Susana Aldana. Repensar el Perú republicano
CAMBIANDO ETIQUETAS O REESTRUCTURANDO PENSAMIENTO: ¿REPENSAR EL PERÚ CONTEMPORÁNEO ? Susana Aldana Rivera1 Universidad de Lima
[email protected] Recibido: 22/05/2013 Aprobado: 21/06/2013 Resumen Este artículo reflexiona acerca de la suerte histórica del Perú a partir de la experiencia contemporánea. En particular, se vinculan los metadiscursos historiográficos excluyentes con los discursos historiográficos inclusivos que parten de las regiones para entender el conjunto de la experiencia histórica peruana. Palabras clave: Perú, Historia contemporánea; Historiografía nacional y regional; Nación peruana
CHANGING LABELS OR RESTRUCTURE THOUGHT : RETHINKING THE CONTEMPORARY PERU? Abstract This article thinks over the historical fate of Peru from the contemporary experience. In particular, we link the exclusive historiographical metadiscourses with inclusive historiographical discourses that stem from the regions to understand the whole Peruvian historical experience. Key words: Peru, Contemporary history; National and regional historiography; Peruvian nation
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Historiadora. Licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Católica del Perú, magíster en Historia por FLACSO (Quito, Ecuador) y candidata al doctorado en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha sido investigadora de CIPCA (Piura), donde se especializó en la historia regional. Es profesora de la Universidad de Lima y la Universidad ESAN. Entre sus publicaciones destacan Antiguo espacio: la unidad socio-económica surecuatoriana-norperuana (1992) y Empresas coloniales. Las tinas de jabón en Piura (1988).
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Es interesante que se plantee la necesidad de que los historiadores repiensen lo que se vive, no lo que se ha vivido o lo que se vivió 2 . Porque los historiadores en general somos bastante reacios a dejar de lado las fechas y los nombres que, aceptamos, es la base del discurso histórico, sólido y monolítico, que nos da seguridad. Pero ¿no es, en realidad, el tiempo lo esencial a la historia? El que analiza y el que refleja, a la historia, al historiador y al historiador haciendo historia; a ese tan cambiante como continuo transcurrir que los historiadores no hacemos más que aprender y dividir metodológicamente para tratar de entendernos. De allí, la importancia del historiador para historiar procesos, además de fechas y nombres, que nos permitan realmente lograr ese tan conocido pero poco aplicado discurso de dialogar con el pasado para dar pautas de relación con el presente y reflexión para con el futuro. Todos repetimos a Marc Bloch, pocos en realidad, ¿lo hemos realmente leído o mejor aún comprendido? Y nos preguntamos a partir de la praxis histórica que se espera en el Perú si para comprender una sociedad, ¿se puede ir de uno en uno? ¿O siendo este fundamento ideográfico la base de la historia moderna, cómo lograr que la reflexión lo supere? ¿Cómo evitar caer en el otro extremo en que muchos hemos caído; en esos grandes discursos que terminan siendo metadiscursos únicos y excluyentes, y poder ofrecer visiones históricas a una sociedad, hoy carente de ella pero no por eso menos necesitada de tenerla? Ciertamente enfrentamos cambios muy fuertes. Así como pasar de la pluma a la imprenta implicó un cambio de cosmovisión en el hombre, de manera semejante, el tránsito de la imprenta a la computadora supone la construcción de una nueva cosmovisión humana3. El tiempo es francamente genial y más aún para los historiadores que trabajamos con él. Enmarcada en esta peculiar coyuntura globalizadora, de amplísima cobertura e incidencias, mis reflexiones vienen desde lo pequeños, desde lo que trabajo, la historia regional. Que no es la típica historia por siglos –que del siglo XVI, que del XVIII o XIX-, ni por ideologías – que ya “murieron”- pero tampoco de lugares –que Cusco, Piura, etc. Es, en realidad, una manera de realización histórica sentida y comprendida más que entendida y aprendida. Y por eso, quisiera discutir algunas ideas de cómo enfrentar la historia del Perú contemporáneo y voy a hacer referencia a supuestos historiográficos que muchos otros pueden haber tenido y discutido: desde el mismo debate de las historias nacionales en un momento de disolución de sistema, de lo que implica la historia regional y/o microhistorias. El sistema está en cambio y por tanto, el sustento de lo que es la misma ciencia llamada historia. 1. Las fechas y los nombres En el Perú, a los historiadores nos apasiona la recolección de datos, fechas, nombres y personajes que enhebramos de manera medianamente inteligente. Una historia que, en realidad, nos remite a una praxis histórica del siglo XIX cuando era necesario fundar el estado-nación y encontrar o crear los prohombres- tipos ideales de sociedad para que el 2 Las ideas iniciales de este texto fue presentado en el I coloquio de estudios históricos del siglo XX. Repensando el Perú Contemporáneo. Lima: Casa Mariátegui, 6 - 9 de mayo del 2013 3 Ver por ejemplo, las múltiples posiciones que hay que señalan la necesidad de cambiar los paradigmas cognitivos del ser humano. Como E. Morin y el pensamiento complejo (http://www.edgarmorin.org/).
