Las Doce Tradiciones De Al-anon Ilustradas 1a25b

Las Doce Tradiciones de Al-Anon Ilustradas Recu pe r a c ión GRUPOS DE FAMILIA AL-ANON

esperanza para los familiares y amigos de los alcohólicos

Introducción

Las Tradiciones nos mantienen juntos en un espí‑ ritu de unidad. Ellas guían a los Grupos de Familia Al‑Anon, a Al-Anon y Alateen, en sus relaciones con otros grupos, con Alcohólicos Anónimos (A.A.) y con el público en general. Ellas recomiendan la actitud de los grupos hacia el liderazgo, los , el dinero, la propiedad, las relaciones públicas y el anonimato. En varios de los muchos libros, folletos y librillos de Al‑Anon y Alateen puede leerse sobre la forma en que las Doce Tradiciones surgieron de la experiencia de Alcohólicos Anónimos, con quienes tenemos una relación que, aunque por aparte, es muy especial. De la experiencia de A.A. al tratar de resolver problemas de grupo, Al-Anon basó su decisión de adoptar y adaptar como guías las Doce Tradiciones. En varios libros sobre nuestra historia también puede leerse sobre la forma en que muchos , por medio de la consciencia de grupo, han seguido dándose cuenta de que los principios de las Tradiciones son firmes y sensatos. Pero, ¿a qué se parece un principio?, preguntó uno de nuestros . ¿Cómo ve un miembro la cooperación? ¿La participación? ¿La unidad? ¿Pueden ilustrarse estas ideas para mostrar de manera simple las decisiones positivas que pueden tomar los grupos para apegarse a principios que le brinden el mayor bienestar al mayor número? En el material que sigue, la mayoría de los miem‑ bros de grupos de todos los estratos sociales, jóvenes o viejos, participan en actividades que representan la forma en que el grupo actúa en una variedad de panoramas que podrían reconocerse fácilmente en todo el mundo. Las palabras que hemos utilizado aparecieron ante‑ riormente en la revista mensual de Al‑Anon The Forum.* Ellas expresan, de manera simple y directa, la forma en que nuestras Tradiciones, aunque sólo son sugerencias, continúan uniéndonos, y cómo la unidad de Al‑Anon, y quizás hasta su supervivencia, sigue dependiendo de su fidelidad a estos principios.

*The Forum, de enero a diciembre de 1983, Al-Anon Family Group Headquarters, Inc., Virginia Beach, VA. 3

PRIMERA TRADICIÓN

Nuestro bienestar común debiera tener la pre‑ ferencia; el progreso individual del mayor número depende de la unión. Precisamente las primeras palabras de la Primera Tradición afirman nuestra unidad de propósito. Estamos unidos en algo que nos preocupa a todos en común. Cada uno de nosotros se relaciona mutua‑ mente con los otros de nuestra hermandad al promover nuestro bienestar común. Esto significa que cada uno de nosotros, al encon‑ trar nuestro propio progreso personal en los principios de Al‑Anon, contribuye al mayor bienestar de todos. A medida que aumenta nuestra serenidad y espiritua‑ lidad, nuestra experiencia, tanto en el ejemplo como en el servicio, puede ser un baluarte de esperanza para los demás. También significa que la unidad del grupo y de la hermandad contribuye a nuestro progreso. Si se da la disensión, la dominación, o el chisme en el grupo, sufrimos individualmente, ya sea que el papel que desempeñamos sea activo o pasivo. En tanto cada individuo se beneficia del grupo y contribuye con el mismo, cada grupo tiene la oportunidad y la responsabilidad, por medio de su experiencia y ejemplo, de ser una parte vital del todo. Por medio de la observación del formato básico y de la práctica de los principios de Al‑Anon en todas sus 4

acciones, cada grupo puede fortalecer la red de la her‑ mandad. Una conciencia de grupo informada man‑ tiene las reuniones según su objetivo de manera que puedan serles de ayuda máxima a los recién llegados, así como a los antiguos. Cuando el grupo está unificado en propósito, con sus ojos centrados en el bienestar de todos, a cada per‑ sona de ese grupo se le puede ayudar mejor. De igual manera, cada uno de ellos puede brindar el mayor servicio a otras personas cuando tenga armonía y unificación de espíritu al observar la sugerencia del Duodécimo Paso de practicar estos principios en todas nuestras acciones. La unidad puede verse como el tema que se desarro‑ lla en todas las Tradiciones —así como la humildad es fundamental para la práctica de los Pasos—. Es el amor que sentimos del uno al otro y nuestra devo‑ ción al bienestar de cada miembro lo que define la fortaleza de nuestra unidad. Teniendo esto presente, la hermandad puede mantenerse en una base firme a través de las modas y estilos cambiantes de creen‑ cias religiosas, teorías profesionales, y hasta deseos personales de prestigio y poder. La unidad nos ayuda como seres individuales y le proporciona integridad a la hermandad. 5

