejo)

Él gano y yo pierde Cäego Queda tendido en el piso mientras su contrincante alego haber muerto en un duelo hace mucho tiempo. Soy el loco del pueblo, chivo expiatorio de la claustrofobia sentida por todos.

Bifocal

Aquí estás ¿Te reconoces en ti mismo? No creo. Eso crees pero eso que crees No eres.

Mira el espejo Dime Dite ¿Quién es? ¿Quién sostiene el espejo y quién se ve en él? Salte del cristal porque estás atrapado en un cristal, te tienen en un frasco [cristal social/un iPhone con una identidad de vidrio

que al primer cuestionamiento se r e s q u e b r a j a.

Bienvenido a tu fragilidad. Tuya y de Nadie más. Pero compartida a la vez: aquí estamos todos. Las pupilas del mundo están dilatadas y nos percibe a todos. Somos lluvia en la cara del creador que es lluvia en nuestra cara Espejo no son dos flores naciendo de un tallo Es una cara. La nariz. Una sola. Y el canal del tabique desemboca en dos ojos Dos miradas En cada cara Multiplicación Mil millones de ojos Todos ciertos de lo que ven Desconfiando de los sentidos ajenos El ojo izquierdo Desconfiando del derecho

Que tiene el otro El derecho a ser otro. Mil millones de espermatozoides ¿Te acuerdas de uno solo de tus hermanos? Mil millones de seres humanos ¿Alguna vez te acuerdas de uno solo de tus hermanos? Pasamos por esta vida como pasamos por la eyaculación hacia un mundo nuevo Esto Es Solo El Camino. [La vida es un tubo de uretra] Baja las ventanas Baja las engañas Y deja que entre aire No pasa nada.

Me derrito de ganas De morir

Y ver mi nacimiento Ser acunado en los brazos Del Dios obstetra que intuimos Y creamos Sin ver en realidad quién es. Un cubrebocas le tapa el rostro Es la mascarilla-esconderostros; no tiene rostro. Somos la mascarilla Mascarillas A su imagen y semejanza. Del Sin Rostro. No tenemos rostro. Tenemos nombres, no patentes. Pero todos somos parientes. Capaces de parir. Nacimos embarazados. Somos una horda de mujeres. La vida es el área de ginecología. Partos de ideas por todos lados. Algunos abortos, Gemelos, Con suerte, Siameses: una misma idea en dos cabezas. A eso le llamamos plagio. Y lo cortamos con nuestro bisturí de los derechos de autor. Nos tratamos siempre de desligar. Somos solo un siamés del alce, del aire, del verde que da color a las hojas…, de las hojas. Somos siameses con algo mayor. In_menso. Pero nos tocó la mala suerte de ser la cabeza pequeña, la agachada que sólo mira hacia abajo. Pero sabemos —porque al final nos alimentamos de ello— todo lo que la cabeza grande puede ver. La cabeza que domina al cuerpo (el universo) y baila con las nochebuenas.

Derrítete. Fluye. Deja salir toda el agua que hay en ti. Somos cuerpos de agua. Cabizbajos. Como las gotas-cabezas siempre viendo hacia abajo. La tierra no es nuestra pero resucitaremos como el agua muere en el asfalto y después reencarna

en nube. Dispuesta a morir de nuevo. ¿Acaso seremos sólo un ejército de gotas kamikazes? Yo quiero ser ciego, quémame las pupilas con anillos de fuego; entre brazas de tiniebla se entra a la realidad. Quiero ser ciego. Un eclipse total; no sé si de sol o de luna. Un eclipse total de sol y luna. ¿A qué se debe la “o”, si pueden ser los dos? Por eso quiero ser ciego. Para dejar de bifurcar caminos y seguir el mío. El de la intuición despierta de los sentidos. Quiero ser ciego para soñar despierto.

Se abren las puertas de la realidad como se abren las puertas en una cantina. La vida es un antro de mala muerte. Un chiquero de putas. Una puta que te abre las piernas y luego te las cierra en plena jeta. Como se cierran las puertas de una cantina de la cual bebiste disfrutaste te excediste te embriagaste Y todo… para no acordarte al siguiente día. Así es la vida. O entras dando codazos de energía, o no sales viva. La percepción no recoge sino desecha

Toda percepción es de adentro hacia afuera. Afuera no hay nada. Adentro estás solo tú A solas Con el universo. El departamento siempre estuvo vacío, y aún así mudanzas se hicieron. Nacimos con tapones en los oídos. Pero se pueden transformar en estetoscopio. Para escuchar cómo late dentro de nosotros el corazón del universo. Único corazón vacunado de infartos. El universo se llama como tú ¿Ya se dijo aquella teoría que habla sobre los universos tocayos? Ya se dijo que el ser humano es una máquina. Yo no sé si eso sea cierto, pero de serlo, sería una máquina impresora de momentos. Cámara instantánea. Y volvemos a preguntarnos, como antes con el espejo... ¿Quién es ese ser humano que me mira desde el otro lado? ¿Quién es ese ser humano sosteniendo mi retrato?

