Autora:
Roxana Hoces Montes
Luna de chocolate y canela Camina la noche callada y sin brillo. Caminan los niños, mujeres y hombres con poca luz desde lo alto. Luce dulce, bella como ninguna la cara nueva de la luna. De chispitas de chocolate le han bañado las estrellas. Y abundante polvo de canela le ha rociado la lluvia. Y aunque ahora el cielo embellece, en una caja de nubes meterla quisiera y con un lazo de sol adornarla, para luego a mamá regalársela. Roxana Hoces Montes
La luna tiene miedo ¡Han atacado la luna! Unos monstros de lata. La han sacado en bata para llevarla lejos, lejos muy lejos de la tierra.
Son miles de gigantes la tienen encadenada. Sus ojos le lagrimean, en tanta humareda no logra ver nada. Y poco a poco sus poderes le han ido arrebatando. ¡Oh ¡ de un brinco ha despertado, solo fue un sueño alocado. Miro abajo, arriba y a su costado ¡Todo está girando a la perfección!, el miedo la había paralizado. Y luego, se quedó dormida abrazada a su amado. Roxana Hoces Montes
Luna lunaza Luna lunaza Cuando salgo a caminar no me deja de mirar y si quiero yo parar seguro que me va imitar. Me persigue y nunca me alcanza, la que me sonríe, me hace un guiño aunque solo sea un niño. Luna lunaza La que extrañarla a mi me hace y cuando en el cielo no aparece…, solo me queda añorar su brillante compañía. Roxana Hoces Montes
El escondite de la luna El escondite de la luna No se halla en el cielo, ni en el mar , mucho menos en la tierra. El escondite de la luna es difícil de encontrar. Ya conté hasta mil y no la puedo capturar. Pero si logro ampayarla ella tendrá que pagar. El escondite de la luna Canto un pajarito: Es muy pequeño y abrigado y con su presencia ha quedado iluminado. Roxana Hoces Montes
El escondite de la luna esta palpitando más a prisa obligándola a salir. Y ahora ¿tienes alguna corazonada? sobre el escondite de la luna.
Roxana Hoces Montes
Las lágrimas de la luna Hoy la luna no quiere jugar ni su traje de luz quiere usar y no hace más que ponerse a llorar. Sus lágrimas a la mar están cayendo y de esa tristeza los peces están bebiendo. Hoy la luna no quiere hablar ni por sus amigas estrellas se deja consolar, de tanto y tanto llorar ha ido a parar al fondo del mar…, seguramente para sus penas ahí dejar. Le ha susurrado un secreto a la luna la mar, pues ahora ha podido comprender que no se puede dejar de servir y mucho menos a otros seres acongojar. Roxana Hoces Montes
La luna de la dulce mirada Apenas se asoma la luna de la dulce mirada hoyuelos de niña, nariz respingada y en ambos ojos una morisqueta dibujada. Es el rostro de una señorita creciente y encantada.
Si te sientes apenado y no quieres decir nada. Solo mírala y ya estarás transformado, pues, con su sonrisa de amor te habrá hechizado. Aunque luzca poco iluminada, paciente y calmada. Ella te invita a estar animado Ya que, cuando su velo se halle levantado, todo cuanto hallas sembrado, se habrá multiplicado. Roxana Hoces Montes
Luna mala Con su traje negro noche y el rostro enmascarado sale como una bala en su escoba plateada una bella generala. Profundamente respira y a la primera bocanada ya se siente relajada. Mientras que abajo a gran escala otros ya marcaron la retirada. Y hasta la mar se halla mareada los hombres, animales y plantas también se han malhumorado ante los aullidos de la noche acobardada. Roxana Hoces Montes
Le llaman “luna mala” los de mente un poco rala y los que no saben nada de la labor encomendada, pues ella solo anhela un universo de gala.
Y los que ya la han aceptado esperan con una bengala. Pues, pronto ese vestido habrá dejado y seguro que…¡ Un cielo iluminado nos regala!
Roxana Hoces Montes
En el huerto de la luna En el huerto de la luna cuando el viento toca el clarín, ella baila con un calabacín. Y si la lluvia hace sonar el violín los insectos mareados se van caminando. Mientras que las hortalizas y legumbres sanas y salvas siguen jugando. En el huerto de la luna para descansar un limonero y para hermosearse hojas de romero, además de orégano, perejil y culantro a las que cuida con esmero. También hay un manzano dorado en el que conversa con su amado.
Roxana Hoces Montes
En el huerto de la luna se abona con polvos mágicos. Tomates y pimientos con carmín. Zapallo, piña y papaya con rayos de sol desmenuzados. Asimismo espinaca, brócoli y otras verduras con trocitos de nubes verdes y estrellas coloradas.
En el huerto de la luna hay una compostera, pues es la única manera de regresar a la tierra el fruto que un día a ella y a su familia le sirviera. Roxana Hoces Montes
La luna y el tigre Cansada de mirar desde arriba y sin importarle lo que perdería decidió un día tener una aventurilla acompañada tan solo de su valentía. Lentamente del cielo se iba escabullendo mientras que en el suelo comenzaba el estruendo. Sin embargo, fue sorprendida por alguien que la había estado observando y se la tragó como jugando. Desde que se zampó aquel bocado lo llaman “Tigre alunado”, pues corre de aquí para allá y destroza lo que a su paso haya. Roxana Hoces Montes
Sus amigos y vecinos una fogata con palo santo le han preparado y a golpe de varias palmadas en su barriga abultada, harán que la traviesa salga disparada y regrese a iluminar su morada.
Roxana Hoces Montes
Luna lunita Con pijama y babuchas, graciosa y redondita, entra muy despacio, despacito luna lunita.
Ha venido a cantar nanas, nanitas a los niños y niñas que no pueden cerrar aun los ojos, ojitos. También a padres y abuelitos con suaves masajes a quitarles las preocupaciones dejándolos muy relajaditos. Finalmente, luna lunita se va por donde vino con un soplido de don vientito y con un costal repleto de penas, penitas. Roxana Hoces Montes
Mamá luna anda atareada Mamá luna anda atareada, no le alcanza el tiempo para nada, luce cansada y angustiada. Hay zapatos que remendar, mochilas que arreglar y uniformes que comprar. Por eso, ha determinado por las estrellas dejarse ayudar y a papá sol algunas labores encargar. Y es que, el lunes hay que madrugar, las clases han de comenzar. Los hijos e hijas de mamá luna y papá sol no hacen más que los días contar, para a la escuela regresar. Pues, hay mucho que charlar, a los maestros y amigos abrazar, y sobre todo en el recreo alborotar. Roxana Hoces Montes
La luna cuentacuentos La luna cuentacuentos, ha bajado en una bañera a la plaza sin tranquera. Ha traído una alforja repleta de historias encantadoras. Sin mucha preocupación y para evitar la indigestión, dos historias va presentar pero, solo una hay que seleccionar. Apenas se oye el “había una vez”, grandes y chicos con mucha avidez se acomodan de una buena vez. Pues, es la luna cuentacuentos, que con su melodiosa voz tiene a todos cautivados desde el principio hasta el final. Roxana Hoces Montes
Roxana Hoces Montes