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conjunto social se encontrara reflejado y se aprendiera, individualmente, como parte de la nación. Un cúmulo de situaciones de crisis y violencia creciente determinó que, para mediados del siglo XX peruano, fuera necesario “analizar” nuestra sociedad y justamente, la generación encabezada por Flores Galindo, levantó Annales y el serio análisis teórico aplicado a la historia sin que, en realidad, esta perspectiva reestructurase la realización histórica. Si la necesidad de los historiadores ses de la primera mitad del siglo XX fue entender cómo y por qué de lo vivido, para nosotros el sentido fue muy distinto. La historia partía de una praxis política, combativa y marxista, que impulsó el “encontrar” y valorar las voces sometidas, beligerantemente la de los de abajo (obreros, indígenas) pero también, aunque con menos vehemencia, otras voces diluidas como la de las regiones. No hubo en estos años 70´s y 80´s, sin embargo, un discurso que englobara a la nación a pesar de que políticamente se intentó construir el estado-nacional; prohombres y fechas siguieron siendo la fuente de seguridad de pertenencia al Perú. De allí que estudios y posiciones tan importantes e interesantes se diluyeran con el paso del tiempo y su combinación no-cultura sí-tecnología. Aún se acepta que es necesario recopilar datos y hechos que sustenten la “realidad” de una sociedad como la peruana pero ¿en términos del siglo XIX? ¿Qué buscamos en realidad al trabajar historia? Ya no es el momento de responder ideológicamente a la sociedad, tampoco encontrar nombres y fechas que sustenten la identidad nacional o la regional. ¿Qué hacemos y sustentamos los historiadores en este mundo post: posmoderno, postindustrial, postproducción?. Si en algún momento los otrora jóvenes de los 90´s apostamos por una historia utilitaria que nos permitiera aprehender la coyuntura que se vivía, en realidad, esta voluntad sólo reflejaba una demanda inconsciente pero crecientemente imperiosa para entenderse, comprenderse y proyectarse con una lógica cohesionadora de sociedad cuyo fundamento, el estado-nacional, se diluía con rapidez ante la globalización que emergía y que no se entendía. Hoy en cambio, se abre paso las teorías de alcance medio si seguimos a Giddens y que sean pensadas en términos y alcances de una sociedad y no del planeta o de una “sección” del mismo: Occidente, aunque muy distinto internamente jamás permitió que esa diferencia aflorara y por tanto, nunca se percibió tan diverso como Oriente. Entonces, la historia que se abre paso es una historia que permita dar “sentido” a los hechos más que sustento ideográfico perfectamente enhebrado y que recupere una diversidad que negó el estado-nación, hijo político exclusivo y excluyente del mundo moderno donde las máquinas establecen el modelo productivo aceptado y que enmarcan al individuo en un mundo liberal capitalista. 2. La Historia regional Los avatares de la vida implicaron mi “especialización” en la historia regional; sólo hoy descubro y con sorpresa, que al trabajar desde, para y por la región, como afirmaba Revesz desde el CIPCA, confrontaba la idea de nación, única, homogénea e indivisible. El rechazo tácito desde y en Lima no se hizo de esperar: la mayoría veía( ve) con horror, que tan solo se trataba (trata) de agregar más fechas y nombres a los que ya había que conocer y memorizar. Pero sobre todo porque enfrenta directamente a los historiadores que con su trabajo, sustentan ya no la Nación y la voluntad de crearla pero si un discurso que sólo recupera a Lima aunque pretende recuperar la forma del Perú. Y mientras más Nueva corónica 2 (Julio, 2013) ISSN 2306-1715, pp. 517-523. Escuela de Historia. UNMSM
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conservadores más fuerte es el resentimiento por cuanto la diversidad es sólo aceptado en términos de “fragmentación” del Perú, categoría utilizada genéricamente y fuera de su contexto original, los años de 1920 y desde la izquierda, desde Mariátegui. Descubrí, además, que construía y reconstruía la historia de gente que supuestamente no tenía historia; ni siquiera ellos, en la región, encontraban fundamento histórico a su presencia dentro del estado-nación peruano. De allí su avidez por dejar pruebas y registros fehacientes del accionar de los hijos notables de la región dentro de la república del Perú, de la participación de la región en la nación. El contraste es francamente genial: de un lado, la región sustentada en el recuerdo de las etapas prehispánicas, autónomas e importantes, y del otro, la región desesperadamente buscando a la nación a través de sus hijos ilustres; el virreinato poco o nada interesa. En esa voluntad de sustentar a la región cual si fuera la nación en un numero de fechas y nombres, se expresaban sentires porque cuanto la base, a pesar de todo y con todo, son tradiciones que se hunden en la noche de los tiempos. Curiosamente descubrí en la región que no eran los documentos sino la gente la que hacía la historia y que lo que se construía desde Lima y la riqueza de sus archivos ofrecía entidades tan abstractas como “Virreinato” o “República” a grupos enteros de personas que no se entendían como parte de. Como cuando se trata de la cultura: en Piura, los piuranos como buenos costeños vibran con los valses pero son sus valses y sólo de vez en cuando cantan los limeños-nacionales. Así, las fechas son nacionales pero los matices y sentires a los que le dan importancia vienen de su propia historia (story) y no de la Historia (history). 