Soy sólo un ser humano sosteniendo su retrato.

El mundo es una galería de rostros ajenos a los otros, absortos en su propio retrato. Y este es el “imperio” sobre el cual sostenemos un ego de espejos. Tan frágiles como el mismo espego. La realidad siempre se cierra pero deja una ventana abierta para que los dioses voyeristas vean, se asomen a nuestros cuerpos que no son más que edificios de departamentos donde cohabitan (colindan) el cielo con el infierno. ¡Y el conserje que siempre le gana el sueño! Está lloviendo otra vez; ¿o soy yo?

¿Por qué la luz del cielo se apagó antes que la del infierno? Estamos por todos lados. Ríos de muertos, muertos y más muertos. Ríos sin mar adonde llegar. Ríos negros. Muerte-petróleo de donde sale todo. La muerte es sólo la materia prima de

Ese que esconde el espejo. Es un pinche diablo. Volteo y está en el suelo, a contraluz. La sombra y el reflejo. Es un diablo. —Pero te enseño ¿no, pendejo? No era Alícia la única que estaba en el espejo. Eran ríos de muertos. El espejo es un memorial que lleva impresos todos los nombres de un montón de momentos muertos. Somos sacos de piel muerta; caspa en las barbas del universo. ¿Quieres ser tú mismo? Acércate al espejo. Si te alejas, el túnel con tu imagen se hace pequeño. Acércate, hazte grande, mira de cerca cómo tu pupila se ensancha para que entres por ese túnel. Entra sin prejuicios a ti mismo. Cierto día este navío se estaba yendo muy lejos y solicitó anclas de huesos. Y cobramos vida, cosmonautas, como si nada. Y nos dio risa, y nuestras risas fueron la esquizofrenia del universo. Ecos (¿dentro?) de un vacío. El vacío tal vez sea lo mío. O más de lo mismo.

Sin misticismos. Sin arnés vamos cayendo al abismo. Y qué rico. Y nuestros hijos son lagrimas dejadas en el cristal de nuestra caída.Lagrimas corriendo hacia arriba.

¿Quién seríamos sin nuestros hijos? ¿Qué haríamos si no pudiéramos tomarnos fotos a nosotros mismos? La mente nos da pala y pico para volvernos paleontólogos de nosotros mismos. A veces ya nos extrañábamos aquí adentro. Díganle a mis padres que mañana temprano nos vemos. Que ahora estoy en una nave submarina hacia mis abismos. Voy y vengo. Siempre dejo rastros detrás mío —les llaman recuerdos—, que ayudan para no perder el camino de regreso a uno mismo. Caminamos y vamos tirando un rastro de espejos. Huellas; de que caminamos y ya no estamos... pero huellas al fin y al cabo.

¿Cómo es posible ser 75% agua y aun así tener sed? Eso es no saber aprovechar un ser. Tomo agua y siento que vuelve al nido una parte mía que se había ido. Estamos sumergidos en un océano. Somos matrioskas de océanos y océanos. Quien ponga bandera en el fondo del océano, plantará bandera en el fondo de la existencia. Somos océanos dentro de océanos. Ciudades enteras con miles de edificios de departamentos. Miles de cajones en un solo cuerpo. ¿Quiénes seríamos si no pudiéramos tomarnos fotos a nosotros mismos? ¿Quiénes seríamos si no sembráramos de espejos el camino? Un recordatorio de que seguimos aquí adentro. Un Eco hecho añicos por el suelo. Que sin anclarlo se iría hasta abajo como vil orina por el escusado. Debemos anclarnos. Lo espejos son anclas, amplificadores de esos ecos que moran y miran y morirán adentro.

