Las Profesiones Modernas: Dilemas del Conocimiento y del Poder
Cecilia Aguayo Cuevas
ÔøΩ CECILIA AGUAYO CUEVAS UNIVERSIDAD TECNOLÔøΩGICA METROPOLITANA Casilla 9845 Santiago de Chile Derechos Reservados InscripciÔøΩn NÔøΩ 155 747 del 28 de Junio 2006 I.S.B.N.: 956-7359-47-4 Santiago de Chile, Agosto de 2006 ÔøΩ
DISEÔøΩO Y DIAGRAMACIÔøΩN Programa de ComunicaciÔøΩn y Cultura
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REPRESENTANTE LEGAL Miguel ÔøΩngel AvendaÔøΩo BerrÔøΩos
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EDICIONES Universidad TecnolÔøΩgica Metropolitana DistribuciÔøΩn y ventas: www.utem.cl/ediciones/index.html
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DIRECCIÔøΩN DE COMUNICACIÔøΩN Y CULTURA CONSEJO EDITORIAL PRESIDENTE: Luis Mella Ramos HÔøΩctor GÔøΩmez Fuentes Patricio Olivares Iribarren Ana Gavilanes Bravo Hugo Omar Inostroza SÔøΩez
PROHIBIDA LA REPRODUCCIÔøΩN TOTAL O PARCIAL EN CUALQUIER FORMA Y POR CUALQUIER MEDIO. LAS IDEAS Y OPINIONES CONTENIDAS EN ESTE LIBRO SON DE RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DEL AUTOR Y NO EXPRESAN NECESARIAMENTE EL PUNTO DE VISTA DE LA UNIVERSIDAD TECNOLÔøΩGICA METROPOLITANA.
U N I V E R S I D A D T E C N O L Ô ø Ω G I C A M E T R O P O L I TA N A
Las Profesiones Modernas: Dilemas del Conocimiento y del Poder.
Cecilia Aguayo Cuevas
EDICIONES UNIVERSIDAD TECNOLÔ ø ΩGICA METROPOLITANA
A los profesionales del area social que, con convicciÔøΩn y responsabilidad, creen en una socedad justa y solidaria
AGRADECIMIENTOS
Quisiera agradecer a todos los involucrados en la realizaciÔøΩn de este libro. En forma especial a las instituciones que me permitieron trabajar en estadÔøΩas acadÔøΩmicas para profundizar temÔøΩticas de este libro: Fondecyt-Chile, Universidad de Louvian la Neuve, BÔøΩlgica Universidad Ramon Llul Barcelona y La Universidad de Valencia, EspaÔøΩa. En forma especial a los catedrÔøΩticos que acompaÔøΩaron intuiciones, hipÔøΩtesis y reflexiones en forma espacial a Enzo Falletto, Guy de Villers, Alian Vilbrod, JesÔøΩs Conill y Adela Cortina.
De la misma manera agradezco el trabajo de acompaÔøΩamiento filosÔøΩfico y literario de Ricardo Salas, y mis hijas Francisca y Macarena. Gracias por sus consejos, mirada disciplinaria y acompaÔøΩamiento entre los cambios de cultura y paÔøΩses que parecÔøΩan mÔøΩs de las veces inagotable.
Agradezco finalmente a la Escuela de Trabajo Social de la Universidad TecnolÔøΩgica Metropolitana, a sus estudiantes y acadÔøΩmicos.
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PRESENTACIÔøΩN
Los profesionales del Trabajo Social frecuentemente tienen dificultades para hablar de lo que hacen. Ellos sostienen con frecuencia ÔøΩque no se puede generalizar porque trabajamos con lo humano, lo que es necesariamente singularÔøΩ. Se subentiende que el contenido de su trabajo fÔøΩcilmente serÔøΩa menos observable o menos evidente que describir algo en el sector de la producciÔøΩn. Pero la sociologÔøΩa de los grupos profesionales, en la tradiciÔøΩn de Evertt C. Hugues, ha demostrado sin embargo que ÔøΩestos oficios relacionalesÔøΩ pueden ser estudiados en el mismo nivel que los otros. Sin embargo una condiciÔøΩn aparece primordial: sobrepasar el mero estudio de la eficacia tÔøΩcnica, de lo visible, de lo inmediatamente medible para extender la mirada hacia la eficacia simbÔøΩlica. AdemÔøΩs, en contra de la perspectiva funcionalista, se trata de prestar atenciÔøΩn siempre a lo que estos profesionales hacen realmente en el seno de lo cotidiano. Bosquejar, mirar, prestar atenciÔøΩn a los mil detalles de sus prÔøΩcticas, a los gestos, a las palabras intercambiadas entre los s, etc: no es mÔøΩs que cumplir esta condiciÔøΩn de que se puede aprehender realmente todo lo que hacen los hombres y las mujeres que ejercen una profesiÔøΩn. Esto es particularmente verdadero en el campo del trabajo social, porque justamente se trata de un ÔøΩmbito atravesado por una racionalidad particular. Todo el mÔøΩrito de Cecilia Aguayo es de recordarnos los ejes ÔøΩfundamentalesÔøΩ de Weber a Schutz, pasando por filÔøΩsofos ses que ella conoce manifiestamente muy bien, tal como Ricoeur, que permiten pensar lo que los trabajadores sociales realizan, lo que producen. La originalidad de su trabajo reside tambiÔøΩn en recordar-
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nos los avances de los sociÔøΩlogos ses que, siguiendo el paso de los pensadores interaccionistas norteamericanos, han aportado preciosas contribuciones al conocimiento de todo lo que realizan las personas de los oficios. Pensamos en Dubar, AutÔøΩs y Dubet. Ciertamente la presente obra representa una incitaciÔøΩn para pensar, una invitaciÔøΩn para superar el sentido comÔøΩn para hacer brotar y reconocer todo lo que los trabajadores sociales desarrollan como saber-hacer, como cualidades, como valores. A modo de presentaciÔøΩn, no quisiera parafrasear todo lo que Cecilia Aguayo ya expone con brÔøΩos, sino mÔøΩs bien prolongar un poco mÔøΩs lo que ella propone, insistiendo simplemente en dos puntos que nos parecen muy importantes: la eficacia propiamente simbÔøΩlica, los valores en juego que ÔøΩcirculanÔøΩ en la acciÔøΩn de los trabajadores sociales; y en un registro diferente, la necesidad de adoptar una postura casi-etnolÔøΩgica para observar, mÔøΩs de cerca las prÔøΩcticas cotidianas, aparentemente banales a veces, en que aparecen todas las competencias que los profesionales de la acciÔøΩn saben desarrollar. El trabajo social se dirige a sujetos que sufren y el servicio que presta trata acerca de la subjetividad misma del cliente. Este servicio implica un trabajo simbÔøΩlico que vincula los sujetos a la sociedad cuando ellos tienden a separarse de ella. El trabajo social no es una actividad como otra porque en la relaciÔøΩn que establece, circulan a la vez demandas materiales y cuestiones existenciales. Michel AutÔøΩs escribiÔøΩ a propÔøΩsito de los oficios que incluyen una relaciÔøΩn humana: que se trata precisamente de oficios cuyo ÔøΩobjeto de transacciÔøΩn trata acerca de la persona misma, sobre sus relaciones con la sociedad, sobre su relaciÔøΩn con el mundoÔøΩ. Diciendo esto, la medida de lo que los trabajadores sociales producen, no es ÔøΩnicamente, verificable a partir de los resultados directamente observables, en una lÔøΩgica objetivos/medios/resultados. Sus competencias se relacionan con su capacidad para hacer circular el sentido, los sÔøΩmbolos, los deseos, tambiÔøΩn los deseos de los individuos de afiliarse o reafiliarse, los deseos de sentirse importante en una sociedad, de ser reconocidos como ciudadanos, como actores de su propia vida. Se trata precisamente de un saber-hacer, pero que es una parte importante (prenante) de una racionalidad que sobrepasa la que es ordinariamente aprehendida: ÔøΩDe estos sabereshacer que tratan acerca de las subjetividades y del lazo social, se puede decir que ellas reposan sobre un conjunto de competencias, cuya referencia es primeramente de naturaleza polÔøΩtica y ÔøΩtica antes de extenderse sobre saberes y apoyarse sobre tÔøΩcnicasÔøΩ. Ciertamente los trabajadores sociales son portadores de un cierto nÔøΩmero de valosine qua non por la que su compromiso produres. Esta es igualmente la condiciÔøΩn
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ce una suerte de efecto. El oficio que ellos ejercen pasa entonces ante todo por lo que se desprende de ellos en su acciÔøΩn, y tambiÔøΩn por lo que ellos expresan, por lo que dicen, que se relaciona evidentemente con lo que hacen. ÔøΩSin el acompaÔøΩamiento del lenguaje, la acciÔøΩn no perderÔøΩa solamente su carÔøΩcter revelador, sino que perderÔøΩa tambiÔøΩn su sujeto. El sujeto de los actos no es posible mÔøΩs que si al mismo tiempo es el sujeto de las palabras. El acto no tiene sentido mas que por la palabra en la que el agente se identifica como actor, anunciando lo que hace, lo que ha hecho, lo que quiere hacerÔøΩ. Se equivoca quien piense negar que las personas de los oficios de lo social ejercen solamente a travÔøΩs de tÔøΩcnicas, las que se materializan en palabras, estÔøΩn en juego tambiÔøΩn las estimaciones, gustosamente citamos a Anni Borzeik cuando ella dice que ÔøΩEl lenguaje no es solamente constitutivo: parte integrante, materia primera de muchas actividades del trabajo: es con el lenguaje que se hace y no solamente en las actividades de servicio o colectivas donde su visibilidad es simplemente mÔøΩs manifiesta que en otrasÔøΩ. Por tanto, oficios de palabra, oficio de expresiÔøΩn del sentido y de los valores, la eficacia de la acciÔøΩn de los trabajadores sociales remite o refiere bastante ejemplarmente al registro discursivo. Los actos que ellos ejecutan, las actividades que efectÔøΩan no adquieren toda su importancia sin que estÔøΩn acompaÔøΩadas por palabras. Todo tiende a jugarse en la interacciÔøΩn, en la que el profesional se compromete a sÔøΩ mismo, en esta circulaciÔøΩn narrativa que hace la nobleza del arte del oficio. Producir sentido, producir definiciones remiten a un mundo de valores y de convicciones. Ciertamente existe el hacer, las prÔøΩcticas, las acciones muy concretas, debidamente observables o medibles, pero la producciÔøΩn material es raramente integrada a la producciÔøΩn discursiva, en lo que ellos hacen hay siempre, como decÔøΩa W. BenjamÔøΩn: ÔøΩla huella del narrador, como un vaso de arcilla lleva la mano del artesanoÔøΩ. ÔøΩCÔøΩmo entonces observar la manera segÔøΩn la cual circulan los valores? ÔøΩla manera en la que los trabajadores sociales los ponen en prÔøΩctica, aunque a veces de manera mÔøΩs o menos consciente? Todo vale en una atenciÔøΩn casi etnolÔøΩgica a los mil detalles de la prÔøΩctica, como lo hemos dicho. En Francia, algunos libros han logrado descripciones extremadamente finas. Citemos en recuerdo el libro de Brigitte Jul, con el subtÔøΩtulo evocador. ÔøΩLa asesora del hogar y la persona de edad, pequeÔøΩas y grandes maniobras alrededor de un espacio de vida a compartirÔøΩ. He aquÔøΩ entonces mujeres que vienen a ayudar en los quehaceres hogareÔøΩos en las casas de las personas de edad. A priori quien pensarÔøΩa en reconocer alguna calificaciÔøΩn particular y sin duda aquÔøΩ se puede relacionar esto con el oficio del trabajo social. Sin embargo,
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una observaciÔøΩn minuciosa de todo lo que acontece en estas ayudas hogareÔøΩas desengaÔøΩa un juicio prematuro. Introduciendo esta obra, Jean-NoÔøΩl Chopart escribe: ÔøΩSe descubre con el autor la sutileza de las estrategias cotidianas, la complejidad del saber-hacer movilizadas con este propÔøΩsito, en sÔøΩntesis se hace saltar lo que cubre la desvalorizaciÔøΩn social para explicitar un ÔøΩverdadero oficioÔøΩ. Porque el trabajo de ayuda a domicilio como toda actividad de relaciÔøΩn y de ayuda, supone un ÔøΩtrabajo vividoÔøΩ mucho mÔøΩs complejo de lo que aparece a primera vista. No se trata solamente de saber limpiar ÔøΩel lugarÔøΩ, sino de establecer un vÔøΩnculo con la persona de edad. Todo el misterio de esta calificaciÔøΩn, reposa precisamente en la interacciÔøΩn y la cooperaciÔøΩn necesaria entre la ayuda a domicilio y la persona de edad...Todo estÔøΩ aquÔøΩ: la implicaciÔøΩn, el compromiso altruista, estas ÔøΩtÔøΩcnicasÔøΩ indeciblesÔøΩ, que no se aprenden verdaderamente nunca, pero que son comunes y transversales en los mÔøΩltiples sectores de la intervenciÔøΩn socialÔøΩ. Los trabajadores sociales estÔøΩn normalmente conducidos, sin discontinuar, a ÔøΩpagar con su personaÔøΩ. En suma, juegan sobre valores, y muchas personas han seÔøΩalado, Michel AutÔøΩs Sus actividades son primero un registro del decir y de la palabra. La elecciÔøΩn del tÔøΩrmino ÔøΩsimbÔøΩlicoÔøΩ para calificar el trabajo social quiere dar cuenta de esta dimensiÔøΩn de inscripciÔøΩn del actuar en el lenguaje, o Corinne Saint Martin. En una cierta medida, el asistente obra por lo que cree a lo que hace y a lo que debe producir...Los asistentes han triunfado en combinar lo inconciliable. Su propia racionalidad se define en esta aplicaciÔøΩn tÔøΩcnica de una ÔøΩtica, en el arte de jugar sobre los valores. Queda por decir, y no es inÔøΩtil recordarlo que los trabajadores sociales son personas de valores, son personas de palabra. La obra de Cecilia Aguayo tiene esta virtud. Ella entrega al lector varias llaves para aprehender lo que es el fundamento de la acciÔøΩn de los trabajadores sociales, y era necesario efectivamente el desvÔøΩo que ella nos propone a travÔøΩs de la filosofÔøΩa y por la sociologÔøΩa, para tomar la justa medida de las calidades que los hombres y las mujeres que han elegido estos oficios de lo social comprometen dÔøΩa a dÔøΩa en su actividad.
Alain Vilbrod MaÔøΩtre de confÔøΩrences HDR en Sociologie Universidad de BretaÔøΩa Occidental Brest- Francia
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ÔøΩNDICE
PRESENTACIÔøΩN INTRODUCCIÔøΩN
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CAPITULO I 25 LA CONSTRUCCIÔøΩN DE LA CIENCIA SOCIAL EN WEBER. EL DEBATE EPISTEMOLÔøΩGICO DE LA ACCIÔøΩN SOCIAL. IntroducciÔøΩn 27 1. El contexto histÔøΩrico del pensamiento del pensamiento weberiano 29 1.1. el historicismo alemÔøΩn 29 1.2. el pensamiento de Max Weber y las ciencias de su tiempo 32 1.2.1. La ciencia positiva 32 1.2.2. Weber y la polÔøΩmicas relaciones con el marxismo 34 1.2.3. Weber y la escuela de Baden o filosofÔøΩa de los valores 38 2. La discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica en la creaciÔøΩn de la sociologÔøΩa comprensiva 40 2.1. La ciencia comprensiva es histÔøΩrica, singular y significativa 40 2.2. Los juicios de valor y los juicios en relaciÔøΩn con valores 44 2.3. Los tipos ideales 47 3. La acciÔøΩn social en Weber 49 3.1. Los tipos de acciÔøΩn social 53 3.2. La relaciÔøΩn social 55 RecapitulaciÔøΩn 58
CAPITULO II LA FORMACIÔøΩN DE LAS PROFESIONES MODERNAS DESDE WEBER
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IntroducciÔøΩn 63 1. Las profesiones son grupos econÔøΩmicos fundados en una ÔøΩtica protestante 64 1.1. El espÔøΩritu del capitalismo 65 1.2. ConcepciÔøΩn Luterana de la profesiÔøΩn 68 1.3. La concepciÔøΩn Calvinista de la profesiÔøΩn 70 2. La profesiÔøΩn y la burocracia como forma de dominaciÔøΩn racional-legal 71 2.1. Los tipos de dominaciÔøΩn 72 i. legitimidad tradicional 74 ii. legitimidad carismÔøΩtica 74 iii.legitimidad legal-racional 74 2.2. La dominaciÔøΩn legal-la istraciÔøΩn burocrÔøΩtica 75 2.2.1. El profesional o funcionario pÔøΩblico y/o privado 75 2.2.2. La sociedad fundada en expertos 77 3. El profesional entre el experto y el polÔøΩtico: la antinomia de la acciÔøΩn profesional en Weber 79 3.1. La funciÔøΩn polÔøΩtica de las profesiones 81 3.2. el profesional entre una ÔøΩtica de la convicciÔøΩn y una ÔøΩtica de la responsabilidad 82 RecapitulaciÔøΩn 86 CAPITULO III APORTES TEÔøΩRICOS Y EPISTEMOLÔøΩGICOS EN LA CONSTITUCIÔøΩN DE LAS PROFESIONES MODERNAS
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IntroducciÔøΩn 91 1. La discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica en la teorÔøΩa de las profesiones modernas 1.1. La teorÔøΩa estructural funcionalista 94 1.2. La teorÔøΩa marxista de las profesiones 101 1.3. Un anÔøΩlisis neomarxista y neoweberiano de las profesiones modernas 105 1.3.1. La especializaciÔøΩn y burocracia en las sociedades capitalistas105 1.3.2. La especializaciÔøΩn del saber profesional en la sociedad capitalista 108 1.3.3. Las profesiones como construcciones simbÔøΩlicas 111 RecapitulaciÔøΩn 114
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CAPITULO IV EL PARADIGMA FENOMENOLÔøΩGICO Y HERMENÔøΩUTICO DE LA ACCIÔøΩN PROFESIONAL
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IntroducciÔøΩn 119 1. Los fundamentos de una teorÔøΩa comprensiva en Schutz 122 1.1. Las crÔøΩticas de Schutz al concepto de acciÔøΩn social en Weber 122 1.2. El conocimiento en la ciencias sociales 125 1.2.1. Los motivos porque. PreocupaciÔøΩn del cientÔøΩfico social 126 1.3. La acciÔøΩn profesional es una acciÔøΩn que se da en la vida cotidiana 129 1.4. Las vivencias del otro sÔøΩlo se pueden aprehender mediante la representaciÔøΩn simbÔøΩlica 133 1.5. El acto de reflexiÔøΩn para observar las propias vivencias 134 1.5.1. Los procesos de significaciÔøΩn 134 1.5.2. El cuerpo, como proceso de significaciÔøΩn 135 1.5.3. Los tres mundos de las profesiones sociales: presente, pasado y futuro 137 RecapitulaciÔøΩn 141 CAPITULO V LA ÔøΩTICA EN LA ACCIÔøΩN SOCIAL DE LOS TRABAJADORES SOCIALES 143 1. 2. 3. 4.
La intencionalidad latente de la acciÔøΩn de las profesionales sociales La racionalidad prÔøΩctica en las profesiones La narraciÔøΩn La sistematizaciÔøΩn y el quehacer cotidiano de los trabajadores sociales: desafÔøΩos pendientes
CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFÔøΩA
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INTRODUCCIÔøΩN
El proceso de investigaciÔøΩn que aquÔøΩ presentamos es el resultado de 25 aÔøΩos de ejercicio profesional en Trabajo Social. La experiencia y el quehacer acumulado en estos aÔøΩos, me han permitido este diÔøΩlogo con las ciencias sociales. En cada actividad profesional, ya sea con las personas, con colegas en instituciones pÔøΩblicas y privadas, a nivel nacional e internacional, he buscado comprender e interpretar la acciÔøΩn profesional a la luz de los propios sujetos y de nosotros mismos.
Las preguntas -desde la profesiÔøΩn- han sido siempre mi principal preocupaciÔøΩn. A modo de ejemplo, en el trabajo como directora de Desarrollo Comunitario de la comuna de San JoaquÔøΩn en Santiago de Chile: ÔøΩcÔøΩmo se toman las decisiones? ÔøΩquÔø tipo de decisiones? ÔøΩcuÔøΩl es el ejercicio del poder que nos identifica en Trabajo Social? ÔøΩquÔøΩ valores y principios ÔøΩticos son los que se juegan cotidianamente? ÔøΩquÔø relaciones se establecen entre la polÔøΩtica pÔøΩblica y el gobierno regional? ÔøΩcÔøΩmo se hace ciudadanÔøΩa? O en la acciÔøΩn desplegada con grupos de emigrantes y exiliados en algunos paÔøΩses europeos (EspaÔøΩa, BÔøΩlgica Francia): cuestionÔøΩbamos el significado de la identidad profesional en ÔøΩmbitos interculturales, los aspectos lingÔøΩÔøΩsticos que afectaban la promociÔøΩn humana, las tensiones culturales del estar allÔøΩ y aquÔøΩ. En el tema de la micro empresa, tanto con mujeres temporeras como con micro empresas familiares: las preguntas siempre se refirieron a cÔøΩmo valorizar los conocimientos sociales y culturales de las personas, de las comunidades y, en definitiva,
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de los profesionales que actuaban en el dÔøΩa a dÔøΩa, en el cara a cara, en instituciones -la mayorÔøΩa de las veces- conflictivas y con escasos recursos. En los cursos de capacitaciÔøΩn y formaciÔøΩn a travÔøΩs de las escuelas de Trabajo Social y del Colegio de Asistentes Sociales, en las distintas regiones del paÔøΩs, asÔøΩ como a trabajadores sociales de PerÔøΩ y Argentina. Todas estas experiencias, siempre me incitaron a reflexionar desde la prÔøΩctica social, consultando, dialogando e interpelando a una cierta ciencia social que nos habÔøΩa dejado sin lenguaje para pronunciar nuestras prÔøΩcticas profesionales. Estas son las razones y motivaciones mÔøΩs profundas por las que me interesa abordar el tema de las profesiones y, en especial, la profesiÔøΩn del Trabajo Social. Para ello es necesario explicitar y someter a anÔøΩlisis cÔøΩmo en la constituciÔøΩn misma de las profesiones, ÔøΩstas han sido influenciadas por una bÔøΩsqueda de cientificidad que responde a ciertos paradigmas clÔøΩsicos de las ciencias sociales. Asimismo, explicitar y analizar la sospecha de que estos paradigmas han contribuido a silenciar el lenguaje construido en la vida cotidiana del quehacer profesional, en forma especial, del trabajo social. Las profesiones han pretendido, en nombre de la cientificidad predominante en los dos ÔøΩltimos siglos, intervenir funcional y tÔøΩcnicamente en el mundo socio-econÔøΩmico y polÔøΩtico. La acciÔøΩn social desplegada por las profesiones se ha realizado en o con los modelos teÔøΩricos de la racionalidad predominante sin reconocer las implicancias ÔøΩtico-polÔøΩticas y cotidiana de su quehacer. Para buscar y desarrollar una nueva aproximaciÔøΩn al mundo de las profesiones he indagado a travÔøΩs del concepto de acciÔøΩn social . La fuerza heurÔøΩstica de esta categorÔøΩa nos permite dar una discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica y valÔøΩrica de la profesiÔøΩn y, sobre todo, de la profesiÔøΩn del trabajo social. El problema de la acciÔøΩn social es importante en la discusiÔøΩn contemporÔøΩnea de las ciencias sociales y, por tanto, de la acciÔøΩn profesional. A lo largo de los aÔøΩos, las distintas corrientes teÔøΩricas han ido cuestionando la idea tradicional sobre la acciÔøΩn social. Al analizar la acciÔøΩn humana, varios filÔøΩsofos, epistemÔøΩlogos y cientistas sociales han planteado la necesidad de operar con tipos de lenguajes que permitan discutir los aspectos pragmÔøΩticos, cotidianos y valÔøΩricos de ÔøΩsta. Se trata, entonces, de pensar en un tipo de racionalidad que vaya mÔøΩs allÔøΩ de un marco positivo y que nos abra puertas para recrear el mundo de la vida del profesional. Esta recuperaciÔøΩn de lenguajes es el objetivo central de este texto. Para ello comienzo apoyÔøΩndome en Max Weber: filÔøΩsofo, economista, polÔøΩtico y sociÔøΩlogo clÔøΩ-
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sico en el estudio de la acciÔøΩn social y, en especial, de la constituciÔøΩn de las profesiones modernas. Padre de la sociologÔøΩa comprensiva y, para quien, la acciÔøΩn social no puede ser comprendida sin las motivaciones, intersubjetividades, significaciones y singularidades en que ÔøΩsta se da. Weber, en sus mÔøΩltiples textos da cuenta del debate epistemolÔøΩgico de las ciencias humanas de su tiempo. Su obra surge explÔøΩcitamente, por la imperiosa bÔøΩsqueda de comprensiÔøΩn de la acciÔøΩn social. El autor desarrolla de un modo inÔøΩdito la concepciÔøΩn de las ciencias sociales dentro de la corriente de las ciencias del espÔøΩritu, destacando la distinciÔøΩn entre las ciencias de la cultura y las ciencias naturales. La preocupaciÔøΩn primordial de este pensador fue establecer el estatuto cientÔøΩfico de las ciencias histÔøΩricas y de la cultura. Se ubica en la tradiciÔøΩn alemana que tiene sus antecedentes en la obra de Dilthey, Windelband y Rickert, quienes consideraban que el mÔøΩtodo mÔøΩs adecuado en el estudio de los fenÔøΩmenos sociales es la llamada comprensiÔøΩn, Verstehen en alemÔøΩn. El debate teÔøΩrico que plantea Weber sobre la construcciÔøΩn de las ciencias sociales en especial, la comprensiÔøΩn de la conducta humana- da cuenta de un nuevo paradigma y nos permite profundizar en un tipo de acciÔøΩn social especÔøΩfica, como es la profesional. Esta discusiÔøΩn, nos autoriza a seÔøΩalar que la acciÔøΩn profesional estÔøΩ inserta en un debate epistemolÔøΩgico y ÔøΩtico. Con esto queremos explicitar que toda profesiÔøΩn -el trabajo social- no puede evitar que toda comprensiÔøΩn y transformaciÔøΩn de los problemas sociales obedece a ciertos paradigmas y deja de lado otros. La ÔøΩtica, los valores, la capacidad de discernimiento moral, corresponden a la cotidianeidad de la acciÔøΩn profesional. El debate epistemolÔøΩgico, en Weber, seÔøΩala que la acciÔøΩn humana es comprendida, explicada e interpretada sÔøΩlo en virtud del significado subjetivo que le atribuye el individuo; en este sentido, todos los fenÔøΩmenos sociales son reductibles al estudio de la conducta individual. Este supuesto epistemolÔøΩgico no serÔøΩ abandonado ni por Schutz ni por Ricoeur. El primero, representante de la fenomenologÔøΩa, el segundo, de la hermenÔøΩutica. En definitiva, la obra de Weber nos interesa por lo que aporta a nuestro estudio de las profesiones, en tres ÔøΩmbitos: Primero: Weber es el sociÔøΩlogo que quiere dar cuenta de la acciÔøΩn social desde un nuevo paradigma, el comprensivo. La acciÔøΩn humana solo puede ser comprendida inductivamente, por cuanto ella es histÔøΩrica, singular, significativa e intersubjetiva. La profesiÔøΩn, en tanto acciÔøΩn social, deberÔøΩ dar cuenta de este cambio paradigmÔøΩ-
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tico y, asÔøΩ, lograr avanzar hacia un enfoque mÔøΩs fenomenolÔøΩgico y hermenÔøΩutico. Esto constituye uno de los hilos conductores de este trabajo. Segundo: La acciÔøΩn profesional, a partir de La ÔøΩtica protestante y el espÔøΩritu del capitalismo, es caracterizada por su pertenencia a grupos econÔøΩmicos y poseer cierto estatus en la sociedad. Las profesiones nacen al alero del sistema capitalista y son representantes del conocimiento y del poder en la regulaciÔøΩn del comportamiento humano. Sus funciones refieren a la capacidad que ellas desempeÔøΩan en los procesos de institucionalizaciÔøΩn, normalizaciÔøΩn e institucionalizaciÔøΩn de las relaciones sociales. Todas estas caracterÔøΩsticas dan cuenta de la organizaciÔøΩn de una sociedad fundada en expertos. Tercero: Sin embargo, a partir de los estudios que hacemos en Weber podemos afirmar que todo tipo de regulaciÔøΩn -desde las profesiones- serÔøΩ interpelada por su carÔøΩcter polÔøΩtico-ÔøΩtico. Para Weber, quien quiera hacer polÔøΩtica y, sobre todo, quien quiera hacer polÔøΩtica como profesiÔøΩn, debe considerar una doble paradoja: actuar conforme a una ÔøΩtica de la responsabilidad o bien a una ÔøΩtica de la convicciÔøΩn. Para el ejercicio profesional, estas dos ÔøΩticas, no estÔøΩn separadas sino profundamente ligadas y, como lo plantea A. Cortina, relacionadas por una hermenÔøΩutica crÔøΩtica: en contextos socioculturales determinados, es a travÔøΩs del dialogo que se busca el respeto a los principios universales. Para Weber la acciÔøΩn social es significativa, es singular y estÔøΩ en relaciÔøΩn social. Ahora bien, el enfoque fenomenolÔøΩgico y hermenÔøΩutico, logran completar ciertos aspectos de la acciÔøΩn humana que Weber no identifica y que, para nuestro tema de estudio, resultan relevantes. El paradigma fenomenolÔøΩgico en Schutz y hermenÔøΩutico en Ricoeur, abren otra posibilidad de anÔøΩlisis de las profesiones, permiten dar cuenta de los procesos intersubjetivos, de las racionalidades prÔøΩcticas, de las ideologÔøΩas y utopÔøΩas y de los mundos narrativos que las conforman: los distintos niveles de significaciÔøΩn, la corporalidad, el aquÔøΩ y el ahora, la relaciÔøΩn cara a cara. Por todas estas razones el quehacer profesional requiere, asimismo, un proceso de reflexiÔøΩn que, mediatizado por la fenomenologÔøΩa y la hermenÔøΩutica, permitan dar cuenta de las vivencias profesionales como procesos de interpretaciÔøΩn, donde la acciÔøΩn profesional es eminentemente simbÔøΩlica. El profesional (asÔøΩ considerado) es un intÔøΩrprete de sÔøΩ mismo y de los otros. Su desafÔøΩo profesional consiste en aprender a interpretar los signos de las evidencias profesionales en el mundo de la vida y de los desafÔøΩos ÔøΩticos que la contienen. Schutz, realiza un anÔøΩlisis epistemolÔøΩgico de los conceptos de acciÔøΩn social, experiencia significativa, tipos ideales, intersubjetividad y vida cotidiana, entre los mÔøΩs
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importantes. Estas categorÔøΩas son los nudos centrales, a juicio de Schutz, que Weber no logra resolver. A travÔøΩs de la fenomenologÔøΩa vida de lacotidiana, mundo de la vida, Schutz, otorga una nueva discusiÔøΩn a la sociologÔøΩa comprensiva, que nosotros extendemos a la acciÔøΩn profesional. Nos parece relevante destacar el proceso de significaciÔøΩn que establece en la relaciÔøΩn cara a cara; mÔøΩs aÔøΩn, cÔøΩmo este filÔøΩso logra resignificar el concepto de acciÔøΩn social desde los planteamientos fenomenolÔøΩgicos de Husserl. Ricoeur, ademÔøΩs de mostrar la necesaria relaciÔøΩn entre el paradigma explicativo y comprensivo, nos sugiere reflexionar sobre las condiciones ontolÔøΩgicas de este debate epistemolÔøΩgico de la acciÔøΩn social ÔøΩSi la filosofÔøΩa se preocupa del comprender es porque da testimonio, en el corazÔøΩn de la epistemologÔøΩa, de una pertenencia de 1 nuestro ser al ser que precede toda objetivaciÔøΩnÔøΩ . La filosofÔøΩa de las ciencias humanas nos lleva a considerar que toda acciÔøΩn profesional no puede estar ajena a las condiciones de la existencia del ser humano. El conocimiento cientÔøΩfico no puede desprenderse de las condiciones del Ser. La profesiÔøΩn, es tambiÔøΩn una obra abierta al mundo, a travÔøΩs de la cual los seres humanos se interpretan y reinterpretan. En este sentido, Ricoeur a diferencia de Weber y Schutz, plantea que todo debate epistemolÔøΩgico de las ciencias humanas requiere necesariamente del debate ontolÔøΩgico. Considerar la acciÔøΩn humana como un texto a interpretar busca dar cuenta de la razÔøΩn prÔøΩctica, del relato, de la intriga : en definitiva, de la narraciÔøΩn ; es allÔøΩ donde se encuentran y reencuentran los profesionales. Las circunstancias, las formas de hacer, estÔøΩn marcadas por los espacios, los tiempos, las personas y las Instituciones. La acciÔøΩn profesional puede ser tratada desde un ÔøΩmbito metodolÔøΩgico y tÔøΩcnico, pero para escrutar la cotidianeidad de esta prÔøΩctica, ello no es suficiente. La complejidad del espacio profesional escaparÔøΩ siempre a todo tipo de distanciamiento y objetivaciÔøΩn. El sentido de la acciÔøΩn profesional pertenece a cada situaciÔøΩn sÔøΩloy la narraciÔøΩn puede restituir todas las dimensiones de esta complejidad. El proceso hermenÔøΩutico de la acciÔøΩn profesional, considerada como acciÔøΩn humana a interpretar, es, justamente, el trabajo del pensamiento reflexivo, que descifra el sentido oculto aparente, despliega los niveles de significaciÔøΩn implicados en la significaciÔøΩn literal. Un ejemplo concreto es el realizado por Ricoeur frente al ÔøΩimaginario socialÔøΩ, allÔøΩ aparecen la ideologÔøΩa y la utopÔøΩa como dos expresiones inevitables del mismo. Las dos son formas de la imaginaciÔøΩn reproductiva y de la imagina-
1 Ricoeur, 2001, p. 168
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ciÔøΩn productiva del mundo social. En esta situaciÔøΩn concreta, la acciÔøΩn profesional es el proceso hermenÔøΩutico interpretativo que puede develar los imaginarios sociales que contiene todo ejercicio profesional en instituciones conflictivas (ideologÔøΩa) que buscan, tambiÔøΩn, proyectos de transformaciÔøΩn (utopÔøΩa). En muchas partes de este libro definimos conceptos de las ciencias sociales que todo conocedor de la materia juzgarÔøΩ superfluos. Pensando en los conocedores pero tambiÔøΩn en los lectores no especialistas, brevemente, daremos cuenta de las grandes lÔøΩneas de estos cinco capÔøΩtulos. CapÔøΩtulo Presenta 1. el contexto histÔøΩrico del pensamiento weberiano, a saber, el historicismo alemÔøΩn y las principales discusiones con el positivismo de su tiempo. Precisamos los aportes en la creaciÔøΩn de la sociologÔøΩa comprensiva y el reconocimiento de la acciÔøΩn humana como singular e intersubjetiva. Para terminar damos cuenta del desgarro de Weber, entre el paradigma comprensivo y el paradigma dominante de su tiempo, el positivismo. CapÔøΩtuloComprende 2. las principales categorÔøΩas que constituyenacciÔøΩn la profesional en Max Weber; el origen de las profesiones como grupos econÔøΩmicos y el nexo entre la ciencia y la polÔøΩtica como profesiÔøΩn. Nos interesa aquÔøΩ poner al descubierto el dilema entre la ÔøΩtica de la responsabilidad y la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn en el anÔøΩlisis de la actividad profesional. CapÔøΩtulo . ContinÔøΩa 3 la discusiÔøΩn de la acciÔøΩn profesional: el funcionalismo, el marxismo, las perspectivas neoweberianas y neomarxistas y las profesiones como constructos simbÔøΩlicos. Se intenta dar cuenta de la constituciÔøΩn de las profesiones modernas. Nos interesa seÔøΩalar que las profesiones estÔøΩn insertas en mercados laborales, lo que involucra hacer un anÔøΩlisis sobre su relaciÔøΩn con la divisiÔøΩn del trabajo, los procesos de legitimaciÔøΩn social, y las expectativas sociales y morales del contexto que las rodea. CapÔøΩtuloBusca 4. dar cuenta de nuestro interÔøΩs por el anÔøΩlisis fenomenolÔøΩgicohermenÔøΩutico del mundo de la vida. A partir de este tipo de anÔøΩlisis podremos comprender ciertos problemas propios de las profesiones, en particular, el anÔøΩlisis de la acciÔøΩn intersubjetiva. La sociologÔøΩa comprensiva de Schutz entrega un interesante aporte que permite dar cuenta de la vida cotidiana, de los actores y de los procesos de significaciÔøΩn intersubjetiva.
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El ÔøΩmundo de la vidaÔøΩ es el gran aporte que hace la fenomenologÔøΩa de Schutz a Weber; sin este mundo previo es imposible pensar el conocimiento cientÔøΩfico y su olvido ha conducido a las ciencias a las diversas crisis que ha vivido y vive todavÔøΩa. CapÔøΩtulo. Profundiza 5 en la acciÔøΩn profesional ligada a un anÔøΩlisis de intencionalidad y a su ethos profesional. Se analiza la prÔøΩctica profesional tensionada entre el ejercicio de una racionalidad instrumental (prioridad de los medios sobre los fines) y el ejercicio de una racionalidad sustantiva donde la persona es el fin y el centro de toda decisiÔøΩn profesional.
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CapÔøΩtulo I LA CONSTRUCCIÔøΩN DE LA CIENCIA SOCIAL EN WEBER. EL DEBATE EPISTEMOLÔøΩGICO DE LA ACCIÔøΩN SOCIAL.
IntroducciÔøΩn
Max Weber (1864-1920) estudiÔøΩ en las Universidades de Heidelberg, BerlÔøΩn y Gotinga. Obtuvo su Doctorado en FilosofÔøΩa en el aÔøΩo1889. Sin lugar a dudas, su obra ha tenido un impacto relevante en las ciencias sociales y en la filosofÔøΩa del siglo XX. Para Karl Jaspers, entre varios filÔøΩsofos contemporÔøΩneos, el pensamiento de Weber representa un momento relevante de la conciencia occidental ÔøΩPara muchos de entre nosotros, Weber parece ser como un filÔøΩsofo (...). Pero si ÔøΩl es un filÔøΩsofo, ha sido, el ÔøΩnico de nuestro tiempo de una manera diferente de aquello que constituye un filÔøΩsofo hoy dÔøΩa (...). A travÔøΩs de su personalidad, todas las ÔøΩpocas, sus movimientos y sus problemas estÔøΩn presentes; en ÔøΩl las fuerzas de la ÔøΩpoca tienen una vida excepcionalmente vigorosa y una claridad extraordinaria. ÔøΩl representa lo que es esa ÔøΩpoca y en gran medida ÔøΩl es esa ÔøΩpoca. En Max Weber nosotros 1 hemos visto la filosofÔøΩa encarnada.ÔøΩ Esta opiniÔøΩn se puede refrendar por el aporte
1 Jaspers en Bouretz, 1996, pp.31-32.
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que hace el pensamiento sociolÔøΩgico de Weber en la sociologÔøΩa alemana y sa del siglo XX2. Esta opiniÔøΩn de Jaspers puede corroborarse por la importancia de las categorÔøΩas epistemolÔøΩgicas, legadas por Weber, a la teorÔøΩa hermenÔøΩutica y a la teorÔøΩa crÔøΩtica en temÔøΩticas centrales para el anÔøΩlisis de la sociedad y de la cultura, tales como la dinÔøΩmica del capitalismo, el papel de la racionalidad instrumental, la distinciÔøΩn entre ÔøΩtica de la convicciÔøΩn y ÔøΩtica de la responsabilidad, la nociÔøΩn de tipos ideales, sÔøΩlo por nombrar algunas de las categorÔøΩas presentes en las discusiones de autores tan disÔøΩmiles como Aron, Ricoeur, Habermas y Apel. Weber desarrolla junto a diversos estudiosos alemanes de su ÔøΩpoca, una nueva concepciÔøΩn de las Ciencias sociales como ÔøΩciencias del espÔøΩrituÔøΩ, donde destaca la distinciÔøΩn entre las ciencias de la cultura y las ciencias naturales. La preocupaciÔøΩn principal de este pensador fue establecer el estatuto cientÔøΩfico de las ciencias histÔøΩricas, sociales y de la cultura (Geisteswissenschaften). ÔøΩl se ubica en la tradiciÔøΩn alemana que tiene antecedentes en las obras de Dilthey, Rickert, y Windelband, quienes, consideran que el mÔøΩtodo adecuado en el estudio de los fenÔøΩmenos sociales es el llamado comprender (Verstehen). La significaciÔøΩn de una conducta humana estÔøΩ dada por la orientaciÔøΩn que ÔøΩsta tome. En ÔøΩel esquema interpretativo de inteligibilidad inmediata estarÔøΩ constituido, entonces, por un tipo de conducta que se oriente a determinados medios, conside3 rados adecuados para la realizaciÔøΩn de cierto fin establecido de manera precisa ÔøΩ . De este modo, se puede indicar que el interÔøΩs de Weber serÔøΩ distinguir una acciÔøΩn social con carÔøΩcter social. La sociologÔøΩa comprensiva, se ocupa de conductas observables en relaciÔøΩn con medios y fines a alcanzar. Sin embargo, el nacimiento de la ciencia comprensiva requiere una nueva discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica de las categorÔøΩas de comprensiÔøΩn, interpretaciÔøΩn y significa-
2 La presencia de Weber en las ciencias modernas se puede constatar en autores como: Raymond Boudon, Michel Crozier, Pierre Bourdieu, Alain Touraine, Robert Merton, Talcott Parsons y JÔøΩrgen Habermas. Entre los grandes comentadores y analistas de su pensamiento contamos con Julian Freund, Raymond Aron, Reinhard Bendix y Philippe Raymond, entre otros. Pero tambiÔøΩn el eco de su pensamiento logra plasmarse en ÔøΩla desolaciÔøΩn del mundo tÔøΩcnicoÔøΩ en Hannah Arendt ; ÔøΩla idea del mundo istrado como catÔøΩstrofeÔøΩ, la ÔøΩguerra de los diosesÔøΩ en Horkheimer, o la critica straussiana del ÔøΩdevenir nihilista de las ciencias socialesÔøΩ (Cfr. Bouretz, 1996). 3 Weber, 1973, p. 30.
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ciÔøΩn. Weber es conciente de que necesita proponer, justificar un tipo de ciencia histÔøΩrico-cultural con un estatuto cientÔøΩfico ÔøΩcÔøΩmo dar cuenta de la objetividad, de la neutralidad que justifique este tipo de ciencia sin tomar las premisas de las ciencias positivistas de su tiempo? Es decir, la ciencia histÔøΩrica comprensiva que intenta construir es una ciencia que parte de los hechos inscritos en una realidad, que es infinita y circunstancial.
La realidad infinita obliga al investigador a elegir una parte de ella en sus estudios ÔøΩquÔøΩ elige? y ÔøΩcÔøΩmo realiza el proceso? Es ÔøΩsta la preocupaciÔøΩn de Weber al otor un status cientÔøΩfico a las ciencias comprensivas. El sociÔøΩlogo debe asumir la contradicciÔøΩn de una ciencia histÔøΩrica singular, empÔøΩrica, por un lado y, por otro, el carÔøΩcter universal, neutral y causal que ella requiere. Esta forma de entender el conocimiento en las ciencias de la cultura pone en tela de juicio a una ciencia que intenta evidenciar los ideales de una sociedad y los deberes ÔøΩticos de ÔøΩsta. Al plantear el carÔøΩcter empÔøΩrico y la singularidad del hecho conocido, se rechaza el carÔøΩcter esencialista en el conocimiento de la realidad. El hombre al estar inmerso en una realidad fragmentaria, en constante movimiento, lo ÔøΩnico que puede conocer es la singularidad del hecho observado. Marx Weber va a realizar una distinciÔøΩn radical entre la investigaciÔøΩn empÔøΩrica de los hechos sociales y las valoraciones. Para este efecto, hace diferencia en el concepto de acciÔøΩn social: la referida a la racionalidad para la adaptaciÔøΩn de medios y fines (ZweckrationalitÔøΩt ) y la acciÔøΩn social acorde a la ÔøΩracionalidad de los valoresÔøΩ (WertrationalitÔøΩt ).
1. El contexto histÔøΩrico del pensamiento weberiano. 1.1.- El historicismo alemÔøΩn. El nacimiento de las ciencias histÔøΩrico-sociales se da en el contexto del historicismo alemÔøΩn. El siglo XIX, fue el siglo de los grandes historiadores alemanes, de la polÔøΩtica, del arte, de la filologÔøΩa y de la filosofÔøΩa. El historicismo alemÔøΩn surge en la segunda mitad del siglo XIX y, en algunas de sus expresiones, se fusionarÔøΩ en con la filosofÔøΩa existencial, y en particular, con la actual teorÔøΩa hermenÔøΩutica. Entre los representantes mÔøΩs notables de este movimiento cientÔøΩfico-filosÔøΩfico se cuentan pensadores de las ciencias sociales, como: Wilhelm Dilthey (1833-1911),
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Georg Simmel (1858-1918), Oswald Spengler (1880-1936) Ernst Troeltsch (18651923), Wilhelm Windelband (1848-1915), Heinrich Rickert (1863-1936), y es, dentro de esta plÔøΩyade de cientÔøΩficos y filÔøΩsofos, que se debe ubicar el aporte del pensamiento de Max Weber (1864-1920). El historicismo alemÔøΩn no puede ser caracterizado como una corriente homogÔøΩnea y unificada y, es preciso reconocer, que existen planteamientos diversos respecto de la teorÔøΩa de la ciencia y de sus supuestos filosÔøΩficos. Sin embargo, es en esta misma diversidad que podemos identificar algunos aspectos comunes en relaciÔøΩn con la preocupaciÔøΩn por fundamentar las ciencias histÔøΩricas y dar cuenta de los significados de las acciones humanas. En el desarrollo del historicismo alemÔøΩn resulta fundamental la distinciÔøΩn entre historia y naturaleza. La primera, puede ser conocida por las ciencias histÔøΩricas, que busca la comprensiÔøΩn con una metodologÔøΩa propia; la segunda, ha sido el paradigma de las ciencias positivistas que se encuentran fundamentadas por los filÔøΩsofos positivistas: el francÔøΩs Auguste Comte (1798 -1857) el inglÔøΩs J.S. Mill (1806-1873) y Emile Durkheim (1855-1917) que buscan explicar y aplicar los cÔøΩnones bÔøΩsicos de las Ciencias Naturales a las Ciencias del Hombre. Pero asÔøΩ como critica a las ciencias positivistas, tambiÔøΩn censura el anÔøΩlisis hegeliano de la historia, ya que ella, no es la realizaciÔøΩn de un principio espiritual infinito ÔøΩLa historia, segÔøΩn los historicistas alemanes contemporÔøΩneos, es obra de los hombres, de sus relaciones recÔøΩprocas, condicionadas por la pertenencia a un proceso tempo4 ralÔøΩ . Explicar y comprender, es una distinciÔøΩn elaborada por el historicismo alemÔøΩn, que intenta comprender la especificidad de la acciÔøΩn humana en el mundo natural. AsÔøΩ como las ciencias naturales buscan la explicaciÔøΩn del mundo natural, la ciencia histÔøΩrica busca comprender las acciones humanas pasadas. Comprender y explicar, son dos categorÔøΩas acuÔøΩadas por primera vez con Droysen ÔøΩEl filÔøΩsofo e historiador alemÔøΩn Droysen parece haber sido el primero en introducir una dicotomÔøΩa metodolÔøΩgica que ha ejercido gran influencia. AcuÔøΩÔøΩ en tal sentido los nombres de explicaciÔøΩn y comprensiÔøΩn, en alemÔøΩn ErklÔøΩren y Verstehen. El objetivo de las ciencias naturales consiste, segÔøΩn ÔøΩl, en explicar; el propÔøΩsito de la historia es mÔøΩs bien comprender los fenÔøΩmenos que ocurren en su ÔøΩmbito. Estas ideas metodolÔøΩgicas
4 Reale & Antiseri, 1988, p. 405.
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5 fueron luego elaboradas hasta alcanzar plenitud sistemÔøΩtica por Dilthey ÔøΩ . A partir de este debate que inicia el historicismo alemÔøΩn se constituye el problema hermenÔøΩutico que busca dar cuenta de los fundamentos filosÔøΩficos y metodolÔøΩgicos de las ciencias histÔøΩricas sociales, diferenciÔøΩndose de los fundamentos y metodologÔøΩas de las Ciencias Naturales. Por eso mismo, rechazan cualquier aplicaciÔøΩn unilateral del mÔøΩtodo explicativo a las ciencias comprensivas.
