La Paradoja del Ahorro & Keynes 17 Sábado dic 2011 De http://elojodebuey.wordpress.com/2011/12/17/la-paradoja-del-ahorro-keynes/ Publicado por elojodebuey en Economía, Política ≈ 1 comentario “Por cierto, la paradoja del ahorro ¿por qué tiene una connotación mala? No sólo el consumo es bueno. Ya que no todo el mundo pone el dinero en el colchón, sino en el banco, el dinero ahorrado puede ser usado para crear más crédito. Lo que pasa es que el consumo es ganancia directa, mientras que la “inversión” en nuevo crédito es potencial ganancia futura. En parte, porque al final invertir es en parte consumir. Que lío me estoy haciendo!” La paradoja del ahorro es un concepto keynesiano que defiende que ahorrar no es bueno porque si se ahorra no se consume y si no se consume no se invierte y si no se invierte, la renta (la producción o PIB) se encoge, y eso hace que se consuma menos (y si se sigue ahorrando con un PIB encogido entonces se consume aún menos y vuelta a empezar). De modo que la economía entra en una espiral descendente con una contracción cada vez mayor del PIB (o lo que es igual, se reduce la renta de las personas). Aumenta el paro, … y un largo etcétera. La figura de abajo ilustra este proceso que se aprecia en las flechas púrpura en el cuadro de la derecha, que apuntan al descenso cada vez más profundo, mientras que en el cuadro de la izquierda que representa la denominada cruz keynesiana se observa cómo la caída de la linea púrpura de círculo a círculo amarillo, se traduce en una reducción del tamaño del cuadro de línea gruesa azul hasta el tamaño del cuadro de línea gruesa roja, lo que viene a ilustrar la pérdida de valor de lo que la economía produce y en consecuencia de la renta y del consumo e inversión. La senda de descenso viene marcada, como se dice arriba por la línea púrpura que representa la llamada restricción de la demanda. Éste es lo que podríamos llamar el modelo o visión de Keynes.
La paradoja del ahorro es un reflejo de la ausencia de una teoría del capital (teoría de los medios de producción) en la visión keynesiana de la economía. El ahorro aquí no es importante. El capital se reproduce lateralmente (es siempre más, —o menos como ocurre hoy—, de lo mismo), y la función de producción es fija y está dada por el estado de la técnica. Por contra, para otras escuelas o visiones de la economía el ahorro juega un papel protagonista y determina un cambio longitudinal en la estructura productiva y el tipo de tecnología que se usará, sujeta, en todo caso a las condiciones políticas e institucionales. No deja de ser paradójico (ahora sí) que los keynesianos zapatéricos hayan venido mareando últimamente (cuando se les cayó el tinglado) con eso de la necesidad de un modelo productivo diferente para España, cuando, como keynesianos, niegan su importancia por principio, y de raíz a la vista de sus hechos. Sencillamente, Keynes niega que el ahorro se convierta en crédito (o sea en inversión). Otras escuelas de economía defienden justo lo contrario: que el ahorro se convierte en inversión, lo cual hace crecer la productividad y la renta a costa de reducir el consumo presente, para que en su momento, más tarde, se pueda consumir más y a mejor precio relativo. El resto del contenido de los cuadros izquierdo y derecho de las figura tiene significado también, pero es complejo incluso para especialistas. En especial el contenido del cuadro de la derecha, que serviría para argumentar contra el punto de vista de Keynes, las curvas en color gris —cada vez más cerradas hacia la izquierda—, a medida que la economía se contrae, representan
diferentes posiciones de lo que se llama frontera de posibilidades de producción; su contracción es consecuente con la contracción del PIB y de las existencias de capital o medios de producción; de hecho las curvas grises representan el estado de la economía en términos de capacidad productiva. Como se ha dicho arriba; las líneas púrpura del cuadro de la derecha, compuesta de flechas entre círculos amarillos, es lo que Keynes llamó la “restricción de la demanda”, que, según él, fuerza la caída del PIB en situaciones de (exceso de) ahorro. El hecho de que la línea de flechas de color púrpura que conforman la restricción de la demanda corten las curvas en gris, como se observa, ilustra lo dicho arriba sobre la reproducción —en este caso de la paradoja del ahorro, destrucción o consumo no renovado— de capital. Keynes considera que el ahorro no se invierte y no es sino atesoramiento. El propósito del bingo inverso de Mankiw es disuadir a las personas de guardar dinero y obligarlas a soltarlo —aunque sea perdiendo—, dándoselo a los bancos incluso a interés negativo, ya que de tocarles, el bingo inverso les haría perder más si lo guardan en el bolsillo o en cuentas corrientes bancarias a la vista.
Hay que recordar que un ministro de trabajo y un secretario de estado del ex-presidente Rodriguez —próximo «duque de ZParo» según se rumorea—, se quejaron de que los españoles gastábamos poco. Creo que se referían a esto de la paradoja del ahorro. Les toca a los tres: ex-presidente, ministro y secretario de estado lo mismo, en materia de vergüenza, que a aquel que se quejaba de haber dado vida al euro. Hay que tener cara de mármol de Carrara, que dicen que es el más duro, para decir algo así. Los keynesianos, y sus acólitos confesos, nos han llevado al desastre; en especial por su monomanía del gasto por el gasto, porque para ellos el gasto es lo que importa, el gasto público y los impuestos sobre todo. Y no han dado una en el clavo. En otra ocasión comentaremos por qué ahorrar es en efecto bueno, el ahorro, empezando por el Gobierno (que maneja al Estado), es una condición imprescindible para la salud de la economía. Lo de la paradoja es una falacia, pero es que para negarla, sin más, tendríamos que ser capaces de ver al rey exactamente como está: desnudo. Y muy pocos se atreven a ello.