La vida es un gran piano y cada sonido es cierto. Fue suficiente una ácida gota de limón (cien micropuntos) para volver a sentir la herida que se viene arrastrando a lo largo de toda la puta vida. Se abrió la herida y en ella todo un abismo. Vamos a través de ella a veces al mando, a veces copiloteando... y otras... acaso siempre... en piloto automático. En las manos nos abandonamos los enamorados. Y en las manos nos abandonamos todos los seres humanos a la voluntad de un lunático. Vamos, pues, a darle otra vuelta al poema. Démosle otra vuelta a la cuadra. ¡Total!: una vida, una cuadra... otro verso... son unas cuantas Estrellas más que se agregan al pavimento del universo. Un montón de astros rebotando. Hasta que la mente hace bizco y te encuentras a ti mismo. Y encuentras que eres el festejo de una vida. Con todo lo que eso significa. Aunque a veces dentro del festejo sólo seas la piñata de la vida moliéndote a palos. Pero habrán días en que seas recibido como invitado. Y habrán vidas en que seas el festejado; pero ésta no es el caso. Y al final, el último verso invariablemente será el de la muerte diciendo: “Por más que te vayas, aquí siempre vas a estar. Eres mi bumerán. Contigo juego, te aviento por el bosque de las almas vivas sabiendo que soy la única madre que pare a sus hijos para luego dejarlos correr por el universo con la tranquilidad ambicionada por todas las madres que quieren dormirse tranquilas los viernes cuando sus hijos salen de fiesta. Soy la única madre que posee esa certeza de que sus hijos siempre regresan. Al final”.

Donde todo vuelve a empezar. Para poderse otra vez derrumbar. Igual que un poema construido con letras de cristal

(que va cayendo…)

“Cómo quisiera que estuvieras aquí”: un poema que escribí para mí, dondequiera que esté(s). Estoy viajando en coche, al lado de un adulto muy parecido al Destino. Yo soy un niño. El adulto me dice: —Vente aquí sentado al lado mío; nomás no quieras tocar ni la palanca ni el volante. Al principio yo hacía berrinches; con los años entendí que ese adulto siempre tuvo razón: de tocar el volante, me hubiera vuelto sin duda un cafre.

(poco a poco va cayendo…)

Miro el camino. Todos los siglos de la vida se van quemando frente a mis ojos como la brasa de un cigarro, como si me los estuviera fumando. Todos estos sentimientos que nos queman son sólo Dios sentado en algún zaguán, fumándose un cigarro. Al acabarlo, se rompe un espejo [espejo rompiéndose];

(y conforme cae, también va callando…)

cuando esto sucede… ¿quién rompe a quién?, Pregunta el cerebro. Ese órgano Todopoderoso, la joya de la corona humana, que sin embargo el universo —sin alterar ningún presupuesto— nos regaló a todos: —¡Cerebros, cerebros, lleven sus cerebros! —gritaba al principio de los tiempos. Parece que no es tan valioso después de todo. La realidad es que la realidad es todo lo que late tras los puntos ciegos de una pupila demasiado estrecha. Como la política: ese monstruo gigantesco que nos rodea con un escuadrón de francotiradores antipensamientos.

(cae a pedazos…)

El panóptico es cosa de locos. Espiados desde cada rincón, como en una casa de espejos. Es para volverse locos esa intuición de que tras el espejo está el Guasón —el hacedor de bromas—, riéndose en tu cara de ti: su más simple broma. Pero eres inteligente y te ríes de vuelta. A ver quién se cansa primero. Así es esto: entramos al mundo dando codazos o no entramos; así como la flor tira pétalos para abrirse paso en el campo.

(verso por verso…)

Quizá éste sea el único antro cuyos cadeneros se ponen rejegos para dejar salir. Y aquí los cadeneros no visten de negro, sino de blanco; parecen médicos o enfermos psiquiátricos contándote cuentos, intentando convencerte de que no se ha perdido todo, que la sonrisa es ese búmeran que al rostro siempre vuelará. Mas nosotros, algunos, refutamos que nuestro mejor momento es cuando estamos representados en otras mentes, como recuerdos de gente que nos quiere… ¡y por eso es tan bonita la muerte! Los primeros días; ya después se vuelve rutina.

(como una garganta que se cierra…)

Pero los lunáticos de blanco siempre ganan. Por eso es tan débil la mente: es una bebé jugando con un caleidoscopio; y el caleidoscopio parece una joya universal hecha con carne y hueso. La carne y el hueso, pareja de enamorados que al romper, se llevan entre las patas la vida de algún tercero. ¡Llévame entre las patas, puta vida,

mientras te cojo de ranita bocarriba!

