Modalidades De La Conducta Punible 694r

MODALIDADES DE LA CONDUCTA PUNIBLE. EL DOLO. Para hablar de dolo se supone que ya se realizoó el proceso de adecuacioó n tíópica y que en acto racional el juez halloó lo injusto del actuar humano. Solamente teniendo claridad entre tales conceptos objetivos del delito, el juzgador se puede introducir en el anaó lisis de la subjetividad de su autor, porque el reproche presupone haber evaluado en eó l la conciencia y la voluntad dirigida a delinquir. Pues bien, aquella investigacioó n subjetiva del delito se efectuó a respecto del autor mismo, en su conciencia y voluntad de delinquir, asíó como la exigibilidad del deber de no haber sido impuesto por la norma. El artíóculo 22 del Coó digo Penal al definir el dolo, o mejor la conducta dolosa, presenta como requisito indispensable la conciencia y la voluntad del agente en la realizacioó n de la conducta punible, dicho en otras palabras, el artíóculo 22 consagra una contradiccioó n entre el hecho, la norma y la conducta realizada por el agente. Dice la norma en comento: “la conducta es dolosa cuando el agente conoce los hechos constitutivos de la infraccioó n penal y quiere su realizacioó n. Tambieó n seraó dolosa la conducta cuando la realizacioó n de la infraccioó n penal ha sido prevista como probable y su no produccioó n se deja librada al azar”.

Antes habíóamos dicho que la imputabilidad es una condicioó n espiritual del autor que le habilita para actuar reflexiva, loó gica y valorativamente, eligiendo con voluntad moral su propio hacer, pues bien, la culpabilidad es la concrecioó n fenomeó nica y juríódica de esa condicioó n. Al senñ alar el comportamiento realizado por el autor, se diraó de eó l que conocioó lo ilíócito de su actuacioó n al momento de ejecutarla, y que se determinoó a ella. Seguó n esto, el hecho fue realizado por eó l dolosamente. En consecuencia, el dolo se encuentra con la accioó n humana, como la imputabilidad es una cualidad espiritual del mismo. Hay muchas definiciones de dolo, veamos algunas: Un criterio normativo de la culpabilidad diríóa que actuar con dolo significa conocer los elementos estructurales del tipo legal y querer ejecutarlos. Para esta concepcioó n el dolo no arranca de la capacidad de reflexionar valorativa y selectivamente entre el bien o el mal hacer, ni de elegir uno u otro camino libremente, sino de un conocimiento limitado al deber tíópico y de una voluntad concreta a hacer lo descrito en la figura legal. “Actuó a con dolo, el que sabe lo que hace”, dice Graf Zu Dohna. “Actuó a dolosamente el que sabe lo que hace y quiere hacerlo”, Rodríóguez Devesa.

En ambas definiciones, el concepto de dolo se construye sobre los elementos de conciencia y voluntad, o sea, que el dolo debe ser cognoscitivo y afectivo. Obrar con dolo, es actuar conociendo la ilicitud de esa accioó n, y querer ejecutarla, a pesar de tal conocimiento. El dolo parte, asíó, de la inteligencia del autor, no de la norma que prescribe un deber de no hacer. Para Carrara dolo es la intencioó n maó s o menos completa de hacer algo que se sabe contrario a la ley. En teó rminos del maestro “es maó s faó cil captar lo doloso de una accioó n cuando maó s vencible era el impulso malvado del autor, lo que supone mayor tiempo concedido a la reflexioó n”. La voluntad cognoscitiva a que se refiere Carrara, no se limita a conocer la prohibicioó n tipificada de su propia conducta, sino que implica un anaó lisis total y reflexivo sobre la maldad del hecho, que no solamente conoce, sino que comprende y hasta valora aprioríósticamente. Es conocer la prohibicioó n estructurada en el tipo, pero tambieó n es aceptar su valoracioó n de danñ o o lesioó n a derechos ajenos y es quererla a pesar de esa prohibicioó n. En nuestro medio, el profesor Reyes Echandíóa define el dolo como “la reprochable actitud de la voluntad dirigida concientemente a la realizacioó n de la conducta tíópica y antijuríódica”. CULPA.

