Mester de Tunería Breve Historia de la tradición Centenaria del buen tunar (Fragmento del libro "Estudianterías de antaño y hogaño") De la Tuna se conoce poco, y de lo poco mal y de oídas. Suele decirse que existe desde la fundación de los primeros Estudios españoles, lo que al menos es inexacto si entendemos la Tuna con el carácter y señas que en la actualidad posee y la definen. El siglo XIII vio brotar las primeras Universidades hispanas. Fue pionero el Estudio General de Palencia (año 1212), posteriormente surgieron el de Salamanca (alrededor del 1215), Valladolid (1260), Lérida (1300), etc. A su sombra nació una nueva casta o grupo social, el conformado por los estudiantes que, abandonando familia y raíces, recorrían los polvorientos caminos en busca del saber que se alojaba en estos flamantes y novísimos templos de erudición. Eran los escolares bulliciosos, alegres, ingeniosos y pícaros, "más amigos del baldeo y rodancho que del Bartolo y Baldo", y poseían un sentido corporativo muy fuerte anclado en la articulación de un fuero y gobierno propio. Los menos aplicados pasaban sus días declinando los instintos de la juventud representados por el juego, la taberna, las mocitas barbianas del lugar, las rameras, el gusto por las armas y reyertas, y la música "que éste es el primer servicio que a sus damas hacen los estudiantes pobres" . Algunos dicen haber en Salamanca estudiantes... Gastan el tiempo en andar de noche y en puterías, en dormir y pasear, borrachear y jugar, y en otras bellaquerías . Los había de diversa condición según su heredad, y así se dividían en Colegiales y Manteistas. Habían sido creados los Colegios en principio para dar educación a las clases menos favorecidas, pero lo costoso del Expediente de Limpieza de Sangre, que obligaba a demostrar al pretendiente a Beca que por ninguno de los cuatro costados, esto es los cuatro abuelos, tenía ascendencia morisca o judaica, posibilitó que sus plazas fueran ocupadas por de la clase media nobiliaria. En los Colegios residían además los alumnos Familiares a cambio del ejercicio de las tareas domésticas, los Porcionistas, que pagaban una porción por sus alimentos y asistencia, y los pobres Alimentados, bien Camaristas (que recibían como limosna dos florines de oro en el Colegio alcalaino de San Ildefonso), ora Compañeros, que sólo la habitación percibían sin límite en el número, cuantos en las celdas cupiesen.
Entre los Manteistas, yendo de mayor a menor fortuna, se encontraban los Generosos, hijos de familias adineradas pertenecientes a la aristocracia nobiliar a cuya merced se empleaban los estudiantes Amadrigados por que sólo su señor le diera estudios, cama, comida y alguna ropa. Los Pupilos se albergaban en las casas de los bachilleres de pupilos y la tónica general parece indicar que pertenecían a un grupo social asentado económicamente, aunque, claro está, no todos los pupilajes eran de la misma categoría ni precio. Venían luego los Camaristas y sus tipos, pues mientras unos se gobernaban por aposento y servicio concertando con una persona, generalmente un ama, para que les diera casa y se ocupara de ellos, otros se alojaban en posadas y mesones, y un último grupo de escolares alquilaban casa, de condiciones bastantes precarias, en forma de república de estudiantes o compañía, prorrateando los gastos comunes, razón por la que eran conocidos también como Comuneros. La aristocracia del hambre estaba representada por los Sopistas, Capigorrones o Gorrones, llamados Machucas en Valencia, que procedían de las clases sociales más bajas y encontraban cobijo en cualquiera de las hospederías en que se albergaba a los pobres o en las leoneras de los Colegios, aunque también era frecuente que algún grupo de esta relea tomara cuarto que, por lo desarreglado y revuelto, recibía asimismo el nombre de leonera, viviendo en comuna. La figura del Sopista merece especial atención al objeto de este epílogo. Pobres como las ratas estudiaban y concluían su carrera sin otro auxilio que sus excelentes facultades para todo, sirviendo a otros estudiantes o realizando algún oficio o trabajo como el de zurcir sermones a párrocos faltos de inspiración, dar lecciones de vihuela, copiar libros, ejercer de cetre o ayudante del sacristán, e incluso como sacamuelas, sangradores, etc. Normalmente se alimentaban de Mogollón o “Sopa Boba”, es decir, de la sopa que por piedad se repartía en las porterías de los conventos a los desheredados de la fortuna, de donde les vino el nombre de Sopistas. La ración que de este modo recibían era escasa, insuficiente para dar calma al "hambre estudiantina", peor que la canina, pero más discurre un hambriento que cien letrados, los gorrones utilizaban entonces otros métodos más oscuros para llenar la panza, desde el sutil sablazo al compañero a la rapiña en el mercado que "Cuando un estudiante sale al mercado en día cubierto, los jamones y embuchados se ponen en movimiento". Todos estos trabajos, frutos de la escasez, la sarna, la desnudez, la gazuza y la extrema pobreza en suma, hacían del sopista un perfecto hampón a los ojos de las gentes, que criticaban con fiereza su apicarada y amoral existencia. Y es que "La Tuna se define, como una vida vagabunda y holgazana”; pero en lenguaje estudiantil significa más, pues equivale á divertirse, y comer sin estudiar. Se divide en solitaria y simultánea. La primera es cuando un estudiante se halla declarado en trueno; pero á pesar de eso continua durante el curso sus estudios, sin agregarse a ninguna pandilla, frecuentando la sopa de los conventos. La segunda es, cuando un estudiante se agrega con otros para vivir á patio, bajo las reglas de buena sociedad, y especular con su buen humor y sus instrumentos pro pane lucrando".
Por tanto en este periodo la Tuna no es, sino trasunto fiel de la vida que habitualmente profesaban los estudiantes más humildes, de la que deriva una costumbre escolar que no es sino respuesta del agudo ingenio escolar para combatir su miseria, la de "Correr la Tuna", según la cual los estudiantes, para haber mantenencia a la par que diversión en el camino de vuelta a sus casas cuando los Estudios cerraban sus puertas con motivo de las vacaciones o durante todo el paro académico, por no tener morada a la que regresar, "desplegaban todos los recursos de su imaginación, todas las astucias de su ingenio, y ponían en práctica las lecciones de picaranzona y truhanería que de unos a otros se heredaban" . Bien entrado el siglo XIX el término "Tuna" designa a la globalidad de los estudiantes, tal y como lo hace también el menos cargado de significado, podríamos decir vital, "Estudiantina". Esta es la idea que comúnmente subyace en el tradicional origen etimológico que se ha dado al vocablo en cuestión, haciéndolo derivar del francés "Tune", hospicio de mendigos, limosna, propiamente la mendicidad, tomado a su vez del nombre "Roi de Thunes" o jefe de los vagabundos ses a quien se dio este apelativo en memoria del Duque del Bajo Egipto, forma con la que era conocido el caudillo de los gitanos cuando sus bandas llegaron a París en el año 1427. Aunque igual que de Roi de Thunes podría dimanar también de las hispanas expresiones "La Conquista de Túnez" o "Ir a Túnez", que nos trasladan a las almadrabas de las costas gaditanas. Durante los siglos XVI y XVII las tunaras del Duque de Medina Sidonia ejercieron una especial atracción sobre las legiones de perdularios que en aquellos tiempos poblaban España. Venían estos pícaros a "La Conquista de Túnez", esto es, a la pesca y a la sisa del atún, entregándose a una vida licenciosa. La expresión "Ir a Túnez", en si, ir a los atunes, tenía también su lado irónico y de aventura, pues no era difícil ir al Zahara y aparecer en Túnez raptado por los piratas berberiscos. El modus vivendi de estos vagabundos comenzó a llamarse “Tuna”, y sus protagonistas tunantes o tunos. El nexo de unión se formó de una forma muy sencilla, como expresa Fray Martín Sarmiento, por pura y simple comparación, pues los atunes y los tunos son viajeros y buscavidas, pero mientras los primeros lo son por naturaleza, el tunante lo es por necesidad. Etimológicamente la palabra atún proviene del árabe Al-tun, ésta del latín Thunnus, que a su vez deriva del griego Thýnnos. Esto por lo que atañe a la raíz, que el resto evolucionaría como sigue: "La variante en su plural tunes facilitaba la asociación paranomástica con la ciudad de Túnez o, con el seseo andaluz Tunes. Y consecuentemente el ocupado en ese pícaro oficio de ir a la conquista de Tunes se llamaría un tunante y por tanto posterior al francés tune (1628), es bastante más antigua, pues ya se usa en la germanía de conocimientos del siglo XVI, aunque fragmentada humorísticamente, bajo la forma tu nante, sobre la cual se inventó su nante [...] Por eso no es arriesgado suponer que en el habla jergal de las almadrabas, y a partir de la forma morisca tun `atún´, nació el tunante [...] Sobre tunante se crearía el verbo tunar y a partir de él tuna y tuno. Así se justificaría que tuna y tuno aparezcan tan tardíamente en castellano, cuando debería esperarse lo contrario si procediesen del francés tune, la forma más antigua en el dominio francés. Por la misma razón el castellano tunar se adelanta en más de un siglo al francés tuner."
Resumiendo, tuno o tunante sería aquel se sigue una vida parecida a la de los atunes, "vagabunda y holgazana", como los antiguos estudiantes, pues también éstos se incluían entre la caterva de pícaros a los que se dirigían las Instrucciones contra Vagos y Maleantes (Real cédula del Rey Don Carlos III de 25 de marzo de 1783: "Con motivo de varias representaciones y recursos que se han hecho al mi Consejo, se ha reconocido que [...] andan vagando por el reyno sin destino ni domicilio fixo diferentes clases de gentes; como [...] los que con pretexto de estudiantes [...] sacan pasaportes los unos de los Maestres de Escuela ó Rectores de las Universidades [...] los escolares, sólo yendo de la Universidades a sus casas vía recta, puedan recibir pasaportes de los Rectores y Maestres de Escuela de las Universidades Literarias; pues los que contravengan, deben ser también tratados como los demás vagos sin diferencia alguna"). Un camino paralelo recorrió la voz "Bigornia", (del latín bicornius, de dos cuernos, en referencia al sombrero que usaban los estudiantes) con la que primitivamente se nominaba a las Tunas. A la bigornia la define el Diccionario de Autoridades de 1726 de esta manera: "Los de la bigornia metafóricamente se llaman así algunos guapos que andan en cuadrilla yagavillados para hacerse temer", en clara alusión a lo que sin duda era un grupo de tunantes, quedando la palabra posteriormente aplicada sólo a los estudiantes de la Tuna. Pueden encontrarse rastros o señas de su pícaro ser, asimismo, en ciertas y archiconocidas costumbres de los que andan a la bribia y a la Tuna, como por ejemplo la que hoy nos resulta graciosa de motejar (poner Mote o Chapa) a los integrantes del colectivo y, que en esta época, aparte de reforzar el sentido corporativo de los escolares antediluvianos, no es sino estrategia para ocultar la verdadera personalidad, obstaculizando de este modo la acción de la justicia. También se dice de los grupos que antaño corrían la Tuna en vacaciones que se organizaban conforme a las "reglas de la buena sociedad", calificativo que debe entenderse a sensu contrario, es decir, en torno a las constituciones picariles tan en boga en el siglo de oro. Revelador al caso que ahora nos ocupa es el siguiente diálogo del sainete “Los Tunos Perseguidos”, en el que Andrés, estudiante tunante, al ser acusado de robo por su colega Periquillo, invoca en su defensa las ordenanzas que rigen sus truhanescas vidas: Poco á poco, seo caranza, que por eso el refrán dice, que no hay a veces estacas donde se cree haber tecinos: te parece que me falta un poco de entendimiento para estarme con cachaza, al ver que siendo tan tarde no veníais? No nos manda una gran ley de las nuestras, que si la suerte es contraria, y se vé que la justicia nos persigue ó amenaza, no hay partido más seguro que dar un salto de mata?...
El carácter picaño y delictivo distancia absolutamente a los antiguos Tunos de los actuales. En sus correrías eran los primeros "el terror de las posadas y la peste de los mesones, pues ni el huésped ni los caminantes estaban libres de sus malignas invenciones [...] Nunca las hordas de Tamerlán hicieron tanto destrozo como ellos, si podían asaltar á media noche el gallinero ó la despensa del hostelero mismo, ó de alguna casa de la vecindad, y más hubiesen ellos querido ver que entraba en los corrales una manada de zorras que una cuadrilla de estudiantes. En las despensas no hicieron más triza todos los gatos de un convento, y no había chorizos ni perniles que pudieran quedar á cubierto de sus embestidas, pues no fueron tantas las astucias de Sinón para meter los griegos en Troya, como las suyas para sacar ellos manjares de los más recónditos escondrijos". Pero existen además otras diferencias: 1. Los escolares de antaño corrían la Tuna más por necesidad que por diversión, pues la tradición había nacido de aquellos a los que su pobreza obligaba a alimentarse de la sopa de los conventos, "este parasitismo flotante, que vivía a costa de las prodigalidades del rumboso, en época de vacaciones y aún en tiempo de estudio, se daba al parasitismo emigrante y bribiático de la Tuna", no siendo obstáculo para tal afirmación el que, como dicen los historiadores de la Universidad de Zaragoza Jiménez Catalán y Sinués y Urbiola, a estas comparsas de tunos muchas veces se unieran escolares hijos de familias ricas que preferían esta vida alegre, pícara y de sobresalto continuo, pues éstos, a la hora de correr la Tuna, tomaban los hábitos de los estudiantes pobres, fundamentalmente el tricornio con la cuchara quebrada, lo que no hace sino apoyar la hipótesis de que el uso tiene su origen en los feligreses del pote conventual. 2. Carecían estas alianzas de continuidad en el tiempo, se formaban para las solas vacaciones o para postular en las romerías y festejos de las villas cercanas al Estudio, participando con igual intención en los fastos carnavalescos para los que normalmente se disfrazaban y vendían versos como puede verse en “La Pícara Justina”, anónimo atribuido al Licenciado López de Úbeda que salió de la imprenta de Cristóbal Lasso Vaca, en el año de 1605. Eran también estos grupos mucho menos numerosos en cuanto a sus componentes y, como puede imaginarse no entretenían su tiempo en obras de caridad, que ellos mismos eran pobres de solemnidad. 3. No estaban investidas de institucionalidad, es decir, no representaban a ninguna Universidad, Facultad, Escuela o Colegio, y nulas eran también las relaciones con dichos organismos. 4. Menos organizadas que las actuales en su escasa jerarquía sólo puede documentarse la existencia de un jefe o guía de la expedición, elegido por su mayor experiencia o mejores cualidades.
