4. ¿Qué hemos aprendido? 5. Compromiso ¡Hagamos un compromiso personal en relación al tema que hemos compartido!; También, ¡hagamos un compromiso comunitario! 6. Avisos (Si los hay) 7. Canto: El Señor Resucitó, Aleluya….
PEQUEÑAS COMUNIDADES. “COMUNIDADES DE FE”. PARROQUIA SANTO DOMINGO DE GUZMAN. SAN VICENTE, EL SALVADOR.
8. Oración Final: (puede ser espontánea) 9. Acto de Paz “La paz del Señor” “Y con tu Espíritu”
TEMA 27: 5° Artículo del Credo “Jesús descendió a los infiernos y al tercer día Resucitó” 1. Canto: Danos un corazón, grande para amar…. 2.
Oración: El Credo
Tema:
“Descendió a los infiernos”: Jesús conoció la muerte, gustó de la muerte… Fue a la morada de los muertos, descendiendo como Salvador, proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban detenidos, como dice San Pedro: “Hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva” (1 Pe 4,6). Esta “morada de los muertos”, es la que nosotros en el Credo llamamos “infiernos”, lugar en donde se hallaban los que estaban privados de la visión de Dios. Jesús no libra a los condenados, ni destruye el infierno de la condenación, sino que libra a los justos que le precedieron. Este descenso a los infiernos es la última fase de la misión mesiánica. Fase que está condensada en el tiempo, pero muy amplia en su significado real de la extensión de la redención, dado que ésta llega a todos los hombres, de todos los tiempos.
“Al tercer día resucitó de entre los muertos”: La Resurrección es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo. Ya desde un principio, en la primera comunidad cristiana era creída y vivida como verdad central. En la Tradición es un aspecto fundamental; en el Nuevo Testamento, está establecido; y en lo que es el misterio Pascual, es una parte esencial. Una prueba de esto es el mismo sepulcro vacío, que ni los guardias podían explicar. La fe en la Resurrección nace de una experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado. No es un “producto” de la fe o mera credulidad; de hecho, los apóstoles dudaban hasta viendo: “Atónitos y llenos de temor creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: ‘¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo.” (Lc 24, 37-39). El mismo Tomás hasta que no tocara con sus propias manos no iba a creer. Y justamente, este era un aspecto de Jesús resucitado: el tacto, los sentidos; no era un espíritu. Es el mismo cuerpo martirizado y crucificado, pero también glorioso. El cuerpo no está situado ni en el tiempo ni en el espacio, ya que no pertenece más a la tierra (distinto de la resurrección de Lázaro por ejemplo, que resucitó en este mundo), sino que está bajo el dominio divino del Padre. Aparece como quiere, cuando quiere, donde quiere, bajo cualquier apariencia, como a María Magdalena, cuando ella lo confundió por jardinero (Jn 20, 14-15). La Resurrección es la justificación que nos devuelve la gracia de Dios. Como dice San Pablo: “Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación” (Rm 4,25). Él es el “primogénito de entre los muertos” (Col 1,18), y por tanto es el principio de nuestra propia resurrección. Ahora, por medio de la justificación de nuestra alma, y luego, por la vivificación de nuestro cuerpo, que se dará cuando vuelva por segunda y última vez. Preguntas y Respuestas ¿Creemos en la resurrección? ¿Cómo pensamos que será? ¿Cuándo es que morimos al pecado y resucitamos a la gracia? RELATO EL NAUFRAGO Desde una isla remota, el único sobreviviente de un naufragio oraba fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara, y todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba.
Cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña cabañita para protegerse, y proteger sus pocas posesiones. Un día, después de andar buscando comida, encontró la pequeña choza en llamas, el humo subía hacia el cielo. Todo lo perdió en aquel incendio. Confundido y enojado con Dios le decía: “¿Cómo pudiste hacerme esto?” y se quedó dormido sobre la arena. Temprano en la mañana del siguiente día, escuchó asombrado la sirena de un barco que se acercaba a la isla. Venían a rescatarlo. Les preguntó, ¿Cómo sabían que yo estaba aquí?. Y sus rescatadores le contestaron, "vimos las señales de humo que nos hiciste...." "Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio". Romanos 8,28 Moraleja: Permite que Dios actúe aunque no entiendas sus caminos.