Tradicionalmente la culpa se ha definido con un criterio privatista. Algunos tratadistas sostienen que la culpa es una hacer sin aquella diligencia o cuidado con que se actuó a en sus propios negocios y que habríóa podido evitar el danñ o causado a otro. “Es la falta de diligencia con que pudo preverse en el cumplimiento de sus propias obligaciones”, Muzio Scaevola. El artíóculo 23 del Coó digo Penal dispone: “La conducta es culposa cuando el resultado tíópico es producto de la infraccioó n al deber objetivo de cuidado y el agente debioó haberlo previsto por ser previsible, o habieó ndolo previsto, confioó en poder evitarlo”. En nuestra opinioó n, no obstante la precisioó n de esta norma, no es muy afortunada la redaccioó n, ya que debioó esclarecerse por queó ha de imponerse una pena a quien consiguioó un efecto involuntario, si nunca pretendioó un mal; por queó se imputa a alguien la posibilidad de prever la aparicioó n futura de este efecto lesivo y no querido, si la mente humana funciona diferente de persona a persona, y lo que es posible para unos, no lo es para otros; y maó s aun, por queó se impone la obligacioó n normativa de evitar un resultado involuntario, si para ello se necesitaríóa de un proceso racional y hasta deductivo, para el cual no estaó preparado todo el mundo.

El maestro Reyes define la culpa como “la reprochable actitud conciente de la voluntad que determina la verificacioó n de un hecho tíópico y antijuríódico por omisioó n del deber de cuidado que le era exigible al agente de acuerdo con sus condiciones personales y las circunstancias en que actuó a”, presentando los dos aspectos que contiene el delito culposo, a saber: un aspecto objetivo-normativo y un aspecto subjetivo. “Los aspectos objetivos-normativos son los fundamentales y baó sicos en el delito culposo, ya que su elemento esencial tíópico que lo define es la falta del cuidado requerido en el aó mbito de relacioó n. Luego no hay una culpa natural u oó ptica, sino que siempre surge de un sistema de relaciones que exige un determinado cuidado (asíó, respecto de Robinson Crusoe no se podríóa decir que actuoó culposamente al destruir sin querer un aó rbol; la culpa soó lo surge en un sistema de relaciones sociales, que implica necesariamente la existencia de un “otro”). La falta de cuidado requerido en el aó mbito de relacioó n es un concepto objetivo, porque surge desde el ordenamiento juríódico en su conjunto y su regulacioó n de la vida social, y es normativo o valorativo, porque se deriva de la valoracioó n que le merece una determinada accioó n dentro del aó mbito situacional descrito por el tipo legal”. “Dentro del delito culposo, aunque la esencia es el cuidado objetivo requerido, por tanto un concepto objetivo-normativo, no quiere decir que no haya un

aspecto subjetivo, ya que ese cuidado se puede predicar soó lo en relacioó n a un comportamiento dentro de un aó mbito social determinado precisado por el tipo legal. Por eso, aparece como fundamental, considerar el tipo de comportamiento llevado a cabo por el sujeto. De ahíó, que en verdad, este aspecto subjetivo de su caraó cter elemental dentro del delito culposo deba anteceder en su tratamiento al aspecto objetivonormativo. Son factores generadores de culpa la negligencia, la imprudencia, la impericia y la violacioó n de reglamentos. Negligencia es la omisioó n de diligencia o cuidado contraria al deber de atencioó n a que el hombre estaó obligado en relacioó n con las normas de convivencia social. Conlleva a la modalidad de culpa inconsciente, negligente o sin representacioó n. Actuó a con negligencia quien deja un arma cargada donde hay ninñ os o quien deja su vehíóculo estacionado en una pendiente sin los maó s míónimos controles de seguridad. Tambieó n es el caso del farmaceuta que entrega al ciudadano un medicamento en forma equivocada que a la postre produce un resultado letal al ser ingerido (GestavitGastrobit). La imprudencia es actuar con precipitacioó n, con ligereza, sin caó lculo, sin precauciones.