El movimiento historicista tiene como principio el anÔøΩlisis histÔøΩrico de los sujetos a travÔøΩs de la bÔøΩsqueda de la intencionalidad de las acciones humanas o del problema del significado que entraÔøΩa. ÔøΩLa comprensiÔøΩn se encuentra ademÔøΩs vinculada con la intencionalidad de una manera en que la explicaciÔøΩn no lo estÔøΩ. Se comprenden los objetos y propÔøΩsitos de un agente, el significado de un signo o de un sÔøΩmbo6 lo el sentido de una instituciÔøΩn social o de un rito religioso ÔøΩ . El pensar historicista da cuenta del sistema de valores inherente a la acciÔøΩn humana. El historicismo alemÔøΩn y el positivismo francÔøΩs e inglÔøΩs coinciden en construir una sociologÔøΩa donde queda excluida la metafÔøΩsica. Las acciones humanas no contienen una esencia que va mÔøΩs allÔøΩ de los fenÔøΩmenos: ÔøΩÔøΩNo son los sujetos trascendentales con funciones a priori, sino hombres concretos, histÔøΩricos, con poderes cognoscitivos condicionados por la perspectiva y el contexto histÔøΩrico en el que 7 viven y actÔøΩanÔøΩ . En sÔøΩntesis, se podrÔøΩa indicar que el historicismo tiene una profunda influencia en Weber, y ÔøΩl mismo logra profundizar algunas de sus tesis en el marco de una sociologÔøΩa comprensiva. Al respecto, Habermas plantea lo siguiente: ÔøΩEl historicismo destacÔøΩ la peculiaridad de la cultura como un ÔøΩmbito objetual constituido mediante nexos de sentido, que ciertamente obedece a una legalidad de tipo estructural, pero no a una legalidad nomolÔøΩgica ni mucho menos a la legalidad que el evolucionismo naturalista presuponÔøΩa. No deja de ser irÔøΩnico que fuera precisamente este desgajamiento que el historicismo llevÔøΩ a cabo de las ciencias de la cultura respecto del modelo de la biologÔøΩa y de las ciencias de la naturaleza en general lo que moviÔøΩ a Max Weber a plantear el problema del nacimiento y evoluciÔøΩn de las sociedades modernas desde el punto de vista enteramente ahistoricista de la 8 racionalizaciÔøΩnÔøΩ .
5 6 7 8
Von Wright, 1979, p. 23 Von Wright, 1979, p. 24. Reale y Antiseri, 1988, p. 406. Habermas, 1987, p. 210.
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1.2. El pensamiento de Max Weber y las ciencias de su tiempo 1.2.1. La ciencia positiva El pensamiento weberiano se inscribe en lo que algunos autores denominan ÔøΩla disputa del mÔøΩtodo en la filosofÔøΩa de las ciencias alemanasÔøΩ. EnLa el disputa libro del positivismo en la sociologÔøΩa alemana, dirigido por Adorno y Habermas, se distinguen tres grandes hitos de esta discusiÔøΩn: ÔøΩel enfrentamiento entre Gustav Von Schmoller y Karl Menger a propÔøΩsito del inductivismo histÔøΩrico y el deductivismo teorÔøΩtico, en la economÔøΩa polÔøΩtica a finales del siglo XIX y la cÔøΩlebre polÔøΩmica en torno a los juicios de valor y la pretendida ÔøΩdesvinculaciÔøΩn axiolÔøΩgicaÔøΩ (Wertfreiheit) desatada, en un clima de tensiÔøΩn poco comÔøΩn, por Max Weber en 1909 y que aÔøΩn divide a los profesionales de estas disciplinas- ha acabado por convertirse,( ÔøΩ) en 9 una disputa sobre los finesÔøΩ . En los tres momentos en torno a la naturaleza y funciÔøΩn de las ciencias sociales, Weber advierte que la discusiÔøΩn sobre las ciencias sociales, nace al alero del conocimiento de los fenÔøΩmenos econÔøΩmicos. En este sentido la disputa se da entre la economÔøΩa clÔøΩsica y la economÔøΩa histÔøΩrica, la cual va a permitir el desarrollo de las ciencias histÔøΩrico-sociales ÔøΩla abstracta economÔøΩa clÔøΩsica fundada en la ficciÔøΩn de un homo oeconomicus que tiende a la exclusiva satisfacciÔøΩn de sus necesidades individuales, siempre idÔøΩntico en su estructura intemporal, oponÔøΩa una economÔøΩa histÔøΩrica dirigida a discernir las leyes del desarrollo econÔøΩmico, sobre la base del estudio de la conexiÔøΩn orgÔøΩnica que liga los fenÔøΩmenos econÔøΩmicos con los fenÔøΩ10 menos sociales de cualquier otro tipoÔøΩ . La polÔøΩmica mÔøΩs profunda es diferenciar entre una sociologÔøΩa, como fÔøΩsica social en Comte, y una sociologÔøΩa de la vida y de los fenÔøΩmenos humanos. ÔøΩYa la methdenstreit econÔøΩmica habÔøΩa puesto de relieve los caracteres peculiares de la investigaciÔøΩn econÔøΩmica frente al mÔøΩtodo de investigaciÔøΩn naturalista; el propio Menger lo habrÔøΩa reconocido. AdemÔøΩs, la polÔøΩmica en contra de la sociologÔøΩa positivista insistÔøΩa a cada paso en el carÔøΩcter infundado de la analogÔøΩa comteana entre fÔøΩsica y sociolo11 gÔøΩaÔøΩ . Weber es heredero de esta disputa, no obstante, se fortalece en la creaciÔøΩn de una sociologÔøΩa autÔøΩnoma de los supuestos y fundamentos de la discusiÔøΩn primera. Weber 9 Adorno y otros, 1972, pp. 8-9. 10 Rossi en Weber, 1973 p. 10. 11 Rossi en Weber, 1973, p. 13.
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se enfrenta con la sociologÔøΩa sa (Comte y Durkheim) e inglesa (Mill), en esta construcciÔøΩn de una sociologÔøΩa comprensiva, autÔøΩnoma tanto desde el paradigma positivista como desde la economÔøΩa histÔøΩrica tradicional. El estatuto autÔøΩnomo de la sociologÔøΩa respecto del positivismo estÔøΩ seÔøΩalando que el estudio de la conducta humana como conducta significativa, no puede ser estudiada a travÔøΩs de una metodologÔøΩa proveniente de las ciencias naturales o exactas; es decir, se critica una metodologÔøΩa que defiende la unidad del mÔøΩtodo por sobre el estudio de la diversidad de los fenÔøΩmenos. El monismo metodolÔøΩgico es el nudo central de una sociologÔøΩa explicativa, que trata de alcanzar una legalidad conforme a la que encuentran las ciencias naturales. Ahora bien, la reducciÔøΩn de la investigaciÔøΩn al principio de verificaciÔøΩn empÔøΩrico permite que los hechos sociales sean vinculados a travÔøΩs de leyes universales. Las hipÔøΩtesis que en los procesos de investigaciÔøΩn deben ser comprobadas observacionalmente, en la realidad social, presuponen una concepciÔøΩn positiva del saber. La realidad es la fuente de comprobaciÔøΩn de toda construcciÔøΩn conceptual o categorial. En este sentido, el principio de subsunciÔøΩn del caso individual hasta llegar a construir leyes generales es otro de los nudos centrales de esta ÔøΩFÔøΩsica socialÔøΩ. Comte es heredero (en cierto sentido) del doble lenguaje de las ciencias naturales modernas: el lenguaje formal y el lenguaje empÔøΩrico. Es el ideal matemÔøΩtico-fÔøΩsico que constituye el lenguaje de la ciencia sociolÔøΩgica positivista, contra el que se opone una perspectiva de tipo hermenÔøΩutica, en la sociologÔøΩa de Weber.
El lenguaje de la sociologÔøΩa weberiana requiere asumir una nociÔøΩn de lenguaje, de tipo mÔøΩs hermenÔøΩutico, como lo expone en sus conocidas distinciones metodolÔøΩgicas en ÔøΩEconomÔøΩa y SociedadÔøΩ , a saber que: ÔøΩComprensiÔøΩn equivale en todos estos 12 casos a captaciÔøΩn interpretativa del sentido o conexiÔøΩn de sentidoÔøΩ , o como nos dice M. Weber: ÔøΩla comprensiÔøΩn por medio de revivir, que hace posible interpretar 13 los contextos del significado (SinnuzusammenhÔøΩnge) ÔøΩ . TambiÔøΩn, en este marco interpretativo, se podrÔøΩa referir al famoso problema de los juicios de valor: ÔøΩen la relaciÔøΩn de valor, los hechos y fenÔøΩmenos son ÔøΩsignificativosÔøΩ y por tanto ÔøΩdignos d conocerÔøΩ, y el investigador, observando y percibiendo, mantiene su distancia del 14 objeto y por ello se encuentra en posiciÔøΩn de modificar su punto de vista hacia ÔøΩlÔøΩ . 12 Weber, 1944, p. 9. 13 Weber, 1944, p. 312. 14 Marianne Weber, 1995, p. 315.
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1.2.2. Weber y las polÔøΩmicas relaciones con el marxismo Durante el siglo XX, el pensamiento sociolÔøΩgico de Weber, ha sido opuesto al pensamiento sociolÔøΩgico de Marx y de su escuela. Todas estas polÔøΩmicas no son exclusivamente epistemolÔøΩgicas, sino, que implican, ademÔøΩs, una postura frente al nuevo proyecto de sociedad que propone el marxismo. Conocida y criticada es la tesis de Raymond Arond al plantear sus observaciones a la filosofÔøΩa de la historia que subyace al marxismo: ÔøΩEl marxista se imagina que posee la interpretaciÔøΩn verdadera de un movimiento de la historia, que es, a la vez, necesario y deseable, y que ÔøΩsta interpretaciÔøΩn conlleva a la adhesiÔøΩn de un partido y a un mÔøΩtodo de la acciÔøΩn. La experiencia ha demostrado que esta filosofÔøΩa no eliminaba ni la duda sobre los partidos ni la duda sobre los mÔøΩtodos... Max Weber habrÔøΩa negado que una filosofÔøΩa de la historia pueda anunciar un futuro cierto y, al mismo tiempo, dictar 15 imperativamente una actitudÔøΩ . En otro plano diferente, se puede ubicar el texto clÔøΩsico de L. Goldmann donde se destaca la influencia del pensamiento de Marx en la sociologÔøΩa burguesa alemana: ÔøΩ...en la misma ÔøΩpoca, la situaciÔøΩn de la burguesÔøΩa alemana era, en cierta medida, diferente. En el pasado, una revoluciÔøΩn fracasa; en el presente, un dominio brutal de hecho, sin tradiciÔøΩn revolucionario y humanista, ya amenazado por un proletariado industrial desarrollado y organizado. Un partido socialista, mÔøΩs antiguo y potente que en Francia y que se habÔøΩa convertido, gracias a la influencia personal de Marx y de Engels, en el centro mundial del marxismo teÔøΩrico. Los ecos de la acciÔøΩn y del pensamiento socialista habÔøΩan penetrado en los medios universitarios que ya no podÔøΩan conservar su optimismo ingenuo y debÔøΩan, al menos entre los pensadores mÔøΩs importantes y honrados, tener en cuenta los hechos y las ideas nuevas surgidas en el campo adverso. Esto explica, en gran parte al menos, la importancia que tiene la obra de Marx para el pensamiento de Max Weber, cuyas convicciones conserva16 doras eran explÔøΩcitas...ÔøΩ . En una ÔøΩpoca mÔøΩs reciente, en la teorÔøΩa crÔøΩtica de JÔøΩrgen Habermas, se encuentra tambiÔøΩn un intento de diÔøΩlogo entre ambas tradiciones, donde se destacan los aportes y limitaciones de cada una de las teorÔøΩas de la racionalidad que subyacen en ellos. El proyecto habermasiano es buscar un modelo comunicativo que elabore mediaciones entre la teorÔøΩa weberiana y marxista de la acciÔøΩn racional.
15 Aron, p. 1967, p. 18. 16 Goldmann, 1972, pp. 27-28.
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En La TeorÔøΩa de la AcciÔøΩn comunicativa , se lee: ÔøΩEl retorno a Marx, o, mÔøΩs exactamente, a una interpretaciÔøΩn de Marx sugerida por la recepciÔøΩn de Weber en el marxismo occidental, se impone por las siguientes razones. Por un lado, la dinÔøΩmica de los enfrentamientos de clases podrÔøΩa explicar la dinÔøΩmica inmanente a la burocratizaciÔøΩn, es decir, ese crecimiento hipertrÔøΩfico de los subsistemas regidos por medios que tienen como consecuencia una penetraciÔøΩn de los mecanismos de control monetarios y istrativos en el mundo de la vida. Pero, por otro, la cosificaciÔøΩn de los ÔøΩmbitos de acciÔøΩn comunicativamente estructurados no genera 17 primariamente efectos que puedan considerarse especÔøΩficos de claseÔøΩ . En este sentido, no es fÔøΩcil poder articular una contextualizaciÔøΩn general a las polÔøΩmicas presentes durante el siglo XX, entre el pensamiento weberiano y el marxista. Se podrÔøΩa indicar, en tÔøΩrminos muy generales, que el tema polÔøΩmico tiene que ver, fundamentalmente, con el peso de la dimensiÔøΩn econÔøΩmica en la explicaciÔøΩn del desarrollo del capitalismo moderno. En este sentido, una cierta crÔøΩtica difundida seÔøΩalarÔøΩa que Weber cuestionarÔøΩa a Marx principalmente por el reduccionismo econÔøΩmico de la vida social y cultural. En un sentido inverso, para una sociologÔøΩa mÔøΩs militante, la sociologÔøΩa de Weber serÔøΩa eminentemente burguesa y conservadora, la que no permitirÔøΩa explicar el condicionamiento de la infraestructura sobre la superestructura. En ambos casos, la cuestiÔøΩn que se plantea es un recurso a un modelo explicativo determinista, proclive al positivismo y a una exageraciÔøΩn del anÔøΩlisis generalista y totalitarista de la sociedad. En suma, se discute en ambas perspectivas sobre la filosofÔøΩa de la historia implÔøΩcita en el desarrollo del capitalismo. Para consolidar la primera interpretaciÔøΩn, se buscarÔøΩa mostrar la imposibilidad de asumir el lastre de una explicaciÔøΩn en la que subyace una filosofÔøΩa de la historia imposible de defender (como lo proponÔøΩa Aron). En el segundo caso, para consolidar la supremacÔøΩa de lo econÔøΩmico a pesar de todo, habrÔøΩa que interpretar la correspondencia y sucesiÔøΩn constante de los elementos singulares de la vida cultural, como dependencia causal o funcional de unos respectos de otros, o mÔøΩs bien, de todos respecto de uno, a saber, lo econÔøΩmico. Desde nuestra perspectiva, Weber rechazarÔøΩa de plano una reducciÔøΩn simplista a uno de los dos esquemas, es decir, a una cuestiÔøΩn centrada en la relaciÔøΩn causal
17 Habermas, 1987, Tomo II, p. 470.
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que se establecerÔøΩa entre el sistema econÔøΩmico y el sistema cultural. La concepciÔøΩn materialista de la historia permite resaltar la variable econÔøΩmica y esto es valorado por nuestro autor; sabemos que Weber reconocÔøΩa algunas aportes de Marx, por ejemplo, en este marco consideraba ÔøΩa las causas econÔøΩmicas y tÔøΩcnicas de los hechos, un principio heurÔøΩstico fructÔøΩfero, en realidad especÔøΩficamente nuevo, que dirigÔøΩa la bÔøΩsqueda de conocimiento (Erkenntnistrieb) a zonas enteras no ilumina18 dasÔøΩ . Para Weber, sin embargo, esta forma de explicaciÔøΩn no puede extenderse a todos los procesos histÔøΩrico-sociales puesto que esto serÔøΩa transformarla ÔøΩel en comÔøΩn 19 denominador de las explicaciones causalesÔøΩ . Weber, como pocos sociÔøΩlogos, ha trabajado profundamente la dimensiÔøΩn econÔøΩmica de la sociedad capitalista ÔøΩincluso reconocido por Goldmann- pero rechazarÔøΩa un cierto dogmatismo del marxismo ÔøΩsobre todo el popularizado por el movimiento socialista de su ÔøΩpoca- donde el reduccionismo economicista alcanzarÔøΩa un nivel metafÔøΩsico de Weltanschauung una , es decir de una ÔøΩfilosofÔøΩa de la vidaÔøΩ, y no de una ciencia de la sociedad. Este fenÔøΩmeno en modo alguno es ÔøΩnico. Casi todas las ciencias, desde la filologÔøΩa hasta la biologÔøΩa, han pretendido en un momento, producir, no solamente un ÔøΩsaber especializadoÔøΩ, sino tambiÔøΩn cosmovisiones. ÔøΩY bajo la impresiÔøΩn del profundo significado cultural de las transformaciones econÔøΩmicas modernas y, en especial, de la importancia dominante de la (cuestiÔøΩn obrera), espontÔøΩneamente se desliza por esta vÔøΩa, la inevitable tendencia monista de cualquier tipo de pensamiento ca20 rente de conciencia crÔøΩticaÔøΩ . El modelo explicativo del marxismo para Weber no sÔøΩlo tiene el problema de la exageraciÔøΩn de la causalidad econÔøΩmica de los fenÔøΩmenos sociales, sino que esconderÔøΩa bajo esta relaciÔøΩn causal, una ideologÔøΩa. El marxismo no sÔøΩlo buscarÔøΩa explicar cientÔøΩficamente la realidad social, sino que tambiÔøΩn entrega una cosmovisiÔøΩn metafÔøΩsica del mundo que, en definitiva, es unilateral. El dogmatismo marxista lleva a sus seguidores a aceptar sus ideas sin anÔøΩlisis crÔøΩtico y se transforma en un ideal metafÔøΩsico desconocido para una racionalidad moderna. Sin embargo, Weber ite y reconoce el aporte cientÔøΩfico del marxismo; aÔøΩn mÔøΩs, cree en la capacidad de sus logros cientÔøΩficos. ÔøΩNo otro es el significado de la inter-
18 Marianne Weber, 1995, p. 332. 19 Marienne Weber, 1995, p. 332. 20 Weber, 1973, p. 58.
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pretaciÔøΩn econÔøΩmica de la historia. Si despuÔøΩs de un perÔøΩodo de ilimitada sobreestimaciÔøΩn, hoy casi existe el peligro de que se la subestime en cuanto a su capacidad de logros cientÔøΩficos, ello es resultado del acriticismo sin precedentes con la interpretaciÔøΩn econÔøΩmica de la realidad que fue aplicada como mÔøΩtodo universal, en el sentido de una deducciÔøΩn de todos los fenÔøΩmenos culturales en cuanto 21 en ÔøΩltima instancia estÔøΩn econÔøΩmicamente condicionadosÔøΩ . Weber no objeta el aporte de la sociologÔøΩa marxista como teorÔøΩa de la ciencia social, mÔøΩs bien crÔøΩtica la ideologizaciÔøΩn que se hace de ella por el movimiento socialista y la totalizaciÔøΩn que encubren sus anÔøΩlisis socio-culturales. Weber seguirÔøΩ defendiendo que el conocimiento cientÔøΩfico debe estar exento de toda opciÔøΩn polÔøΩtico-valorativa como se sostiene con claridad en El CientÔøΩfico y El polÔøΩtico . En la sociologÔøΩa comprensiva weberiana, los fenÔøΩmenos culturales, sociales y econÔøΩmicos deben ser estudiados desde sus manifestaciones individuales, desde sus expresiones singulares y consideradas, desde esta individualidad, en sus conexiones universales. Por tanto, una aplicaciÔøΩn mecÔøΩnica generalista y universal de las singularidades es cuestionada profundamente por Weber. Cuando Weber plantea el estudio de La ÔøΩtica protestante y el espÔøΩritu del capitalismo lo hace justamente para dar cuenta que el desarrollo capitalista no estuvo ajeno del espÔøΩritu religioso protestante. Weber se encuentra convencido de que el capitalismo moderno debe su fuerza propulsora a la ÔøΩtica calvinista. La ÔøΩtica protestante ordena a sus creyentes construir el Reino de Dios en la tierra. Esta construcciÔøΩn orienta la conducta de sus adeptos: desconfiar de los bienes de este mundo y la prÔøΩctica de una vida ascÔøΩtica, trabajar socialmente en funciÔøΩn del lucro, pero no gastar los beneficios sino reinvertirlos de una manera continuada. Estas conductas, segÔøΩn Weber, resultan imprescindibles para comprender el desarrollo del capitalismo. ÔøΩEn ello consiste, pues, la afinidad espiritual existente entre una actitud protestante y la actitud capitalista. Como decÔøΩa Marx en ÔøΩEl CapitalÔøΩ: ÔøΩacumulad, acumulad, esto dicen la ley y los profetasÔøΩ. SegÔøΩn Weber, la ÔøΩtica protestante ofrece una explicaciÔøΩn y una justificaciÔøΩn de aquella extraÔøΩa conducta, que no se da nunca en las civilizaciones no occidentalizadas caracterizadas por la bÔøΩsqueda del mÔøΩximo 22 lucro, con el propÔøΩsito de reinvertirlo y no de disfrutarloÔøΩ . Este anÔøΩlisis del nacimiento de la sociedad capitalista, tanto en Marx como en Weber son mÔøΩs bien complementarios, salvaguardando toda la complejidad existente en21 Weber, 1973, p. 59. 22 Reale & Antiseri, 1988, p. 427.
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tre ellos, porque no se puede reducir un estudio cientÔøΩfico del capitalismo solamente a la variable capitalista o bien a los estudios religiosos. El uno y el otro se complementan para dar cuenta de un fenÔøΩmeno tan complejo como lo es el origen del capitalismo en las sociedades occidentales. Este mismo anÔøΩlisis, lo podemos aplicar a la conformaciÔøΩn de las profesiones, tambiÔøΩn surgidas al alero de las sociedades capitalistas. En el mismo libro sobre la ÔøΩtica protestante, Weber postula que las profesiones son procesos de especializaciÔøΩn de funciones, burocratizaciÔøΩn de las tareas en ÔøΩmbitos requeridos por el fortalecimiento de la sociedad de mercado. Pero con la misma fuerza en el anÔøΩlisis, seÔøΩala que la profesiÔøΩn cumple no sÔøΩlo la funciÔøΩn de la especializaciÔøΩn ÔøΩ burocratizaciÔøΩn, sino que contiene la vocaciÔøΩn (beruf); es decir, los valores que se sustentan en el desarrollo del oficio. Por estas razones, las profesiones no pueden ser analizadas y comprendidas sÔøΩlo como grupos econÔøΩmicos que se sitÔøΩan en un mercado laboral, sino tambiÔøΩn y, a la vez, como grupos estatutarios con cosmovisiones y valores del mundo. Para Marx como para Weber, la ciencia social tiene determinados objetivos. Para Marx, el anÔøΩlisis de la sociedad contiene en sÔøΩ mismo una transformaciÔøΩn: conocer es transformar (praxis). En tanto para Weber, la sociedad capitalista y la ciencia nos llevan inexorablemente al desencantamiento del mundo. Los procesos de racionalizaciÔøΩn, la relaciÔøΩn medio-fin, la desacralizaciÔøΩn del mundo, convierte nuestra sociedad en una ÔøΩjaula de hierroÔøΩ, de la que es imposible escapar. Ahora bien, Weber a diferencia de Marx, en sus ÔøΩltimos escritos da cuenta de su escepticismo nihilista y de una cierta herencia nietzscheana, en cambio Marx, destaca por la afirmaciÔøΩn de la utopÔøΩa social, por la transformaciÔøΩn de la sociedad capitalista injusta por una sociedad justa. ÔøΩLas similitudes entre Marx y Nietzsche confluyen en la destrucciÔøΩn de las valoraciones basadas en la diversa y contradictoria mezcla 23 de la ÔøΩcivilizaciÔøΩn cristianaÔøΩ . 1.2.3. Weber y la escuela de Baden o filosofÔøΩa de los valores Weber estuvo influido directamente por la Escuela, neo-kantiana, de Baden, especÔøΩficamente por uno de sus representantes Heinrich Rickert (1863-1936). En el pensamiento de este filÔøΩsofo, se vislumbra la distinciÔøΩn entre las ciencias de la cultura y las ciencias naturales: ÔøΩUna discusiÔøΩn en ciencias naturales y ciencias
23 Marianne Weber, 1995, p. 318.
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culturales basadas en la especial significaciÔøΩn de los objetos de la cultura podrÔøΩa manifestar mejor que ninguna otra, la oposiciÔøΩn de intereses que separa en dos grupos a los investigadores, por eso la distinciÔøΩn entre ciencia natural y ciencia cultural me parece propio para subsistir la divisiÔøΩn corriente de ciencia de la natu24 raleza y ciencia del espÔøΩrituÔøΩ . Weber aceptaba que las ciencias naturales procedÔøΩan de una forma ÔøΩgeneralizanteÔøΩ, puesto que se interesan en los aspectos compartidos y homogÔøΩneos, ÔøΩY a la inversa la historia ÔøΩindividualizanteÔøΩ y las disciplinas afines se interesan en el carÔøΩcter especial de acontecimientos y objetos concretos, especÔøΩficamente de los que tienen ÔøΩsen25 tido y significaciÔøΩnÔøΩ como acontecimientos culturalesÔøΩ . Comentando el segundo tomo de un libro de Rickert acerca de la formaciÔøΩn de conceptos en ciencias naturales, declaraba: ÔøΩHe terminado con el libro de Rickert. Es muy bueno; en gran parte encuentro en ÔøΩl los pensamientos que yo mismo habÔøΩa tenido, aunque no en forma lÔøΩgicamente terminada. Tengo mis reservas acerca de 26 su terminologÔøΩaÔøΩ . A pesar de estas distancias, la relaciÔøΩn mÔøΩs importante de la ciencia de la cultura es su referencia al valor. Para Rickert la nociÔøΩn de cultura designa ÔøΩsolo por ese medio podemos hacer la distinciÔøΩn, porque todo proceso cultural, si prescindimos del valor que en ÔøΩl reside, tendrÔøΩ que considerarse como 27 relacionado con la naturaleza, y por ende, como naturalezaÔøΩ . Para este filÔøΩsofo no todos los sucesos individuales suscitan el interÔøΩs del investigador, sino sÔøΩlo aquellos que tienen una importancia significativa para el estudio que realiza. En este sentido, el historiador efectÔøΩa una selecciÔøΩn del objeto de estudio, donde la relaciÔøΩn estÔøΩ dada por los criterios valÔøΩricos que integran la civilizaciÔøΩn. Por ejemplo, estudiar el fenÔøΩmeno de la prostituciÔøΩn en un paÔøΩs designa la importancia de este fenÔøΩmeno en un perÔøΩodo histÔøΩrico de la sociedad. Un juicio de valor seÔøΩala si la prostituciÔøΩn es mala, buena o perversa. El historiador debe abstenerse de establecer juicios de valor en el estudio de los fenÔøΩmenos histÔøΩrico-sociales. En esta referencia al valor nos encontramos con la influencia del neokantiano Rickert: ÔøΩLos problemas de las disciplinas empÔøΩricas, ciertamente han de resolverse de ma-
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Rickert, 1943, p. 44. Marianne Weber, 1995, p. 311. Marianne Weber, 1995, p. 268. Rickert, 1943, p. 51.
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nera neutral frente a los valores. No son problemas de valor. No obstante, en el ÔøΩmbito de nuestras disciplinas sufren la influencia de la relaciÔøΩn de las realidades ÔøΩconÔøΩ los valores. Respecto de la expresiÔøΩn ÔøΩrelaciÔøΩn de valoresÔøΩ (wertbeziehung) debo remitirme a anteriores formulaciones mÔøΩas y sobre todo a las conocidas obras de H. Rickert (ÔøΩ) Basta recordar que la expresiÔøΩn ÔøΩrelaciÔøΩn de valorÔøΩ alude ÔøΩnicamente a la interpretaciÔøΩn filosÔøΩfica de aquÔøΩl ÔøΩinterÔøΩsÔøΩ, especÔøΩficamente cientÔøΩ 28 que preside la selecciÔøΩn y formaciÔøΩn del objeto de investigaciÔøΩn empÔøΩricaÔøΩ . Podemos decir entonces, que desde Rickert el procedimiento histÔøΩrico es una continua referencia al valor, situado en hechos histÔøΩricos individuales. Weber asume esta distinciÔøΩn entre juicios de valor y relaciÔøΩn de valor: ÔøΩEl concepto de cultura de un pueblo y una ÔøΩpoca concretas, el concepto de cristianismo, pero, tambiÔøΩn, por ejemplo ÔøΩlo que es mÔøΩs fÔøΩcilmente olvidado- el concepto de Alemania etc. Son en cuanto objetos de la labor histÔøΩrica, conceptos de valor individuales, es decir for29 mados a travÔøΩs de relaciones con ideas de valorÔøΩ . Rickert ofrece a Weber tres puntos importantes en la construcciÔøΩn y metodologÔøΩa de las ciencias histÔøΩrico-sociales-: primero: la orientaciÔøΩn hacia la individualidad del hecho histÔøΩrico; segundo: los hechos histÔøΩricos estÔøΩn contenidos de valor; tercey ro: la selecciÔøΩn del objeto de estudio en la sociologÔøΩa, refiere a una selecciÔøΩn con relaciÔøΩn a objetos de valor. Weber se aleja de Rickert al desarrollar la propuesta metodolÔøΩgica en relaciÔøΩn con los procesos de objetividad y causalidad. Para Weber, Rickert subordina el anÔøΩlisis metodolÔøΩgico a la teorÔøΩa del conocimiento, pues el historiador puede apelar al reconocimiento universal del valor como un hecho, y ÔøΩalcanzar de esta suerte la 30 mayor cantidad de objetividad empÔøΩrica que una ciencia puede obtenerÔøΩ . La inquietud de Weber es justamente dotar a las ciencias humanas, de mÔøΩtodos y procedimientos que lo conviertan en una sociologÔøΩa autÔøΩnoma. 2. La discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica en la creaciÔøΩn de la sociologÔøΩa comprensiva 2.1. La ciencia comprensiva es histÔøΩrica, singular y significativa Para Weber, la finalidad de las ciencias son los fenÔøΩmenos culturales, por cuanto los hechos econÔøΩmicos no pueden estar diferenciados o relacionados a sÔøΩ mismos 28 Weber, 1973, p. 242. 29 Weber, 1973, p. 147. 30 Rickert, 1943, p.224.
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ÔøΩde acuerdo con lo dicho, que por un lado las fronteras de los fenÔøΩmenos ÔøΩeconÔøΩmicosÔøΩ son imprecisas y no susceptibles de nÔøΩtida delimitaciÔøΩn, y que, por el otro, los aspectos econÔøΩmicos de un fenÔøΩmeno, como es natural, en modo alguno estÔøΩn solo econÔøΩmicamente condicionados, ni son solo econÔøΩmicamente ÔøΩoperantesÔøΩ, y que, en general, un fenÔøΩmeno tiene la cualidad de ÔøΩeconÔøΩmicoÔøΩ solo en la medida y por el tiempo en que nuestro interÔøΩs se dirija de manera exclusiva a la significaciÔøΩn que 31 posee respecto de la lucha por la existencia materialÔøΩ . Si bien la revista Archiv busca investigar ciertos aspectos de la vida econÔøΩmica, lo que queda de manifiesto es la perspectiva econÔøΩmica donde lo econÔøΩmico no pue32 de estar separado de un anÔøΩlisis cultural e histÔøΩrico . ÔøΩEn cuanto a nuestra ciencia, (...) impute a los fenÔøΩmenos culturales econÔøΩmicos causas individuales -sean o no 33 de carÔøΩcter econÔøΩmico, - procura un conocimiento ÔøΩhistÔøΩricoÔøΩ.ÔøΩ . El concepto de realidad que maneja Weber exige emancipar la ciencia empÔøΩrica de la teorÔøΩa metafÔøΩsica. La realidad es dinÔøΩmica, mÔøΩltiple e infinita, es decir, aparece y desaparece, tanto fuera como dentro de nosotros mismos. Plantear que una parte de la realidad es susceptible de ser conocida, emancipÔøΩndose de una metafÔøΩsica, muestra que Weber es deudor de la tradiciÔøΩn kantiana donde el conocimiento a travÔøΩs de los sentidos y la elaboraciÔøΩn conceptual se encuentran relacionadas. Para Weber es imposible conocer la realidad como totalidad por cuanto ÔøΩsta misma es infinita y diversa. ÔøΩCualquier conocimiento conceptual de la realidad infinita por la mente humana finita descansa en el supuesto tÔøΩcito de que solo una parte finita de esta realidad constituye el objeto de investigaciÔøΩn cientÔøΩfica, parte que debe ser 35 la ÔøΩnica esencial en el sentido de que merece ser conocidaÔøΩ .
31 Weber, 1973, p.54. 32 Este anÔøΩlisis, en Weber, en que relaciona la economÔøΩa con el mundo de la cultura y en definitiva con la historia, lo aleja y lo opone a la concepciÔøΩn marxista de su ÔøΩpoca. La denominada ÔøΩconcepciÔøΩn materialista de la historiaÔøΩ, como cosmovisiÔøΩn, o como denominador comÔøΩn para la explicaciÔøΩn causal de la realidad histÔøΩrica, ha de rechazarse de la manera mÔøΩs decidida; no obstante, uno de los fines mÔøΩs esenciales de nuestra revista es la interpretaciÔøΩn econÔøΩmica de la historia. Estamos en presencia de las dos grandes tradiciones del conocimiento en las ciencias. Ver el acÔøΩpite dedicado a las ciencias comprensivas y ciencias explicativas. 33 Weber, 1973, p.54. 34 Weber, no solo busca emancipar las ciencias sociales de la MetafÔøΩsica sino tambiÔøΩn Comte, Pareto y Durkheim. El conocimiento de origen metafÔøΩsico, tiene por objetivo principal el conocer la ÔøΩcosa en sÔøΩÔøΩ. 35 Weber, 1973, p. 62.
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La preocupaciÔøΩn de Weber no es dar cuenta de los fundamentos de las ciencias sociales, sino determinar quÔøΩ parte de la ciencia histÔøΩrica es susceptible de ser objetivada36. Esto nos lleva a la preocupaciÔøΩn epistemolÔøΩgica del conocimiento en las ciencias histÔøΩricas La ciencia social es una ciencia de la realidad que busca conocer desde su singularidad o especificidad. Es preciso para eso dar cuenta que todo conocimiento serÔøΩ abordado desde sus manifestaciones individuales. La ciencia conoce sÔøΩlo una parte precisa de esta realidad. Las preguntas epistÔøΩmicas que se hace Weber refieren a ÔøΩquÔøΩ hace que esa parte sea meritoria de ser conocida? Por otro lado, ÔøΩcuÔøΩles son las razones por las cuales un fenÔøΩmeno histÔøΩrico, surge de la significaciÔøΩn de la conducta humana? ÔøΩEl interÔøΩs de las ciencias sociales parte, sin duda alguna, de la configuraciÔøΩn real y, por tanto, individual de la vida social que nos circunda, considerada en sus conexiones universales, mas no por ello, de ÔøΩndole menos individual, asÔøΩ como en su ser-devenidas a partir de otras condiciones sociales que a su vez, 37 evidentemente, se presentan como individualesÔøΩ . La realidad puede ser estudiada desde su propia individualidad, y desde ahÔøΩ establecer relaciones mÔøΩs universales; en este sentido, para Weber, la finalidad del conocimiento econÔøΩmico-social, en el sentido que lo entendemos, (el conocimiento de la realidad en su significaciÔøΩn cultural y su conexiÔøΩn causal), puede lograrse mediante la bÔøΩsqueda de recurrencias ajustadas a leyes. La discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica del conocimiento en las ciencias histÔøΩricas culturales conlleva, en primer lugar, el anÔøΩlisis del concepto de significaciÔøΩn que proviene de la tradiciÔøΩn de Dilthey y Rickert. La realidad social es conocida a partir de su comprensiÔøΩn significativa. Cuando ÔøΩsta se interpreta, no obstante, se requiere distinguir la acciÔøΩn y la conducta , ÔøΩsta es movimiento y aquella tiene sentido para las personas; sÔøΩlo hay acciÔøΩn significativa 38 y/o realidad significativa cuando hay relaciÔøΩn entre los individuos . Lo fundamental del conocimiento es que ÔøΩl tiene sentido en la medida que el sujeto atribuye significaciÔøΩn subjetiva a la realidad, pero no sÔøΩlo un significado para ÔøΩl, sino tambiÔøΩn con los demÔøΩs, solo asÔøΩ existe una realidad con significaciÔøΩn: significaciÔøΩn ÔøΩnter subjetiva.
36 Raymond, 1987. 37 Weber, 1973, p. 63. 38 SegÔøΩn Ricoeur definir la sociologÔøΩa comprensiva como un acto interpretativo, desde Weber a Geertz no se producirÔøΩa ningÔøΩn cambio importante desde un punto de vista filosÔøΩfico (Cfr. Ricoeur, 1986)
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Sin embargo, para Weber el estudio individual de las acciones humanas no involucra ni individualismo, ni racionalismo, crÔøΩticas tan reiteradas a su pensamiento: enÔøΩ todo caso deben eliminarse tanto el enorme equÔøΩvoco implicado al pensar que un mÔøΩtodo individualista significa una ÔøΩvaloraciÔøΩnÔøΩ individualista ÔøΩen cualquier sentido como la opiniÔøΩn de que una construcciÔøΩn conceptual el carÔøΩcter inevitable ÔøΩen tÔøΩrmino relativoÔøΩ racionalista significa una creencia en el predominio de los motivos 39 racionales o simplemente una ÔøΩvaloraciÔøΩnÔøΩ de racionalismoÔøΩ . El segundo problema epistemolÔøΩgico es la significaciÔøΩn interpretativa de la acciÔøΩn social, la cual requiere de conexiones causales o explicaciones causales: ÔøΩnos interesa la constelaciÔøΩn en que se agrupan esos factores (hipotÔøΩticos) en un fenÔøΩmeno cultural histÔøΩricamente significativo para nosotros; se debe tambiÔøΩn a que, sÔøΩ queremos ÔøΩexplicar causalmenteÔøΩ esta configuraciÔøΩn individual, debemos recurrir a otras configuraciones, igualmente individuales, sobre la base de las cuales explicaremos aquellas mediante el empleo, desde luego, de esos conceptos (ÔøΩhi40 41 potÔøΩticos! ) de leyesÔøΩ . La realidad histÔøΩrica cultural de las ciencias sociales solo es interpretativa porque puede ofrecer explicaciones causales. Estamos en uno de los nÔøΩcleos centrales de la discusiÔøΩn epistÔøΩmica del conocimiento en Weber: explicaciÔøΩn v/s comprensiÔøΩn; objetividad v/s intersubjetividad; individualidad v/s universalidad. Las explicaciones causales llevan a nuestro autor al anÔøΩlisis de la metodologÔøΩa y de las reglas lÔøΩgicas que se utilizan en el conocimiento interpretativo, de aquÔøΩ se deducen algunas ideas referidas a los Tipos Ideales. Weber nos prepara a un profundo anÔøΩlisis epistemolÔøΩgico sobre la construcciÔøΩn del conocimiento. Las conexiones universales lo llevan a establecer tipologÔøΩas de la realidad, es decir, conjunto de rasgos comunes de un fenÔøΩmeno. La configuraciÔøΩn de estos rasgos sÔøΩlo es posible a travÔøΩs de que estas tipologÔøΩas sean analÔøΩticas e histÔøΩricas y representen una estructu42 ra lÔøΩgica independiente de lo real . Entonces, podrÔøΩamos decir que son construc43 ciones metodolÔøΩgicas que captan la complejidad de los casos individuales .
39 Weber, 1944, p. 15. 40 Para Weber lo hipotÔøΩtico de las ciencias dice relaciÔøΩn con los supuestos por los cuales se rige la ciencia Weber, 1992, pp. 72-73. 41 Weber, 1973, p. 65. 42 Cfr. Freund, 1967. 43 Para mayor anÔøΩlisis ver el acÔøΩpite que refiere a ÔøΩLos Tipos Ideales y la epistemologÔøΩa weberianaÔøΩ
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2.2. Los juicios de valor y los juicios en relaciÔøΩn con valores Hasta el momento hemos visto que las ciencias de la cultura contienen una serie de caracterÔøΩsticas que la constituyen. Una de ellas es la comprensibilidad, en el sentido que el individuo atribuye un sentido propio a su conducta -sentido subjetivo- y que dicha conducta adquiere significado en la relaciÔøΩn con los otros -sentido mentadoo bien sentido inteligible de ÔøΩsta. Los sujetos atribuyen significado a partir de la individualidad de la experiencia humana. Ahora bien, el interÔøΩs de este acÔøΩpite consiste en plantear las caracterÔøΩsticas que debe adquirir cualquier ciencia, a saber, adquirir la objetividad y la universalidad. Sin embargo, el problema que nos ataÔøΩe consiste en desentraÔøΩar desde el pensamiento weberiano ÔøΩde quÔøΩ manera una ciencia, que se ocupa de los hechos individuales, puede a la vez ser objetiva y vÔøΩlida para el resto de la comunidad? En otras palabras ÔøΩcÔøΩmo puede existir una ciencia objetiva con caracterÔøΩsticas comprensivas? Para algunos cientÔøΩficos sociales es justamente este debate el que estÔøΩ en el centro de la filosofÔøΩa y la epistemologÔøΩa weberiana. Weber estima que las ciencias de la cultura se refieren, obviamente, a hombres plenos de valores, productores de un mundo cultural al que le atribuyen significaciÔøΩn. Sin embargo, la preocupaciÔøΩn del investigador o del sociÔøΩlogo no es construir una ciencia moral, por medio de la cual se afirmen valores o se opte por dichos valores (juicios de valor). El interÔøΩs del sociÔøΩlogo radica en elegir su objeto de estudio en relaciÔøΩn con juicios de valores “únicamente una pequeÔøΩa parte de la realidad individual considerada en cada caso estÔøΩ coloreada por nuestro interÔøΩs condicionado por aquellas ideas de valor; ella solo tiene significaciÔøΩn para nosotros, y la tiene porque exhibe relacio44 nes para nosotros importantes a causa de su ligazÔøΩn con ideas de valorÔøΩ . Esta diferencia refiere a la tradiciÔøΩn tanto kantiana como rickeriana sobre valores. Todo conocimiento de la realidad cultural es un conocimiento que parte de una realidad empÔøΩrica, observable y particular ÔøΩCuando exigimos al historiador y al investigador que, como presupuesto elemental, puedan distinguir lo importante de lo rio, y que posean para ello ÔøΩlos puntos de vistasÔøΩ requeridos, esto quiere decir solamente que deben saber cÔøΩmo relacionar los fenÔøΩmenos de la realidad -conscientemente o no- con ÔøΩvalores culturalesÔøΩ universales, para elucidar luego a partir 45 de allÔøΩ las conexiones significativas para nosotrosÔøΩ .
44 Weber, 1973, p. 65. 45 Weber, 1973, p. 71.
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Es evidente que si la realidad es infinita, el historiador deberÔøΩ elegir quÔøΩ parte de ella quiere investigar y cÔøΩmo logra elegir dicha parte de la realidad sin que sus propios valores interfieran en tal elecciÔøΩn, logrando ademÔøΩs que ÔøΩsta sea significativa para una comunidad, es decir, relacionar los fenÔøΩmenos de la realidad con valores culturales universales. Su gran crÔøΩtico y comentador, el francÔøΩs, R. Aron, nos seÔøΩala que ÔøΩlas obras humanas son creadoras de valores o se definen por referencia a valores. ÔøΩCÔøΩmo puede existir una ciencia objetiva, es decir, no falseada por nuestros juicios de valores? La ciencia se orienta hacia la validez universal como su objetivo especÔøΩfico. Para utilizar los conceptos de Weber, es una conducta racional cuyo objetivo es alcanzar juicios de hecho universalmente vÔøΩlidos. ÔøΩCÔøΩmo es posible formular tales juicios a propÔøΩsito de obras definidas como creaciones de valo46 res?ÔøΩ . Para esto Weber distingue entre juicios de valor y juicios en relaciÔøΩn con valores. El primero es una afirmaciÔøΩn moral y el segundo es un procedimiento de selecciÔøΩn y de organizaciÔøΩn de la ciencia objetiva: ÔøΩLa validez objetiva de todo saber empÔøΩrico descansa en esto y sÔøΩlo en esto: que la realidad dada se ordene segÔøΩn categorÔøΩas que son subjetivas en un sentido especÔøΩfico, en cuanto representan el presupuesto de nuestro conocimiento y estÔøΩn ligadas al presupuesto de valor de aquella verdad 47 que solo el saber empÔøΩrico puede proporcionarnosÔøΩ . Podemos afirmar que Weber al buscar un estatus cientÔøΩfico a las ciencias de la cultura, no deja de lado la objetividad que ÔøΩsta requiere, pero ÔøΩsta es posible siempre y cuando la selecciÔøΩn del objeto investigado responda a intereses universales y, por tanto, una referencia a valores. Un ejemplo de Rickert nos facilita el entendimiento ÔøΩasÔøΩ, por ejemplo un historiador, como tal, no puede decidir si la revoluciÔøΩn sa ha sido beneficiosa o nociva para Francia. Esto serÔøΩa una valoraciÔøΩn. Pero a ningÔøΩn historiador le cabrÔøΩa duda de que los sucesos comprendidos bajo ese nom48 bre han sido importantes y significativos en el desarrollo cultural de FranciaÔøΩ . SegÔøΩn este mismo autor el historiador no necesita hacer valoraciones, bÔøΩstele establecer una valoraciÔøΩn o referencia teÔøΩrica de los objetos de valor. Un historiador que opta por juicios de valor, continuando con ejemplos, aquel que no estudia el fenÔøΩmeno de la prostituciÔøΩn por considerar que atenta contra la moral de la sociedad. AÔøΩn mÔøΩs, para Weber los juicios de valor corresponden al ÔøΩmbito de la polÔøΩti-
46 Aron 1967, p. 232. 47 Weber, 1973, p. 99. 48 Rickert, 1943, p. 147.
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ca, en cambio los juicios en relaciÔøΩn con valores, se refiere al campo de la ciencia49. Los juicios de valor son afirmaciones morales. La relaciÔøΩn con valores refiere a un procedimiento en que se construyen conceptos y categorÔøΩas que permiten ordenar la realidad de manera vÔøΩlida, es decir, organizar la ciencia objetiva. Los juicios en relaciÔøΩn con valores permiten un elemento de la construcciÔøΩn objetiva de las ciencias de la cultura. Sin embargo, la distinciÔøΩn entre juicios de valor y juicios en relaciÔøΩn con valores no lo libera de ciertas dificultades, epistÔøΩmicos-filosÔøΩficas y metodolÔøΩgicas de su pensamiento. ÔøΩ Primero: ÔøΩPor quÔøΩ es necesario utilizar este mÔøΩtodo y relacionar la materia histÔøΩrica o sociolÔøΩgica con valores? Tal como hemos respondido, el historiador estÔøΩ obligado a elegir su objeto de estudio por cuanto la realidad es infinita y elige 50 aquella que le es significativa en relaciÔøΩn con valores . ÔøΩSegundo: Si el objeto de estudio tiene directa relaciÔøΩn con valores existirÔøΩn tantas perspectivas de estudios como valores utilizados en la selecciÔøΩn ÔøΩEn el caso de las ciencias de la cultura y de la historia llegarÔøΩamos, no a un sistema hipotÔøΩtico deductivo, sino a un conjunto de interpretaciones, cada una de ellas selectivas e inseparables del sistema de valores elegidos. Pero si cada reconstrucciÔøΩn tiene carÔøΩcter selectivo y estÔøΩ regida por un sistema de valores, habrÔøΩ tantas perspectivas histÔøΩricas o sociolÔøΩgicas como sistemas de valores utilizados en la selecciÔøΩn. Pasamos asÔøΩ del nivel trascendente al nivel metodolÔøΩgico, donde se 51 sitÔøΩa el historiador y el sociÔøΩlogoÔøΩ . La crÔøΩtica que explicita R. Aron alude a los diferentes planos en que se mueve Weber y asimismo a la dificultad de diferenciarlos. Primero, aquella que refiere a un nivel mÔøΩs filosÔøΩfico y la otra a un aspecto mÔøΩs bien metodolÔøΩgico. La cuestiÔøΩn propiamente de valores ÔøΩquÔøΩ tan distante son los juicios de valor y la relaciÔøΩn de valores? y la elecciÔøΩn del objeto de estudio. Weber responderÔøΩ a esta ÔøΩltima interrogante
49 Weber si bien distingue estos dos tipos de juicios como veremos en el transcurso de su obra. 50 Para Aron esta elecciÔøΩn es obviamente desprendida del influjo del pensamiento neokantiano en Rickert. 51 Aron, 1967, p. 235.
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con la construcciÔøΩn de sus tipos ideales. Weber, siempre segÔøΩn Aron, reconoce que todo sabio ÔøΩcientÔøΩfico estarÔøΩ influido por sus sistemas de valores pero, lo que persigue por sobre todo, es apartar la selecciÔøΩn del objeto de estudio, del interÔøΩs de los investigadores, sÔøΩlo de esta manera se podrÔøΩ obtener una respuesta universal a una 52 pregunta inspirada en las pasiones del hombre histÔøΩrico.ÔøΩ 2.3. Los tipos ideales
Construir una ciencia de la cultura significa construir conceptos y categorÔøΩas que permitan dar cuenta de la realidad que investiga. La metodologÔøΩa de las ciencias humanas en Weber asume un espacio relevante por cuanto estÔøΩ construyendo un tipo de ciencia que parte de la subjetividad y, que ademÔøΩs, debe ser universal y objetiva ÔøΩcÔøΩmo resuelve esta aparente contradicciÔøΩn? ÔøΩquÔøΩ tipo de metodologÔ propone para salvaguardar los dos grandes principios de las ciencias de la cultura? ÔøΩDespuÔøΩs de una prolongada discusiÔøΩn, podemos por fin abordar lo que nos interesa metodolÔøΩgicamente en una consideraciÔøΩn de la objetividad del conocimiento: ÔøΩCuÔøΩl es la funciÔøΩn lÔøΩgica y la estructura de los conceptos con los que nuestra ciencia, como cualquier otra, labora? O formulada mÔøΩs especÔøΩficamente en relaciÔøΩn al problema decisivo, ÔøΩcuÔøΩl es la significaciÔøΩn de la teorÔøΩa y de la conceptuali 53 zaciÔøΩn teÔøΩrica para el conocimiento de la realidad cultural?ÔøΩ . La construcciÔøΩn de conceptos, categorÔøΩas y la funciÔøΩn de la teorÔøΩa, conforman el centro de anÔøΩlisis de lo que nuestro autor denomina ÔøΩTipos IdealesÔøΩ. Estos tipos ideales son construcciones ÔøΩperfectasÔøΩ que capturan la complejidad de la realidad individual, es decir, el tipo ideal representa una estructura racional y lÔøΩgica independiente de lo real. ÔøΩTenemos delante de nosotros, en la teorÔøΩa econÔøΩmica abstracta un ejemplo de aquellas sÔøΩntesis, que suelen ser caracterizadas como ideas de fenÔøΩmenos histÔøΩricos. Nos ofrece un modelo ideal de los procesos de mercado de mercancÔøΩas, propios de una organizaciÔøΩn social basada en el intercambio, la libre competencia y la acciÔøΩn estrictamente racional. Este cuadro conceptual reÔøΩne determinados procesos y relaciones de la vida histÔøΩrica en un cosmos, carente en sÔøΩ de contradicciones, de conexiones conceptuales. En cuanto a su contenido, esta construcciÔøΩn presenta el carÔøΩcter de una utopÔøΩa, obtenida mediante el realce conceptual 54 de ciertos elementos de la realidadÔøΩ .
