Bahía Blanca, marzo de 2019 Este año no escribí evaluaciones ni opiniones… Traté de plasmar algunos pensamientos que van saliendo por la cantidad de años vividos como explorador. Ya fueron 40 desde mi Promesa (la cual espero poder renovar algún día) y más de 30 desde mi Reafirmación. He llegado a estas reflexiones (algunos pueden compartirlas o no), con base en la educación que tuve en casa, en la forma en que se pensaba cuando fui adolescente, cuando estuve dentro del Bata, cuando perdí a mi viejo (yo tenía 21), cuando formé una familia, cuando vinieron mis hijos, cuando estuve viviendo fuera de Bahía, cuando trabajé en otras comunidades católicas (alguna bastante tradicionalista), cuando fui cambiando de trabajo, cuando casi quedo desempleado por primera vez en 30 años de carrera, cuando dejé de ser supervisor en el trabajo y opté por ser “soldado raso”, por muchas cosas más…todo ayuda a la experiencia de vida. Lo que llevo dentro de mí lo pongo humildemente al servicio de estas líneas que siguen. Pido disculpas porque no quiero dármelas de sabio. No pretendo enseñar nada, porque no soy quien para hacerlo. Maestro hay uno solo. Si lo leen en comunidad o personalmente, me alegraré. Si deciden no tenerlo en cuenta, me queda la satisfacción de haberlo intentado, y haberlo plasmado será simplemente un buen ejercicio de reflexión para mí. Infinitas gracias por su tiempo. Con afecto, un explorador camada 1978.
La Santidad también es para vos… La santidad no es sólo para los que hacen milagros, o para los que son torturados o muertos en nombre de Jesús. Tampoco sólo para mujeres y hombres perfectos. La Santidad es para todos los días, para ser vivida y alcanzada aun en los gestos que nos parecen insignificantes. Como Jesús está en nuestros corazones, sabe cuándo hacemos las cosas como a Él le gustan. No necesitamos hacer grandes obras (aunque éstas también cuentan). En cada pequeñez, en la sencillez de nuestra intimidad. En esos actos y pensamientos que además de nosotros sólo Él conoce. La Santidad para los Salesianos es eso de ser Honrados Ciudadanos y Buenos Cristianos. Y para los exploradores, cumplir la Ley de Honor… Ustedes son protagonistas de un montón de cosas y toman decisiones a diario ante cada situación que se presenta en sus vidas y en las vidas de los pibes. No solamente están invitados a compartir la Santidad de Don Bosco, sino que tienen la misión de ayudar a que sus chicos sean más santos cada día. Además, santificando a los pibes, se santifican ustedes. Todos sabemos que las palabras y especialmente las acciones de un animador expresan su forma de ser y su forma de pensar. A través de lo que decimos, de nuestros silencios, de lo que hacemos y de nuestras actitudes, dejamos ver nuestro interior. En los adolescentes, se deja entrever toda la problemática típica de la edad. En los jóvenes, apreciaremos su grado de compromiso con la VIDA, con la MISIÓN y con el deseo de ser SANTOS, como Jesús quiere. Por eso sus actitudes como jóvenes protagonistas del Movimiento Exploradoril, de la Casa Salesiana y de la Iglesia, adquieren una gran importancia para los que los rodean. No sólo para los chicos sino también para toda la Familia Exploradoril y para la comunidad del Colegio. Si Don Bosco decía que no “basta sólo con amarlos, sino que hay que demostrárselos”, podríamos decir: no basta con querer ser Santos, sino que se debe notar, debo ser luz para los demás. Mi presencia, mis palabras y actitudes, mi compromiso con el “Siempre Listo”, mi uniforme, mis signos exteriores, les recuerdan a los demás que quiero vivir la Santidad. Que cada uno quiera vivir la Santidad no sólo es bueno para uno, sino que ayudará a los demás a ser cada día mejores y les dará ánimo para tomar sus decisiones con la valentía que sólo el que sigue a Cristo puede tener. Esa valentía que algunos no entienden de dónde viene, porque les falta Fe.