Para Altavilla “es conducta positiva consistente en una accioó n de la cual habíóa que abstenerse, por ser capaz de ocasionar determinado resultado de danñ o o de peligro, o que ha sido realizada de manera no adecuada, hacieó ndose asíó peligrosa para el derecho ajeno, penalmente tutelado”. La mayoríóa de los ejemplos traíódos por la doctrina de conductas culposas generadas por imprudencia se dan en los conductores que, sin las precauciones necesarias, dan marcha atraó s, mantienen una velocidad excesiva, mantienen las luces altas o incluso, que transitan en contravíóa o pasando senñ ales de pare. La impericia es la falta o insuficiencia de conocimiento sobre una actividad, arte o profesioó n. Es la incapacidad teó cnica para el ejercicio de una funcioó n determinada. Imperita seríóa la persona que con escaso nuó mero de clases de conduccioó n conduce su vehíóculo a alta velocidad, imperito es el meó dico que estaó haciendo su anñ o rural y se aventura en una operacioó n de trasplante de corazoó n, para la cual no tiene ciencia ni experiencia.

Finalmente, se presenta la culpa por violacioó n de reglamentos, ya que la convivencia social impone la obligacioó n de observar determinadas normas positivas que regulan la relacioó n de los hombres en sociedad. De ahíó que quien se sustrae o viola su contenido

prohibitivo puede ocasionar un danñ o a un bien juríódicamente tutelado. ESTRUCTURA TIÍPICA DE LOS DELITOS IMPRUDENTES O CULPOSOS. La vida moderna, sin lugar a dudas, ha alcanzado un alto grado de comodidad y confort debido a la gran cantidad de actividades que se presentan en la sociedad, que, para nadie es un secreto, ponen en peligro no solo la vida, sino tambieó n la integridad personal, el patrimonio econoó mico y por queó no el medio ambiente y la salubridad puó blica. Es que, al estado le queda difíócil prohibir los riesgos propios de la actividad social, ya que se atentaríóa contra derechos como el libre desarrollo de la personalidad y de contera se pondríóa en peligro el progreso de la sociedad. Por ello, surgen normas tendientes a regular ciertas actividades con precauciones y cuidados especiales (lex artis), y por ende, tipos penales que hacen que una conducta sea punible cuando no se aplica el cuidado exigido.

La doctrina se refiere a la conducta culposa como aquella que produce un resultado que era previsible para el autor, a causa de la infracción del deber objetivo de cuidado que le correspondía en esa situación y de acuerdo con su conocimiento.

El sujeto activo en los delitos imprudentes no realiza procesos tendientes a lesionar o poner en peligro bienes juríódicos, en los que la finalidad del autor coincide con el resultado prohibido (doloso), sino que realiza una conducta cuya finalidad es socialmente permitida. La conducta tíópica concreta no estaó determinada en la ley, por ello, se dice que los tipos culposos son tipos abiertos, que corresponde precisarla en el caso concreto, mediante una claó usula de caraó cter general no contenida en ella en la cual se establece el deber de cuidado. Actividades como conducir vehíóculos, cazar animales, realizar cirugíóas, producir juguetes, medicamentos, pilotar un avioó n, practicar ciertos deportes, con la respectiva autorizacioó n, solo son objeto de sancioó n, cuando causan un determinado resultado lesivo y previsible, y violen un deber objetivo de cuidado de modo determinante para la produccioó n del resultado.