3. El discurso de la nación y la nacionalización real Mientras que la historia nacional es hecha por historiadores profesionales que están tratando de sustentar desde un constructo llamado Perú y que supone un abstracto cohesionador llamado estado-nación peruano, en el caso de la región, como se ha dicho, no se encuentra con historiadores profesionales. No porque no haya la capacidad instalada sino porque el sistema occidental ha generado una suerte de centralización burocrática en Lima que ha llegado incluso a suponer un ahogamiento de la realidad de los espacios diferente de Lima-Perú. Fuera de Lima –y puede ser incluso los conos de esta megalópolis-, lo normal es que los historiadores se encuentren ocultos detrás de la educación. En realidad, la práctica recoge una utilidad que se hunde en el siglo XIX aunque vivamos el siglo XXI: los estudiosos locales intentan encontrar su identidad; una identidad regional frente a una entidad abstracta llamada República del Perú que es capitaneada desde una realidad impositiva de formas y modelos sociales, llamada Lima. En este sentido, el estado ha ido progresivamente cortando y recortando los propios espacios regionales al establecer una lógica “nacional” homogenizante y moderna que le es antagónica a la región. En esta, los anclajes sociales son los típicos de toda sociedad premoderna, como por ejemplo y principalmente, una realización que se fundamenta en el conocimiento cercano de sus : en las localidades todos se conocen y la región es la sumatoria combinada de ese conocimiento con un sentido a partir de si misma. Pero Lima, el centro y corazón del Perú, es un extraño híbrido de ciudad palaciega moderna que no puede hacer otra que ahogar a la Nueva corónica 2 (Julio, 2013) ISSN 2306-1715, pp. 517-523. Escuela de Historia. UNMSM
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región: son diez millones de habitantes; una megaciudad que va en camino de convertirse en ciudad global fundada particularmente en su ubicación geográfica y la facilidad del servicio humano. Curiosamente a inicios del siglo XXI, cuando se diluye la nación, reemerge la región para, probablemente en el futuro inmediato, diluirse en términos del nuevo ordenamiento global. Pero no sólo se trata de la región sino que, al romperse ese marco único y exclusivo de la nación, aparecen todas las problemáticas, al mismo tiempo y sin espacios jerarquizados: la individuación y separación Estado-Sociedad-Mercado que se desenvolvía en el tiempo y que se traducía en ciencias nomotéticas se diluye de la mano con el estado-nación. ¿Cómo enfrentar, entonces, la emergencia de problemáticas sociales y fundamentalmente de tiempos históricos todos juntas y en conjunto? Con fechas y con nombres podemos fundamentar un discurso histórico o más bien, establecer “sentidos” que permitan ir captando las diferencias a manera de cascada que sin perder el referente del estado-nación permita la proyección hacia dentro y hacia fuera de la diferencia. 4. El nuevo textil, el estado posmoderno del Perú Al estar necesariamente ubicada en Lima por cuestiones de trabajo como prácticamente un tercio de la población de este país que vive en la capital, me encontré que la Academia en el Perú había desaparecido. No pienso que nunca haya sido muy extensa o muy diversa pero si reconocida y generadora de líneas de intelectualidad. Hoy son los jóvenes historiadores y algunos viejos que con uñas y con dientes se agarran a los poquísimos espacios de investigación que se mantienen casi en exclusiva en la universidades nacionales. El fundamento de la historia es en realidad el ánima del historiador que existe entre nosotros, esa voluntad férrea de recoger y coleccionar constantemente situaciones que armamos de puro placer, a manera de rompecabezas, para poder ofrecer una imagen que, además, sabemos que está constantemente cambiando. Casi como una clave token. En este sentido y como profesora de historia más que historiadores, me enfrente a la necesidad de pensar y repensar primero la utilidad de la historia y luego, con mayor profundidad, el sentido de la historia y del mundo del historiador. Y no solo confirmo con tantos otros, que es más que nunca importante los discursos que de si mismo genera una sociedad sino que es totalmente imperioso y necesario que se genere un nuevo discurso del Perú. Seguimos anclados en una realización histórica del siglo XIX y fundamos nuestros supuestos en la culminación de esa etapa, años de 1920-1930: Basadre sigue siendo nuestro referente para las divisiones históricas y por más que Cotler intentó si no remplazarlo, por lo menos traducirlo, su éxito es muy limitado y coyuntural. Como tantos otros, sigue analizando en términos de estado-nación y no hacia lo que se va y la gente “siente” aunque no entiende, la gobernanza global. Al estar sentada en Lima, como historiadora, comencé a vivir de lo vivido. Si durante mi etapa en la región me di el lujo de recuperar y recopilar cada hilo que me supusiera la posibilidad de entender ese maravilloso tejido llamado Perú, armado en base a tantos otros Nueva corónica 2 (Julio, 2013) ISSN 2306-1715, pp. 517-523. Escuela de Historia. UNMSM