SEGUNDA TRADICIÓN

Existe sólo una autoridad fundamental para regir los propósitos del grupo: un Dios bondadoso que se manifiesta en la conciencia de cada grupo. Nuestros dirigentes son tan sólo fieles servidores, y no gobiernan. Existe un miembro invisible que está presente en cada reunión de grupo —y los que se sien‑ tan alrededor de la mesa están conscientes de esto—. El miembro invisible habla por medio de cada uno de nosotros y, cuando estamos unidos en espíritu, ayuda a moldear la conciencia de grupo. Él es la única autoridad que necesitamos siempre reconocer en el grupo. Como cada uno de nosotros es un miembro par‑ ticipante del grupo, la Segunda Tradición pone una gran responsabilidad sobre nosotros. Tenemos el deber de estar tan bien informados, con la mente tan receptiva, y basados en los principios sobre nuestros asuntos como podamos serlo. Sólo por medio de una acción como tal podemos dar lo mejor de nosotros en el desarrollo de una conciencia de grupo sobre cualquier asunto que se esté discutiendo. Sólo de esta

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forma podemos aceptar la responsabilidad de ser parte de la autoridad del grupo. Cuando el grupo escoge un líder, esa persona tiene la responsabilidad de estar aún más consciente de la presencia y del poder del miembro invisible. Ni el líder del grupo ni ninguno de todos los líderes en la labor de servicio son autoridades —no son más que fieles servidores—. No existe lugar para gobierno autoritario en Al‑Anon. Cada miembro participa en las decisiones por medio del moldeo de la conciencia de grupo. Cada miembro ayuda a escoger a los servidores en que se confía para que sirvan al grupo. Este entendimiento de responsabilidad unificada dentro del grupo y la devoción del grupo a la única autoridad es la base para el espíritu de democracia y libertad en la hermandad de Al‑Anon.

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TERCERA TRADICIÓN

Deje sus otras afiliaciones aquí

BIENVENIDO Cuando los familiares de los alcohólicos se reúnen para prestarse mutua ayuda, pueden lla‑ marse un Grupo de Familia Al‑Anon, siempre que, como grupo, no tenga otra afiliación. El único requisito para ser miembro es tener un pariente o amigo con un problema de alcoholismo. El rótulo de bienvenida en Al‑Anon está de frente para todos los que tengan un pariente o amigo con el problema del alcoholismo. La Tercera Tradición expresa esto claramente cuando define tanto el enfo‑ que de los Grupos de Familia Al‑Anon como quién reúne los requisitos necesarios para ser miembro. Se invita a todos aquellos que enfrenten el pro‑ blema del alcoholismo de alguien más a que vengan a unirse a otros que están en la misma situación, quienes pueden entender. La misma delineación definitiva de lo que constituye la elegibilidad para ser miembro no es para lograr que el ser miembro sea algo exclusivo. Por el contrario, eso les abre las puertas de par en par a aquellos que pueden beneficiarse mejor de la experiencia compartida de otras personas en circunstancias similares sin importar la raza, la reli‑ gión, el estrato social, ni ninguna otra consideración externa. “Se reúnen para prestarse mutua ayuda” significa que cada miembro es parte de una hermandad que 8

se dedica a cada uno de los otros . Nuestro elemento común es que hemos sido afectados por la bebida de alguien más. Les hacemos frente a nuestras necesidades; aquí es donde podemos aportar nuestra experiencia, fortaleza y esperanza del uno al otro. Esta singularidad de enfoque es lo que mantiene fuerte la hermandad de Al‑Anon. Esta no será debi‑ litada con faccionalismo; no será dividida por medio del enlistamiento en otras causas, siempre y cuando los grupos observen esta Tradición y no tengan nin‑ guna otra afiliación. Puede ser que algunos participen en otras causas. Como personas en particular tienen la liber‑ tad total de perseguir los intereses que escojan. Sin embargo, como de los Grupos de Familia Al‑Anon y en reuniones de Al‑Anon y de Alateen, violarían la Tercera Tradición si patrocinaran causas tales como religión, centros de tratamiento, otras filo‑ sofías, o cualquier cosa que no tenga relación con el propósito primordial de Al‑Anon. No podemos llegar a involucrarnos como grupo. Al-Anon ha permanecido fuerte por medio de la comprensión devota de sus de que éste no puede resolver todos los padeceres del mundo, pero que puede contribuir al cambio en todos aquellos que necesiten ayuda con el problema de vivir o tener que vivir con el alcoholismo. 9