5. La cofradía formada por los que juntos hacían camino corriendo la Tuna no estaba integrada sólo por estudiantes verdaderamente interesados en las ramas del frondoso árbol del conocimiento. Sabido es que, desde antiguo, tahúres, vagos, mendigos y pícaros de profesión tomaban matrícula en las Universidades para disfrutar de las preeminencias que el fuero académico proporcionaba, como mejor medio de conseguir una casi absoluta impunidad a sus fechorías, de cuya comisión, como dije no estaban libres los auténticos escolares. Dice el "Manuscrito del Bachiller Sotanillas" que en sus peregrinaciones los estudiantes especulaban con su buen humor y sus instrumentos pro pane lucrando. El arte tunantesca se compone pues de dos variantes: La Mendicidad y La Música. Para la primera usan de todo tipo de ardides, y así divierten con sus latines, suspenden al oratorio con inventadas gacetas o falsos conocimientos en medicina, física, matemáticas, astrología, teología, jurisprudencia e historia, y adulan a los rumbosos en espera de una buena propina, lo que se conoce como “Arenga”. “Arenga, mi amado tuno, Pascual, amigo, la arenga no es otra cosa que un trozo de alabanzas en cadena, dirigidas al sujeto a quien se le alaba y arenga. Más clarito: Arenga es alabar á boca llena a una persona de sabia; verbi gracia, aunque sea necia, de verde, aunque sea azul, de blanca, aunque sea morena, de rica aunque sea pobre, y de hermosa, aunque sea fea. Pero advierte que las frases de que usares en la arenga, han de ser muy campanudas, han de ser muy circunspectas, han de ser, por no cansarte, las frases más lisongeras...” La música representa la cara amable de la tradición. Manejaban los estudiantes toda clase de instrumentos, desde guitarras, vihuelas, violines, salterios, bandurrias y laudes, hasta pitos, clarinetes, flautas, flautines y bajos de viento, correspondiendo la percusión a triángulos, tambores, castañuelas y panderos. Con ellos interpretaban aires nacionales como jotas, seguidillas, folías, fandangos, zorzicos, malagueñas, zarambeques, corridos, pasodobles, pollos, etc, para los que empleaban letras de temática muy variada que ellos mismos componían, siendo quizás las más antiguas aquellas en las que demandan por Dios, como las que hizo el Arcipreste de Hita para escolares que andan nocherniegos, o las que aparecen recogidas en los escritos de los viajeros que tras la "sada" llegaron a España.
Otras describen las alegrías y miserias de la vida estudiantina, anuncian la llegada de los Tunos a la aldea, dan fe de sus relaciones con las féminas o muestran la aguda crítica y el chispeante humor tan característicos de la tropa escolar. Tocaban los estudiantes en los mesones, en bodas, bautizos y todo tipo de celebraciones, incluidas entierros y misas de ritual, también en bailes organizados por los más pudientes de la villa que recibía su inesperada visita en los que, además de las habituales músicas, sacaban los Tunos a bailar a las damas y divertían a los invitados con acrobacias, imitaciones y chanzas, y daban serenatas pero, era en las actuaciones callejeras era donde mejor lucían sus habilidades, y son éstas las que más y mejor documentadas se encuentran. Descolla aquí la notabilidad del moscón, moscardón o postulante, estudiante que "afectando ignorancia y simplicidad, consigue lo que quiere", suspendiendo al oratorio con sus discursos y sermones, en los que no existe "astucia ni adulación que no imagine... para hacer llegar el dinero a su tricornio", ni siquiera las más rufianescas. Cuando una hermosa joven, roja como la rosa y fresca como la amapola, pasa a su lado con claras muestras de aturdimiento "el jacarandoso estudiante la hace reír con diabólicas ocurrencias, la pide una limosna, después una mirada, y por último, hinca la rodilla en tierra, tiende el manteo, y por encima de él pasa la bella con aire de natural timidez, profiriendo el galán los más alegres gritos de entusiasmo confundidos con exhuberancia de fuerzas y chicoteos". Parece ser que el cargo de postulante se otorgaba a aquel más cualificado para ejercerlo, aunque también puede constatarse la antigua costumbre de subastar la limosna de las poblaciones importantes entre los de la expedición, quedándose el que mayor puja hacía con el importe de todo lo recaudado "después de entregar al fondo común el tanto en que se había convenido", uso este destinado a disuadir a los sisones. Al rededor del segundo tercio del siglo XIX el singular modo de vida de los caballeros de la Tuna a punto estuvo de esfumarse. El cúmulo de factores que lo hicieron posible experimentaron una avalancha de profundas transformaciones. En primer lugar, por mandato del título V de la constitución de 1812, que eliminó de un plumazo el alcance de todas las jurisdicciones especiales a excepción de la eclesiástica y la castrense, desapareció el fuero académico, y con el la protección y los privilegios que durante siglos habían favorecido a la casta escolar. El despotismo ilustrado, en su afán racionalizador de la vida universitaria, minó las bases democráticas sobre las que tradicionalmente ésta se había asentado. No podían ya, por tanto, los estudiantes proponer al claustro sus candidatos a los diversos cargos con poder de gobierno. La obligatoriedad en el uso del traje académico fue definitivamente suprimida en el año 1834, viéndose constreñidos los escolares a colgar manteos y tricornios, y a utilizar ropas de gentes. La ciencia también aportó su grano de arena, trocando las caminatas de vuelta a casa o a la universidad, excusa y razón de ser primigenia de la alegre costumbre de correr la Tuna, en cómodas travesías ferroviarias.
Por todo quedó mermada la identidad que, durante siglos, describía al gremio escolar, y esta mengua tuvo repercusiones directas sobre las tradiciones que, hasta ese momento, habían guardado celosamente los estudiantes, pues no tenían necesidad de arrojarse a los caminos para buscar su sustento vacacional. Pero, como dije, los escolares corrían la Tuna además por diversión, y era frecuente que grupos formados por los hijos de Minerva constituyeran Bigornias con las que acudir a las romerías de los pueblos cercanos a su Universidad, o para dar matraca a la ciudad entera con pretexto de las fiestas que celebran el reinado carnal de Momo, Baco y Terpsícore. Sobrevivió esta faceta y tomó auge al legalizarse, a mediados del XIX, la celebración pública de los carnavales. Pero a la par que las auténticas Estudiantinas (apelativo neutro que en esta época desbancó al clásico y cargado de significado, Tuna) aparecieron otras que, aún careciendo de sello escolástico, se apropiaron de su nombre: 1. En primer lugar se conocía como Estudiantinas a ciertas orquestas profesionales de pulso y púa que usaban galas de estudiante en sus actuaciones. Como ejemplo de éstas sobresale la "Estudiantina Fígaro", fundada en el Madrid de 1878, que dio conciertos en los principales teatros de toda Europa e hizo dos giras por el continente americano que tuvieron, amén de un enorme éxito, un efecto polinizador, pues a su imagen se crearon otras en países lejanos y extraños al mester. "Hoy día podemos afirmar, que en casi la totalidad de los principales Centros Universitarios de Hispanoamérica, se han formado Tunas junto con algunas otras Estudiantinas que también se han ido creando en Portugal, Italia y Holanda; hay que apuntar que sus formas de actuación excluyen el componente picaresco, tan propio de las Tunas españolas", seguramente porque heredaron la tradición de unas agrupaciones, las decimonónicas, desprovistas como veremos de tal carácter. 2. También se conocían como Estudiantinas a las comparsas de carnaval que imitaban en sus ropas a los antiguos estudiantes. Pudiera pensarse que no fueron muy numerosas y que ejercían sólo en las urbes de escasa o nula tradición universitaria, pero la realidad demuestra todo lo contrario. Alcanzaron un enorme auge, y hubo un tiempo (finales del XIX - principios del XX) en el que las Estudiantinas escolares desaparecieron casi por completo, por lo que camparon a sus anchas. Mantuvieron con las universitarias, como señas de identidad propias, ciertas diferencias, sobre todo en la orquestación, en la que sumaron a los clásicos manejados por las Bigornias (guitarras, bandurrias, laudes, flautas y panderetas) instrumentos de viento, y algunas no llevaban mas que éstos; y en las condiciones de sus , fundando Estudiantinas femeninas, infantiles y mixtas. Con posterioridad las universitarias recuperaron el nombre de Tunas, dejando el término Estudiantina para designar a todas las demás agrupaciones. Volviendo al tema principal de nuestro estudio, el resurgir de las Tunas no anduvo exento de polémica. Los diarios y revistas se empeñaron en comparar a estas modernas agrupaciones con las cuadrillas de estudiantes que antaño corrían la Tuna. La polémica se me antoja estéril, el inexorable paso del tiempo había hecho su trabajo y, claro está, era normal que las Tunas perdieran su esencia hampona, aunque no por eso dejaron los estudiantes de ser picaños, no así las artificiosas Estudiantinas indoctas.
- "¿Osté ser de Salamanca?", preguntaba un extranjero á uno de los postulantes de estudiantina que se le acercó para pedirle dinero. - Y el mozo, que era de buena raza escolar, le contestó: "Oui, monsieur, y de fines del siglo XVII". Las diferencias más notables entre las Tunas y las Estudiantinas, además de la anterior y cardinal, afectaban a los siguientes puntos: 1. Al contrario que las Tunas inveteradas, en las mascaradas del siglo XIX y principios del XX, la Estudiantina "era utilizada como pretexto para fortalecer las posiciones de quienes consideraban que el Carnaval tenía que ser higienizado de tanto mamollo y tanto mascarón grosero, que convendría sustituir por estas agrupaciones más cultas y artísticas, y en consecuencia menos conflictivas". Gozaban por tanto de una excelente fama a la que contribuyó su participación activa en obras sociales de caridad, postulando en favor de los más necesitados, y que continuó acompañándolas cuando ampliaron la gama de sus actuaciones con serenatas, conciertos y giras por el extranjero. 2. En lo que atañe a los repertorios musicales, las Bigornias o Tunas se limitaban a la interpretación de aires nacionales. Las Estudiantinas sumaron a estos, piezas de música clásica sólo instrumental, como sinfonías y oberturas, y aires extranjeros como el alemán schottisch o la barcarola italiana, junto con los valses, polcas, gavotas, mazurcas, marchas, etc. La dificultad de las nuevas partituras hizo que en el seno de las Estudiantinas se formaran dos secciones, una coral y otra instrumental, lo que amplió el número de sus componentes a límites insospechados. Compositores profesionales pusieron su inspiración e ingenio al servicio de las Estudiantinas, siendo que en esta época comenzó a formarse un repertorio exclusivo para ellas. 3. El uniforme de las Estudiantinas "si bien ostentaba el tricornio, presentábalo reformado y embellecido, no siendo ya aquel sombrero mugriento y de grandes picos del siglo XVIII, uniendo en flagrante anacronismo, el cuello de abanillo del siglo XVI, con las medias, calzas y valones negros del XVII, y los zapatos de hebilla y el tricornio del XVIII, suprimiendo además la característica sotana". Incorporaron también nuevos elementos como un lazo, prendido en la parte alta de la manga o en la misma hombrera, cuyo color identificaba los estudios que seguía su portador, al igual que las actuales becas; las coloristas cintas cosidas a la capa por medio de una moña o escarapela; y el antifaz con el que ocultaban a veces su rostro en las actuaciones carnavalescas. Apareció en estos años asimismo la figura del abanderado, las Estudiantinas daban comienzo al pasacalles encabezadas por un estudiante que sostenía un pendón en el que aparecía impreso el nombre y la procedencia de la que en ese momento alegraba la población. Se hacían acompañar también las Bigornias de mascotas, es decir, niños ataviados al uso escolar, generalmente no ejecutantes, aunque algunos fueron hábiles instrumentistas como el niño García, que tocaba irablemente la pandereta en la Estudiantina Cordobesa de la última década del siglo XIX. 4. Aumentaron también los escenarios propicios para sus actuaciones. Las Estudiantinas eran recibidas en los andenes de la estación de ferrocarriles por un numeroso público avisado de su llegada por la prensa local.
Marchaban después en dirección al Ayuntamiento y Gobierno Civil, en los que se solicitaba sucesivamente el permiso para desfilar por las calles de la villa. A la tarde interpretaban sus repertorio en los círculos de recreo, casinos, sedes de los periódicos, casas de personalidades y en el teatro de la ciudad, ya fuera en los entreactos de la obra que en esos días se estuviera representando o en un concierto donde la Estudiantina copaba el cartel, y en los que era frecuente que un grupo de entre sus componentes, generalmente los postulantes, escenificara en el interludio pequeñas comedias teatrales de un solo acto. Se generalizaron los concursos de Estudiantinas celebrados, junto a los de comparsas, carrozas, coches adornados y disfraces, en los días de carnestolendas (el primero de los celebrados en Córdoba ocurrió el 20 de febrero de 1912). 5. La dificultad de los repertorios y la enorme cantidad de acontecimientos lúdicos para los que eran reclamados influyó en el marco de la estructura interna de las Estudiantinas, que se hizo mucho más compleja. No se trataba ya de agrupaciones fugaces forjadas para haber mantenencia durante la estación de recreo, sino estables y a las que se accedía tras un periodo de aprendizaje. De estar comandadas por un estudiante que demostraba su mejor capacidad o mayor experiencia, pasaron a serlo por una especie de junta directiva a cuyo vértice se situaba el jefe o presidente, que contaba con un subjefe o vicepresidente para ayudarlo en su labor o sustituirlo en su ausencia, seguido de los encargados de otros departamentos u actividades, así el director o directores musicales, los solistas (instrumentales o vocales) capaces de ejecutar las piezas que el anterior les marcaba, el tesorero que istrara los recursos obtenidos de la postulación o a través de subvenciones... cargos, todos y cada uno de ellos, delimitados en suma por unos estatutos o reglas que fijaban además la identidad, objetivos e intereses de toda la Estudiantina. 6. Mostraron por último las Estudiantinas una cierta adscripción hacia el alma mater que las vio nacer, la Universidad. Mudaron los abstractos títulos con los que en principio se dotaban a si mismas ("Estudiantina Española" , "Estudiantina Vasco-Navarra" ...) por otros que revelaban su docta procedencia de forma inequívoca ("Estudiantina Escolar Salamantina", "Estudiantina Escolar Gaditana"...), y cuando durante los locos años veinte se produjo un verdadero boom en la fundación de estas agrupaciones, de modo que cada ciudad universitaria contó con más de una, se agruparon sus conforme a la carrera que estudiaban, dándoles entonces el nombre de la Facultad común ("Tuna de la Facultad de Medicina de Granada", "Tuna de Veterinaria de Córdoba"...). Las actuaciones en actos académicos se hicieron frecuentes y, tomaron nuevamente las agrupaciones universitarias el clásico apelativo de "Tunas", arrastrado hasta entonces por sus evidentes connotaciones. La contienda civil truncó la evolución de las Tunas. Luego de unos años de silencio, ya en los años cuarenta, volvieron a constituirse como Tunas. En la España de la dictadura (1939-1975) el Sindicato Español Universitario, S.E.U, será el encargado de regular las actividades de los diversos grupos escolares, dotándolos de la infraestructura organizativa necesaria. Junto a los colectivos corales, deportivos, sección femenina y T.E.U (teatro universitario) se crea la Tuna como mejor medio de allegar fondos para las distintas obras de componente social que desde el sindicato se promovían en favor de los estudiantes necesitados, como la "Ayuda Universitaria", "Bolsa del Libro" y "Hogar Universitario".
