Ostracodos y Gammarus OSTRACODOS Los ostrácodos (Ostracoda, del griego όστρακον óstrakon, "concha" y ειδής eidés, "con aspecto de"), son una clase de crustáceos de muy reducido tamaño, muchas veces microscópicos (normalmente entre 0,1 y 2 mm). Se conocen unas 13.000 especies actuales y se estima que se han descrito 65.000 especies fósiles (tantas como crustáceos actuales conocidos).1 Índice 1 Características 2 Biología y ecología 3 Paleontología 4 Referencias 5 Enlaces externos Características Poseen un caparazón de dos valvas, que dependiendo de la especie puede ser blando o altamente calcificado, que al cerrarse cubre todas las partes blandas del animal, dándole el aspecto de una diminuta almeja. El ligamento que une las conchas tiende a separarlas mientras que el músculo interior actúa inversamente, juntándolas. De esta forma no se requiere un músculo adicional para la apertura de las valvas lográndose una mayor eficiencia y un menor gasto energético. Algunas de las especies tienen una abertura en la parte inferior, que permanece abierta aun cuando las valvas estén cerradas. Por esta abertura el animal saca las antenas para usarlas como remos. Son animales de cuerpo poco segmentado, normalmente no más de 8 segmentos, y pocos apéndices, que comprenden las antenas, dos apéndices bucales y dos adicionales. En muchas especies de ostrácodos estos últimos han desaparecido. Biología y ecología La reproducción es mayormente partenogenética y los machos en muchas de las especies son muy escasos o se desconocen en absoluto. Al nacer, ya tienen el caparazón formado y su desarrollo suele ser directo. Como todos los artrópodos, para poder crecer realizan mudas (ecdisis); concretamente los ostrácodos planctónicos nacen con dos pares de ramas o espinas en la furca (apéndice final del cuerpo), y posteriormente, van aumentando el número de ramas o espinas con cada muda hasta completar ocho pares. Se encuentran en variados hábitats, agua dulce y agua salada, y en este último se les encuentra a grandes profundidades o en la superficie formando parte del plancton. También hay un gran número de especies bentónicas. Una de las especies más comunes es el Cypris que vive en charcos y riachuelos de agua dulce y nada con gran desenvoltura. En cuanto a las especies marinas, las más comunes pertenecen a las subfamilia Conchoecinae, a los géneros Conchoecia,
Conchoecissa, Metaconchoecia, Conchoecilla, Macroconchoecia, Mikroconchoecia, entre otros. Se han hallado algunos que segregan una substancia luminosa que tiene un efecto defensivo. Paleontología Pérmico, Texas. Los ostrácodos son uno de los grupos de microfósiles más utilizado en Paleontología, tanto como indicadores paleoambientales, como en datación de estratos. Por esto han sido muy utilizados en la búsqueda de combustibles fósiles. Son conocidos desde el Cámbrico inferior con el orden Archaeocopida, de caparazones poco calcificados. Posteriormente surgen en el Cámbrico superior los Leperditiocópidos, de caparazones más complejos y con mayor calcificación. En el Ordovícico se extinguen los Arqueocópidos y surgen los órdenes Paleocopida, Podocopida y Myodocopida. En el Devónico surgen los primeros ostrácodos de agua dulce, permitiendo una bioestratigrafía de regiones continentales. A finales del Devónicose extinguen los Leperditiocópidos y los Paleocópidos se extinguen en el tránsito del Permo-Trias. Durante la Era Secundaria experimentan una expansión que permite utilizarlos habitualmente para la biodatación de estratos. En el límite Cretácico-Terciario se extinguen multitud de grupos, pero de nuevo en el Cenozoico surge una radiación adaptativa y han llegado hasta nuestros días conquistando prácticamente todos los medios acuáticos. GAMMARUS Filo: Crustacea Clase: Malacostraca Orden: Amphipoda Familia: Gammaridae Género Gammarus sp. Aunque existen más de 30 especies diferentes de este pequeño crustáceo, se suelen incluir todas bajo la denominación de falsas gambitas, cochinillas acuáticas o piojos de agua, siendo algunas de las más frecuentes Gammarus lacustris, G. salinus o G. pulex. Entre tal diversidad de especies, no ha de resultar extraño que podamos encontrarlos desde los arroyos más fríos hasta las costas marinas más cálidas, pasando por charcos temporales, acequias o estuarios, a lo largo de todo el globo, en agua salada o dulce, corriente o estancada y en rangos bastante amplios de temperaturas, dureza o pH entre otros factores. Se trata de crustáceos de tamaño diminuto, de apenas un centímetro o dos de longitud, con cuerpo aplanado lateralmente y dos pares de antenas sobresalientes pero no demasiado largas. Su aspecto general es el de media luna acorazada, muy similar a las cochinillas de tierra, con las que están emparentados. Son de movimientos rápidos y se alimentan tanto de materia orgánica en descomposición (animal o vegetal indistintamente) como de microorganismos en suspensión en el agua. En estado natural se reproducen a un ritmo acelerado, incluso cuando se dan temperaturas cercanas al punto de congelación. En cautividad su reproducción es algo más costosa por lo que no debemos desanimarnos si no tenemos éxito en un primer intento.