52 Aron, 1967, p. 236. 53 Weber, 1973, p. 74. 54 Weber, 1973, p. 79.
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Los tipos ideales son de este modo sÔøΩntesis de ideas, a travÔøΩs de ellos podemos construir modelos abstractos de la realidad. Los conjuntos de conceptos se expresan a travÔøΩs de modelos, los cuales se constituyen a partir de elementos comunes (sin contradicciones entre ellos). Sin embargo, este modelo sÔøΩlo puede ser construido desde las conexiones conceptuales. Estas conexiones van a expresar reglas de funcionamiento que manifiestan regularidades de funcionamiento de un fenÔøΩmeno en estudio. El realce conceptual de ciertos aspectos de la realidad es obtenido por medio de la racionalizaciÔøΩn utÔøΩpica, es decir, acentuaciones unilaterales de rasgos caracterÔøΩsticos y originales del objeto en estudio. Las conexiones exclusivamente pueden ser construidas a partir de ÔøΩconexiones causales ÔøΩadecuadasÔøΩ, expresadas en reglas, y en consecuencias, de una aplicaciÔøΩn 55 de la categorÔøΩa de ÔøΩposibilidad objetivaÔøΩÔøΩ . Las conexiones causales permiten conectar dos fenÔøΩmenos en tÔøΩrminos de probabilidad, es decir ÔøΩquÔøΩ hubiese sucedido o pasado si no hubiesen ocurridos los disparos, la noche de 1848, que desencadenaron la revoluciÔøΩn de BerlÔøΩn? La respuesta probablemente serÔøΩa que esta guerra tendrÔøΩa igual lugar, por cuanto los disparos no fueron determinantes para que ocurriera el conflicto armado. El anÔøΩlisis que hace el historiador lo conduce a una operaciÔøΩn lÔøΩgica a travÔøΩs de un proceso de abstracciÔøΩn, lo cual implica que el historiador forma un curso posible de acontecimientos que determinan las causas reales o suficientes. En definitiva, el historiador toma como base los conocimientos y la informaciÔøΩn; imagina una soluciÔøΩn posible, y para ello selecciona y estudia una causa en funciÔøΩn de determinar su significaciÔøΩn e importancia en el devenir de la historia56. ÔøΩCuÔøΩl es la relaciÔøΩn que se establece entre causalidad adecuada y objetividad? La metodologÔøΩa weberiana da por supuesto la objetividad a travÔøΩs del conocimiento positivo de las condiciones existentes de un fenÔøΩmeno histÔøΩrico. Por ejemplo, la apariciÔøΩn de la profesiÔøΩn moderna que nos interesa en esta tesis, es el resultado de las condiciones existentes, entre el desarrollo del capitalismo y la religiÔøΩn protestante (cÔøΩdigos ÔøΩticos, relaciÔøΩn entre un credo y la conducta econÔøΩmica de un pueblo). Se puede afirmar entonces, que las causas son constructos hipotÔøΩticos, son suposiciones razonadas que se justifican con hechos-empÔøΩricos y comprobados en la realidad ÔøΩla posibilidad objetiva forma un cuadro imaginario, una utopÔøΩa o mejor, una ucronÔøΩa, salvo, que en lugar de acentuar los rasgos caracterÔøΩsticos (ÔøΩ) con el pensamiento uno o varios elementos de la realidad para preguntarse lo que habrÔøΩa
55 Weber, 1973, p. 69. 56 Este tipo de causas, son las que podemos conocer como causas teleolÔøΩgicas.
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podido suceder en el caso considerado. Puesto que se trata de un juicio fundamentado, la posibilidad no es expresiÔøΩn de un no-saber, ya que se refiere a lo que cono57 cemos por experienciaÔøΩ . Lo esencial de los Tipos Ideales es que ÔøΩstos no representan la realidad, sino que 58 mÔøΩs bien son una representaciÔøΩn parcial . Es decir, es el aislamiento y el ordenamiento de elementos de la realidad-individual e histÔøΩrica, en el que se destacan puntos de vistas ideales de significaciÔøΩn cultural. Los conceptos que constituyen los tipos ideales juegan el rol o la funciÔøΩn de ser clasificatorios. Este tipo de metodologÔøΩa -segÔøΩn Aron- representa la culminaciÔøΩn de varias tendencias del pensamiento weberiano: ÔøΩel tipo ideal estÔøΩ vinculado con la idea de comprensiÔøΩn, pues todo tipo ideal es una organizaciÔøΩn de relaciones inteligibles, propias del conjunto histÔøΩrico o de una realizaciÔøΩn de acontecimientos y por otra parte, el tipo ideal de la ciencia moderna, a saber, el proceso de racionalizaciÔøΩn (...), el tipo ideal se relaciona tambiÔøΩn con la concepciÔøΩn analÔøΩtica y parcial de la causalidad. Pero el tipo ideal es una aprehensiÔøΩn parcial de un conjunto global. Mantienen el carÔøΩcter parcial de toda relaciÔøΩn causal, aÔøΩn en aquellos casos en que, aparente59 mente, abarca a una sociedad enteraÔøΩ . SegÔøΩn este sociÔøΩlogo, lo que nos ofrece Weber es un tipo de racionalizaciÔøΩn de la ciencia moderna, comprensiva, la que involucra procesos histÔøΩricos individuales. 3. La acciÔøΩn social en Weber Ya hemos indicado que Weber desarrolla una nueva forma de concebir las ciencias sociales. Toma como punto de partida las ciencias del espÔøΩritu, destacando al igual que sus antecesores, la distinciÔøΩn entre ciencias de la cultura y ciencias naturales. Weber no sÔøΩlo estÔøΩ pensando en una ciencia sociolÔøΩgica, sino que busca dar a conocer una ciencia comprensiva de la acciÔøΩn humana ÔøΩqueremos comprender la realidad de la vida que nos circunda, y en la cual, estamos inmersos. En su especificidad, queremos comprender, por un lado, la conexiÔøΩn y significaciÔøΩn cultural de sus manifestaciones individuales en su configuraciÔøΩn actual, y, por el otro, las razo60 nes por las cuales ha llegado histÔøΩricamente a ser asÔøΩ-y-no-de-otro-modoÔøΩ . La so-
57 Freund, 1967, p. 68. 58 El concepto de modelo en LadriÔøΩre, pensamos, es una continuaciÔøΩn del modelo de Weber en el sentido que establece una mediaciÔøΩn entre lo empÔøΩrico y lo teÔøΩrico. LadriÔøΩre, 2001, p.46ss. 59 Aron, 1967, p. 246-247 60 Weber, 1973, p. 61.
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ciologÔøΩa weberiana, por consiguiente, parte de los hechos individuales de la vida cotidiana. Intenta interpretar y explicar las significaciones que los hombres dan a sus relaciones sociales. El estudio primordial de esta sociologÔøΩa es, evidentemente, la acciÔøΩn social. Cuando se identifican los conceptos de entender-comprender, interpretar y explicar, resultan ser la base de una nueva sociologÔøΩa, ÔøΩla sociologÔøΩa segÔøΩn Marx Weber, es la ciencia de la acciÔøΩn social, ella quiere comprender interpretando, y ella quiere explicar socialmente su evoluciÔøΩn. Los tres tÔøΩrminos decisivos son en este caso comprender (verstehen), es decir las significaciones, interpretar (deuten), es decir organizar en conceptos el sentido subjetivo, explicar (erklÔøΩren), es decir dar cuenta 61 de las regularidades de la conductaÔøΩ . Este tipo de concepciÔøΩn de acciÔøΩn social, se aleja de Comte, Durkheim y de Marx. Max Weber entiende por acciÔøΩn ÔøΩconducta humanaÔøΩ (bien consista en un hacer externo o interno, ya en omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acciÔøΩn enlacen a ella un sentido subjetivo. La ÔøΩacciÔøΩn socialÔøΩ, porÔøΩuna tanto, es acciÔøΩn en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos estÔøΩ referido a la con62 ducta de otros, orientÔøΩndose por ÔøΩsta en su desarrolloÔøΩ . La acciÔøΩn social como objeto de la sociologÔøΩa comprensiva da cuenta de las relaciones intersubjetivas de los individuos. Estas relaciones intersubjetivas existen por cuanto ellos orientan su conducta en funciÔøΩn del otro. La categorÔøΩa sentido de en la acciÔøΩn social, tiene en Weber una importancia relevante. Para Weber el sentido existe sÔøΩlo si se puede observar en los hechos y, por tanto, si desde los procesos de interpretaciÔøΩn puede llegar a constituirse de manera inductiva en tipos ideales, abstractos y universales. Desde esta perspectiva el sentido toma distancia de toda fundamentaciÔøΩn moral, estÔøΩtica y ÔøΩtica; en sÔøΩntesis, de fundamentaciones metafÔøΩsicas. Toda interpretaciÔøΩn ÔøΩcomo toda ciencia en general, tiende a la ÔøΩevidenciaÔøΩ. La evidencia de la comprensiÔøΩn puede ser de carÔøΩcter racional (y entonces bien lÔøΩgica, bien matemÔøΩtica) o de carÔøΩcter endopÔøΩtico: afectiva, receptivo-artÔøΩstica. En el dominio de la acciÔøΩn es racionalmente evidente, ante todo, lo que de su ÔøΩconexiÔøΩn de 63 sentidoÔøΩ se comprende intelectualmente de un modo diÔøΩfano y exhaustivoÔøΩ . 61 Aron, 1967, p. 550. 62 Weber, 1944, p. 5. 63 Weber, 1944, p. 6.
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La conexiÔøΩn de sentido es el objeto del proceso de interpretaciÔøΩn. Weber sostiene que cuando observamos a un leÔøΩador cortar la leÔøΩa, la conexiÔøΩn de sentido refiere a conocer los motivos por los cuales el leÔøΩador ejecuta la acciÔøΩn (ganarse la vida, calentarse, divertirse etc.). A partir de la observaciÔøΩn de la acciÔøΩn se descubre por quÔøΩ se ejecuta: esto es la conexiÔøΩn de sentido. Las conexiones de sentido, se forjan desde un proceso de interpretaciÔøΩn, el cual tiene como finalidad la construcciÔøΩn de ÔøΩTipos idealesÔøΩ. Si la interpretaciÔøΩn parte de la conducta individual, ÔøΩsta se abstrae hasta llegar a categorÔøΩas generales de carÔøΩcter mÔøΩs universal y lÔøΩgicos, los ÔøΩTipo idealesÔøΩ. Los procesos de interpretaciÔøΩn constituyen entonces la construcciÔøΩn de los Tipos Ideales, ÔøΩstos son de carÔøΩcter racional y se construyen lÔøΩgicamente y permiten observar una conducta contradictoria o irracional, pero, la bÔøΩsqueda de la comprensiÔøΩn de la conducta, de cÔøΩmo debe ser una acciÔøΩn social racional, permite por descarte llegar a la coherencia racional de tal acciÔøΩn: ÔøΩEl mÔøΩtodo cientÔøΩfico consiste en la construcciÔøΩn de tipos, investiga y expone, las conexiones de sentido irracionales efectivamente condicionadas, del comportamiento que influyen en la acciÔøΩn, como desviaciÔøΩn de un desarrollo de las mismas, construido como puramente racional con arreglo a fines (ÔøΩ) la construcciÔøΩn de una acciÔøΩn rigurosamente racional con arreglo a fines sirve en estos casos a la sociologÔøΩa -en mÔøΩrito de su evidente inteligibilidad y, en cuanto racional, de su univocidad- como un tipo (tipo ideal), mediante el cual comprender la acciÔøΩn real, influida por irracionalidades de toda especie (efectos errores), como una desviaciÔøΩn del desarrollo esperado de la acciÔøΩn racio64 nalÔøΩ . La conexiÔøΩn de sentidos le permite a Weber plantear dos aspectos: ÔøΩPrimero: el estudio de la motivaciÔøΩn de la conducta humana. ÔøΩste es el estudio de las orientaciones y conexiones de sentido. ÔøΩSegundo: le ayuda a dar cuenta de la construcciÔøΩn de los tipos ideales, vÔøΩa inducciÔøΩn de su mÔøΩtodo de investigaciÔøΩn. Todo proceso de interpretaciÔøΩn parte de la conducta observable, de lo evidente, del hecho. Sin embargo, Weber, rechaza homologar la conducta observable a los motivos de la conducta. Un sujeto puede actuar, sin tener claro sus propias conexiones
64 Weber, 1944, p. 7.
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de sentido, de manera que el propio testimonio subjetivo, aÔøΩn sincero, solo tiene un valor relativo. La interpretaciÔøΩn causal correcta de la acciÔøΩn corresponde a comprender la relaciÔøΩn entre lo observado y el motivo: ÔøΩllamamos motivo a la conexiÔøΩn de sentido que para el actor o el observador aparece como el fundamento con sentido de una conducta. Decimos que una conducta que se desarrolla como un todo coherente es ÔøΩadecuada por el sentidoÔøΩ en la medida en que afirmamos que la relaciÔøΩn entre sus elementos constituye una conexiÔøΩn de sentido tÔøΩpica (...) decimos por el contrario que una sucesiÔøΩn de hechos es ÔøΩcausalmente adecuadaÔøΩ en la medida en que, segÔøΩn reglas de 65 experiencia, exista esta probabilidad: que siempre transcurra de igual maneraÔøΩ . La sociologÔøΩa comprensiva busca construir leyes sociolÔøΩgicas, tipos sociolÔøΩgicos, pero ÔøΩstos sÔøΩlo existen en la medida que den cuenta de acciones con sentido comprensible. En definitiva, para Weber, la comprensiÔøΩn tiene por objeto el estudio del sentido mentado, buscar la captaciÔøΩn de conexiÔøΩn de sentidos individuales resultados de la interpretaciÔøΩn: ÔøΩla acciÔøΩn social (incluye tolerancia u omisiÔøΩn) se orienta por las acciones de otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras (venganza por previos ataques, rÔøΩplica a ataques presentes, medidas de defensa frente a ataques futurosÔøΩ). Los ÔøΩotrosÔøΩ pueden ser individualizados y conocidos o una 66 pluralidad de individuos indeterminados y completamente desconocidosÔøΩ . Weber considera de vital importancia diferenciar la conducta de la acciÔøΩn social. La primera no estÔøΩ dirigida u orientada hacia la acciÔøΩn de otro, a diferencia de la 65 Weber, 1944, p. 10-11. SegÔøΩn Ricoeur, en su texto IdeologÔøΩa y UtopÔøΩa, Weber establece una clara diferencia entre sentido subjetivo del agente y la conducta, la primera refiere explÔøΩcitamente a una atenciÔøΩn prestada a los motivos de los demÔøΩs. Esta orientaciÔøΩn hacia los demÔøΩs es un componente de significaciÔøΩn subjetiva. El separar el sentido subjetivo y conducta da origen al conductismo. Por esto mismo el esfuerzo de Weber es interpretar la acciÔøΩn y no la conducta, por cuanto esta ÔøΩltima es una serie de movimientos en el espacio mientras que la acciÔøΩn tiene sentido para el agente humano. Es oportuno seÔøΩalar que el anÔøΩlisis de Ricoeur respecto de la acciÔøΩn social y su relaciÔøΩn con el modelo de motivaciÔøΩn que ÔøΩste propone, refleja el proceso de inteligibilidad de la conducta humana. Para Weber, el modelo de la motivaciÔøΩn humana refleja una comprensiÔøΩn interpretativa de la conducta orientada hacia los demÔøΩs. Este modelo se desarrolla recurriendo a los tipos ideales; sin embargo ÔøΩpara Weber el concepto de significaciÔøΩn se convierte en una peligrosa trampa para la ciencia. Esto nos deja perdido en la inmensa variedad de motivaciones individuales. La alternativa que ofrece Weber es que debemos encarar los casos individuales segÔøΩn tipos ideales que son sÔøΩlo construcciones metodolÔøΩgicasÔøΩ (Ricoeur, 1989, p.215). 66 Weber, 1944, p.18.
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segunda, la cual, necesariamente, estÔøΩ orientada por la acciÔøΩn del otro; hay conexiÔøΩn de sentidos, dotadas de especificidad y, por tanto, orientada por las expectativas de los otros. De ahÔøΩ el ejemplo de Weber, de los dos ciclistas que chocan. En este caso, la acciÔøΩn social se manifiesta en la tentativa de evitar el choque, o los insultos, golpes, etc. Estamos nuevamente en el tema de la relaciÔøΩn significativa, acciÔøΩn conciente con sentido, o relaciÔøΩn con sentido. La acciÔøΩn social, se constituye por una relaciÔøΩn de sentido y es social porque esta basada en la acciÔøΩn social de otros67. 3.1. Los tipos de acciÔøΩn social En la sociologÔøΩa comprensiva weberiana se distinguen cuatro tipos de acciÔøΩn social: acciÔøΩn racional con arreglo a fines, acciÔøΩn racional con arreglo a valores, acciÔøΩn afectiva y acciÔøΩn tradicional. Es importante destacar que ninguno de estos tipos ideales, se encuentran puros en la realidad social, como tampoco la orientaciÔøΩn de las acciones estÔøΩn orientadas sÔøΩlo por uno de estos tipos, sino mÔøΩs bien se encuentran mezclados:68 ÔøΩmuy raras veces la acciÔøΩn, especialmente la social, estÔøΩ exclusivamente orientada por uno u otro de estos tipos. Tampoco estas formas de orientaciÔøΩn pueden considerase en modo alguno como clasificaciones exhaustivas, sino como puros tipos conceptuales, construidos para fines de la investigaciÔøΩn sociolÔøΩgica, respecto de los cuales la acciÔøΩn real se aproxima mÔøΩs o menos o, lo que es 69 mÔøΩs frecuente, de cuya mezcla se componenÔøΩ . La acciÔøΩn racional con arreglo a fines, (zweckrationalitÔøΩt ). Es aquella en que el agente concibe claramente el fin y elige en consonancia los medios. Este tipo de acciones se orientan conjugando el fin, los medios y sus consecuencias: ÔøΩActÔøΩa racionalmente con arreglo a fines quien oriente su acciÔøΩn por el fin, medio y consecuencia implicadas en ella y para lo cual sopese racionalmente los medio con los
67 Para Schutz, el problema de Weber es que ÔøΩste no logra diferenciar los distintos tipos de significado de la acciÔøΩn humana; aun mÔøΩs, para este autor, la acciÔøΩn es significativa sin que exista de por medio la relaciÔøΩn social ÔøΩAnte todo, esta ÔøΩltima, por su significado subjetivo mismo, debe basarse en la conducta de otro ser humano. Pero esto significa que nos encontramos ahora frente a un nivel diferente de significado. El individuo puede actuar en forma significativa, aparte de cualquier implicaciÔøΩn socialÔøΩ (Schutz, 1993, p.45). En definitiva para Schutz, la postura de Weber no logra resolver el problema del significado. Ver capÔøΩtulo III y como Schutz logra distinguir algunos de estos niveles. 68 Hemos querido explicitar las crÔøΩticas al pensamiento weberiano, que lo consideran, purista y abstracto. Pensamos que el pÔøΩrrafo destacado en el texto dan cuanta de la complejidad que Weber demuestra en sus anÔøΩlisis de la realidad social. 69 Weber, 1944, p. 21.
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fines, los fines con las consecuencias implicadas y los diferentes fines posibles entre 70 sÔøΩÔøΩ . A modo de ejemplo tenemos el sistema istrativo por el cual se rige el funcionario estatal o el de una empresa privada. La acciÔøΩn racional acorde a valores. Esta acciÔøΩn obra en servicio de las convicciones, es una acciÔøΩn de mandatos o de exigencias porque este tipo de acciÔøΩn es siempre una acciÔøΩn segÔøΩn ÔøΩmandatosÔøΩ o de acuerdo con ÔøΩexigenciasÔøΩ que el actor cree dirigidos a ÔøΩl (y frente a los cuales el actor se cree obligado). En este caso, el actor actÔøΩa racionalmente, al aceptar los riesgos de su acciÔøΩn, esta acciÔøΩn se realiza en funciÔøΩn de valores, el ejemplo tÔøΩpico de Weber es cuando el capitÔøΩn de un barco se hunde con ÔøΩl en funciÔøΩn de su honra, de un sistema de valores (ÔøΩtica de la convicciÔøΩn). La acciÔøΩn afectiva. Se caracteriza por una reacciÔøΩn emocional o por los sentimientos del actor e ÔøΩImplica una sublimaciÔøΩn cuando la acciÔøΩn emotivamente condicionada aparece como descarga consciente de un estado sentimental; en este caso se encuentra la mÔøΩs de las veces (no siempre) en el camino hacia la ÔøΩrealizaciÔøΩn axiolÔøΩgicaÔøΩ o hacia la acciÔøΩn con arreglo a fines o hacia ambas cosas a 71la. vezÔøΩ La acciÔøΩn tradicional. Se caracteriza por una orientaciÔøΩn marcada por los hÔøΩbitos, las costumbres y las creencias. Las personas actÔøΩan en funciÔøΩn de la tradiciÔøΩn ÔøΩa y menudo no es mÔøΩs que una oscura reacciÔøΩn a estÔøΩmulos habituales, que se desliza en la direcciÔøΩn de una actitud arraigada. La masa de todas las acciones cotidianas, 72 habituales, se aproxima a este tipo (...)ÔøΩ . Cada una de estas acciones va a representar de cierta manera la discusiÔøΩn contemporÔøΩnea de la acciÔøΩn social. Para Aron, ÔøΩla clasificaciÔøΩn de los tipos de acciÔøΩn seÔøΩala de cierta manera la interpretaciÔøΩn weberiana de la ÔøΩpoca contemporÔøΩnea. Los rasgos caracterÔøΩsticos del mundo en el cual vivimos es la racionalizaciÔøΩn. Una primera aproximaciÔøΩn, corresponderÔøΩa a una prolongaciÔøΩn de la esfera de las acciones ÔøΩzweckrationalÔøΩ. La empresa econÔøΩmica es racional, la gestiÔøΩn del Estado es tambiÔøΩn burocrÔøΩtica. Toda la sociedad moderna tiende a la organizaciÔøΩn zweckrational, y el problema filosÔøΩfico de nuestro tiempo, problema eminentemen-
70 Weber, 1944, p. 21. SegÔøΩn Aron, Weber no logra explicitar en esta definiciÔøΩn, la acciÔøΩn en la cual el actor escoge los medios inadecuados, por no conocer con exactitud la acciÔøΩn ÔøΩcependant, Weber ne dit pas explicitement comme Pareto que la action dans laquelle lÔøΩacteur choisit des moyens inadaptÔøΩs en raison de lÔøΩinexactitud de ses connaissances est non-rationnelleÔøΩ. (Aron, 1967, p.500). 71 Weber, 1944, p. 20. 72 Weber, 1944, p. 20.
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te existencial, es de delimitar el sector de la sociedad donde subsiste y debe subsistir 73 una acciÔøΩn de otro tipoÔøΩ . Aron considera que, Weber pone en el centro del debate la tensiÔøΩn permanente entre ciencia y polÔøΩtica. Pensamos que esta discusiÔøΩn, obedece justamente a la motivaciÔøΩn del presente trabajo, la acciÔøΩn profesional no puede estar alejada de una reflexiÔøΩn y anÔøΩlisis, tanto desde el debate epistemolÔøΩgico de las ciencias sociales, como asimismo del quehacer polÔøΩtico. La obra El cientÔøΩfico y el polÔøΩtico , escrita por Weber en 1919, da cuenta magistralmente de esta antinomia de la acciÔøΩn humana.74 3.2. La relaciÔøΩn social Para Weber la relaciÔøΩn social ÔøΩdebe entenderse como una conducta plural- que, por el sentido que encierra, se presenta como recÔøΩprocamente referida, orientÔøΩndose por esa reciprocidad. La relaciÔøΩn social consiste, pues, plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuarÔøΩ socialmente en una forma (con sentido) 75 indicableÔøΩ . La acciÔøΩn social se encuentra organizada en relaciones sociales soziale ( Beziehung). Ahora bien, para que exista esta relaciÔøΩn social debe haber una orientaciÔøΩn recÔøΩproca de los sentidos de los actores. Esta orientaciÔøΩn debe estar dada por regularidades o probabilidades en que la conducta del otro ocurra efectivamente. Las regularidades de la relaciÔøΩn social pueden estar dadas tanto por las costumbres como por una situaciÔøΩn de intereses ÔøΩel uso debe llamarse costumbre cuando el ejercicio de hecho descansa en un arraigo duradero. Por el contrario debe decirse que ese uso estÔøΩ determinado por una situaciÔøΩn de intereses (condicionado por el interÔøΩs), cuando y en la medida en que la existencia empÔøΩrica de su probabilidad descanse ÔøΩnicamente en el hecho de que los individuos orienten racionalmente su 76 acciÔøΩn con arreglo a fines por expectativas similaresÔøΩ .
73 Aron, 1967, p. 501. 74 Estas dos conferencias fueron dictadas en Munich en 1919. El original del texto alemÔøΩn es Politik als Beruf et Wissenschaft als Beruf. (El polÔøΩtico como profesiÔøΩn y el cientÔøΩfico como profesiÔøΩn). 75 Weber, 1944, p. 21. 76 Weber, 1944, p. 23.
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Desde estos planteamientos, Weber intentarÔøΩ demostrar que todo intento de regularizaciÔøΩn de las relaciones sociales requiere de un proceso de validaciÔøΩn y, por lo tanto, de justificaciÔøΩn. Estos procesos pueden estar dados tanto por la costumbre como por un orden legÔøΩtimo. Las sociedades modernas sostienen sus relaciones sociales por la ÔøΩvalidez de un ordenÔøΩ, asÔøΩ bien, el sociÔøΩlogo nos da el ejemplo del funcionario pÔøΩblico ÔøΩEmpero, cuando un funcionario acude todos los dÔøΩas a su oficina a la misma hora, tal ocurre no sÔøΩlo por causa de una costumbre arraigada, ni sÔøΩlo por causa de una situaciÔøΩn de intereses -que a voluntad pudiera o no aceptar, sino tambiÔøΩn (por regla general ) por la ÔøΩvalidezÔøΩ de un orden (reglamente de servicio) como mandato cuya trasgresiÔøΩn no sÔøΩlo acarrearÔøΩa perjuicios, sino que (nor77 malmente) se rechaza por el ÔøΩsentimiento del deberÔøΩ del propio funcionarioÔøΩ . Las regularidades de las relaciones sociales se dan en la medida que los agentes sociales estÔøΩn sometidos a sanciones externas (reglamentos istrativos, cuerpo de normas, el derecho), y por tanto aparecen como obligatorias o como modelos de conducta. Esta situaciÔøΩn justifica tambiÔøΩn el sentimiento del deber de quien debe obedecer la normativa. La acciÔøΩn racional con arreglo a fines, se sitÔøΩa perfectamente en esta lÔøΩgica. El Derecho da cuenta del orden legÔøΩtimo jurÔøΩdico, cuya sanciÔøΩn estarÔøΩa dada por la coacciÔøΩn fÔøΩsica o psÔøΩquica ÔøΩejercida por un cuadro de individuos instituidos con la 78 misiÔøΩn de obligar a la observancia de ese orden o de castigar su trasgresiÔøΩnÔøΩ . Obviamente, quien tendrÔøΩa por misiÔøΩn este ejercicio, serÔøΩa el Estado. Los que actÔøΩan socialmente pueden atribuir validez legÔøΩtima a un orden determinado en mÔøΩrito de una creencia afectiva o emocional; en mÔøΩrito de la tradiciÔøΩn, en mÔøΩrito de la creencia racional con arreglo a valores y en mÔøΩrito de lo estatuido positivamente y en cuya legalidad se cree79. Desde estas tipologÔøΩas sobre el orden legÔøΩtimo, Max Weber pasa al concepto de combate, es decir, para ÔøΩl, es imposible pensar que las relaciones sociales no estÔøΩn compuestas de luchas de poder. Cada actor busca imponer su propia voluntad a pesar de la resistencia del otro80. Cuando la lucha no tiene fuerza fÔøΩsica se llama
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Weber, 1944, p. 25. Weber, 1944, p. 27. Weber, 1944, p. 29. Weber, a diferencia de muchos de sus contemporÔøΩneos, plantea que la sociedad esta hecha a partir de relaciones sociales conflictivas. Por ejemplo para Comte la sociedad se sustenta a partir de consensos.
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competencia, cuando estÔøΩ la existencia involucrada, Weber, la llama selecciÔøΩn. Las conductas sean racionales o tradicionales, cada uno de ellas se orienta en la lucha. Los conceptos de relaciÔøΩn social y de combate le permiten a Weber pasar a la etapa siguiente, o sea, a la constituciÔøΩn de los grupos sociales. Los procesos de integraciÔøΩn dan como resultado la creaciÔøΩn de una sociedad Vergesellschaftung ( ) o una comunidad (Vergemeinschaftung). Cuando el resultado del proceso de integraciÔøΩn es una comunidad, la relaciÔøΩn social se orienta en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de pertenencia. Cuando el proceso de integraciÔøΩn es una sociedad, ella estÔøΩ inspirada en una ÔøΩcompensaciÔøΩn de interesesÔøΩ por motivos racionales (fines o valores). Todo grupo comunitario y social tiene un cuadro istrativo y reglamentario de funcionamiento. Para Weber todo proceso de integraciÔøΩn de los actores puede constituirse en una sociedad o una comunidad. Para la primera, las relaciones sociales se validan por reglamentos y un cuadro istrativo de funcionamiento; en cambio, para la comunidad serÔøΩ el sentimiento de pertenencia que los une. En general todos los actores pueden participar indistintamente tanto en sociedades como en comunidades81. Por ÔøΩltimo, a esta construcciÔøΩn conceptual en torno a la relaciÔøΩn social, se le debe agregar los principios de asociaciÔøΩn e instituciÔøΩn. En los grupos constituidos por asociaciÔøΩn, las reglas son aceptadas conciente y voluntariamente por los participantes, por el contrario, en las relaciones institucionales, ÔøΩstas son impuestas por decreto donde los participantes deben obedecer.
81 Para Aron, esta terminologÔøΩa weberiana, tiene relevancia para entender la sociedad empresarial ÔøΩLuego del agrupamiento viene la empresa (Betrieb). ÔøΩsta se caracteriza por una acciÔøΩn continua de variados actores y por una racionalidad acorde a ciertos fines. Un grupo empresarial (bertriebverband) es una sociedad con un ÔøΩrgano istrativo en vista de una acciÔøΩn racional. La combinaciÔøΩn de los conceptos de grupos y empresa, muestran bien como progresa la conceptualizaciÔøΩn weberiana. Los grupos contienen un ÔøΩrgano especialista de istraciÔøΩn, y la empresa introduce las dos nociones de acciÔøΩn continua y de acciÔøΩn racional, en vistas de un fin. Es solo combinando estas dos nociones que se logra un grupo empresarial, sociedad sometida a un ÔøΩrgano istrativo ejerciendo una acciÔøΩn continua y racional. ( Weber, 1967, p. 552).
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RecapitulaciÔøΩn El pensamiento y la obra weberiana se relaciona con el historicismo alemÔøΩn cuya preocupaciÔøΩn es comprensiÔøΩn la de la historia de los individuos en el seno de las comunidades humanas. El objeto del conocimiento histÔøΩrico es la individualidad de ÔøΩstas. Esta concepciÔøΩn histÔøΩrica nace en discusiÔøΩn con la concepciÔøΩn positivista de la historia humana, cuyo origen es la filosofÔøΩa comtiana. El estudio de las ciencias humanas, tiene por canon la fÔøΩsica social; es decir la acciÔøΩn humana debe ser explicada, por los hechos sociales. En este caso el modelo de las ciencias naturales es aplicable a las ciencias histÔøΩricas. La categorÔøΩa explicaciÔøΩn de es el centro de toda discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica. La realidad es la fuente de toda comprobaciÔøΩn, de toda construcciÔøΩn conceptual o categorial. La historia humana se reduce asÔøΩ a hechos, empÔøΩricamente observables. Tal cual seÔøΩalarÔøΩa Husserl, el positivismo ha logrado hacer una ciencia de hechos, pero esta harÔøΩ, tambiÔøΩn, meros hombres de hecho . Desde un anÔøΩlisis de las profesiones, en especial del trabajo social, este tipo de reflexiones se ha expresado en un quehacer ligado a los hechos, a datos empÔøΩricos, a explicaciones de tipo causales entre otros. En Weber la discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica, se liga a la construcciÔøΩn de la sociologÔøΩa donde las categorÔøΩas comprensiÔøΩn, de explicaciÔøΩn e interpretaciÔøΩn se entrecruzan. En su obra ÔøΩEconomÔøΩa y SociedadÔøΩ Weber define la sociologÔøΩa como ÔøΩuna ciencia que pretende entender, interpretar, la acciÔøΩn social para de esta manera explicarla 82 causalmente en su desarrollo y efectosÔøΩ El primer supuesto epistemolÔøΩgico weberiano es declarar que la realidad que estudia la ciencia comprensiva es: singular, empÔøΩrica, e infinita. Sin embargo, si la realidad presenta estas caracterÔøΩsticas se levanta la siguiente pregunta ÔøΩcÔøΩmo puede haber una ciencia con pretensiÔøΩn de universalidad y objetividad (explicaciÔøΩn), partiendo de las significaciones individuales?, la respuesta a esta pregunta, condensa centralmente la discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica y filosÔøΩfica en Weber. De ante mano podemos seÔøΩalar, que todo conocimiento cientÔøΩfico excluye toda pretensiÔøΩn metafÔøΩsica. Si la realidad es infinita, el cientÔøΩfico, estÔøΩ obligado a elegir una parte de la realidad objeto de estudio; pero ÔøΩcÔøΩmo elige?, en funciÔøΩn de quÔøΩ criterios, ÔøΩl responderÔøΩ ÔøΩse
82 Weber 1944 p.5.
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deberÔøΩ discernir la importancia entre la realidad particular y su importancia a valores universalesÔøΩ. Esta elecciÔøΩn serÔøΩ sometida a juicios en relaciÔøΩn con valores (perspectiva neokantiana). De todas formas la elecciÔøΩn del objeto de estudio y su importancia descansa en el investigador. La sociologÔøΩa interpreta la acciÔøΩn social, de modo que esta interpretaciÔøΩn da cuenta de los significados que tiene no sÔøΩlo para el sujeto sino el significado en relaciÔøΩn con otros sujetos. Por estas razones la acciÔøΩn social que preocupa a la sociologÔøΩa comprensiva es subjetiva pero el interÔøΩs de estudio es su carÔøΩcter de intersubjetividad (atenciÔøΩn prestada a los motivos de los demÔøΩs). Weber logra diferenciar la conducta de la acciÔøΩn significativa. La primera nos lleva al conductismo la segunda a un 83 modelo de la motivaciÔøΩn humana . La validez universal que tanto preocupÔøΩ a Weber, se consolida a su juicio, en la bÔøΩsqueda de regularidades de las formas de acciÔøΩn humana, pero que estÔøΩn ÔøΩligadas al presupuesto de valor de aquella verdad que solo el saber empÔøΩrico puede 84 proporcionarnosÔøΩ. Estas regularidades se expresan en los Tipos Ideales .
La bÔøΩsqueda de regularidades de la conducta humana lleva a Weber a su construcciÔøΩn ÔøΩmagistralÔøΩ de los tipos ideales. La construcciÔøΩn de conceptos, categorÔøΩas y la funciÔøΩn de la teorÔøΩa conforman la validez cientÔøΩfica de su mÔøΩtodo investigativo. La epistemologÔøΩa weberiana, permite vincular el tipo ideal con la comprensiÔøΩn de los significados, en una relaciÔøΩn de inteligibles; es decir los tipos ideales representan una estructura lÔøΩgica, que explicitan un proceso de racionalizaciÔøΩn, independiente de lo real. En breve son representaciones ideales de una totalidad histÔøΩrica singular. Los tipos ideales representan conexiones causales ÔøΩadecuadasÔøΩ, segÔøΩn Weber, expresadas en reglas, y en consecuencias, de una aplicaciÔøΩn de la categorÔøΩa ÔøΩposide bilidad objetivaÔøΩ . En tÔøΩrminos de probabilidad. El anÔøΩlisis que hace el historiador lo conduce a una operaciÔøΩn lÔøΩgica a travÔøΩs de un proceso de las conexiones causales que permiten conectar dos fenÔøΩmenos abstractos, lo cual implica que el historiador forma un curso posible de acontecimientos que determinan las causas reales o suficientes. Este anÔøΩlisis sustenta segÔøΩn Weber la validez del conocimiento empÔøΩrico de la sociologÔøΩa comprensiva. Sin embargo, estos tipos ideales representan situaciones, que si bien, son histÔøΩricas y por tanto singulares, no dan cuenta de una historia contradictoria, con conflictos de poder, con determinaciones culturales y econÔøΩmi-
83 Ricoeur 1989 84 Weber 1973
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cas. Por estas razones los comentadores de Weber seÔøΩalan que sus tipos ideales son ahistÔøΩricos y son mÔøΩs bien constructos lÔøΩgicos y racionalistas. Nos queda la pregunta: ÔøΩcÔøΩmo dar cuanta de una acciÔøΩn humana y profesional, que respetando las singularidades y las motivaciones de la conducta humana, incorpore las contradicciones sociales y polÔøΩticas que las contienen?
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CapÔøΩtulo II LA FORMACIÔøΩN DE LAS PROFESIONES MODERNAS DESDE WEBER
IntroducciÔøΩn
SegÔøΩn Weber al origen de las profesiones modernas le corresponde una bÔøΩsqueda constante de un sistema efectivo que pueda regular el comportamiento social de una sociedad que exige un funcionario que ejerza una acciÔøΩn especializada o profesional. , Weber darÔøΩ cuenta de En el texto La ÔøΩtica protestante y el espÔøΩritu del capitalismo cÔøΩmo el modelo capitalista requiere de una suerte de concepciÔøΩn de la sociedad y ascÔøΩtica del hombre moderno. La principal hipÔøΩtesis de trabajo de Weber es la siguiente: ÔøΩHemos intentado dar prueba de que el espÔøΩritu ascÔøΩtico del cristianismo fue el que originÔøΩ uno de los factores que intervinieron, a su vez, al nacimiento del moderno espÔøΩritu capitalista y hasta de la propia civilizaciÔøΩn de hoy dÔøΩa, la 1 racionalizaciÔøΩn del comportamiento en base al concepto de la profesiÔøΩnÔøΩ .
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Weber, 1994, p. 113.
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Para nuestro estudio es importante dar cuenta de algunas de las siguientes interrogantes: ÔøΩcÔøΩmo surge la profesiÔøΩn en los inicios de la modernidad? ÔøΩCuÔøΩl es el rol que ella cumple en las sociedades capitalistas? ÔøΩCÔøΩmo estas profesiones mantienen estas caracterÔøΩsticas hasta nuestros dÔøΩas?, ÔøΩquÔøΩ relaciÔøΩn se puede establecer con el trabajo social?
1. Las profesiones son grupos econÔøΩmicos fundados en una ÔøΩtica protestante El concepto de ÔøΩfuncionarioÔøΩ es de procedencia arcaica; sin embargo, ÔøΩste ha tenido mayor impacto en nuestra cultura occidental y ÔøΩningÔøΩn paÔøΩs en ÔøΩpoca alguna se ha visto, de modo tan inexorable, sentenciado como Occidente a recluir todos los bÔøΩsicos supuestos de orden polÔøΩtico, econÔøΩmico y tÔøΩcnico en las normas angostas de una organizaciÔøΩn de funcionarios especializados, ya sea estatales, tÔøΩcnicos comerciales y, en especial, jurÔøΩdicos, como titulares de las mÔøΩs trascendentales accio2 nes de la vida socialÔøΩ . El anÔøΩlisis que hace Weber de la sociedad occidental revela que el comportamiento social y su regulaciÔøΩn estÔøΩ centrado por la profesiÔøΩn; no obstante, quien representa a dicha profesiÔøΩn es el funcionario, que tiene como misiÔøΩn mantener el orden en distintos campos de la sociedad. Para ello, se requiere de la especializaciÔøΩn de este mismo individuo, quien, posteriormente, serÔøΩ piedra angular tanto del estado como de la economÔøΩa moderna. Los conceptos de orden, regulaciÔøΩn, especializaciÔøΩn, serÔøΩn categorÔøΩas centrales en nuestra reflexiÔøΩn sobre una teorÔøΩa de las profesiones modernas. Weber plantea que existe una estrecha relaciÔøΩn entre el origen del capitalismo y la profesiÔøΩn. De aquÔøΩ, que su interÔøΩs estÔøΩ centrado en seÔøΩalar cÔøΩmo se retroalimentan estos procesos. Al mismo tiempo, le interesa demostrar cÔøΩmo la profesiÔøΩn se desprende de un comportamiento religioso arraigado en nuestras sociedades occidentales. Algunas de las reflexiones weberianas sobre profesiÔøΩn insisten en la estrecha relaciÔøΩn con el sistema capitalista de Occidente, tambiÔøΩn es posible encontrar estas relaciones en varias culturas de Oriente donde esta forma de especializaciÔøΩn tambiÔøΩn se manifestÔøΩ, aunque de manera distinta. Los dos grandes ÔøΩmbitos de la racionalizaciÔøΩn instrumental, en las profesiones, fueron el campo del derecho y la istraciÔøΩn, ya que de esta manera, se fundamen-
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Weber, 1994, p. 9.
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ta e implementa el capitalismo industrial moderno. Por esto mismo adquiere mayor importancia un tipo de ciencia basada en la matemÔøΩtica, el cÔøΩlculo y la tÔøΩcnica. Se piensa que ÔøΩsta es una de las grandes dificultades tambiÔøΩn para validar una ciencia social de tipo mÔøΩs comprensiva, que va mÔøΩs allÔøΩ de una racionalizaciÔøΩn tÔøΩcnica del comportamiento social. Es obvio que Weber estÔøΩ intentando develar un tipo de racionalizaciÔøΩn que se encuentra en nuestra sociedad moderna, que fundamenta, regula y normaliza relaciones sociales. Cuando se habla de orÔøΩgenes de las profesiones tampoco podemos dejar de lado los fundamentos moral y ÔøΩtico de la conducta racionalista, que busca expresar el ejercicio profesional. Es decir, una racionalizaciÔøΩn del comportamiento social sÔøΩlo es posible si se fundamenta en una conducta econÔøΩmica, y ademÔøΩs, en un tipo de visiÔøΩn del mundo religioso que estÔøΩ en el origen del capitalismo moderno y por tanto, de la profesiÔøΩn que es la que consolida la forma especializada de las relacio3 nes econÔøΩmicas de la sociedad moderna . 1.1. El espÔøΩritu del capitalismo Lo que caracteriza al moderno capitalismo es esencialmente, su ethos. Para Weber, corresponde justamente a una ÔøΩtica especÔøΩfica que se vincula al desarrollo del capitalismo: ÔøΩAquÔøΩ no se da a conocer, en efecto, ÔøΩnicamente una tÔøΩcnica vital, sino una ÔøΩtica especÔøΩfica, y el hecho de quebrantarla es una omisiÔøΩn del deber, ademÔøΩs de
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Para el filosofo Bouretz, la perspectiva del desencantamiento del mundo, en la obra de Weber, es el resultado del anÔøΩlisis que hace Weber respecto de la transformaciÔøΩn de los sÔøΩmbolos religiosos por una racionalizaciÔøΩn y dominaciÔøΩn del mundo moderno ÔøΩel paradigma del desencantamiento es en principio el objeto de un tratamiento tÔøΩcnico, esto se demuestra en los largos anÔøΩlisis, sobre los fenÔøΩmenos religiosos. En este sentido, ÔøΩl darÔøΩ cuenta de la manera de cÔøΩmo opera la eliminaciÔøΩn de la magia como medio de salud, en el sentido de una secuencia que se abre con el judaÔøΩsmo antiguo y parece cerrarse con el puritanismo protestante. Asimismo, ÔøΩl descubre en la interpretaciÔøΩn de las imÔøΩgenes religiosas del mundo y de su transformaciÔøΩn, en su doble perspectiva, una reducciÔøΩn antropomÔøΩrfica del principio divino y una dominaciÔøΩn metÔøΩdica de los principios religiosos (...). ÔøΩl toma, entonces, la forma del acontecimiento del mundo perfectamente previsible donde los misterios son reemplazados por la dominaciÔøΩn racionalÔøΩ. (Bouretz 1996, p. 84). El mundo pierde su carÔøΩcter mÔøΩgico por la racionalizaciÔøΩn de las imÔøΩgenes que se producen y las tÔøΩcnicas que permiten esta apropiaciÔøΩn, esta es justamente la situaciÔøΩn del reemplazo del profeta, por el mÔøΩdico, lo que da origen a la profesiÔøΩn mÔøΩdica.
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una necedad, y esta es una obligaciÔøΩn fundamental. AquÔøΩ la prudencia en la actividad quedÔøΩ establecida, lo cual es por todos aprobado, pero ademÔøΩs, es un verdadero ethos lo que da a entender, y es desde este punto de vista como nos interesa esa 4 cualidadÔøΩ . Cuando se habla del espÔøΩritu capitalista se busca dar a conocer un tipo de ÔøΩtica que fundamenta el funcionamiento e implementaciÔøΩn del moderno sistema capitalista en la sociedad occidental. La ÔøΩtica dice relaciÔøΩn con evitar cualquier goce inmoderado de la riqueza en la consecuciÔøΩn de los bienes o beneficios que otorga el dinero. El ethos que anima el sistema capitalista moderno tiene sus orÔøΩgenes en el movimiento luterano, aunque es consolidado y fundamentado por el Calvinismo. La configuraciÔøΩn de esta autÔøΩntica ÔøΩtica moral serÔøΩ la ÔøΩsi profesiÔøΩn, pese a todo nos valemos temporalmente de la expresiÔøΩn espÔøΩritu del capitalismo (moderno) para seÔøΩalar aquel criterio con aspiraciones lucrativas, mediante el ejercicio constante de una profesiÔøΩn (...), se debe en fundamento a la razÔøΩn histÔøΩrica de que tal criterio se ha visto cristalizado convenientemente en la moderna empresa capitalista, a la 5 par que ÔøΩsta puede considerarse su mÔøΩs apropiado impulso espiritual en aquellaÔøΩ . La profesiÔøΩn entendida asÔøΩ, se convierte en una misiÔøΩn vocacional que permite a los protestantes, en especial al mundo calvinista, construir el Reino de Dios en la tierra. La profesiÔøΩn, es la capacidad de profesar, de potenciar la misiÔøΩn que Dios nos da en este mundo. Por lo mismo, el dinero que se produce, no puede utilizarse en la ostentaciÔøΩn, sino mÔøΩs bien, en la austeridad, rigurosidad, sobriedad y ahorro obligatorio. Este es el principio que rige el origen del espÔøΩritu del capitalismo moderno. Este espÔøΩritu capitalista, segÔøΩn Weber, cambia el sistema tradicional de adquirir dinero en transacciones, dando paso a un estilo nuevo, racionalista, que es animado por una ÔøΩtica de la responsabilidad individual. El espÔøΩritu capitalista estÔøΩ dado por una moral y es el individuo el que tiene una relaciÔøΩn directa con Dios a travÔøΩs de su profesiÔøΩn. A diferencia de la tradiciÔøΩn catÔøΩlica en general, pues existen distintas orientaciones, el protestante no teme al capitalismo sino que lo comprende desde una ÔøΩtica particular. Lo importante es destacar el hecho de que las cualidades morales y ÔøΩticas estÔøΩn ÔøΩntimamente ligadas al desarrollo del capitalismo moderno y a su forma de expresiÔøΩn. Las profesiones se materializan a travÔøΩs del oficio. ÔøΩHabrÔøΩ quienes piensen, tal vez que dichas cualidades morales individuales no estÔøΩn en nada
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Weber, 1994, p. 31. Weber, 1994 p. 40.