Comenzaron a fundarse en la década de los cuarenta. En 1945 la Jefatura Nacional del S.E.U convocó el "I Certamen Nacional de Tunas", celebrado en Madrid durante los días 5 y 6 de marzo, al que concurrieron las Bigornias de Salamanca, Valladolid, Valencia, Santiago de Compostela, Córdoba y Madrid. Como puede verse eran todavía pocas las existentes. La Tuna en sí, representaba un colectivo potencialmente peligroso a los ojos de la dictadura que, como todas, impuso un férreo control en lo concerniente al derecho de asociación y reunión, sobre todo si tenemos en cuenta sus bases y naturaleza, es decir, estar integrada por estudiantes varones (eventualmente subversivos) y ejercer su dominio cuando el día muere con el ocaso y reina la noche. Cayeron no obstante algo tarde en la cuenta de esta circunstancia las jerarquías del régimen, y para cuando lo hicieron, la Tuna gozaba de las simpatías de la ciudadanía. Los que aún eran niños antes de comenzar la guerra, y por tanto desconocían la tradición, veían en la Tuna una curiosa novedad, a los mayores, en cambio, les traía recuerdos de los años de paz. La traba se agudizó con la proliferación inusitada de agrupaciones y su inquietud por regalar el arte que atesoraban más allá de los Pirineos. Constituyó la primera medida de control una Circular de la Dirección General de Seguridad de 10 de marzo de 1955 (BOE 18 marzo 1955, referencia Aranzadi 420) que preceptuaba el desfile de agrupaciones musicales estudiantiles en estos términos: 1. A partir de esta fecha, para que puedan actuar y desfilar en la vía pública las Agrupaciones musicales de estudiantes conocidas por "Tunas", será requisito indispensable la autorización escrita de la Dirección General de Seguridad, que únicamente se otorgará previo informe del Sindicato Español Universitario. Anexo a dicho documento, que deberá llevar en todo momento consigo el jefe de la "Tuna", irá la relación nominal de los componentes de aquélla, con expresión de domicilios y Facultades en que cursen estudios. 2. Por los Agentes de la Autoridad se exigirá, cuando así lo considerasen oportuno, la exhibición del aludido permiso, denunciando a la Autoridad Gubernativa correspondiente las infracciones a lo anteriormente dispuesto, para su debida sanción. La Circular adelantaba una regulación más amplia que tocaría, esta vez si, la propia organización y funcionamiento de las Tunas Estudiantiles, la Orden de 12 de noviembre de 1955, núm. 195 (BOE 7 diciembre 1955, referencia Aranzadi 1672. Boletín del Movimiento núm. 642, del 1 de diciembre). Recoge la norma en sus dos primeros artículos una línea de subordinación doble. De un lado "No podrán existir más Tunas que las dependientes del Sindicato Español Universitario, correspondiéndole exclusivamente al Jefe del S.E.U su creación, organización y supresión. Para su funcionamiento dependerán del Jefe del Departamento de Actividades Culturales (Art. 1º)", y todos los cursos serán presentados a la aprobación de la Jefatura Nacional a través del Departamento Nacional de Actividades Culturales el programa a desarrollar por las Tunas Universitarias (Art. 13º).
La segura contingencia de que en la Tuna aniden elementos sediciosos o contrarios al sistema se procura atajar desde dentro de la propia agrupación, exigiendo como requisito de isión que el candidato, amén de ser universitario mayor de 17 años y menor de 27 y con suficientes conocimientos musicales, carezca de "nota desfavorable en el expediente sindical" (Art. 3º). Igual función cumple el artículo 4º, según el cual "el Jefe de la Tuna será designado por el Jefe del S.E.U y pertenecerá a la Primera Línea o a la organización de encuadramiento político equivalente. La Tuna podrá tener un director musical que dependerá del Jefe de la misma"; y el 5º que hace recaer la contaduría de los medios económicos de la Tuna en la istración del Sindicato, prohibiendo a su vez, terminantemente, la realización de contratos publicitarios comerciales, así como las cuestaciones y colectas públicas, aún para fines benéficos. Como si con esto no bastara se incide en la necesidad de evitar en lo posible la creación de Tunas de Facultad o Escuela Especial, salvo en el caso de que circunstancias extraordinarias lo aconsejen, debiendo solicitar del Servicio Nacional de Tunas la autorización correspondiente (Art. 8º). Nuevos permisos se suman a los instituidos por la Circular de la Dirección General de Seguridad de fecha 10 de marzo de 1955. En primer lugar un consentimiento expreso por escrito del Jefe del Departamento de Actividades Culturales del S.E.U para todo tipo de actuaciones (Art. 9), y otro, igualmente escrito y expreso, de la Jefatura Nacional, para los viajes al extranjero (Art. 6º). Trata la reglamentación en su afán legislador otros temas que a priori parecen de menor importancia, pero que, a poco se piense la tienen y mucha. Tal es el asunto del artículo 7º, que normaliza ciertos complementos del traje de tuno, que identifican a su dueño, o las insignias que obligatoriamente han de engalanar la bandera de la agrupación. Más explícitas son, por último, las disposiciones 10, 11 y 12, que prevén una completa batería de sanciones en correspondencia a las diversas infracciones de la Orden, e incluso a la inobservancia de otras que contravengan la moral amparada por el régimen o su dirección política. Art. 10. Las sanciones a las infracciones de la presente reglamentación comprenderán desde la suspensión de toda actividad durante un determinado plazo de tiempo, hasta la disolución definitiva de la Tuna. En caso de faltas colectivas que afecten a toda la Tuna, las sanciones serán propuestas por la Jefatura del S.E.U a esta Jefatura Nacional. Art. 11. En caso de infracciones individuales de algunos o pequeños grupos de la Tuna, las sanciones serán impuestas por el Jefe del S.E.U a propuesta del Jefe de la Tuna, comprendiendo desde su expulsión hasta la formación de expediente sindical. En todos los casos la sanción será comunicada a la Jefatura Nacional y a las autoridades académicas correspondientes. Art. 12. Las sanciones no sólo se impondrán en los casos que recoge esta reglamentación, sino también en todas aquellas faltas de tipo moral y político que a juicio del Jefe del Sindicato Español Universitario puedan perjudicar a la Tuna y al Sindicato.
Puede extrañar que, pese a todas las precauciones contenidas en las anteriores normas, la Orden de 12 de noviembre de 1955 tolerara a las Tunas llevar a cabo sus anheladas giras por tierras foráneas, pero estaba en mente del caudillo utilizar el rico folklore español como medio de propaganda del régimen, que por esos años atravesaba y sufría el aislamiento del resto de las naciones civilizadas. Fue ese el involuntario tributo que las Tunas hubieron de pagar en logro de sus sueños, aunque debe considerarse en su descargo que "la propia dinámica de las Tunas, su espíritu difícilmente controlable, fue abriendo sus puertas mucho antes que los cambios políticos se fraguasen". Aparcando el signo que en las últimas páginas ha tomado este ensayo, las Tunas Universitarias del S.E.U hicieron también sus aportaciones. Primeramente popularizaron el mester considerablemente, y ello gracias sobre todo a la enorme cantidad de grabaciones discográficas que en esos años salieron al mercado y a las frecuentes apariciones en programas televisivos y filmes cinematográficos. La mayoría de las canciones más conocidas y que a todos nos suenan fueron compuestas en esta época. Adicionaron la indumentaria con la Beca que, al proliferar las Tunas de Facultades, Escuelas Especiales y Colegios Mayores, sustituyó al lazo que identificaba con su color los estudios que cada tuno seguía; las cintas bordadas de colores como recuerdo femenino, que los escolares prendieron de sus capas, dándoles una policromía muy superior a la alcanzada por las Tunas de antes de la guerra, y cuyo origen se encuentra en las que los caballeros andantes del medievo recibían de sus damas; los escudos de los distintos países y ciudades visitadas en las giras, cosidos al manteo, influencia de la moda mochilera tan en boga por entonces; y desde hace relativamente poco tiempo se usa también el jubón con mangas acuchilladas o afaroladas y gregüescos con vivos del color de los estudios de procedencia, presentes ya en el traje de caballero español del siglo XVI. Es de lamentar por el contrario la decadencia en el empleo de la prenda de cabeza, el bicornio, que actualmente sólo se ve en contadas ocasiones. Por lo que se refiere al repertorio se interpretaban canciones propiamente de Tuna, aires nacionales, piezas de música clásica y temas de origen sudamericano que en estas fechas comenzaron su influencia, hasta el punto que hoy existen. Tunas aquejadas de sudamericanitis pues prácticamente sólo aquellos ejecutan. La variedad de músicas repercutió en la de los instrumentos necesarios para tocarlas. Aparecieron entonces muchos de los tradicionales del cono sur americano como el cuatro, charango, quena..., ordinario fue también el manejo del acordeón, los violines continuaron empleándose, si bien cada vez menos, en tanto que el laúd aumento en prestigio e importancia. El S.E.U se afanó en proteger la pureza instrumental de las Tunas, autorizando para los concursos el uso de sólo bandurrias, guitarras, laúdes, violines, mandolinas y panderetas, y dando competencia al jurado para determinar si los presentados en escena respondían a las características que se les suponen. En el Certamen Nacional celebrado en Zaragoza con motivo del 150 aniversario de los Sitios durante los días 16 a 19 de marzo de 1959, "la Tuna Cordobesa, verdadera orquesta de Cámara, en la que figuraba incluso algún instrumento no tradicional en estas agrupaciones" , no alcanzó ninguno de los trofeos que en el mismo se concedían, sin embargo el jurado puso de relieve "que la Tuna de Córdoba es la mejor de cuantas han desfilado por estos concursos nacionales, pero no les fue adjudicado el primer premio por no ajustarse en su composición a las normas establecidas" en dicho Certamen.
Las actuaciones siguieron teniendo por marco la calle (serenatas y pasacalles) o locales cerrados, generalmente teatros, para los que se ingeniaba un espectáculo compuesto de números de humor, música (a cargo de la totalidad de la agrupación o de solistas, entre los que destacaba la mascota, alevín que ataviado de tuno ejecutaba una pieza arropado del acompañamiento necesario) e ilusionismo. Esta función significaba la base de las representaciones que, amén de realizarse en el extranjero, aconsejaban un montaje selecto, como las concertadas con programas televisivos o radiofónicos, o con las Universidades de las naciones visitadas. Con la muerte del dictador en el año 1975 cayó también el S.E.U y su labor inquisidora de la vida universitaria. Las Tunas se integraron en su Facultad aún más si cabe, pues ya desde los sesenta la fundación de las que representaban a determinados estudios con grado de licenciatura, Escuelas de diplomatura o Colegios Mayores resultó imparable a pesar de los deseos del régimen de limitar en lo posible su creación. Los certámenes se han especializado hasta el punto que existen de muchos tipos: provinciales, regionales, nacionales que agrupan a las Tunas que cursan iguales estudios, internacionales, e incluso algunos que llevan el nombre de una ciudad y se celebran en la misma año tras año con Tunas de la más diversa condición, y que pueden ser a su vez nacionales, si sólo concursan Tunas del solar hispano, o internacionales, si también participan algunas de otros países. Producción original de esta época es el nacimiento de Asociaciones de Antiguos Tunos o “Cuarentunas”, que celebran anualmente un congreso. Han renacido con fuerza las Tunas femeninas, retomando el ejercicio del Mester que emprendieran hace más de cien años. En fin, goza ahora la Tuna de buena salud, eso si, sometida a un proceso cíclico de mayor o menor esplendor, aunque su destino parece ser el de no desaparecer nunca. La costumbre se ha extendido de una manera abrumadora tanto en España como fuera de ella, y lo que a veces aquí es denostado se alaba fuera de nuestras fronteras como tradición digna de iración y total apoyo, exportable por lo antigua y pintoresca, y susceptible de apropiación y copia, por lo que no se comprenden los venablos y sandeces que gustan verter, siguiendo la moda, ciertos protoignorantes o progreignorantes a quien más valiera informarse en lugar de recurrir a los típicos tópicos que tan mal ven en ajenos belfos. Se acusa a la Tuna de derechona, en lo que no deja de ser uso clásico español consistente en politizar todo lo que en la vida nos rodea, cuando de lógica se comprende que "la Tuna está en una dimensión aparte como tantas actividades relacionadas con inclinaciones naturales y perpetuas, el teatro, los toros, la música, en la Tuna caben izquierdas, derechas y centros y, quien conoce una Tuna por dentro sabe que suele haber en ella de todas las tendencias, como entre toreros, músicos, futbolistas y levantadores de pesas y que en ellas la tolerancia política es absoluta. La Tuna, con ocho siglos de historia es pampolítica y ha atravesado épocas y regímenes sin romperse ni mancharse".
Trataremos aquí de las cuestiones que son esenciales al mester. Frecuentaremos las explicaciones sobre los asuntos esenciales de la Tuna y lo haremos desde las disciplinas de la Antropología y la Filosofía; es decir desde la forma de concebir al tuno y a la Tuna y del conocimiento que de ello nos aporta el pensamiento, la tradición y la evolución. Os digo que solo aunando conocimiento y experiencia, encaminados a la virtud, se entiende que la Tuna se fundamenta en la tradición y, que sin renunciar a la innovación ni a la adaptación a los tiempos, jamás traicionará su costumbre, ni sus usos ni sus formas.
EL TUNO Atendamos primero al DRAE y veamos como define el vocablo “Tuno”: 1. adj. Pícaro, tunante. 2. m. Componente de una Tuna (grupo musical de estudiantes). 3. f. Grupo de estudiantes que forman un conjunto musical. 4. f. Vida libre y vagabunda. Sin embargo ninguna de ellas define al tuno y, ni siquiera, se acerca a la realidad. La primera y la cuarta acepción tienen cierto sentido, pero son muy reduccionistas. La segunda no define. La tercera es, definitivamente, errónea. Porque, atendiendo a la tercera definición, cualquier grupo musical formado por cualquier tipo de estudiantes sería una Tuna. Por ejemplo, si los seis hijos de mi amigo Ernesto, que andan cursando estudios de primaria y secundaria, formasen un conjunto musical serían una Tuna, si bien tocasen solo rock. Y aunque, usted, fuera lelo no aceptaría tal cosa. Entonces ¿qué es un tuno?. Hemos dicho que la Tuna es tradición. La historia nos enseña que la Tuna, mejor dicho los Tunos, nacen justo al tiempo que la universidad. Entonces, para ser Tuno hay que ser universitario primero. Sí, sí, ya se que ahora hay muchos tipos de estudios, pero en aquellos tiempos no. Cuando Alfonso X el Sabio, se consideraban estudiantes a los incipientes universitarios, no a los que aprendían las cuatro reglas; muy necesarias para ganarse la vida y prosperar, quizá más que los latines. O sea, que no es cuestión de rango, ni de ser más ni menos, ni esto ni lo otro. En aquellos tiempos corrían la Tuna los estudiantes desheredados, becados de caridad. Y habían de hallar la forma de sustentarse recurriendo a la picaresca, la Sopa Boba, y a cuanta moneda alcanzasen trapicheos y lances de amores. O sea, que ya tenemos dos conceptos: universitario y pícaro. Llenado la panza y aplacada la sed, los de antes y los de ahora ponen sus miras en el amor, que ya se sabe que jalan más dos tetas que dos carretas. Y puestos en faena galante para otros, a modo de Cyrano de Bergerac, nuestro estudiante saca a relucir su natural caballeresco, su gallardía, gentileza y elegancia. A fin de cuentas, un caballero. De tal suerte que, con estos conocimientos que nos da la historia y mantiene la tradición, podemos definir al Tuno como un universitario mezcla de pícaro y caballero. Pícaro para saber ganarse la vida sin violencia ni desdoro de su buen nombre, y lo bastante caballero para saber estar donde quiera que las lídes galantes lo lleven.