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tejidos humanos que se expresan en la región y las regiones: colores, tramas y urdimbres tan varios y diversos que uno no sabe bien como apreciar. Casi como recuperando para la historia, la clásica discusión entre arte y artesanía, tengo Historia (History) o tengo historia (story). Si desde la región, me permití en un momento dado de mi vida como historiadora trabajar todo lo mínimo posible y detalles sobre un espacio dado, en este caso, el norte; ahora bien, desde la nación y desde fuera del norte, comencé a trabajar en líneas genéricas esa gran construcción que es el Estado nación. Sin embargo, no me lo cuestiono; me limito a disfrutarlo, captarlo, comprenderlo y presentarlo. Un momento, un espacio, una urdimbre cuyos hilos son el armazón que nos viene del pasado y cuyas tramas responde a un constante y continuo hacer presente. Y ellas generan un tejido que mañana puede ser totalmente diferente. ¿Fechas y nombres? Sí. ¿Procesos históricos para el análisis social? También y desde el estado-nación y la construcción del estado-nacional tanto en sus elementos constitutivos y conocidos como en cuanto visiones dadoras de sentido que incorporen no sólo la diversidad sino también y principalmente maticen el entendimiento y el aprendizaje con el sentimiento y la comprensión. 5. El pensamiento complejo o el reflejo de los espejos Y por eso, comienzo a reflexionar no solamente la historia desde sus fundamentos historiográficas sino sobre todo tratar de encontrar discursos y visiones que den sentido a lo que nosotros –en un yo individual y un yo social- hemos vivido en un punto de razonamiento más profundo que solamente la recopilación ordenada y más o menos inteligente de datos históricos armados a manera de rompecabezas o de collage a los que nosotros historiadores le damos importancia a partir de nuestros recuentos de nombre y de fechas. Para la gente hoy en día, sobre todo los más jóvenes, el concepto de tiempo es algo que no tiene profundidad porque todavía la sociedad no logra encontrar su propia profundidad. Otro tema del que todavía apenas vislumbramos la diferencia porque tiene mucho que ver con lo que se viene, un razonamiento distinto; quizás en la línea del pensamiento complejo de Morin. Nuevo discurso –crisis a múltiples niveles y reconstrucción-construcción escalar Pienso con ejemplo históricos: en una estructura del mundo prehispánico que es la base de todo para entender todo, eje de abcisas, la matriz prehispánica que no se ha muerto en el tiempo sino que simplemente se haya oculta y se ha matizado. Y otro sustrato que viene a ser el eje de coordenadas X ese mundo global que va cruzando constante y continuamente todas las estructuras que hoy día podemos tener. Son dos sustratos necesarios. Yo no me puedo olvidar al hacer historia del siglo XX, que somos una sociedad donde hubo un imperio y ese imperio a su vez, fue el punto culminante de todo un desarrollo cultural con todas su peculiaridades. Y luego que ese espacio que hoy conocemos como Perú ha sufrido el decurso de toda una construcción llamada modernidad cuyas formas políticas y expresiones políticas pasan por la república, por la nación, el estado- nación, el estado nacional y que responde a un momento dado de la historia ya no de una región del planeta sino de todo el planeta.
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Ejemplos de caso: Independencia: Cambio de etiquetas- Virreinato a República –como se hace hoy en día en prácticamente todos los trabajos que van camino al bicentenario. Relaciones internas de poder dentro del virreinato: R(x Dios)- Vi- Lima ubicación pero otras ciudades con derechos. Rompimiento de la estructura de poder, que pasa cuando Virrey ya no existe. Pactos vs contrato. L- primer interpares. A una ciudad capital burocrática y dominadora de otras ciudades, todas por igual sin diferencia: Trujillo o Leymebamba. No más primer-interpares sino ciudad que centraliza y canaliza todas las estructuras de control burocrático moderno fundado en una ciencia positiva y por tanto en leyes, normas y consensos estructurados y estructurantes. En este sentido esta es la reflexión que planteo sobre este texto.
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