Lecturas Adultos 125g1d
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- Words: 1,883
- Pages: 7
el amor en los tiempos del colera a
las
seis
de la
mañana
cuando
hacia
la
ultima
ronda
el
sereno habia visto el letrero clavado en la puerta de la calle entre sin tocar y avise a la policia poco despues acudio el comisario con el practicante y ambos habian hecho un registro de la casa en busca de alguna evidencia contra el aliento inconfundible de las
almendras amargas pero en los breves minutos que
demoro el analisis de
la partida inconclusa el comisario
descubrio entre los papeles del escritorio un sobre dirigido al doctor juvenal urbino y protegido con tantos sellos de
lacre que fue
necesario despedazarlo para sacar la carta el medico aparto la cortina negra de la ventana para tener mejor luz echo primero una mirada rapida a los once pliegos escritos por ambos lados con una caligrafia servicial y desde que leyo el primer parrafo comprendio que
habia perdido la comunion de pentecostes leyo con el
aliento agitado volviendo atras en varias paginas para retomar el hilo perdido y cuando termino
parecia regresar de muy lejos
y de mucho tiempo su abatimiento era del
esfuerzo
por
impedirlo
visible a pesar
tenia
en
los
labios
la
misma coloracion azul del cadaver y no pudo dominar el temblor de los dedos cuando volvio a doblar la carta y se la
guardo
en el bolsillo del chaleco entonces se acordo del comisario y del medico joven y les sonrio desde las brumas de la pesadumbre nada de particular dijo son sus ultimas instrucciones era una verdad a medias
pero ellos la creyeron completa porque el les ordeno
levantar una baldosa
suelta del piso y alli encontraron una
libreta de cuentas muy usada claves
para
abrir
la
donde estaban las caja
fuerte
no
habia
tanto
dinero como pensaban pero lo habia de sobra para los gastos del entierro y para saldar otros compromisos menores el doctor urbino era entonces consciente de que no alcanzaria a llegar a la catedral antes del misa del domingo desde
evangelio es la tercera vez que pierdo la que tengo uso de razon
dijo pero dios entiende prefirio demorarse unos
minutos
mas para dejar los pormenores resueltos aunque apenas si podia soportar la
ansiedad
confidencias
de
la
de
compartir
con
su
esposa
las
carta cien años de soledad
muchos años despues frente al peloton de fusilamiento el coronel aureliano buendia habia de recordar aquella tarde remota en que su padre
lo llevo a conocer el hielo macondo era
entonces una aldea
de veinte casas de
barro y cañabrava construidas a la orilla un
rio
lecho
de
de
aguas
piedras
diafanas pulidas
prehistoricos el
de
que
blancas
se
precipitaban
y
enormes
como
su
carpa
huevos
para mencionarlas habia que
señalarlas con el dedo todos los años una
un
mundo era tan reciente que muchas cosas
carecian de nombre y marzo
por
familia
cerca
de
de la
por el mes de
gitanos aldea
desarrapados
y
con
un
plantaba
grande
alboroto
de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos primero llevaron el iman un gitano corpulento de barba montaraz y manos de gorrion que se presento con el nombre de melquiades hizo una truculenta demostracion publica de lo que el mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de macedonia fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metalicos y todo el mundo se espanto
al
los
anafes
por
la
ver
que
se
caian
desesperacion
los de de
desenclavarse
calderos su los
las
pailas
las
sitio
y
las
clavos
y
tornillos
tenazas
maderas
y
crujian
tratando
de
y aun los objetos perdidos desde hacia