Y ya puestos, al igual que distinguimos entre Tuno y tonto, lo hacemos entre Tuno y canalla. Decía don Juan Tenorio: Yo a los palacios subí, a las cabañas bajé, y en todas partes dejé memoria amarga de mí. Por el contrario, un Tuno de bien debe poder decir: Yo a los palacios subí, a las cabañas bajé, y en todas partes dejé memoria amable de mí. Aprende, pues, que si quieres ser Tuno deberás ser un caballero pícaro. Que tienes la obligación de ser centro de la atención y salir con bien del trance, sea cual fuere, sabiendo que, vestido de Tuno, representas a toda la Tuna. Y no olvides que tu única arma es el ingenio.
SER TUNO Puestos a filosofar, recordemos la famosa frase de Aristóteles: “El ser es siéndolo; porque si no lo fuera, o lo fuera sin serlo, esto lo entendería todo el mundo; y ¿de qué iba a vivir yo entonces?”. Ser Tuno imprime carácter, otra cosa es la gente que se disfraza durante un tiempo. Para ser Tuno hay que ser un caballero, un pícaro y usar solo del ingenio. Añadan a esto el sentido del humor y habrán completado la naturaleza del Tuno. Entremos, pues, a analizar tales cualidades. Un Tuno es un caballero que ama la aventura y acaba pereciendo en ella. Ama la música, las mujeres y el vino, aunque no siempre en ese orden. Pero por encima de todo ama el Mester de Juglaría y a sus compañeros. Un caballero intachable, siempre galante con las damas. Ser Tuno es ser un pícaro. Sí y no. Sí, en el sentido de que es cierto, un Tuno debe ser pícaro. No en el sentido de que los pícaros, la mayoría al menos, de los del Siglo de Oro eran unas lacras. Solo hay que leer alguna novela de la picaresca española. El Tuno debe ser pícaro sin dejar de ser un caballero. Debe utilizar el arte del ingenio, la imaginación y el sentido del humor para conseguir sus fines y ahuyentar a sus adversarios.
Esta constante picardía engrandece al Tuno y le mantiene en forma. Pero jamás recurrirá a la violencia, ni se conducirá de manera que menoscabe su hombría o cause desdoro a la Tuna. El sentido del humor es el componente indispensable del buen tunar. ¿Qué es el sentido del humor?. Definir el sentido del humor es como intentar pinchar una mariposa utilizando un poste de teléfono. Dos cosas espera el público de una Tuna, y de un Tuno: Las cualidades músico-vocales y el sentido del humor. Si falla una, falla todo. La calidad musical es fundamental en un escenario, casi imprescindible. Pero a la hora de rendir a una moza es más útil el sentido del humor que una buena canción. Una canción solo sirve para ligar en casos muy concretos, y vale con una voz que susurre y el rasgueo de una guitarra. Pero el sentido del humor te sirve para impresionarla siempre, y para aguantarla si te la quedas para siempre.
VOCABULARIO PARCHERO Si bien es cierto que se incluyen en el mismo términos que tienen también su significado en otros ámbitos o actividades propias de la Tuna. Comenzaremos con las palabras que definen en sí la actividad. Como no podía ser de otra forma el vocabulario que incluyo es propio de una Tuna concreta, Medicina de Córdoba, naturaleza obliga, a más de ser éste el que yo he utilizado durante los años que ejercí como activo en tales lídes. Sea: Parchar v. tran. Consedérase “parchear” o “dar el parche” cuando un reducido grupo de de la Tuna alegre la reunión de los comensales a cambio de lo que su generosidad estime. La condición de verbo transitivo escapa a toda duda en el contemplado, no sólo por itir complemento directo, sino también por la común necesidad de realizar un tránsito para llevar a cabo la acción de parchear. Parche s. m. Acción y efecto de parchear. El parche y el contrato constituyen la forma habitual que tiene la Tuna para enriquecer sus arcas, aumentar sus habiendas y dar satisfacción a la tesorería. El parche-contrato deberá tener en todo momento y ocasión conocimiento y permiso expreso del Jefe de la Tuna, de donde se sigue la sanción a tenor del cual quien dejare de asistir a menester tunae por dar el parche, buscar holganza y hacer peculio, quien parcheare sin previo consentimiento del Magister o “parche secreto” o “parche bandolero”, quien no partiere pernada con la Tuna, quien no ofreciere diezmo a la Muy Noble, quien sólo luciere Beca por dar el parche, o quien hiciere mal uso de la tesorería y hacienda, será merecedor de escarnio y faltas a tesorería, imagen y disciplina, con las lógicas consecuencias previsibles a tan bajo comportar.
En atención a la membrana de cuero sujeta al cuerpo circular fabricado en madera al que se insertan varios pares de sonajas de la pandereta, recibe el total del producto recaudado tras alegrar a los comensales reunidos por celebrar un acontecer determinado, los cuales en acto translativo de dominio posan su aportación monetaria o in natura en la mencionada binza del instrumento de percusión por excelencia de la Tuna. Del total del “parche repartible” deben sustraerse las asignaciones debidas en concepto de impuesto de hidrocarburos a los titulares de vehículos que sirvieran portes a la Tuna y las participaciones en beneficios prometidas a terceros en pago de créditos de diversa índole o cualidad como taxistas o proveedores (Junto a las remesas anteriores sitúa la mitología de la Tuna la conocida con el nombre de “Faje Reglamentario del Pandereta”, esto es, estipendio que el resto de del grupo de parche “sin fundamento” sospecha sustrae el panderetólogo a espaldas de los compañeros por acrecentar su patrimonio personal), tras las cuales quedará, en su caso, el “parche de libre distribución”, con el que se podrá repartir beneficios para las cuentas personales de los sujetos activos del concreto parche, dotar reservas libres o voluntarias (por decisión de la Tuna y para atender necesidades de distinta índole puede establecerse que la cantidad total de dinero adquirido sea de igual partición entre las cuentas personales propias de sus hacedores más una sola parte proporcional que quedará para la Tuna y se conoce como “Derecho de Pernada de la Tesorería”, de la que es variante “El Fantasma”, tuno invisible al que se le entrega parte proporcional con la que cubrir los gastos generales producidos por el grupo inmerso en una gira vacacional), o ambas cosas a la vez. Contrato s. m. Considérase “Contrato” cuando un grupo de de la Tuna, cualquiera sea su número de componentes, atienda un requerimiento de su arte, cuyas condiciones serán previamente fijadas por el jefe de Relaciones Públicas. Parchero s. m. Término que no sólo identifica a quien parchea o da el parche sino también, y con más propiedad, a quien sólo luce Beca por dar vida a este menester desatendiendo sus obligaciones para con la Tuna y la convivencia con el resto de sus hermanos. Parche secreto s. m. Dícese de aquel, sea parche o contrato, ejecutado por reducido número de tunos sin ponerlo en conocimiento del Magister Tunae o Jefe de Tuna. Parche Bandolero s. m. Subespecie del anterior es el Parche bandolero que es la formación de una cuadrilla estable y duradera en el tiempo. Embarque s. m. Este vocablo, en clara concordancia con su significado primigenio (destino de un marino a un buque de guerra donde debe prestar servicio durante un período reglamentario), describe a aquellos parches o contratos de compromiso que imposibilitan el normal ejercicio del menester de Tunería que con posterioridad no llegan a materializarse íntegramente ni por error.
Afinación en Fu-bemol. Resulta preciso ofrecer continuamente en parche o contrato, además de buena imagen, un adecuado tono musical, siendo la natural manera de alcanzarlo una correcta afinación en los instrumentos, si bien es conocido que éstos se destemplan con facilidad sonando entonces cual rayos que preludian aguacero caudaloso, en tales casos se dice que su entonación esté en tono de Fu-bemol, que es tanto como decir horrísono o discorde. Muñones. Describe este vocablo al Tuno poco torpe en el manejo de su instrumento musical, pues muñón es toda parte de un miembro amputado (en este caso las manos), que permanece adherida al cuerpo. Tal situación, que normalmente pasa inadvertida cuando el número de Tunos es generoso, resulta imposible de ocultar en el seno de un grupo de parche por reducirse el número de idénticos instrumentos a un máximo de tres, y se complica si el muñones luce como único bandurria o laúd que sostiene la melodía, pero cabe empeoramiento si éste no sólo muestra un déficit absoluto o crónico en el empleo del instrumento, sino que también exhibe una carencia omnímoda en el entendimiento de la cadencia o sentido del ritmo. Salir de Clavo. Siendo conveniente e incluso necesario llevar de parche a un pardillo asistente a fin de que vaya conociendo tan digno y alto menester, el cual en ningún caso tendrá derecho a cuota pecuniaria alguna pues, su parte va reglada en mundología y aprendizaje, que ya es abuso en beneficio, chacharease que tal sale de clavo cuando es apremiado a integrar el grupo parchero por colmarlo en tanto que, por cualquiera que fueren las circunstancias, escasea el número de Tunos apropiado para efectuarlo o requerido en las condiciones estipuladas en el contrato. La figura examinada cobra verdadera importancia durante las fechas vacacionales en las que, por asueto familiar de los señores Tunos o gira de los mismos por ampliar fronteras y conocer gentes, queda latente tan sólo un grupo parchero de guardia, frecuentemente menguado en el número de sus componentes. Hacer calcetín. Práctica habitual cuando la situación lo reclama consistente en interpretar las coplas por mitades, dando la falsa sensación de haberse ejecutado un número mayor de composiciones. Pasar el parche o Tirarse al fango. Ambas formas verbales definen la acción perpetrada por el instrumentista de pandereta consistente en solicitar de la concurrencia soldada en pago a las coplas gorjeadas, para lo cual situará el instrumento de percusión ante los hocicos de todo el convidado a la vez que profiere una glosa que se pretende perspicaz. Estílanse en la tarea sentencias aprendidas de puro repetidas, como aquellas para el momento inmediato anterior al deambular entre las mesas que anuncian a voz en grito “Y al son de la siguiente melodía pasará el ministro de la economía” o “Y como dijo el profeta: pasemos la pandereta” cuando no “Y como dijo doña Cleta: echen billetes de a cincuenta”, o esa que dice “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios... adiós muy buenas” o su variante “Si al hombre le gustan la mujeres malas a Dios... adiós muy buenas”. Lo normal y más descansado pasar el parche erguido, pero ejemplos hay en los anales de la Tuna en que ejecutose el parche de rodillas, como cuando, por ejemplo, el padrino diera en vetar el pase de la pandereta entregando a cambio menguada cantidad de dinero.
LA TUNA Entonces, ¿Qué es La Tuna? Podemos decir que La Tuna es una forma de entender la vida, una forma de ser universitario; una tradición que nosotros mantenemos viva y un modus vivendi. Y La Tuna tiene como faro, como horizonte, la mujer; el amor galante. Su sustento es la música. La Tuna vive del ingenio y por fin, La Tuna es una. Se es Tuno porque se pertenece a La Tuna. Es decir, que primero se es Tuno y después se pertenece a una Tuna en concreto. Por ejemplo: yo soy Tuno, de Medicina de Córdoba. Y lo que haga de bueno o malo no repercute solo en mi Tuna, sino en “La Tuna”. Porque la gente no entiende de colores, solo entiende del moreno de toca “X” instrumento. Cuando se pertenece a una entidad mayor, cada parte representa a la totalidad, al menos fuera de esa entidad. En España se considera como ligones a los italianos, lo que será verdad o no, pero no se distingue entre Napolitanos o Romanos. Pero es que, además, cuando el pardillo hace su juramento antes de ser Becado, lo hace para defender a la Tuna, no solo a su Tuna. La Tuna es la hermandad que acoge a los Tunos, y en ella nos reconocemos como tales. La Beca sí es particular. Su color identifica una rama del saber y el escudo una facultad, un Colegio Mayor o una Universidad en concreto. Pero la Beca no tiene sentido sin el traje. Con chaqueta y corbata y una beca eres un diplomado, o un licenciado. El traje es el que te identifica como Tuno, como perteneciente a La Tuna. Y, desde este punto de vista, el traje es de Tuna, o sea, de la Tuna. Por eso yo no digo que me visto de Tuno, sino de Tuna. Y jamás he dicho que salgo de Tuno, sino de Tuna, o a correr la Tuna. Y jamás he sido un tunante, ni un tunero, ni he hecho tunerías; porque la Tuna no es un verbo, es un concepto vital, una forma de vida. Yo he hecho, y hago Tuna, unas veces mejor y otras peor. Se trata de un grupo de iguales que se deben comportar de modo que, beneficiando a su Tuna, beneficien a la Tuna. Y la mejor forma de hacerlo es divertirse con lo que se hace, que es manera de hacer las cosas bien. La sociología define “grupo” como un conjunto de personas que se identifican unas con otras y que tienen un modo específico de interacción. Una Tuna es un grupo de los llamados primarios, porque la interacción es alta y se basa en la igualdad de sus , en su condición de iguales. El grupo se rompe si alguien considera que los demás no son sus iguales. Los hay que se creen diferentes, o más que los demás, porque creen que tocan mejor, o cantan, o son más veteranos, o más jóvenes. En resumidas cuentas se trata de tipos pretenciosos que, sin embargo, pueden causar daño; son un cáncer para nuestro Mester. A cada Tuna corresponde la difícil misión de formar bien a sus pardillos para poder prosperar como grupo y contribuir con bien al Mester. Desde el respeto que supone la importancia de ser Tuno, o sea de pertenecer la Tuna, debe considerarse como grave traición al Mester que un Becado defienda, o considere equivalente, a aquellas agrupaciones musicales que, sin ser la Tuna, usurpan su nombre, vestimenta y maneras (Las así llamadas “Murgas”, Estudiantinas, Estudiantinas infantiles o mixtas, Rondallas, etc).
En este triste caso no importan las anécdotas particulares del sujeto, sino la supervivencia incólume del Mester y su tradición, y el infrascrito lo será de traición. Por encima de todo el bien común de la Tuna.
EL PARDILLO Hoy día, todos aceptamos que el Tuno se hace, si bien es cierto que debe tener la suficiente actitud. “La aptitud se aprende”. El novato es un individuo que se siente atraído por la Tuna, detalle importante. Ésta tiene que evaluar si servirá, o no. A partir de ahí se le enseña, se le acoge con cariño, se le adopta y se le nombra (mote) o se le despide simplemente. El novato es alguien que quiere aprender a ser Tuno. Es un bulto, pero debe ser un aprendiz y un Tuno embrionario. Debe ayudarlo a dar a luz el Tuno que lo adopte. Esto es muy importante. La novatada puede ser una burla, pero debe ir encaminada a que el novel aprenda. El novato nunca debe negarse a lo que diga su veterano. Jamás debe contradecir, refutar, excusar o protestar. Debe cumplir todo lo que se le diga, porque no tiene capacidad para discernir lo que se pretende con ello. Pero, el novato puede, y debe, eludir o desviar la orden en su provecho. Con eso demuestra su capacidad y veteranía. Eso es lo que debe valorarse. De cualquier forma una novatada es algo ingenioso, que ayuda a aprender y con lo que deben divertirse novato y veterano. Sólo el ingenio vale en la Tuna. Básicamente, el novato debe serlo un año, al menos. Y su aprendizaje se divide en cuatro etapas. 1. Recepción y evaluación de actitud y aptitud. 2. Enseñanza y Entrenamiento. Hay que enseñarle, y él debe aprender. 3. Certamen. En este caso irá, indefectiblemente, disfrazado y representará su rol en todo el certamen, incluidos pasacalles y actuación. Nunca se debe bautizar un novato en un certamen. La tradición enseña la bondad de bajar a los novatos cincuenta kilómetros antes del destino de la Tuna. Es una verdadera prueba de fuego. Permite comprobar la capacidad de trabajar en equipo, si hay varios, y buscarse la vida del novato. Es muy importante que los novatos, solos, pongan en práctica todo lo aprendido. 4. El bautizo. Se hará en privado, siempre. Deben estar presentes cuantos más Tunos veteranos mejor. Es la noche grande del novato. Porque a partir ahí será veterano y ya no disfrutará igual. Se lo pasará mejor o peor, pero nunca igual. El bautizo y la imposición de la Beca debe ser un acto solemne y deberá hacer juramento ante la Beca que le están imponiendo. La Beca debe imponerla el Tuno que apadrina al novato, el que lo enseñó.