CUARTA TRADICIÓN

Cada grupo debiera ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o a Al‑Anon, o AA en su totalidad. La Cuarta Tradición aplica el principio fundamen‑ tal de Al‑Anon de que cada grupo es igual a todos los otros grupos. En una hermandad de iguales, ningún grupo ni ningún miembro se antepone a ningún otro. Cada uno tiene igual voz. Ninguna persona dicta. El grupo toma decisiones y resuelve cualquier conflicto independientemente por medio de la dis‑ cusión abierta para lograr una conciencia de grupo con cada miembro participando por igual. Como los grupos son los cimientos fundamentales de la estructura de Al‑Anon y tienen la responsabilidad y la autoridad fundamentales de los servicios mundia‑ les de Al‑Anon, la acción de cada grupo es vital para la hermandad. Por eso existe una excepción y restricción a la entera libertad de acción del grupo. Cada grupo, al gobernarse por sí mismo, puede contribuir de mejor manera cuando sabe cuál es su responsabilidad y cuáles son sus beneficios al ser una parte del todo. Con esto en mente, este siempre actuará según le convenga mejor a la hermandad y no hará nada que destruya su unidad de propósito. El grupo no usará 10

publicaciones externas, no le negará la entrada a ningún otro miembro, no se afiliará con otras causas, no aceptará contribuciones externas, no llegará a ser profesional en la labor del Duodécimo Paso ni violará el anonimato. Estas Tradiciones no han sido impuestas por nadie ni por ningún ente gobernante que se siente y tome el control. Estas han surgido de la experiencia y de la conciencia de grupo de los Grupos de Familia Al‑Anon como un todo. Nadie vigila que los grupos sigan las Tradiciones en su autogobierno. No hay nadie a quien castigar ni premiar. No hay forma de obedecer lo que no se puede imponer. Sin embargo, hay un medio más poderoso de hacer que funcione. La conciencia de cada miembro en particular contribuye a que la conciencia de grupo desarrolle una comprensión y una devoción hacia la hermandad que constantemente se amplían, de manera que cada grupo al actuar autónomamente utilizará la libertad que ellos mismos encaminan para el bienestar de todos. 11

QUINTA TRADICIÓN

Cada Grupo de Familia Al-Anon persigue un solo propósito: prestar ayuda a los familiares de los alcohólicos. Logramos esto, practicando los Doce Pasos de AA nosotros mismos, comprendiendo y estimulando a nuestros propios familiares aque‑ jados por el alcoholismo, y dando la bienvenida y brindando alivio a los familiares de los alcohólicos. Al navegar en un mar desconocido, avanzamos lentamente y sin rumbo, a menos que podamos esta‑ blecer una ruta y dirigirnos a un destino. La Quinta Tradición es el faro que le brinda a la hermandad su dirección y su meta. Cada Grupo de Familia Al‑Anon persigue un solo propósito ―guiar a los de la familia de personas alcohólicas para que encuentren la fortale‑ za en ellos mismos para vencer sus dificultades―. Nuestra experiencia común es vivir con el alcoho‑ lismo. Allí es donde podemos compartir nuestra fortaleza y esperanza. Si la singularidad de propósito de Al‑Anon fuera debilitada, ya no podríamos identi‑ ficarnos y nuestra propia recuperación sufriría. Esta Tradición también define la forma de ayudar. Primero, nosotros mismos practicamos los Doce Pasos. Podemos extenderles la mano a los demás sólo cuando hayamos logrado un poco de recuperación espiritual para nosotros mismos mediante los Pasos. 12