mucho tiempo aparecian por buscado y se arrastraban en desbandada
donde mas se les habia turbulenta
detras de los fierros magicos de melquiades las cosas tienen vida propia pregonaba el gitano con aspero acento todo es cuestion de despertarles el anima jose arcadio buendia cuya desaforada
imaginacion iba siempre mas lejos que la magia penso que era posible servirse
de aquella invencion inutil para
desentrañar el oro de la tierra
melquiades que era
un hombre honrado le previno para eso no pero
jose
arcadio
buendia
no
sirve
creia
en
aquel
tiempo
en
la honradez de los gitanos asi que cambio una partida de chivos por los dos lingotes imantados exploro palmo a palmo la region
inclusive
desenterrar
el
fue
fondo
una
del
rio
armadura
y
muy
lo
unico
antigua
que
con
logro
todas
sus
partes oxidadas la increible y triste historia de la candida erendira y su abuela desalmada erendira estaba bañando a la abuela cuando empezo el viento de su desgracia la enorme mansion de argamasa lunar extraviada en la soledad del desierto se estremecio hasta los estribos con la primera embestida pero erendira y la abuela estaban hechas a los riesgos de aquella naturaleza desatinada y apenas si
notaron
el
calibre
del
viento
en
el
baño
adornado
de pavorreales repetidos y mosaicos pueriles de termas romanas la abuela desnuda y grande parecia una hermosa ballena blanca en la
alberca
catorce
de
años
marmol
la
y
languida
era
nieta
habia y
cumplido
de
apenas
huesos
tiernos
los y
demasiado mansa para su edad con una severidad que tenia algo con y
de
rigor
un
agua
hojas
de
sagrado en
la
le
que
buen
olor
hacia habia y
abluciones
hervido
estas
a
la
plantas
se
abuela
depurativas
quedaban
pegadas
en las espaldas suculentas en los cabellos metalicos y sueltos en
el
de
marineros
a
hombro
su
apoyada baston
potente cuando
dormitorio en que
tatuado acabo
era
el
parecia
tan
piedad
de
bañarla
gorda
que
hombro de
sin
obispo
de
la
pero
con
llevo solo
nieta aun
en
un a
la
podia o sus
escarnio abuela caminar con
un
diligencias
mas dificiles se notaba el dominio de una grandeza anticuada en
la
alcoba
compuesta
con
un
criterio
excesivo
y
un
poco demente como toda la casa erendira necesito dos horas mas
para
hebra le
arreglar
por
puso
cara
un
con
a
la
hebra
se
vestido
de
harina
abuela lo
desenredo
perfumo
flores
de
le
y
se
ecuatoriales
talco
le
pinto
le
el
cabello
lo
peino
empolvo
los
labios
la con
carmin las mejillas con colorete los parpados con almizcle y las
uñas
con
emperifollado tamaño
esmalte
como
de
una
nacar
y
muñeca
cuando
mas
la
grande
tuvo
que
el
humano
isabel viendo llover en macondo el
invierno
de
misa
soplo
se la
un
una
precipito
noche
viento
amplia
del
dijo
y
yo
lo
el
cielo
a
sabia fue
una
una
cuarta
resto
de
la
mañana
revitalizara macetas
al
el
romero
despues
de
y
alegres
el
siete
de
nardo
meses
de
y
las
calles
de
agua
gris
yo
de
que
y que
durante
y
el
estuvimos la
sedientos verano
en
llovio
cabezas
madrastra
pasamano
barrio
entonces
nuestras
mi
que
gelatinosa
salida
sofocante
viento
antes
de
la
sido
polvo es
sustancia
a
junto
oscuro
mi
a
habia
el
desde
aleteo sentadas
y
redonda
junto
domingo
sabado
espeso
vuelta
alguien
un
lluvia
en
intenso
las pero
sin que lo advirtieramos la lluvia estaba penetrando demasiado hondo
en
nuestros
sentidos
en
la
madrugada
del
lunes
cuando cerramos la puerta para evitar el vientecillo cortante y
helado
sido del fuera
que
soplaba
colmados lunes a
los
del
por
la
habia
escampar
patio
nuestros
lluvia
y
rebasado
nunca
y
en es
yo
sentidos la como
me
habian mañana si
no
acorde
de
los
meses
de
esas
siestas morir
bajo
la
ropa