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relacionadas con determinadas mÔøΩximas pertenecientes a la ÔøΩtica o con sentimientos piadosos y que consecuentemente, el principio inherente de este sentido mercantilista resulta negativo, es decir: la disposiciÔøΩn de apartarse de la tradiciÔøΩn heredada (entiÔøΩndase la ilustraciÔøΩn liberal por encima de todo). En realidad, ello es lo mÔøΩs comÔøΩn hoy en dÔøΩa, pues, entre la conducta prÔøΩctica y los sentimientos religio6 sos suele faltar una relaciÔøΩn y, de existir, es de carÔøΩcter negativoÔøΩ . Lo que intenta demostrarnos Weber es que, mediante la tradiciÔøΩn protestante existe una relaciÔøΩn ÔøΩntima entre la prÔøΩctica, las acciones, la ÔøΩtica y las actividades del mercado moderno. Este tipo de conducta, se expresa en la ganancia destinada a la reinversiÔøΩn y al ahorroÔøΩsu y conducta ofrece mÔøΩs pronto signos de un ascetismo (...) 7. El espÔøΩritu del capitalismo se arraiga en una ÔøΩtica que lo justifica y lo consolida, y donde se propone que la profesiÔøΩn es la manera a travÔøΩs de la cual se fortalece una forma de hacer dinero. Lo importante radica en descubrir cuÔøΩl es el tipo de comportamiento, cuyo afÔøΩn es hacer dinero y se integra a la categorÔøΩa de profesiÔøΩn. ÔøΩEn este compromiso, justamente, se apoya y fundamenta su ÔøΩtica el empresario de 8 ÔøΩnuevo estiloÔøΩ . En definitiva, Weber desde su anÔøΩlisis calvinista, buscÔøΩ demostrar que las profesiones son el producto de un sistema capitalista que busca racionalizar y controlar la sociedad moderna. ÔøΩEl racionalismo es una idea histÔøΩrica, que incluye un sin fin de contradicciones, y nos es necesario investigar quÔøΩ espÔøΩritu engendrÔøΩ aquella forma concreta del pensamiento y la vida ÔøΩracionalÔøΩ de la cual procede la idea de ÔøΩprofesiÔøΩnÔøΩ y la consagraciÔøΩn tan abnegada (aparentemente tan irracional visto con el propio interÔøΩs eudemonÔøΩstico) a la actividad profesional, que sigue siendo por igual uno de los factores peculiares de nuestra civilizaciÔøΩn capitalista. Nuestro interÔøΩs reside, precisamente, en este factor irracional que se oculta en aquÔøΩl y en toda idea 9 de ÔøΩprofesiÔøΩnÔøΩÔøΩ . La racionalizaciÔøΩn del mundo moderno a travÔøΩs de las profesiones, nos deja perplejo respecto al impacto que toda profesiÔøΩn ejerce en su quehacer profesional. El control medio - fin, la regulaciÔøΩn del comportamiento humano, la abnegaciÔøΩn ÔøΩirra-
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Weber, 1994, p. 43. Weber, 1994, p. 44. Weber, 1994, p. 46. Weber, 1994, p. 48.
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cionalÔøΩ a su tarea, la eficacia y la eficiencia. Son algunos de los aspectos de la racionalizaciÔøΩn moderna que toda profesiÔøΩn ejerce sobre los individuos. Las profesiones de la salud, de la educaciÔøΩn, del trabajo social despliegan sus polÔøΩticas de promociÔøΩn social desde este sistema de control social que nos conducirÔøΩ irremediablemente, tal cual seÔøΩala Weber, al desencantamiento del mundo. ÔøΩCuÔøΩles son los mÔøΩrgenes que las profesiones pueden usar para contrarrestar este poder contenido en sÔøΩ misma y a la vez otorgado por la sociedad y el sistema econÔøΩmico en que ella se inserta? ÔøΩCuÔøΩl es la relaciÔøΩn entre este sistema de control y la vocaciÔøΩn de los profesionales? ÔøΩEsta vocaciÔøΩn conllevarÔøΩa a un anÔøΩlisis mÔøΩs amplio de una ÔøΩtica profesional? ÔøΩCÔøΩmo esta ÔøΩtica profesional dialoga con una ÔøΩtica universal de derechos ciudadanos? 10 1.2. ConcepciÔøΩn Luterana de la profesiÔøΩn
El concepto de profesiÔøΩn tiene en su origen un sentido religioso que se refiere a vocaciÔøΩn, misiÔøΩn, aspectos que se conservan en la actualidad con otras connotaciones. Ahora bien, a travÔøΩs de los estudios de la ÔøΩtica luterana, Weber demuestra que el trabajo es el medio de salvaciÔøΩn. La salvaciÔøΩn estÔøΩ dada por la labor profesional en el mundo. De aquÔøΩ se deduce que las profesiones contienen, en su esencia, un sentido ÔøΩticoÔøΩreligioso: ÔøΩel trabajo en el mundo, obliga a cada persona a cumplir 11 sus deberes y por ende viene a convertirse para ÔøΩl en profesiÔøΩnÔøΩ . A diferencia del catolicismo (donde la salvaciÔøΩn de las almas estaba acompaÔøΩada de una vida ascÔøΩtica, para alcanzar despuÔøΩs de la muerte, el Reino de Dios), las religiones protestantes logran plasmar la idea de que el Reino de Dios se alcanza en la vida cotidiana y, por tanto el trabajo profesional, es el medio mÔøΩs adecuado de salvaciÔøΩn. El estudio de Weber sobre la profesiÔøΩn nos permite constatar que una de las caracterÔøΩsticas importantes para identificar las profesiones modernas, se relaciona irrevocablemente con el sentido de servicio, de misiÔøΩn : ÔøΩEvidentemente, en el vocablo alemÔøΩn ÔøΩprofesiÔøΩnÔøΩ beruf), (ÔøΩ), ( existe por lo menos una remembranza religiosa: la creencia de una misiÔøΩn impuesta por Dios. Este sentido religioso del vocablo se manifiesta resplandeciente en todos los casos determinados en que se la emplee en
10 Lutero es el principal reformador de la Iglesia en el contexto religioso alemÔøΩn. Una parte importante del debate de la subjetividad moderna y de la relaciÔøΩn fe-obras tiene un relieve especial en su pensamiento, Cfr. GÔøΩmez-Hera, 1986, pp. 40ss. 11 Weber, 1994, p. 50.
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su completa significaciÔøΩn. Tras la gÔøΩnesis histÔøΩrica de dicha voz a travÔøΩs de las diversas lenguas, se advierte, en primer lugar, que aquellos pueblos en los que predomina el catolicismo carecen de una expresiÔøΩn irisada con este matiz religioso para indicar eso que en alemÔøΩn nombramos beruf (con el significado de posiciÔøΩn 12 en la vida, de una clase concreta de trabajo)ÔøΩ .
Es interesante destacar cÔøΩmo esta palabra ÔøΩprofesiÔøΩnÔøΩ, desde el hebreo, contiene la idea de vocaciÔøΩn, el sentido del envÔøΩo y, por tanto, el cumplimiento de una funciÔøΩn, una misiÔøΩn o una vocaciÔøΩn . El concepto de ÔøΩprofesiÔøΩnÔøΩ en latÔøΩn contiene una ma formalidad, en el sentido de ser fuente de recursos. Esta formalidad se manifiesta a travÔøΩs de la concepciÔøΩn de la profesiÔøΩn liberal -persona libre de ejercer una actividad- que la acerca al concepto de arte y de oficio.
El origen del tÔøΩrmino profesiÔøΩn en occidente estarÔøΩa dado por la tradiciÔøΩn protestante. Es innegable que esta tradiciÔøΩn destaca su aspecto moral, es decir, el trabajo profesional es el medio mÔøΩs apropiado para la salvaciÔøΩn humana. La profesiÔøΩn asume asÔøΩ un rol de justificaciÔøΩn para la racionalizaciÔøΩn de la conducta humana. ÔøΩEn cualquier caso, lo nuevo, de manera absoluta, era que el contenido mÔøΩs honroso del propio comportamiento moral consistÔøΩa, precisamente, en la conciencia del deber, en el desempeÔøΩo de la labor profesional en el mundo. Esa era la ineludible secuela del sacro sentido, por asÔøΩ decir, del trabajo y de lo que derivÔøΩ en el concepto ÔøΩtico-religiosos de profesiÔøΩn: concepto que traduce el dogma extendido a todos los credos protestantes, opuestos a la interpretaciÔøΩn que la ÔøΩtica del catolicismo divulgaba de las normas evangÔøΩlicas en ÔøΩpraeceptaÔøΩ y ÔøΩconsiliaÔøΩ y que com ÔøΩnica manera de regirse en la vida que satisfaga a Dios acepta no la superaciÔøΩn de 13 la moralidad terrena por la mediaciÔøΩn del ascetismo monacal, sino, ciertamente, la observaciÔøΩn en el mundo de los deberes que a cada quien obliga la posiciÔøΩn que 14 tienen en la vida y que por ende viene a convertirse para ÔøΩl en profesiÔøΩn.ÔøΩ
12 Weber, 1994, p. 49. 13 Para Weber, ÔøΩOpuestamente a la concepciÔøΩn del catolicismo lo caracterÔøΩstico y especÔøΩfico de la Reforma es el hecho de haber acentuado los rasgos y tonos ÔøΩticos y de haber acrecentado el interÔøΩs religiosos otorgado al trabajo en el mundo, relacionÔøΩndolo con la profesiÔøΩnÔøΩ (Weber, 1994, p. 51.) 14 Weber, A diferencia de las religiones protestante en la ÔøΩpoca medieval, la Iglesia CatÔøΩlica representada por Santo TomÔøΩs, seÔøΩalaba exactamente lo contrario ÔøΩpor ejemplo consideraba que el trabajo en el mundo, no obstante por voluntad de Dios, es propio del orden de la materia, siendo la base natural requerida de la vida religiosa, incapaz de una valoraciÔøΩn ÔøΩtica, como el hecho de comer o beberÔøΩ (Weber 1994, p. 50.)
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La labor profesional, en la tradiciÔøΩn luterana, posteriormente consolidada por el calvinismo, contiene en su interior el concepto ÔøΩtico religioso del comportamiento en la vida cotidiana a travÔøΩs del desempeÔøΩo de una acciÔøΩn como misiÔøΩn y deber. Los deberes deben ser cumplidos en la tierra, ya que esa es la forma de compromiso con las obligaciones en nuestro paso por el mundo. El reino de Dios debe ser construido aquÔøΩ y ahora, a partir del deber de conciencia individual. ÔøΩsta es una relaciÔøΩn directa entre el individuo y la divinidad. Nuestro interÔøΩs al revelar el origen religioso de la profesiÔøΩn es dar cuenta de que ÔøΩsta sirve como medio para justificar la racionalizaciÔøΩn de la conducta humana y/o de las relaciones sociales. A travÔøΩs de un ÔøΩnfasis ÔøΩtico, se busca demostrar como las profesiones estÔøΩn a la base de la racionalizaciÔøΩn del mundo moderno y de la consolidaciÔøΩn del sistema capitalista tal cual lo seÔøΩala Weber ÔøΩel espÔøΩritu ascÔøΩtico del cristianismo fue el que originÔøΩ uno de los factores que intervinieron, a su vez, al nacimiento del moderno espÔøΩritu capitalista y hasta de la propia civilizaciÔøΩn de hoy 15 dÔøΩa, la racionalizaciÔøΩn del comportamiento a base del concepto de la profesiÔøΩnÔøΩ . 1.3. La concepciÔøΩn Calvinista de la profesiÔøΩn El movimiento calvinista da mayor fuerza a la profesiÔøΩn como obra de Dios; el trabajo, la tenacidad, constituyen el medio ascÔøΩtico mÔøΩs apropiado para impulsar la obra de Dios ÔøΩpuesto que Dios ha designado para cada quien, sin exclusiÔøΩn de nadie, una profesiÔøΩn (calling), ÔøΩsta no debe ser ignorada por el hombre, y es de rigor que en ella labore. Lejos de significar como el luteranismo el sino de cada quien, al que hay que someterse resignadamente, debe aceptarse como el precepto divino 16 dirigido a toda la humanidad con el propÔøΩsito de impulsar la propia gloria de DiosÔøΩ . La profesiÔøΩn se convierte asÔøΩ en el medio de racionalizaciÔøΩn del comportamiento individual y social de la ÔøΩpoca, en el sentido que todo hombre en su profesiÔøΩn, a travÔøΩs de la especializaciÔøΩn, debe lograr superarse y ascender en sus responsabilidades; por lo tanto, en la acumulaciÔøΩn de sus bienes. En consecuencia, logra un impacto significativo en la vida econÔøΩmica y social de su tiempo. A diferencia del luteranismo, donde existÔøΩa una determinaciÔøΩn del hombre en su profesiÔøΩn, aquÔøΩ mÔøΩs bien, ÔøΩste debe someterse y resignarse con lo dispuesto por Dios. ÔøΩEn torno a ello, Baxter hace oportunas consideraciones que por varias veces, en mÔøΩs de un aspecto, nos traen a la memoria los bien sabidos encomios de la divisiÔøΩn del trabajo
15 Weber, 1994, p. 113. 16 Weber, 1994, p. 100.
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emitidos por Adam Smith. El hecho de que las profesiones con especialidades proporcionen al trabajador la habilidad (skill), origina un ascenso tanto cuantitativo como cualitativo del trabajo rendido y redunda en beneficio de la comunidad 17 (common best) que viene a ser igual en favor de la mÔøΩxima parte posibleÔøΩ . La cita anterior seÔøΩala que los fundamentos de las profesiones modernas y la especializaciÔøΩn a travÔøΩs de procesos de capacitaciÔøΩn exigen dar cuenta de los procesos de disciplinamiento laboral. Este proceso requiere de individuos constantes y que asuman la obligatoriedad del cumplimiento de normas que mÔøΩs tarde conoceremos como proceso de burocratizaciÔøΩn de la sociedad. Esta capacitaciÔøΩn, especializaciÔøΩn y burocratizaciÔøΩn, carecen de sentido si no estÔøΩn fundadas en un estado de gracia y honestidad para gloria de Dios. La acciÔøΩn valorativa y la acciÔøΩn racional se complementan y se sostienen en estas ideas. Este proceso, se manifiesta en las profesiones modernas, a travÔøΩs de procesos de burocratizaciÔøΩn, funcionalizaciÔøΩn y normalizaciÔøΩn de la acciÔøΩn social. En sÔøΩntesis, segÔøΩn Weber, existen dos aspectos que logran influir en la vida capitalista: primero, el concepto puritano de la profesiÔøΩn y segundo, la idealizaciÔøΩn de un comportamiento ascÔøΩtico. El ascetismo ÔøΩse dirigÔøΩa, en especial, contra el placer ÔøΩdes18 preocupadoÔøΩ de la vida y de todo lo que en ella es capaz de producir regocijoÔøΩ . Esto da cuenta de la valoraciÔøΩn ÔøΩtica del trabajo profesional que posteriormente trataremos como una ÔøΩtica profesional. El impacto de este tipo de concepciÔøΩn de la vida profesional tiene una profunda resonancia en el mundo econÔøΩmico de la ÔøΩpoca ÔøΩla emanada de la concepciÔøΩn puritana de la vida no proporcionÔøΩ ÔøΩnicamente la creaciÔøΩn de capitales, pues, ademÔøΩs, dio resultados aÔøΩn de mayor importancia, al beneficiar de manera especial la formaciÔøΩn del comportamiento burguÔøΩs y racional, cuya figura mÔøΩs representativa y consecuente corresponde al puritano. Es asÔøΩ como esta concepciÔøΩn contribuyÔøΩ al 19 origen del ÔøΩhombre econÔøΩmicoÔøΩ de los tiempos modernosÔøΩ .
2. La profesiÔøΩn y la burocracia como forma de dominaciÔøΩn racional-legal. En el acÔøΩpite anterior se establece que las profesiones tienen un origen religioso. Pero para Weber las profesiones son tambiÔøΩn formas histÔøΩricas de realizaciÔøΩn de sÔøΩ, 17 Weber, 1994, p. 101. 18 Weber, 1994, p. 104. 19 Weber, 1994, p. 109.
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de identificaciones subjetivas y expresiÔøΩn de valores de orden ÔøΩtico con significaciones culturales. Se desprende, claramente, desde el pensamiento weberiano, que la profesiÔøΩn es el acto de la conciencia del deber en el desempeÔøΩo de la vida social y, por tanto, de la regulaciÔøΩn del comportamiento social. En efecto, las profesiones son un medio para justificar la racionalizaciÔøΩn de la conducta social y/o de las relaciones sociales. Esto se manifiesta en las profesiones modernas a travÔøΩs de los citados procesos de burocratizaciÔøΩn, funcionalizaciÔøΩn y normalizaciÔøΩn de la acciÔøΩn social, en palabras weberianas, del quehacer profesional. Este quehacer profesional estÔøΩ irrevocablemente trazado por una racionalidad de tipo instrumental en donde los dogmas son eficacia y eficiencia. En otras palabras, el quehacer profesional no es libre de las formas de poder econÔøΩmico y de la legitimidad que ÔøΩste alcanza en el mercado. Las profesiones representan la experiencia mÔøΩs racional de ejercer la dominaciÔøΩn a travÔøΩs de la detenciÔøΩn del saber. Para Weber la dominaciÔøΩn constituye una idea central de la sociologÔøΩa comprensiva. Es de particular interÔøΩs en este trabajo analizar la dominaciÔøΩn burocrÔøΩtica por que nos introduce a la figura del burÔøΩcrata, en tanto especialista y a su tensiÔøΩn permanente con su acciÔøΩn de tipo polÔøΩtico. 2.1. Los tipos de dominaciÔøΩn La dominaciÔøΩn es entendida por Weber como ÔøΩla probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos especÔøΩficos (o para toda clase de mandatos). No es, por tanto, toda especie de probabilidad de ejercer poder o influjo sobre otros hombres (...) un determinado mÔøΩnimo de voluntad de obediencia; o sea, de interÔøΩs (externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relaciÔøΩn 20 autÔøΩntica de autoridadÔøΩ . Cuando Weber nos seÔøΩala la necesidad de un mÔøΩnimo de voluntad y obediencia, esto no queda claro respecto al ejercicio del poder. Todo poder, -ÔøΩl mismo reconoce - es una coacciÔøΩn y resulta de la imposiciÔøΩn de la fuerza: ÔøΩpoder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relaciÔøΩn social, aÔøΩn con21 tra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidadÔøΩ . La
20 Weber, 1944, p. 170. 21 Weber, 1994, p. 43.
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dominaciÔøΩn es la probabilidad de ejercer el poder sobre los otros. Sin embargo, el tema que nos deja planteado Weber es justamente ÔøΩquÔøΩ es aquello que hace posible la validez para obedecer a una autoridad? Para Weber el cuadro istrativo ÔøΩ (...) puede estar ligado a la obediencia de su seÔøΩor (o seÔøΩores) por la costumbre, de un modo puramente afectivo, por intereses materiales o por motivos ideales (con arreglo a valores). La naturaleza de estos 22 motivos determina en gran medida el tipo de dominaciÔøΩnÔøΩ . Pero esta creencia en el cuadro istrativo no puede estar desvinculada de un factor importante como es la creencia en la legitimidad. ÔøΩQuÔøΩ significa esta creencia? ÔøΩCÔøΩmo se relaciona con los valores? ÔøΩEs posible desvincular las creencias de un proyecto social? La validez, ÔøΩen especial la social y tambiÔøΩn singularmente la relaciÔøΩn social, pueden orientarse por el lado de sus partÔøΩcipes en la representaciÔøΩn de un ÔøΩorden legitimoÔøΩ. La probabilidad de que esto ocurra de hecho se llama validez 23 del orden en cuestiÔøΩnÔøΩ . La validez en el orden, normas, reglas, derechos, se sustenta como mandato, cuya trasgresiÔøΩn acarrearÔøΩa perjuicios; no obstante, esta validez se sustenta por entiel s miento del deber de aquellos que deben cumplir la regla. Nuestro interÔøΩs al subrayar esta temÔøΩtica es dejar al descubierto que toda validez en la creencia de un tipo de dominaciÔøΩn estÔøΩ vinculada a una ideologÔøΩa que la sustenta. Definitivamente, en toda dominaciÔøΩn, cualquiera sea ÔøΩsta, siguiendo los tipos weberianos, deberÔøΩa exis24 tir una correlaciÔøΩn entre dominaciÔøΩn e ideologÔøΩa .
Para efectos de este trabajo, la constituciÔøΩn de las profesiones modernas, el tema de la ideologÔøΩa, los procesos de legitimaciÔøΩn y la dominaciÔøΩn son aspectos importantes al momento de estudiar la racionalidad prÔøΩctica de la acciÔøΩn profesional. En este sentido, no es suficiente el anÔøΩlisis de la experticia profesional, como soporte de la dominaciÔøΩn legÔøΩtima, aÔøΩn mÔøΩs, creemos que justamente es la relaciÔøΩn saber (especializaciÔøΩn del conocimiento) y poder que permite el anÔøΩlisis de las profesiones modernas (como veremos mÔøΩs adelante).
22 Weber, 1944, p. 170. 23 Weber, 1944, p. 25. 24 Para Ricoeur, la ideologÔøΩa funciona para agregar cierta plusvalÔøΩa a nuestra creencia, a fin de que nuestra creencia pueda satisfacer los requerimientos de autoridad. Este tema Weber no lo conceptualiza.
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Existen al interior de las obras de Weber tres tipos puros de legitimaciÔøΩn del poder: CarismÔøΩtico, tradicional-costumbre y la ÔøΩltima basada en la legalidad de las creencias y/o competencias. La legitimaciÔøΩn de la dominaciÔøΩn estarÔøΩa dada por tres tipos de fundamento en la toma de decisiones. i. Legitimidad tradicional: Este tipo de legitimaciÔøΩn refiere en forma especial a las costumbres y hÔøΩbitos de una comunidad ÔøΩel eterno ayer de la costumbre consagrada por su inmemorial validez y 25 por la consuetudinaria orientaciÔøΩn de los hombres hacia su respetoÔøΩ . Desde el estudio de las profesiones, nos interesa esta categorÔøΩa para explicitar el poder que ejercen las profesiones. Es decir, toda normativa, reglamento y forma de funcionamiento de ellas, dice relaciÔøΩn con sus costumbres, sus hÔøΩbitos, sus representaciones culturales histÔøΩricamente asumidas. El poder de la tradiciÔøΩn es indiscutible a la hora de controlar los comportamientos sociales, que se materializan a travÔøΩs del ejercicio profesional. Muchas veces este tipo de ejercicio de poder, ejerce una influencia indiscutible a la hora de tomar decisiones transformadoras. ii. Legitimidad carismÔøΩtica Este tipo de ejercicio del poder refiere a la autoridad personal y extraordinaria, ÔøΩla entrega puramente personal y la confianza, igualmente personal, en la capacidad para las revelaciones, el heroÔøΩsmo u otras cualidades de caudillo que un individuo 26 poseeÔøΩ . El quehacer profesional, requiere obviamente de acciones carismÔøΩticas. Profesionales creÔøΩbles, que actÔøΩan por convicciÔøΩn donde lo que importa son los principios y las finalidades de la acciÔøΩn del profesional . Este tipo de profesionales puede ÔøΩlucharÔøΩ hasta el final por la promociÔøΩn de ciertos valores, que no van necesariamente acordes con las normativas institucionales. iii. LegitimaciÔøΩn legal-racional En esta misma lÔøΩgica, para Weber la dominaciÔøΩn legÔøΩtima puede ser de carÔøΩcter racional y descansar en la validez de las normas y reglas. Estas mismas normativas dan legitimidad a quien ejerce la autoridad. Este tipo de poder es aquella que ha ejercido la actividad profesional.
25 Weber, 1967, p. 85. 26 Weber, 1967, p. 85.
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2.2. La dominaciÔøΩn legal: la istraciÔøΩn burocrÔøΩtica. Weber en su libro pÔøΩstumo EconomÔøΩa y Sociedad , propone que toda acciÔøΩn social puede estar orientada por cuatro motivos: teleolÔøΩgicamente racional zweckrational ( ), que es la relaciÔøΩn entre la expectativa del comportamiento y asimismo los medios para el logro de ciertos fines; racional con arreglo a valores, donde la conducta estÔøΩ determinada por la creencia consciente en el valor de una conducta, sin relaciÔøΩn con el resultado; afectiva, conducta emotiva determinada por afectos y estados emocionales actuales; y finalmente, la acciÔøΩn tradicional, determinada por una costumbre arraigada en la conducta. Para Weber, la dominaciÔøΩn legal es aquella que debe caracterizar a las sociedades modernas, debido a que la autoridad legal descansa en el cuadro istrativo, por el cual se obedece a un orden impersonal. La legitimidad descansa en las competencias de los funcionarios, quienes hacen ejercicio del cuadro istrativo y ÔøΩen el caso de la autoridad legal se obedecen las ordenaciones impersonales y objetivas legalmente estatuidas y las personas por ellas designadas, en mÔøΩritos ÔøΩstas 27 de la legalidad formal de sus disposiciones dentro del cÔøΩrculo de su competenciaÔøΩ . 2.2.1. El profesional o funcionario pÔøΩblico y/o privado AquÔøΩ nos interesa destacar las ideas sobre las competencias profesionales o bien la calificaciÔøΩn profesional y el carÔøΩcter de racionalidad que sustenta esta competencia. El cuadro istrativo para Weber es el significado mÔøΩximo de una autoridad basada en la objetividad y en la racionalidad de las funciones. Son las normas, leyes y reglas abstractas quienes aseguran y protegen a los individuos ÔøΩque todo derecho segÔøΩn su esencia es un cosmos de reglas abstractas por lo general estatuidas intencionalmente (...); y que la istraciÔøΩn supone el cuidado racional de los 28 intereses previstos por las ordenaciones de la asociaciÔøΩnÔøΩ . SegÔøΩn Weber, son las competencias profesionales las que logran istrar y dar legitimidad a las asociaciones. En definitiva, es el hombre competente quien es el ÔøΩnico facultado para gestionar el cuadro burocrÔøΩtico. El profesional competente
27 Weber, 1944, p. 172. 28 Weber, 1944, p. 173.
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posee ciertas caracterÔøΩsticas que fortalecen la dominaciÔøΩn que ÔøΩl representa. En este sentido Weber ya ha optado por una legitimidad de autoridad legal como forma de legitimaciÔøΩn de las asociaciones modernas. En esta opciÔøΩn es el cuadro istrativo, la burocracia y el profesional los que representan mejor los intereses de cual29 quiera organizaciÔøΩn moderna . Un funcionario competente, segÔøΩn Weber, (como tipo ideal) contiene las siguientes caracterÔøΩsticas: es personalmente libre, se debe a los deberes objetivos de su cargo, en jerarquÔøΩa istrativa y en virtud de un contrato es retribuido en dinero con sueldos fijos, ejerce el cargo como ÔøΩnica o principal profesiÔøΩn; tiene ante sÔøΩ una carrera, perspectiva de ascenso y avances por aÔøΩos de ejercicio; trabaja en completa separaciÔøΩn de los medios istrativos y sin apropiaciÔøΩn del cargo, y estÔøΩ sometidos a una rigurosa disciplina y vigilancia istrativa. Para Weber, las profesiones modernas deben cumplir su destino: ser burocrÔøΩticas. Son indisolubles los procesos profesionales de aquellos burocrÔøΩticos, por cuanto a mayor burocratizaciÔøΩn de una profesiÔøΩn mayor poder de legitimidad para avalar las acciones emprendidas. La burocracia, segÔøΩn Weber, acompaÔøΩa todo el desarrollo del capitalismo y del estado moderno. Ella es ÔøΩ la forma mÔøΩs racional de ejercer la dominaciÔøΩnÔøΩ. La burocratizaciÔøΩn se basa en el saber formal, racional, propio de sociedades modernas. Esto lleva a Weber a seÔøΩalar que esto tiene como efecto es el desencantamiento del mundo, la jaula de hierro; es decir, el control social vÔøΩa racionalidad instrumental, representada, en este caso, por el profesional. La dominaciÔøΩn burocrÔøΩtica significa, en general, la nivelaciÔøΩn de intereses, la posibilidad universal para que sean contratados los mejores profesionales; plutocratizaciÔøΩn en interÔøΩs de una formaciÔøΩn profesional y la dominaciÔøΩn impersonal formalistasin ÔøΩ odio y sin pasiÔøΩn del deber estricto, o sea sin ÔøΩamorÔøΩ y sin ÔøΩentusiasmoÔøΩ, sometida tan sÔøΩlo a presiÔøΩn del deber estricto; 30 sin acepciÔøΩn de personas, formalmente iguales para todosÔøΩ . Es interesante explicitar en algunas expresiones concretas la jaula de hierro a que llevan las profesiones. Primero: rige el principio de atribuciones oficiales, ordenadas mediante reglas, o reglamento istrativo.
29 Weber, 1944, p. 175. 30 Weber, 1944, pp. 179-180.
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Segundo: el principio de jerarquÔøΩa funcional y de la tramitaciÔøΩn, ejemplo claro son evaluaciones a que se somete tantas veces ante los superiores para subir o bajar de grado. Tercero: los interminables expedientes. Cuarto: la actividad profesional exige tanto en organizaciones pÔøΩblicas como privadas ÔøΩun concienzudo aprendizaje profesionalÔøΩ. Los diplomas, certificados de especializaciÔøΩn, master, doctorados tienen indudablemente una posiciÔøΩn y suelen determinar la aptitud para ocupar cargos de mayor importancia, lo cual garantiza el status profesional en la organizaciÔøΩn en que se trabaja.
Nos interesa destacar, tambiÔøΩn, el aspecto del deber que subraya Weber ÔøΩes posible seÔøΩalar un tipo ideal del funcionario moderno que, en definitiva, representa la racionalidad instrumental moderna; sin hacer igual hincapiÔøΩ en los valores o cÔøΩdigos profesionales por los cuales debe regularse la propia conducta del profesional (Beruf)? ÔøΩCuÔøΩl es la relaciÔøΩn que se puede establecer con la ÔøΩtica profesional? es decir, ÔøΩpue de descansar el ÔøΩfuncionamiento istrativoÔøΩ sÔøΩlo en la capacidad y competencia del propio funcionario pÔøΩblico o privado, sin una reflexiÔøΩn sobre el impacto ÔøΩtico de su conducta? ÔøΩCuÔøΩl es el rol intermediario que deben cumplir los profesionales modernos, entre los intereses de la poblaciÔøΩn y los intereses de la instituciÔøΩn? ÔøΩQuÔøΩ relaciÔøΩn podemos establecer entre ÔøΩtica de la responsabilidad y ÔøΩtica de la convicciÔøΩn con el ejercicio profesional en Weber? 2.2.2. La sociedad fundada en expertos Para Weber, la sociedad moderna se caracteriza por la fuerte presencia de las profesiones, las que dan cuenta de la organizaciÔøΩn de una sociedad fundada en expertos. La sociedad moderna da cuenta de un saber que, lejos de ser general, tiende cada 31 vez a ser mÔøΩs especializado y esta especializaciÔøΩn es la manifestaciÔøΩn de la modernizaciÔøΩn de estado.
31 Para Weber este proceso se inicia, en las ciudades italianas, donde se registra la necesidad, ya de un estado normado ÔøΩA lo largo de un desarrollo que dura ya quinientos aÔøΩos, el funcionario especializado segÔøΩn la divisiÔøΩn del trabajo, ha ido creciendo paulatinamente en Europa. La evoluciÔøΩn se inicia en las ciudades y seÔøΩorÔøΩos italianos y, entre las monarquÔøΩas, en los Estados creados por los conquistadores normandosÔøΩ (Weber, 1967, p. 102).
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El anÔøΩlisis histÔøΩrico de la evoluciÔøΩn de la profesiÔøΩn, le permite a Weber separar de manera tajante al profesional polÔøΩtico - caudillo-polÔøΩtico - del funcionario istrativo. A nuestro parecer, ÔøΩsta serÔøΩa otra antinomia de la acciÔøΩn social, en este caso, expresado en las profesiones. A nuestro entender las profesiones modernas, sobre todo en la actualidad, no sÔøΩlo ejercen un rol istrativo y reglamentario en las instituciones, sino ademÔøΩs un rol eminentemente polÔøΩtico, por tanto no podemos separar dicotÔøΩmicamente lo puramente istrativo del quehacer polÔøΩtico. Al interior de la organizaciÔøΩn burocrÔøΩtica, el polÔøΩtico es un funcionario a sueldo. Percibe una remuneraciÔøΩn por sus servicios y estÔøΩ obviamente separado de la posesiÔøΩn de los medios materiales. Para Weber, el funcionario moderno se va convirtiendo en un tipo de trabajador, intelectual altamente especializado mediante una larga preparaciÔøΩn y con un honor estamental muy desarrollado, cuyo valor supremo es la integridad. Notamos inmediatamente que a la labor del funcionario se le concede un grado de especialidad, es decir, el dominio de una parte de la labor total de una empresa o de una organizaciÔøΩn estatal. La importancia que ÔøΩste tiene para el funcionamiento de la economÔøΩa es de vital significaciÔøΩn, por cuanto no sÔøΩlo requiere un grado de especializaciÔøΩn sino tambiÔøΩn del valor ÔøΩtico de su trabajo, lo que regula cualquier aspecto de corrupciÔøΩn al interior de la organizaciÔøΩn istrativa. La especializaciÔøΩn permite una mayor racionalizaciÔøΩn y control de la sociedad moderna y, por tanto, del campo profesional donde se desenvuelve la acciÔøΩn profesional. No olvidemos que la racionalidad permite la elecciÔøΩn de los mejores medios acorde a los fines deseados, lo que nos lleva irremediablemente a la jaula de hierro, al desencantamiento del mundo. Todas las lecturas de Weber han reconocido la figura del experto en las organizaciones burocrÔøΩticas que tienden a encarnar, segÔøΩn ÔøΩl, todas las esferas de la actividad moderna, esta nueva legitimidad legal racional que acompaÔøΩa la racionalidad econÔøΩmica del mundo. La separaciÔøΩn de los medios istrativos y productivos se puede analogar al anÔøΩlisis que hace Karl Marx sobre la relaciÔøΩn que se establece entre el proletario y el empresario. El primero no es el propietario de los medios de producciÔøΩn, lo que incide directamente en la relaciÔøΩn de explotaciÔøΩn que vive. Esta separaciÔøΩn permite la distancia entre el patrimonio pÔøΩblico o privado del cargo. Esta situaciÔøΩn asegura la eficacia, eficiencia, calculabilidad y rapidez del cuadro istrativo. El funcionario no es propietario de los medios de producciÔøΩn.
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La burocracia es el mejor medio -capitalista- para el principio de divisiÔøΩn del trabajo, el cual aumenta el control sobre la especialidad pero disminuye tambiÔøΩn la posibilidad de control en las decisiones32. 3. El profesional entre el experto y el polÔøΩtico: la antinomia de la acciÔøΩn profesional en Weber
SegÔøΩn Dubar y Tripier (1998), la pregunta que queda pendiente del anÔøΩlisis weberiano se puede plantear de la siguiente manera: ÔøΩla figura del experto profesional constituye para Weber el tipo ideal general de la profesiÔøΩn moderna? Desde un enfoque weberiano su respuesta serÔøΩa sÔøΩ y no. Si, porque toda actividad profesional tiende a la burocratizaciÔøΩn-especializaciÔøΩn del saber. No, porque existe una combinaciÔøΩn entre la racionalidad instrumental -el experto- y una racionalidad axiolÔøΩgica como la acciÔøΩn polÔøΩtica. El conocimiento del experto o del especialista no podrÔøΩ ÔøΩjamÔøΩsÔ dar respuesta a la contingencia del hombre de acciÔøΩn -el polÔøΩtico-. El hombre polÔøΩtico- confrontado a las vicisitudes de la temporalidad exige una pasiÔøΩn, segÔøΩn Weber, por el poder. Para Weber la polÔøΩtica significa ÔøΩla aspiraciÔøΩn (Streben) a participar en el poder o influir en la distribuciÔøΩn de ÔøΩste, entre los estados o dentro de un mismo 33 Estado entre los distintos grupos de hombres que lo componenÔøΩ . El profesional, en tanto polÔøΩtico de la acciÔøΩn,llamado estÔøΩ a participar en el poder y/ o influir en ÔøΩl. No le bastan los conocimientos disciplinarios. La acciÔøΩn social polÔøΩtica no se desliga del juego de intereses que la componen. Cuando se dice que una cuestiÔøΩn estÔøΩ polÔøΩticamente condicionada, lo que se quiere significar es que la respuesta a esa cuestiÔøΩn o las condiciones de esta decisiÔøΩn dependen directamente de los intereses en torno a la distribuciÔøΩn, la conservaciÔøΩn o la transferencia y, por tanto, hay que asumir ÔøΩticamente el ejercicio del poder o influir en la distribuciÔøΩn de ÔøΩste.
32 Tomemos el caso del mundo acadÔøΩmico en la Universidad. Para Weber, la divisiÔøΩn del trabajo universitario distingue claramente las tareas de los investigadores, los profesores y los medios de producciÔøΩn, la istraciÔøΩn burocrÔøΩtica de las universidades, permite un control ideolÔøΩgico entre los distintos actores. La dificultad y debilidad de este proceso consiste en asegurar el control de la acciÔøΩn universitaria sobre aquellos que concentran los medios materiales. Esta situaciÔøΩn lleva aparejada la concentraciÔøΩn del poder en ciertos especialistas en desmedros de otros. La institucionalizaciÔøΩn del conocimiento formal entregado a la Universidad e Institutos profesionales, nos permite reflexionar y profundizar la relaciÔøΩn poder y saber explicitada por Weber. 33 Weber, 1967, p. 84.
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El experto profesional estÔøΩ confrontado inexorablemente al juego permanente de intereses que estÔøΩn en la base de su acciÔøΩn social. Es difÔøΩcil pensar que el conocimiento de expertise lograrÔøΩ por si sÔøΩlo modificar la realidad; son justamente las habilidades, las competencias que logran despegar de su saber de experto con relaciÔøΩn a la contingencia, lo que hace o constituye un buen profesional. En resumen, el quehacer profesional se constituye a partir de distintas lÔøΩgicas de conocimiento y del poder de la sociedad en que se inserta. Esta situaciÔøΩn queda reflejada en la siguiente afirmaciÔøΩn ÔøΩdesgarradaÔøΩ de ÔøΩla Weberimpaciencia de un hombre de acciÔøΩn que pide a la ciencia el conocimiento de los medios y las consecuencias, pero que sabe de antemano que la ciencia no lo liberarÔøΩ de la obligaciÔøΩn 34 de elegir, porque los dioses son mÔøΩltiples y los valores contradictoriosÔøΩ . Nos interesa destacar esta preocupaciÔøΩn de Weber, por cuanto normalmente el anÔøΩlisis de las profesiones modernas ha tenido una gran relevancia para las ciencias sociales, sin embargo, no se ha clarificado con la misma intensidad como ÔøΩstas mismas desempeÔøΩan una acciÔøΩn polÔøΩtica que se ve reforzada por conocimientos teÔøΩricos. Por ejemplo, la curricula de formaciÔøΩn de la mayorÔøΩa de las Universidades tiene una formaciÔøΩn mÔøΩs bien cientÔøΩfica que una formaciÔøΩn prÔøΩctica-polÔøΩtica. Si bien Weber en su trabajo intelectual separa lo que es el hombre de acciÔøΩn, del hombre cientÔøΩfico, en sus obras demuestra claramente que una sin la otra no puede ser posible. ÔøΩEn resumen, en el pensamiento de Max Weber, las relaciones entre ciencia y polÔøΩtica no se caracterizan solamente, como siempre se dice, por la distinciÔøΩn necesaria. La ciencia que ÔøΩl concibe es aquella susceptible de servir al hombre de acciÔøΩn, del mismo modo que la actitud de ÔøΩste difiere en su fin, pero no en su 35 estructura, de la del hombre de cienciaÔøΩ . El hombre cientÔøΩfico, segÔøΩn Weber, busca comprender la sociedad de manera de saber cÔøΩmo los individuos han vivido, y el sentido que han dado a su existencia. A diferencia del hombre polÔøΩtico, es un hombre de acciÔøΩn que requiere tomar decisiones y optar por ciertos valores en la transformaciÔøΩn de la acciÔøΩn social. Por lo expuesto anteriormente, es preciso tener presente que toda profesiÔøΩn no sÔøΩlo cumple con el requisito de tener ÔøΩrelaciÔøΩnÔøΩ con los conocimientos cientÔøΩficos, que
34 Weber, 1967, p. 20. 35 Aron en Weber, 1967, p. 10.
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tienen por fin la especializaciÔøΩn del conocimiento, sino tambiÔøΩn con una postura polÔøΩtica en la que esta acciÔøΩn profesional se ejerce y por tanto con una referencia ÔøΩtico moral de la acciÔøΩn profesional. Siguiendo la relaciÔøΩn entre ciencia y polÔøΩtica, Aron justifica esta dialÔøΩctica en Weber seÔøΩalando ÔøΩno son la subjetividad y la relatividad de la ciencia las que hacen necesaria la elecciÔøΩn, sino el carÔøΩcter parcial de las verdades cientÔøΩficas y la pluralidad 36 de los valoresÔøΩ . Esta tensiÔøΩn se expresa ciertamente en el discurso de Weber, en su obra El cientÔøΩfico y el polÔøΩtico : ÔøΩla defensa e ilustraciÔøΩn de las ciencias adquiere un tono patÔøΩtico porque se percibe en ÔøΩl el eco amortiguado de una nostalgia y la 37 impaciencia de un hombre de acciÔøΩnÔøΩ . En este mismo sentido agrega: ÔøΩNostalgia de los tiempos en que el conocimiento no era mero eslabÔøΩn de una cadena sin fin, sino plenitud y realizaciÔøΩn. Impaciencia de un hombre de acciÔøΩn que pide a la ciencia el conocimiento de los medios y las consecuencias, pero que sabe de antemano, que la ciencia no lo liberarÔøΩ de la obligaciÔøΩn de elegir, porque los dioses son 38 mÔøΩltiples y los valores contradictoriosÔøΩ . 3.1. La funciÔøΩn polÔøΩtica de las profesiones Una cuestiÔøΩn es polÔøΩtica cuando existe una ÔøΩntima relaciÔøΩn con el poder, quien hace polÔøΩtica aspira necesariamente al poder ÔøΩCuando se dice que una cuestiÔøΩn es polÔøΩtica, o que son polÔøΩticos un ministro o un funcionario, o que una decisiÔøΩn estÔøΩ polÔøΩticamente condicionada, lo que quiere significar siempre es que la respuesta a esa cuestiÔøΩn, o la determinaciÔøΩn de la esfera de actividad de aquel funcionario, o las condiciones de esta decisiÔøΩn, dependen directamente de los intereses en torno a 39 la distribuciÔøΩn, la conservaciÔøΩn o la transferencia del poderÔøΩ . Toda profesiÔøΩn, en este sentido, estÔøΩ constituida de funcionarios que ejercen el poder. La toma de decisiones que competen a su especializaciÔøΩn en la organizaciÔøΩn depende directamente de la distribuciÔøΩn del poder que ÔøΩsta misma se otorgue. Ahora bien, quien hace polÔøΩtica aspira al poder, esto nos parece relevante en el anÔøΩlisis de las profesiones, por cuanto creemos que hoy mÔøΩs que nunca un profesional hace ejercicio del poder. ÔøΩste le sirve para la consecuciÔøΩn de ciertos fines y objetivos para los cuales han sido preparados. O bien, al poder por el poder, para gozar del senti-
36 37 38 39
Weber, 1967, p. 17. Aron en Weber, 1967, pp. 82-83. Aron en Weber, 1967, pp. 82-83. Weber, 1967, p. 84.
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miento de prestigio conferido. Es interesante esta ÔøΩltima idea porque nos lleva necesariamente a pensar que el poder no sÔøΩlo confiere un prestigio individual al profesional que lo ejerce, sino tambiÔøΩn a los grupos de profesionales con relaciÔøΩn al medio social, cultural, econÔøΩmico y polÔøΩtico en que se desempeÔøΩan. La relaciÔøΩn que establece este sociÔøΩlogo entre intereses, poder y polÔøΩtica nos parece sobresaliente para analizar la pertinencia de que toda carrera profesional establece una relaciÔøΩn directa con el poder, por cuanto siempre estÔøΩn involucrados los intereses de las personas y de las instituciones. El poder estarÔøΩ condicionado por la bÔøΩsqueda o cumplimiento de ciertos fines. Para Weber, hay dos formas de hacer polÔøΩtica, aquella por la cual se vive de ella o bien o se vive para. En ningÔøΩn caso se excluyen una de la otra; la vocaciÔøΩn esta arraigada a aquellos profesionales que viven para la polÔøΩtica. 3.2.El Profesional entre una ÔøΩtica de la convicciÔøΩn y una ÔøΩtica de la responsabilidad La ÔøΩtica de la responsabilidad Verantwortungsethik ( ) interpreta la acciÔøΩn en tÔøΩrminos de medios y fines. Esta ÔøΩtica, idealmente, no puede ser adaptada por el hombre de acciÔøΩn, por cuanto este razonamiento obliga al actor a prever las consecuencias de sus decisiones. En Historias Florentinas, Maquiavelo pone en boca de uno de sus hÔøΩroes la alabanza de aquellos que colocan la grandeza de la patria por encima de la salvaciÔøΩn de 40 sus almasÔøΩ . Para Weber, ÔøΩste es el ideal de la ÔøΩtica de la responsabilidad, es decir, todo aquello que se persigue por la acciÔøΩn polÔøΩtica y que obviamente se sirve de medio violentos, pero que actÔøΩa responsablemente en la elecciÔøΩn de los medios en referencia a sus fines. Este tipo de ideal, representa en este caso el discurso de Maquiavelo. En definitiva, la ÔøΩtica de la responsabilidad es aquella que se preocupa de la eficacia y se define por la elecciÔøΩn de los medios adaptados a los fines que se busca alcanzar. La ÔøΩtica de la responsabilidad conduce a un cierto escepticismo a Weber, por cuanto ella no es suficiente por sÔøΩ misma en la medida que ÔøΩella estÔøΩ definida por la bÔøΩsqueda de los medios adaptada a los fines y que estos fines son indeterminados, esto es lo que algunos autores comentadores de Weber por ejemplo Levi Strauss han llamado el nihilismo weberiano. Weber no creÔøΩa que la acciÔøΩn podÔøΩa
40 Weber, 1967, p. 174.
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hacerse entre los hombres y las sociedades sobre los fines a alcanzar. ÔøΩl tenÔøΩa una concepciÔøΩn voluntarista de los valores creados por los hombres, asimismo, negaba la existencia de una jerarquÔøΩa universal de fines, y aÔøΩn mÔøΩs, ÔøΩl pensaba que cada uno estaba obligado a elegir entre valores (muchos de ellos incompatibles los unos con los otros). En materia de acciÔøΩn, las elecciones se imponen, pero ÔøΩstas conlle41 van sus sacrificiosÔøΩ . El escepticismo valorativo se expresa en el siguiente pÔøΩrrafo:Puede ÔøΩ decirse que son tres las cualidades decisivamente importantes para un polÔøΩtico pasiÔøΩn, sentido de la responsabilidad y mesura (Augenmass). PasiÔøΩn en el sentido de positividad 42 (Sachlichkeit), de entrega al dios o al demonio que gobiernaÔøΩ . El profesional polÔøΩtico siempre se verÔøΩ confrontado a la elecciÔøΩn y en cada elecciÔøΩn se expresan los valores histÔøΩricos singulares y no universales. Entre los diversos valores los hombres estÔøΩn obligados a elegir algunos y dejar otros. Estos valores se encuentran encarnados en las colectividades humanas, las que estÔøΩn en permanente conflicto las unas con las otras. Weber, en estas reflexiones, se nutre de la tradiciÔøΩn de Hobbes, aquella del estado de la naturaleza entre las sociedades polÔøΩticas. Los estados son estados de poder cuyas relaciones se caracterizan por estar en permanente competencia. Cada estado es portador de una cierta cultura; estas culturas se enfrentan las unas a las otras, cada una pretende ser superior a la otra.
Cada sociedad, cada colectividad, debe tomar decisiones polÔøΩticas y de allÔøΩ resultarÔøΩn ventajas para algunas y sacrificios para las otras. Por estas razones, las decisiones polÔøΩticas no estÔøΩn al alero de la razÔøΩn cientÔøΩfica. AsÔøΩ las decisiones polÔøΩticas pueden y deben ser aclaradas por la razÔøΩn cientÔøΩfica, serÔøΩn siempre el ÔøΩltimo anÔøΩlisis dictado por el juicio de valor no susceptible de ser demostrado. Ninguna lÔøΩgica cientÔøΩfica puede decir quÔøΩ grupo debe ser sacrificado y en funciÔøΩn de quÔøΩ criterios ciertas sociedades deben ser sacrificadas para bien de la colectividad global, dice Weber, sÔøΩlo puede estar definido por un grupo particular ÔøΩen otros tÔøΩrminos, segÔøΩn el pensamiento de Weber, la nociÔøΩn catÔøΩlica del bien comÔøΩn de la ciudad, no pue43 de ser vÔøΩlido, pues no se pueden alcanzar determinaciones rigurosasÔøΩ . En Weber la teorÔøΩa de la justicia contiene una antinomia fundamental de la conducta humana: los hombres son desiguales desde el punto de vista fÔøΩsico, intelectual y 41 Aron, 1967, p. 526. 42 Weber 1967 p. 153. 43 Weber en Aron, 1967, p. 527.
