Los Tres Pilares de la RSC
Quiero empezar planteando tres pilares que fruto de mi experiencia estoy convencido deben estar presentes en todo dialogo sobre la Responsabilidad Social, y estos son: la Persona Humana, el Bien común, y la Justicia. Cada vez que ustedes desarrollen una iniciativa o un proyecto de Responsabilidad Social deben tener presente estos pilares y les aseguro que las cosas van a salir bien. El primer pilar: La Persona Humana Un individuo de naturaleza racional, portador de potencialidades que se desarrollan a través de la vida, en el seno de la familia y de la comunidad. En la actualidad, se entiende por persona no solamente el ser humano, el individuo perteneciente a la especie humana, sino el hombre en su modo específico, "el ser que tiene un yo consciente, unitario". Tenemos que tener claro que nuestra relación es con personas que tiene necesidades e intereses concretos, el reto está en conocer esos intereses y encontrar los puntos en común entre la empresas y estas personas, estas personas de los distintos stakeholders. Las iniciativas de Responsabilidad Social no pueden ser sólo decisiones de escritorio tomadas en directorios no comprometidos con la realidad humana de esas personas, si es así los proyectos están augurados al fracaso. Solo una Responsabilidad Social que parta del respeto de las realidades de la persona humana, que recoja sus inquietudes y anhelos podrá ser realmente responsable y tendrá las repercusiones positivas que todos esperamos.
El segundo pilar: El Bien Común Es aquello que es compartido por y de beneficio a todos los de una comunidad. Y estamos hablando de un beneficio en el sentido de un mejoramiento general, no solo físico o económico. Abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección. En esta concepción el bien común no es la suma de los bienes de cada uno de los de la sociedad ya que ese bien es indivisible y solo con la colaboración de todos puede ser alcanzado, aumentado y protegido. Afecta a la vida de todos. Exige la prudencia por parte de cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad. El tercer pilar: La Justicia Ha sido entendida como virtud humana, puede ser definida como el arte de hacer lo justo, y de «dar a cada uno lo suyo» (latín: «suum quique tribuere»), básicamente esto nos dice que la justicia es la virtud de cumplir y respetar el derecho, es el exigir sus derechos, es otorgar los derechos a un individuo. Para diversos autores la justicia no consiste en dar o repartir cosas a la humanidad, sino el saber decidir a quién le pertenece esa cosa por derecho. Así podemos entender también que la Justicia es ética, es equidad y es honradez. Si partimos de estos tres principios que acabo de describir: La Persona Humana, el Bien Común y la Justicia tenemos asegurado gran parte del camino. Ante cada decisión, ante cada proyectos preguntémonos ¿Estamos tomando a las personas como nuestra principal fuente de motivación o sólo nos interesa la empresa? ¿Estamos pensando en el bien común o sólo en nuestros intereses?
¿Estamos dándole a cada quien lo que le corresponde o sólo estamos pensando en lo que nos corresponde a nosotros? No es un ejercicio tan difícil es sólo detenerse un momento y ponernos en el lugar del otro. Esta frase del Psiquiatra Augusto Cury es muy interesante: “La capacidad de colocarse en el lugar del otro es una de las funciones más importantes de la inteligencia. Demuestra el grado de madurez del ser humano.” Es ver las cosas desde la perspectiva de cada stakeholders.
Tuve la oportunidad de trabajar en un proyecto en la sierra Sur del Perú, con una minera, era una inversión de 30 millones de soles para ejecutar en 3 años, a 10 millones por año, en distintos proyectos sociales en la zona de influencia de la minera. Las posturas que pude recoger de los distintos stakeholders eran las siguientes, las frases que voy a mencionar son literales y no representan necesariamente la opinión de todos, pero son representativas: • Representantes de la Gerencia de la Mina, “yo no sé cómo hacen ustedes para invertir el dinero, a nosotros lo único que nos interesa es que la comunidad nos deje trabajar…”. • Alcaldes de los distintos distritos,” como esos proyectos van a beneficiar mi gestión como alcalde…, no se puede hacer: un arco de la entrada de pueblo, más
grande, quiero remodelar la plaza y el local municipal” • Colaboradores de la mina,” cuando se van a solucionar los problemas sociales para que trabajemos tranquilos” • Pobladores, “cuando vamos a tener estadio y coliseo, se llevan nuestros minerales y no nos dan nada” Cabe resaltar que en las comunidades a las cuales hacemos mención, es decir la zona de influencia de la mina, no había ni agua potable, ni luz, ni desagüe, las condiciones de salud era paupérrimas, el porcentaje de desnutrición en los niños era muy alto y la educación de muy bajo nivel. Les pregunto: ¿Estos stakeholders tenían como principal preocupación a la persona humana? ¿Estaban preocupados por el bien común? ¿Había Justicia en sus aproximaciones a los otros stakeholders y a ellos mismos?