LA SERENATA O RONDA Uno de los temas más significativos para la Tuna es sin duda la Serenata. Hemos afirmado que la mujer es el faro, el horizonte, de la Tuna. Un Tuno puede conquistar a una mujer, esperemos que hermosa, con una canción oportuna, una salida ingeniosa, donaire o zalamería. Pero solo la rendirá mediante una serenata. Una Tuna se define dando una serenata, solo así. Hay muchas actividades importantes para la Tuna: el Certamen, donde se expone la capacidad competitiva, de muchas y de variadas maneras; el parche, donde se busca un dinero extra y otras mercedes; actuaciones benéficas, para quedar bien y hacer el bien; el viaje, para conocer otros mundos, otras viandas, otros vinos y otras damas… en fin, que se yo de cosas. Pero solo en la serenata se manifiesta La Tuna como tal. La serenata es el verdadero principio y fin de la Tuna tal y como la concebimos hoy y ayer. Hay muchos tipos de Serenata, también denominada Ronda. No queremos ser prolijos ni dejarnos llevar por clasificaciones engañosas, y así, sin ánimo de ser exhaustivos, mencionamos diversos tipos de serenatas: - A la mujer amada: a aquella de la que te has enamorado como un berraco o a tu novia formal. - Familiares: a tu madre, mujer, concubina, hija, prima, sobrina y demás familiares por línea directa (vale también para una tía lejana que puede nombrarte heredero). - Colegial: a chicas de un Colegio Mayor, con la sana intención de ver si alguna cae. - De piso franco: a amigas o conocidas que viven en un piso de estudiantes, donde uno puede recibir cobijo o comida según vengan dadas. - De compromiso: pues eso, o porque alguien paga bien, o porque es la serenata oficial de un Certamen, etc. - Sorpresa: aquella que se da sin avisar y donde la Tuna se demuestra a sí misma que lo es, solo si consigues entrar o, al menos, que salgan al balcón y te descuelguen comida o bebida. Para dar una serenata hacen falta tres elementos, a saber: La Tuna, cuyo número de componentes va de uno a infinito; una mujer, o varias, mejor varias tendiendo a infinito, o simplemente tendidas; y un balcón, en caso de no haberlo se ite reja, ventana, tragaluz, claraboya, zaguán o bordillo. En cualquier caso, en una serenata es donde se aprecia el verdadero comportamiento de la Tuna, en este caso de una Tuna, pero la gente no distingue. La Tuna accederá a la zona en fila de dos en dos y tocando un pasacalles. Formará bajo el balcón y cantará bellas melodías tradicionales. Una vez la susodicha en el balcón, o tras la reja, se interpretará lo que ella guste. Si se puede acceder al recinto fortificado se atenderá a los anfitriones y no se dejará de cantar. En caso de haber viandas, se come y se canta por turnos. Aquí valen los montajes bien traídos y las bromas de buen gusto.
Jamás se despojará, dañará o menospreciará la casa que nos acoge en ese momento. Vale decir que no se escupe en el suelo ni se palpa el trasero de la dueña. Si se precisa provisión de licor o cigarros debe solicitarse el respectivo permiso a la dueña de la casa.
ECONOMÍA DE LA TUNA Introducción Desde el principio somos conscientes de que el área de Economía en la Tuna no forma parte de la definición de la misma, si bien se puede considerar uno de los medios que permiten la consecución de los objetivos esenciales. Organización del Área Económica Es de todos bien sabido, que dentro de un grupo que se precie de serlo, existen ciertos estatutos que se encargan del buen funcionamiento de las diversas actividades que se lleven a cabo, y como no podía ser menos, en la Tuna existen estos ministerios, desempeñados por componentes de la misma y que desde su lugar electo, ofrecen al resto de compañeros un pequeño esfuerzo extra para la labor de coordinación de los distintos proyectos. Hoy nos vamos a ocupar del Ministerio que se encarga del área correspondiente a esta Cátedra, especialmente en su máximo responsable, el Tesorero. Primero vamos a aclarar que esto se desarrolla sobre un modelo de organización que podemos considerar estandarizado, aunque atendiendo a las distintas características de los grupos y a sus necesidades específicas, permite la especialización de sus distintas áreas. Tesorero: El titular de este puesto debe ser elegido de entre los componentes de la Tuna que sepan sumar, especialmente se valorará a los que consigan hacerlo sin los dedos. También es recomendable que sepan escribir, ya que una constancia escrita de las cuentas garantiza un mejor funcionamiento de las finanzas. Tiene la gran responsabilidad que sobre sus hombros recaerá, por lo que se recomienda que el grupo elija a una persona capacitada y responsable, y sobre todo, sin antecedentes delictivos o de malos hábitos. Algunas características y funciones que definen el puesto: - Encargado de plantear a la Jefatura y al grupo las políticas económicas efectivas, que permitan un correcto aprovisionamiento de fondos, con los que cubrir todos los Gastos e Inversiones que la Tuna vaya a llevar a cabo durante el ejercicio económico.
- Órgano con poder de decisión, en coordinación con la Jefatura, sobre la aprobación o frontal oposición de los proyectos que basándose en una alta partida presupuestaria requieran un estudio sobre viabilidad y conveniencia. - Guarda y custodia de la Tesorería de la Tuna, centralizando en su persona todo movimiento de cuantía económica que deba ser tenida en cuenta en la contabilidad de la Agrupación. Estas son las principales características que definen el puesto, aunque está en manos de la Jefatura, y del grupo en Asamblea o Directiva, el aumentar el número de responsabilidades, así como delegar alguna de las funciones del puesto en otra persona.
EL CERTAMEN Veamos, pues, como define “Certamen” la Real Academia. “Concurso abierto competiciones”.
para estimular
con premios
determinadas
actividades
o
Esta acepción es la más cercana a lo nuestro, y no está mal para ser de la Real Academia. Pero un Certamen de Tunas, es una competición entre tunas en la que se otorgan diferentes premios. Los premios clásicos son: mejor Tuna, mejor tema instrumental, mejor solista, mejor pandereta, mejor pasacalles y mejor bandera. Puede haber segundos premios y terceros. Desde siempre ha habido premios extraordinarios y no previstos, por ejemplo, Medicina de Córdoba es la única Tuna que tiene ganado un premio a “La tuna más Correcta”, otorgado por el jurado del I Certamen de Medicina, Cádiz 1.983, en aras a la forma en que ponía en práctica los valores más tradicionales de la Tuna. Pero defendemos los premios clásicos, más arriba citados, y abominamos los premios modernos y raritos: tuna más simpática, tuna más tuna, tuna cuchi cuchi, y cosas por el estilo. Un certamen es una actividad de lo más estimulante para un Tuno. Además de lo dicho, también podemos enfocar el Certamen como idea. Un Certamen es tomar una ciudad al asalto. Así de sencillo. Es cierto que hay un conocer, compartir y competir. Pero eso también lo hay en unas Olimpíadas y la cosa no es igual. Se trata de tomar una ciudad al asalto. El Tuno se pasea por ella con la altanería del vencedor. Pero con la educación, la generosidad y la hidalguía de su condición de caballero. De la cual no debe abdicar jamás. Como tampoco debe olvidar que el ingenio es la única arma que posee. Ingenio tan cortante y punzante como capaz sea, eso sí. En un Certamen, El Tuno es, también, embajador de su ciudad y de su Facultad. Pero sobre todo de sí mismo. ¿A que se va a un Certamen?, se va a vivir una aventura extraordinaria e inexistente en otros ámbitos de la vida. Y cuando uno va a la aventura va con los ojos abiertos y el culo apretado. En un Certamen, el Tuno, se relaciona con otros Tunos, conoce una ciudad de modo irrepetible, compite en buena lid, da espectáculo, deja bien alto su pabellón y canta con sus amigos, si además se da la oportunidad, mejor.
El Tuno proveerá todo lo necesario para la caza: el ojeo, el acecho, acoso y captura. Todo lo hará por rendir, por amartelar y rondar a una dama. Pero se mantendrá muy lejos de aquellos otros que sólo buscan un pretexto para desterrar, temporalmente, su condición de berracos. El Certamen empieza desde los ensayos, tan necesarios y tan escasos siempre. Pero consta, según los clásicos, de las siguientes etapas. - VIAJE. Es el de ida. La emoción de tomar el autobús o avión. Ahora se viaja de otras formas pero ésta es la auténtica. En el autobús se convive, quizá demasiado, se ensaya, se canta, se toca, se bebe, se fuma (diga lo que diga el conductor y otras personas puristas) y se observan películas que nos instruyen sobre los valores morales. Lo único que no puede hacerse es dormir. Al amanecer, antes era así, se para a desayunar, se baja a los pardillos y se apresta a la gente para la llegada. - VIERNES. Se pasea la ciudad de día, sólo esa vez. Se descansa en el hotel, pensión, albergue, hospedería o cuchitril, según sea el caso. Se va al Pasacalles. Ahí se marca la primera pauta. Que todos sepan que llegó la Tuna “X”, hay que hacer un espectáculo. Se cena, si se puede, y a cantar y a beber toda la noche. - SABADO. Se levanta parte de ti. Se come algo. Se relaja uno poco. Último ensayo. Actuación. Otro espectáculo. A veces es positivo, a veces es negativo. Pero dejando constancia de que la Tuna actuó. - EL REGRESO. Sobre esta etapa no hay textos clásicos. No se sabe como es. No hay constancia escrita. Todos duermen. EL ENTERRADOR DE TUNAS El “Enterrador de Tunas” es una especie necrófaga originaria, como todas, de España, si bien, a buen seguro andará ahora presente en cuales quiera de las naciones donde la Tuna haya hundido sus raíces. Aclaro esta circunstancia porque los simples tienden a identificar a los Tunos Portugueses con los “Enterradores de Tunas” por el sólo hecho de que los primeros visten al uso de los empleados decimonónicos de las pompas fúnebres. Dicho pues queda: los Tunos portugueses no son por naturaleza “Enterradores de Tunas”, aunque, por lógica, aniden entre sus crecidas huestes alguno que otro espécimen de los que ahora tratamos, y aunque sea verdad irrefutable que los Tunos de Portugal visten galas que parecen mezcla del traje de diario de los Locos Adams o el de un profesional sepulturero. El “Enterrador de Tunas” es Tuno, sí, o ejerció como tal hace ya algunos años, de donde no viste ya la ropilla estudiantina, ni sirve a las actividades propias de la Tuna. Por consiguiente, hará falta primero que el sujeto se identifique como antiguo Tuno (que no Tuno antiguo, que eso lo somos la mayor parte de los partícipes en este Master) mas, una vez hecho esto, insistirá de mediar conversación con él en que la Tuna ya no es lo que era, es más, Tuna era lo que había en su época, y apurando.
Tuna de verdad era su Tuna y no siempre, sino exclusivamente durante el tiempo en el cual nuestro protagonista se mantuvo en activo. Continuando con la Organización del área económica de la Tuna, vamos a incluir en esta a varias figuras, que si bien no pertenecen directamente a esta área, si que desempeñan funciones bastante significativas. EL PANDERETA La figura del pandereta juega un papel muy importante dentro del ministerio que estamos estudiando, aunque no pertenezca a él directamente. Primero vamos a estudiarlo desde un punto de vista general, para su mejor comprensión: El pandereta es un ser independiente, desarrolla sus funciones de forma casi autónoma, aunque siempre debe de estar en coordinación con el resto de que conforman la Organización. Puede resultar algo contradictorio que lo consideremos autónomo teniendo en cuenta que actúa en colaboración con varios departamentos, como son Marketing, Recursos Humanos, Recaudación y Relaciones Públicas, pero viene de esa multifuncionalidad la autonomía que mencionamos, ya que ningún departamento quiere hacerse responsable enteramente de sus actos. Así que a partir de ahí podríamos destacar que es una pieza fundamental dentro del engranaje que asegura el buen desarrollo de la actividad, aunque no haya persona humana que lo entienda completamente. Centrándonos en los aspectos del cargo que nos interesan, vamos a ver sus funciones dentro del departamento de Recaudación: - Cobro: Es el encargado de la recepción de las cuantías económicas correspondientes al abono de los servicios. Si bien, su función no debe sólo limitarse a la de un simple cobrador, debe actuar también incentivando al espectador a realizar una mayor aportación. - istración: Tras el cobro de los diversos servicios, el Pandereta debe realizar las gestiones oportunas, para transformar la pesada carga metálica en ligero papel moneda, también conocido como: El Cambio, aunque todo el mundo sepa que este hombre no va a cambiar en la vida. Pero esta función istrativa no termina con esta complicada operación, ya que una vez recontada toda la recaudación se deben hacer los cálculos oportunos para realizar una equitativa distribución de los recursos. Es en este punto donde se apartan las Reservas Legales y Voluntarias (en el caso de que existan) que se entregarán al Tesorero para su correspondiente gestión. - Pagos: Con la parte sobrante se deben realizar los pagos correspondientes a los Gastos de Desplazamiento (gasolina, transporte, etc), Dietas y Comisiones correspondientes a los Tunos.
AYUDANTE “DESINTERESADO” Durante todas estas operaciones, el pandereta será supervisado por un ayudante designado por el grupo que se encuentre en ese momento presente. Este supervisor será el encargado de certificar que el proceso se ha realizado de una manera equitativa, y que no se ha desviado ninguna partida hacia un gasto de dudosa justificación. Si bien esta supervisión se disfraza casi siempre de una “desinteresada” ayuda. Con esta figura, podemos dar por terminada la Organización del área económica de una Tuna estándar, aunque como ya dijimos, esta distribución puede tener modificación en función del nivel de especialización que se desee. Por ejemplo, en grupos numerosos pueden surgir los siguientes cargos: JEFE DE PANDERETAS Sería el máximo responsable de la actividad Panderetil. Quedaría situado jerárquicamente entre la figura del Tesorero y la del pandereta, y su función sería la de coordinación de todos los panderetas que se encontrasen bajo su cargo. Esta figura se convierte en esencial cuando el grupo desarrolla su actividad en varios establecimientos. Encargado de la distribución de los recursos. Surge la necesidad de esta figura cuando el número de Comisionistas excede de 9, ya que es el que realiza el curso de división con 2 dígitos, especializándose en división con decimales. Este cargo está ya en desuso debido a la introducción de las nuevas tecnologías a la empresa, y que permite que el trabajo de 2 personas, sea realizado por un solo operario de calculadora.