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moral. Hay diferencias genÔøΩticas desde el nacimiento de la existencia humana; la desigualdad biolÔøΩgica puede ser compensada por el esfuerzo social, pero aquÔøΩ no es la lÔøΩgica de la ciencia que ayuda al hombre a compensar estas desigualdades, por cuanto cada hombre tendrÔøΩ que elegir su propio camino: cada uno deberÔøΩ elegir su Dios y su propio demonio. No solamente los valores pueden ser histÔøΩricos, incompatibles, en el sentido que una misma sociedad no puede realizar simultÔøΩneamente los valores de poder militar, de justicia social y de cultura, sino que aÔøΩn los valores estÔøΩticos pueden resultar contrarios a la realizaciÔøΩn de ciertos valores morales. ÔøΩstos ÔøΩltimos pueden ser contrarios a los valores polÔøΩticos que tenga una sociedad. Lo que es claro es que los valores dan cuenta de los juegos de poder que los sustenta y, por tanto, los poderes que los gobiernan: ÔøΩQuiÔøΩn quiera en general hacer polÔøΩtica y, sobre todo, quien quiera hacer polÔøΩtica como profesiÔøΩn ha de tener conciencia de estas paradojas ÔøΩticas y de su responsabilidad por lo que ÔøΩl mismo, bajo su presiÔøΩn, puede llegar a ser. Repito que quien hace polÔøΩtica pacta con los poderes diabÔøΩlicos que acechan 44 en torno a todo poderÔøΩ . El problema de las elecciones, le permiten a Weber introducir la categorÔøΩa de la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn Gesinnungsethik ( ). La convicciÔøΩn lleva a cada actor a actuar segÔøΩn sus sentimientos, sin referencia explicita o implÔøΩcita a las consecuencias. Weber nos demuestra este tipo de moral con dos ejemplos: el pacifista y el revolucionario. ÔøΩEl pacifista absoluto, rechaza de manera incondicional de llevar armas o de matar a alguien. Si ÔøΩl imagina impedir las guerras con esta actitud, ÔøΩl serÔøΩ muy inocente y sobre el plan de la moral de la responsabilidad muy ineficaz. El no tiene otra intenciÔøΩn que actuar acorde a su propia conciencia. ÔøΩl prefiere muerte o prisiÔøΩn antes que matar a alguien: ÔøΩsta es la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn. El pacifista que obra segÔøΩn el Evangelio se sentirÔøΩ en la obligaciÔøΩn moral de negarse a tomar las armas o de arrojarlas, como se recomendÔøΩ en Alemania, para poner tÔøΩrmino a la guerra y, con ella, 45 a toda guerraÔøΩ . Asimismo, el sindicalista actuarÔøΩ en funciÔøΩn de ciertos valores sin buscar alcanzar ciertos fines; sus acciones son enteramente guiadas por sus propios valores, sin que ÔøΩstos tengan necesariamente una consecuencia real. En Weber esta antinomia de la conducta se presenta de manera nÔøΩtida y clara. No obstante, tampoco se puede decir que la ÔøΩtica de la responsabilidad no estÔøΩ inspirada en una ÔøΩtica de la convic-
44 Weber, 1967, p. 173. 45 Weber, 1967, p. 162.
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ciÔøΩn, por cuanto la primera buscarÔøΩ siempre la eficacia de sus acciones, pero ÔøΩsta puede ponerse en duda en funciÔøΩn de los fines que ÔøΩsta busca. Es claro que para Weber la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn no puede ser la moral del Estado, aÔøΩn mÔøΩs, esta moral tampoco es la del hombre polÔøΩtico, por las consecuencias que puede acarrear este tipo de acciÔøΩn. La moral de la sola convicciÔøΩn es un tipo ideal, en donde las acciones corren el riesgo de ser peligrosas: ÔøΩyo pienso, que a pesar de todo, queda una idea profunda en la antinomia weberiana, ÔøΩtica de la convicciÔøΩn y de la responsabilidad. En la acciÔøΩn, obviamente, en la acciÔøΩn polÔøΩtica, nosotros estamos divididos entre dos deseos, entre dos actitudes. El primero que yo llamarÔøΩ instrumental, el que busca producir resultados conforme a ciertos objetivos, en este sentido estamos obligados a analizar las consecuencias posibles de aquello que diremos o que haremos. La otra que yo llamarÔøΩ moral, aquello que nos empuja frecuentemente a hablar y a actuar sin tener en cuenta el determinismo de los hechos. A veces nosotros calculamos y nosotros obedecemos al irresistible impulso de dejar a Dios o enviar al diablo la continuidad de nuestras palabras y de nuestras 46 acciones. Los actos racionales se inspiran a la vez en estas dos actitudesÔøΩ . Toda profesiÔøΩn al ser polÔøΩtica requiere mayor reflexividad y debe tener conciencia de la conducta ÔøΩtica que se requiere. SegÔøΩn Weber, el individuo siempre estarÔøΩ sometido a una ÔøΩantinomia de la conductaÔøΩ entre la ÔøΩtica de la responsabilidad y la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn: ÔøΩEs cierto que la polÔøΩtica se hace con la cabeza pero en modo alguno solamente con la cabeza. En esto tienen toda la razÔøΩn quienes defienden la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn. Nadie puede, sin embargo, prescribir si hay que obrar conforme la ÔøΩtica de la responsabilidad o conforme a la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn, o cuando conforme a una y cuando conforme a otra. Lo ÔøΩnico que puedo decirles es que cuando en estos tiempos de excitaciÔøΩn que ustedes no creen estÔøΩril (la excitaciÔøΩn no es ni esencialmente ni siempre una pasiÔøΩn autÔøΩntica) veo aparecer sÔøΩbitamente a los polÔøΩticos de convicciÔøΩn en medio del desorden gritando ÔøΩel mundo es estÔøΩpido y abyecto, pero yo no; la responsabilidad por las consecuencias no me corresponden a mÔøΩ sino a los otros para quienes yo trabajo y cuya estupidez o cuya abyecciÔøΩn yo extirparÔøΩÔøΩ, lo primero que hago es cuestionar la solidez interior que 47 existe tras la ÔøΩtica de la convicciÔøΩnÔøΩ . Todo ejercicio profesional contiene esta antinomia de la conducta. El anÔøΩlisis de la profesiÔøΩn, en tanto ejercicio istrativo y polÔøΩtico, da cuenta de los problemas
46 Aron, 1967, pp. 528-529. 47 Weber, 1967, p. 176.
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ÔøΩticos que la constituyen. Cada profesional estÔøΩ confrontado a la permanente toma de decisiones, y -como dice Weber- deberÔøΩ elegir, ÔøΩCÔøΩmo va a escoger cuando son mÔøΩltiples los valores y por tanto mÔøΩltiples los dioses? En nuestro caso, habrÔøΩ que problematizar si existe una ÔøΩtica profesional con principios universales y la experiencia propiamente tal. Aspecto que retomaremos en el tercer y cuarto capÔøΩtulo. AÔøΩn asÔøΩ podemos concluir con Weber que la acciÔøΩn profesional, conlleva innegablemente la ÔøΩtica de la responsabilidad y la de la convicciÔøΩn y ambas permiten la constituciÔøΩn de un buen profesional: ÔøΩDesde este punto de vista la ÔøΩtica de la responsabilidad y la ÔøΩtica de la convicciÔøΩn no son tÔøΩrminos absolutamente opuestos, sino elementos complementarios que han de concurrir para formar el hombre 48 autÔøΩntico, al hombre que puede tener vocaciÔøΩn polÔøΩticaÔøΩ .
RecapitulaciÔøΩn La razÔøΩn instrumental, burocrÔøΩtica, como proceso de legitimaciÔøΩn de la conducta humana, en el mundo moderno, lleva a Weber a sostener que este tipo de racionalidad nos conduce al desencantamiento del mundo. En este sentido los procesos de validaciÔøΩn social, sÔøΩlo pueden estar sujetos a razÔøΩn una de tipo burocrÔøΩtico, institucional y normativo y son la condiciÔøΩn para ser obedecidas por los individuos. Creemos que esta es una constataciÔøΩn del mundo moderno y hoy, en cierto sentido, es el fundamento de las profesiones modernas. Empero, este proceso lejos de liberar al hombre moderno lo hace vivir en una Jaula de Hierro. Las profesiones logran fortalecer el sistema capitalista del mundo moderno a partir de estas premisas: burocracia, normatividad, control. Empero tenemos claridad de que el quehacer profesional, el dÔøΩa a dÔøΩa, tensiona profundamente este tipo de racionalidad instrumental. Los valores, los discernimientos, la defensa de derechos y obligaciones, los principios, el o con el otro y el ejercicio de la ciudadanÔøΩa no pocas veces ponen en jaque a una racionalidad que lleva al desencantamiento de la vida y - por quÔøΩ no decirlo- de los propios fines del quehacer profesional: la justicia, la igualdad y los derechos humanos. Weber niega una ÔøΩtica universal, porque los valores estÔøΩn situados, y por tanto, son variados. Esta concepciÔøΩn de los valores lo lleva, a nuestro juicio, a un relativismo moral. El hombre estÔøΩ condenado a elegir porque los problemas son muchos, lo mismo que los demonios y los dioses. Sin embargo, el aporte al debate ÔøΩtico serÔøΩ a travÔøΩs de la ÔøΩtica de la responsabilidad y de la convicciÔøΩn.
48 Weber, 1967, p. 176.
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En Weber los dilemas de la razÔøΩn humana se expresan entre optar por un quehacer cientÔøΩfico y uno de tipo polÔøΩtico, entre el revolucionario que actÔøΩa por una ÔøΩtica de la convicciÔøΩn y un funcionario que actÔøΩa por una ÔøΩtica de la responsabilidad. Pero sus reflexiones y anÔøΩlisis histÔøΩricos dan cuenta de la complejidad de estos dilemas y, mÔøΩs aÔøΩn, de las relaciones que se establecen. Precisando el anÔøΩlisis de la acciÔøΩn profesional en Weber podemos decir, que desde el debate acerca del origen de la acciÔøΩn humana, la acciÔøΩn profesional, expresa la vocaciÔøΩn de los hombres en el mundo social. SegÔøΩn Weber, el origen de esta vocaciÔøΩn esta dado por el sentido, inicialmente religioso, de la acciÔøΩn profesional, y en especial, en luteranos y calvinistas. Los primeros profesionales legitiman su acciÔøΩn a travÔøΩs de procesos de racionalizaciÔøΩn determinados por la expresiÔøΩn de valores que implican monopolizar el conocimiento en la categorÔøΩa experto de , en ciertas creencias y conductas polÔøΩticas. La profesiÔøΩn, en Weber, es la expresiÔøΩn de dos procesos principales: la vocaciÔøΩn y el conocimiento del especialista. Las profesiones se vinculan con dos tipos de procesos: ÔøΩ Primero: Es significativa, por cuanto se manifiesta a travÔøΩs de una acciÔøΩn teleolÔøΩgicamente racional, es decir, estÔøΩ orientada por lo que se espera en cuanto al comportamiento racional coherente entre el medio y el fin. ÔøΩ Segundo: Los procesos de legitimaciÔøΩn de la acciÔøΩn profesional ponen de manifiesto los juegos de poder que, en la actualidad, ocupan las profesiones en el mundo moderno. En este sentido las profesiones constituyen la expresiÔøΩn de modelos de burocracia, de monopolizaciÔøΩn de mercados y espacios laborales que van a legitimar el sistema capitalista. Para Weber, todas las organizaciones burocrÔøΩticas encarnan el nuevo ideal del profesional y del especialista. El especialista representa la racionalizaciÔøΩn del mundo laboral, y su comportamiento es expresado en formas de coaliciÔøΩn, innovaciÔøΩn, control y anticipaciÔøΩn, los cuales son aspectos fundamentales en la consolidaciÔøΩn del sistema de mercado capitalista. La acciÔøΩn social y por tanto la acciÔøΩn profesional en Weber es incompleta si no se analiza desde el mundo fenomenolÔøΩgico. Para ello usamos la sociologÔøΩa comprensiva en Schutz en este sentido creemos se completa la discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica de Weber, a travÔøΩs del esclarecimiento de la significaciÔøΩn subjetiva e intersubjetiva del mundo de la vida. Para Schutz, Weber dio por sentado el mundo de la vida, la
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relaciÔøΩn cara a cara, el aquÔøΩ y el ahora, la conciencia intencional, los tiempos en la vivencia del otro, el cuerpo como indicaciÔøΩn de estados de conciencia y como centro de orientaciÔøΩn en el orden del espacio temporal del mundo entre otros. Desde esta perspectiva el mundo profesional no solo representa el sistema de control y manutenciÔøΩn de sociedades de mercado sino tambiÔøΩn la expresiÔøΩn de relaciones, la construcciÔøΩn y distinciones de niveles de significaciones, los constructos simbÔøΩlicos, las expresiones corporales entre otras Por otra parte, la fenomenologÔøΩa de Schutz nos permitirÔøΩ profundizar en la vida cotidiana, en toda su textura significativa entre sujetos: por tanto, como un mundo intersubjetivo. En cambio para Weber la acciÔøΩn social y la acciÔøΩn profesional son intersubjetivas, es decir, la acciÔøΩn es significativa en la medida que entra en relaciÔøΩn con otros; en cambio, en el matiz introducido por la fenomenologÔøΩa en Schutz, la acciÔøΩn profesional serÔøΩa significativa antes de que entre en o con otros, darÔøΩ cuenta de niveles de significaciÔøΩn y por tanto de interpretaciÔøΩn. El aporte de la fenomenologÔøΩa a la teorÔøΩa de las profesiones consiste en el permitir y poner en el centro del conocimiento de las profesiones la vida cotidiana, el mundo de la vida y la subjetividad de toda persona y sujeto. El mundo de la vida (Lebenswelt) es pre-cientÔøΩfico y extra cientÔøΩfico y a la vez, es el fundamento de toda posible ciencia. Aspectos que retomaremos en e darÔøΩ cuenta de niveles de significaciÔøΩn y por tanto de interpretaciÔøΩn. El aporte de la fenomenologÔøΩa a la teorÔøΩa de las profesiones consiste en poner en el centro del conocimiento de las profesiones, la vida cotidiana, el mundo de la vida y la subjetividad de toda persona y sujeto.
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CapÔøΩtulo III APORTES TEÔøΩRICOS Y EPISTEMOLÔøΩGICOS EN LA CONSTITUCIÔøΩN DE LAS PROFESIONES MODERNAS
1 IntroducciÔøΩn
Al referirnos a las profesiones estamos haciendo clara alusiÔøΩn a aquÔøΩllas que mantienen un o diario con las personas, que se hacen en el cara a cara, que se desenvuelven en medio de las contradicciones sociales, donde el ejercicio profesional ha permitido construir conocimientos, desarrollar habilidades y destrezas, hacer opciones valorativas y polÔøΩticas, ademÔøΩs de tÔøΩcnicas y metodologÔøΩas. Para los efectos de este trabajo, optaremos por diferenciar las profesiones eruditas 2 de aquellas doctas-prÔøΩcticas : ÔøΩlas profesiones eruditas, doctas o cientÔøΩficas y las profesiones prÔøΩcticas o de consulta tienen consecuencias mucho mayores que sus similitudes en la forma en que cada una de ÔøΩstas se establece y se sostiene en los problemas cotidianos de sus (...). Las profesiones prÔøΩcticas son los esla1 2
Todos los textos en francÔøΩs utilizados en este capÔøΩtulo, han sido traducidos por la autora. Tenemos claridad que esta distinciÔøΩn no refleja el caso de todas las profesiones, pero nuestro interÔøΩs es resaltar aquellas en que su quehacer profesional es el centro de su desarrollo profesional. AsÔøΩ es el caso del trabajador social, aquel profesional cuyo bien interno es el bienestar humano y la autonomÔøΩa de las personas.
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bones que unen una civilizaciÔøΩn con su vida diaria y como tal a la vida cotidiana y 3 al hombre comÔøΩnÔøΩ . Ahora bien, lo que nos interesa reflexionar y demostrar es cÔøΩmo los profesionales prÔøΩcticos son mediadores -capacidad de actuar en las fronteras- entre el debate epistemolÔøΩgico-metodolÔøΩgico y el ÔøΩtico-polÔøΩtico. Las prÔøΩcticas profesionales contienen parte de este debate, el que no ha sido desentraÔøΩado ni cuestionado adecuadamente. MÔøΩs bien se ha tendido a asumir las ciencias sociales de acuerdo a las coyunturas polÔøΩticas vigentes con una falta de criticidad de estas mismas. Por lo mismo son las ciencias positivas las que han impregnado la casi totalidad del discurso profesional. Desde el cÔøΩrculo hermenÔøΩutico y la vida cotidiana, se requiere una nueva discusiÔøΩn de las profesiones; se pone en el centro de la discusiÔøΩn el lenguaje, los sÔøΩmbolos, los procesos de interpretaciÔøΩn, los valores y principios ÔøΩticos del quehacer profesional4. Siguiendo la tradiciÔøΩn sa y norteamericana, existe un consenso, entre los especialistas, para reconocer ciertas caracterÔøΩsticas generales de las profesiones en las sociedades modernas5. ÔøΩ Las profesiones tratan de operaciones intelectuales asociadas a responsabilidades individuales. ÔøΩ El material de base es extraÔøΩdo y recreado de las ciencias y del saber teÔøΩrico. ÔøΩ Este material conlleva aplicaciones prÔøΩcticas y ÔøΩtiles. ÔøΩ Son transmitidas por una enseÔøΩanza formalizada (institutos y universidades). ÔøΩ Las profesiones tienden a la autorregulaciÔøΩn en asociaciones. ÔøΩ Los tienen una motivaciÔøΩn altruista. En las profesiones modernas existen elementos centrales que vinculan estrechamente el quehacer de las ciencias, las instituciones formadoras y el mercado. Sarfatti
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Friedson, 1970, p. 86. Se usarÔøΩ como base la reflexiÔøΩn teÔøΩrica y prÔøΩctica, tanto los aportes ya clÔøΩsicos de Max Weber, y tambiÔøΩn de otros autores contemporÔøΩneos destacados por sus aportes a estos temas: Durkheim (1893-1950), Parsons (1939), Merton (1957), Dubar y Triper (1998), Chapoulie (1973), Paradeise (1988), AutÔøΩs, (2000), Sainsaulieu (1977), Sarfatti (1988), TrÔøΩpos (1996), Zarca (1986) y norteamericanos como Friedson (1970), Abbot (1988) y del chileno Gyarmati (1984). Cfr. Dubar y Tripier, 1998.
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Larson sostiene al respecto que ÔøΩcual sea su origen, las profesionalizaciÔøΩn traduce los recursos de un orden (competencias provenientes de una formaciÔøΩn y de exÔøΩmenes normalizados al mÔøΩs alto nivel del sistema de enseÔøΩanza oficial) a un orden (empleo sobre el mercado del trabajo, profesional privilegiados, posiciÔøΩn social o rango elevado en la jerarquÔøΩa burocrÔøΩtica). La profesiÔøΩn llega a ser un llamado que damos a sus formas histÔøΩricas especÔøΩficas que establecen las relaciones estructurales entre el nivel de instrucciÔøΩn formal relativamente elevados y los puestos o com6 petencias relativamente deseables en la divisiÔøΩn social del trabajoÔøΩ . Estas caracterÔøΩsticas generales no son ciertamente estÔøΩticas y plantean diversos problemas a la hora de establecer un anÔøΩlisis teÔøΩrico de las diversas profesiones. Las profesiones ponen en el tapete de la discusiÔøΩn de las ciencias sociales cuestiones epistemolÔøΩgicas, socio-econÔøΩmicas y polÔøΩticas que deben vincularse al tipo de relaciÔøΩn con las ciencias, los tipos de metodologÔøΩas utilizadas, la relaciÔøΩn con el Estado y/o la empresa privada, la vocaciÔøΩn o misiÔøΩn de los que la ejercen y por ÔøΩltimo con el mercado laboral en que se desenvuelven. A este respecto se pueden puntualizar 7 algunas afirmaciones clÔøΩsicas en una teorÔøΩa de las profesiones . ÔøΩ Las profesiones representan formas histÔøΩricas de regulaciÔøΩn de la organizaciÔøΩn social, de categorizaciÔøΩn de las actividades laborales que constituyen desafÔøΩos polÔøΩticos inseparables de las relaciones entre el Estado y los individuos. ÔøΩ Las profesiones adhieren a ciertos paradigmas de las ciencias sociales, lo que les permite dar cuenta del tipo de conocimiento por el que optan, los mÔøΩtodos y tÔøΩcnicas utilizadas.
ÔøΩ Las profesiones son tambiÔøΩn formas histÔøΩricas de realizaciÔøΩn de sÔøΩ, de identificaciones subjetivas y la expresiÔøΩn de valores de orden ÔøΩtico con significaciones culturales. ÔøΩ Y por ÔøΩltimo, las profesiones son formas de coaliciÔøΩn de actores que defienden sus intereses, intentado controlar un mercado del trabajo, un monopolio para sus actividades, una clientela asegurada por los servicios que prestan. ÔøΩEl estudio comparativo que hizo Matthew Ramsey del monopolio mÔøΩdico, demuestra que la protecciÔøΩn eficaz de un Estado fuerte puede atribuir poder
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Sarfatti, 1988, p. 28. Cfr. Dubar y Tripier, 1998.
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social a una profesiÔøΩn, antes que ÔøΩsta haya demostrado su superioridad tÔøΩcnica (o independiente de ÔøΩsta) (...). Ramsey sostiene en primer lugar, y a justo tÔøΩtulo, que el monopolio -suponiendo que una tal protecciÔøΩn sea deseable 8 para los prÔøΩcticos que se benefician- es un fenÔøΩmeno polÔøΩticoÔøΩ . El plantear una discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica, socio-econÔøΩmica y polÔøΩtica-cultural, exige develar un tipo de conocimiento e ideologÔøΩa implÔøΩcito a las profesiones ÔøΩcuÔøΩles son los supuestos que las contienen? ÔøΩcuÔøΩl es la relaciÔøΩn que establecen con las ciencias sociales? ÔøΩcuÔøΩles son los supuestos de sociedad, por la cual optan?, ÔøΩa quÔøΩ tipo de ÔøΩtica adhieren? y ÔøΩcual serÔøΩa la relaciÔøΩn con el trabajo social?
1. La discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica en la teorÔøΩa de las profesiones modernas 1.1. La teorÔøΩa estructural funcionalista Las teorÔøΩas funcionalistas de la profesiÔøΩn adhieren en tÔøΩrminos generales a una epistemologÔøΩa positivista y neopositivista de las ciencias. La acciÔøΩn social-profesional se entiende a partir de explicaciones causalistas, que buscan leyes generales e hipotÔøΩticas donde se subsumen los hechos individuales. Las profesiones, desde el paradigma explicativo, son herederas de los lenguajes empÔøΩrico formales. Estos lenguajes reflejan la construcciÔøΩn de categorÔøΩas teÔøΩricas y un lenguaje empÔøΩrico-verificable: ÔøΩel primer lenguaje contendrÔøΩ tÔøΩrminos no lÔøΩgicos que se llamarÔøΩn tÔøΩrminos teÔøΩricos y que se refieren a entidades o a propiedades de las cuales algunas, probablemente la mayorÔøΩa o incluso la totalidad, pueden ser no observables (...). AsÔøΩ en el segundo lenguaje contendrÔøΩ igualmente tÔøΩrminos no lÔøΩgicos que se llamarÔøΩn ÔøΩtÔøΩrminos empÔøΩricosÔøΩ y que se refieren a entidades y a pro9 piedades observablesÔøΩ . Las teorÔøΩas funcionales requieren de un lenguaje observable, pero tambiÔøΩn categorÔøΩas que provienen de la lÔøΩgica y la matemÔøΩtica. Por ejemplo, la teorÔøΩa de las funciones de variables reales, la teorÔøΩa de sistemas etc. Lo que queremos destacar de este tipo de ciencias son las relaciones que se establecen entre realidad y teorÔøΩa. Se establecen reglas de correspondencia que asocian los tÔøΩrminos teÔøΩricos a los empÔøΩricos.
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Ramsey en Sarfatti, 1988, p. 26. LadriÔøΩre, 2001, p. 47.
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Una teorÔøΩa de las ciencias empÔøΩrico-formales, donde situamos las teorÔøΩas de tipo funcionalistas, se constituye con proposiciones formuladas en lenguaje teÔøΩrico y que constituyen los axiomas expresando leyes de correspondencia: ÔøΩLas proposiciones tomadas como axiomas son consideradas, en todo caso de manera provisional, como verdaderas. Ellas juegan el papel de hipÔøΩtesis. Mediante la intervenciÔøΩn de reglas deductivas aceptadas por la teorÔøΩa, se puede deducir otras proposiciones, 10 que son los teoremas de la teorÔøΩaÔøΩ . El canon de explicaciÔøΩn de la acciÔøΩn profesional, refiere a una de tipo funcional o explicaciÔøΩn por referencia. La explicaciÔøΩn es de tipo deductiva a partir de los axiomas de las teorÔøΩas en virtud de leyes de correspondencia, ÔøΩstas pueden ser traducidas a proposiciones de lenguaje empÔøΩrico, constatables en la experiencia por medio de la observaciÔøΩn. En definitiva, el tipo de explicaciÔøΩn de las ciencias funcionalista consiste en establecer una relaciÔøΩn entre un antecedente y un consecuente por medio de una estructura lÔøΩgica de orden teÔøΩrico. Con esta forma explicativa se consolida un modelo nomolÔøΩgico-deductivo que considera el lenguaje de la teorÔøΩa de las profesiones a travÔøΩs de generalizaciones universales, modelos a priori y de verificaciÔøΩn empÔøΩrica. Este paradigma empÔøΩrico-formal acentÔøΩa la eficiencia y eficacia del quehacer profesional. Se acentÔøΩan los razonamientos instrumentales (Weber), donde la relaciÔøΩn medio fin es el eje de toda decisiÔøΩn. Esta lÔøΩgica permite fortalecer los procesos de burocratizaciÔøΩn y especializaciÔøΩn que han caracterizado las profesiones modernas. Nos interesa destacar en este paradigma de la acciÔøΩn social-profesional, los trabajos realizados por Durkheim (1893 y 1950) sobre profesiones y sus continuadores como Parsons (1939) y Merton (1957). Estos sociÔøΩlogos tambiÔøΩn dan cuenta de un tipo de acciÔøΩn social, y por tanto de un tipo de concepciÔøΩn de profesiÔøΩn ÔøΩEn Francia, Durkheim (1893) fue sin duda el primer sociÔøΩlogo que defiende una argumentaciÔøΩn sobre la evoluciÔøΩn conjunta de las actividades econÔøΩmicas y las formas de organizaciÔøΩn social que lleva a una concepciÔøΩn que algunos -consideran muy normativa11 de los grupos de profesionalesÔøΩ . Durkheim en sus principales obras: La divisiÔøΩn del Trabajo Profesional (1893), El suicidio (1897) y la Moral Profesional (1950), destaca que las profesiones estÔøΩn en el corazÔøΩn de las sociedades modernas, ÔøΩstas aseguran una funciÔøΩn esencial en la
10 LadriÔøΩre, 2001, p. 48. 11 Durkheim en Dubar y Triper, 1998, p. 67.
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vida social, como es la cohesiÔøΩn social y la vida moral. ÔøΩstas representan una alternativa de dominaciÔøΩn del mundo de los negocios, de la competencia capitalista y de la lucha de clases. Las profesiones, para este autor, configuran todas las actividades econÔøΩmicas y las categorÔøΩas de trabajo (patrones, independientes y asalariados12. A medida que las funciones industriales se especializan, lejos de aumentar la solidaridad, la lucha se hace mÔøΩs viva. En la Edad Media el obrero vive al lado de su maestro, compartiendo sus trabajos ÔøΩen la misma tienda, sobre el mismo banco. Ambos forman parte de una misma corporaciÔøΩn y llevaban la misma existencia. Uno y otro eran casi iguales; quien hubiera hecho su aprendizaje podÔøΩa, al menos en muchos oficios, establecer si tenÔøΩa con quÔøΩ (...). El gremio no es ya un asilo comÔøΩn, sino que se convierte en posesiÔøΩn exclusiva de los maestros, que son los que allÔøΩ deciden por sÔøΩ solos sobre todas las cosas... Desde entonces una distinciÔøΩn profunda se establece entre los maestros y los oficiales. Formaron ÔøΩstos, por asÔøΩ decirlo asÔøΩ, un orden aparte; tenÔøΩan sus costumbres, sus reglas, sus asociaciones 13 independientesÔøΩ . A medida que los oficios se transforman en profesiones, aparece el proceso de especializaciÔøΩn fundada en una ciencia funcionalista y positivista que busca explicar los fenÔøΩmenos sociales desde sus particularidades. En La divisiÔøΩn del trabajo de Durkheim, encontramos las argumentaciones mÔøΩs completas sobre el rol de las profesiones, en especial el carÔøΩcter de especializaciÔøΩn al que tambiÔøΩn es sometida la propia ciencia. ÔøΩHasta tiempos muy recientes la ciencia no se hallaba muy dividida; un solo y ÔøΩnico espÔøΩritu podÔøΩa cultivarla casi en totalidad. TenÔøΩase tambiÔøΩn un sentimiento muy vivo de su unidad. Las verdades particulares que la componÔøΩan no eran ni lo bastante numerosas, ni lo bastante heterogÔøΩneas, que impidieran ver con facilidad el lazo que las unÔøΩa a un ÔøΩnico y mismo sistema (...). Pero a medida que la especializaciÔøΩn se introduce en el trabajo cientÔøΩfico, cada sabio se ha ido encerrando cada vez, no solo en su ciencia particular, sino en un orden especial de proble14 masÔøΩ . Durkheim plantea que la sociedad industrial (mecÔøΩnica), fundada sobre la solidaridad orgÔøΩnica debiÔøΩ desarrollar formas nuevas y superiores de integraciÔøΩn y regulaciÔøΩn social. Pero, por el contrario esta sociedad se caracterizÔøΩ por la miseria de los
2 Cfr. Dubar y Tripier, 1998. 13 Durkheim 1995 p. 417 14 Durkheim, 1995, p. 419.
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obreros, los conflictos sociales y el individualismo destructor. Estos procesos son denominados por ÔøΩl como Anomia la Social y al respecto nos indica: La divisiÔøΩn del trabajo no puede llevarse demasiado lejos sin que devenga una fuente de desinte15 graciÔøΩnÔøΩ . Esta situaciÔøΩn de anomia que viven las sociedades industriales lleva a un aumento de los suicidios, Estado crÔøΩnico en el mundo econÔøΩmico moderno. En la ÔøΩltima parte de su obra El Suicidio (1897) describe por primera vez el origen preciso de esta Miseria Moral definida como la principal afecciÔøΩn moral de la sociedad: ÔøΩlos sentimientos colectivos devienen, pues, cada vez mÔøΩs impotentes para contener las tendencias centrÔøΩfugas, que fatalmente engendra la visiÔøΩn del trabajo, pues, de una parte, esas tendencias aumentan a medida que el trabajo se divide, y al mismo 16 tiempo, los sentimientos colectivos mismos se debilitanÔøΩ . Entonces, desde esta perspectiva puede elaborar la siguiente pregunta, ÔøΩcÔøΩmo combatir la anomia jurÔøΩdica y moral de la sociedad? y la respuesta para este sociÔøΩlogo, es integrando la funciÔøΩn de las corporaciones, ÔøΩellas deben ser compatibles con la vida econÔøΩmica, (...) deben tener una funciÔøΩn jurÔøΩdica (como los tribunales), de asistencia (como las mutuales), la educaciÔøΩn (asegurando el control del aprendizaje), la estÔøΩtica (con la organizaciÔøΩn de conciertos, exposiciones). Ella debe ejercer sobre todo una funciÔøΩn reguladora sobre todos los aspectos econÔøΩmicos esenciales: salarios, duraciÔøΩn del trabajo, protecciÔøΩn social. En definitiva, ellas deben ÔøΩredimirÔøΩ el cuadro elemental de nuestras sociedades actuales asÔøΩ como un gran sistema de 17 corporaciÔøΩn nacionalÔøΩ . En el fin del segundo prefacio (1902), Durkheim, reformula el principio de base de la organizaciÔøΩn social de las sociedades modernas, afirmado anteriormente al final de la obra El suicidio (1897): ÔøΩUna naciÔøΩn no puede mantenerse mas que si entre el Estado y los particulares se intercalan una serie de grupos secundarios que estÔøΩn cerca de los individuos para atraerlos en su esfera de acciÔøΩn y tambiÔøΩn reconocidos por el Estado. Para ejercer una reglamentaciÔøΩn eficaz. Estos cuerpos intermedios deben ser los grupos de profesionales. En algÔøΩn momento nuestra sociedad devendrÔøΩ a un punto donde la organizaciÔøΩn social y polÔøΩtica serÔøΩ exclusivamente en base 18 profesionalÔøΩ .
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Durkheim, 1995, pp. 420-421. Durkheim, 1995, p. 425. Durkheim en Dubar y Tripier, 1998, p. 71. Durkheim en Dubar y Triper, 1998, p. 71.
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La continuidad teÔøΩrica del paradigma de Durkheim estarÔøΩ determinada por los autores anglosajones y no por los ses. Carr Sanders, seÔøΩala que las profesiones son formas eminentes de regulaciÔøΩn social. De este modo, el profesionalismo es el modo de regulaciÔøΩn, a la vez econÔøΩmico y moral deseable donde el centro del 19 anÔøΩlisis es el problema de la regulaciÔøΩn y de la socializaciÔøΩn . Parsons, tambiÔøΩn hace aportes relevantes en esta discusiÔøΩn. Para ÔøΩl, existen tres grandes caracterÔøΩsticas entre las profesiones y los hombres de negocios. Ellas estÔøΩn animadas por la bÔøΩsqueda de la racionalidad instrumental (medio-fin). EstÔøΩn animadas por referencias objetivas y universales. Los profesionales modernos son los empresarios, los burÔøΩcratas y profesionales liberales. Lo que caracteriza al profesionalismo es su referencia a la legitimidad cientÔøΩfica y universal. Las profesiones estÔøΩn fundadas sobre competencias tÔøΩcnicas en el dominio definido y particularmente en el campo del conocimiento y la calificaciÔøΩn claramente delimitada. Merton (1957) continuador de las ideas de Parsons va a distinguir entre la funciÔøΩn manifiesta y latente de las profesiones. La funciÔøΩn latente, por ejemplo, en la profesiÔøΩn mÔøΩdicas, tiene por funciÔøΩn diferenciar a los estudiantes en especialidades mÔøΩdicas, mientras que la manifiesta, socializar al estudiante a travÔøΩs de normas y valores etc. Para Parsons y Merton las caracterÔøΩsticas relevantes de las profesiones representan el corazÔøΩn de la sociedad moderna, aseguran la cohesiÔøΩn moral, constituyen una alternativa a la dominaciÔøΩn del mundo por las transacciones, al capitalismo respecto de la lucha de clases. TambiÔøΩn, permiten, la distinciÔøΩn entre el ser racional e irracional, entre lo moral y lo patolÔøΩgico, entre lo profano y lo sagrado. El supuesto de base de estas teorÔøΩas es otorgar a la profesiÔøΩn la tarea de regular las injusticias sociales y por tanto de asegurar la estabilidad de un Estado. Las teorÔøΩas de Parsons, en definitiva, tienen como base referir a un modelo deductivo y lÔøΩgico, una conceptualizaciÔøΩn de axiomas formales y son las profesiones las que caracterizan mejor el sistema social moderno-liberal y no la actividad financiera burocrÔøΩtica ÔøΩel mÔøΩdico es, para Parsons, el tipo ideal de profesiÔøΩn, porque ÔøΩl reÔøΩne, el grado mÔøΩs alto, de las caracterÔøΩsticas del rol del profesional: competencias, tÔøΩcnicas, universales, de alto nivel, una especialidad funcional y especializada en su dominio y solamente una neutralidad afectiva que le permite un diagnÔøΩstico 20 y un tratamiento exitosoÔøΩ . 19 Cfr. Dubar y Triper, 1998. 20 Parsons en Dubar y Tripier, 1998, p. 84.
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Un paradigma positivo funcionalista de las profesiones da cuenta de que: ÔøΩ El ejercicio profesional requiere de formaciones acadÔøΩmicas especializadas y de tiempos prolongados. Esta formaciÔøΩn se extrae en general de las ciencias cuyo contenido buscan explicar el mundo. En este sentido se niega toda relaciÔøΩn ideolÔøΩgica que pueda representar las ciencias y por tanto cualquier profesiÔøΩn.. ÔøΩ Quienes deben acreditar estas formaciones son instituciones debidamente legitimadas por el Estado u organizaciones que la sociedad en su conjunto le otorga credibilidad. ÔøΩ Los organismos controladores del ejercicio profesional, son el Estado, las propias organizaciones de profesionales, y organizaciones privadas de derecho pÔøΩblico. La ÔøΩtica de la cual son portadores refiere a principios universalmente vÔøΩlidos. ÔøΩ Los de cada profesiÔøΩn comparten identidades e intereses especÔøΩficos que les permiten diferenciarse entre ellos. En este sentido existirÔøΩn profesiones mayores y otras menores, unas dependientes de otras. De la medicina, depende la enfermerÔøΩa; de la ingenierÔøΩa, el tÔøΩcnico; de la sociologÔøΩa, el trabajo social, etc. Las primeras ocupan un mayor estatus que las segundas y tambiÔøΩn deben aceptar prerrogativas de la sociedad respecto de cada una en su distinciÔøΩn. ÔøΩ Las profesiones con mayor estatus, en general, pertenecen a las clases sociales mÔøΩs altas. Esto se muestra en los altos salarios, el prestigio y el poder de los de cada profesiÔøΩn.
En definitiva, la lista de los criterios que constituyen una profesiÔøΩn da cuenta de las competencias teÔøΩricas, cientÔøΩficas y tecnolÔøΩgicas que se requieren. Los lenguajes profesionales en que se construyen las teorÔøΩas, refieren a lenguajes formales o bien empÔøΩrico-formales. Los conocimientos son extraÔøΩdos de los supuestos de las ciencias llamadas ÔøΩdurasÔøΩ. La matemÔøΩtica, la fÔøΩsica, la biologÔøΩa, la genÔøΩtica, la lÔøΩg sus fuentes de conocimiento. Las profesiones son organismos intermedios que la sociedad crea para fortalecer su funcionamiento, pero tambiÔøΩn es claro que a medida que la sociedad crece y se complejiza se requieren mÔøΩs profesiones y con mayor especializaciÔøΩn. La realidad social serÔøΩ dividida en tantas partes como sea posible y el sistema mismo puede llegar a destruirse, tal cual lo seÔøΩala Durkheim.
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El rol que cumple la profesiÔøΩn desde una perspectiva moral es, justamente, el de regulaciÔøΩn social, de apoyo al individuo que estÔøΩ desconcertado en esta complejidad creciente. La sociedad contemporÔøΩnea requiere de sistemas profesionales y semiprofesionales que ayuden al individuo. ÔøΩLas profesiones comienzan cuando la gente consagra todo su tiempo a hacer lo que a ellos les gusta. Pero la necesidad de formarse, se sintiÔøΩ muy pronto (...). Las instituciones, las nuevas escuelas se afilian a las universidades. Inevitablemente, ÔøΩstas imponen exigencias muy elevadas, una larga formaciÔøΩn, un compromiso desde muy joven y un grupo de profesores a tiempo completo (...). La vida profesional mÔøΩs activa, motivada por asociaciones conlleva a una reflexiÔøΩn sobre sÔøΩ, un posible cambio de nombre y una separaciÔøΩn entre los competentes y los incompetentes. La reflexiÔøΩn sobre la actividad profesional conduce a la profesiÔøΩn a delegar las tareas secundarias a los para-profesiona21 lesÔøΩ . Las crÔøΩticas que se hacen a este tipo ideal de profesiÔøΩn dan cuenta que estas caracterÔøΩsticas corresponden a distinciones ideales, se destaca que las profesiones viven otras realidades una vez que ellas actÔøΩan en sus respectivos campos profesionales tal cual lo demuestra Friedson sobre el estudio de los mÔøΩdicos-. Otra crÔøΩtica destaca que el profesional se hace, no sÔøΩlo a travÔøΩs de la formaciÔøΩn acadÔøΩmica como a veces se pretende creer, sino en las relaciones sociales que logra establecer con sus clientes, s, patrones y empresas. No es la duraciÔøΩn de los aÔøΩos de formaciÔøΩn -afirman los anÔøΩlisis mÔøΩs comprensivos- la que asegura que un profesional ejerza bien su oficio; sino mÔøΩs bien la experiencia laboral. Y, por ÔøΩltimo el control tÔøΩcnico, no sÔøΩlo estÔøΩ dado exteriormente, por ejemplo, por los organismos legales conformados para tal efecto. Por el contrario, son los propios controles internos entre profesionales y entre los s, los que legitiman a ciertos profesionales y no a otros. Nos parece que partir de las observaciones presentadas se ven con claridad las condiciones de monopolizaciÔøΩn de las profesiones desde una perspectiva funcionalista, y de quÔøΩ manera ciertas profesiones adquieren un mayor reconocimiento que otras, lo que significa la apariciÔøΩn de las especialidades en el desarrollo profesional. Tal cual ya manifestaba Weber, esta mayor experticia lleva a un mayor control de parte de los profesionales y a quienes ellos representan, tanto social como econÔøΩmicamente. Este mayor control nos lleva irremediablemente a una estandarizaciÔøΩn, burocratizaciÔøΩn e instrumentalizaciÔøΩn de las personas a las que se deben las profesiones como su bien interno. Esto plantea dificultades en las profesiones mÔøΩs cercanas a los servicios y bienes sociales, (profesores, trabajadores sociales, enfermeras, etc.). Se sabe que ÔøΩstas son, frecuentemente, las profesiones 21 Abbott, en Dubar y Tripier 1998, p. 10.
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mÔøΩs discriminadas tanto en el mundo acadÔøΩmico como en el mundo laboral, por razones que vamos a exponer en los acÔøΩpites siguientes. El anÔøΩlisis de la acciÔøΩn profesional desde el paradigma funcionalista, concibe la acciÔøΩn como una posibilidad de verificaciÔøΩn de los axiomas; la teorÔøΩa de la acciÔøΩn profesional se reducirÔøΩa a ÔøΩesquemas idealesÔøΩ de funcionamiento. En este sentido es posible otorgar a la experiencia sÔøΩlo el rol de comprobaciÔøΩn de los axiomas construidos por la teorÔøΩa. De este modo es posible que las caracterÔøΩsticas de las profesiones, consideradas como sistemas funcionales, se alejen cada vez mÔøΩs de la forma real de funcionamiento del mundo de la vida. La experiencia profesional, en este paradigma actÔøΩa en segundo plano, sÔøΩlo aparece como un referente de proposiciones. La teorÔøΩa en este sentido quedarÔøΩa reducida o sujeta sÔøΩlo a la posible comprobaciÔøΩn. En consecuencia, la funciÔøΩn proyectiva de la misma se limitarÔøΩa a una especie de empirismo dentro de los marcos deducibles de sus propias construcciones ÔøΩla relaciÔøΩn entre el mÔøΩdico-paciente es tÔøΩpica de la actividad profesional, pues pone de manifiesto la estructura de esta actividad fundada en la institucionalizaciÔøΩn de los roles, a la reproducciÔøΩn de esta estructura. Es extrayendo las caracterÔøΩsticas tÔøΩpicas de las relaciones terapÔøΩuticas desde el punto de vista del enfermo, luego del mÔøΩdico, que Parsons descubre (un hecho deducible) los presupuestos funcionales de esta interacciÔøΩn y puede asÔøΩ generalizarlos a la 22 estructura de las funciones de la actividad profesionalÔøΩ . 1.2. La teorÔøΩa marxista de las profesiones La teorÔøΩa de las profesiones desde este anÔøΩlisis, busca responder a preguntas como las siguientes: ÔøΩlos esquemas empÔøΩrico-formales son suficientes para dar cuenta de la acciÔøΩn profesional?, ÔøΩno serÔøΩa imprescindible incorporar el tema del poder, de la ideologÔøΩa y la vida cotidiana en el funcionamiento de ellas? Sin embargo, un anÔøΩlisis mÔøΩs acabado sobre la ideologÔøΩa profesional, nos abrirÔøΩ las primeras puertas a considerar la acciÔøΩn social desde el lenguaje de la realidad social, considerando las contradicciones sociales y una reconceptualizaciÔøΩn desde la vida cotidiana y de la experiencia profesional. En Marx la ciencia refiere a una concepciÔøΩn positiva y empÔøΩrica de la realidad: ÔøΩallÔøΩ donde termina la especulaciÔøΩn, en la vida real comienza tambiÔøΩn la ciencia real y 23 positiva, la exposiciÔøΩn de la acciÔøΩn prÔøΩctica del desarrollo de los hombresÔøΩ . 22 Dubar y Tripier, 1998, p. 83. 23 Marx, 1970, p. 26.
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Marx postula que las relaciones de poder son relevantes a la hora de analizar la acciÔøΩn social. Las estructuras de poder se expresan en la relaciÔøΩn entre los burgueses y los proletariados. Los primeros son los dueÔøΩos de los medios de producciÔøΩn y los segundos son aquellos obligados a vender su fuerza laboral ÔøΩpor burguesÔøΩa se comprende a la clase de los capitalistas, modernos, propietarios de los medios de producciÔøΩn social, que emplean el trabajo asalariado. Por proletarios se comprenden a la clase de los trabajadores asalariados modernos, que, privados de medios de producciÔøΩn propios, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para poder 24 existirÔøΩ . La diferenciaciÔøΩn que establece Marx entre proletarios y burgueses no da cuenta clara de una escisiÔøΩn que enmarca a las categorÔøΩas de las profesiones. Cuando ÔøΩstas son mencionadas en sus escritos, ellas formarÔøΩan parte de la estructura de dominaciÔøΩn con que cuenta la clase burguesa. ÔøΩnuestra ÔøΩpoca, la ÔøΩpoca de la burguesÔøΩa tiene de particular que ella ha simplificado las oposiciones de clases. Cada vez mÔøΩs la sociedad en dos grandes campos de enemigos, en dos grandes clases diametralmente opuestas, una de la otra: la burguesÔøΩa y el proletariado (ÔøΩ). Las antiguas clases medias, los pequeÔøΩos industriales, los pequeÔøΩos comerciantes, y los pequeÔøΩos rentistas, los artesanos y los campesinos, todas estas clases quedan ocultas en el proletariado, sea porque el pequeÔøΩo capital no es suficiente para la explotaciÔøΩn de la gran industria (ÔøΩ) sea porque sus habilidades se encuentran despreciadas por los 25 nuevos modos de producciÔøΩn.ÔøΩ Cuando Marx analiza la sociedad feudal o gremial, da algÔøΩn crÔøΩdito a los oficios, pero solamente como una forma previa de construcciÔøΩn de la sociedad industrial. Los maestros de los gremios y las formas de organizaciÔøΩn corporal fueron invadidos y suplantados por la divisiÔøΩn misma a la que se vio sometida, por la divisiÔøΩn del trabajo que requerÔøΩa la industria: ÔøΩlos mercados crecÔøΩan sin cesar; la demanda iba siempre en aumento. Ya no bastaba tampoco la manufactura. El vapor y la maquina revolucionaron entonces la producciÔøΩn industrial. La gran industria moderna sustituyÔøΩ a la manufactura; el lugar de la clase media industrial vino a ocuparlos los industriales millonarios-jefes de verdaderos ejÔøΩrcitos industriales-, los burgueses 26 modernosÔøΩ . En definitiva, para Marx las profesionales ocupan el lugar de servidores de los intereses de la clase dominante. Si bien este filÔøΩsofo, identifica la categorÔøΩa profesional, 24 Marx, 2000, p. 53. 25 Marx, 2000, p. 57. 26 Marx, 2000, p. 55.
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le otorga importancia en la medida que representa la ideologÔøΩa dominante: ÔøΩla burguesÔøΩa ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenÔøΩan de venerables y dignas de piadoso respeto. Al mÔøΩdico, al jurisconsulto, al 27 sacerdote, al poeta los ha convertido en sus servidores asalariadosÔøΩ . Este anÔøΩlisis va en contradicciÔøΩn aparente a la tesis weberiana. Para Weber, la profesiÔøΩn tambiÔøΩn estÔøΩ al servicio de la conformaciÔøΩn del sistema capitalista, pues ÔøΩsta logra regular el comportamiento social a travÔøΩs de los dos procesos antes mencionados: regulaciÔøΩn moral y ÔøΩtica beruf ( ) y otra de carÔøΩcter instrumental (medio-fin), representado por la burocratizaciÔøΩn de la profesiÔøΩn. Las profesiones, los oficios, son en definitiva ideologÔøΩas del sistema capitalista. Mediante la divisiÔøΩn del trabajo, juristas, abogados, polÔøΩticos y economistas enmascaran la realidad. ÔøΩstos representan la mediaciÔøΩn entre el oficio y la realidad ÔøΩpor quÔøΩ los ideÔøΩlogos lo vuelven todo al revÔøΩs. Religiosos, juristas, polÔøΩticos (ÔøΩ) Cada cual considera su oficio como verdadero. Acerca de las conexiones que median entre su oficio y la realidad se hacen ilusiones, tanto mÔøΩs necesariamente por cuanto esto 28 estÔøΩ ya determinado por la naturaleza misma del oficioÔøΩ . En Marx serÔøΩ la estructura econÔøΩmica, validada por la ideologÔøΩa la que va a determinar la relaciÔøΩn entre los hombres: las categorÔøΩas ideales sÔøΩlo justifican la dominaciÔøΩn que se hace sobre ellos. A los individuos, se los han obligado a dejar fuera sus categorÔøΩas reales en pos de una metafÔøΩsica de laÔøΩLos vida individuos han arrancado siempre de sÔøΩ, parten siempre de sÔøΩ. Sus relaciones son relaciones de su proceso de vida real. ÔøΩDe dÔøΩnde proviene el que sus relaciones se sustantiven con respecto a 29 ellos? ÔøΩel que las potencien de su propia vida cobren ellos tal supremacÔøΩa?ÔøΩ . Desde esta perspectiva, las profesiones cumplen el rol de abstracciÔøΩn de la vida real. Parecer ser que el aporte de Marx al anÔøΩlisis posterior de las teorÔøΩas de las profesiones (neoweberianas y neomarxistas) refiere al concepto de ideologÔøΩa. La ideologÔøΩa representarÔøΩa la forma velada de como el proletariado se representa el mundo. En el prefacio de La ideologÔøΩa alemana encontramos los primeros textos sobre este tema: ÔøΩLa moral, la religiÔøΩn, la metafÔøΩsica, y cualquier otra ideologÔøΩa y las formas de conciencia que a ella corresponden pierden, asÔøΩ, la apariencia de su propia sustentabilidad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producciÔøΩn material y su intercambio material cambian tambiÔøΩn, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su 27 Marx, 2000, p. 57. 28 Marx, 1970, p. 669. 29 Marx, 1970, p. 670.