En algunos países asesinan cristianos sólo por el hecho de decir que lo son. Nosotros tenemos la posibilidad de decirlo y mostrarlo a los cuatro vientos y darle la oportunidad a todos de que vean qué bueno que es serlo. Y tenemos que gritarlo y vivirlo. Vivirlo como la Iglesia nos está pidiendo ahora. Sin confundirnos con modas o tendencias novedosas. Tratando de que el mensaje llegue a todos, pero sin cambiar ese mensaje con la excusa de ser más “actuales”, de ser “piolas”, de ser “ATR”. Comprendiendo a todos, pero haciendo notar lo que no es correcto. Sin tener dudas de lo que creemos y predicamos. Amando a todos, pero aconsejando al que se equivoca. Apostando a la VIDA. Siempre a la VIDA. La VIDA que nos da Dios y sólo Él puede quitarnos. En este tiempo en que no es fácil creer en las personas, ni en las instituciones, ni en los medios de comunicación, ni en los políticos, y a veces ni en los mismos religiosos y laicos, debemos reflexionar en cada situación tomando al Evangelio y a las enseñanzas de la Madre Iglesia. Es fácil confundirse ante tanto bombardeo y ante tanto fracaso. Algunos se confundirán porque equivocaron el camino o interpretaron distinto, otros serán conscientes que están dando un mensaje incorrecto, pero destinado a llevar agua para su molino. Ya sea a su molino ideológico o a su molino económico. Aprendiendo a ser Santos... Si llegamos hasta esta etapa en el camino como cristianos y exploradores, es porque hemos ido diciendo que sí a cada llamado particular que nos hicieron. Hemos ido dando pasitos hacia la Santidad de cada día, que no es otra cosa que, ante cada decisión, responder como respondería Jesús. Por eso cada uno puede ser Santo ya aquí en la Tierra. Simplemente tomando cada opción que nos acerque un poquito más al Señor. Esa opción que nos haga más parte de su cuerpo místico, que nos haga más parte de la Iglesia, encabezada por el Papa a través de su enseñanza como Padre. Ser Santo no es hacer todo bien, sino poder reconocer mis errores y, la próxima vez, volver a intentar hacer lo correcto. Caerse mil veces y levantarse otras mil. Setenta veces siete, como decía Jesús. Pero siempre volver al camino. No al camino más fácil, pero si al más seguro. Aunque cueste más. En las actitudes con los compañeros de ruta, con los chicos, en las redes sociales, en casa (por supuesto), en el cole o en la uni, en el trabajo. Con mi novio o novia. En cada caso debería reflexionar en torno a cómo actuaría o qué diría Jesús en mi lugar. En cada reunión de animadores, en cada reunión de Consejo, en los encuentros con el MJS o con el resto de la Casa. En las presentaciones del Bata en público. En las reuniones de padres, en la actividad de los sábados… ¿siempre trato de construir, de ayudar a ir a la santidad a mis interlocutores? ¿o trato de demostrar que tengo razón, sin escuchar ni respetar al otro? Ser Santo y hacer Santa a mi Comunidad.
