Alimentación Se informan diferencias en algunos indicadores de la fisiología digestiva y la nutrición a favor del búfalo, comparado con el vacuno (Abdullah et al., 1990), al analizar su buen aprovechamiento de la fibra, así como una mayor capacidad de ingestión de alimentos. El búfalo presenta una alta eficiencia en la utilización de los nutrientes, lo que se manifiesta en un crecimiento acelerado desde edades tempranas (Mendoza, 2002), aunque se insiste en que es determinante suministrar a los animales una dieta que cubra los requerimientos de la especie y en particular de cada categoría; así los animales crecen y muestran su potencial productivo y reproductivo (Paiva, 2005). También se plantea que en los búfalos es mayor la digestibilidad de la grasa, el calcio, el fósforo y el nitrógeno no proteico cuando se alimentan con pastos naturales o cultivados (Campo, 1997). Su resistencia natural evita que se presenten problemas de enfermedades de tipo nutricional, lo que permite utilizar insumos y equipos más simples y baratos. Campo (1996) afirma que en el Amazonas brasileño esta especie se ha desarrollado fructíferamente, por su rusticidad y cualidades excepcionales para aprovechar los alimentos de baja calidad. Las dietas deben ser formuladas evitando el exceso de almidón y proteína. Los mejores resultados se han obtenido utilizando forrajes verdes y limitando el consumo de concentrados, ya que el búfalo al consumir dietas carentes de carbohidratos utiliza el nitrógeno de forma más eficiente. En este sentido, López et al. (2005) corroboraron la capacidad que tienen los búfalos para utilizar mejor la proteína proveniente de la dieta debido a una mayor actividad microbiana; además la población microbiana del rumen de los búfalos es mayor que la de los vacunos. Se ha demostrado que los granos de cereales enteros son pobremente digeridos. La excreción de granos de cereal no digeridos en las heces se incrementa con el aumento del tamaño de las partículas. El trigo resultó mejor en la suplementación bufalina, en comparación con otros cereales como el arroz y el maíz (Wadwa et al., 2002). Según Planas y García (2002) las necesidades de agua son de 45 L para el mantenimiento y 43 L para la producción láctea.
Comportamiento en pastoreo En Brasil se ha comprobado que al aumentar el número de búfalos por hectárea disminuye el porcentaje de preñez de 93,3 a 71,1% (Baruselli, 1994); unido a ello se encuentra el deterioro de la condición corporal, que también decrece al incrementarse la densidad poblacional en pastoreo. Según García y Planas (2003) se recomiendan áreas de aproximadamente 80 hectáreas para explotar 30 búfalas adultas, cinco reemplazos de hembras, tres reemplazos de machos, un semental y las crías nacidas en el año de explotación (28-30), lo que representaría una carga de una unidad de ganado mayor equivalente a 500 kg de peso vivo por hectárea.
No obstante, es aconsejable que la carga se revise periódicamente en dependencia de la masa instantánea y la disponibilidad de pastos, y sobre todo en la época poco lluviosa se debe reducir la carga (Simón y Galloso, 2008a). En las sabanas inundables en Venezuela es común que se practique el pastoreo continuo, aunque la división del área en cuartones para realizar un pastoreo alterno pudiera ser una alternativa válida para la especie. En este caso el pastoreo con 4060 días de descanso es adecuado para las sabanas altas (Tejos, 1994). La utilización de cercado eléctrico resulta eficiente para la división en cuartones o potreros, por el respeto que le tienen los búfalos (Sistebuf, 2005). Esta especie es de fácil adaptación a las condiciones ambientales adversas, tan comunes en las zonas tropicales; sin embargo, el aumento de la temperatura corporal, como resultado de las radiaciones solares y el calor percibido, unido a la escasez de glándulas sudoríparas, es un elemento a considerar en la producción bufalina, y los sistemas agroforestales desempeñan un importante papel por ofrecer un ambiente de confort (Brito, 2006). Además se conoce que en las condiciones de clima tropical, los búfalos pastan en el horario diurno más fresco o en cualquier horario si tienen a la sombra (Salazar, 2000), como una forma de regular la temperatura corporal. En este sentido, al trabajar con animales en crecimiento y en pastoreo diurno Galloso et al. (2009a) encontraron que la actividad de ingestión aumentó con la edad, y que la ingestión y la rumia estuvieron influidas por la humedad relativa y la temperatura, con un desplazamiento de la rumia hacia el período nocturno. También observaron un incremento de la actividad de ramoneo en el período lluvioso respecto al poco lluvioso, un aumento en la actividad de pastoreo a la sombra de los árboles, y una mayor movilidad de los animales en el tercer y último día de estancia en los cuartones para buscar alimento. Por su parte Caraballoso et al. (2009), en el humedal norte de la provincia de Ciego de Ávila, determinaron que los búfalos adultos dedican la mayor parte del tiempo a la actividad de pastoreo, con tendencia a incrementarlo en las tres primeras horas del día, y los valores más altos de la rumia ocurrieron entre las 11:00 a.m. y las 4:00 p.m., coincidiendo con las horas del mediodía; el desplazamiento hacia otras áreas lo realizaron entre las 10:00 a.m. y las 2:00 p.m. (horas más calurosas del día), lo que coincide con lo informado por Planas (2005) en condiciones normales de explotación. Galloso et al. (2009b) informaron la preferencia por Leucaena leucocephala y Albizia lebbeck con relación a Gliricidia sepium y Moringa oleifera, en pruebas de aceptabilidad en comederos; también es conocido el buen consumo de forraje de gramíneas como king grass, caña de azúcar y otros.
El búfalo de agua es completamente herbívoro y en su dieta predominan los pastos y hierbas. Consume plantas acuáticas, hojas, cultivos agrícolas y otros tipos de vegetación que crecen en los ríos, arroyos o cualquier fuente de agua. Suele pastar en la mañana y en la tarde.
El Búfalo es un animal que se adapta a todos los tipos de terrenos, desde zonas anegables hasta zonas con los mejores pastos. El Búfalo consume cualquier variedad de pastos y ramonea más que el Vacuno. Inclusive pueden comer debajo del agua. Silva, J. (2008). Animales en producción se sugiere complementar la dieta de una forma estratégica adecuada a la zona donde se está produciendo. Es importante proveerles un suplemento mineral, según información suministrada por el médico veterinario de la entidad. En condiciones de ceba intensiva, la tasa de crecimiento del Búfalo es probable que no sea tan alta como la correspondiente a las mejores razas de ganado Vacuno. En los Búfalos del estudio se han registrado aumentos de peso de 1 kg./día, en cambio algunos Vacunos sobresalientes están en capacidad de poder prácticamente duplicar en ganancia el peso diario.