pegada
junturas
y
el
mi
me
acorde
y
pasmadas
en
largas
a las
calor
de
el al
la
perdidos
en
acorde
de
las
noches
no
se
milenario
de
aceitar
el
de
la
nada
tierra
subitamente
por
el
sentí
vi
a
vi
sus
ojos
la
lluvia
me
cuyo
mas
vi agua
vez
en
girando
me
sudor
de
agosto
con
el
mecedor
laberinto
oye
hora
primera
el
de
echabamos
la
por
por
en
tristes
maravillado
de
agosto
nos
ensanchadas
vacio
sentado
que
cuerpo
madera
jardincillo
padre
peso
de
que
en
silencio el
ruido
el
eje
sin
sobrecogida
por
una
echado
raices
agobiadora tristeza la hojarasca como el
si
un
centro
del
perseguida
la
remota
menos
pueblo
los
ella
llego
hojarasca e
de
un de
la
era
inverosimil
escombros
misma
hubiera
pueblo
por
alborotada en
remolino
una
hojarasca
año
arrojo
en
era
catastrofes
las
bananera
hojarasca
la
numerosas
esparcio
compañia
calles
en
revuelta implacable
sobre
el
anteriores
a
su
confusa
carga de desperdicios y esos desperdicios precipitadamente al compas
atolondrado
e
imprevisto
de
la
tormenta
se
iban seleccionando individualizandose hasta convertirlo en un pueblo diferente otros
publica
de
baules
calle con
mulas
los hotel
caras
con
de
de
los
desperdicios
de
ventisquero
de
desconocidas
de
toldos
cambiandose
mujeres
paraguas
los
aquel
hombres
abandonadas del
hecho
medio de
la
cuadra
en
tempestad
via
en y
complicado
pueblos
aquella la
y
sentadas
abiertos
muriendose primeros
de
y
eramos
de
ropa
en
los
de
hambre los
en
mulas en
la
ultimos
nosotros la
eramos
guerra
la
los
forasteros
cuando
calidad
hojarasca
vinimos
de
su
habia con
llegar
avalancha
la
fue el
poner cuchillo
pacientemente llegados la con unidad de la
su
la
pito
el
volteo
y
solidez
fermentacion
perdio y y
por
el se
sentimos hacer y
sentarnos
conocieran
los
recien
primera a
impulso
sufrio
no
y
salio el
pero
tenedor
puerta tren
la
pudimos
el
nos
que
cuando
que
de
apreciamos
vez
que
con
que
y
alguna asi
esperar
despues
sabiamos
unico
de
vuelta y
lo
detras
hojarasca la
impetu plato
entonces
macondo
venir
el a
a
advenedizos
suelo
de
contabamos
los
verlo pero
natural incorporo
vez y logro
proceso a
tierra el general no tiene quien le escriba
el coronel destapo el tarro de cafe y comprobo que no habia mas de una cucharadita retiro la olla del fogon vertio la mitad del agua en el piso de tierra y con un cuchillo raspo el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las ultimas raspaduras del polvo de cafe revueltas con oxido de lata era octubre una mañana dificil de sortear aun para un hombre como el que habia sobrevivido a tantas mañanas como esa durante cincuenta y seis años desde cuando termino la ultima guerra civil el coronel no habia hecho nada distinto de esperar octubre era una de las pocas cosas que llegaban su esposa levanto el mosquitero cuando lo vio entrar al dormitorio con el cafe esa noche habia sufrido una crisis de asma y ahora atravesaba por un estado de sopor pero se incorporo a para recibir la
taza despues de llevar la taza a la cocina dio cuerda en la sala a un reloj de pendulo montado en un marco de macera labrada cuando acabo de dar cuerda al reloj luego llevo el gallo a la cocina lo amarro a un soporte de la hornilla cambio el agua al tarro y puso al lado un puñado de maiz un grupo de niños penetro por la cerca desportillado se sentaron en torno al gallo a contemplarlo en silencio no miren mas a ese animal dijo el coronel los gallos se gastan de tanto mirarlos los niños no se alteraron uno de ellos inicio en la armonica los acordes de una cancion no toques hoy le dijo el coronel hay muerto en el pueblo el niño guardo el instrumento y el coronel fue a vestirse para el entierro