Se debe acudir al deber objetivo de cuidado como punto de referencia con el cual comparar la conducta realizada, para concluir si actuoó en forma imprudente. El delito culposo estaó conformado, de conformidad con el art.23 del C.P. por un aspecto objetivo: la infracción al deber objetivo de cuidado y por un aspecto

subjetivo: capacidad de previsión del resultado dañoso por parte del sujeto activo. La culpa exige que el resultado tíópico sea producto de la infraccioó n al deber objetivo de cuidado, aunado a ello, que el agente debioó haberlo previsto por ser previsible, o habieó ndolo previsto, confioó en poder evitarlo. La ley 599 de 2000, siguiendo una tradicioó n dogmaó tica, clasifica la conducta punible en dolosa, culposa y preterintencional, dejando atraó s el dolo, la culpa y la preterintencioó n como meras formas de culpabilidad. El art.21 abandona la teoríóa que ubica la culpa como una forma de culpabilidad y la traslada al injusto, consagrando, eso síó, la excepcionalidad de su punibilidad, respetando los principios de intervencioó n míónima y de legalidad.

CLASIFICACIOÍ N DE LA CULPA.

Los delitos imprudentes se clasifican seguó n la clase de comportamiento en culposo por acción y culposo por omisión. Los delitos imprudentes se clasifican seguó n la representacioó n del resultado y la actitud frente a esa representacioó n en:

1. Delito con culpa o imprudencia inconsciente o sin representacioó n. 2. Delitos con culpa consciente, con previsioó n o con representacioó n. En el primer caso, actuó a con culpa inconsciente, quien obra con negligencia, impericia, imprudencia o violando reglamento y no se representa el resultado delictuoso de su accioó n. En el segundo caso, actuó a con culpa consciente o con representacioó n, cuando el sujeto se ha representado el resultado de su acto, pero no asiente en eó l sino que confíóa en que no ha de producirse, y con esa conciencia lo realiza. El sujeto que actuó a con culpa consciente o con representacioó n, confíóa en que el resultado no se va a producir (confianza, esta, que deviene en las circunstancias faó cticas y personales comprobables) por ello la doctrina tiende a diferenciar el dolo eventual de la culpa consciente (al respecto veó ase C. S. de J. Sentencia de 25 de agosto de 2010. Rad.32.964. MP. Joseó Leonidas Bustos Martíónez).

Pasemos a explicar ello:

En el dolo eventual o condicionado, el sujeto se representa como probable que con su conducta se produzcan los hechos constitutivos de una infraccioó n penal y, no obstante ello, no evita su acaecimiento.

Para establecer si el autor se representoó tal probabilidad debe analizarse tanto la creacioó n o incremento del riesgo a que dio lugar la conducta como los conocimientos que teníóa el autor ex ante.

La doctrina se refiere a la conducta culposa como aquella que produce un resultado que era previsible para el autor, a causa de la infraccioó n al deber objetivo de cuidado que le corresponde en esa situacioó n y de acuerdo con sus conocimientos.

Podemos decir que es culposa la conducta que produce un resultado que era previsible para el autor, a causa de la infraccioó n al deber objetivo de cuidado que le corresponde en esa situacioó n y de acuerdo con sus conocimientos.

En el tipo culposo la voluntad de realizacioó n de la conducta por parte del sujeto no se dirige a la

realizacioó n de un resultado juríódico penalmente relevante.

La razoó n para penalizar la forma culposa de la conducta tíópica, no es otra sino, la necesidad de sancionar aquellos comportamientos que, aunque si bien no van dirigidos a lesionar o poner en peligro un bien juríódico tutelado, si suponen, un alto riesgo para ese bien juríódico.

El elemento volitivo en el dolo eventual, que marca la diferencia con la culpa consciente o culpa con representacioó n, no es el querer sino el consentir en la posibilidad del resultado, aprobaó ndolo. Si observamos bien, se exige probar un hecho hipoteó tico, que no ha sucedido en realidad, se deja en manos del funcionario judicial plantearse algo que el agente no se planteoó : “Si imaginado el resultado como seguro, habríóa o no actuado” y esto es derecho penal de autor no derecho penal de acto.