(ahorcándose a sí misma…)

Hablar del amor me hace pensar siempre que la Tierra es la enamorada de los dioses. Por ella han bajado el mar, el cielo y las estrellas. La luna no; la luna es el faro cegador que los dioses nos ponen a los hombres en la cara y nos gritan: ¡confiesen! Y pues ni modo de no hacerlo. Acabando la confesión salimos de nuevo al sitio donde todo vuelve a empezar. Para poderse otra vez derrumbar. Igual que un poema construido con letras de cristal donde Nada es de uno lo que uno hubiera querido

(Caen muertos; el poema junto a la garganta yacen muertos…)

—Madre, explícame entonces qué es la muerte. —Es el silencio que queda en la casa después de una fiesta. La muerte es el momento en que todas las voces de la sala, se fueron. —Ay mamaíta, ay mamaíta… me abrazas con tu voz y siento como si me pusieran la piel de nuevo. Me abrigas con la escarcha de esa voz lejana y siento que por el pasillo embrujado la muerte anda rondando. Entonces comprendo que siempre fui un búmeran errante buscando volver a la mano de su ama.

De su amá. De su amaíta.

(y de la muerte regresan. Para ser derribados de nuevo: los ojos, al leer, van derrumbando al poema al mismo tiempo que se derrumban a sí mismos, porque todo poema es bifocal: sólido-frágil, y por lo tanto espejo…)

[Encore]: de ti de mí del que vive en el reflejo; del vivir del morir

del Universo.

sobre la hipocresía funeraria nota al pie

Nadie habló nunca sobre la belleza de las piedras ¡y eso que están muertas!

Prólogo sobre las faltas al protocolo 13

Capítulo primerodesAmor

Vista de pájaro 17

Tumbabierta 19

A media ropa 21

Tigre blanco 23

Cada día nace el mundo 24

Caracoles hipnóticos(una declaración demasiado pronto) 25

El insomnio allá arriba 28

Cuando extraño creo en la magia 29

Cielos 31

Rodeos 33

Perros callajeros 34

Granada 36

Confesión de don Goyo mientras le vela el sueño 37

Almíbar de primavera 39

No quiero decir nombres, serían epitafios 40

Cordillera de sal 41

Hoy que estás lejos 43

Salto suicida 46

Sacrificio 48

Incesto 49

Arrorró 50

Vicio 52

Un(a)mar 53

Estribos 54

Cielo en la ciudadCiudad en el cielo 55

Carta a una extranjera 56

Tuuch 58

Prórroga ante la muerte 61

Ascuas 63

I 64

II 65

III 66

Königin Änke 67

Acróstico imposible, poema breve 69

Palpable ausencia 71

Vacante 73

Recuerdo en el espejo 74

Caja de cerillos, ansia de olvido 76

Elegías 77

Ancianos con más vidas que los gatos(Oma und Opa) 78

ObsiDiana 79

Mujer en tacones 80

Tras las grietas 81

Capítulo segundoCon /dolencias

Auxilio 85

Lágrimas antigravedad 86

El crepúsculo y sus amigos 87

Retracto hablarlo 88

Carta a la (des)esperada 90

Esto no es un poema en prosa, es un velorio en verso 93

Último día 95

Melancolía sin aura 97

Crónica de (otro) naufragio nocturno 98

Pantera negra 99

Naufragios 102

Cascarones 103

Despedida No. 2018 106

RIP 108

Melancolía 109

Otra vez 110

Negro es el lucero 111

Prohibido mencionar la palabra puta 113

Tierra y libertad 114

El silencio que callaremos 115

Giros inesperados 116

Productos malsanos 117

Poco o nada 118

Capítulo terceroÁrea de juegos

Noche cualquiera 121

No existen los monstruos 122

Casi nunca nos acordamos 123

Todo lo dicho sobre la muerte 124

Duerme conmigo 125

(S y la b c) 131

Instrucciones de supervivencia 133

Jardín japonés 134

Todo en derredor(bolero de Javier) 136

Imaginarium 138

Almenassurrealistas 139

Tarot 142

Perspectivas 157

Según el sapo es la pedrada 158

Niñerías 159

Café negro 160

Pubertad 161

Eles de llanto y aguacero 162

Carta de amor 163

Duelos donde 165

Argentino-mexicano 166

:( 167

La muerte y yo jugando fútbol 170

Ajeno 171

Poema metafísico-profundísimo 173

Capítulo cuartoFilosofría enhoramala

Paraque 177

Hormigas Atlas 178

Hay en la nada 180

Cárcel de alcatrazes 182

Muelas de leche 185

Apuestas 189

Idolatrías muertas 190

El peor de los casos (Paranoia) 191

Man hatt an mad hatter 195

Embarazos no planeados 197

Supervivencia a solas 198

Fe de erratas 200

Bonsai 202

Rebelión incierta apostando al caballo flaco 203

Sin flores, sin rezos; sin recuerdo 204

Nihilismo sin pasarse de listos 205

Bendigo esta maldición 207

Tantontos 208

Por los siglos de los siglos 209

Lección de carpintería 210

El loco del pueblo 211

Bifocal 213

sobre la hipocresía funerarianota al pie 222