TAL FUE JUAREZ Nació de la miseria, de su vencida raza Desecho, abandonado, de nuevo sin vigor Nació como la hierba que mustia sobrevive Del implacable invierno al pertinaz rigor. Nació como atraviesa corriente cristalina Maléfico pantano con bienhechora luz Y llevaba esa vida como entre arenas de oro Los gérmenes divinos de honor y de virtud. Ni pompas ni blasones en el jacal del indio Recuerdos del esclavo por donde quiera vio Y al sentir en sus carnes los hierros opresores, Como ave perseguida su vuelo levantó. Llevaba dolorido como hondas cicatrices Los recuerdos del amo, los golpes del poder La ausencia del derecho para el que pobre llora, Lo infame del que manda sin trabas y sin ley. Sintió en su alma pujanza para luchar constante Por la justicia santa, por la alma libertad Y entonces un carácter, la augusta providencia En aquel indio oscuro, le dio a la humanidad. ¿Sabéis que es un carácter? ¡Habedlo! es que en hombre Encarnen como en bronce las leyes del honor, Y entero a todo embate le oponga resistencia Sin vacilar un punto su fe y su valor. Ni rayos de elocuencia, ni refulgente espada Ni en su torno la pompa de augusto emperador, Ni atlética figura, ni altiva la mirada De aquel que de otros hombres se encuentra superior. Esclavo del derecho, custodio de la idea Que promete a los pueblos los goces y la paz, Debió sus laudos todos a que llevaba en alto Como en un eterno lema: justicia y libertad.
¿Sabéis que es un carácter? ¡Es dar a los principios! Con la exigencia, vida; y aliento con el ser. Es que ponga en el olvido el hombre su bien mismo, ¡Mirando con desprecio la pena o el placer! Tal fue Juárez: el pueblo le vio como a esas boyas Que en las olas perdidas se encuentran en el mar Y apartan a las naves del formidable escollo Do airado las empuje la horrenda tempestad. Flotaba en los naufragios cual tabla salvadora Que el naufrago prometer segura protección, Que se hunde unos instantes y airosa sobrenada Que triunfa de los vientos, que burla su furor. Tal lo viste, ¡Oh mi patria!, cuando hondas desventuras Por ti y tú independencia magnánimo arrostró, Y el sol que iluminaba sus ambiciones puras Ni un punto, ni un instante fatal palideció. ¡Oh si!, tales titanes tan sólo se alimentan Con ínclitas virtudes, con infinito amor Al pueblo agradecido que ardiente los transforma El labarum sagrado de bien y redención. Juárez la fe en un pueblo representó constante, Sinónimo de patria su nombre resonó Y dejó como timbres de inmarcesible gloria, El culto de los libres y el odio del traidor. ¡Oh patria!; ¡oh tumba ilustre! conviértete en oriente De paz inextinguible, de bienhechora luz Y difunde en el pueblo que por tu muerte llora Tesoros de progreso, raudales de virtud. Rindámosle homenaje, cubramos de coronas Con reverentes almas, su excelso pedestal, Y muéstrelo orgulloso, al mundo, cual modelo Entre efluvios de gloria, de augusta humanidad. Guillermo Prieto