ALGUNOS DELITOS CULPOSOS EN NUESTRO COÍ DIGO PENAL.

Art.109 homicidio culposo.

Art.120 lesiones culposas. Art.126 lesiones culposas al feto. Art.331 danñ o culposo a los recursos naturales. Art.332 contaminacioó n ambiental culposa. Art.333 contaminacioó n ambiental culposa por explotacioó n de yacimientos mineros o hidrocarburos. Art.350-360 incendio. Art.351-360 danñ o culposo en obras de utilidad social. Art.352-360 provocacioó n culposa de inundacioó n o derrumbe. Art.353-360 perturbacioó n culposa en servicio de trasporte colectivo u oficial. Art.354-360 siniestro o danñ o culposo de nave. Art.355-360 paó nico culposo. Art.356-360 disparo culposo de arma de fuego contra vehíóculo. Art.357-360 danñ o culposo en obras o elementos de servicios de comunicaciones, energíóa o combustibles. Art.358-360 tenencia, fabricacioó n y traó fico culposo de sustancias u objetos peligrosos. Art.359-360 empleo o lanzamiento sustancias u objetos peligrosos.

culposo

de

Art. 400 peculado culposo. Art.450 modalidad culposa del favorecimiento de la fuga de presos.

Tradicionalmente la culpa se ha definido con un criterio privatista. Algunos tratadistas sostienen que la culpa es un hacer sin aquella diligencia o cuidado con que se actuó a en sus propios negocios y que habríóa podido evitar el danñ o causado a otro.

“Es la falta de diligencia con que pudo preverse en el cumplimiento de sus propias obligaciones”, Muzio Scaevola.

El artíóculo 23 del Coó digo Penal dispone: “La conducta es culposa cuando el resultado tíópico es producto de la infraccioó n al deber objetivo de cuidado y el agente debioó haberlo previsto por ser previsible, o habieó ndolo previsto, confioó en poder evitarlo”.

En nuestra opinioó n, no obstante la precisioó n de esta norma, no es muy afortunada la redaccioó n, ya que debioó esclarecerse por queó ha de imponerse una pena a quien consiguioó un efecto involuntario, si nunca pretendioó un mal; por queó se imputa a alguien la

posibilidad de prever la aparicioó n futura de este efecto lesivo y no querido, si la mente humana funciona diferente de persona a persona, y lo que es posible para unos, no lo es para otros; y maó s auó n, por queó se impone la obligacioó n normativa de evitar un resultado involuntario, si para ello se necesitaríóa de un proceso racional y hasta deductivo, para el cual no estaó preparado todo el mundo.

El maestro Reyes define la culpa como “la reprochable actitud consciente de la voluntad que determina la verificacioó n de un hecho tíópico y antijuríódico por omisioó n del deber de cuidado que le era exigible al agente de acuerdo con sus condiciones personales y las circunstancias en que actuó a”, presentando los dos aspectos que contiene el delito culposo, a saber: un aspecto objetivo-normativo y un aspecto subjetivo.

“Los aspectos objetivos-normativos son los fundamentales y baó sicos en el delito culposo, ya que su elemento esencial tíópico que lo define es la falta del cuidado requerido en el aó mbito de relacioó n. Luego no hay una culpa natural u oó ptica, sino que siempre surge de un sistema de relaciones que exige un determinado cuidado (asíó, respecto de Robinson Crusoe no se podríóa decir que actuoó culposamente al destruir sin querer un aó rbol; la culpa soó lo surge en un sistema de relaciones

sociales, que implica necesariamente la existencia de un “otro”). La falta de cuidado requerido en el aó mbito de relacioó n es un concepto objetivo, porque surge desde el ordenamiento juríódico en su conjunto y su regulacioó n de la vida social, y es normativo o valorativo, porque se deriva de la valoracioó n que le merece una determinada accioó n dentro del aó mbito situacional descrito por el tipo legal”.