Nuestro segundo instrumento de ayuda depende del primero. Tenemos que cambiar nuestra actitud, deshacernos de la ira, del temor o del deseo de ven‑ ganza antes de que podamos entender a nuestros familiares o amigos alcohólicos. Debemos haber logrado algo de serenidad en nuestro ser por medio de la práctica de los Doce Pasos antes de que poda‑ mos animar, principalmente por medio de nuestro ejemplo, a quienes han afectado nuestras vidas con la enfermedad del alcoholismo. Los Grupos de Familia Al‑Anon, que se compo‑ nen de que se recuperan en forma activa, pueden brindar esa cordial bienvenida y ese consuelo aliviador. Nosotros podemos entender porque hemos estado allí; podemos responder al grito que pide ayuda porque estamos dispuestos a escuchar al recién llegado que se encuentra perturbado; podemos com‑ partir nuestra fortaleza porque se nos ha ayudado a encontrar nuestra propia fortaleza espiritual interior; podemos ofrecer esperanza porque vemos nuestras vidas con ojos de esperanza. Esta Tradición mantiene a la hermandad en el curso apropiado. Los grupos no asumen más que su experiencia en común con el alcoholismo. Al‑Anon no debilita el programa tratando de curar ningún otro padecer ni de desviarse por el camino de ideas religiosas, sicológicas ni dogmáticas. Mantenemos la unidad utilizando y pasando el mensaje de los Doce Pasos. 13

SEXTA TRADICIÓN RECUPERACIÓN

SERVICIO

UNIDAD

BIENVENIDO A LA SERENIDAD CAM INO DE

Al‑A

non

Nuestros grupos de familia jamás debieran apo‑ yar, financiar, ni prestar su nombre a ninguna empresa extraña, para evitar que problemas de dinero, propiedad o prestigio nos desvíen de nuestro objetivo espiritual que es el primordial. Aun siendo una entidad separada, deberíamos cooperar siempre con Alcohólicos Anónimos. El deseo de poder y prestigio es lo contrario a un objetivo espiritual. Por eso es que esta Tradición pre‑ viene inmiscuirse en cualquier empresa extraña que pueda conducirnos a tener la mente ocupada en cosas materiales. Es fácil reconocer los problemas que el tener dinero y propiedad pueden inyectarle a un Grupo de Familia Al‑Anon que se une para lograr el crecimien‑ to espiritual. Una infección más sutil e insidiosa es codiciar el prestigio. Cada uno de los de un grupo, particular‑ mente aquellos que empiezan a obtener algo de reco‑ nocimiento por su labor de servicio, podrían bene‑ ficiarse al realizar un examen de conciencia diario; minuciosamente y sin temor, para volver a evaluar sus motivos y sus deseos secretos. Podremos pasar el mensaje de Al‑Anon en su sentido esencial sólo cuan‑ do tengamos la humildad de saber que somos simple‑ mente mensajeros que todavía somos principiantes en 14

el viaje espiritual trazado en los Doce Pasos. Todo lo que tenemos para dar es nuestra propia experiencia y el amor sincero por cada uno de los otros . Tal como claramente lo expresan los Doce Con‑ ceptos de Servicio, la voz de cada miembro es igual a la de cualquier otro. Ningún miembro se antepone a ningún otro miembro. Cada miembro es parte de una organización democrática en donde a ninguno se le da un estatus superior. Esta libertad y esta igualdad es lo que le permite a Grupos de Familia Al‑Anon practicar los principios espirituales y ofrecérselos a los demás. Al‑Anon prevalece como una fuente de ayuda uni‑ ficada y exclusiva para todos los que hayan sido afec‑ tados por el problema del alcoholismo de un pariente o de un amigo. No existen alianzas ni implicaciones comprometedoras con ninguna empresa extraña. No obstante, constantemente reconocemos nuestra deuda con Alcohólicos Anónimos. Sus fundadores y sus han compartido la experiencia, for‑ taleza y esperanza de su hermandad con nosotros de manera constante a lo largo de los años. Nosotros amablemente cooperamos con ellos cuando podemos mientras que a la vez permanecemos como entidad separada. Al retener la integridad de propósito y de proce‑ dimiento, al llegar a todos aquellos que nos ayudan y a quienes podemos ayudar, los Grupos de Familia Al‑Anon pueden continuar hacia su objetivo espiri‑ tual. 15