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pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como del individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del individuo real viviente y se considera la conciencia 30 solamente como su concienciaÔøΩ . Siguiendo a Ricoeur, en su texto IdeologÔøΩa y UtopÔøΩa , existirÔøΩa, a nuestro juicio, un reconocimiento explÔøΩcito al lenguaje de la vida real. Este lenguaje se presenta antes de toda deformaciÔøΩn. En definitiva podemos resumir dos aspectos importantes desde un anÔøΩlisis marxista y una interpretaciÔøΩn ricoeuriana de Marx. Primero, la concepciÔøΩn de ideologÔøΩa como ÔøΩdeformaciÔøΩnÔøΩ y el concepto de ÔøΩlenguaje de la vida realÔøΩ, observemos lo que dice Marx de ÔøΩste ÔøΩltimo: ÔøΩla producciÔøΩn de las ideas y representaciones, de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y el comercio de los hombres, como el lenguaje de la vida 31 realÔøΩ . Desde Marx, queda suficientemente claro que ÔøΩla producciÔøΩn de ideas, de concepciones de conciencia (ÔøΩder Ideen, der Vorstellungen, des BewusstseinsÔøΩ) estÔøΩ directamente entretejida con la actividad material y el intercambio material de los 32 hombres con el lenguaje de la vida realÔøΩ . Importan estas dos categorÔøΩas. La primera da cuenta de las versiones neomarxistas de las profesiones; es imposible constituir una teorÔøΩa de las profesiones modernas si no somos capaces de dar cuenta de la ideologÔøΩa que sustenta a cada profesiÔøΩn, es decir, de las formas de legitimaciÔøΩn y dominio que ÔøΩstas utilizan para afianzar los sistemas capitalistas de una sociedad; pero tambiÔøΩn una visiÔøΩn desde esta exclusiva ÔøΩptica, nos lleva a un determinismo de las profesiones respecto de ellas mismas y de la sociedad. Las profesiones se insertan en la vida cotidiana, se constituyen tambiÔøΩn, desde un lenguaje cotidiano. Ricoeur, al hacer una nueva lectura de Marx, en su libro IdeologÔøΩa y UtopÔøΩa , nos permite reinterpretarlo y reactualizar su propio pensamiento. Sigamos en la lÔøΩgica del lenguaje de la cotidianeidad. Para Marx, existirÔøΩa una diferenciaciÔøΩn entre ideologÔøΩa y cotidianeidad, porque la conciencia nunca puede ser otra cosa que existencia consciente y la existencia de los hombres es su proceso vital real. Aunque en Marx las profesiones cumplen un rol de enmascaramiento de la realidad y justificaciÔøΩn de las relaciones de poder, ellas mismas se ven siempre confrontadas 30 Marx, 1970, pp. 26-27. 31 Marx, 1970, p. 25. 32 Marx en Ricoeur, 1989, p. 112.
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a la vida real de los sujetos, a la relaciÔøΩn entre ellos . Si esto es asÔøΩ se reafirma el rol ideolÔøΩgico de la acciÔøΩn profesional, pero es imposible apartarse de la confrontaciÔøΩn a la realidad social. La realidad social la construyen los sujetos en la vida cotidiana; la posibilidad de acceder a la acciÔøΩn profesional se da sÔøΩlo a partir de los procesos de interpretaciÔøΩn, porque esta realidad serÔøΩa eminentemente simbÔøΩlica, en la que ideologÔøΩa y vida cotidiana se entremezclan. 1.3. Un anÔøΩlisis neomarxista y neoweberiano de las profesiones modernas. El anÔøΩlisis que se pretende desarrollar refiere a la profesiÔøΩn desde sus funciones, sus 33 roles, status, poderes etc. Ya hemos indicado que segÔøΩn Weber las profesiones no son sÔøΩlo entidades econÔøΩmicas , sino tambiÔøΩn grupos estatuarios con ejercicio del poder. Por el primero, se busca dar cuenta de la acciÔøΩn de grupos de profesionales, como actores colectivos del mundo econÔøΩmico que han llegado a cerrar su mercado del trabajo y a establecer un monopolio del control de sus propias actividades de trabajo. En este sentido, un grupo de profesionales es reconocido por el mundo social como aquellos que ocupan un segmento del mundo laboral y a quienes se les reconoce competencias especÔøΩficas y jurÔøΩdicas que legitiman sus privilegios sociales. Este tipo de anÔøΩlisis representarÔøΩa una teorÔøΩa neoweberiana. Develar la ideologÔøΩa, los grupos sociales y su pertenencia profesional, la dominaciÔøΩn que ejercen las profesiones como grupos econÔøΩmicos son algunos de los aspectos tratados por las perspectivas neomarxista. 1.3.1. La especializaciÔøΩn y burocracia en las sociedades capitalistas. Los profesionales no son sÔøΩlo herederos de una posiciÔøΩn econÔøΩmica, sino tambiÔøΩn cultural: ÔøΩEl oficio, capital del saber y del saber-hacer objetivos en las obras y en los utensilios, existe tambiÔøΩn al Estado incorporado. Es transmitido por el aprendizaje (...) Esta transmisiÔøΩn desplegada en el tiempo, progresiva, marcada por etapas que los camaradas han ritualizado, no es ÔøΩnicamente una transferencia de informaciÔøΩn, de procedimientos de utilizaciÔøΩn, de instrumentos, de recetas, de tÔøΩcnicas, de modos operatorios. Ella es a la vez una puesta en forma del cuerpo y el espÔøΩritu se 34 opera por la identificaciÔøΩnÔøΩ .
33 Aron, comentador perspicaz de Weber, seÔøΩala que en su obra se trasluce la contradicciÔøΩn entre una orientaciÔøΩn racionalista -obra cientÔøΩfica- y el escepticismo; es decir; se cuestiona profundamente sobre la capacidad de la razÔøΩn para responder a los dilemas de la acciÔøΩn humana (cfr. Aron R., 1966) 34 Zarca, 1988, p. 248
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Por tanto los grupos estatuarios refieren a una visiÔøΩn de mundo, cultura y valores compartidos contrariamente al punto de vista funcionalista. ÔøΩLas profesiones no son elementos constitutivos de la estructura social de los construidos sociales (Mac Donald, 1995) o construcciones histÔøΩricas (Larson, 1997) quienes no poseen naturalmente ningÔøΩn rasgo comÔøΩn pero que producen histÔøΩricamente, en y por su relaciÔøΩn con el Estado y su acciÔøΩn colectiva, un sistema de justificaciones que se pueden llamar profesionalismo que es analizado como una estrategia polÔøΩtica y no como 35 una experiencia funcional o una resultante de configuraciones racionalesÔøΩ . Actualmente la discusiÔøΩn sobre las profesiones lleva a diversos autores a hablar de las profesiones desde concepciones neoweberianas y neo marxistas y el centro de su anÔøΩlisis son las fuentes de poder polÔøΩtico que ocupan o bien, que no ocupan los grupos de profesionales en las sociedades modernas. El poder polÔøΩtico no sÔøΩlo se expresa a travÔøΩs de los conocimientos, sino de los procesos monopÔøΩlicos, o de resguardo de un segmento laboral. Estos aspectos llevan a lo que hoy se conoce con el nombre de la sociedad del conocimiento, en la cual la figura del experto (Weber) encarna todas las esferas de la actividad moderna. La nueva legitimidad legal racional se expresa en dos procesos ÔøΩntimamente unidos poder y conocimiento. A mayor conocimiento especializado, mayor poder sobre la conducta humana. La burocracia para Weber representa la dominaciÔøΩn de las profesiones gracias a la detenciÔøΩn de un saber. La profesionalizaciÔøΩn de la sociedad se expresa en la tremenda importancia que adquiere aquel conjunto de trabajo intelectual excelentemente especializados gracias a una intensa preparaciÔøΩn lo que permite que la formaciÔøΩn derive en la bÔøΩsqueda constante de la experticia profesional. En definitiva la profunda heterogeneidad que caracteriza a las profesiones, la inestabilidad laboral de las mismas, la dependencia cada vez mayor de entidades privadas, lleva a ÔøΩstas a una apuesta por la especializaciÔøΩn. En este sentido Gyarmati (1984), seÔøΩala que no es la naturaleza teÔøΩrica y sistemÔøΩtica de los conocimientos ni la duraciÔøΩn del perÔøΩodo de aprendizaje de los alumnos o profesionales lo que permite definir con claridad lo que es una profesiÔøΩn y por tanto el estatus que ocupa en una sociedad, sino su capacidad de validaciÔøΩn y legitimidad, lo que en Ricoeur difiere por la funciÔøΩn de la ideologÔøΩa. El status profesional no estÔøΩ dado solamente por la preparaciÔøΩn que reciben sus , sino mÔøΩs bien es el resultado de un proceso de persuasiÔøΩn -ejercicio del poder- emprendida por dicha profesiÔøΩn mÔøΩs que el efecto de las cualidades mismas.
35 Dubar y Tripier, 1998, p. 114.
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En este sentido es factible reconocer que existen profesiones con mayor y menor poder; pero ÔøΩcÔøΩmo se explica ÔøΩse pregunta Gyarmati- que un nÔøΩmero reducido de profesiones consiga que las ÔøΩlites de poder le otorguen autonomÔøΩa, monopolio y otras prerrogativas especiales a pesar de que su pretendida superioridad en conocimiento y servicio no corresponde o corresponderÔøΩa solo a parte de la realidad objetiva? ÔøΩpor quÔøΩ, en cambio, las restantes ocupaciones no obtienen tales privilegios a pesar de que los argumentos que presentan podrÔøΩan ser en cierto casos igualmente 36 vÔøΩlidos e incluso mÔøΩs? . Los procesos de negociaciÔøΩn, el desarrollo tecnolÔøΩgico, la reflexiÔøΩn polÔøΩtica, la descentralizaciÔøΩn del poder, son algunos aspectos que podrÔøΩan constituir respuestas a la situaciÔøΩn de desmedro que viven algunas profesiones, el trabajo social, el profesor, el enfermero, el teatro... con relaciÔøΩn a profesiones como la ingenierÔøΩa, la medicina, la informÔøΩtica y la economÔøΩa entre otras. La legitimaciÔøΩn de su actuar sobre la sociedad, no sÔøΩlo estÔøΩ dado por el proceso de obtenciÔøΩn de un tÔøΩtulo o un diploma, sino tambiÔøΩn por la institucionalizaciÔøΩn del saber formal que se refleja en control de la demanda, captaciÔøΩn de pÔøΩblico y ubicaciÔøΩn en el mercado laboral.
La excesiva racionalizaciÔøΩn de la profesiÔøΩn lleva a un trabajo esencialmente burocrÔøΩtico y controlador de los problemas sociales y a su institucionalizaciÔøΩn. La necesidad de considerar las profesiones como actores colectivos del mundo econÔøΩmico que estÔøΩn llamados a gestionar su mercado laboral y establecer un monopolio profundamente heterogÔøΩneo del control de sus actividades laborales, tiene por funciÔøΩn la monopolizaciÔøΩn econÔøΩmica de su actividad, legitimaciÔøΩn polÔøΩtica, reconocimiento de sus competencias y legitimaciÔøΩn de su estatus social. Pero por otro lado, actualmente se asiste a cambios importantes para la comprensiÔøΩn de las profesiones. Hoy no hay profesiones unificadas sino segmentos profesionales, esto se ve claramente en el estatus, duraciÔøΩn del trabajo, tipo de contrato y formas de remuneraciÔøΩn. Las profesiones no son estables porque estÔøΩn en permanente estructuraciÔøΩn y des estructuraciÔøΩn. ÔøΩEn las empresas, lo que Reiche llama los manipuladores de sÔøΩmbolos, los profesionales de todas las clases, desde el actuario financiero al jurista, el mÔøΩdico del trabajo o al tecnÔøΩlogo, juegan un papel cada vez mayor, mientras que retrocede la importancia de los que en Francia son llamados cuadros y que se definÔøΩan por la asociaciÔøΩn de una competencia y autoridad. La organizaciÔøΩn pierde su autonomÔøΩa y su capacidad de integraciÔøΩn; es, cada
36 Cfr. Gyarmati y otros, 1984.
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vez mÔøΩs, el lugar de encuentro entre el mundo del mercado y un conjunto de pro37 yectos profesionales y personalesÔøΩ . Un anÔøΩlisis desde las profesiones permite dar cuenta que ÔøΩstas, en forma permanente, estÔøΩn confrontadas a una relaciÔøΩn estatal. Las profesiones son mediadoras entre el Estado y las comunidades, (Durkheim). En la actualidad el Estado es reemplazado por instituciones privadas, quienes a travÔøΩs de las distintas profesiones regulan los comportamientos sociales. Hoy mÔøΩs que nunca se sufre un cambio profundo en las relaciones sociales y actualmente ÔøΩstas se encuentran en un profundo proceso de privatizaciÔøΩn. En el marco de un modelo econÔøΩmico que desarticula el rol que el Estado tuvo ÔøΩquÔøΩ repercusiones tiene para este tipo de profesiones?, ÔøΩcuÔøΩles son las caracterÔøΩsticas de mediaciÔøΩn que hoy cumplimos?, ÔøΩquÔøΩ impacto tiene para las personas, grupos y comunidades con que se trabaja? Obviamente estas reflexiones refieren a un anÔøΩlisis polÔøΩtico y ÔøΩtico del quehacer profesional. 1.3.2. La especializaciÔøΩn del saber profesional en la sociedad capitalista Para Chapoulie, sociÔøΩlogo francÔøΩs, las profesiones son grupos econÔøΩmicos, sociales y culturales. ÔøΩstas se inscriben en una sociedad de mercado donde los grados de especializaciÔøΩn representan formas de poder en las relaciones sociales laborales. En este sentido cualquier anÔøΩlisis de las profesiones requiere dar cuenta de diversos aspectos, entre ellos los jurÔøΩdicos, los istrativos y los anÔøΩlisis referidos a las representaciones ideolÔøΩgicas. Las representaciones ideolÔøΩgicas con que cuenta una profesiÔøΩn le permiten el proceso de validez frente a una sociedad. La construcciÔøΩn e identificaciÔøΩn de un cuerpo profesional, se explica a travÔøΩs de sus procesos de validaciÔøΩn para ocupar un segmento laboral. Los procesos de validaciÔøΩn que tiene una profesiÔøΩn sobre otra, se refieren a variados y complejos procesos de poder. Una profesiÔøΩn alcanza un estatus elevado sÔøΩlo y cuando, los grupos elitistas de la sociedad avalan su quehacer. En este sentido se puede explicar -tal cual fue seÔøΩalado por Weber-, por quÔøΩ ciertas profesiones como la medicina, la economÔøΩa, la abogacÔøΩa, la ingenierÔøΩa tienen mayor poder que las profesiones llamadas sociales: ÔøΩse puede hacer la hipÔøΩtesis que la constituciÔøΩn de un monopolio sobre una esfera de la actividad, depende de autoridades legÔøΩtimas y
37 Touraine, 1998-1999, p. 21.
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de clases de dominaciÔøΩn, exige justificaciones que toman formas ideolÔøΩgicas pro38 pias de ciertas clasesÔøΩ .
Las profesiones en virtud de la posesiÔøΩn de conocimientos, son las que estÔøΩn capacitadas para asegurar la eficiencia y eficacia en la resoluciÔøΩn de los problemas que ataÔøΩen a la sociedad y para ello ÔøΩstas asumen la responsabilidad de la orientaciÔøΩn y del control de todas las ocupaciones dentro del situs. Benoit Smullya, seÔøΩala que toda profesiÔøΩn se ubica en la sociedad de dos formas. Primero, en funciÔøΩn de la ocupaciÔøΩn que debe desarrollar, salud, educaciÔøΩn, construcciÔøΩn, economÔøΩa y ÔøΩstas mismas ocupaciones se organizan jerÔøΩrquicamente. Los estudios de Friedson dan cuenta de este tipo de anÔøΩlisis. La medicina se ocupa de la salud, pero en este campo existen un sin nÔøΩmero de profesiones que dependen de la medicina, y ocupan grados jerÔøΩrquicos menores, por ejemplo, el paramÔøΩdico, el enfermero. Volvemos a un enfoque positivista y funcionalista del mundo profesional.
Este anÔøΩlisis pone de manifiesto que la sociedad del conocimiento representada por las profesiones no es homogÔøΩnea ni uniforme. Al interior mismo de los campos profesionales con finalidades comunes, hay profundas diferencias y jerarquÔøΩas ÔøΩPor quÔøΩ existen estas diferencias? Podemos responder que existen ciertos conocimientos unos mÔøΩs vÔøΩlidos que otros. Obviamente la respuesta no se imbrica en la calidad del conocimiento que logra tener una profesiÔøΩn, pues si esto fuera asÔøΩ, una discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica del conocimiento y los mÔøΩtodos de investigaciÔøΩn pondrÔøΩan en ÔøΩjaqueÔøΩ este tipo de afirmaciones. La respuesta estarÔøΩa dada mÔøΩs bien por el tipo de finalidad del conocimiento que una sociedad busca alcanzar. Tiene que ver con el proyecto ideolÔøΩgico de sociedad en la que se inscribe los conocimientos que producen o no producen las profesiones.
Los analistas de estas teorÔøΩas explicitan que la formaciÔøΩn universitaria, crea las posibilidades para que sus logren comprender y manipular los cÔøΩdigos culturales y simbÔøΩlicos que una profesiÔøΩn requiere . La formaciÔøΩn universitaria responde al disciplinamiento sobre creencias, valores, normas, reglas que se adquieren en los aÔøΩos de formaciÔøΩn; aÔøΩn mÔøΩs, estos aÔøΩos permiten la creaciÔøΩn de redes social entre sus que luego se consolidan en los campos profesionales respectivos39.
38 Chapoulie, 1974, p. 96. 39 Cfr. Friedson, 1978; Dubar, 1996; Couture, 1974.
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Otro aspecto que reiteran los anÔøΩlisis neomarxistas y culturales de las profesiones es la relaciÔøΩn que se establece entre la profesiÔøΩn elegida y la clase social de la cual se proviene. En general, las profesiones que tipifican las teorÔøΩas funcionalistas, como semiprofesionales, se pueden inscribir en profesiones de clase media: ÔøΩla selecciÔøΩn por entrar en los institutos profesionales, insiste sobre la dimensiÔøΩn psicolÔøΩgica, y muchas investigaciones sobre el trabajo social, obviamente sobre la educaciÔøΩn especializada, han mostrado que los educadores comparten con su clientela aspectos de una historia comÔøΩn: posiciÔøΩn marginal en el grupo social, cursos escolares difÔøΩci40 les, fenÔøΩmenos vividos en la infanciaÔøΩ . Este tipo de explicaciones exige una problematizaciÔøΩn en otro tipo de teorÔøΩas, por ejemplo, las fenomenolÔøΩgicas y hermenÔøΩuticas. AquÔøΩ cada profesiÔøΩn aparece como un conjunto de sÔøΩmbolos que es preciso interpretar, donde los sujetos ocupan el centro de toda interpretaciÔøΩn. TambiÔøΩn las profesiones representan con sus distintas aproximaciones la dificultad de llegar a comprensiones homogÔøΩneas y unilaterales, siendo ÔøΩstas el resultado de interpretaciones conflictivas. Desde esta perspectiva las profesiones se configuran en un quehacer profesional en sociedades conflictivas que es preciso interpretar. Las profesiones modernas son deudoras del paradigma funcional, en el sentido que ellas nos han hecho creer que a un buen profesional le corresponde una larga y compleja formaciÔøΩn acadÔøΩmica: ÔøΩEs cierto que desde el punto de vista econÔøΩmico, el valor de este bien varÔøΩa; sin embargo, el diploma no puede tener un valor ÔøΩexclusivamenteÔøΩ econÔøΩmico ni puede ser disociado del estatuto social que confiere, aunque no sea mÔøΩs de que de cara a los que no lo poseen. Un cierto control del a los tÔøΩtulos y diplomas, estÔøΩ ligado a la protecciÔøΩn de lo que es exclusivo, es decir 41 responde a intereses monopÔøΩlicos o exclusivista . Desde un anÔøΩlisis neo-weberiano, la profesiÔøΩn moderna estÔøΩ sometida no sÔøΩlo a un valor econÔøΩmico, sino tambiÔøΩn al estatus social que se le asocia. De esta manera se logra establecer una relaciÔøΩn entre el grado de habilidad prÔøΩctica y la estructura desigual de la sociedad. La especialidad o el monopolio del conocimiento logra beneficiar al profesional de dos maneras, respecto del estatus y de los privilegios en la jerarquÔøΩa del empleo, una vez comprendidos los beneficios burocrÔøΩticos que se le asocian42. En sociedades con grandes desigualdades sociales estas relaciones tien-
40 Dubar en AutÔøΩs 1999 p. 239. 41 Sarfatti, 1988, p. 28. 42 Cfr. Sarfatti, 1988.
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den a polarizarse, pero no es solamente esta relaciÔøΩn la que se establece, sino tambiÔøΩn su relaciÔøΩn con las cuotas de poder que le confiere la formaciÔøΩn. Cualquier profesiÔøΩn, no sÔøΩlo quiere ser portadora de una especialidad, sino tambiÔøΩn, y a la vez, portadora de una verdad. Se busca orientar a sus clientes s en torno a una orientaciÔøΩn en la vida, en palabras de Ricoeur esto involucra reconocer una ideologÔøΩa: ÔøΩla institucionalizaciÔøΩn de una visiÔøΩn cientÔøΩfica de la verdad transforma la prÔøΩctica de todas las formas de discurso, obreros literarios, prÔøΩcticas econÔøΩmicas, teorÔøΩas del derecho, sistema penal, buscan una justificaciÔøΩn en los regÔøΩme43 nes especÔøΩficos de la verdadÔøΩ . Las profesiones modernas hacen confluir el conocimiento y el poder. El poder y el saber estÔøΩn ÔøΩntimamente relacionados y son estas relaciones las que le permiten a ciertas profesiones, argumentar y justificar con discursos universales, racionales, instrumentales y objetivos las acciones emprendidas por las profesiones. 1.3.3. Las profesiones como construcciones simbÔøΩlicas La legitimaciÔøΩn laboral de una profesiÔøΩn estÔøΩ dada por la forma en que logra validarse ante la sociedad, pero tambiÔøΩn ante sus propios s. El proceso de legitimaciÔøΩn laboral, influirÔøΩ decididamente en el control de un segmento laboral, serÔøΩ la forma en que ÔøΩsta es percibida por la propia clientela. Friedson en su libro Profession of Medicine (1970), expone los procesos por los cuales la medicina logra su prestigio profesional y su propio monopolio laboral. En este anÔøΩlisis, Friedson se distancia de las orientaciones mÔøΩs funcionalistas acercÔøΩndose a perspectivas mÔøΩs bien fenomenolÔøΩgica, hermenÔøΩutica y neoweberianas.
La medicina solamente logra un estatus profesional durante el siglo XX, antes no se la disociaba de otras profesiones mÔøΩs bien eruditas. ÔøΩCÔøΩmo logrÔøΩ este proceso? ÔøΩCuÔøΩ son las relaciones que establecieron los mÔøΩdicos tanto con sus s, con las instituciones y organizaciones en las cuales ÔøΩstos trabajan? Debemos afirmar junto al sociÔøΩlogo Friedson que la relaciÔøΩn que actualmente tienen los mÔøΩdicos y pacientes se desprende de una construcciÔøΩn social creada durante aÔøΩos de profesiÔøΩn. Esta relaciÔøΩn ha requerido esfuerzos importantes de validaciÔøΩn por parte de los mÔøΩdicos para con las personas con que trabajaban, ÔøΩlos grupos profesionales buscaron hacerse conocidos y respetados por sus iguales desarrollan-
43 Sarfatti, 1988, p. 30.
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do discursos retÔøΩricos profesionales y buscando protecciones legales. Algunos lo lograron mejor que otros, gracias a su posiciÔøΩn en la divisiÔøΩn moral del trabajo y a 44 su capacidad de asociaciÔøΩn. Pero todos aspiraron a obtener un estatus protectorÔøΩ . Weber seÔøΩala que la relaciÔøΩn que ha existido entre los profesionales, los profetas y los sacerdotes, es la bÔøΩsqueda constante de legitimar sus prÔøΩcticas sociales sobre la regulaciÔøΩn del comportamiento de los individuos, en este caso, el cuidado de sanaciÔøΩn de la poblaciÔøΩn. Para Weber son los procesos de legitimaciÔøΩn los que permiten fortalecer o debilitar este tipo de relaciones. Estos procesos pueden ser carismÔøΩticos, tradicionales y burocrÔøΩticos, como ya hemos visto. En palabras weberianas, los mÔøΩdicos lograron legitimar su actuar profesional a travÔøΩs de una racionalidad no solo de tipo legal-racional, sino tambiÔøΩn carismÔøΩtica y tradicional. En este sentido, las prÔøΩcticas mÔøΩdicas dependen tambiÔøΩn de las creencias de los pacientes y de los propios colegas. Las prÔøΩcticas de los mÔøΩdicos se mueven segÔøΩn Friedson entre dos extremos: ÔøΩEn un extremo, nos encontramos con un ambiente de trabajo que para su continuidad econÔøΩmica depende enteramente de la evaluaciÔøΩn profana: prÔøΩctica dependiente del cliente. Cuando comienza a sentirse enfermo el paciente se considera competente para juzgar si estÔøΩ realmente enfermo y de quÔøΩ clase general de enfermedad se trata. Sobre esta base se trata a sÔøΩ mismo. El fracaso de ÔøΩste y de otros modos informales de tratamiento lo llevan a consultar al mÔøΩdico. Este mÔøΩdico, deberÔøΩa quedar claro, es elegido sobre la base de 45 concepciones sobre lo que es necesario, no por criterios profesionalesÔøΩ . La elecciÔøΩn que hace el paciente debe responder a sus expectativas respecto de lo que espera del mÔøΩdico y a la simbologÔøΩa que tiene respecto de su propia enfermedad. La respuesta a estas expectativas le permitirÔøΩ al mÔøΩdico que su ÔøΩpacienteÔøΩ vuelva a consultarlo. El mÔøΩdico debe ÔøΩestar dispuesto a brindar servicios que respeten suficientemente los prejuicios del cliente como para que ÔøΩste crea que lo que ÔøΩl 46 piensa que lo esta afectado estÔøΩ siendo tratado adecuadamenteÔøΩ . El encuentro con el otro se inicia desde una relaciÔøΩn singular y textual, es la relaciÔøΩn cara a cara, en esta relaciÔøΩn, mÔøΩdico y paciente comparten tiempo, espacio, expectativas que van a otorgar mayor o menos credibilidad a la acciÔøΩn profesional desplegada por este profesional.
44 Dubar y Tripier, 1998, p. 96. 45 Friedson, 1978, p. 117. 46 Friedson, 1978, p. 117.
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En el otro extremo, se encuentra la regulaciÔøΩn que el mÔøΩdico tiene entre sus propios colegas. ÔøΩl debe tambiÔøΩn responder a las expectativas y necesidades de los otros; sean ÔøΩstos tanto sus colegas como las organizaciones que los contratan y- por quÔøΩ no- los que los controlan. El control entre colegas tiene una gran incidencia en el desarrollo mismo de la profesiÔøΩn e incluso del estatus que ÔøΩstos logren alcanzar. En este mismo estudio Friedson demuestra como el control informal que los mÔøΩdicos ejercen entre sÔøΩ mismos es tan fuerte, que pueden llegar a sacarlo del mercado profesional. Son las referencias que se hacen unos con otros lo que les permite agrandar o reducir sus pacientes. Es tan fuerte este sistema informal que alcanza mayor poder que las regulaciones del cÔøΩdigo ÔøΩtico. La interconsulta es justamente el sistema de control que usan los mÔøΩdicos. Al derivar a un colega, con mayor especializaciÔøΩn, el paciente volverÔøΩ a su mÔøΩdico tratante el cual verificarÔøΩ el diagnÔøΩstico o tratamiento de la enfermedad. Si los resultados han sido desfavorables para el paciente, el mÔøΩdico castigarÔøΩ a su colega no derivando mÔøΩs interconsultas o, por el contrario, se reforzarÔøΩn los mecanismos de poder sobre el tratamiento de la enfermedad y tambiÔøΩn sobre el paciente. Otra forma de control es el burocrÔøΩtico que ejercen las instituciones empleadoras sobre el mÔøΩdico, es una supervisiÔøΩn formal istrativa, sobre todo en paÔøΩses en donde se ha ido privatizando la salud como es el caso chileno. ÔøΩEl cultivo de un sistema de registros y la acumulaciÔøΩn continÔøΩa de informaciÔøΩn en registros por sÔøΩ misma, puesto que aÔøΩn cuando los registros pueden no estar sometidos a una inspecciÔøΩn rutinaria, siempre es posible recurrir a ellos si se suscita una duda sobre el trabajo de un mÔøΩdico. Si, como supone Peterson, los registros sistemÔøΩticos y completos son un elemento de atenciÔøΩn mÔøΩdica competente, las prÔøΩcticas burocrÔøΩticas, que estÔøΩn en mejores condiciones para fomentar la conservaciÔøΩn de registros, pue47 den en lo que a ÔøΩstos se refieren, brindar una atenciÔøΩn de mejor calidadÔøΩ . Los pacientes, los mÔøΩdicos y las instituciones que cobijan estas relaciones no tienen solamente un carÔøΩcter tÔøΩcnico, sino que tambiÔøΩn son relaciones de poder, de legitimaciÔøΩn y de construcciones simbÔøΩlicas de lo que es la enfermedad.
47 Friedson, 1978, p. 111.
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RecapitulaciÔøΩn Las profesiones mÔøΩdicas, en general, logran tener en nuestra sociedad moderna un tipo de control legal, racional y burocrÔøΩtico, pero ÔøΩstas son impensables sin su carÔøΩcter polÔøΩtico y cultural que las constituye. Por esto mismo podemos seÔøΩalar, con Weber, que una teorÔøΩa de la profesiÔøΩn requiere vincular una racionalidad instrumental y una de tipo ÔøΩtico-polÔøΩtica. Actualmente el profesional experto, cientÔøΩfico y polÔøΩtico es el que reemplaza la figura del profeta y del sacerdote como fue en antaÔøΩo para regular del comportamiento social. La vida social a travÔøΩs de las profesiones racionaliza, forman especializaciones e individualizan las competencias. El profesional actual innova, controla, anticipa y previene los problemas sociales. La figura del experto profesional constituye para Weber el tipo ideal general de las profesiones modernas. El anÔøΩlisis de la profesiÔøΩn medica realizado por Friedson, nos deja las siguientes interrogantes: ÔøΩcÔøΩmo las profesiones logran o pierden control sobre el contenido de su trabajo? ÔøΩcuÔøΩl es el lugar que ocupan en la divisiÔøΩn laboral? y ÔøΩde quÔøΩ dependen estos factores? Como seÔøΩalamos con anterioridad la medicina logra una divisiÔøΩn laboral compleja, donde se da cabida a innumerables especialistas y expertos. SeÔøΩalamos tambiÔøΩn que la enfermedad da cuenta de una construcciÔøΩn social en que estÔøΩn involucrados distintos actores sociales. La legitimidad que ha logrado la medicina no solo se ha logrado por sus conocimientos tÔøΩcnicos sino por persuasiÔøΩn la y los procesos identitarios que ÔøΩstos han logrado en la relaciÔøΩn con otros. Por esta razÔøΩn la conducta de los profesionales, no puede ser interpretada a partir de esquemas empÔøΩricos o resultados observables, esta es el reflejo de la acumulaciÔøΩn de experiencias que se construyen en procesos intersubjetivos. Los mÔøΩdicos adquieren en su proceso de formaciÔøΩn una cultura mÔøΩdica, por la cual ÔøΩstos son reconocidos y respetados ÔøΩEsta cultura mÔøΩdica, la del mÔøΩdico, se adquiere por la educaciÔøΩn mÔøΩdica, que debe ser a la vez un aprendizaje, una iniciaciÔøΩn una conversiÔøΩn. No es necesario estudiar las disciplinas que entran en los cursos universitarios de medicina, es necesario tambiÔøΩn y sobre todo ser iniciado en el rol mÔøΩdico y convertirse a la visiÔøΩn de mundo y de lo que permite la prÔøΩctica de este48.rolÔøΩ La cultura de este profesional es adquirida por el proceso de socializaciÔøΩn, ÔøΩsta se convierte en condiciÔøΩn para su proceso identitario. Sin embargo, la cultura profe-
48 Dubar y Tripier, 1998, p. 101.
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sional es un rol aprendido y que refuerza su control y legitimaciÔøΩn en el mercado laboral ÔøΩla medicina se practica en un marco de trabajo organizado que influye en la conducta tanto de los mÔøΩdicos como de los pacientes. Actualmente, en los Estados Unidos, el marco de trabajo donde se ejerce la prÔøΩctica parece estar dirigiÔøΩndose hacia formas mÔøΩs elaboradas de las que se puede esperar que modifiquen la 49 naturaleza de la relaciÔøΩn mÔøΩdico pacienteÔøΩ . Para Terry Johnson (sociÔøΩlogo neo-marxista) las profesiones son formas de poder del Estado o bien de organismos privados. Las profesiones reemplazan el propio auto control que ellas ejercen sobre sÔøΩ mismas, (como se vio mÔøΩs arriba con la medicina) por la protecciÔøΩn corporativa. ÔøΩEs asÔøΩ que Johnson se libera a una lectura marxista de la sociologÔøΩa de las profesiones, considerando ÔøΩstas como formas histÔøΩricas de organizaciÔøΩn de actividades econÔøΩmicas, donde el productor define las necesidades de los consumidores y la manera como estas necesidades deben ser satisfe50 chasÔøΩ . Nos interesa destacar en este planteamiento la similitud con Weber. La profesiÔøΩn es beruf ocupaciÔøΩn que ejerce un control sobre el comportamiento de la sociedad a travÔøΩs de sus tÔøΩcnicas, pero tambiÔøΩn ella misma se legitima por cuanto cumple con un rol moral y ÔøΩtico de la justificaciÔøΩn de este control. Estas formas de organizaciÔøΩn social, las decisiones econÔøΩmicas y sociales sobre el comportamiento de las personas, son asumidas tanto por el Estado como por ciertos grupos de profesionales. SegÔøΩn Johnson, estas formas de organizaciÔøΩn se han reproducido a lo largo de la historia del capitalismo ÔøΩpara llegar a un capitalismo monopolista en la cual el Estado es responsable de organizar y istrar un tipo particular y esencial de las actividades de servicio, las que aseguran la producciÔøΩn del 51 trabajo necesario para el funcionamiento del capitalÔøΩ . La profesiÔøΩn determina sus normas de educaciÔøΩn y entrenamiento. El Estado valida los diplomas y licenciaturas que imparten las universidades; en definitiva justifica las competencias que el profesional debe adquirir a lo largo de su entrenamiento ÔøΩLa rareza de la competencia engendra y justifica, las ventajas materiales y simbÔøΩ52 licas ligadas a la monopolizaciÔøΩn del segmento laboralÔøΩ .
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Friedson, 1978, p. 102. Johnson en Dubar y Tripier, 1998, p. 128. Johnson en Dubar y Tripier, 1998, p. 128. Dubar y Tripier, 1998, p. 128.
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La autonomÔøΩa profesional no puede ser analizada solo en un marco acadÔøΩmico, de reconocimiento otorgado por las universidades, sino el poder econÔøΩmico y social que se le confiere. Para un enfoque neo-marxista es difÔøΩcil hablar de una plena autonomÔøΩa por cuanto las profesiones comparten el proceso de reproducciÔøΩn social. ÔøΩstas tienen la misiÔøΩn del control social ÔøΩreutilizando las formas anteriores, institucionales (cuerpos, cofradÔøΩas, asociaciones de profesionales) e ideolÔøΩgicas (misiÔøΩn, vocaciÔøΩn, servicio pÔøΩblico) de grupos corporatistas pre capitalistas, los Estados liberales modernos llegar a asumir a travÔøΩs de sus grupos de trabajadores las tareas de reproducciÔøΩn y de control, donde el capitalismo les ha delegado la res53 ponsabilidadÔøΩ . Las formas institucionales y la ideologÔøΩa que asume la profesiÔøΩn van en directa relaciÔøΩn con los procesos de autonomÔøΩa que logra alcanzar en la sociedad. Son los controles econÔøΩmicos, los grupos privados y las normas y valores involucrados lo que permiten que una profesiÔøΩn sea ÔøΩexitosaÔøΩ en el mundo laboral. Magali Sarfatti Larson en su obra The Rise of Professionalism (1977), refuerza el anÔøΩlisis precedente seÔøΩalando que las profesiones estÔøΩn fundadas sobre conceptos originales articulados entre ellos y puestos a prueba a travÔøΩs de la realidad empÔøΩrica. Su principal hipÔøΩtesis seÔøΩala que las profesiones son una reparaciÔøΩn de una extensiÔøΩn de la ideologÔøΩa del profesionalismo a las clases medias asalariadas en el seno de grandes organizaciones modernas. El concepto principal de este analista es la estrategia profesional o proyecto profesional, esta estrategia trata de nombrar el proceso histÔøΩrico por el cual ciertos grupos de profesionales logran objetivamente establecer un monopolio sobre un segmento especÔøΩfico del mercado laboral, hacer reconocer sus competencias por el pÔøΩblico, con la ayuda del Estado. MÔøΩs que proyectos individuales. Se trata de estrategias colectivas (...). El resultado de esta estrategia es un mercado laboral cerrado54. Este anÔøΩlisis le permite a Sarfatti Larson explicitar las profesiones representativas de un modelo burocrÔøΩtico y empresarial. El mercado profesional es sobre todo un mercado subordinado a la organizaciÔøΩn burocrÔøΩtica y jerarquizada de las grandes empresas.
53 Johnson en Dubar y Tripier, 1998, p. 128. 54 Dubar y Tripier, 1998, p.128.
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CapÔøΩtulo IV EL PARADIGMA FENOMENOLÔøΩGICO Y HERMENÔøΩUTICO DE LA ACCIÔøΩN PROFESIONAL
IntroducciÔøΩn Las profesiones y el quehacer cotidiano.
Se ha indicado de manera explÔøΩcita la discusiÔøΩn epistemolÔøΩgica que subyace a las profesiones mÔøΩdicas y las implicancias que tiene este tipo de acciÔøΩn social, pero existen otras profesiones en las sociedades modernas que no han logrado suficientemente legitimidad, se trata de ciertas profesiones relativas a bienes sociales, tales como el profesorado, el trabajo social o la enfermerÔøΩa, que aparecen ocupando ciertos espacios sociales e institucionales, pero sin el suficiente reconocimiento jurÔøΩdico, econÔøΩmico y polÔøΩtico. Si nos preguntÔøΩramos, desde Weber, por las caracterÔøΩsticas de este tipo de profesional, ÔøΩl responderÔøΩa, ciertamente, que es un profesional que se ajusta perfectamente a los cÔøΩnones de una profesiÔøΩn moderna, que tiene conocimientos cientÔøΩficos, una opciÔøΩn por el poder y que sus acciones se orientan por una vocaciÔøΩn ÔøΩberufÔøΩ ( ). La especializaciÔøΩn a la que llegan estas profesiones, los contextos marcados por la burocracia, el juego polÔøΩtico, la ÔøΩtica representan las formas de legitimaciÔøΩn legalracional actual, que caracterizarÔøΩan el quehacer profesional. Siguiendo estas orientaciones no se puede negar el carÔøΩcter profesional, por ejemplo, del trabajador social, aÔøΩn en contra, de las orientaciones profesionales de carÔøΩcter funcionalista,
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que la reducirÔøΩn a una semi-profesiÔøΩn. ÔøΩEs lo mÔøΩs frecuente, a partir de estas concepciones del saber y del ideal de servicio que son analizadas las semi-profesiones, es decir los grupos profesionales como los profesores, los enfermeros y los trabajadores sociales, son para los estudios funcionalistas realizaciones muy imperfectas 1 del tipo ideal de las profesionesÔøΩ . El paradigma profesional, niega el estatus profesional a estas actividades por cuanto, contienen en su mayorÔøΩa profesionales crÔøΩticos y reflexivos a las contradicciones que se viven en la sociedad moderna. El hecho de estar cerca de las injusticias sociales, del dolor y el sufrimiento de los seres humanos, en una acciÔøΩn cara a cara, en la vida cotidiana, les impiden tener caracterÔøΩsticas de las asÔøΩ llamadas profesiones tradicionales. Por otra parte, pensadores e investigadores de los procesos de profesionalizaciÔøΩn de este tipo de quehaceres profesionales, llegan a afirmar que los integrantes de estas profesiones, son personas que provienen en su mayorÔøΩa de las clases medias y, por tanto, coinciden en el nombre de profesiones intermedias, ÔøΩotra vez mÔøΩs, el carÔøΩcter ÔøΩprofesionalÔøΩ de la formaciÔøΩn, separado del sistema dominante, de la universidad, seÔøΩala y acentÔøΩa este carÔøΩcter de especificidad y autonomÔøΩa. A la inversa, estas profesiones se vinculan al vasto ÔøΩmbito de las ÔøΩclases mediasÔøΩ que a comienzos de los aÔøΩos 80, el INSEA repertorÔøΩa ÔøΩprofesiones intermediasÔøΩ creando al mismo tiempo las categorÔøΩas estadÔøΩsticas de las ÔøΩprofesiones intermedias de la salud y del trabajo socialÔøΩ en las cuales los asistentes sociales, los educadores y los animadores se 2 entrecruzan con las enfermeras y las mujeres curadorasÔøΩ . Otra de las causas de esta tipificaciÔøΩn semiprofesional es la dependencia econÔøΩmica (en general del Estado) y por tanto su semi autonomÔøΩa, respecto de las decisiones tomadas. ÔøΩPero estas justificaciones son insuficientes en la medida en que los oficios reunidos bajo la denominaciÔøΩn de semi-profesiones poseen caracterÔøΩsticas objetivas extremadamente diversas. Profesiones feminizadas, sin autonomÔøΩa en el ejercicio de sus actividades porque estÔøΩn insertas en organizaciones burocrÔøΩticas, que dispensan servicios que no teniendo el carÔøΩcter de urgencia dramÔøΩtica de aquÔøΩllos de los mÔøΩdicos o de los abogados no reposan sobre un saber codificado y cientÔøΩfico, las semi-profesiones no son asÔøΩ aprehendidas mas que por el intermediario de caracterÔøΩsticas tÔøΩpicas de las profesiones establecidas, que ellas no poseen.
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Chapoulie, 1974, p. 97. AutÔøΩs, 1999, p. 233.
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Por tanto, las proposiciones de su estatuto inferior, o de las formas de ejercicio, no 3 pueden mÔøΩs que remitir a la naturaleza del orden de las cosasÔøΩ . Pensamos que el conocimiento que estas profesiones han extraÔøΩdo de las ciencias tradicionales, las han dejado en el desamparo, por cuanto no cuentan con lenguajes necesarios para interpretar su experiencia cotidiana. La perspectiva hermenÔøΩuticas y la fenomenolÔøΩgica, podrÔøΩa haberse constituido en excelente pilar de su quehacer profesional, pero el lenguaje empÔøΩrico-formal impregnÔøΩ el supuesto epistemolÔøΩgico de sus interpretaciones. La nueva legitimidad legal racional de estas profesiones, semi profesiones en lenguaje positivista, las lleva a asumir pequeÔøΩas cuotas de poder y conocimiento, y aunque ellas cuentan con conocimientos especializados sobre las problemÔøΩticas en la que actÔøΩan, no logran el impacto social de las profesiones mÔøΩs doctas. ÔøΩEn las sociedades que otorgan un gran precio a los conocimientos de los expertos y que tienen igualmente una estructura desigual, la rareza o el monopolio implica dos tipos de recompensas interdependientes: por una parte, las ventajas sobre el mercado de los servicios o del trabajo, por otra, un estatus y privilegios en la jerarquÔøΩa de los empleos, e incluido un rango en la burocracia. Se pueden sacar ventajas espe4 ciales de estas formas de protecciÔøΩnÔøΩ . El tipo de acciÔøΩn social que despliegan estas profesiones intermedias implica desarrollar un conocimiento mÔøΩs y mÔøΩs especializado; hoy los currÔøΩculum de la escuelas universitarias que entregan estos tÔøΩtulos dan cuenta de formaciones de contenidos especÔøΩficos, que estÔøΩn muy lejos de conservar una visiÔøΩn holÔøΩstica de los problemas sociales y acentÔøΩan el conocimiento mÔøΩs particular y especializado. Las metodologÔøΩas de intervenciÔøΩn muestran claramente la dicotomÔøΩa entre el explicar y el comprender. La eficacia y eficiencia, responden a modelos fÔøΩsicos y matemÔøΩticos y no al cÔøΩrculo hermenÔøΩutico, en el cual el polo de la comprensiÔøΩn permite interpretar y conjeturar y el polo de la explicaciÔøΩn permitirÔøΩ la validaciÔøΩn y la objetivaciÔøΩn. Es claro que el conocimiento cientÔøΩfico le permite a las profesiones defender ciertos espacios de intervenciÔøΩn, pero no es menos cierto que este tipo de anÔøΩlisis puede resultar infructuoso, cuando no se analizan las correlaciones de poder que ha ejercido la epistemologÔøΩa positiva en las ciencias humanas. Cada uno de los aspectos
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Chapoulie, 1974, p. 98. Sarfatti, 1988, p. 29.
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indicados se puede complementar por un anÔøΩlisis fenomenolÔøΩgico de la acciÔøΩn de estas profesiones sociales. Entre otras temÔøΩticas se puede seÔøΩalar que: El carÔøΩcter profesional es intersubjetivo. Desde la fenomenologÔøΩa de Schutz podemos seÔøΩalar que las profesiones sociales se hacen y se construyen en un encuentro con el otro. El encuentro cara a cara con las personas, los grupos y la comunidad, le permiten establecer procesos de intersubjetividad. La vida profesional cotidiana es construida entre un ÔøΩyoÔøΩ y un ÔøΩtÔøΩÔøΩ . Por esta misma razÔøΩn, el Otro no puede ser explicado solamente como un , o un cliente. Es la relaciÔøΩn de carÔøΩcter intersubjetivo la que permite reconocer a un TÔøΩ . Las profesiones, en nombre de una suerte de cientificidad, han dejado de lado esta forma de conocimiento de la realidad. Pensamos que tanto las orientaciones marxista como positivistas han ayudado a silenciar este lenguaje cotidiano. Estas profesiones han heredado los mismos dilemas y dicotomÔøΩas de las ciencias sociales positivas: lo subjetivo y lo objetivo, lo neutral y lo valorativo, lo cotidiano y lo cientÔøΩfico. El reconocer que este quehacer profesional se hace en el encuentro con el otro, en procesos intersubjetivos, aboga por la propia persona de los que estÔøΩn comprometidos en esta situaciÔøΩn social especÔøΩfica. ÔøΩEs decir que en estas situaciones el trabajo social se compromete personalmente. En el encuentro de los lÔøΩmites de la subjetivizaciÔøΩn, es su propia subjetividad que estÔøΩ puesta en cuestiÔøΩn. En su confrontaciÔøΩn con los lÔøΩmites del derecho, es su propia relaciÔøΩn a la norma la que es 5 interrogadaÔøΩ .
1. Los fundamentos de una teorÔøΩa comprensiva en Schutz 1.1. Las crÔøΩticas de Schutz al concepto de acciÔøΩn social en Weber Para Schutz, la mayor dificultad de la teorÔøΩa sociolÔøΩgica de Weber radica en no haber logrado establecer la diferencia entre la acciÔøΩn social en curso y la acciÔøΩn completa: ÔøΩWeber no establece distinciÔøΩn entre la acciÔøΩn considerada como en el curso y el acto completado, entre el significado del productor de un objeto cultural
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AutÔøΩs, 1999, p. 247.
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y el significado del objeto producido, entre el significado de mi propia experiencia y el significado de la acciÔøΩn del otro, entre mi propia vivencia y la del otro, entre mi 6 comprensiÔøΩn de mÔøΩ mismo y la que tengo de otra personaÔøΩ .