Un poco de ayuda… Claro, a veces no hay tiempo de andar reflexionando. Pero la oración es el arma más poderosa que tenemos. Puedo comenzar mi día pidiendo que el Espíritu Santo guíe mis acciones, y al finalizar la jornada revisar lo hecho, dando gracias y rogando poder mejorar. La Iglesia, como Madre, nos brinda mucha ayuda a la hora de pensar cómo debemos actuar. Tratemos de aprovecharla. Hay textos, hay encíclicas, hay cartas, hay libros, hay hermanos en la Fe. No dejemos de aprovechar esta soga que se nos acerca. Los Sacramentos son elementos fundamentales en esto de buscar ayuda para nuestro camino. Jesús mismo los regaló y la Iglesia nos los alcanza para que, a lo largo de la vida se nos haga más fácil vivir la Santidad. Esa Santidad de la que nos habla el Rector Mayor en el Aguinaldo. Por el Bautismo nos hacemos parte del pueblo que camina hacia la Santidad. Por la Comunión y la Confirmación nos hacemos uno con el Hijo y con el Espíritu, queremos participar de su Santidad. El Matrimonio, aunque todavía no nos llegue el tiempo, nos sirve como meta para orientar el noviazgo responsable y Santo. Porque dijimos que la Santidad es para todos y en cualquier momento. También en el noviazgo. Noviazgo que es cuna de actitudes y pensamientos que van creciendo junto con nosotros, paulatinamente, y nos preparan para el Matrimonio. Buscando tiempos para ir reflexionando, necesariamente la marcha será menos vertiginosa conforme vayamos creciendo. Esta desaceleración nos llevará a hacer las cosas de forma gradual, nos ayudará a crecer, sin querer alcanzar la meta inmediatamente, sin tomar ese “camino corto”, que no siempre es el mejor. Iremos creciendo en nuestra Santidad diaria, en nuestro estudio o trabajo, en nuestra casa, en la pareja, sin querer vivir todo ya, sabiendo que, si el plan es a futuro, habrá un tiempo y un momento para todo. Valentía y sacrificio… Y aquí volvemos al tema de la valentía. La valentía de querer ser Santos en cada momento y actuar en consecuencia. La valentía de encarar algo para toda la vida. Ahora no estamos de moda, por eso la valentía del cristiano se pone a prueba de manera más exigente, gritando al mundo que sí se puede, que la superficialidad no tiene cabida cuando creo que la Santidad también es para mí. Que lo bueno cuesta, pero da mayor satisfacción. Ese sacrificio que ustedes hacen tiene sentido. Enseñen a los chicos cuál es el verdadero mensaje del Movimiento Exploradoril, que vean que esas pequeñas renuncias que ellos hacen por la compañía van teniendo sentido a medida que los
grupos crecen en sabiduría y Santidad. Que vean su ejemplo cuando ustedes postergan o restan tiempo al estudio, al trabajo, al noviazgo…para trabajar por el Bata. Así como con 10 años uno asume el compromiso de ser explorador o exploradora para toda la vida, así como se puede reafirmar la Promesa y poner un Sol en el pecho para siempre, también se puede caminar de acuerdo a una vocación durante toda la vida. Estas pequeñas/grandes promesas que hacemos como exploradores, nos van preparando para otras promesas, como la del Matrimonio o la del Sacramento del Orden Sagrado, o para vivir mi vocación, cualquiera sea, como Cristo quiere. La vida es crecimiento y dinamismo. Llegará un momento en que crea que el Bata ya no me ayuda a ser Santo o Santa, o que yo no ayudo a vivir la santidad a los demás, porque mis intereses son otros, porque evangelizo mejor en la universidad o en el trabajo, o en otro grupo, o en otra institución. También esto es bueno, porque significa que estoy creciendo, que conforme sumo años, también mi vida de Fe ha crecido. Los caminos del Señor son inconmensurables, no sabemos por dónde nos van a llevar. Determinar cuál es el momento para seguir con ese crecimiento en otro lugar o en otra misión, también es parte de la vida. Y si no estoy de acuerdo con algunas de las cosas que me plantea la Madre Iglesia, también está bueno y es honesto decir: “hasta acá llegué, voy a buscar por otro lado”. Los invito a ser Santos, a corregirse mutuamente, a crecer apoyándose unos a otros. A ser cristianos, a transmitir claramente el mensaje de Salvación. A no resignar el objetivo de la Santidad por el riesgo de parecer anticuados, o porque nos dirán que: “eso era antes”, “esas cosas pasaron de moda”, “la nueva generación no cree en eso”. No se dejen llevar por el simplismo, por la mediocridad mundana. Siempre busquen a su alrededor, que Jesús les tenderá una mano a través de sus padres, de sus amigos, de los consagrados, de los pibes, o tal vez disfrazado del compañero de camino que menos piensan.
Como siempre, les agradezco su atención. Como dice Francisco: Rezo por ustedes, por favor recen por mí. Un abrazo fraterno.