SÉPTIMA TRADICIÓN

Cada grupo ha de ser económicamente autosufi‑ ciente y, por lo tanto, debe rehusar contribuciones externas. Al‑Anon les ayuda a sus a asumir la responsabilidad de ellos mismos, a tener integridad personal y a encontrar la fortaleza interior. La Sépti‑ ma Tradición señala lo importante que es para cada grupo desarrollar estas cualidades. Nuestro programa es un programa de ayuda propia. A medida que cada miembro encuentra sus propias respuestas con base en los principios de Al‑Anon, a cada grupo se le insta a ser responsable de sí mismo. En esto es esencial ser autosuficiente ―no aceptar contribuciones de ninguna fuente externa―. Las necesidades del grupo son simples: un lugar para reunirse, publicaciones y apoyo de nuestros servicios, entre otras. Esta Tradición hace énfasis en que sólo nos fijemos en nosotros mismos, dentro de la hermandad, para satisfacer estas necesidades. Muy

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a menudo existen intereses creados en las dádivas monetarias. Cuando un grupo tiene la integridad para rechazar hasta la más generosa y receptiva de las ofertas, se mantiene sin ataduras con nadie. La experiencia ha demostrado, desde que Al‑Anon comenzó, que esta es la forma en que los grupos desarrollan su propio sentido de dignidad. Cuando los aspectos materiales se anteponen a los principios establecidos, surgen los problemas. El estar a la mira de los verdaderos valores y el poner los aspectos materiales en su propia perspectiva edifica la forta‑ leza interior del grupo, su orgullo y la independencia de su espíritu. El ser completamente autosuficientes le brinda al grupo libertad espiritual de manera que pueda tomar su lugar en el todo mayor y ser parte integral de la hermandad de Al‑Anon.

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OCTAVA TRADICIÓN

Las actividades prescritas por el Duodécimo Paso en Al-Anon nunca debieran tener carácter profesional, pero nuestros centros de servicio pue‑ den contratar empleados especializados. La gente ayudando a la gente: esa es la efectivi‑ dad y el regocijo del programa de Al‑Anon. Cuando ayudamos a otros utilizando los principios del programa, contribuimos con nuestra propia recu‑ peración. El intercambio cariñoso en las reuniones crea un clima de alivio que es especial en Al‑Anon y ningún individuo, ni agencia ni organización externa lo puede duplicar. Las experiencias compartidas de que han sufrido los efectos adversos de vivir con alguien que tiene la enfermedad del alcoholismo brindan un lazo común de identificación y confianza iniguala‑ bles. Ningún profesional pagado, en ningún campo, puede ofrecer el cuidado y el apoyo amoroso que cada miembro les brinda a los demás. Esto no quiere decir que los profesionales pagados no tengan una valiosa función al tratar a las familias. En algunas instancias, los consejeros, los doctores y el clero pueden desem‑ peñar una función importante en ayudar a personas que necesitan de su ayuda. Sin embargo, esto siempre debe estar separado y aparte de la recuperación que 18

se busca y encuentra por medio de la hermandad de Al‑Anon. Diferentes profesionales ofrecen diferentes trata‑ mientos. Al‑Anon no ofrece ninguno. La experiencia ha demostrado que más personas encuentran ayuda, apoyo y recuperación al apegarse a los principios del programa y al practicar los Doce Pasos y las Doce Tradiciones. Los profesionales son bienvenidos a nuestras reuniones sólo cuando buscan su propia recuperación, sin desempeñar su función profesional. Hoy, Al‑Anon es una organización mundial y nues‑ tros grupos aumentan constantemente. Esta sigue la afirmación de que nuestras oficinas de servicios necesitan empleados especializados para realizar las tareas necesarias para la comunicación con los gru‑ pos, para facilitar la escritura, impresión y distribu‑ ción de publicaciones y para asegurar que funciona‑ mos en cumplimiento con leyes estatales/provinciales y federales. Esto lo hacemos contratando ayuda com‑ petente y eficiente para estimular nuestra habilidad de responder a las necesidades de nuestros de manera constante. El seguir las Tradiciones a nivel individual es el fundamento para seguirlas a nivel de grupo y le provee unidad y fortaleza a nuestra her‑ mandad. Al trabajar juntos podemos asegurarnos de que Al‑Anon siempre va a estar allí para la gente que necesita de nuestros servicios exclusivos. 19