En esta perspectiva, Weber no logrÔøΩ distinguir entre los diferentes niveles de significado de la acciÔøΩn humana; por tanto, esta situaciÔøΩn lo lleva a desconocer el significado subjetivo de los individuos. El individuo actÔøΩa porque la acciÔøΩn es significativa para ÔøΩl. El individuo puede actuar en forma significativa porque puede actuar orientando su acciÔøΩn social en relaciÔøΩn a otros; asÔøΩ tambiÔøΩn la interpretaciÔøΩn puede convertirse en una preocupaciÔøΩn de la sociologÔøΩa comprensiva. En sÔøΩntesis, Weber no considerarÔøΩ los fenÔøΩmenos subjetivos, sino solamente aquellos que se pueden observar empÔøΩricamente. Este razonamiento lleva a Weber a afirmar que no existe acciÔøΩn social sin relaciÔøΩn social y, por tanto, sin observaciÔøΩn directa -dificultad epistemolÔøΩgica de los empiristas. En cambio, para Schutz, sÔøΩlo a partir del significado subjetivo puede existir acciÔøΩn social. Por tanto, la acciÔøΩn social puede ser manifiesta, pero tambiÔøΩn implÔøΩcitalatente. Para Weber sÔøΩlo existirÔøΩa acciÔøΩn social y significado social desde la manifestaciÔøΩn de ÔøΩsta en efecto; desde una observaciÔøΩn directa hacia un otro. Por consiguiente, para Schutz la acciÔøΩn es significativa sin entrar en relaciÔøΩn con el otro, es decir, no es necesario que exista una implicaciÔøΩn con un otro. AÔøΩn mÔøΩs, la persona puede actuar significativamente sin tener una implicaciÔøΩn social, ÔøΩel individuo puede ya actuar en forma significativa, aparte de cualquier implicaciÔøΩn social. Pero en el momento en que entre en relaciones sociales, sus acciones asumen un significado mÔøΩs. EstÔøΩn entonces enfocadas sobre otro: un tÔøΩ. En este nuevo esta7 dio, la acciÔøΩn sÔøΩlo puede comprenderse presuponiendo la existencia de ese . tÔøΩÔøΩ La crÔøΩtica de Schutz estÔøΩ asentada en la imposibilidad de comprender la motivaciÔøΩn de la conducta sobre la base de la observaciÔøΩn. Su crÔøΩtica consiste en asimilar la motivaciÔøΩn de la conducta al proceso observado. Por ejemplo: cortar leÔøΩa no es acciÔøΩn social, sino hasta cuando se comprende el motivo por el cual un agente actÔøΩa. En este caso cortar leÔøΩa para calentarse, para vender etc. SegÔøΩn Schutz, la ciencia social en Weber se ocupa de los motivos de la acciÔøΩn, es decir, del acto particular que debe ser colocado en una secuencia de motivaciÔøΩn
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Schutz, 1993, pp. 37-38. Schutz, 1993, p. 45.
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(Sinnzusammenhang). AsÔøΩ, la ciencia que se ocupa del significado subjetivo e intersubjetivo de la acciÔøΩn, requiere captar complejo el significado al cual pertenece un curso real de acciÔøΩn comprensiblemente interpretado. Por tanto, Schutz explicarÔøΩ posteriormente, que la acciÔøΩn social no sÔøΩlo posee significado observado sino que existen distintos niveles de significado. SegÔøΩn Schutz, Weber no explicita la diferencia entre el significado subjetivo y objetivo. Para Schutz, el significado objetivo se encuentra, justamente, en una unidad de significado considerada como objeto ideal, independientemente de quien realiza la acciÔøΩn o las circunstancias en que se produce la acciÔøΩn. El significado objetivo (basado en los planteamientos husserlianos)8, da cuenta del uso de esquemas interpretativos de los procesos constituyentes de una conciencia que asigna significado. Este tipo de anÔøΩlisis, reconoce que toda acciÔøΩn social (acciÔøΩn profesional en nuestro caso) es la resultante de secuencias motivacionales (del sujetos, de los sujetos ) que construyen distintos niveles de significado en donde la significaciÔøΩn individua-subjetiva es constitutiva de significaciones sociales e intersubjetivas. En este sentido la acciÔøΩn profesional es tambiÔøΩn un proceso bibliogrÔøΩfico que construye identidades. Es un proceso configurador de la persona, del si mismo (self) y por lo mismo una relaciÔøΩn alter-ego. La crÔøΩtica que Schutz plantea a Weber sobre la observaciÔøΩn directa y empÔøΩrica (enlazar sentidos, acciÔøΩn mentada), nos lleva afirmar que el quehacer profesional contiene significado aÔøΩn antes de que ÔøΩsta se manifieste explÔøΩcitamente y, por lo tanto, sÔøΩlo puede ser interpretada de manera simbÔøΩlica. Es decir, la intenciÔøΩn de la conducta, sus motivaciones se nos ocultan, y nos desafÔøΩan a buscar su ÔøΩdoble sentidoÔøΩ. Este anÔøΩlisis nos lleva afirmar que toda acciÔøΩn profesional se juega en el orden de la simbologÔøΩa, que nos llama a interpretarla. En definitiva, la acciÔøΩn profesional podemos definirla como una acciÔøΩn de alteridad, de construcciÔøΩn de la propia identidad (tanto del profesional, como del sujeto ÔøΩatendidoÔøΩ). Este proceso ÔøΩnicamente puede darse a travÔøΩs de la interacciÔøΩn simbÔøΩlica. La interpretaciÔøΩn profesional es el proceso configurador de la persona, del sÔøΩ mis-
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Husserl, en la V MeditaciÔøΩn seÔøΩala ÔøΩla expresiÔøΩn de una percepciÔøΩn (el juicio de percepciÔøΩn). Su significaciÔøΩn no puede residir en la percepciÔøΩn, sino que tiene que residir en actos expresivos propiosÔøΩ (Husserl, 1982, p. 609).
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mo. Por lo mismo, toda interacciÔøΩn profesional con un alter-ego estÔøΩ sometida y abierta al continuo reconocimiento por parte de los en interacciÔøΩn; estÔøΩ constantemente sometida a una recreaciÔøΩn, a una dinÔøΩmica que la caracteriza. Cada sujeto en interacciÔøΩn estÔøΩ sujeto a transformaciones ÔøΩla acciÔøΩn social ( se convertirÔøΩ en interacciÔøΩn desde el momento en que los que intervienen en ella construyan intra e intersubjetivamente su entorno. La edificaciÔøΩn de tal entorno repercute inmediatamente en la formaciÔøΩn de su ego, su ser-sÔøΩ-mismo. El individuo se encuentra con un a priori, sociolÔøΩgico ÔøΩste, que le aporta una visiÔøΩn del mundo ÔøΩprefabricadaÔøΩ. Es siempre desde este a priori que crea su entorno privado. Pero aunque sea asÔøΩ, esto es, privado, el entorno es el resultado tanto privado, el entrono 9 es el resultado tanto a priori del lebenswelt como de la interacciÔøΩn con los otrosÔøΩ Las relaciones alter-ego, le permiten al profesional, el propio conocimiento de sÔøΩ y, por tanto, de la propia identidad. Todo lo que yo sÔøΩ acerca de otro en la vida conciente se basa en el conocimiento acerca de las propias vivencias. Capturar la vivencia del otro a partir de las propias vivencias, es uno de los aspectos que los profesionales, en especial, del trabajo social deben trabajar en la relaciÔøΩn yo y ÔøΩla tu vida profesional es un proceso bibliogrÔøΩfico que construye identidades a lo largo de todo el ciclo de vida, tanto desde el inicio de la actividad profesional, hasta la jubilaciÔøΩn (...). los procesos bibliogrÔøΩficos y los mecanismos de interacciÔøΩn se dan en una relaciÔøΩn de interdependencia de sus , ellos mismos influenciados por las relaciones existentes entre ellos y su 10 medio ambienteÔøΩ . 1.2. El conocimiento en las ciencias sociales Schutz, da fuerza y argumentaciÔøΩn a la comprensiÔøΩn Verstehen) ( en las ciencias del hombre. Es la vida cotidiana, los procesos subjetivos e intersubjetivos, que aparecen como soporte de las ciencias comprensivas. El conocimiento refiere al mundo cultural, por el cual el ser humano es socializado. Este conocimiento sirve de orientaciÔøΩn, tanto para mis congÔøΩneres como para los contemporÔøΩneos. Son las experiencias intersubjetivas las que estÔøΩn al centro de la investigaciÔøΩn comprensiva. En este sentido, Schutz estÔøΩ en contra de una posiciÔøΩn empirista y neopositivista de la experiencia, la cual la ha reducido a lo sensorial o bien al subjetivismo ÔøΩlo que impide a estos autores captar la cuestiÔøΩn que tiene vital importancia para los especialistas en ciencias sociales es su filosofÔøΩa bÔøΩsica- el empirismo sensorial y el posi-
9 MÔøΩlich J.C., 1994 p.89-90. 10 Dubar y Tripier 1998, p.96.
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tivismo lÔøΩgico-, que identifica la experiencia con la observaciÔøΩn sensorial, presuponiendo que la ÔøΩnica alternativa a la observaciÔøΩn sensorial controlable- y, por ende, 11 objetiva-es la introspecciÔøΩn subjetiva- y, por lo tanto incontrolable e inverificableÔøΩ . El anÔøΩlisis cientÔøΩfico de la vida cotidiana, desde la fenomenologÔøΩa, supone el estudio de las construcciones mentales, sus sÔøΩntesis, generalizaciones, formalizaciones e idealizaciones que construyen los individuos en sus experiencias intersubjetivas. En definitiva, Schutz busca la construcciÔøΩn de una ciencia social compatible con las subjetividades que los hombres construyen a partir de su vida cotidiana. El problema de las ciencias sociales es buscar un mÔøΩtodo que permita objetivar los sentidos subjetivos de los sujetos; es decir, la vida cotidiana es la base y sustento de la ciencia social. Schutz, al igual que Weber, opta por la construcciÔøΩn de tipos ideales. En el primero la construcciÔøΩn de estas estratificaciones responde a la pregunta ÔøΩpor quÔøΩ? Pregunta que harÔøΩ el cientÔøΩfico a la realidad social. Como veremos posteriormente, el mÔøΩtodo de la ciencia comprensiva en Ricoeur no sÔøΩlo obedece a la objetivaciÔøΩn, sino tambiÔøΩn al proceso de significaciÔøΩn e interpretaciÔøΩn de la motivaciÔøΩn humana. El mÔøΩtodo representa el polo de objetivaciÔøΩn de la explicaciÔøΩn en las ciencias humanas. 1.2.1. Los motivos porque. PreocupaciÔøΩn del cientÔøΩfico social Los motivos porque refieren a la causalidad de la acciÔøΩn. Esta clase de motivos sÔøΩlo pueden ser captados en el tiempo pluscuamperfecto ÔøΩy dentro de un Acto de aten12 ciÔøΩn que toma como dado un acto motivo ya cumplidoÔøΩ . Por ejemplo, si realizo en tanto observador una pregunta, estoy obligando al otro, a reflexionar sobre su conducta. En este sentido, la respuesta es obligar al otro a situar sus motivos para en autÔøΩnticos motivos por quÔøΩ . La respuesta que obtendrÔøΩ el cientÔøΩfico social es la causa de la acciÔøΩn. Lo esencial es que la persona que estÔøΩ interactuando con otro anticipe los motivos-para de su propia acciÔøΩn, como los genuinos motivos-porque de su propia conducta. Este proyecto de respuesta ocurre con libre espontaneidad en un puro contexto-para. Pero el que responde debe comprender primero la pregunta y, orientarse hacia el interrogador. Y su respuesta debe ser tal que el interrogador la acepte como una rÔøΩplica real a su pregunta. El lenguaje es el medio de socializaciÔøΩn de la orientaciÔøΩn para, que reciben los individuos de una sociedad. El lenguaje es trasmitido por la sociedad y expresa las
11 Schutz, 1995, p.74 12 Schutz, 1993, p. 189.
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tipificaciones de la experiencia, que le permiten orientar su conducta social ÔøΩbasado en idealizaciones y anonimizaciones de la experiencia subjetiva inmediata. Estas tipificaciones de la experiencia separadas de la subjetividad son objetivadas socialmente, con lo cual pasan a ser un componente de lo a priori social previa13 mente dado al sujetoÔøΩ . Las relaciones e inversiones, entre los motivos por quÔøΩ y motivos para, en las relaciones entre asociados y contemporÔøΩneos, estÔøΩn basadas en idealizaciones. Es lo que se denominarÔøΩ las idealizaciones de la reciprocidad de motivos. Ahora bien, la ciencia comprensiva se ocupa de los autÔøΩnticos motivos-por quÔøΩ, pues dan cuanta de las causas de la acciÔøΩn. El concepto de causalidad en Weber se sigue con el planteamiento de Schutz. En Weber, sÔøΩlo es posible conocer las causas histÔøΩricas de un hecho, si logramos dar cuenta de los por quÔøΩ sucedieron esos hechos. Las ciencias sociales, exclusivamente, pueden trabajar con tipos ideales anÔøΩnimos, los cuales pueden ser clasificados desde una menor ÔøΩanonimidadÔøΩ hasta una mayor. Lo importante de la funciÔøΩn de estos tipos es el movimiento que podemos hacer. Se puede comenzar por aquellos tipos que nos sirven para orientarnos en la vida cotidiana, hasta aquellos de carÔøΩcter cientÔøΩfico, pero podemos hacer la vuelta en forma inversa: ÔøΩcuanto mÔøΩs afuera vamos internÔøΩndonos en el mundo de los contemporÔøΩneos, mÔøΩs anÔøΩnimos se vuelven sus habitantes comenzando por la regiÔøΩn mÔøΩs interna donde casi pueden ser vistos (...), y terminando por la regiÔøΩn don14 de son por definiciÔøΩn inaccesibles para siempre a la vivenciaÔøΩ . Los tipos tienen la ventaja de que pueden llegar a ser universales, pero al mismo tiempo, pueden ser identificados desde la individualidad del fenÔøΩmeno social. Para Weber y Schutz, los tipos ideales cumplen una funciÔøΩn vital en el conocimiento de las ciencias sociales comprensivas. Schutz, a diferencia de Weber, logra diferenciar niveles de tipologÔøΩas ideales. Es claro que este conocimiento parte siempre de la individualidad de la experiencia del otro. En otras palabras, ellos cumplen el rol de ser orientaciÔøΩn-ellos. Los ÔøΩTipos idealesÔøΩ en las ciencias sociales cumplen la funciÔøΩn de poder ser interpretados, por esto mismo, se caracterizan por ser abstractos, generales y formales ÔøΩcuando tropezamos con algÔøΩn ordenamiento de experiencia pasada bajo esquemas interpretativos, con algÔøΩn acto de abstracciÔøΩn, generalizaciÔøΩn, formalizaciÔøΩn e idealizaciÔøΩn, cualquiera sea el objeto implicado, encontraremos allÔøΩ ese proceso en el cual un momento de una vivencia sale de su
13 Schutz y Luckman, 2001, p. 228. 14 Schutz, 1993, p. 209.
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ÔøΩmbito y luego, por medio de una sÔøΩntesis de reconocimiento, se congela en un tipo 15 ideal sÔøΩlido y firmeÔøΩ . Los tipos se constituyen como unidades de determinaciones en situaciones reales de la vida cotidiana. Schutz, lo mismo que Weber, seÔøΩala las construcciones de estas unidades a partir de un mÔøΩtodo de inducciÔøΩn. Estas unidades expresan los motivos para, de la acciÔøΩn humana ÔøΩla situaciÔøΩn de adquisiciÔøΩn esta determinada por significatividades motivacionales. El individuo, entra en la situaciÔøΩn con una actitud particular, y sus experiencia son incorporadas a la cadena de motivaciones de un contexto especÔøΩfico ÔøΩparaÔøΩ. En la situaciÔøΩn de adquisiciÔøΩn se pone de relieve un tema. Esto puede hacerse coincidir rutinariamente, con elementos interpretativamente significativos del conocimiento y la situaciÔøΩn puede ser dominada rutinariamente, en cuyo caso se lleva a cabo la captaciÔøΩn del nÔøΩcleo de expe16 riencia mediante determinaciones en procesos ÔøΩautomÔøΩticosÔøΩÔøΩ . Sin embargo, el proceso de tipificaciÔøΩn de la realidad social, no puede ser considerado como un hecho real, es mÔøΩs bien, una abstracciÔøΩn de la misma y, por tanto, cÔøΩmo se logra hacer ciencia de abstracciones, las actuales parten de las subjetividades de las acciones humanas. Weber, seÔøΩala que todo proceso de comprensiÔøΩn de una acciÔøΩn humana, debe referirse al sentido subjetivo de los seres humanos, pero con Schutz queda claro que las construcciones cientÔøΩficas pertenecen a un segundo nivel, refieren a los motivos por quÔøΩ , ya que son sistemas teÔøΩricos que contienen hipÔøΩtesis que tambiÔøΩn pueden ser comprobadas: ÔøΩla ilusiÔøΩn consiste en considerar al tipo personal ideal como una persona real, mientras que en realidad sÔøΩlo es la sombra de una persona. Vive en una dimensiÔøΩn temporal nunca-nunca que nadie 17 puede vivenciar jamÔøΩsÔøΩ . El cientÔøΩfico de la fenomenologÔøΩa, indiscutiblemente, pertenece al mundo cotidiano de sus asociados y sus contemporÔøΩneos, pero su investigaciÔøΩn debe responder a los postulados de la coherencia lÔøΩgica, de la interpretaciÔøΩn subjetiva y de los postulados de adecuaciÔøΩn ÔøΩLa construcciÔøΩn de tipos cientÔøΩficos ideales dependen incluso del contexto total del conocimiento cientÔøΩfico o, lo que es lo mismo, del contexto total de los juicios claros y distintos acerca del mundo. Sin embargo, todos esos juicios, en la medida en que son cientÔøΩficos, deben ordenarse en esos elementos mÔøΩs elevados de significado que, para emplear una imagen de Husserl abarcan en
15 Schutz, 1993, p. 215. 16 Schutz y Luckman, 2001, p. 225. 17 Schutz, 1993, p. 219.
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una expresiÔøΩn todos los axiomas, principios fundamentales teoremas y deduccio18 nes de una cienciaÔøΩ . El problema que queda pendiente es seÔøΩalar que a cada uno de los tres modos de comprensiÔøΩn corresponde un grado diferente de verificabilidad de la conducta externa ÔøΩun acto se define como ÔøΩtÔøΩpicamente pertinenteÔøΩ si se origina en motivos que pueden establecerse como constantes o invariables en el actor en cuestiÔøΩn. Pero esto significa tan sÔøΩlo que el acto es repetible, en otras palabras, que el tipo ideal derivado de ÔøΩl tiene la idealidad del etcÔøΩtera, del ÔøΩuna y otra vezÔøΩ. Por lo tanto, el concepto de adecuaciÔøΩn en el nivel del significado y de adecuaciÔøΩn causal se aplica a la elecciÔøΩn correcta del motivo y sÔøΩlo implÔøΩcitamente a los actos que se postula 19 que se derivan de esos motivosÔøΩ . La discusiÔøΩn que sigue pretende dar cuenta de la relaciÔøΩn que debe existir entre adecuaciÔøΩn de significado y adecuaciÔøΩn causal ÔøΩSin embargo -y ÔøΩste es el postulado bÔøΩsico de la -ciencia social- los motivos adjudicados al tipo ideal deben ser tanto 20 casualmente adecuados, como adecuados en el nivel del significadoÔøΩ . En definitiva, la correlaciÔøΩn existente entre las causas-motivos por quÔøΩ y los significados de los individuos-motivos para quÔøΩ. El cientÔøΩfico social debe procurar que coincidan las adecuaciones de significado como las adecuaciones causales ÔøΩLa posiciÔøΩn del cientÔøΩfico social es paralela a ÔøΩsta. Sus tipos ideales deben ser no sÔøΩlo compatibles con las conclusiones establecidas de todas las ciencias, sino que tiene que explicar en tÔøΩrminos de motivaciones las experiencias subjetivas mismas que abarcan. Para expresarlo en la terminologÔøΩa de Weber, los tipos ideales construidos por la ciencia social y, sobre todo, por la sociologÔøΩa comprensiva deben poseer al mismo tiempo tanto adecuaciÔøΩn causal como 21 adecuaciÔøΩn de significadoÔøΩ . 1.3 La acciÔøΩn profesional es una acciÔøΩn que se da en la vida cotidiana La vida cotidiana requiere de significados y esquemas de significados que permitan orientar la conducta humana. En la vida cotidiana, en Schutz, se requiera dar cuenta de los aspectos que la constituyen asÔøΩ como: la experiencia directa, la inmediatez
18 19 20 21
Schutz, 1993, p. 250. Schutz, 1993, p. 256. Schutz, 1993, p. 256. Schutz, 1993, p. 252.
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espacio temporal, la orientaciÔøΩn de la conducta, las reflexiones e intenciones que orientan las acciones. Aspectos que son tan prÔøΩximos al profesional y que, por lo mismo, no tiene conciencia de cada uno de ellos. Cada uno de estos ÔøΩmbitos van constituyendo la vida cotidiana del profesional. Todos los esquemas interpretativos de la acciÔøΩn que se dan en una relaciÔøΩn entre asociados, supone una construcciÔøΩn del sentido comÔøΩn del otro. Como nos dirÔøΩ Berger y Luckman22, la vida cotidiana provee conocimientos de la experiencia cotidiana que se encuentran en la interacciÔøΩn social. El cara a cara, posibilita tener conocimientos y experiencias que permiten vivir el dÔøΩa a dÔøΩa. La relaciÔøΩn cara a cara, es una relaciÔøΩn directa, con un tÔøΩ, con el cual comparto un tiempo y un espacio ÔøΩcuando dos personas se encuentran de esta manera una al alcance de la experiencia directa de la otra, digo que estÔøΩn en la situaciÔøΩn cara a 23 caraÔøΩ . La relaciÔøΩn ÔøΩcara a caraÔøΩ presupone que ÔøΩsta se de en su inmediatez, es decir, se refiere a la simultaneidad real que dos corrientes de conciencia separadas tienen la una de la otra. ÔøΩEsta inmediatez espacial y temporal es esencial para la situaciÔøΩn cara a cara. Todos los actos de orientaciÔøΩn-otro y de actuar-sobre-el-otro, y por lo tanto todas las orientaciones y relaciones que ocurren dentro de la situaciÔøΩn cara a 24 cara, derivan su propio sabor y estilo especÔøΩfico de cada inmediatezÔøΩ . La vida cotidiana, se construye en la relaciÔøΩn entre un tÔøΩ y un yo. SÔøΩlo puedo comprender mi vivencia en la vivencia del otro. Puesto que todo acto intencional se dirige o apunta hacia ciertos objetos, el tÔøΩ selecciona ciertos ÔøΩtemes de su corriente de conciencia y les otorga significado, los contextualiza y los ubica. Se representan unidades completas de actos intencionales, todo los esquemas que pueden estar influyendo en una situaciÔøΩn dada. Estos contextos de significados son ordenados en distintos estratos, y constituyen el conocimiento de la vida cotidiana, los tipos de la vida cotidiana25.
22 Berger y Luckmann son dos discÔøΩpulos de Schutz y continuadores de su obra. Entre sus principales obras se cuentan: La construcciÔøΩn social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu, 1968. Schutz y Luckmann. Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires, Ed Amorrortu, 2002. 23 Schutz, 1993, p. 192 24 Schutz, 1993, p. 192. 25 En Schutz, estos estratos son los tipos ideales de Weber. Estos pueden diferenciarse entre aquÔøΩllos que orientan la vida cotidiana y aquÔøΩllos que conducen la investigaciÔøΩn cientÔøΩfica. Lo importante es que estas significaciones pueden pasar de lo cotidiano a lo cientÔøΩfico y de lo cientÔøΩfico a lo cotidiano.
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La relaciÔøΩn orientaciÔøΩn-tÔøΩ no implica conciencia de lo que el otro estÔøΩ pensando o de lo que estÔøΩ ocurriendo en la conciencia del otro. La orientaciÔøΩn tÔøΩ significa solamente estar dirigido en forma intencional hacia el ser aquÔøΩ de otro ser humano vivo y conciente. Ahora bien, para Schutz, esta orientaciÔøΩn, se refiere, no al encuentro con el ideal26 del otro, sino por el contrario, la relaciÔøΩn tÔøΩ, se encuentra en forma singular y contextual. El mismo paradigma de la acciÔøΩn individual y singular es compartido con Weber. La orientaciÔøΩn tÔøΩ puede ser unilateral y recÔøΩproca. Es reciproca si existe una conciencia mutua de la existencia de un yo y un tÔøΩ. Es unilateral si sÔøΩlo uno nota la presencia del otro. ÔøΩEn su forma pura la orientaciÔøΩn-tÔøΩ consiste meramente en estar dirigido en forma intencional hacia el puro ser aquÔøΩ de 27 otro ser humano vivo y concienteÔøΩ . El trabajo social desde sus orÔøΩgenes manifiesta esta orientaciÔøΩn singular y contextual. Las personas recepcionadas por este profesional, son sujetos de derechos en contextos de poder ÔøΩtrabajÔøΩ en mi desempeÔøΩo profesional aplicando siempre los conocimientos y principios que me inculco la escuela, pero con mucha flexibilidad frente a la situaciÔøΩn real que enfrentaba . Considero que siempre di la pelea en la defensa de los derechos de las personas que atendÔøΩ enfrentados a quienes tenÔøΩan el po28 derÔøΩ . La vital relaciÔøΩn tÔøΩ, es la posibilidad de experienciar mi propia vivencia, en la relaciÔøΩn tu y yo logramos construir un nosotros. Es en esta afirmaciÔøΩn, que Schutz apoyÔøΩndonos en Scheler, sostiene ÔøΩla experiencia del nosotros (die Erfahurrung vom Wir) en el mundo de la realidad social inmediata es la base de la experiencia del yo 29 (die Erfhrung des Ich) del mundo en generalÔøΩ . Un trabajador social dando cuenta de la acciÔøΩn profesional con grupos manifestaba que ÔøΩsta se caracteriza por ser histÔøΩrica. Se da en un aquÔøΩ y en un ahora, es inmediata ÔøΩla vida grupal se desarrolla siempre en distintos planos. AdemÔøΩs todo grupo tiene una historia que aunque siempre gravita en el aquÔøΩ y el ahora grupal puede 30 haber quedado desplazada y olvidadaÔøΩ . La relaciÔøΩn del tÔøΩ, estÔøΩ arraigada en la relaciÔøΩn nosotros. En Schutz, esta relaciÔøΩn se constituye en un encuentro objetivo y subjetivo. Supongamos que dos personas 26 27 28 29 30
desde las experiencias singulares Schutz, 1993, p193. Saavedra en Aylwin, Forttes y Matus, 2004 p.79. Scheler en Schutz, 1993,p.194 Bea en Dicarlo, 2001 p.87
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estÔøΩn hablando, lo primero que se capta es el significado objetivo de la conversaciÔøΩn, el significado de las palabras pronunciadas son las mismas si son pronunciadas por uno u otro hablante. TambiÔøΩn, nos encontramos con el significado subjetivo ÔøΩlo que ocurre en tu mente en la medida que hablas. Para captar su significado subjetivo debo representarme tu corriente de conciencia como fluyendo junto a la mÔøΩa. Dentro de esta representaciÔøΩn debo interpretar y construir tus Actos Intencionales a medida que eliges tus palabras. En la medida en que tÔøΩ y yo podemos vivenciar mutuamente esta simultaneidad, envejeciendo juntos por un tiempo, en la medida en que podamos vivir en ella, en esa medida,, cada uno de nosotros puede vivir en 31 los contextos subjetivos de significado del otroÔøΩ . En sÔøΩntesis, sÔøΩlo existe una relaciÔøΩn ÔøΩcara a caraÔøΩ, cuando sincronizamos nuestras vivencias; cuando existe una participaciÔøΩn mutua. En ese sentido, esta relaciÔøΩn ÔøΩcara a caraÔøΩ permite entender las propias vivencias de una manera nueva. En resumen, a este filÔøΩsofo le interesa el ser humano en su cotidianeidad y en las relaciones sociales que la constituyen. Schutz, parte de la base que la conciencia es intencional, es decir, siempre apunta o se dirige a objetos. En la vida cotidiana estamos insertos en mÔøΩltiples experiencias que se tornan significativas. En la medida en que se logra reflexionar sobre alguna de ellas, cada experiencia permite encontrar y ubicar distintas estructuras de significado en la conciencia: ÔøΩun anÔøΩlisis fenomenolÔøΩgico detallado revelarÔøΩa las diversas capas de experiencias, y las distintas estructuras de significado que intervienen, por ejemplo, en ser mordido por un perro, en tener fobia a todos los perros, etc. Lo que nos interesa aquÔøΩ es el carÔøΩcter 32 intencional de la concienciaÔøΩ . Al destacar que la acciÔøΩn profesional se da en la vida cotidiana, y ademÔøΩs que da cuenta de relaciones cara a cara, que se dan en el dÔøΩa a dÔøΩa, en una inmediatez espacio temporal, en una relaciÔøΩn tÔøΩ, estamos seÔøΩalando los lÔøΩmites de considerar a las profesiones, en especial del trabajo social, sÔøΩlo como la expresiÔøΩn de funciones y relaciones de poder y conocimiento o relaciones burÔøΩcratas y economistas. AsÔøΩ mismo los profundos limites de las teorÔøΩas funcionalistas que clasifican profesiones con mayor y menor estatus creando imaginarios culturales de profesionales de primera y segunda categorÔøΩa. Cuando el trabajador social trabaja en la defensa de un derecho social, sea ÔøΩste de la vivienda, la salud, la educaciÔøΩn, desde un anÔøΩlisis fenomenolÔøΩgico no podemos
31 Schutz, 1993, p. 195. 32 Berger y Luckman, 1968, p. 38.
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olvidar que es abogar por el derecho del otro y por los propios derechos ÔøΩes decir que en estas situaciones el trabajo social se compromete personalmente. En el encuentro de los limites de la subjetivaciÔøΩn, es su propia subjetividad que esta puesta en cuestiÔøΩn. En su confrontaciÔøΩn con los limites del derecho, es su propia relaciÔøΩn 33 a la norma que es interrogadaÔøΩ . 1.4 Las vivencias del otro sÔøΩlo se pueden aprehender mediante la representaciÔøΩn simbÔøΩlica Schutz, reconoce la dificultad del conocimiento del tÔøΩ. Desde un primer anÔøΩlisis parece imposible acceder a la comprensiÔøΩn del otro, pero el tema reside en cÔøΩmo se accede a ÔøΩotro-yoÔøΩ. La vivencia que se tiene de otra persona permite situarse en un tiempo diferente del tiempo que se sitÔøΩa el otro. En este sentido, para el filÔøΩsofo, la cuestiÔøΩn del tiempo es significativa, por cuanto, mientras el otro sÔøΩlo puede captar el pasado de su vivencia, a travÔøΩs de un hecho reflexivo, se puede significar su experiencia en el presente, es decir, mientras ÔøΩstas ocurren. Sin embargo, estas explicaciones sÔøΩlo son posibles con la mediaciÔøΩn derepresentaciones las simbÔøΩlicas . La relaciÔøΩn que se establece con un otro, parte del significado que tenemos de ese otro, es decir, tomamos nota de, pero segÔøΩn Husserl esta referencia no permite tener la vivencia del otro. La aprehensiÔøΩn de las vivencias del otro se da a travÔøΩs de una representaciÔøΩn significativa-simbÔøΩlica, es decir, el conocimiento subjetivo del otro sÔøΩlo es posible, a travÔøΩs de una mediaciÔøΩn. Pero, esta mediaciÔøΩn se da mediante la propia vivencia de su cuerpo, de sus sentimientos ÔøΩla experiencia significativa (Erfahrung) del mundo, como toda experiencia en el AquÔøΩ y Ahora, estÔøΩ organizada 34 en forma coherente y, por lo tanto, se halla disponible.ÔøΩ Ahora bien, para Schutz, el cuerpo expresa una indicaciÔøΩn de un significado subjetivo que sitÔøΩa en un espacio y en un tiempo que orienta. InspirÔøΩndose en Husserl, seÔøΩala, ÔøΩPero hay otra funciÔøΩn del cuerpo que parece tener suma importancia para la interpretaciÔøΩn del mundo comÔøΩn de la vida del alterego (...). Mi propio cuerpo es para mÔøΩ el centro de orientaciÔøΩn en el orden espacio-temporal del mundo. SÔøΩlo ÔøΩl me es dado como el centro del AquÔøΩ, mientras que el cuerpo del Otro me es dado como un AllÔøΩ. Este AllÔøΩ es modificable por mis propios movimientos kinestÔøΩsicos. La razÔøΩn por la cual mi propio cuerpo puede ser interpretado como cualquier sÔøΩlido mÔøΩvil en el espacio, reside en mi facultad de transformar cualquier AllÔøΩ en un AquÔøΩ,
33 AutÔøΩs, 1999,p.24 34 Schutz, 1993, p. 131.
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si cambio de posiciÔøΩn; por ejemplo, caminando de un lado a otro. Esto implica que puedo percibir desde AllÔøΩ las mismas cosas que desde AquÔøΩ, pero desde un ÔøΩngulo 35 que se vincula con mÔøΩ estar AllÔøΩÔøΩ . Es importante destacar que el cuerpo actÔøΩa como la evidencia de un significado mÔøΩs profundo de vivencia subyacente. 1.5. El acto de reflexiÔøΩn para observar las propias vivencias En la vida cotidiana se suceden un sinnÔøΩmero de vivencias y cuando alguna de ellas se vuelve significativa, cuando reparo en una de ellas, cuando reflexiono sobre ellas, ya estÔøΩn conformando mi pasado. ÔøΩSi deseo observar una de mis propias vivencias, debo realizar un Acto reflexivo de atenciÔøΩn. Pero en este caso lo que contemplo es una experiencia pasada, no una experiencia que ocurra en la actualidad. Puesto que esto sigue valiendo para todos mis Actos de atenciÔøΩn dirigidos hacia mis propias vivencias, sÔøΩ que tambiÔøΩn vale para la otra persona. TÔøΩ estÔøΩs en la misma 36 posiciÔøΩn que yo: sÔøΩlo puedes observar tu pasado, vivencias ya vividasÔøΩ . Parece de mucha importancia esta relaciÔøΩn con la propia vivencia, como la posibilidad de comprender la vivencia del otro: ÔøΩcuando yo percibo un segmento de tus vivencias, ordeno lo que veo dentro de mi propio contexto de significado. Pero entretanto tÔøΩ lo has ordenado en el tuyo. AsÔøΩ, yo estoy siempre interpretando tus 37 vivencias desde mi propio punto de vistaÔøΩ . En definitiva, desde esta perspectiva, los procesos interpretativos no se refieren a hechos observables sino a las vivencias, ÔøΩel intÔøΩrprete parte de su propia experiencia del cuerpo animado de la otra persona o de los artefactos que esta ÔøΩltima ha producido. En ambos casos estÔøΩ interpretando objetivaciones en las cuales se manifiestan las vivencias del otro. Si lo que estÔøΩ interpretando en cuestiÔøΩn es el cuerpo del otro, el intÔøΩrprete se ocupa de objetivaciones-acto, es decir, movimientos gestos 38 o resultados de su acciÔøΩn . 1.5.1 Los procesos de significaciÔøΩn La relaciÔøΩn entre un yo y un tÔøΩ estÔøΩ mediada por significados. Schutz plantea que la acciÔøΩn social es significativa antes de entrar en o con otra persona. Al entrar
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Schutz, 1995, p. 173. Schutz, 1993, p. 132. Schutz, 1993, p. 135. Schutz, 1993, p. 161.
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en o con otra persona, entrarÔøΩa en otro nivel de significado. Son estos procesos de significaciÔøΩn los que debemos sistematizar, contar, relatar y hacer pÔøΩblico. Normalmente les sucede a los profesionales de la acciÔøΩn que no se sienten capaces de valorizar y hacer respetar estos significados primeros. Es decir existirÔøΩa una fuerte desvalorizaciÔøΩn de los significados del quehacer cotidiano. Pero esta experiencia no es uniforme, ni homogÔøΩnea, sino que ella es diversa, tiene distintas estructuras de significado, que se mueven en distintos niveles de significados39. Obviamente lo que interesa, segÔøΩn Schutz, es el carÔøΩcter intencional de la conciencia y, por tanto, la dimensiÔøΩn histÔøΩrica de ÔøΩsta. Por tanto, cuando hablamos de que la prÔøΩctica del profesional es significativa, estamos dando cuenta de los distintos niveles de significaciÔøΩn y de conocimiento de esta acciÔøΩn. Queremos seÔøΩalar que a distintos niveles de significado, corresponden distintos niveles de anÔøΩlisis. Significaciones cientÔøΩficas y significaciones cotidianas van a conformar el todo de la acciÔøΩn profesional del trabajador social. Las profesiones sociales, se convierten asÔøΩ en profesiones que descifran los distintos niveles de significado que constituye su quehacer ÔøΩEs al menos lo que afirma constantemente el discurso del trabajo social acerca de su relaciÔøΩn con las tÔøΩcnicas. Ellas son pretextos. La diversidad, los cambios de moda en relaciÔøΩn a las tÔøΩcnicas ayudan a esta visiÔøΩn puramente conjetural de la tÔøΩcnica. La verdadera escena del trabajo 40 social, su otra escena, se juega completamente sobre la dimensiÔøΩn simbÔøΩlicaÔøΩ . 1.5.2. El cuerpo, como proceso de significaciÔøΩn. Esta relaciÔøΩn significativa se da en un aquÔøΩ y ahora. Este aquÔøΩ y ahora estÔøΩ mediado por el cuerpo. Para Schutz el cuerpo representa ÔøΩel centro de orientaciÔøΩn en el orden espacio temporal del mundo. SÔøΩlo ÔøΩl me es dado como centro del aquÔøΩ mientras que el cuerpo del otro me es dado como un AllÔøΩ. Este AllÔøΩ es modificable por mis propios movimientos kinestÔøΩsicos. La razÔøΩn por la cual mi propio cuerpo puede ser interpretado como cualquier allÔøΩ en un AquÔøΩ, su cambio de posiciÔøΩn; por ejemplo, caminando de un lado a otro. Esto implica que puedo percibir desde allÔøΩ las mismas 41 cosas que desde AquÔøΩ, pero desde un ÔøΩngulo que se vincula con mÔøΩ estar . AllÔøΩÔøΩ 39 Es muy distinto la estructura significativa implicada en atender a una seÔøΩora con problemas de vivienda, a conocer la polÔøΩtica social de vivienda ministerial, a trabajar en comitÔøΩs de personas sin vivienda. 40 AutÔøΩs, 1999, p. 235. 41 Schutz, 1993, p. 173.
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El mundo de la vida cotidiana es un universo de significaciones, que debemos interpretar y descifrar para orientarnos en ÔøΩl. El cuerpo es un sÔøΩmbolo que tambiÔøΩn permite conocer los propÔøΩsitos de Otro y la orientaciÔøΩn de su conducta. Para las profesiones que se construyen en el cara a cara, el cuerpo es un sÔøΩmbolo que interpretamos cotidianamente. Mi cuerpo tambiÔøΩn es un sÔøΩmbolo a interpretar por el Otro . El oficio que desarrollamos se inscribe en nuestro lenguaje corporal ÔøΩExiste una memoria del gesto que estÔøΩ inscrito en el gesto en tanto que es transmitidoÔøΩ Por ÔøΩl se afirma una identidad que el contribuye a producir. No hay engaÔøΩo en los gestos del oficio, incluso si la habilidad los conduce, la astucia variando sobre los individuos 42 porque son los gestos legÔøΩtimosÔøΩ . Las profesiones, los oficios son procesos identitarios que se manifiestan en el cuerpo. El trabajo social, la educaciÔøΩn, la enfermerÔøΩa estÔøΩn constituidas mayoritariamente por mujeres. El cuerpo y su femineidad son significados que habrÔøΩa que resignificar ÔøΩcÔøΩmo este cuerpo y el ser femenino marcan los procesos identitarios de una profesiÔøΩn social? Las trabajadoras sociales que trabajan con mujeres golpeadas expresan -tambiÔøΩn en su cuerpo- los signos de esta violencia simbÔøΩlica que buscan interpretar. Los gestos, las manos, la mirada son universos simbÔøΩlicos de un significado mÔøΩs profundo, de una vivencia subyacente que es preciso de-velar. Es preciso diferenciar, tal como Schutz y Ricoeur lo manifiestan, que el cuerpo actÔøΩa como evidencia de un significado mÔøΩs profundo de una vivencia subyacente, donde el tiempo, los sÔøΩmbolos, la vivencia del otro construyen el quehacer profesional. Es interesante observar cÔøΩmo algunos estudiosos de las profesiones llegan a relacionan el cuerpo del profesional, con la identidad profesional y con la identidad personal, e incluso, con las historias de vida de cada sujeto que ejerce su profesiÔøΩn, ÔøΩen la selecciÔøΩn de ingreso a las escuelas se insiste sobre esta dimensiÔøΩn no esencial de la identidad personal psicolÔøΩgica, y muchos textos sobre el trabajo social, especialmente de la educaciÔøΩn especializada han mostrado que el educador comparte con su clientela elementos de historias y vivencias comunes: posiciÔøΩn marginal en un 43 grupo escolar difÔøΩcil, acontecimientos vividos en la infanciaÔøΩ . En definitiva, para Schutz, el interprete parte desde su propia vivencia del cuerpo de la otra persona. Parte de las objetivaciones en las cuales se manifiestan las vivencias del otro. Al identificar las vivencias del otro logra identificar las propias, hasta conformar una relaciÔøΩn-nosotros comÔøΩn.
42 Zarca, 1988, p. 240. 43 Dubar en AutÔøΩs, 1999, p. 239.
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La relaciÔøΩn corporal, puede convertirse en rostro en la relaciÔøΩn cara a cara . Por esta razÔøΩn la relaciÔøΩn con el otro se transforma en una relaciÔøΩn, moral y ÔøΩtica . La relaciÔøΩn cara a cara, sÔøΩlo se expresa en la relaciÔøΩn entre congÔøΩneres y no entre contemporÔøΩneos, estos ÔøΩltimos se nos presentan como ÔøΩtiposÔøΩ abstractos y universales. En el encuentro entre un Yo y un TÔøΩ , las corporalidades se contemplan a sÔøΩ mismas, como sujetos. Las relaciones entre corporalidades, permiten entender la vivencia del otro, desde la propia vivencia, aun mÔøΩs se entiende la propia vivencia de manera nueva. No se limitan a vivir con el tÔøΩ, sino a travÔøΩs suyo, y las acciones no estÔøΩn relacionadas con las suyas, sino que estÔøΩn entrelazadas. 1.5.3. Los tres mundos de las profesiones sociales: presente, pasado y futuro Hemos visto en los capÔøΩtulos anteriores que tanto para Schutz como para Weber la acciÔøΩn social esta guiada por motivos. Para Schutz la acciÔøΩn esta guiada por un proyecto, en este sentido se diferencia el acto de la acciÔøΩn. Las relaciones de alteridades en la vida cotidiana pueden clasificarse en funciÔøΩn del tiempo. Mis relaciones sociales pueden darse con mis predecesores, mis contemporÔøΩneos y el mundo del futuro. El mundo del presente puede dividirse en dos: el de los contemporÔøΩneos y el de los congÔøΩneres. ÔøΩ El mundo de los congÔøΩneres La vivencia que se tiene de la otra persona permite situarse en un tiempo diferente al que ÔøΩl tiene de sus propias vivencias. El otro sÔøΩlo puede captar sus propias vivencias en un tiempo pasado. Este proceso, solo puede darse a travÔøΩs de un trabajo de reflexiÔøΩn sobre sÔøΩ mismo. La relaciÔøΩn entre el profesional y la persona con que se trabaja -la relaciÔøΩn alterego- permite al otro que, por la vivencia que tengo de su presente, pueda reflexionar su problema o la situaciÔøΩn social en que se encuentra. Este proceso de reflexiÔøΩn harÔøΩ posible la autoexplicaciÔøΩn e interpretaciÔøΩn de su propia vivencia. Esta reciprocidad nos parece extremadamente importante porque no sÔøΩlo el profesional facilita la reflexiÔøΩn que el otro pueda tener de sÔøΩ, sino tambiÔøΩn la propia, pues sÔøΩlo se puede comprender la vivencia profesional en la vivencia del otro. Esta situaciÔøΩn nos permite afirmar que son sujetos y actores de su propia intervenciÔøΩn social. Como lo seÔøΩala una autora ÔøΩcon referencia a Wittgenstein, se puede afirmar que el contenido de las palabras se hace mÔøΩs profundo con la experiencia. Es en la actuaciÔøΩn cuando el profesional enseÔøΩa lo que ha aprendido (...). Con la reflexiÔøΩn a partir de la experiencia propia, se puede mostrar un camino a otra fuente de conocimien-
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to, que podrÔøΩamos llamar conocimientos basados en la experiencia o conocimien44 tos prÔøΩcticos, relacionados con consideraciones, juicios y actuaciones concretasÔøΩ . Tal como lo indica Schutz, no todos los actos de la propia vivencia son significativos, en la vida cotidiana se suceden muchas vivencias, una de ÔøΩstas se vuelve significativa cuando estÔøΩ mediando el proceso de reflexiÔøΩn, cuando se logra detener la vivencia. Lamentablemente este proceso se ve obstaculizado por la falta de espacios de reflexiÔøΩn que carecen la mayorÔøΩa de los profesionales prÔøΩcticos. La falta de reflexiÔøΩn entre el profesional y beneficiario el , se ve obstaculizada, no sÔøΩlo por los servicios burocrÔøΩticos e instrumentales donde se inscriben el Yo y el TU, sino tambiÔøΩn por la situaciÔøΩn social, econÔøΩmica, polÔøΩtica y cultural que la contextualiza. La racionalizaciÔøΩn privatizadora e instrumentalizadora de las polÔøΩticas sociales, en los distintos servicios a los que acuden grandes sectores de la poblaciÔøΩn, tienden a alejar a los profesionales del ÔøΩbeneficiarioÔøΩ y de su ÔøΩOtroÔøΩ. El problema no es sÔøΩlo comprender las significaciones del otro, sino tambiÔøΩn comprender las vivencias de la sociedad en que se producen estos problemas sociales. A esta situaciÔøΩn la llamaremos perplejidad del mundo que interpretamos. Para Schutz la intersubjetividad tiene que ver con los procesos intencionales de la conciencia. La persona selecciona en el mundo de la vida lo que quiere interpretar, lo ubica en algÔøΩn contexto de significado. El problema mayor, hoy en dÔøΩa, es que los cambios socio-econÔøΩmicos son de tal magnitud que los profesionales sociales no cuentan con los contextos de significados que les permitan identificar e interpretar suficientemente las vivencias de los otros. Por ejemplo, Schutz seÔøΩala, si deposito una carta en el correo es porque tengo clara la funciÔøΩn de esta instituciÔøΩn y, por tanto, estoy seguro de que mi carta llegarÔøΩ a su destinatario. Pero hoy, los procesos de racionalizaciÔøΩn y tecnologizaciÔøΩn de la sociedad no nos permiten esta claridad del significado a que apuntan las instituciones, las organizaciones y las personas. Las relaciones de alteridad en la vida cotidiana pueden clasificarse en funciÔøΩn de una variable tiempo. A partir de ella, Schutz elaborÔøΩ una clasificaciÔøΩn sobre el mundo de la vida: el mundo del pasado, el mundo del presente y el mundo del futuro. Para este filÔøΩsofo, el primer mundo, el mundo de los predecesores es un mundo determinado, completamente prefijado, estÔøΩ inscrito en el pasado. Es un mundo en
44 Erstad I., 2003, p. 414.
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ÔøΩl que las relaciones de alteridad jamÔøΩs pueden ser libres, ÔøΩsoy un mero observador y no un actor: no puedo influir sobre mis antepasados, ÔøΩnicamente ellos pueden hacerlo sobre mÔøΩ el mundo de los predecesores ha transcurrido y terminado por definiciÔøΩn. No tiene ningÔøΩn horizonte abierto hacia el futuro. En la conducta de mis predecesores no hay nada que aÔøΩn estÔøΩ sin decidir; que sea incierto o espere su 45 cumplimientoÔøΩ Resulta, ademÔøΩs, un mundo de difÔøΩcil dado que los esquemas que utilizamos para interpretarlo son radicalmente distintos de los que ellos usaban. En el pasado se instalan todos los valores sociales que funcionan en la cotidianeidad y que permiten interpretar el presente y que han sido adquiridos en el proceso de enculturaciÔøΩn. La conciencia social de las profesiones sociales es intencional desde el postulado fenÔøΩmeno-lÔøΩgico-, desde la herencia de las instituciones, organizaciones sociales, universidades, familias, etc.. El mundo de los predecesores estÔøΩ cerrado, no tiene puertas abiertas hacia el futuro. Su conducta estÔøΩ clausurada y carece de toda dimensiÔøΩn de libertad. En la acciÔøΩn social se asume lo dado en el pasado, pero la orientaciÔøΩn hacia ellos es pasiva. SÔøΩlo nuestra acciÔøΩn estÔøΩ influida por ellos, y no al revÔøΩs. Schutz muestra -con acierto- que la herencia de los predecesores sÔøΩlo puede tener lugar mediante la interacciÔøΩn de los contemporÔøΩneos. El pasado ÔøΩviveÔøΩ a travÔøΩs del presente. En el caso de las profesiones existen serias dificultades de articulaciÔøΩn a las experiencias de los predecesores. Como profesiÔøΩn viven permanentemente en la negaciÔøΩn y/o deslegitimizaciÔøΩn de su pasado. Este tipo de anÔøΩlisis lleva a reconocer, necesariamente, la falta de memoria histÔøΩrica. Se tiende con mucha facilidad a recriminar lo que se ha o no se ha hecho, se buscan nuevas formas de hacer e interpretar, que normalmente son anÔøΩlisis sociolÔøΩgicos o teorÔøΩas que dependen fuertemente de las ciencias sociales, mÔøΩs que de una valorizaciÔøΩn del propio quehacer profesional. En segundo lugar descubrimos el mundo de los sucesores (Nachwelt). Este es indeterminado e indeterminable. Se inscribe en el futuro. Cabe pensar o imaginar un posible o con ellos, pero no deja de ser una quimera. El futuro irrumpe en la acciÔøΩn social por su intencionalidad, por su teleologÔøΩa. El bienestar humano, su autonomÔøΩa, la justicia social es el fin ÔøΩltimo de este tipo de profesiÔøΩn. Pero el futuro, para Schutz, estÔøΩ cerrado a cualquier influjo directo. No hay experiencia del futuro, de este modo rompe con cualquier determinismo histÔøΩrico, La planificaciÔøΩn
45 Schutz, 1993, p.236.
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teleolÔøΩgica supondrÔøΩa un control sobre el futuro, que no se puede describir detalladamente, sino ÔøΩnicamente mediante la suposiciÔøΩn. La planificaciÔøΩn teleolÔøΩgica es, simplemente, abstracta. ÔøΩ El mundo de los contemporÔøΩneos La relaciÔøΩn con los contemporÔøΩneos, a medida que se objetiva, se transforma en 46 tipos, vale decir cuando tienen orientaciÔøΩn, ellos, son tipos objetivados . Pero, tal cual seÔøΩala Schutz es imposible este conocimiento sin la posibilidad de reconocer los encuentros cara a cara; sÔøΩlo este encuentro proporciona un profundo conocimiento predicativo del tÔøΩ, como un 47 yo. La identificaciÔøΩn de esquemas interpretativos, tanto desde el cara a cara como desde una comprensiÔøΩn mÔøΩs cientÔøΩfica del fenÔøΩmeno, no desliga a estas profesiones del 48 compromiso y la responsabilidad ÔøΩtica de esta situaciÔøΩn-lÔøΩmite . Sin embargo, existe otro problema que nos interesa resaltar respecto de los esquemas interpretativos, las interpretaciones de tipo abstracto y universales, han reemplazado a los esquemas interpretativos de la orientaciÔøΩn- tÔøΩ.