Del Tuno Arbolito de Navidad, del origen del traje de Tuna y de los sastres famosos que lo idearon. El Tuno “Arbolito de Navidad” es aquel que luce la ropilla estudiantina cual si fuera abeto de los que se emplean en las fiestas Navideñas, esto es, cuajado de adornos y cachivaches, de modo que en vez de Tuno parece más bien borrico de feria. Es más cierto que toda Tuna debe obedecer al dictado que reza “limpia, fija y da esplendor” (No se trata de un anuncio de detergente, sino del lema de la Real Academia de la Lengua Española), que vale tanto como pretender la conservación, en la medida de lo posible, de la pureza, y ya al tiempo de fundarse las primeras Universidades españolas, cuando incluso no existía un modelo típico de atuendo estudiantil, (salvo en el caso de los colegiales en el que las Constituciones regulan la forma en el vestir de los alumnos) sí habían prohibiciones expresas acerca de materiales, telas, colores y ornatos que no debían formar parte del mismo, por no considerarse acordes con la austeridad monacal que desde sus comienzos presidió los Estudios. Quedaron entonces vetadas, por tanto, al uso de los estudiantes las sedas y pieles, los guantes y camisas labradas y sayos y calzas de color, el uso de oro y plata en el traje, así como de diversos tejidos, polainas, talabardes, cinchos, etc. Con el tiempo los Estatutos de las Universidades insistieron en este mismo sentido, así los de la U. Vallisoletana del siglo XVI ordenaban bajo un epígrafe denominado «de la honestidad de los estudiantes» que “los estudiantes de esta Universidad, anden honestos en su vestir y traje...”. Caben por supuesto, con moderación, variaciones, algunas de las cuales llegan incluso a identificar a una Tuna concreta: Por ejemplo a una de Córdoba que usaba (o usa, pues me dicen que aun sobrevive) faroles entre el codo y la muñeca. Lo normal es que los trajes se fabriquen conforme a un modelo estándar que despunta, como sobre el fabricado por la sastrería que en 1920 fundara Humberto Cornejo, bien teniéndolo en mente o haciéndose con el patrón, o pidiéndolo sin más a Cornejo, que las nuevas tecnologías han eliminado la necesidad de visitar Madrid para ese menester. Y ya que estamos en esto de los modelos, la evolución e historia del traje de Tuno, considero oportuno tratar someramente el tema a fin de revelar la identidad de la sastrería que lo inventó y que a alguno puede resultarle interesante porque la pregunta acerca del origen del atavío de tuno se repite periódicamente. Decir que el actual traje de Tuno deriva del que usaban los estudiantes españoles primigenios es más expresar un deseo que una realidad. Lo cierto es que esto no es así, sino que el que hoy usamos es evolución del que vistió la “Estudiantina Española” que visitó París en 1878 y que se hizo famoso con el gran eco que dicho viaje tuvo por parte de la prensa de la época, que dedicó, pues una imagen vale más que mil palabras, una buena cantidad de grabados para mejor ilustrar tal expedición, los cuales fueron publicados en medios escritos no sólo de España, sino también de otros países fundamentalmente europeos.
Eduardo Ibarra en “El Albergue de los Estudiantes en la Antigua Universidad Española” (divulgado en el número 6 de la Revista Nacional de Educación de 1941), aportaba el dato concluyente del que se infiere la evolución posterior con origen en el de 1878: “El traje que actualmente, en carnaval, visten nuestras Tunas, con la cuchara de madera en el sombrero y con calzas, trusa y ferreruelo, es un desdichado patrón sin sentido histórico, discurrido en 1878 para la Tuna que fue a la Exposición Universal de París. Así me lo dijo un amigo que iba en ella”. Pero para discernir la identidad del padre o madre (según se prefiera) del traje de Tuna actual, en tanto que el creador del de 1878, debe acudirse a la revista madrileña “El Magisterio Español” del día 20 de marzo de 1878, donde se halla (dentro de la sección de variedades) el artículo “La Estudiantina Española en París” del que copio lo que sigue (discúlpese el lenguaje engolado con el que se expresa el gacetillero decimonónico, mas es propio de la época... no he dicho nada, después de leerlo me he dado cuenta de que se parece al mío): “... Nacida la idea en un café, bien pronto empezaron los preparativos. Ensayáronse las músicas y dispuso los trajes el sastre del teatro Real, trajes de antiguos sopistas españoles, pero trajes de ricos materiales y de esmerada confección, adornado el tricornio con la tradicional cuchara, ya no de boj, sino de marfil, los instrumentos adornados con lazos de los colores nacionales, y cubiertas las manos de finos guantes, prenda no usada por las Tunas salmantinas, ni complutenses, mas, jóvenes finos, para producir el efecto estético fue necesario apartarse de la realidad, que el realismo poco tiene de artístico, por más que hoy mucho prive...”. Con posterioridad, las Estudiantinas de más alto copete (y por tanto de mayores recursos económicos) acudieron también a las sastrerías de teatro para hacerse o alquilar sus trajes. Así por ejemplo la Tuna de San Carlos (del hospital clínico de San Carlos, fundado en Madrid mediante cédula del rey Carlos III otorgada el 13 de abril de 1780, si bien no se inauguró hasta el 1 de octubre de 1787) según cuenta José Fraguas en su obra de finales del siglo XIX “El Estudiante. Novela de costumbres escolares”: “El producto de las serenatas, en las que el lucro, en vez de la simpatía de personalidades, fue el primer guía, nos proporcionó lo suficiente para el pago del alquiler de los disfraces, contratado con un sastre de teatros”... y puede que fuera incluso del teatro Real, o no, mas, en todo caso, el patrón era idéntico al de la “Estudiantina Española” de 1878, como puede comprobarse por la descripción de las prendas arrendadas que hace el protagonista de la anterior novela y Tuno de la de San Carlos, entre las que se incluyen los novedosos guantes, utilizados por vez primera por los de la de 1878. Para concluir sólo comentar que, según tiene entendido esta cátedra (aunque pudiera no ser cierto), la sastrería Cornejo se creó a partir de cierta colección de disfraces provenientes de la sastrería del teatro Real... ¿casualidad?... ¿quién sabe?.
EL PARCHE El parche es una actividad intrínseca a la Tuna. Desde los tiempos pretéritos el estudiante ha andado escaso de dinero en el bolsillo, es decir que dispone de parcos recursos financieros. Los primitivos parcheaban por la Sopa Boba y por cuantos maravedíes pudiesen caer en sus bolsas. Los de después hemos parcheado por peculio, comida, bebida y fortuna. El dinero ganado en un parche puede destinarse a dos cosas: vino, libros, gasolina, pasajes y fotocopias. Pero el parche presenta diversos inconvenientes que vamos a poner en cuestión. El dinero fácil atrae a muchos Tunos que se dejan atrapar por esto y abandonan las demás actividades de la Tuna. Eso está mal. Detestamos a las llamadas “Tunas parcheras” y a los “Tunos parcheros”. Cuando una Tuna practica sólo una determinada actividad hace mal. Por otra parte el parche es una actividad más de La Tuna y debe hacerse con dignidad. Un parche es para divertirse y sacar un dinero extra; cuantos más, mejor, pero bien hecho. La mayoría de la gente conoce a la Tuna a través del parche y la impresión que les dejemos será fundamental para toda la institución. Seis fulanos desafinados, pegando voces y pasando la pandereta, o peor, una bandeja, a toda velocidad es un desastre. A esta gente, la Tuna debe hacerle el vacío. Sin embargo, un parche bien dado, con gente que toque bien y cante acompasado es una maravilla; si se va sin prisa demostrando que se está uno divirtiendo y divirtiendo a los demás, se sacará más dinero y se dejará una buena imagen. Y, además, en ese sitio estarán encantados de que volvamos. Un parche no es cantar a voces y corriendo. Un parche es una ocasión de salir de Tuna, cantar, pasarlo bien y sacar dinero. Cuantas noches de aventura han empezado por un buen parche. ¿Cuál es el número ideal de tunos para un parche? En esta cuestión no se ponen de acuerdo los estudiosos. Algunos sostienen que vale cualquier número par, porque la melodía, así, se multiplica. ¿Pueden ir de parche 200 Tunos solo por ser número par?. El número de Tunos para un parche debe ser pequeño, entre cuatro y ocho, equilibrado en instrumentos y voces. Nosotros consideramos que cinco es un número ideal para un parche: bandurria, laúd, dos guitarras y pandereta. Pero eso sí, debe ser un grupo muy compenetrado y selecto, preparado para diversos tipos de público y con un nutrido repertorio. En este capítulo debemos incluir el viaje de Tuna, que no es más que un parche enorme que dura muchos días y se hace en ciudades o países extraños. Lleva aparejada una mayor dosis de aventura y la inevitable discusión en mitad del evento. Recomendamos vivamente el viaje, no se puede ser Tuno de bien sin haber hecho alguno. Es una experiencia que sólo se puede vivir de Tuna, que une mucho y enseña más.
EL TUNO ASFIXIA Y EL ASFIXIA VIAJERO El “Tuno Asfixia”: lo ves a las 10 de la mañana y va vestido de Tuno, a las 12 del mediodía igual, si te topas con él a las dos, cuatro, seis u ocho de la tarde luce idéntico atavío, por eso no ha de extrañarte contemplarlo de esa guisa en horas más propias como las diez o las doce de la noche y cualquiera de las que componen la santa madrugada. Todos (o casi todos), en mayor o menor medida, hemos atravesado una etapa de “Tuno Asfixia”, y no es malo por lo que curte, al menos en Andalucía, donde ir Vestido de tuno a las cuatro de la tarde, en verano, curte la piel una barbaridad. El “Tuno Asfixia Viajero”: une a la circunstancia descrita anteriormente su proclividad a emprender aventuras en solitario por esos mundos de Dios. Ejemplo superlativo de este fenotipo era cierto Tuno al que llamaremos “Tesgüellen” pues, se había fabricado un bolsillo en la parte interior de la capa en el que llevaba una muda de ropa interior y unas medias limpias, concluida la noche ponía rumbo hacia una de las carreteras de salida de Córdoba y allí hacía autostop, dejando el puerto de destino al azar (que coincidía generalmente con el sitio en el cual el camionero de turno debía dejar lo cargado), una vez allá donde hubiera llegado poníase en o con una Tuna local (téngase en cuenta que conocía tunos a lo largo y ancho de España) y quedaba quieto por una temporada, por lo común una semana, hasta que, usando el mismo método, regresaba a Córdoba. La “Tuna del Distrito de España”: denominada así por sus propios componentes, la “Tuna del Distrito de España” era una entelequia, con una finalidad puramente lúdica, conformada por personajes de lo más variopinto (no sólo por la singularidad de los mismos, sino también por proceder éstos de diversas Tunas de cualesquiera rincones de España) que, atesoraban necesariamente dos cualidades, andar desocupados y poseer fortuna económica personal, pues de otra manera no se entiende que se les viera cada fin de semana en toda ciudad que organizara un Certamen, desde Oviedo hasta Cádiz, desde Cáceres a Alicante. La “Tuna del Distrito de España” tiene origen en ciertas formaciones estudiantiles, conformadas por elementos de diversas Universidades que, a finales del siglo XIX y principios del XX, viajaron al extranjero con una intención lúdica y, sobre todo, de embajada cultural de España. Así, la “Estudiantina Española” que viajó a París en 1878 estaba formada por estudiantes de diversas Universidades, aunque predominaban los procedentes de la Academia madrileña. El carácter representativo de la cultura nacional que estas agrupaciones asumieron, las hizo ser bastante “serias”, lo que puede verse teniendo en cuenta la antelación con que se formaban y el tiempo durante el cual ensayaban el repertorio que posteriormente ejecutarían, sirva de ejemplo que, para la Estudiantina que viajó a la exposición Universal de París del año 1900, se hizo llamada prácticamente un año antes, como puede leerse en el diario “El Amic del Poble” de Alicante del día 5 de marzo de 1899:
“Han comensat en Madrid els ensayos de la Estudiantina clásica Española que asistirá á la próxima Esposisió Universal de París. La comisió organisaora comunica als estudiants de totes les facultats y sentros oficials de enseñansa que desichen formar part de dicha agrupasió, poden inscriuse en les llibreríes de Fe y de Covisa. Son condisions presises la de ser estudiants y la de poseir coneximens musicals en alguno dels instrumens de ús en orquesta de esta índole”.
EL ENSAYO A todos nos han fastidiado los ensayos alguna vez: por repetitivos, monótonos, machacones y, en suma, aburridos. Eso es así hasta que descubrimos que La Tuna funciona bien si somos un equipo coordinado, aunque seamos solo dos. Sí, sí, ya se que el público espera de nosotros el arte de la improvisación, pero os aseguro que no puede salir bien una improvisación sino en el marco de lo previsto. En el llamado teatro cómico a las improvisaciones se les llama “morcillas”. La gente se ríe mucho y se lo pasa muy bien. ¿Por qué? Porque tras la morcilla vuelven al guión. Eso es posible ya que los actores se conocen entre sí y se saben el guión de memoria. Y ésa es la clave: saberse el guión de memoria. En la Tuna, las bandurrias desgranan la melodía, y no puede ir cada una por su cuenta; los laúdes hacen el contrapunto, y no las tonterías que a cada uno se le ocurra; las guitarras subrayan el compás, pero no hacen bordones por su cuenta; las panderetas y castañuelas marcan el ritmo, y no se baila a tontas ni a locas. Pues todo esto es posible gracias al ensayo. El resultado es agradable para el público y la moza en cuestión. ¡Ensayo, ensayo, ensayo! El ensayo es fundamental para hacerlo bien y sentirse a gusto y seguro, pase lo que pase, pidan lo que pidan. El ensayo sirve para aprender a competir; pero no contra otros, sino contra nosotros mismos. El ensayo sirve para que, cada vez, lo hagamos mejor. Sin ensayar no puede uno salir de Tuna. Así de claro. Al Tuno debe resultarle estimulante repetir, una y otra vez, una parte de la melodía, conjuntar las voces, mejorar los acordes, apuntalar la armonía y, en fin, hacerlo lo mejor posible. Eso se notará, para bien, en la serenata, el certamen y el parche. Una Tuna ensayada se nota ¡joder si se nota!. Para ensayar bien son necesarios varios requisitos: el lugar debe ser una taberna, con un reservado y solera si es posible; puntualidad, se permiten sanciones, dinerarias o en especies; el día debe ser fin de semana y en horario no lectivo; debe acudir toda la Tuna en activo y, finalmente, el que lo desee, se tomará unas cervecitas con sus iguales antes, durante y después. El ensayo debe ser a fondo y no durar más de dos horas, sería excesivo. A lo largo de la historia, los estudiosos han discrepado sobre la actividad más importante de la Tuna. Los románticos alemanes sostenían que se trataba de la serenata. Los racionalistas ses, que ligar. Y los industriales catalanes que es el parche. Lo importante en una Tuna es la formación de su carácter. Si tomamos ese punto de vista lo más importante en La Tuna es el ensayo.
Según se ensaya, así se toca. El ensayo es fundamental para tocar y cantar bien y para que, cuando haya que hacerlo, se cante relajado y disfrutando. Lo que hará disfrutar al público y a nosotros mismos. Además, el ensayo es una ocasión propicia para conocerse mejor y compartir. Así “Tras un ensayo de Tuna, lo genuino es trasegar una jarra de bon vino”. Dicho en román paladino: el que no ensaya bien, no es un buen Tuno.
