Claudia Piñeiro Claudia Piñeiro (Burzaco, 1960) es contadora, escritora, dramaturga y guionista de televisión de argentina. [editar] Biografía Se recibió de contadora en la Universidad de Buenos Aires (1983), profesión que ejerció durante 10 años antes de dedicarse a la escritura. Su primera novela publicada fue una juvenil, Un ladrón entre nosotros, en 2004 —también año de su primer estreno teatral: Cuánto vale una heladera—, la que al siguiente ganó el galardón que otorgaba el Grupo Editorial Norma de Colombia, aunque la primera que escribió data de 1991: El secreto de las rubias, que no se publicó a pesar de haber quedado entre las diez finalistas del Premio La Sonrisa Vertical (con anterioridad sí había editado otro libro infantil, Serafín, el escritor y la bruja, en 2000, pero difícilmente puede catalogarse de novela).1 En 2005 obtuvo asimismo el Premio Clarín de Novela por Las viudas de los jueves,2 distinción a la que han seguido otras. Cuatro años después, el director Marcelo Piñeyro la llevó al cine con el mismo nombre. Alejandro Doria (1936-2009) comenzó la preproducción de la película Tuya, basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro, 3 pero su muerte le impidió realizarla (en 2011 Piñeiro declaró que podría una adaptación de esa novela podría filmarse en Alemania4 ). En 2010 la productora Vanessa Ragone anunció que Julia Solomonoff dirigirá una película basada en Las grietas de Jara.5 Sus obras se han traducido a varios idiomas. También ha sido realizadora de vestuario de varias piezas. En una entrevista publicada en la Revista Ñ, del diario Clarín cuenta en 2005, cómo empezó su carrera de escritora: "En 1991, estaba trabajando de gerente istrativa en una empresa que tenía una sucursal en San Pablo. Tenía que viajar para hacer la auditoría de los tornillos con los que se hacían unos compresores de aire; una cosa tremendamente aburrida. Yo iba en el avión, supongo que iba llorando, y leo en un recuadro muy chiquito en el diario el llamado a concurso de 'La sonrisa vertical', el certamen de la editorial Tusquets. Yo ni siquiera sabía que se trataba de un concurso de literatura erótica. Lo único que pensé fue: 'Vuelvo y me pido vacaciones y escribo una novela para esto, porque si no, yo me voy a quebrar'. La novela se llamaba El secreto de las rubias y quedó entre las diez finalistas, aunque luego no se publicó. Me di cuenta de que escribir era algo demasiado fuerte y, aunque siempre escribí, ya no podía postergarlo. Apareció como un salvavidas que me tiraron en ese momento". Escribe una columna titulada Los jueves de Claudia Piñeiro en el Suplemento Literario Télam de la agencia de noticias del mismo nombre. Piñeiro tiene tres hijos. [editar] Obras [editar] Narrativa
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El secreto de las rubias, novela inédita, 1991 Serafín, el escritor y la bruja, literatura infantil, Edebé, 2000 Un ladrón entre nosotros, literatura juvenil, Norma, 2004 Tuya, novela policial, Ediciones Colihue, 2005 Las viudas de los jueves, novela policial, Alfaguara, 2005 Elena sabe, novela policial, Alfaguara, 2006 Tuya, novela policial, Alfaguara, 2008 Las grietas de Jara, novela policial, Alfaguara, 2009 El fantasma de las invasiones inglesas, narrativa histórica, Norma, 2010 Betibú, novela policial , Alfaguara, 2011
[editar] Teatro
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Cuánto vale una heladera, 2004; antología 2002-2004 del ciclo Teatro X la identidad, Ministerio Educación, Ciencia y Tecnología Un mismo árbol verde, 2006 Verona, 2007; antología de Teatro de Humor de Zapala
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Morite, gordo, 2008 Tres viejas plumas, 2009
[editar] Premios
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Finalista del Premio La Sonrisa Vertical 1991 (Tusquets Editores) con El secreto de las rubias Premio Pléyade 1992 a la mejor nota periodística publicada ese año en revistas femeninas Seleccionada en Concurso Editorial Edebé de Barcelona la obra infantil Serafín, el escritor y la bruja Finalista del Premio Planeta Argentina 2003 con la novela Tuya Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil 2005 (convocado por el Grupo Editorial Norma y la Fundación para el Fomento de la Lectura, Fundalectura, Colombia) por Un ladrón entre nosotros Premio Clarín de Novela 2005 por Las viudas de los jueves Mención en el Concurso Emilia de teatro de Humor de Hueney, Zapala Premio ACE 2007 a la mejor obra de autor nacional por Un mismo árbol verde Premio LiBeraturpreis 2010 por Elena sabe Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2010 por Las grietas de Jara6
[editar] Referencias
1. 2.