Primeramente deberemos localizar una población silvestre de donde podamos conseguir los primeros ejemplares. Los mejores sitios son acequias de aguas lentas o bien charcas donde se den en alta densidad. Si elegimos especies marinas o de aguas salobres, bastará con acercarnos a la orilla rocosa del mar para ir captando ejemplares. El mejor método es utilizar una malla o gambero de malla fina, a través de la cual no puedan escapar los adultos. Su cultivo puede realizarse bien en estanques al aire libre, bien en acuarios dedicados a tal fin. La clave para conseguir que este cultivo sea exitoso es reproducir con fidelidad su ambiente natural. Debemos suministrar agua al tanque directamente de donde hemos colectado los gammarus, agua que será portadora del mismo zooplancton y fitoplancton del que se alimentaban en la naturaleza. Del mismo modo, si hemos conseguido los ejemplares de un ambiente de aguas lentas o estancadas, deberemos eliminar cualquier tipo de remoción del agua. Si hemos conseguido los gammarus de aguas agitadas, bien sean ríos o costas azotadas por las olas, deberemos procurar oxigenar y remover bastante el agua para que las algas y microorganismos de que se alimentan sigan creciendo en nuestro acuario. Otro tanto sucede con la luz. Si el lugar de donde los hemos obtenido estaba totalmente expuesto al sol o en latitudes tropicales, la iluminación sobre el acuario deberá ser intensa. Y así con el resto de factores físicoquímicos del agua (pH, Gh, Kh, temperatura, amonio, nitritos-nitratos, fosfatos, NaCl, KCl, etc.) por lo cual es indispensable hacer una medición paramétrica del agua de dicha zona, a ser posible in situ. Una vez contemplados los parámetros del agua de la zona, sería conveniente hacer un ciclado de al menos dos semanas del tanque donde vamos a mantener y reproducir a los gammarus, incorporando, de ser posible, el 100% de volumen de agua de la zona escogida. De no ser posible, es recomendable un aporte mínimo de al menos el 40% del volumen del tanque, de lo contrario se producirán desequilibrios en la carga bacteriana y de microflora y fauna del agua que serán después difícilmente corregibles. Una vez está hecho este ciclado es el momento de introducir los ejemplares capturados. Un buen comienzo serían unos 20 ejemplares/litro aunque si se aportan en mayor número mucho mejor para iniciar el cultivo. La instalación del mismo tipo de rocas, sustrato y plantas que en la zona de origen es incluso más indispensable que el hecho de mantener unos parámetros fieles al medio natural. Posiblemente estas especies no se reproduzcan sin la flora típica que crece en su zona. Una vez está completo el acuario y hemos introducido los gammarus, si hemos seguido al pie de la letra todos los pasos, ellos mismos empezarán a reproducirse de manera rápida, alimentándose de los microorganismos en suspensión que rondan por el agua del tanque. Podemos suministrarles también hojuelas, gránulos o pastillas de fondo a base de vegetales y extractos de algas para acelerar su reproducción, ya que conforme estos alimentos se descompongan generarán más microorganismos que serán consumidos por los gammarus, quienes también se alimentarán en parte de estos restos de comida. Este hábito es mejor adquirirlo
cuando ya tenemos una colonia importante de estos crustáceos y no en las primeras etapas del cultivo. Cuando apreciemos que su número ya es bastante alto podemos empezar a realizar extracciones, bien de adultos con una malla que deje escapar a los juveniles, o bien con una malla más fina que capte a los de menor tamaño, dependiendo de qué peces vayamos a alimentar. Por su contenido en proteínas y fibra, los gammarus son un alimento excelente para la mayoría de peces, tanto si se suministran como alimento vivo, liofilizados o congelados. Suministrados vivos podemos estimular el sistema inmunitario y el instinto depredador de peces con alguna dolencia. Liofilizados podremos almacenar indefinidamente esta fuente de alimento y congelados en cómodas dosis de pastillas podremos mantener íntegras sus propiedades alimenticias. Conviene recordar que no es raro fracasar en las primeras experiencias de reproducción de este invertebrado pero que su cultivo aporta múltiples beneficios a nuestros peces y una vez se consigue es muy fácil de mantener. Gammarus. Alimento vivo para nuestros peces. Los gammarus son crustáceos, sus cuerpos son comprimidos y estrechos, formados por una cabeza y un tórax (cefalotórax). Tiene 7 segmentos torácicos libres, un abdomen dividido en 6 segmentos y una cola pequeña (telson). Del tórax le salen 7 pares de patas adaptadas para nadar y caminar arrastrándose por el suelo. Sus ojos están bien desarrollados. De la cabeza le salen dos pares de antenas. Su tamaño varía de unas especies a otras pero está entre 0,9 y 1,5cm. Estos anfípodos son muy rápidos. Están adaptados para desplazarse por el sustrato, agarrados a los restos del suelo (vegetales, rocas...) se arrastran y caminan con sus patas aunque también doblan sus cuerpos enteros al moverse. Estas gambitas son mucho más activas por la noche. Hay cerca de 250 especies de gammarus, la mayoría de ellos son de aguas saladas. Nosotros nos vamos a referir a las especies de agua dulce. Reproducción La reproducción la pueden realizar en cualquier época del año, siendo lo más frecuente entre febrero y octubre, suelen copular varias veces al año. El macho coge enérgicamente a la hembra por el dorso alrededor de una semana. La hembra pone entre 20-100 huevos que deposita en un hueco que tiene entre las piernas delanteras. Es una bolsa de cría (marsupim), los huevos permanecen de 1 a 3 semanas hasta que su madre cambia de muda. Hay que comentar que los gammarus en cautiverio no producen mucha descendencia y su crecimiento es muy lento, siendo complicado el mantener un cultivo que dé de comer a nuestros peces. Por el contrario las zonas donde se encuentran suelen estar plagadas de estos seres. Alimentación Son “limpiadores” y comerán restos de materia vegetal, aunque si no los hay se alimenta de la propia planta. Se alimentan raspando el material de la superficie o filtrando partículas pequeñas (detritus) comen casi todo tipo de restos orgánicos. Además comen algas microscópicas, infusorios, placton... ¿Dónde encontrarlos?