LA FINANCIACIÓN Vamos a ver otra forma de aportación que se calcula a partir de la recaudación obtenida. Variable en función del beneficio Un método variable según el beneficio asegura una aportación más equitativa entre los del grupo. Hay muchas formas de calcular una aportación variable, aunque vamos a estudiar las más comunes. Porcentaje fijo: La aportación que se debe realizar se calcular en función a la recaudación obtenida, es decir, se aparta la cantidad estipulada antes del reparto. El porcentaje que se utiliza para el cálculo debe ser fijado anteriormente y por un largo período de tiempo, ya que si no perdería la mejor ventaja que tiene este método. Hágase especial hincapié de la necesidad de la aplicación de las nuevas tecnologías para el cálculo de la aportación, ya que este método tiene una fórmula muy complicada. Aportación = (X * i) / 100. X = Total obtenido. i = Porcentaje fijado por la Tuna. Para algunos grupos que estén interesados en utilizan este método y aún no dispongan de una correcta adaptación a las nuevas tecnologías, les voy a enseñar un pequeño truco que les facilitará el cálculo. Para ello a la hora de fijar el porcentaje de aportación tienen que tener en cuenta que al dividir 100 por ese número tienen que obtener cómo resultado un número entero no superior a 9. Una vez fijado ese porcentaje, el cálculo de la aportación pasa a ser una operación de división por un número entero de 1 cifra, que como todos sabemos, forma parte de la formación básica del Tuno estándar. c = 100 / i Aportación = X / c X = Total recaudación. i = Porcentaje fijado por la Tuna. c = Nº Entero
- Ventajas….: La aportación económica nunca supone una dura carga para los y se garantiza que todos ingresan según obtienen. - Desventajas: El Fondo de la Tuna no recibe un caudal de dinero constante por lo que su nivel de crecimiento oscila mucho según la época del año que sea. Este método es recomendable para grupos numerosos y heterogéneos, ya que como hemos comentado la aportación se hace más equitativa entre sus . Uno más: También denominado como método del Tuno fantasma. No se debe a su capacidad de desaparecer, ni hace referencia a ese muchacho que existe en todas las Tunas que se vanagloria de logros que en la mayoría de los casos no ha realizado, hace referencia al incremento en valor igual a 1, del número de componentes sobre el que se va a realizar el reparto. Esa parte de más es la que se utiliza como aportación. Aportación = X / (p+1) X= Total Recaudación. p= Nº de Tunos Parcheros. - Ventajas….: Al igual que antes la aportación económica no supone una dura carga para los , ya que cuando se hace un reparto entre grupos excepcionalmente numerosos la cantidad destinada a los componentes no se resiente por una aportación desmesurada. - Desventajas: También como en el porcentaje fijo, el nivel de crecimiento oscila mucho de la época del año en que sea, y además, en grupos bastante numerosos, la aplicación de este método hace que la aportación sea bastante escasa. Un método bastante recomendable para grupos poco numerosos y en la que los componentes tengan distintos grados de actividad, siendo desaconsejable en grupos de envergadura, ya que se disminuye mucho las aportaciones al mismo. Métodos Mixtos Antes de que alguien se escandalice por esta afirmación, hay que especificar que el método mixto es una adaptación de características de algunos de los métodos anteriores para la obtención de uno que conjugue las ventajas de ambos. No tiene nada que ver con determinadas malas prácticas que dicen existir en algunos lugares de nuestra geografía y en su aplicación no se obtendría nada bueno, pero no vamos a dar crédito a determinados temas que no merecen nuestra atención. Continuando con el tema que nos ocupa, los métodos mixtos que más se utilizan son: Porcentaje fijo con aportación mínima: El cálculo se realizaría igual, pero una vez calculada la aportación, si esta es menor al mínimo fijado, se tomaría el importe de este como la aportación a realizar. A= (X * i) / 100.
Si A < F Aportación = F Si A >= F Aportación = A X = Total obtenido. i = Porcentaje fijado por la Tuna. F = Fijo mínimo impuesto. Este método consigue solucionar el problema de bajo nivel de aportación de fondos al grupo. Hay que hacer especial hincapié en establecer un Fijo mínimo no muy elevado, ya que si no tendríamos los mismos problemas de desigualdad de aportación y de elevado riesgo que en los métodos de aportación fija. También podemos utilizar como método de base el de “Uno Más” o “Tuno Fantasma”. Se procedería de la misma manera que con el anterior.
EL TRAJE DE TUNA ¡Ojo! He dicho traje de Tuna no traje de Tuno. Verán ustedes, yo soy Tuno y tengo varios trajes: gris marengo, azul, incluso tengo una chaqueta marrón y un chaqué, los nobles somos así. Y, puesto que todos son míos, todos son trajes de Tuno. Pero también tengo un traje negro, mi traje de Tuna, que es el que me pongo para salir de Tuna. Los otros me los pongo para salir de paisano. Mucho se ha escrito sobre la indumentaria de la Tuna. Nosotros, coincidimos con los mejores pensadores a este respecto. El Traje de Tuna es un traje de gala. El traje de Tuna que usamos hoy es el típico de los caballeros del siglo XVII. Debe vestirse con dignidad y elegancia. El traje se compone de: - Zapatos Negros. A ser posible con cordones. Como mucho con una hebilla de color plateado. Y deben estar siempre limpios, en esto se diferencia el caballero del patán. Bueno, y en otras cosas también. - Camisa Blanca. Siempre blanca. Es un traje de gala. - Medias Negras. Y siempre mejor medias que pantys. Prueben y decidan. - Pantalón: de corte típico y hasta las rodillas. Algunas Tunas usan calzón corto y bombacho. - Jubón Negro y Austero. Sin más adornos que los farolillos de color. - Capa Negra. Con una cenefa en la parte interior del color de la Beca. - Beca: Del color que corresponda a la Facultad, Universidad o Colegio Mayor. Llevará el escudo correspondiente sobre el pecho del lado izquierdo. Solo se permiten en la Beca joyas ganadas en buena lid y alguna mancha de vino.
- Adornos: Pocos y merecidos. Nos referimos, fundamentalmente, a las cintas y a alguna chuchería que sea un recuerdo emotivo, sobre todo si evoca una conquista. El Tuno de bien debe resistir la moda de incorporar pegatinas y cualquier otro aditamento hortera. Según sea, y según se lleve, el traje de Tuna marca la filosofía de su portador. Si es un Tuno o un exhibicionista o mentiroso, porque lleva escudos que no corresponden o cintas de su madre, primas o hermanas solamente. El traje de tuna es un traje de gala. Vestirlo como tal. Nada más. Rematemos en verso. El traje de Tuna es, lo digo sin martingala, para vestirlo de gala, como una segunda piel. De negro, blanca camisa, sin más adornos ni brillo que el brillo del farolillo más abajo que la sisa. A media pierna el pantalón, si bien también respetamos a los de corto calzón a la altura de eso, vamos. Negros, zapato y medias porque el panty comprobamos que provoca la comedia cuando a mear nos paramos. Y de apretar cosa seria, de eso, mejor ni hablamos. Y de remate, señores, la cabal Beca en el pecho, la que portas con honores, ganada por lo que has hecho. En tu corazón maltrecho, de los tuyos el escudo, representa tu derecho porque es tu gordiano nudo. La Beca estará impoluta; no la manches por ruin, mas sí de vino y carmín o por andar con las frutas.
Y desprecia a los que manchan tan hidalga condición, a los que al traje se enganchan baratijas al montón. Lo qué sean no lo sé; seguro, Tunos no son.
EL VERGONZANTE Y EL RENEGADO Aparte del “Enterrador de Tunas”, el “Supertuno” que suele derivar en otras dos especies, el “Vergonzante” y el “Renegado”, si bien diversas o distinguibles entre si, conectadas en tanto que la segunda es perversión de mayor calado que la primera pero subsumible, en todo caso, dentro del mismo tipo delictivo. Fáciles son de explicar, pues en ambos casos, el término que sirve para nombrarlas retrata con precisión lo afeado de su conducta. Es “Vergonzante” el “Supertuno” o Tuno sin más (pues no es condición necesaria para ser “Vergonzante” el haber sido “Supertuno”) que, transcurrida su etapa activa en la Tuna, en orden a considerar que dicho hecho pudiera repercutir negativamente en el status laboral o social recién adquirido, niega haber pertenecido a la Tuna con vehemencia, de modo que si alguien perteneciente esos círculos en los que ahora convive llegare a enseñarle foto de su persona vestido a la estudiantina y pasando el parche, respondería que se trataba de una comparsa de carnaval que montó junto a sus amigos de entonces, y si se le objetara que el parche de la foto en cuestión se corresponde con una boda celebrada en agosto, aduciría sin más que bebieron mucho, tanto que el carnaval duró como mínimo hasta entonces tuvo lugar el enlace. Es “Renegado” el “Supertuno” o Tuno sin más (pues no es condición necesaria para ser “Renegado” el haber sido “Supertuno”) que, transcurrida su etapa activa en la Tuna, no sólo niega (ante consideraciones iguales o parecidas a las mencionadas en el anterior caso) haber pertenecido a la misma, sino que también niega a la Tuna en sí, haciendo un cameo a los Antitunos. El “Renegado” es básicamente repugnante y no merece la compasión de Tuno alguno que se precie de serlo.
TIPOS DE ASOCIACIONES Aunque no sea perteneciente al área de economía vamos a ver los principales tipos Sociedades que hay, así como las características de cada una de ellas, que nos permitirá, comprender el funcionamiento de cada una de ellas. El artículo 129.2 de la Constitución española de 27 de Diciembre de 1978 señala que "los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la Tuna y fomentarán mediante una legislación adecuada, los grupos de parche y de viaje. También establecerán los medios que faciliten el de los Tunos a los diversos salones de celebraciones y terrazas".
Pues bien, de acuerdo con este mandato constitucional está la Ley 4/1997 de 24 de Marzo, de Sociedades de Tuna, cuya finalidad es conseguir nuevos métodos de creación de Grupos, fomentando a la vez la mencionada participación de los Tunos en los mismos. Podemos hacer una clasificación de las diversas modalidades de Asociación que recoge la citada ley. Sociedad Anónima La Sociedad Anónima es una Sociedad de parche cuya participación está dividida en acciones, que se podrán transmitir libremente, lo que permite la cesión del puesto a nuevos Tunos que pasan a formar parte del mismo. La responsabilidad de los socios es la de acudir cuando le correspondan o hayan solicitado participar, no pudiéndoles exigir salidas obligatorias. El número mínimo de Tunos para la constitución es de 1 (Sociedad Anónima Unipersonal) aunque no se aconseja por lo cansado del asunto, y no existe un limite máximo de Tunos. Si se constituye un grupo de parche con un único Tuno (Sociedad Anónima Unipersonal), debe hacerse constar en todos los salones y terrazas, facturas y anuncios legales (aunque posiblemente se den cuenta aún sin decírselo con anterioridad). Ejemplo: Juan palomo, S.A.U. La regla general es que los acuerdos se adoptan por mayoría de votos emitidos validamente. Cada Tuno tiene el derecho a emitir un voto. Aunque se debe fijar un órgano de istración que se encargue de la gestión del Grupo que puede ser: - Un Único también llamado “Dictador”. - Un Consejo de istración compuesto por un mínimo de tres y un máximo de doce consejeros. También llamado “Gallinero”. El nombre del grupo habrá de incorporar las siglas "S.A". Ejemplo: TodoParche, S.A. Sociedad Limitada La Sociedad Limitada es un grupo de parche cuya participación está limitada a lo establecido por los Tunos socios. La responsabilidad de los Tunos se limita al ámbito del grupo, aunque deben responder a todas las salidas obligadas del mismo. La transmisión voluntaria de la participación entre familiares es libre, salvo que los demás establezcan lo contrario. Si la transmisión está dirigida a un tercero requiere consentimiento previo de la Sociedad.
El número mínimo de Tunos es 1 (Sociedad Limitada Unipersonal), aunque al igual que en el caso de las S.A.U. es cansado. El número máximo es de 5 ya que todos los Socios están obligados a participar en las salidas y un número más elevado no sería rentable. La istración del grupo se realiza mediante un Único o dos o más es solidarios. Ejemplo: Parche Secreto, S.L. Sociedad Civil Es una asociación de dos o más personas que se obligan a participar conjuntamente en el parche con el ánimo de repartir entre si las ganancias. Este tipo de asociación se utiliza mucho en viajes cuando no existe una vinculación anterior de asociación. Exige un número mínimo de 2 personas para crearla, no requiriéndose formalidad especial, salvo el acuerdo entre socios. Es mucho más sencilla de constituir, aunque carece de personalidad jurídica propia. Ejemplo: Este grupo es un parchís, S.C. Comunidad de Bienes Cuando las Sociedades Civiles pongan en común la propiedad de una cosa o derecho (ejemplo explotación de un salón de Bodas), reciben el nombre de Comunidad de Bienes. Ejemplo: Aquí parcheo yo y mis colegas, C.B. Agrupación de Interés Económico Este tipo de Agrupaciones se realizan con una finalidad en concreto, y constituyen una actividad auxiliar distinta de la habitual de los socios. No tienen ánimo de lucro para si mismas, si bien buscarán el beneficio entre sus socios. Pueden estar constituidas tanto por personas físicas (Tunos autónomos) como jurídicas (grupos de parche). Se utiliza mucho este tipo de Asociación para acudir a eventos o contratos que necesitan de unas especificaciones determinadas que no puede cumplir un solo grupo, y se recurre a realizar una Agrupación de Interés Económico para poder acudir. La responsabilidad de los socios no va más allá del hecho en cuestión y las decisiones se realizan de manera democrática, es decir, todos deciden y luego cada uno hace lo que le sale de los cojones. Ejemplo: Pasacalles y actuaciones, Ferias en el extranjero, A.I.E.
Unión Temporal de Empresas Son colaboraciones entre distintas Sociedades para el desarrollo de una actividad en común. Las UTEs carecen de personalidad Jurídica propia distinta de la de sus . Este tipo de Uniones se realizan cuando por circunstancias ajenas a los propios grupos, se ven mermados en componentes, y se constituyen en UTEs para poder solventar esa falta de personal sin perder la posibilidad de seguir teniendo una personalidad Jurídica distinta a la Unión. Este tipo de Uniones suele ser el paso previo a las grandes fusiones de Sociedades. Ejemplo: Yo de aquí, tu de allá y todos a parchear, UTE. Autónomos Persona Física que realiza en nombre propio su actividad. Ejerce el control total sobre la misma y responde de ella. Este tipo de profesionales del parche son contratados por las sociedades para cubrir determinados puestos vacantes o que se precisa una especialización determinada. ONG Organizaciones sin personalidad jurídica propia que se constituye sin ánimo de lucro para la consecución de distintos fines sociales. Estas asociaciones son totalmente compuestas por personal voluntario y su responsabilidad y participación dependen de su grado de implicación. De esto hay realmente pocas.
DE LA NOCHE, LA VIOLENCIA Y EL VINO Todos hemos oído, o leído, que la noche es mágica. En realidad, la noche es oscura. Pero los poetas dicen lo contrario. Ya se sabe que los poetas son gente muy extraña y rarita. ¿Que tienen que ver la noche y La Tuna? Todo. La noche es el hábitat natural de La Tuna. El día es pragmático, real y opaco al arte. Supone un choque de civilizaciones con La Tuna. Además, si convenimos que el traje de Tuna es un traje de gala, veremos que no coincide con el día. Un traje negro, de día, es de luto. Por la noche, lo es de gala. La noche es proclive a la confidencia, la fantasía y la creatividad. Por la noche existe el romanticismo y el negro es festividad. Fulgor y color.