las
seis
de la
mañana
cuando
hacia
la
ultima
ronda
el
sereno habia visto el letrero clavado en la puerta de la calle entre sin tocar y avise a la policia poco despues acudio el comisario con el practicante y ambos habian hecho un registro de la casa en busca de alguna evidencia contra el aliento inconfundible de las
almendras amargas pero en los breves minutos que
demoro el analisis de
la partida inconclusa el comisario
descubrio entre los papeles del escritorio un sobre dirigido al doctor juvenal urbino y protegido con tantos sellos de
lacre que fue
necesario despedazarlo para sacar la carta el medico aparto la cortina negra de la ventana para tener mejor luz echo primero una mirada rapida a los once pliegos escritos por ambos lados con una caligrafia servicial y desde que leyo el primer parrafo comprendio que
habia perdido la comunion de pentecostes leyo con el
aliento agitado volviendo atras en varias paginas para retomar el hilo perdido y cuando termino
parecia regresar de muy lejos
y de mucho tiempo su abatimiento era del
esfuerzo
por
impedirlo
visible a pesar
tenia
en
los
labios
la
misma coloracion azul del cadaver y no pudo dominar el temblor de los dedos cuando volvio a doblar la carta y se la
guardo
en el bolsillo del chaleco entonces se acordo del comisario y del medico joven y les sonrio desde las brumas de la pesadumbre nada de particular dijo son sus ultimas instrucciones era una verdad a medias
pero ellos la creyeron completa porque el les ordeno
levantar una baldosa
suelta del piso y alli encontraron una
libreta de cuentas muy usada claves
para
abrir
la
donde estaban las caja
fuerte
no
habia
tanto
dinero como pensaban pero lo habia de sobra para los gastos del entierro y para saldar otros compromisos menores el doctor urbino era entonces consciente de que no alcanzaria a llegar a la catedral antes del misa del domingo desde
evangelio es la tercera vez que pierdo la que tengo uso de razon
dijo pero dios entiende prefirio demorarse unos
minutos
mas para dejar los pormenores resueltos aunque apenas si podia soportar la
ansiedad
confidencias
de
la
de
compartir
con
su
esposa
las
carta cien años de soledad
muchos años despues frente al peloton de fusilamiento el coronel aureliano buendia habia de recordar aquella tarde remota en que su padre
lo llevo a conocer el hielo macondo era
entonces una aldea
de veinte casas de
barro y cañabrava construidas a la orilla un
rio
lecho
de
de
aguas
piedras
diafanas pulidas
prehistoricos el
de
que
blancas
se
precipitaban
y
enormes
como
su
carpa
huevos
para mencionarlas habia que
señalarlas con el dedo todos los años una
un
mundo era tan reciente que muchas cosas
carecian de nombre y marzo
por
familia
cerca
de
de la
por el mes de
gitanos aldea
desarrapados
y
con
un
plantaba
grande
alboroto
de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos primero llevaron el iman un gitano corpulento de barba montaraz y manos de gorrion que se presento con el nombre de melquiades hizo una truculenta demostracion publica de lo que el mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de macedonia fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metalicos y todo el mundo se espanto
al
los
anafes
por
la
ver
que
se
caian
desesperacion
los de de
desenclavarse
calderos su los
las
pailas
las
sitio
y
las
clavos
y
tornillos
tenazas
maderas
y
crujian
tratando
de
y aun los objetos perdidos desde hacia
mucho tiempo aparecian por buscado y se arrastraban en desbandada
donde mas se les habia turbulenta