“Dentro del delito culposo, aunque la esencia es el cuidado objetivo requerido, por tanto un concepto objetivo-normativo, no quiere decir que no haya un aspecto subjetivo, ya que ese cuidado se puede predicar soó lo en relacioó n a un comportamiento dentro de un aó mbito social determinado precisado por el tipo legal. Por eso, aparece como fundamental, considerar el tipo de comportamiento llevado a cabo por el sujeto. De ahíó, que en verdad, este aspecto subjetivo de su caraó cter elemental dentro del delito culposo deba anteceder en su tratamiento al aspecto objetivonormativo.

Son factores generadores de culpa la negligencia, la imprudencia, la impericia y la violacioó n de reglamentos.

La negligencia consiste “en una conducta omisiva contraria a las normas que impone determinada conducta solíócita, atenta y sagaz, encaminada a impedir la realizacioó n de un resultado danñ oso o peligroso” afirma el maestro Enrico Altavilla.

Negligencia es desatencioó n, descuido, es una actitud en la que estaó ausente la diligencia que le era exigible al agente para garantizar que su comportamiento no ha producido resultados danñ osos.

Negligencia es la omisioó n de diligencia o cuidado contraria al deber de atencioó n a que el hombre estaó obligado en relacioó n con las normas de convivencia social. Conlleva a la modalidad de culpa inconsciente, negligente o sin representacioó n. Actuó a con negligencia quien deja un arma cargada donde hay ninñ os o quien deja su vehíóculo estacionado en una pendiente sin los maó s míónimos controles de seguridad. Tambieó n es el caso del farmaceuta que entrega al ciudadano un medicamento en forma equivocada que a la postre produce un resultado letal al ser ingerido (GestavitGastrobit).

La imprudencia es actuar con precipitacioó n, con ligereza, sin caó lculo, sin precauciones. Si la prudencia

permite orientar la conducta hacia la finalidad deseada mediante la utilizacioó n de los medios maó s obvios, lo contrario, la imprudencia, es un actuar sin la cautela que seguó n la experiencia corriente debemos emplear en aquellas actitudes de las que pueda derivarse alguó n danñ o; dicho en otras palabras, es un comportamiento inadecuado que lleva al sujeto a obrar sin las precauciones debidas.

Para Altavilla “es conducta positiva consistente en una accioó n de la cual habíóa que abstenerse, por ser capaz de ocasionar determinado resultado de danñ o o de peligro, o que ha sido realizada de manera no adecuada, hacieó ndose asíó peligrosa para el derecho ajeno, penalmente tutelado”.

La mayoríóa de los ejemplos traíódos por la doctrina de conductas culposas generadas por imprudencia se dan en los conductores que, sin las precauciones necesarias, dan marcha atraó s, mantienen una velocidad excesiva, mantienen las luces altas o incluso, que transitan en contravíóa o pasando senñ ales de pare.

La impericia es la falta o insuficiencia de conocimiento sobre una actividad, arte o profesioó n. Es la incapacidad teó cnica para el ejercicio de una funcioó n determinada.

La impericia consiste en la insuficiente aptitud para el ejercicio de un determinado oficio, arte o profesioó n o en la falta de aquellas habilidades que ordinariamente se exige en el desempenñ o de ciertas funciones.

Imperita seríóa la persona que con escaso nuó mero de clases de conduccioó n conduce su vehíóculo a alta velocidad, imperito es el meó dico que estaó haciendo su anñ o rural y se aventura en una operacioó n de trasplante de corazoó n, para la cual no tiene ciencia ni experiencia.

Finalmente, se presenta la culpa por violacioó n de reglamentos, ya que la convivencia social impone la obligacioó n de observar determinadas normas positivas que regulan la relacioó n de los hombres en sociedad. De ahíó que quien se sustrae o viola su contenido prohibitivo puede ocasionar un danñ o a un bien juríódicamente tutelado.