La música se oye de otra manera, porque suena distinta. Por la noche luce la luna, y las estrellas. La Tuna canta luna y estrellas, no canta sol y asfalto. La Tuna, de día, es Tuna de la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) lo que está muy bien para el parche. Pero La Tuna es serenata, y las serenatas se dan de noche. Al calor de unos ojos bonitos. Se puede vestir de Tuna siendo de día, y cantar. Pero se es Tuno de noche. Sólo a la luz de las estrellas se puede ser Tuno. Con respecto a la violencia, una máxima que nunca hay que olvidar: un Tuno jamás se pelea vestido de Tuna, obviamente. Insisto: ¡JAMÁS! Si vemos a algún compañero de Tuna, la nuestra o no, porque la Tuna sólo es una, en circunstancias difíciles se le socorre, pero sin recurrir a género alguno de violencia. El ingenio es la única arma del Tuno. Una pelea entre Tunos, o donde participen Tunos, supone un descrédito absoluto para la Tuna y una mancha imborrable para los protagonistas. Si un Tuno se pelea, los demás le llamarán al orden con mesura y educación y si no depone su execrable actitud, se le arrojará al afluente más cercano del Amazonas; eso sí, en el periodo de celo de las pirañas. Todo ello con una educación exquisita, claro está. Siempre que un Tuno esté en un apuro se le ayuda. ¿Existe alguna circunstancia que permita el uso de la violencia? Sólo una: si un Tuno es agredido. Sólo la defensa propia permite la actuación violenta, y aún así, atenuada. Si alguien de los nuestros sufre agresión, en ese caso, y solo en ese caso, no hay miramientos. Pero que no los haya con una educación exquisita. Eso siempre A largo de la historia muchos filósofos se han preguntado ¿debe un Tuno beber? La respuesta es contundente: sí, cuando tiene sed. La tradición indica que el Tuno bebe agua o bebe vino, pero nunca mezclados. Pero la tradición se ha roto y, hoy, los Tunos beben las cosas mezcladas, una vergüenza. Incluso conocemos de Tunos que beben ron con coca cola, una vergüenza, ya digo. El vino, en su justa medida es bueno para el Tuno porque le alegra el corazón y le aclara la voz. Cosa muy necesaria en las serenatas, sobre todo si son en el quinto patio o en una enorme avenida, siendo el piso un séptimo, etc. El problema del vino es cuando se sobrepasa la tercera fase de la intoxicación etílica llamada de "cánticos regionales". Un Tuno jamás se emborracha, pero jamás rechaza una copa. ¿Cómo se consigue esto? Un Tuno verdadero, es decir un Tuno, sabe como se hace. Y, desde luego, un Tuno jamás se emborracha en público y vestido de Tuna. Hay que saber aguantar o, en su caso, abstenerse de beber. Un Tuno borracho es una vergüenza para los demás, causa mala impresión y mancha la Beca, sobre todo si llega a la émesis. Este tipo de comportamiento bochornoso compromete a la Tuna y contribuye a crear la falsa imagen de que los Tunos son unos bribones y unos borrachos, una falacia donde las haya. Si un hermano cae, de vez en cuando, en intoxicación se le socorre y se le lleva a resguardo. Recuerden los aprendices: se bebe, pero sin emborracharse.
EL TUNÓN DE LAS ESPAÑAS Tras haber retratado, o al menos haberlo intentado, a algunas especies de Tunos nocivas en si para la propia Tuna y otras cuando menos pintorescas, aun cuando representan un estadio normal en el proceso evolutivo del Tuno, a una que es honra de nuestra antiquísima tradición: el Tunón de las Españas. El Tunón de las Españas es aquél Tuno a quien se le reconoce precisamente por eso, por ser un grandísimo Tuno. Siendo así no es necesario que para ser tenido como tal sea un cantante de altos vuelos, o un instrumentista virtuoso, o un conocedor concienzudo de la Tuna y su devenir histórico, basta, repito, basta (y también sobra) con que sea un buen Tuno, que es tanto como decir que sienta y ame a la Tuna y demuestre con obras dichas querencias, estando adornado además con las cualidades necesarias (ser un caballero, un pícaro y usar sólo del ingenio) más, y esto es necesario para ser considerado Tunón de las Españas además de buen Tuno, tener carisma. Mucho me temo que cada vez nacen menos de éstos y es que, para muchos de los de hoy, basta para ser Tuno el pertenecer a una Tuna, reducción que se me antoja tan absurda como la de entender que una buena Tuna es aquella que suena bien y gana premios en los certámenes... una buena Tuna es aquella que está formada por buenos Tunos, y mejor todavía si varios de ellos son Tunones de las Españas, o si lo son todos o casi todos. Y es que el Tunón de las Españas debiera ser considerado especie protegida, y no sólo porque cada vez nazcan menos (consecuencia lógica por demás de que cada vez nazcan menos Tunos) sino porque cada vez es menos entendido y valorado incluso en el seno de su propia Tuna, que las hay que lucen a gala no reconocer méritos a sus propios componentes porque así piensan se hacen en menos a ellos mismos, de donde paradigmáticamente un Tuno puede ser considerado Tunón de las Españas por la globalidad de la comunidad tunante menos por su Tuna. Esta pauta fue en su día señalada por el industrioso investigador a más de poeta y Tuno de la de Mecánicos Torneros de San Juan de los Ballesteros, Joaquín Mera Pérez (Tunón de las Españas para todos menos para la indicada) en su obra Escolastici Vitae Vagabundi, escrita, como puede fácilmente colegirse, en arameo: Es fuero de la mi Tuna No dar reconocimiento A tuno que no se encuentre En su último momento, Y puede que para entonces, Difuso ya en el recuerdo, Tenga gloria en los altares, Pero en la Tuna ni muerto.
DE LOS TIPOS DE TUNOS Es necesario abordar temas controvertidos. Con los conocimientos en que ya nos complacemos, vamos a intentar la difícil misión de clasificar a los Tunos. Sin embargo se trata de un tema sobre el que los autores no se ponen de acuerdo. Por facilitar el estudio y la comprensión de la materia, seremos sencillos. Sólo en la sencillez está la verdad. En principio consideramos, a grandes rasgos, que hay tres clases de gente en la Tuna: los que son, los que están y los que se disfrazan. Se podrá comprobar que cualquiera otra clasificación remite a estas tres grandes familias. LOS QUE SON, (Tunae tunae) Se trata del Tuno verdadero, o sea, El Tuno. Hablamos de un tipo que ha aprendido a conocer y amar la Tuna, que la ha disfrutado y sufrido. Y que, en el tiempo, la sigue amando y sufriendo, como a una amante ligera de cascos. En su etapa activa participa en todo y, más tarde, hace lo que puede pero manteniendo el o permanente con su Tuna. Lo más importante es que suele afirmar que es Tuno, nunca “que lo fue”. Suele pasar inadvertido a los no iniciados, porque entiende que juega en equipo; y porque sabe pasar a la segunda fila sin considerarlo desdoro. Por encima de todo es Tuno y no le importa que, ahora, ya no pinte tanto como antes. A él le importa la Tuna, y su Tuna, nunca su consideración personal. En esta familia encontramos la especie del “Tuno virguero” (virgueris tunae o tunae gilipolliensis) Es éste un Tuno que fue de bien, importante en su tiempo, o no, y sigue creyéndose imprescindible. Algunos autores lo llaman “Tuno enterrador”, ignoramos el motivo. Pero afirmamos que es un sujeto que siempre afirma que su tiempo fue mejor. Y él el mejor de todos en aquellos tiempos. Otros autores lo denominan “Super Tuno”, porque se pasa el tiempo dando lecciones a los demás, y se considera superior a todos. En activo es un coñazo y, por supuesto, absolutamente prescindible. Aunque fuera el único solista. LOS QUE ESTÁN, (tunae ad tiempus) Consideramos aquí al Tuno que lo es durante su etapa activa, pero que, pasada ésta, se aleja del Mester. En su etapa activa colabora como el que más y no se diferencia del resto. Puede, o no, aparecer de vez en cuando y, ya retirado, no origina conflicto. En su etapa activa se diferencia en dos especies: ligón y asfixia. Sobre el primero discrepan los autores. No se han encontrado restos arqueológicos del llamado tuno ligón (ligonis tunae), lo que dificulta el estudio. Pero se sabe que no se liga de Tuno lo que no se liga de paisano. En cualquier caso, el traje solo abre la puerta. ¿Y qué hay detrás? El verdadero Tuno ligón es la antítesis del exhibicionista. El verdadero cazador lo hace solo, los carroñeros en manada. Y un caballero nunca cuenta nada de sus lídes amorosas.
EL ASFIXIA, (asfixia tunae) es un verdadero peligro. Es un peligro para las mujeres, es capaz de abordar a una señora entrada en años y en carnes; y para su propia Tuna, porque siempre procurará que se desvíe del objetivo común. Cada vez que se ponga el traje intentará asfixiar, aunque sea a las camareras y haya cumplido los sesenta. Un desastre. LOS QUE SE DISFRAZAN, (amagandus tunae) Trataremos, ahora, de la peor clase de Tuno. No olvidemos que el Tuno lo es de por vida, lo reconozca, o no. Este tipo de Tuno suele aportar poco y desaparece al terminar la carrera, o poco antes. Suele ser un tipo que gusta de darse importancia, independientemente de su contribución al Mester. La clave está en que reniega de su etapa de Tuna, abjura de haber sido Tuno. En esta familia encontramos dos especies: el lapa y el exhibicionista. EL LAPA, (insegurus tunae) tiene, o tuvo, un complejo de inferioridad. Si sale de Tuna se pega a un Tuno y su conversación es vacía, sin sustancia ni gracia. No se separa de la veta elegida y es un verdadero coñazo. Nunca tuvo claro porqué entró en la Tuna, su solo recuerdo le provoca un severo trastorno. EL EXHIBICIONISTA, (mindundis tunae) siempre ha tenido claro que va a la Tuna para aprovecharse de ella. Desde el primer momento intenta sacar provecho del hecho de ser Tuno. En cuanto lo consigue es el primero en el parche, en contar milongas sobre polvos con nórdicas y en inventar leyendas favorables. Pero es el último en las serenatas, en los ensayos y aporta poco en los certámenes. Tiene claro desde el primer momento que sacará tajada de la Tuna y perjurará de ella como una etapa juvenil y maléfica. En cualquier caso, y a despecho de cualquier otra clasificación, verán ustedes que los tipos de Tunos, muchos, se reducen a tres importantes familias: los que son, los que están y los que se disfrazan. Cada una con sus correspondientes categorizaciones, claro está. DEL COMPORTAMIENTO DEL TUNO, DE LAS PEQUEÑAS Y COTIDIANAS OCASIONES DE HACER LAS COSAS BIEN O MAL Quiera Dios que hayan aprendido al menos lo básico, y lo pongan en práctica. Por su propio bien y el del Mester. Es decir, por el bien de todos. Voy a recordarles, en una especie de miscelánea, aquello que es correcto y aquello que no lo es. O sea, lo que está bien y lo que está mal, de modo puntual. Lo que acepta y lo que no acepta la Tuna. A modo de Manual de las buenas costumbres del Tuno. MAL: Ponerse el traje de Tuno. BIEN: Salir de Tuna, ir de Tuna. MAL: Dar el panderetazo. BIEN: Dar el parche, pasar el parche. MAL: Hacer popó, de vientre, del cuerpo. BIEN: Cagar.
MAL: Dar cera, o pulir cera. BIEN: Putear, Madrear, Golpear. MAL: Agarrar una peda, una cogorza, estar gagá. BIEN: Saber beber. MAL: Picarse, enfadarse, enfurruñarse, cabrearse, quemarse. BIEN: Responder con soltura. MAL: Mi bomboncito, mi puchunguita, mi vieja o peor aún, mi media naranja. BIEN: Mi novia. MAL: Formar grupos perfectos. BIEN: Ser capaz de salir con cualquier Tuno. MAL: El lecho, el tálamo, el catre. BIEN: La cama. MAL: Chulear, ser prepotente cuando tu Tuna suena de escándalo. BIEN: Saber ganar y perder con elegancia. Estamos entre hermanos. MAL: Exhibir los logros personales, ya sean amatorios o musicales. BIEN: Ser discreto. MAL: Chaqueta, Chaquetilla, Saco, Parte de arriba. BIEN: Jubón. MAL: Tunería, Tunero, Tunante, Tunantero, etc. BIEN: De Tuna. MAL: Ladilla, aspirante, novato. BIEN: Pardillo. MAL: Tener catarro, estar moquiento. BIEN: Resfriarse. MAL: Llevar piercings. BIEN: Ir bien afeitado y decentemente vestido. MAL: Librarse de Pagar. BIEN: Ganarse las Copas. MAL: Ir de cuelgue, de bulto o, peor aún, joder la marrana. BIEN: Aportar, colaborar. MAL: Ir de divo, hacerse notar. BIEN: Ser uno más. Dar todo lo que tienes, pero de modo coordinado con los demás. MAL: Las Tetas, Las Peras, Los Melones, Los Senos. BIEN: Los Pechos.
MAL: Pero que buena estás!, Mijita, Mi Reina. BIEN: Eres muy hermosa, eres una diosa, tú no eres de éste mundo. MAL: Bueno, sí, yo estuve en la Tuna. Ya sabes, las cosas de la juventud, la universidad. Eran otros tiempos. BIEN: Soy Tuno y Qué!. MAL: Mostrarse altanero, arrogante y soberbio con otros Tunos. BIEN: Ser Amigable. MAL: Ensañarse con un Pardillo cuando se está pasado de copas. BIEN: Golpear al Pardillo. MAL: Hacer el Pasacalles desganado porque es cuesta arriba. BIEN: Cantarle a la gente en el Pasacalles. MAL: Ser un pisaverde, un lechuguino, un pichafloja. BIEN: Comportarse educadamente pero sin vergüenza. MAL: Hacerse el gracioso. BIEN: Caer en gracia. MAL: Armar bronca en la Tuna. BIEN: Saber apaciguar. MAL: En un Certamen, reservarse la voz para la actuación. BIEN: Cantar, beber y compartir con todos durante toda la noche. MAL: Asfixiar mujeres. BIEN: Saber aprovechar la oportunidad y ser discreto. MAL: Ir al ensayo a aprenderse la copla. BIEN: Ir al ensayo con la canción aprendida. MAL: Hacerse pasar como Jefe en los actos oficiales. BIEN: Cumplir con La Tuna. MAL: Colgarse baratijas del traje o la Beca. BIEN: Manifestarse Austero. MAL: Vestir con negligencia, descuidadamente, chilapastroso o, peor aún, sucio. BIEN: Vestir de Gala.
Os hemos transmitido lo que es posible en tan breve espacio de tiempo. A vosotros os compete, ahora, poner en práctica lo aprendido. A vosotros corresponde mantener viva La Tuna. Estar en la calle todos los fines de semana. A vosotros atañe que siga viva la tradición, que sigan sonando las bandurrias, los laúdes, las guitarras y las panderetas. Y de todos es objeto la supervivencia del Mester. A cada cual en su sitio, a su manera, como pueda, pero manteniendo la tradición, sosteniendo viva la Tuna. Todos juntos y unidos en hermandad. Todos con y por la Tuna. Divirtiéndose, eso siempre y ... ¡ Aupa Tuna !
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