LA CULEBRA DE ORO Había un matrimonio campesino que era muy aficionado a comer camarones, esos riquísimos camarones que tanto abunda en el rio San Juan que forma el Valle de Chincha. La mujer, especialmente tenía “antojos” por saborear esta clase de animal de rió y el esposo, que era muy complaciente en satisfacer los deseos de su señora, no tuvo más remedio que preparar sus “ichiguas” o “izangas”, (especie de canastas alargadas que se colocan en el rio para atrapar camarones).Después de haber esperado más de tres horas, comprobó que en las “ichiguas” habían caído algunos camarones, los suficientes para preparar un buen cebiche de colitas y un sabroso chupe. Regresa a su casa y en el camino se le atraviesa una víbora. Coge una piedra y con gran puntería, aplasta la cabeza de ese repugnante animal. Contempla su hazaña y con el fin de mostrarle a su esposa la culebra, la recoge y envuelve en una hoja de papel periódico. Llega a su casa y entrega a su mujer dos paquetes, uno conteniendo los camarones y el otro la víbora, pero sin acordarse de contarle lo ocurrido. La señora toma los paquetes y con los camarones se dedica a preparar los potajes de su predilección guardando el otro envuelto en la alacena de la cocina. A la hora de la comida, después de haber hecho los honores a tan suculentos platos y haberlos remojado con una botella de vino tinto, el esposo pregunto a su mujer por el paquete que contenía la culebra, y ella le responde que estaba guardado porque tan sólo tenía una varilla de metal en forma de culebra. El marido, sorprendido, se dirige a la alacena para cerciorarse de las palabras de su señora y, en efecto, encuentra una varilla de metal, color amarillo. La culebra se había convertido en oro. Demás está decir la alegría que experimentaron, porque en esta forma solucionaron, sus problemas económicos, ya que con la venta del oro compraron una chacrita; que era la mayor ambición de su vida.
"EL CABALLERO CARMELO" - Abraham Valdelomar Empieza con el retorno a la casa de Roberto, el hermano mayor. El viajero volvería al lar paterno luego de largas aventuras en otros pueblos cargado de regalos, desempacó las maletas y entregó las ofrendas a los suyos. Un hermoso gallo de casta destacaba entre los presentes. Luego de tres años de vivir amorosamente con la familia, una tarde llego a la terrible noticia para el noble Carmelo, el padre de Roberto, había aceptado un desafió con el Ajiseco, otro afamado gallo de la zona.
El Carmelo en aquellos tres años, había envejecido y sus días juveniles, nada podría detener el mortal Los niños de la casa, encariñados con el airoso gallo, entristecidos los preparativos para el siniestro día.
perdido el reflejo de combate. contemplaban mudos y
Llego un preparador y le pusieron navajas y entrenaron la agonía se acercaba. Las apuestas se sucedían favoritismo recaía en el vertiginoso Ajiseco quien se superior al viejo campeón.
al Carmelo, la hora de vertiginosamente, el suponía infinitamente
Los primeros embates fueron parejos, pero lentamente terreno, la sangre corría impetuosamente por la pierna apuestas crecían a favor del Ajiseco, todo hacia prever perdido.
el Ajiseco iba ganando del Carmelo, las que el Carmelo estaba
Siguieron las alternativas de la feroz pelea y cuando todos críen que el Ajiseco daría muerte al antiguo gladiador pues el Carmelo había rodado al piso casi sin aliento. Renació el espíritu del guerrero, el noble gallo de pelea acordándose de sus viejos tiempos atacó furiosamente jugando el todo por el todo, el Ajiseco rodó por tierra y ante el asombro de los espectadores enterró el pico. Todos felicitaron al dueño del campeón, el triunfador Carmelo caía desfalleciente luego de su heroica Victoria, los niños de la casa, corrieron a socorrer a su mascota echándole aguardiente bajo las alas. El noble Carmelo estuvo agonizando durante dos días, ya no podía comer ni beber. Una tarde se acerco a la ventana contemplo el crepúsculo, agitó las alas y se entregó a los brazos de la muerte.La casa estuvo llena de tristeza, la melancolía lo inundó todo. Había partido para siempre el amigo de la niñez y el honor y orgullo de los gallos de casta del Valle del Caucato.