detras de los fierros magicos de melquiades las cosas tienen vida propia pregonaba el gitano con aspero acento todo es cuestion de despertarles el anima jose arcadio buendia cuya desaforada
imaginacion iba siempre mas lejos que la magia penso que era posible servirse
de aquella invencion inutil para
desentrañar el oro de la tierra
melquiades que era
un hombre honrado le previno para eso no pero
jose
arcadio
buendia
no
sirve
creia
en
aquel
tiempo
en
la honradez de los gitanos asi que cambio una partida de chivos por los dos lingotes imantados exploro palmo a palmo la region
inclusive
desenterrar
el
fue
fondo
una
del
rio
armadura
y
muy
lo
unico
antigua
que
con
logro
todas
sus
partes oxidadas la increible y triste historia de la candida erendira y su abuela desalmada erendira estaba bañando a la abuela cuando empezo el viento de su desgracia la enorme mansion de argamasa lunar extraviada en la soledad del desierto se estremecio hasta los estribos con la primera embestida pero erendira y la abuela estaban hechas a los riesgos de aquella naturaleza desatinada y apenas si
notaron
el
calibre
del
viento
en
el
baño
adornado
de pavorreales repetidos y mosaicos pueriles de termas romanas la abuela desnuda y grande parecia una hermosa ballena blanca en la
alberca
catorce
de
años
marmol
la
y
languida
era
nieta
habia y
cumplido
de
apenas
huesos
tiernos
los y
demasiado mansa para su edad con una severidad que tenia algo con y
de
rigor
un
agua
hojas
de
sagrado en
la
le
que
buen
olor
hacia habia y
abluciones
hervido
estas
a
la
plantas
se
abuela
depurativas
quedaban
pegadas
en las espaldas suculentas en los cabellos metalicos y sueltos en
el
de
marineros
a
hombro
su
apoyada baston
potente cuando
dormitorio en que
tatuado acabo
era
el
parecia
tan
piedad
de
bañarla
gorda
que
hombro de
sin
obispo
de
la
pero
con
llevo solo
nieta aun
en
un a
la
podia o sus
escarnio abuela caminar con
un
diligencias
mas dificiles se notaba el dominio de una grandeza anticuada en
la
alcoba
compuesta
con
un
criterio
excesivo
y
un
poco demente como toda la casa erendira necesito dos horas mas
para
hebra le
arreglar
por
puso
cara
un
con
a
la
hebra
se
vestido
de
harina
abuela lo
desenredo
perfumo
flores
de
le
y
se
ecuatoriales
talco
le
pinto
le
el
cabello
lo
peino
empolvo
los
labios
la con
carmin las mejillas con colorete los parpados con almizcle y las
uñas
con
emperifollado tamaño
esmalte
como
de
una
nacar
y
muñeca
cuando
mas
la
grande
tuvo
que
el
humano
isabel viendo llover en macondo el
invierno
de
misa
soplo
se la
un
una
precipito
noche
viento
amplia
del
dijo
y
yo
lo
el
cielo
a
sabia fue
una
una
cuarta
resto
de
la
mañana
revitalizara macetas
al
el
romero
despues
de
y
alegres
el
siete
de
nardo
meses
de
y
las
calles
de
agua
gris
yo
de
que
y que
durante
y
el
estuvimos la
sedientos verano
en
llovio
cabezas
madrastra
pasamano
barrio
entonces
nuestras
mi
que
gelatinosa
salida
sofocante
viento
antes
de
la
sido
polvo es
sustancia
a
junto
oscuro
mi
a
habia
el
desde
aleteo sentadas
y
redonda
junto
domingo
sabado
espeso
vuelta
alguien
un
lluvia
en
intenso
las pero
sin que lo advirtieramos la lluvia estaba penetrando demasiado hondo
en
nuestros
sentidos
en
la
madrugada
del
lunes
cuando cerramos la puerta para evitar el vientecillo cortante y
helado
sido del fuera
que
soplaba
colmados lunes a
los
del
por
la
habia
escampar
patio
nuestros
lluvia
y
rebasado
nunca
y
en es
yo
sentidos la como
me
habian mañana si
no
acorde
de
los
meses
de
esas
siestas morir
bajo
la
ropa
pegada
junturas
y
el
mi
me
acorde
y
pasmadas
en
largas
a las
calor
de
el al
la
perdidos
en
acorde