46 Es importante destacar que los tipos, son usados tanto en la relaciÔøΩn cara a cara como en la orientaciÔøΩn. Desde ahÔøΩ podemos distinguir la dinamicidad de estas estructuras, podemos universalizar ciertas caracterÔøΩsticas de una situaciÔøΩn social, pero tambiÔøΩn podemos volver a la situaciÔøΩn singular del sujeto. La profesiÔøΩn del trabajo social ha logrado desde la interacciÔøΩn cara a cara, tener un profundo conocimiento de la situaciÔøΩn de las personas, individualizadas en su experiencia cotidiana. Veamos el caso relatado por Erstad, del trabajo de reflexiÔøΩn realizado con trabajadores sociales que estaban a cargo del proyecto ÔøΩLa Vida SilenciosaÔøΩ desarrollado con menores en Oslo. Este proyecto es elaborado para ofrecer ayuda a las familias con situaciones de violencia intrafamiliar. El proyecto durÔøΩ un aÔøΩo, se trabajo con 2.5 profesionales y el 70% de los atendidos eran observadores de violencia y, algunos de ellos, habÔøΩan sido victimas de ella. El relato de alguno de los niÔøΩos ÔøΩoÔøΩ que mamÔøΩ gritaba. No me atrevÔøΩa a entrar en el comedor. PensÔøΩ ÔøΩquiÔøΩn me va acompaÔøΩar maÔøΩana al colegio si mamÔøΩ habÔøΩa muertoÔøΩ (niÔøΩo de 6 aÔøΩos). ÔøΩAhora pega a mamÔøΩ, tengo miedo. Miedo de que ella va a llorarÔøΩ (2003. p. 416-417). 47 Cfr. Schutz, 1993. 48 Esta razÔøΩn ÔøΩtica da cuenta de los lÔøΩmites del pensamiento fenomenolÔøΩgico de Schutz. Tanto en la relaciÔøΩn cara a cara (orientaciÔøΩn tÔøΩ), como en la relaciÔøΩn con otros (orientaciÔøΩn ellos), existe un insoslayable compromiso ÔøΩtico. En este sentido, no estamos de acuerdo con Schutz en sostener una ciencia fenomenolÔøΩgica sin valores, neutra (aspecto que veremos con la hermenÔøΩutica de Ricoeur). Pensamos que en la bÔøΩsqueda de esquemas interpretativos, sea el nivel de complejidad que tenga, existe una racionalidad ÔøΩtica presente.
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Las tipologÔøΩas de las ciencias caracterizan las relaciones entre el profesional y las personas, sin embargo, lo mÔøΩs complejo de esta relaciÔøΩn es lo que seÔøΩala Schutz: ÔøΩtodo lo que yo sÔøΩ acerca de ti, vida conciente, se basa realmente en el conocimiento de mis propias vivenciasÔøΩ o ÔøΩsÔøΩlo puedo comprender mi vivencia en la vivencia del otroÔøΩ. La confusiÔøΩn que viven hoy estas profesiones respecto de sus esquemas interpretativos, se expresan en las confusiones respecto de quienes son estos profesionales. Si el Otro, nos interpreta en acuerdo a tipos abstractos, universales, neutros, comprendemos nuestra acciÔøΩn social desde las mismas caracterÔøΩsticas, nos constituimos en un ser profesional abstracto universal, neutro en la relaciÔøΩn cara a cara, en la orientaciÔøΩn tÔøΩ. Esta confusiÔøΩn nos induce a profundos problemas ÔøΩticos. La confusiÔøΩn ÔøΩtica proviene tanto del contexto institucional como de las ciencias sociales que han marcado a estas profesiones sociales. En el contexto institucional queremos afirmar la lÔøΩgica burocrÔøΩtica instrumental que fomenta y estimula tipos ideales de eficiencia y eficacia. En cuanto a las ciencias sociales, estas profesiones son herederas de las ciencias explicativas, donde la vida cotidiana y el sentido 49 comÔøΩn fueron indeseables para la ciencia .
RecapitulaciÔøΩn Podemos afirmar que un anÔøΩlisis de las profesiones requiere ubicar en un justo anÔøΩlisis las variables del poder y la ideologÔøΩa (anÔøΩlisis entregado por el marxismo y los enfoques neoweberianos) ademÔøΩs de los supuestos epistemolÔøΩgicos que las ciencias sociales han desplegado para comprender o explicar la acciÔøΩn social, en especial, la acciÔøΩn profesional. Tenemos claridad que el quehacer profesional, el dÔøΩa a dÔøΩa, requiere de otros lenguajes que complementen los anteriores, por esto mismo la fenomenologÔøΩa y la hermenÔøΩutica nos permiten dar cuanta de ciertas acciones del ÔøΩmundo profesional cotidiano e intersubjetivo.ÔøΩ La orientaciÔøΩn cara a cara, se da en la vida cotidiana, estos corresponden a los motivos para, es el conocimiento. Pero existen relaciones ÔøΩcara a caraÔøΩ, que corresponden a motivos por quÔøΩ , estos son objeto de investigaciÔøΩn de las ciencias sociales. Las preguntas del ÔøΩpor quÔøΩÔøΩ, de sus motivos de la acciÔøΩn, corresponden a los ÔøΩpara quÔøΩÔøΩ de sus acciones en la vida cotidiana. La orientaciÔøΩn de la conducta
49 AquÔøΩ encontramos serias confusiones para el trabajo social. Primero el ser una ciencia desde el paradigma tradicional, luego el ser ciencia desde un paradigma mÔøΩs comprensivo.
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puede ser unilateral y recÔøΩproca. Es recÔøΩproca si existe una conciencia mutua de la existencia de un yo y un tÔøΩ. Es unilateral si sÔøΩlo uno nota la presencia del otro. La labor profesional conjuga ambos motivos. El cara a cara me permite personalizar al sujeto con que trabajamos, me seÔøΩala la necesidad de interpretarlo desde las significaciones mÔøΩs vitales y existenciales. Asimismo, en estas relaciones podemos establecer relaciones con estereotipos, con categorÔøΩas estÔøΩticas son las de mis congÔøΩneres. Para Schutz podemos avanzar en la complejidad de las relaciones cara a cara a travÔøΩs del anÔøΩlisis de los motivos por quÔøΩ . En esta ultima situaciÔøΩn estarÔøΩamos frente a una investigaciÔøΩn de las ciencias sociales.
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CapÔøΩtulo V LA ÔøΩTICA EN LA ACCIÔøΩN SOCIAL DE LOS TRABAJADORES SOCIALES
1. La intencionalidad latente de la acciÔøΩn de las profesiones sociales
La acciÔøΩn profesional tiene una intencionalidad o un fin. Toda profesiÔøΩn tiene una finalidad a alcanzar, un ethos profesional. El carÔøΩcter de las profesiones segÔøΩn Adela Cortina, tiene relaciÔøΩn con la promociÔøΩn de la vida buena, en un contexto institucional ÔøΩla actividad profesional no es sÔøΩlo un medio para conseguir una meta que estÔøΩ situada fuera de ella (el ingreso), sino una actividad que tiene el fin en sÔøΩ misma. Por decirlo con AristÔøΩteles, no es poÔøΩesis, acciÔøΩn mediante la cual se obtiene un objeto situado fuera de ella, sino praxis acciÔøΩn que se realiza por sÔøΩ misma; no es 1 . el finÔøΩ la praxis atelÔøΩs, sin fin interno, sino praxis teleÔøΩa, que contiene el sÔøΩ misma El ethos de estas profesiones, depende del contexto histÔøΩrico de cada ÔøΩpoca, pero aÔøΩn la historia de cada profesiÔøΩn devela su bien interno, por ejemplo, en el Trabajo Social: ÔøΩsomos herederos de una pasiÔøΩn por la justicia social, por la promociÔøΩn humana, por la solidaridad y por el servicio a los pobres y marginados, que puede ejemplificarse en Jane Adams, creando servicios para los inmigrantes en Chicago, instalÔøΩndose a vivir entre ellos, formando los primeros ÔøΩsettlementsÔøΩ, impulsando la organizaciÔøΩn de trabajadores y mujeres y dirigiendo un amplio movimiento a favor 1
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de la paz en el mundo, para oponerse a la Primera Guerra Mundial, lo que le hizo merecedora al Premio NÔøΩbel de la Paz en 1922, siendo la primera ciudadana de 2 EEUU y la primera mujer que recibiÔøΩ ese premioÔøΩ . MÔøΩs especialmente, el ethos profesional consigna los temas de los derechos de las personas y comunidades. En efecto, la caracterÔøΩstica del Trabajo Social en la sociedad asalariada es la de estar comprometido en la lÔøΩgica del derecho. El a los derechos, el respeto del derecho, la adaptaciÔøΩn del derecho a las situaciones particulares estÔøΩn en el corazÔøΩn de las prÔøΩcticas de los trabajadores sociales, se opera en funciÔøΩn de una toma de posiciÔøΩn no solamente sobre lo que esta conforme a derecho y, por extensiÔøΩn, a las normas. Frente a esta sociedad del riesgo, es preciso que las profesiones sociales, en particular, logren desarrollar prÔøΩcticas que favorezcan la integridad por sobre la especializaciÔøΩn, la flexibilidad del trabajo sobre la rigidez burocrÔøΩtica; la responsabilidad social e individual, la recuperaciÔøΩn de la subjetividad y el valor por la justicia. En este sentido, el ethos de la profesiÔøΩn dice relaciÔøΩn con la excelencia del quehacer, el compromiso con las personas de carne y hueso y la revalorizaciÔøΩn de la vida cotidiana, tanto de estas personas como de las instituciones en que se inscribe su acciÔøΩn profesional. Para Adela Cortina el ethos de las profesiones dice relaciÔøΩn con el mundo de la vida, busca promover la vida buena. Esta filÔøΩsofa, destaca tres ÔøΩmbitos: en primer lugar, toda persona que integra una profesiÔøΩn debe cumplir la meta que le da sentido a la profesiÔøΩn y que es reconocible pÔøΩblicamente; para el mÔøΩdico la meta serÔøΩ la salud de la poblaciÔøΩn, para el profesor el aprendizaje de los alumnos, para el trabajador social, el bienestar humano y la autonomÔøΩa de las personas. En segundo lugar, las personas que integran una profesiÔøΩn, conforman una comunidad profesional, comparten cÔøΩdigos, sÔøΩmbolos y lenguajes mÔøΩs o menos comunes y, por lo mismo, las personas-profesionales conforman tambiÔøΩn un ethos de la profesiÔøΩn. Por ÔøΩltimo, estos mismos profesionales comparten una identidad. Por todas estas razones la profesiÔøΩn puede ser caracterizada como ÔøΩuna actividad social cooperativa, cuya meta interna consiste en proporcionar a la sociedad un bien especÔøΩfico e indispensable para su supervivencia como sociedad humana, para lo cual se precisa el concurso de la comunidad de profesionales que como tales se identifican 3 ante la sociedadÔøΩ . 2 3
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Aylwin en Bermejo, 2002, p. 60. Cortina, 2000, p. 15.
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Ahora bien, se puede reflexionar sobre el ethos profesional desde el bien interno y desde la cotidianeidad histÔøΩrica en que se configura este bien. Siguiendo a Gracia y Cortina podemos preguntarnos cuÔøΩles serÔøΩan los mÔøΩnimos y los mÔøΩximos morales de una profesiÔøΩn como el trabajo social, o aÔøΩn mÔøΩs, cuÔøΩles serÔøΩa las mediaciones entre la ÔøΩtica del deber (imperativos categÔøΩricos de Kant) y la ÔøΩtica de la felicidad (phronesis de AristÔøΩteles). En bioÔøΩtica, los mÔøΩnimos morales o principios ÔøΩticos universales serÔøΩan, la nomaleficencia y la justicia y los mÔøΩximos morales, la autonomÔøΩa y la beneficencia: ÔøΩa los mÔøΩnimos morales se nos puede obligar desde fuera, en tanto que la ÔøΩtica de los mÔøΩximos depende siempre del propio sistema de valores, es decir, del propio ideal 4 de perfecciÔøΩn y felicidad que nos hayamos marcadoÔøΩ . El principio de no maleficencia, responde, al hecho de no discriminar en la medicina, sea por sexo, edad o raza ÔøΩsurge de la aplicaciÔøΩn de la ley general de que 5 merecemos igual consideraciÔøΩn y respeto al orden de la vida biolÔøΩgicaÔøΩ . El principio de la justicia, no discriminar en lo polÔøΩtico, econÔøΩmico y social. Ambos principios responden a que todos los hombres son iguales y merecen igual consideraciÔøΩn y respeto. Cabe decir que estos dos principios obligan con independencia de la voluntad de las personas. En la bioÔøΩtica de Gracia, estos dos principios son independientes de los de autonomÔøΩa y beneficencia. En el de autonomÔøΩa, las personas tienen derechos de actuar por sÔøΩ mismas con conocimiento de causa; y el principio de beneficencia habla de que las personas tienen derecho a vivir de acuerdo a sus concepciones de bien y de felicidad. Los principios ÔøΩticos universales -los que obligan- tienen prioridad sobre los otros principios. Siguiendo esta lÔøΩgica, afincada en la tradiciÔøΩn del trabajo social, podemos decir con Salcedo que los mÔøΩnimos morales del trabajo social es la promociÔøΩn del bienestar de los individuos: ÔøΩel bienestar es un concepto complejo que depende tanto de 6 la consecuciÔøΩn de los objetivos del bienestar como de objetivos de autonomÔøΩaÔøΩ . El trabajo social, es una profesiÔøΩn eminentemente pÔøΩblica, que estÔøΩ mediando entre los bienes institucionales y los bienes -pÔøΩblicamente reconocidos- de las personas. El quehacer profesional debe demostrar el equilibrio entre la confianza de las per-
4 5 6
Gracia, 1998, p. 23. Gracia, 1998, p. 22. Salcedo, 1998, p. 192.
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sonas y la sociedad. ÔøΩEn el trabajo social-como profesiÔøΩn con un mandato social especÔøΩfico configurado por las instituciones sociales- se llega a tener responsabili7 dades profesionales porque primero se han adquirido responsabilidades pÔøΩblicasÔøΩ . Desde la prÔøΩctica del trabajo social, desde su racionalidad prÔøΩctica, nos encontramos con dilemas ÔøΩticos que son los que permiten dar cuenta de la experiencia moral de estos profesionales ÔøΩcuando los trabajadores sociales se enfrentan con un problema, por ejemplo, el de un cliente hambriento al que no se le da soluciÔøΩn, se tiende a actuar de forma aislada como hacer una excepciÔøΩn o elevar una queja por escrito que nunca es atendida. Hay una sensaciÔøΩn de que no se puede hacer nada y esto contribuye a la frustraciÔøΩn, alienaciÔøΩn y desmoralizaciÔøΩn de los trabajadores sociales (ÔøΩ) En algÔøΩn momento el trabajador social se enfrenta a un asunto moral. Dadas las prÔøΩcticas inmorales que yo estoy obligado a realizar, ÔøΩdeberÔøΩa continuar trabajando en la instituciÔøΩn? ÔøΩestoy siendo cÔøΩmplice del problema o puedo hacer 8 algo para que cambie?ÔøΩ . Parece que este tipo de reflexiones reflejan la cotidianeidad de la experiencia moral de los trabajadores sociales. El interÔøΩs al resaltar esta situaciÔøΩn, es desbloquear la reflexiÔøΩn teÔøΩrica y epistemolÔøΩgica para dar paso a la reflexiÔøΩn moral. Pensamos que en definitiva somos agentes morales. El quehacer profesional contiene un sin nÔøΩmero de dilemas ÔøΩticos que es preciso resolver; ahora bien, cÔøΩmo lo hacemos, quÔøΩ principios priorizamos, en funciÔøΩn de quÔøΩ, a quÔøΩ renunciamos. Esta es la experiencia moral que es preciso develar, en este sentido el Trabajador social es un sujeto 9 moral. ÔøΩEl trabajador social es, a la vez, un sujeto moral y un actor socialÔøΩ . 2. La racionalidad prÔøΩctica en las profesiones Pensamos que el ethos profesional requiere repensar y resituar la intencionalidad latente de la acciÔøΩn social. Estas afirmaciones nos hacen volver al anÔøΩlisis fenomenolÔøΩgico ya realizado de la acciÔøΩn social; los actos se componen de un proyecto de acciones -no sÔøΩlo de actos- con finalidad, sin la cual es imposible comprender la acciÔøΩn de los trabajadores sociales en la vida cotidiana. Este anÔøΩlisis de la acciÔøΩn social, requiere de la hermenÔøΩutica, ya no nos es suficiente la teorÔøΩa de la acciÔøΩn de Weber y Schutz, sino de la acciÔøΩn como campo axiolÔøΩgico y narrativo.
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Salcedo, 1998, p. 197. Salcedo, 1998, p. 201. FÔøΩscolo, 2004 , p.61
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La prÔøΩctica profesional al someterla a un anÔøΩlisis ricoeuriano, hace que la acciÔøΩn social no sÔøΩlo sea considerada con respecto a los motivos de la conducta, sino a la necesidad de una acciÔøΩn que se hace en el discernimiento; AristÔøΩteles acuÔøΩa ya la nociÔøΩn griega de phronesis, que ha sido traducido como ÔøΩprudenciaÔøΩ pero que Ricoeur prefiere, ÔøΩexcelenciaÔøΩ. Para este filÔøΩsofo la teorÔøΩa de la acciÔøΩn se expresa en el estu dio del motivo individual de la relaciÔøΩn social entre los actuantes. Al considerar la acciÔøΩn social desde el razonamiento prÔøΩctico, pone en el centro de la discusiÔøΩn, las normas y las reglas de una comunidad determinada. Considerada la acciÔøΩn en este nuevo plano, permite plantear que la acciÔøΩn social refiere tambiÔøΩn a la deliberaciÔøΩn de los medios y los fines y, por tanto, que ella esta mÔøΩs cerca de la retÔøΩrica que de la ciencia. Este anÔøΩlisis pone en el centro del debate a la acciÔøΩn social considerada desde su campo axiolÔøΩgico, como phrÔøΩnesis o sabidurÔøΩa practica ÔøΩAl definir las virtudes ÔøΩticas, para distinguirlas de las intelectuales especulativas, AristÔøΩteles escribe: La virtud es un estado habitual que dirige la decisiÔøΩn (hÔøΩxis proairetikÔøΩ) consistente en una medianÔøΩa- (o un justo medio)- relativa a nosotros, cuya norma es la 10 regla moral, es decir, la misma que le darÔøΩa el sabio (ÔøΩtica a NicÔøΩmaco, II, G,1107ÔøΩ)ÔøΩ . Una profesiÔøΩn como el trabajo social, al reflexionar su razÔøΩn prÔøΩctica y su ÔøΩmbito axiolÔøΩgico, debe plantearse este respecto. Ella requiere dar cuenta de un anÔøΩlisis ÔøΩtico acorde a las situaciones morales que vive cotidianamente. Pensar una ÔøΩtica cotidiana es el desafÔøΩo de este tipo de profesiÔøΩn. El tratamiento de la razÔøΩn practica desde el deber moral repercute decididamente en la autonomÔøΩa de esta razÔøΩn prÔøΩctica. Es preciso dar lugar a una acciÔøΩn social cambiante, que vaya desde lo intersubjetivo a lo general, desde lo general a lo intersubjetivo, desde lo local a lo social, desde la significaciÔøΩn individual a la significaciÔøΩn social, pero haciendo el camino de regreso. Desde el punto de vista ontolÔøΩgico, lo que deberÔøΩa acentuar la profesiÔøΩn del trabajo social, es dar cuenta de una realidad social cambiante y compleja que exige dar cuenta de la misma complejidad del actuar profesional. En este plano lo que se requiere es, efectivamente, generar una mayor articulaciÔøΩn entre estos diversos planos. Inger Erstad seÔøΩala ÔøΩExiste necesidad de crear un equilibrio mejor entre el conocimiento teÔøΩrico y prÔøΩctico. Un conocimiento basado en la experiencia, de modo que ÔøΩste utilice de una manera mÔøΩs sistemÔøΩtica para que sea fuente de comprensiÔøΩn y desarrollo de conocimientos. El conocimiento prÔøΩctico se expresa a travÔøΩs de ac11 tuaciones y tiene una forma lÔøΩgica relacionada con la misma prÔøΩctica profesionalÔøΩ .
10 AristÔøΩteles en Ricoeur, 2001, pp. 227-228. 11 Erstad I., 2003, p. 415.
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La razÔøΩn prÔøΩctica, nos hace pensar en la singularidad e individualidad dotada de sentido. La preocupaciÔøΩn es lograr reflexionar deliberadamente una acciÔøΩn profesional con una mayor excelencia. Cuando hablamos de reflexiÔøΩn estamos ÔøΩmarcandoÔøΩ que es el proceso a travÔøΩs del cual se puede distinguir el acto de la acciÔøΩn, lo inmediato del proyecto, desde lo aparente a lo latente, desde el ÔøΩreflejoÔøΩ al proceso de significaciÔøΩn e interpretaciÔøΩn. Al respecto dice AutÔøΩs ÔøΩA sÔøΩ, : se reconoce bien el juego con la norma, el ÔøΩbricolageÔøΩ del derecho, es decir este arte de adaptar las situaciones individuales a los funcionamientos reglamentarios e institucionales, inventar dispositivos ad hoc para cada situaciÔøΩn. Esta nociÔøΩn de ÔøΩbrigolageÔøΩ no es evidentemente peyorativa. En las situaciones del trabajo social colectivo, se trata bien, apoyÔøΩndose sobre la fuerza, de producir cambio social modificando las rela12 ciones de fuerzaÔøΩ . Las profesiones, en especial el trabajo social, al dar cuenta de la racionalidad prÔøΩctica, debe ser situada en el contexto polÔøΩtico que le corresponde; es imposible reflexionar una ÔøΩtica de las profesiones sin un anÔøΩlisis polÔøΩtico, ÔøΩposibilitando el establecimiento de vÔøΩnculos entre lo mediato y lo inmediato. En otras palabras, permite 13 que se establezcan vÔøΩnculos con el proyecto ÔøΩtico-polÔøΩtico profesionalÔøΩ . De esta manera, lo pÔøΩblico es tambiÔøΩn el deber de un profesional. El carÔøΩcter pÔøΩblico, polÔøΩtico de la profesiÔøΩn se manifiesta en la confianza que tienen las personas en los profesionales, es la credibilidad respecto de nuestras actuaciones. Lamentablemente creemos que la racionalidad burocrÔøΩtica, la especializaciÔøΩn (entendida como parcelaciÔøΩn de la problemÔøΩtica social) y la deslegitimaciÔøΩn de la polÔøΩtica, ha contribuido hoy a que los ciudadanos sean escÔøΩpticos de la labor del trabajador social y, nos atrevemos a decir, de la mayorÔøΩa de las profesiones modernas. Como indica Ricoeur: ÔøΩLa razÔøΩn es prÔøΩctica por sÔøΩ sola (...). El bien del hombre y la funciÔøΩn del hombre no estÔøΩn preservados de la dispersiÔøΩn en tÔøΩcnicas y artes particulares sino en que la propia polÔøΩtica es un saber arquitectÔøΩnico, es decir, un saber que coordina el bien del individuo con el de la comunidad y que integra la competencias particulares en una sabidurÔøΩa relativa al todo de la Cuidad. AsÔøΩ es el carÔøΩcter arquitectÔøΩnico de la polÔøΩtica en que preserva el carÔøΩcter indiviso del hombre y de la funciÔøΩn del 14 hombreÔøΩ . Las profesiones sociales se fortalecen en los espacios de reflexiÔøΩn ÔøΩtica que permiten recobrar la confianza en la acciÔøΩn que surge de las profesiones, ÔøΩuna confianza
12 AutÔøΩs, 1999, p. 258. 13 Guerra, 2003, p.196 14 Ricoeur, 2001, p. 234.
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que no se logra multiplicando controles, sino reforzando los hÔøΩbitos y las convicciones. Esta tarea es la que compete a una ÔøΩtica de la istraciÔøΩn pÔøΩblica la de generar convicciones, forjar hÔøΩbitos desde valores y metas que justifican su existen15 ciaÔøΩ . Las profesiones ocupan un espacio pÔøΩblico por excelencia. Este espacio pÔøΩblico debe reforzarse, en palabras weberianas y siguiendo a Adela Cortina, desarrollando una ÔøΩtica de la responsabilidad (hÔøΩbitos, valores, principios) y una de la convicciÔøΩn (proyectos, utopÔøΩas, transformaciones...). Necesitamos hacer un ejerci16 cio profesional con ÔøΩexcelenciaÔøΩ, con virtud . Pero este ejercicio profesional es impensable sin la mediaciÔøΩn institucional. Es la instituciÔøΩn el espacio pÔøΩblico donde el Yo y 17 el, Tu ejercen su vida pÔøΩblica, pero lamentablemente vemos hoy dÔøΩa instituciones sometidas a procesos de corrupciÔøΩn, lo que requiere cuestionar la relaciÔøΩn entre el profesional y la organizaciÔøΩn. ÔøΩlo que sostengo es que las organizaciones burocrÔøΩticas en virtud del tipo de decisiones que promueven socavan nuestras ideas morales habituales. En particular, las instituciones de servicio social socavan nuestras ideas morales en razÔøΩn de su naturaleza contradictoria: dicen que su objetivo es ayudar a los clientes, pero su actuaciÔøΩn real sÔøΩlo sirve al interÔøΩs de preservar la organizaciÔøΩn burocrÔøΩtica. Cuando no se reconoce este conflicto, los trabajadores sociales tienden a actuar como si sus decisiones 18 burocrÔøΩticas no tuvieran dimensiones moralesÔøΩ . Las instituciones sociales y pÔøΩblicas se encuentran , hoy, bastante deslegitimadas, pero esta situaciÔøΩn no nos puede llevar a negar el ethos social que ellas contienen y por el cual la sociedad las legitima. Es decir, la obligaciÔøΩn moral que ellas tienen con la sociedad a travÔøΩs del ejercicio profesional, sin un contexto institucional y sin referencia al Estado, puede llevar a postular profesiones en el marco de una teorÔøΩa de acciÔøΩn anÔøΩrquica del poder o un absolutismo extremo. Profundizando, aun mÔøΩs, se puede decir con Salcedo ÔøΩEn el trabajo socia l-como profesiÔøΩn con un mandato social especÔøΩfico configurado por las instituciones sociales- se llegan a tener respon-
15 Cortina, 1998, p. 160. 16 Los padres del proceso de reconceptualizaciÔøΩn del Trabajo Social, seÔøΩalan en sus ultimo trabajo (2005) ÔøΩNosotros reafirmamos que la perspectiva de ÔøΩanÔøΩlisis criticoÔøΩ requiere ser fortalecida y puesta en prÔøΩctica en forma permanente. Recuperar ese espÔøΩritu crÔøΩtico, que caracterizÔøΩ a la reconceptualizaciÔøΩn, constituirÔøΩ un importante aporte para identificar las distintas orientaciones que, con aciertos y desaciertos, la profesiÔøΩn fue y va adoptando-a veces espasmÔøΩdicamente-en el transcurso histÔøΩricoÔøΩ (Alayon, 2005, p. 15) 17 Ricoeur seÔøΩala que tanto el ÔøΩYoÔøΩ, el ÔøΩTuÔøΩ y ÔøΩElÔøΩ (neutro) son los fundamentos ÔøΩtica. 18 Rhodes en Salcedo, 1998, p. 197
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sabilidades profesionales porque primero se han adquirido responsabilidades pÔøΩ19 blicasÔøΩ . O con Ricoeur, Este individualismo epistemolÔøΩgico me parece muy capaz de resolver teÔøΩricamente la dialÔøΩctica de la libertad y de la instituciÔøΩn en la medida en que las instituciones aparecen como objetivaciones, incluso como reificaciones 20 de las relaciones intersubjetivasÔøΩ . La razÔøΩn prÔøΩctica, al encontrar su justo medio en situaciones variantes y mutables, se reencuentra con una de sus funciones, la criticidad ÔøΩla funciÔøΩn crÔøΩtica de la razÔøΩn prÔøΩctica consiste aquÔøΩ en desenmascarar los mecanismos disimulados de la distorsiÔøΩn por los cuales las legitimas objetivaciones del vÔøΩnculo comunitarios se vuelven 21 en alineaciones intolerablesÔøΩ . La razÔøΩn crÔøΩtica, en Ricoeur, permitirÔøΩ develar las ideologÔøΩas que impregnan la dialÔøΩctica entre instituciÔøΩn y libertad.
3. La narraciÔøΩn Las profesiones mÔøΩs prÔøΩcticas tienen un grave problema para comunicar las acciones que realizan. Al momento en que ÔøΩstas deben dar cuenta del trabajo desarrollado, encontramos muchos profesionales con dificultades serias para comunicar su experiencia. Pensamos que estas dificultades radican en el lenguaje utilizado. Volvemos a insistir en la dificultad que representa el lenguaje cientÔøΩfico. La hipÔøΩtesis de este trabajo se refiere a que el lenguaje profesional tiene que ver mÔøΩs bien, con ÔøΩcontar historiasÔøΩ, historias que se narran y que se viven. Las prÔøΩcticas profesionales son eminentemente sociales, responden a tramas de la vida social, y no a esquemas formales de pensamiento. En palabras de AristÔøΩteles, estas responden a la lÔøΩgica de la ÔøΩintrigaÔøΩ, en griego, mythos. Por ello Ricoeur afirma que: ÔøΩPor mi parte retengo de la poÔøΩtica de AristÔøΩteles, su concepto central de intriga, que en griego se dice mythos y que se significa a la vez fÔøΩbula (en el sentido 22 de historia imaginaria) e intriga (en el sentido de historia bien construida)ÔøΩ . La narraciÔøΩn estÔøΩ mÔøΩs cerca de la razÔøΩn prÔøΩctica y, obviamente, del juicio moral. El trabajo social estÔøΩ mucho mÔøΩs cerca de considerar la acciÔøΩn social como simbÔøΩlica, que como descripciÔøΩn y construcciÔøΩn en base a proposiciones axiomÔøΩticas. Es de-
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Salcedo, 1998, p. 197. Ricoeur, 2001, p. 236. Ricoeur, 2001, p. 238. Ricoeur 2001, p. 45.
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cir, el relato toma el lugar de la explicaciÔøΩn teÔøΩrica: ÔøΩEsta descripciÔøΩn de los mitos de los griegos corresponde a la lÔøΩgica de la acciÔøΩn del trabajo social. Se trata de una descripciÔøΩn, de un relato, de pequeÔøΩas historias porque no hay teorÔøΩa de esto, ni inscripciÔøΩn de un logos que le entregarÔøΩa leyes. Es tambiÔøΩn el mundo de la metÔøΩfora, de la figura de la retÔøΩrica, es decir de lo que utiliza el lenguaje de un modo distinto al utensilio de una comunicaciÔøΩn racional ...Es por esta razÔøΩn que el mito toma el 23 relevo de la explicaciÔøΩn teÔøΩricaÔøΩ . En el mismo plano Ricoeur indica: ÔøΩSea cual fuere esta relaciÔøΩn entre la poesÔøΩa y la historiografÔøΩa, no hay duda de que la tragedia, la epopeya, la comedia, para no citar los gÔøΩneros, conocidos por AristÔøΩteles, desarrollan un tipo de inteligencia, que se puede denominar inteligencia narrativa, que estÔøΩ mucho mÔøΩs cerca de la sabidurÔøΩa prÔøΩctica y del juicio moral que de la ciencia y, en tÔøΩrminos mÔøΩs generales, del uso 24 teÔøΩrico de la razÔøΩn. ÔøΩ . Las experiencias de trabajo cotidiano estÔøΩn vinculadas con las historias que se desarrollan. Los procesos de sistematizaciÔøΩn de las prÔøΩcticas profesionales, son el mejor vehÔøΩculo que nos permite relatar los sucesos de la experiencia. El dar cuenta de la experiencia es explicitar y comprender las estrategias implementadas, los conflictos y dilemas ÔøΩticos encontrados, las relaciones entre las personas, las dificultades personales, la negociaciÔøΩn de representaciones, los imprevistos sorteados: ÔøΩLa historia tiene la virtud de extraer una historia de mÔøΩltiples incidentes o, si se prefiere, de 25 transformar los incidentes mÔøΩltiples en una historiaÔøΩ . Las prÔøΩcticas profesionales tienen mÔøΩs que ver con las historias narradas, con la inteligencia prÔøΩctica, con la astucia, con la perspicacia con que se desenvuelve en la acciÔøΩn y no tanto con el logos. Cada acciÔøΩn social es singular, local pero tambiÔøΩn se rige por reglas y normas de carÔøΩcter mÔøΩs universal. ÔøΩEn este sentido, la intriga es la obra comÔøΩn del texto y del lector. Es menester seguir, acompaÔøΩar a la configuraciÔøΩn, actualizar su capacidad de ser seguida, a fin de que la obra adquiera una configuraciÔøΩn dentro de sus propias fronteras. Seguir un relato es reactualizar el acto configurante que le da forma (...) las historias se narran pero tambiÔøΩn se viven en el modo de lo imaginario (...) hay que cuestionar la falsa evidencia segÔøΩn la cual la vida se vive y no se narraÔøΩ .
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AutÔøΩs, 1999, p. 252. Ricoeur, 1984, p. 48. Ricoeur, 1984, p. 46. Ricoeur, 1984, p. 52.
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Esto implica una relaciÔøΩn con el sufrimiento: ÔøΩDebemos insistir en la mezcla de acciÔøΩn y de sufrimiento, actuar y padecer, que constituye la trama misma de una 27 vidaÔøΩ . En este plano la acciÔøΩn profesional requiere ser entendida a partir de una nociÔøΩn de innovaciÔøΩn. ÔøΩCada obra es una producciÔøΩn original, un existente nuevo en el reino del discurso. Pero lo contrario no es menos cierto: la innovaciÔøΩn sigue siendo una 28 conducta regida por reglasÔøΩ . Esta situaciÔøΩn, en cierto modo paradÔøΩjica, de una inteligencia prÔøΩctica limitada y libre, es la que constituye su dimensiÔøΩn axiolÔøΩgica y polÔøΩtica. Es el arte de navegar en situaciones que son desconocidas y que apelan a decisiones que no pueden esperar. Cuando se da cuenta de las experiencias desarrolladas por estas profesiones requerimos informar de las estrategias por las cuales, en la misma acciÔøΩn, fueron tomadas ciertas decisiones y no otras, cÔøΩmo se reaccionÔøΩ a situaciones imprevistas, cÔøΩmo se sortearon las dificultades del quehacer profesional, quÔøΩ principios se defendieron y se consolidaron. A quÔøΩ valores abdicamos, cuÔøΩl fue nuestra ideologÔøΩa, en definitiva, cuÔøΩles fueron nuestros sueÔøΩos y como estos dos ÔøΩmbitos se tensionaron constantemente en el desarrollo de la obra, de la creaciÔøΩn.
4. La sistematizaciÔøΩn y el quehacer cotidiano de los trabajadores sociales: desafÔøΩos pendientes En los aÔøΩos 80 y 90 surgieron una serie de propuestas en torno a la sistematizaciÔøΩn de experiencias. Diferentes estudiosos y profesionales, entre los que se encuentran educadores, sociÔøΩlogos, antropÔøΩlogos, y trabajadores sociales, se han preocupado por esclarecer si esta propuesta ÔøΩque permite analizar y evaluar proyectos sociales, educativos u otros- conduce a un tipo de conocimientos que dÔøΩ cuenta de nuevos desafÔøΩos de la prÔøΩctica. En otros tÔøΩrminos, se busca de alguna manera un conocimiento que brote de la experiencia, del quehacer profesional y que permita responder a nuevos requerimientos de la acciÔøΩn social. Estos conocimientos no tienen el carÔøΩcter cientÔøΩfico tradicional, sino que son leguajes de tipo comprensivos. HistÔøΩricamente la sistematizaciÔøΩn, ha buscado responder a los desafÔøΩos de las prÔøΩctica social o de la acciÔøΩn profesional. Se ha buscado dar cuenta de cÔøΩmo las distin-
27 Ricoeur, 1984, p. 53. 28 Ricoeur, 1984, p. 50.
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tos actores se coordinan, establecen redes, relaciones de orden, interacciones, articulaciones de sentidos, coherencia o conflictos entre los ÔøΩmbitos que componen 29 una acciÔøΩn social . Se seÔøΩala que la funciÔøΩn de la sistematizaciÔøΩn es dar cuenta de una realidad social compleja, heterogÔøΩnea, y cambiante. La sistematizaciÔøΩn, es de este modo, el esfuerzo de problematizar la realidad. De construir un saber colectivo. En la fenomenologÔøΩa el proceso de reflexiÔøΩn de las experiencias es lo que permite que una acciÔøΩn, en este caso la profesional, sea significativa para el sujeto y los sujetos. Toda reflexiÔøΩn lleva a una experiencia pasada. En este sentido, el ÔøΩyoÔøΩ sÔøΩlo puede reflexionar sobre las vivencias pasadas, jamÔøΩs sobre las presentes. La ventaja es que ambos pueden reflexionar recÔøΩprocamente sus vivencias en un tiempo presente. En este sentido la sistematizaciÔøΩn logra alcanzar una reflexiÔøΩn de tipo moral. Por esta razÔøΩn, por el tipo de procesos reflexivos que impulsa la sistematizaciÔøΩn, podemos definir la acciÔøΩn profesional, a partir de este ejercicio fenomenolÔøΩgico, como una acciÔøΩn social de alteridad, de construcciÔøΩn mutua de identidad. Este proceso ÔøΩnicamente puede darse a travÔøΩs de la interacciÔøΩn entre sujetos desde un orden simbÔøΩlico y significativo. La interacciÔøΩn es el proceso configurador de la persona, del sÔøΩ mismo (self) y de la sociedad. Por lo mismo, toda interacciÔøΩn profesional, en instituciones determinadas requieren del proceso de reflexiÔøΩn que alcancen este tipo de significaciones. Aun mÔøΩs, como en la sociedad del conocimiento, los profesionales, muchas veces, nos sentimos desconcertados por la rapidez de los cambios, los procesos interpretativos no alcanzan a dar cuenta de la realidad. Lo que ha buscado en primera instancia la sistematizaciÔøΩn, podemos decirlo de una manera sencilla, es que los sujetos re-flexionen, tomen ÔøΩconcienciaÔøΩ, se encuentren, que establezcan ÔøΩmbitos comunicacionales, juegos lingÔøΩÔøΩsticos, acuerdos comunicaciones del trabajo que realizan. Por esta razÔøΩn la sistematizaciÔøΩn es, a nuestro juicio, mucho mÔøΩs que un mÔøΩtodo, es mÔøΩs bien, desde Ricoeur, el proceso del descifrar el sentido oculto de lo aparente, desplegar los niveles de significaciÔøΩn implicados en la significaciÔøΩn literal. Por esta razÔøΩn las criticas a la sistematizaciÔøΩn concentradas en el mÔøΩtodo, dan cuenta de la bÔøΩsqueda, aun incansable, de ÔøΩpromesa la del positivismoÔøΩ , conocer la realidad para controlarla, normarla, e institucionalizarla. Respecto del mÔøΩtodo, el sociÔøΩlogo chileno Fernando GarcÔøΩa, planteaba en un seminario de sistematizaciÔøΩn que
29 ValdÔøΩs, X., 1992
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coordinÔøΩ hace algunos aÔøΩos en el centro del Canelo de Nos, ÔøΩel mÔøΩtodo es un vocablo peligroso, en el siguiente sentido. Siempre se conoce desde una preconcepciÔøΩn, desde prejuicios. Pero es distinto entender la preconcepciÔøΩn como una teorÔøΩa, a la preconcepciÔøΩn como una historia. Y yo creo que la preconcepciÔøΩn tiene que ser siempre explÔøΩcita cuando uno quiere entender a otro, tiene que ver con las historias y no con las teorÔøΩas (...)cuando se trata de significaciones, en realidad la preconcepciÔøΩn tiene que ser nada mÔøΩs que la historia acumulada y la com30 prensiÔøΩn surge cuando se conectan las historiasÔøΩ . El problema radica, a nuestro juicio, en los permanentes prejuicios que ya tenemos de la realidad de los sujetos y de las instituciones o las profundas dicotomÔøΩas en las que se maneja el lenguaje del trabajo social, por ejemplo, la investigaciÔøΩn y la prÔøΩctica; los profesionales y los investigadores, lo polÔøΩtico y lo acadÔøΩmico, la ciencia y la experiencia o quehacer profesional y , por ÔøΩltimo, los sujetos y las instituciones. Creemos que cuando la sistematizaciÔøΩn utiliza un mÔøΩtodo para develar los significados, ÔøΩste necesita ser aplicado en una situaciÔøΩn concreta y esa aplicaciÔøΩn tiene que ver con la historia , con las cosas que le han ocurrido a aquel que aplica el mÔøΩtodo. Puede ser tranquilizador tener un mÔøΩtodo que simplemente se aplica, pero es engaÔøΩoso, porque siempre ese mÔøΩtodo se aplica a contextos diversos y a distintas historias. AdemÔøΩs, muchas veces, los distintos criterios entran en contradicciÔøΩn entre sÔøΩ y hay que elegir. Y se elige a partir de la propia historia, de la propia experiencia. En definitiva, quienes constituyen las prÔøΩcticas profesionales y/o sociales, son sujetos en relaciÔøΩn. El profesional Trabajador Social, como un componente mÔøΩs de la acciÔøΩn profesional, requiere rigurosidad, asertividad, reflexiÔøΩn y creatividad para manifestar y dar coherencia a estas distintas relaciones complejas que se encuentran en la cotidianeidad profesional. La propuesta de sistematizaciÔøΩn trata de dar cuenta de cÔøΩmo cada uno de estos distintos ÔøΩmbitos se cruzan, se bloquean, se interpelan, y se enriquecen en las acciones de promociÔøΩn social. Desde este ÔøΩmbito, podemos sostener con razÔøΩn, que la sistematizaciÔøΩn crea, da cuenta, explicita, devela conocimientos de la acciÔøΩn profesional cotidiana desde el dÔøΩa a dÔøΩa. Y donde los paradigmas fenomenolÔøΩgicos y hermenÔøΩuticos son su resguardo lingÔøΩÔøΩstico y experiencial.
30 Centro del Canelo de Nos. Encuentro de SistematizaciÔøΩn ÔøΩDando cuenta de la experiencias de promociÔøΩn social con mujeres temporeras en la zona Sur del ChileÔøΩ 1996.
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El conocimiento, en este contexto, debe develar las complejas relaciones de producciÔøΩn de interacciÔøΩn en la realidad social que tienden a un cambio o transformaciÔøΩn de ÔøΩsta misma. La sistematizaciÔøΩn de experiencias nos permite dar cuenta de la producciÔøΩn del conocimiento de una realidad social en transformaciÔøΩn. Tal como lo seÔøΩalan diversos estudiosos, este proceso de sistematizar nos pone frente a verbos como analizar, relacionar, cuestionar, interpelar, construir, asombrarse e investigar, y todos ellos remiten a la acciÔøΩn. 31 Los prÔøΩcticos experimentados , los que tienen y han acumulado experiencia profesional, saben cÔøΩmo se dan estas distintas relaciones, cuÔøΩles son sus tensiones y conflictos; aÔøΩn mÔøΩs, saben que son aspectos decisivos para la acciÔøΩn profesional o para la resoluciÔøΩn de los problemas o necesidades sociales que se abordan en los proyectos de promociÔøΩn social. La sistematizaciÔøΩn nos permite re-crear la acciÔøΩn profesional y recuperar los sentidos mÔøΩs profundos de la interacciÔøΩn social.
Para terminar podrÔøΩamos decir que la sistematizaciÔøΩn de experiencias como dice nos llevarÔøΩ a buscar respuestas de lo que hacemos y a distinguir la modalidad de 32 intervenciÔøΩn social profesional , aportando cada uno de los elementos de conocimiento especÔøΩfico para construir, a partir de allÔøΩ, un cuerpo general de conocimien33 tos del trabajo social destacÔøΩndose la identidad profesional y disciplinaria .
31 Experimentar, refiere al ejercicio de la experiencia. SegÔøΩn el Vocabulario tÔøΩcnico y crÔøΩtico de la filosofÔøΩa de AndrÔøΩ Lalande el concepto de experiencia dice relaciÔøΩn con la producciÔøΩn de conocimiento. Pero lamentablemente, sobre todo en los intelectuales del trabajo social, se ha confundido la experiencia con el empirismo, ÔøΩes tiempo de elevar una protesta contra el empirismo en nombre de la experienciaÔøΩ (Kuhn citado en Otto Bollnow 1976).La experiencia segÔøΩn Bollnow connota dos rasgos que la componen tensionalmente. Primero: un aspecto pasivo de algo sufrido con desagrado, que frena al hombre en su proceso de creatividad y de cambio. Segundo:, la experiencia que nunca se cierra, sino que, en abierta disposiciÔøΩn receptiva, se desarrolla de continuo y conduce hacia esa madurez superior de los sujetos que llamamos experimentados (Bollnow O., 1976) 31 Aylwin ,1987. 32 Aguayo , 1992 ; ValdÔøΩs , 1992
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CONCLUSIONES
Para revitalizar la ÔøΩtica profesional, los profesionales deben permitirse re-flexionar los Fines por los cuales la sociedad le otorga legitimidad social, los valores que se necesitan defender actualmente, asumir las responsabilidades sociales de sus acciones en contextos institucionales conflictivos, afianzar los lazos identitarios frente a la soledad, ÔøΩlucharÔøΩ contra la atomizaciÔøΩn e individualismo profesional y volver a soÔøΩar con proyectos sociales mÔøΩs justos y solidarios a travÔøΩs de una ÔøΩtica de la convicciÔøΩn en palabras weberianas (1967), o una ÔøΩtica comunicativa de validez universal en palabras de Apel (1991).
Es necesario que, desde el mundo profesional, se revindiquen las motivaciones por las cuales, en algÔøΩn momento, se optÔøΩ por una determinada carrera. Revitalizar la ÔøΩvocaciÔøΩnÔøΩ, la ÔøΩmisiÔøΩnÔøΩ se vuelve urgente porque se nos estÔøΩ ahogando el gu ser profesionales. Parafraseando a Emmanuel Mounier podrÔøΩamos decir que los profesionales ÔøΩtenemos que mediar sobre nuestra vocaciÔøΩn, sobre nuestro lugar en el mundo y sobre nuestros deberes en la comuniÔøΩn universalÔøΩ. En este sentido, recrear la vocaciÔøΩn conlleva tambiÔøΩn, el propio re-conocimiento de mi ser en tanto persona. Por tanto, si los profesionales sociales seguimos evadiendo a las personas, a los sujetos, nos invisibilizamos nosotros mismos y nuestra relaciÔøΩn a los princi-
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pios universales como la justicia, la igualdad, la solidaridad entre otros que orientan y guÔøΩan toda prÔøΩctica social. Los profesionales del mundo social estamos llamados a la ÔøΩexcelenciaÔøΩ y nuestro compromiso fundamental no es el que nos liga a la burocracia, a los medios, a las estadÔøΩsticas e instrumentos, sino a las personas reales, concretas, con rostro, cuya dignidad es la que otorga sentido a la actividad profesional. A partir de los aspectos que hemos discutido a lo largo de este trabajo, nos parece que la categorÔøΩa de profesiÔøΩn requiere ser ampliada y comprendida a partir del ejercicio profesional. En este sentido, no cabe duda de que los profesionales son quienes mejor conocen la vida cotidiana de la profesiÔøΩn. Los lenguajes cientificistas hasta ahora han tendido a opacar los lenguajes cotidianos. La recuperaciÔøΩn de esta cotidianeidad nos permitirÔøΩ actuar decididamente en los nuevos escenarios desiguales de nuestras actuales sociedades. Nos queda el desafÔøΩo de impulsar procesos de deliberaciÔøΩn y reflexiÔøΩn al interior de los grupos de profesionales. El juicio crÔøΩtico, la creaciÔøΩn de lazos entre colegas, la formaciÔøΩn constante, el diÔøΩlogo con nuestros beneficiarios, la crÔøΩtica certera a la burocracia, son algunos aspectos que nos permitirÔøΩn conformar una sociedad mÔøΩs personalista y comunitaria, en donde las personas -profesionales y s- puedan actuar de manera oportuna y sabia frente a los profundos cambios polÔøΩticos, econÔøΩmicos y culturales que vive nuestra actual sociedad y, en especial, la sociedad chilena.
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