NOVENA TRADICIÓN

Nuestros grupos, como tales, nunca debieran organizarse, pero pueden crear centros de servicios o comisiones directamente responsables ante las personas a quienes sirven. Cada uno de nosotros siente algo especial por nues‑ tro grupo. En él nos sentimos a gusto. Nos preocupa‑ mos por sus . El saber que allí todos somos iguales nos brinda la libertad de hablar, de hacer sugerencias, de ofrecernos de voluntarios, de ayudar o de pedir ayuda. Discutimos las necesidades del grupo y, para asegurarnos de que el grupo funcione bien, se les pide a las personas que se hagan cargo del trabajo que se requiere. Esto conlleva muchas tareas, desde suministrar café y pastel hasta conducir las reuniones, buscar oradores o representar al grupo en los congresos. Los escogidos manejan la recolección de fondos, la correspondencia, la selec‑ ción de publicaciones y todas las diferentes tareas que los grupos requieren. Este trabajo se hace por amor hacia Al‑Anon, por un deseo de servirle a la hermandad y el deseo de retribuir, en alguna pequeña medida, lo que hemos recibido. El trabajo se turna; cada miembro tiene la oportunidad de servir y de compartir la responsabili‑ dad. Nuestros grupos se gobiernan ellos mismos; nin‑ guna persona ordena ni controla a los otros . 20

A medida que nuestra fortaleza aumenta poco a poco, quizás nos encontremos preparados para servir en áreas más estructuradas, que demandan más. Vemos una necesidad y procedemos a solventarla, con lo que llevamos a la práctica: “Que empiece por mí”. Cuando el área de responsabilidad aumenta, siem‑ pre permanecemos preocupados por aquellos a quie‑ nes servimos, ya sea al grupo como Representante de Grupo, al distrito como Representante de Distrito, o a la Zona como Delegado de Zona. El recordar que alguien estuvo allí para nosotros cuando vinimos al programa, confundidos e inciertos, nos ayuda en nuestra resolución de estar allí para otras personas en todos los niveles del servicio. Una actitud de humildad y gratitud por el don de Al‑Anon nos ayudará a evitar los riesgos de controlar y encargarnos de todo. El tener sensibilidad por las necesidades de otras personas, el examinar el área de nuestra responsabilidad y el no sobrepasar sus límites nos recordará que no somos un ente de la élite sino fieles servidores. 21

DÉCIMA TRADICIÓN

Los Grupos de Familia Al-Anon no deben emitir opiniones acerca de asuntos ajenos a sus activi‑ dades. Por consiguiente, su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas. Siempre existe el gran consuelo, cuando estamos de camino a una reunión de Al‑Anon, de saber que la discusión se centrará en un tema, un asunto que nos será útil en la situación alcohólica. Estaremos con personas que están allí por la misma razón que estamos nosotros, quienes nos darán apoyo moral y principios espirituales que podemos llevar a casa y aplicarlos para lograr que nuestra vida sea mejor. El intercambio vital de ayuda sería imposible si nuestros grupos tuvieran que asumir inquietudes externas, no importa cuán dignas sean. No nos atre‑ vemos a debilitar nuestro mensaje. Todos lo necesita‑ mos con toda su fortaleza. A veces sucede que un miembro se puede convertir en un colaborador entusiasta de una terapia popular o de una actividad temporal o asunto político para

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persuadir a los grupos de su valor. Esto no se puede permitir, pues producirá controversia y confusión. Los recién llegados que llegaron con muchos deseos a la reunión se irán sin cumplirlos. ¡Y no se sabe si van a volver! La Décima Tradición resguarda el mensaje de Al‑Anon y la unidad de la hermandad. Así como los Pasos nos guían hacia la recuperación personal, las Tradiciones guían nuestros grupos hacia el creci‑ miento. Al centrar la atención en los Doce Pasos y las Doce Tradiciones, en nuestros productivos lemas y en nuestra relación con nuestro Poder Superior nos mantendremos completamente ocupados.

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UNDÉCIMA TRADICIÓN

Nuestra política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción. Necesitamos mantener siempre el anonimato per‑ sonal en la prensa, radio, el cine y la televisión. Debemos proteger con gran esmero el anonimato de todos los de AA. Desde los comienzos de Al‑Anon, la cantidad de ha aumentado enormemente, no por medio de grandes campañas publicitarias sino por medio de una política de dejar que el público simplemente sepa quiénes somos, lo que somos y dónde estamos. Las personas que viven con los problemas del alco‑ holismo se sienten atraídas a nuestro programa por la atención llena de cariño y afecto que encuentran en las reuniones. Cada uno de nosotros es un embajador del programa de Al‑Anon. Nuestro comportamiento, nuestra acti‑ tud y nuestra sonrisa ―o la falta de estas― influyen mucho más allá de lo que nos damos cuenta. Influi‑ mos especialmente en los recién llegados. Durante bastante tiempo prevalece en ellos, confundidos e inciertos, la idea de que nosotros somos el programa. Uno de los cimientos espirituales de nuestro pro‑ grama es nuestra política de anonimato. Es al nivel de grupo que primero nos damos cuenta de la impor‑ tancia del anonimato. Es un refugio para el temeroso. 24