La violacioó n al deber objetivo de cuidado, que se haya producido por víóa de la violacioó n reglamentaria requiere la produccioó n del resultado tíópico, porque, la violacioó n del reglamento, per se, no produce consecuencias juríódico penales, manejar con exceso de

velocidad o ebrio, y no producir ninguó n resultado tíópicamente relevante.

Al respecto pude consultarse nuestro artíóculo sobre la ley 1696 de 2013, que sanciona con severas multas a los conductores borrachos, pero que en ninguó n caso puede tener injerencia en el derecho penal salvo que se produzca lesiones o muerte o el que estaó en preparacioó n sobre las disposiciones en materia de seguridad y convivencia en el deporte profesional consagradas en el artíóculo 97 de la Ley 1453 de 2011.

PRETERINTENCIOÍ N.

Esta figura se presenta cuando el agente dirige su voluntad de causacioó n hacia determinado resultado, producieó ndose uno maó s grave que eó l estaba, por lo menos, en capacidad de prever.

“Un resultado que excede de nuestra voluntad, que traspasa la intencioó n que tuvimos al emprender nuestro acto”. Jimeó nez de Asuó a.

“El delito preterintencional tiene ocurrencia cuando el resultado, siendo tambieó n previsible, excede la intencioó n del agente… La doctrina ha senñ alado que estas son caracteríósticas del delito preterintencional: a) el propoó sito de cometer un delito determinado; b) la produccioó n de un resultado delictivo mayor que el pretendido por el agente; c) la existencia de un nexo de causalidad entre la conducta realizada por el agente y el resultado producido; d) la identidad del sujeto pasivo, que debe ser víóctima tanto del delito pretendido, como del ilíócito finalmente cometido; y e) la calificacioó n legal del hecho seguó n el resultado”. (C. S. de J. Sala Penal 13 de abril de 1984 M:P: Dr. Dante Fiorillo Porras).

La preterintencioó n presenta uno de los cuadros maó s complejos tanto en la comprensioó n de su naturaleza, como por la estructuracioó n de sus componentes, ya que se actuó a con dolo para el primer resultado, pero su desarrollo se interfiere por una causa que se asemeja a la culpa; al igual que el hecho culposo, en nuestra ley penal, el delito preterintencional soó lo es punible en los casos expresamente senñ alados por la ley (Art. 105 y 118).

Al delito preterintencional tambieó n se le ha denominado delito ultra intencional, ya que el

resultado obtenido va maó s allaó de lo querido por el autor, como cuando el agente no ha tenido la intencioó n de matar, sino de perpretar lesiones personales, pero se sigue la muerte de la víóctima.

ESTRUCTURA TIÍPICA PRETERINTENCIONALES.

DE

LOS

DELITOS

Al delito preterintencional tambieó n se le ha denominado delito ultra intencional, ya que el resultado obtenido va maó s allaó de lo querido por el autor, como cuando el agente no ha tenido la intencioó n de matar, sino de perpetrar lesiones personales, pero se sigue la muerte de la víóctima.

La preterintencioó n presenta uno de los cuadros maó s complejos tanto en la comprensioó n de su naturaleza, como por la estructuracioó n de sus componentes, ya que se actuó a con dolo para el primer resultado, pero su desarrollo se interfiere por una causa que se asemeja a la culpa; al igual que el hecho culposo, en nuestra ley penal, el delito preterintencional soó lo es punible en los

casos expresamente senñ alados por la ley (Art. 105 y 118).

Esta figura se presenta cuando el agente dirige su voluntad de causacioó n hacia determinado resultado, producieó ndose uno maó s grave que eó l estaba, por lo menos, en capacidad de prever.

“Un resultado que excede de nuestra voluntad, que traspasa la intencioó n que tuvimos al emprender nuestro acto”. Jimeó nez de Asuó a.