Los gammarus se pueden encontrar en charcas permanentes, arroyos y ríos. Se pueden recolectar durante todo el año. Las aguas donde habitan están limpias y muy oxigenadas. Como ya comentamos se arrastran por un costado. Suelen estar por el fondo, pegados a las plantas, o rocas del agua. También se pueden encontrar debajo de las piedras, así se ocultan para no ser vistos por sus depredadores (peces, aves, otros invertebrados...). Nunca están en zonas profundas, les gusta estar en los bordes de los ríos, arroyos, o charcas. Recolección en la naturaleza Para atraparlos lo que tendremos que hacer es llevar una red y un bote. Tendremos que colocar la red hundida en el curso de agua y remover la grava que hay por delante de esta. Así las pulgas saldrán de su escondite y se dejarán llevar por la corriente entrando en la red. Mantenimiento Su mantenimiento no es complicado. El material necesario y el sostenimiento del cultivo no son cosa de otro mundo. El recipiente que se utilizará para mantener los gammarus ha de ser con mucha superficie y poca altura. Dependiendo de lo que queramos hacer con los gammarus, necesitaremos un recipiente con más superficie (si nuestro propósito es cultivarlas) o más pequeño si solo queremos mantenerlas para ir alimentando a nuestros peces. Para intentar su reproducción, cuanto más grande sea el recipiente mejor, así si podemos poner una urna de 25litros será mejor que otra de dimensiones menores. En este recipiente tendremos que meter agua a ser posible del hábitat donde es recogida, junto con piedras y plantas de la misma zona. Esto lo aconsejamos así porque el gammarus se adaptará mejor a su nuevo hogar y tendrá los mismos alimentos que de donde procede, ya que al recoger los restos de vegetación, detritus y rocas estamos metiendo restos y organismos de los cuales seguro que se alimenta. Otros alimentos con los que podremos alimentarlos son: -Spirulina raspada. -Espinacas crudas trituradas. -Comida en escamas o gránulos para peces. -Berros. -Alsine (hierba pajera). -Algas verdes filamentosas. -Hojas secas de árboles caducifolios. Una buena opción es coger grava y enterrar las plantas que haya por la zona en la que encontremos a los gammarus. Así tendremos un hogar idóneo para que puedan criar. La temperatura a la que debemos mantener el cultivo, está entre 14-25 grados centígrados. El PH no es crítico, pudiendo adaptarse a un amplio rango. En cuanto a la Gh y Kh, hay gente que dice que hay que mantenerlos en unos rangos altos, debido a que es una especie que muda y para formar la nueva capa necesita carbonatos de Ca y sales minerales, pero en mi caso no es así y las mantengo en perfectas condiciones. Mis valores del agua son Kh:3 y Gh:2, donde las recojo tiene unos valores similares. El cultivo necesita unas necesidades medias de luz, intentando que no caliente el agua.
Dentro del recipiente puede ponerse un difusor para que mueva y oxigene el agua, otra opción sería poner una mini bomba de agua. Los cambios de agua parciales los agradecen mucho, así como el relleno del agua evaporada. Recogida de los gammarus de nuestro cultivo. Una manera que he utilizado es poner un trozo de red vieja encima del cultivo, esperar un par de minutos y las gambitas se aferrarán a la red. Lo único que tendremos que hacer es sacar la red rápidamente y echar a los gammarus en un bote con agua o directamente al acuario. De esta manera evitamos introducir cualquier tipo de resto que haya en el cultivo. Otro método sería atrapar los gammarus con unas pinzas, esto lo desaconsejo porque se tarda más tiempo. Conclusión Los gammarus son un excelente alimento vivo por ser rico en proteínas y fibras, aunque complicado de sacar muchos de un cultivo casero. Lo más aconsejable sería recolectarlos en la naturaleza y alimentar a nuestros peces con estos, aunque no siempre se puede tener una fuente cercana de estos bichos por lo que será entretenido el intentar sacar adelante un cultivo próspero de este crustáceo.