Protege a la esposa que quizás no se atreva a asistir a reuniones porque piensa que le podrían contar a su esposo. Somos conscientes de lo que significa esta silenciosa promesa de anonimato de persona a per‑ sona y resguardamos cuidadosamente nuestra boca. El mismo compromiso al anonimato debe obser‑ varse cuando aparecemos en público. Cada quien en Al‑Anon es igual; ninguna persona debe sobresalir como el representante definitivo de la hermandad. Sin embargo, los servidores de información pública algu‑ nas veces tienen que renunciar a cierto grado de su anonimato personal para trabajar fuera de sus grupos y cooperar con las agencias externas en un esfuerzo por lograr que muchas familias que todavía necesitan de nuestro programa conozcan a Al‑Anon. Debemos utilizar la sensatez y el buen juicio en todos los niveles. Tenemos cuidado especialmente con nuestra responsabilidad de resguardar el anoni‑ mato de cualquier miembro de A.A. Nuestro programa es un programa de atracción. Debemos permitir que la luz de nuestro estímulo bri‑ lle y asegurarnos de que siempre estemos allí para las personas que tienen necesidad. 25

DUODÉCIMA TRADICIÓN

El anonimato es la base espiritual de nuestras Tradiciones y siempre nos recuerda que debemos anteponer los principios a las personas. Un ingrediente esencial del anonimato es la humil‑ dad. Nos evita muchos errores. Nos hace pensar en las ideas una segunda vez y consultar con la conciencia de grupo para tomar decisiones con base en los prin‑ cipios del programa en lugar de decisiones con base en el prejuicio personal. Como la humildad crece en un clima de anonimato, no existen voces estrepitosas, ni el comportamiento de darse importancia uno mismo, sino una tranquila actitud que dice: “Estamos todos aquí para ayudarnos mutuamente. Todos somos igua‑ les. Todos servimos”. Para poder aprender, cambiar y progresar, la perso‑ na debe contar con una humildad sana, una acepta‑ ción de los Pasos y una disposición de practicarlos en su vida.

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A nivel de grupo, aprendemos a reconocer que las verdades importantes vienen tanto de la persona descuidada e ineducada como de la que se viste con esmero y está bien informada. No ponemos a nadie en un pedestal. “Nuestro crecimiento espiritual por medio de la humildad tiene sus raíces en los principios del anonimato”. Sin anonimato, nuestros grupos podrían separarse bajo la influencia de varias personas, debilitando nuestra fortaleza y destruyendo nuestra unidad. El grupo, con su fortaleza espiritual, puede florecer en anonimato y permanecer como el medio de alivio individual que todos, tanto los recién llegados como los antiguos , necesitamos.

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Las Doce Tradiciones 1. Nuestro bienestar común debiera tener la preferencia; el progreso individual del mayor número depende de la unión.

7. Cada grupo ha de ser económicamente autosuficiente y, por lo tanto, debe rehusar contribuciones externas.

2. Existe sólo una autoridad fundamental para regir los propósitos del grupo: un Dios bon‑ dadoso que se manifiesta en la conciencia de cada grupo. Nuestros dirigentes son tan sólo fieles servidores, y no gobiernan.

8. Las actividades prescritas por el Duodécimo Paso en Al‑Anon nunca debieran tener carácter profesional, pero nuestros centros de servicio pueden contratar empleados especializados.

3. Cuando los familiares de los alcohólicos se reúnen para prestarse mutua ayuda, pueden llamarse un Grupo de Familia Al‑Anon, siempre que, como grupo, no tenga otra afi‑ liación. El único requisito para ser miembro es tener un pariente o amigo con un proble‑ ma de alcoholismo.

9. Nuestros grupos, como tales, nunca debieran organizarse, pero pueden crear centros de servicios o comisiones directamente respon‑ sables ante las personas a quienes sirven.

