MEDITACIÓN SOBRE EL ESPÍRITU SANTO
A
l leer el contexto de Hechos 2 nos damos cuenta que Lucas había preparado el camino para la narración del Pentecostés. En el tercer evangelio Jesús había anunciado la venida del Espíritu Santo: "Yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros" (Lucas 24,49, RV 60). En el primer capítulo de Hechos recuerda esta promesa: "Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días" (v. 5, RV 60). A continuación viene el versículo clave para la comprensión del capítulo 2 y de todo el libro de los Hechos: "Van a recibir una fuerza, la del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los límites de la tierra" (v. 8, BL). HECHOS 2, 1-13 Los motivos que utiliza Lucas para la elaboración de esta sección provienen básicamente de escenas teofánicas y apocalípticas del Antiguo Testamento, así como de otras fuentes judías. Algunos de estos elementos son “fiesta de Pentecostés”, “cielo”, “ruido”, “ráfaga de viento”, “fuego”, “Espíritu” y “lenguas”. Estos elementos están organizados en una clara estructura quiásmica: Algunos elementos del texto: • “día”: La salvación que concibe Lucas es una salvación que tiene historia. • “todos” (1,14-15): una experiencia incluyente, que abarca todos aquel y aquella que creen y esperan la venida del ES. La primera comunidad de Jesús era mixta, compuesta por los apóstoles y otros discípulos y discípulas del Señor, incluyendo a la madre, hermanos y hermanas de Jesús. • La “casa” (Oikos). El espacio vital y fundamental del cristianismo originario es la casa. Es la manifestación de la presencia de Dios en la cotidianeidad de la existencia humana. Queda desacralizado el templo. • Hablar en “lenguas”. Es un acto de comunicación. Sirve para acercar y no para separar. No se presenta como una experiencia individualista o intimista. La experiencia del Espíritu se vive en comunidad y crea comunidad. el "hablar en otras lenguas" une la narración del Pentecostés con la promesa-misión de 1,8, de ser “testigos hasta lo último de la tierra”. La relación entre comunidad, Espíritu y misión aquí quedan indisolublemente ligadas. • La lista de “los pueblos”. Para J. Comblin, “las naciones constituyen la realidad política, social, económica y cultural de aquel tiempo”. Por ello comprendemos que el mensaje de Dios no se dirige sólo a individuos aislados sino a comunidades humanas, a grupos culturales diversos. • “Jerusalén”. Con la mención de Jerusalén, el espacio geográfico empieza a ampliarse. Lo acontecido en una casa se extiende hasta abarcar toda la ciudad. La ciudad de Jerusalén se convierte en el centro hacia el que convergen los pueblos de la tierra. “Jerusalén es para Lucas el lugar geográfico real de identidad del cristianismo con sus propios orígenes” (J, Klauck) Algunas apuntes: En Pentecostés el Espíritu Santo irrumpió en la historia humana con poder de cambio y construcción, iniciando el periodo de la Iglesia de Dios. El Espíritu promueve la creación de comunidades dialógicas, abiertas, creativas y comprometidas con el mensaje salvífico-liberador de Jesús de Nazaret. Comunidades de hombres y mujeres que toman la palabra y la comparten, la cultivan, la recrean, la viven. El Espíritu es quien hace de la Iglesia Pueblo de Dios. El que hace de la vida litúrgica el espacio de la convivencia, el gozo, la plegaria, la celebración; y también el del encuentro, el servicio, la concientización.
Mirada centrada en Jesús. La fuerza del Espíritu, poco a poco nos va introduciendo al misterio de la vida del pueblo. La mirada en Jesús porqué es aquella que entró en la historia y la vida de la humanidad Ir penetrando el misterio. El dejarnos llevar por la fuerza del Espíritu nos da la posibilidad de penetrar el misterio que muchas veces envuelve la historia personal de cada persona. Nos ayuda a saber escuchar su voz y a abrir nuestros ojos para poder ver su presencia de vida y de esperanza. El Espíritu nos permite tener “tacto”, saber “escuchar”, de ver “interiormente”, más allá de lo que las personas dicen. De sentir y de gustar. El Espíritu nos permite recorrer los caminos de la vida de las personas desde la vida y la historia de Jesús. El Espíritu va dando relieve y actualidad a la vida y la historia de Jesús por medio de la historia de las personas Peregrinar hacia el corazón de las personas. El Espíritu nos permite peregrinar hacia aquellos lugares en los que se nos revela Dios. De etapa en etapa, el “peregrino” va siendo desplazado en la medida en la que se deja por el Espíritu convertir en “compañero”. Haciéndose “compañero” va aprendiendo a dejar nacer en él una nueva forma de ser acompañante. Pasa de una forma de serlo centrada en sí mismo/a y en sus esquemas, en una forma centrada en la libertad que el mismo espíritu ha ido haciendo nacer en él/ella. Una libertad de … (presiones, condicionamientos, etc.) o una libertad para … (el bien de la persona…). En este peregrinar vamos aprendiendo a “escuchar”. Tal audición o recepción presupone disponibilidad: aquella actitud que no cree saberlo todo de antemano, que no escucha desde prejuicios. El Espíritu nos permite desvelar poco a poco el misterio. “Dios lo más íntimo de mi intimidad”. Algunos textos:
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Brisa suave, a Elias, 1 R.19,12. Fuego que ilumina y da calor, en Ex.13, 21; Sa1.74, 14. Una voz que guía, Jn.16, 13; Is. 30, 21. Los regenera, les da nueva vida: Jn 3,3-7, Tito. 3,5. Los conduce a la verdad completa, Jn.16,12-15 Que conforta, Is.61,3