La respuesta es evidente y la enseñanza también, partamos de estos principios y tenemos el camino allanado para desarrollar proyectos que de verdad generen un cambio en la sociedad. Las empresas se crean para el bien de la sociedad en su conjunto y este bien no es sólo económico. Las empresas benefician a todos. Creemos muchas veces que quien se tiene que hacer cargo de los problemas sociales son: el gobierno, las ONG, las organizaciones sociales, las organizaciones internacionales. Y quienes tenemos que hacernos cargo somos todos, la sociedad en su conjunto. Solo así existirá una Responsabilidad Social, auténtica y comprometida. La sabiduría convencional nos dice que los negocios obtienen ganancias causando problemas sociales. El ejemplo clásico es la contaminación. Si el negocio contamina, gana más dinero que si intenta reducir esa contaminación. Escuchamos constantemente frases como: “Reducir la contaminación es muy costoso, por eso las empresas no quieren hacerlo”. “Resulta rentable tener un entorno de trabajo poco seguro”. “Es demasiado caro tener un entorno de trabajo seguro, por eso los negocios ganan más si el entorno laboral no es seguro”. Esa ha sido la idea convencional. Muchas empresas han caído en esa idea convencional. Se resisten a mejorar el medio ambiente. Se resisten a mejorar el entorno laboral. Se resisten a ser socialmente responsables.
¿Cómo hacer Responsabilidad Social si esta es la mentalidad que existe en nuestro entorno? Para lograr que esta solución funcione, tenemos que cambiar la forma como las empresas se ven a sí mismas, y esto afortunadamente ya está en marcha. Muchas empresas se han quedado atrapadas en la idea convencional de que no deberían preocuparse por los problemas sociales, porque esto era algo periférico, que alguien más debería hacer. Ahora se ven empresas que aceptan la idea. Pero también tenemos que reconocer que las empresas no lo van a hacer con tanta eficacia si no logran que las ONGs y el gobierno trabajen en colaboración con ellas. Las nuevas ONGs que realmente hacen la diferencia son las que han conseguido estas cooperaciones, que han encontrado estas maneras de cooperar con la empresa. Los gobiernos que han logrado un mayor avance son los que han encontrado maneras de habilitar el valor compartido en los negocios, en lugar de ver al gobierno como el único responsable en la toma de decisiones. Y el gobierno tiene muchas maneras de influenciar la voluntad y la capacidad de las empresas para competir de esta forma. Un ejemplo interesantísimo que nos permite ver que esta cooperación empresaestado es posible, en el Perú son las obras por impuestos, ProInversión cuenta con 1,498 proyectos priorizados que pueden ser elegidos por las empresas privadas para su ejecución mediante el mecanismo de Obras por Impuestos (OPI), lo cual representa una potencial inversión de S/. 5,580 millones. En los últimos siete años (entre 2008 y 2014), 56 empresas privadas han utilizado el mecanismo de OPI, con una inversión total de S/. 1,498 millones. Sin embargo, un 71% de este monto se concentra en tan solo cinco empresas. Desde que se
inició este mecanismo a la fecha, 41 proyectos han sido concluidos y 113 ya han sido adjudicados, lo que ha beneficiado a ocho millones de peruanos. Las obras por impuestos son ejecutadas por las empresas a cambio de crédito fiscal, que luego es descontado del canon de las regiones o municipalidades, con lo cual se evita la burocracia del estado y posibles corrupciones en las licitaciones. Este es sólo un ejemplo de los proyectos de Responsabilidad Social que podemos realizar en el Perú, hay muchos proyectos que se están impulsando y hoy en día en ciertos sectores del empresariado peruano y del consumidor se está valorando a las empresas que buscan ser socialmente responsables. Hago mías las palabras de Michall Porter cuando dice: “Creo que si logramos que los negocios se vean a sí mismos de forma diferente, y logran que otros los vean de forma diferente, podemos cambiar el mundo. Si podemos romper esta brecha, esta inquietud, esta tensión, este sentido de que no estamos fundamentalmente colaborando aquí en la conducción de estos problemas sociales, podemos resolverlo, y creo que, finalmente, hallaremos las soluciones”. Creo que el reto está, en vernos de forma diferente, en no perder de vista a las personas de los stakeholders, el reto está en pensar que los mediadores entre los stakeholders y las empresas son el Bien Común y la Justicia, las oportunidades están en todos lados. Es hora de asumir el reto de volvernos una empresa socialmente responsable, no sólo tener un área de Responsabilidad Social que se encargue de uno u otro proyecto para limpiarnos la cara, no sólo buscar una certificación para publicarla en mi página web o en mi memoria anual, sino de volver a la empresa
Socialmente Responsable desde su identidad. Si nuestro directorio, si nuestra gerencia, si cada uno de nuestros colaboradores no ven a la Responsabilidad Social como algo fundamental, en vano haremos algunos proyectos. Debemos concebir la Responsabilidad Social como centro estratégico del negocio. Debemos responder a la pregunta ¿Qué es lo que nosotros tenemos para dar a los demás y cómo vamos a satisfacer sus necesidades? Construir valor para todos los grupos de interés. No hay otra forma de desarrollar empresa. El reto es: de que manera nosotros, siendo empresarios, emprendedores, o colaboradores o clientes de las empresas vamos a generar el cambio. Cuando las empresas empiezan a entender que la razón de ser no es acumular riqueza y comienzan a comprender que la riqueza es una consecuencia del valor que ellos le dan a la sociedad, en ese momento que la RS deja de ser un sistema más para transformarse en la razón de ser de una empresa. Solo una mirada de la empresa a sí misma de manera distinta nueva, que busque de manera autentica, ser socialmente responsable, permitirá que hagamos un cambio en significativo en nuestro mundo.