de
las
noches
no
se
milenario
de
aceitar
el
de
la
nada
tierra
subitamente
por
el
sentí
vi
a
vi
sus
ojos
la
lluvia
me
cuyo
mas
vi agua
vez
en
girando
me
sudor
de
agosto
con
el
mecedor
laberinto
oye
hora
primera
el
de
echabamos
la
por
por
en
tristes
maravillado
de
agosto
nos
ensanchadas
vacio
sentado
que
cuerpo
madera
jardincillo
padre
peso
de
que
en
silencio el
ruido
el
eje
sin
sobrecogida
por
una
echado
raices
agobiadora tristeza la hojarasca como el
si
un
centro
del
perseguida
la
remota
menos
pueblo
los
ella
llego
hojarasca e
de
un de
la
era
inverosimil
escombros
misma
hubiera
pueblo
por
alborotada en
remolino
una
hojarasca
año
arrojo
en
era
catastrofes
las
bananera
hojarasca
la
numerosas
esparcio
compañia
calles
en
revuelta implacable
sobre
el
anteriores
a
su
confusa
carga de desperdicios y esos desperdicios precipitadamente al compas
atolondrado
e
imprevisto
de
la
tormenta
se
iban seleccionando individualizandose hasta convertirlo en un pueblo diferente otros
publica
de
baules
calle con
mulas
los hotel
caras
con
de
de
los
desperdicios
de
ventisquero
de
desconocidas
de
toldos
cambiandose
mujeres
paraguas
los
aquel
hombres
abandonadas del
hecho
medio de
la
cuadra
en
tempestad
via
en y
complicado
pueblos
aquella la
y
sentadas
abiertos
muriendose primeros
de
y
eramos
de
ropa
en
los
de
hambre los
en
mulas en
la
ultimos
nosotros la
eramos
guerra
la
los
forasteros
cuando
calidad
hojarasca
vinimos
de
su
habia con
llegar
avalancha
la
fue el
poner cuchillo
pacientemente llegados la con unidad de la
su
la
pito
el
volteo
y
solidez
fermentacion
perdio y y
por
el se
sentimos hacer y
sentarnos
conocieran
los
recien
primera a
impulso
sufrio
no
y
salio el
pero
tenedor
puerta tren
la
pudimos
el
nos
que
cuando
que
de
apreciamos
vez
que
con
que
y
alguna asi
esperar
despues
sabiamos
unico
de
vuelta y
lo
detras
hojarasca la
impetu plato
entonces
macondo
venir
el a
a
advenedizos
suelo
de
contabamos
los
verlo pero
natural incorporo
vez y logro
proceso a
tierra el general no tiene quien le escriba
el coronel destapo el tarro de cafe y comprobo que no habia mas de una cucharadita retiro la olla del fogon vertio la mitad del agua en el piso de tierra y con un cuchillo raspo el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las ultimas raspaduras del polvo de cafe revueltas con oxido de lata era octubre una mañana dificil de sortear aun para un hombre como el que habia sobrevivido a tantas mañanas como esa durante cincuenta y seis años desde cuando termino la ultima guerra civil el coronel no habia hecho nada distinto de esperar octubre era una de las pocas cosas que llegaban su esposa levanto el mosquitero cuando lo vio entrar al dormitorio con el cafe esa noche habia sufrido una crisis de asma y ahora atravesaba por un estado de sopor pero se incorporo a para recibir la
taza despues de llevar la taza a la cocina dio cuerda en la sala a un reloj de pendulo montado en un marco de macera labrada cuando acabo de dar cuerda al reloj luego llevo el gallo a la cocina lo amarro a un soporte de la hornilla cambio el agua al tarro y puso al lado un puñado de maiz un grupo de niños penetro por la cerca desportillado se sentaron en torno al gallo a contemplarlo en silencio no miren mas a ese animal dijo el coronel los gallos se gastan de tanto mirarlos los niños no se alteraron uno de ellos inicio en la armonica los acordes de una cancion no toques hoy le dijo el coronel hay muerto en el pueblo el niño guardo el instrumento y el coronel fue a vestirse para el entierro
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