4. Cada grupo debiera ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o a Al‑Anon, o AA en su totalidad. 5. Cada Grupo de Familia Al‑Anon persigue un solo propósito: prestar ayuda a los fami‑ liares de los alcohólicos. Logramos esto, practicando los Doce Pasos de AA nosotros mismos, comprendiendo y estimulando a nuestros propios familiares aquejados por el alcoholismo, y dando la bienvenida y brindando alivio a los familiares de los alco‑ hólicos.

10. Los Grupos de Familia Al‑Anon no deben emitir opiniones acerca de asuntos ajenos a sus actividades. Por consiguiente, su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas. 11. Nuestra política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción. Necesitamos mantener siempre el anonimato personal en la prensa, radio, el cine y la televisión. Debemos proteger con gran esmero el anonimato de todos los de AA. 12. El anonimato es la base espiritual de nues‑ tras Tradiciones y siempre nos recuerda que debemos anteponer los principios a las per‑ sonas.

6. Nuestros grupos de familia jamás debieran apoyar, financiar, ni prestar su nombre a ninguna empresa extraña, para evitar que problemas de dinero, propiedad o prestigio nos desvíen de nuestro objetivo espiritual que es el primordial. Aun siendo una enti‑ dad separada, deberíamos cooperar siempre con Alcohólicos Anónimos.

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Libros de Al‑Anon que pueden ser útiles: Alateen, esperanza para los hijos de los alcohólicos (SB-3) El dilema del matrimonio con un alcohólico (SB-4) Grupos de Familia Al‑Anon (SB-5) Un día a la vez en Al‑Anon (SB-6) Los Doce Pasos y las Doce Tradiciones de Al‑Anon (SB-8) Alateen — Un día a la vez (SB-10) …En todas nuestras acciones: Sacando provecho de las crisis (SB-15) Valor para cambiar: Un día a la vez en Al‑Anon II (SB-16) De la supervivencia a la recuperación: crecer en un hogar alcohólico (SB-21) Cómo ayuda Al‑Anon a los familiares y amigos de los alcohólicos (SB-22) Senderos de recuperación: los Pasos, las Tradiciones y los Conceptos de Al‑Anon (SB-24) Esperanza para hoy (SB-27) Abramos el corazón, transformemos nuestras pérdidas (SB-29) Descubramos nuevas opciones (SB-30)

Los Grupos de Familia Al‑Anon son una hermandad de parientes y amigos de alcohólicos que comparten sus experiencias, fortaleza y esperanza con el fin de encontrar‑ le solución a su problema común. Creemos que el alcoho‑ lismo es una enfermedad de la familia, y que un cambio de actitud puede ayudar a la recuperación. Al‑Anon no está aliado con ninguna secta ni religión, entidad política, organización ni institución; no toma parte en controversias; no apoya ni combate ninguna causa. No existe cuota alguna para hacerse miembro. Al‑Anon se mantiene a sí mismo por medio de las contri‑ buciones voluntarias de sus . En Al‑Anon perseguimos un único propósito: ayudar a los familiares de los alcohólicos. Hacemos esto practicando los Doce Pasos, dando la bienvenida y ofreciendo consuelo a los familiares de los alcohólicos y comprendiendo y ani‑ mando al alcohólico. Preámbulo Sugerido de Al‑Anon para los Doce Pasos

Título original: Al-Anon’s Twelve Traditions Illustrated © Al‑Anon FAMILY GROUP HEADQUARTERS, INC. 1988, 2000 Para más información y obtener un catálogo de publicaciones, comuníquese con la Oficina de Servicio Mundial de Al‑Anon y Alateen: Al‑Anon Family Group Headquarters, Inc. 1600 Corporate Landing Parkway Virginia Beach, Virginia 23454-5617 - USA Teléfono: (757) 563-1600 Fax: (757) 563-1655 www.al‑anon.alateen.org/ wso@al‑anon.org Todos los derechos son reservados. Esta publicación no puede reproducirse ni total ni parcialmente, ni puede introducirse en ningún sistema de , ni transmitirse, de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, de fotocopiado, de registro, ni ningún otro, sin el permiso anticipado y por escrito del editor. Al‑Anon y Alateen se sostienen por medio de las con‑ tribuciones voluntarias de sus y de la venta de nuestra Literatura Aprobada por la Conferencia.

Aprobado por la Conferencia de Servicio Mundial de los Grupos de Familia Al‑Anon 10-1 30

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Impreso en los EE.UU.

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