“El delito preterintencional tiene ocurrencia cuando el resultado, siendo tambieó n previsible, excede la intencioó n del agente… La doctrina ha senñ alado que estas son caracteríósticas del delito preterintencional: a) el propoó sito de cometer un delito determinado; b) la produccioó n de un resultado delictivo mayor que el pretendido por el agente; c) la existencia de un nexo de causalidad entre la conducta realizada por el agente y el resultado producido; d) la identidad del sujeto pasivo, que debe ser víóctima tanto del delito pretendido, como del ilíócito finalmente cometido; y e) la calificacioó n legal del hecho seguó n el resultado”. (C. S. de J. Sala Penal 13 de abril de 1984 M:P: Dr. Dante Fiorillo Porras).

A la preterintencioó n tambieó n se le conoce como modalidad compleja de la conducta punible, por confluir en ella el dolo frente al resultado tíópico querido y culpa frente al resultado tíópico maó s grave producido.

Caracteríósticas de la preterintencioó n.

1. Voluntad dirigida a producir un resultado tíópico. La voluntad, dijimos en una de nuestras clases anteriores, es entendida como intencioó n o deseo de hacer o no hacer; pues bien, en la preterintencioó n, el autor de la conducta dirige su voluntad a la produccioó n de un resultado descrito en un tipo penal, solo que, producto de ese obrar origina un resultado de mayor entidad.

2. Verificacioó n de un resultado homogeó neo maó s grave que el querido. Lo primero que debemos precisar es que en el delito preterintencional hay dos resultados en juego: un resultado menor, querido y un resultado mayor producido.

Es importante una segunda precisioó n: si el resultado mayor es el querido, y el resultado menor es el

producido, no estamos frente a la figura de la preterintencioó n, estamos frente a un dispositivo amplificador del tipo: la tentativa.

3. Previsibilidad del resultado. Consagrando esta caracteríóstica de la conducta preterintencional, el legislador de 2000, pretende eludir la discusioó n en torno a que en esta forma de conducta punible se viola la norma rectora consagrada en el art.12, esto es el principio de culpabilidad, que en su parte final senñ ala “Queda erradicada toda forma de responsabilidad objetiva”.

Recordemos que en nuestro curso, cuando hablaó bamos de las normas rectoras de la ley penal colombiana, decíóamos:

“Un atentado evidente contra el principio de culpabilidad consagrado en el artíóculo 12 de nuestro Coó digo Penal, se da en el artíóculo 105 en concordancia con el 24 ibíódem. Con razoó n, el profesor Molina Arrubla habla de “una forma disfrazada de responsabilidad objetiva”, ya que cuando se implementa la preterintencioó n como forma del hecho punible, se estaó abriendo la brecha para una responsabilidad objetiva.

La regulacioó n de la actio liberae in causa en el inciso segundo del artíóculo 33, tambieó n atenta contra este principio, ya que las acciones cometidas en estado de imputabilidad cuando el sujeto, dolosa o culposamente, se coloca en tal estado para cometer la accioó n u omisioó n, en donde una hay falta de correspondencia entre el injusto realizado por el agente y su juzgamiento en sede de culpabilidad.

La responsabilidad por el resultado o versari in re illicita es una forma atenuada de responsabilidad objetiva, de conformidad con la cual el reo debe responder de todas las consecuencias de su acto, aun las no queridas, siempre y cuando provengan de su obrar ilíócito.

La implantacioó n de las hipoó tesis delictivas calificadas por el resultado de los artíóculos 456, 458, 418, 302, 308, 309, 211, 216, 130.

Especial atencioó n requiere la gradacioó n de la pena cuando se practica en atencioó n al mero resultado, como el caso del artíóculo 187 inciso tercero y 211 numeral sexto.” (Veó ase www.jbpenalgeneral.blogspot.co)

4. Relacioó n de causalidad entre la conducta y el resultado. La comisioó n preterintencional del delito tiene que ver con que al sujeto hayan podido serle previsibles las consecuencias de su actuar, cuando por circunstancias de diferente orden esas circunstancias se hallan fuera de su previsibilidad, no seríóa responsable, al menos en lo que tiene que ver con esta modalidad de la conducta punible