↑ Todo sobre Claudia Piñeiro. Cronología, Territorio de lo Escrito; 08.02.2012
↑ Premio Clarín para la novelista argentina Claudia Piñero, Letralia Nº133, 07.11.2005; 02.11.2011 3. ↑ Tuya en CineNacional.com; 02.11.2011
4.
↑ Mauro Yakimiuk. Claudia Piñeiro: “El suspenso es una marca en esta novela o por lo menos intenté que lo fuera”, Entre Vidas, 29.04.2011; 08.02.2012 5. ↑ 'Las grietas de Jara', al cine, Agencia Télam, 18.02.2010; 02.11.2011
6.
↑ Silvina Friera. Premio para 'Las grietas de Jara', Página/12, 04.11.2010; 02.11.2011
[editar] Enlaces externos
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Claudia Piñeiro en la Audiovideoteca de Buenos Aires, 07.11.2009 Claudia Piñeiro en Alfaguara Columna Los jueves de Claudia Piñeiro Claudia Piñeiro en Alternativa Teatral, 11.11.2009 Letras Privadas de la CNN Chile; la periodista Ximena Torres Cautivo habla sobre Las viudas de los jueves y Betibú, en el programa del escritor Pablo Simonetti, 24.10.2011; 02.11.2011 Entrevista a Claudia Piñeiro, programa Cóncavo y Convexo de Patricia Sierra; video 2010; 02.11.2011 Piñeiro habla de Tuya en Cuento mi libro.com, video 2008; 08.02.2011 Reportaje televisivo sobre Betibú, RTVE, 06.02.2012, video; 08.02.2011 Juan Cruz. "Si querés ser un buen periodista, tenés que leer ficción..." , El País Digital, 08.02.2011; el mismo día En Google Books se pueden leer fragmentos extensos de la novelas Un ladrón entre nosotros en Google Books y Tuya; a ambos libros 08.02.2011
http://es.wikipedia.org/wiki/Claudia_Pi%C3%B1eiro Todo sobre Claudia Piñeiro Claudia Piñeiro cronología 1960 Nace en Burzaco, provincia de Buenos Aires. 1983 Se recibe de contadora pública nacional en la Universidad de Buenos Aires, profesión que ejercerá durante 10 años.
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1991 Es finalista del concurso "La sonrisa Vertical" de Tusquets. "En 1991, estaba trabajando de gerente istrativa en una empresa que tenía una sucursal en San Pablo. Tenía que viajar para hacer la auditoría de los tornillos con los que se hacían unos compresores de aire; una cosa tremendamente aburrida. Yo iba en el avión, supongo que iba llorando, y leo en un recuadro muy chiquito en el diario el llamado a concurso de La sonrisa vertical, el certamen de la editorial Tusquets. Yo ni siquiera sabía que se trataba de un concurso de literatura erótica. Lo único que pensé fue: ‘Vuelvo y me pido vacaciones y escribo una novela para esto, porque si no, yo me voy a quebrar’. La novela se llamaba El secreto de las rubias y quedó entre las diez finalistas, aunque luego no se publicó. Me di cuenta de que escribir era algo demasiado fuerte y, aunque siempre escribí, ya no podía postergarlo. Apareció como un salvavidas que me tiraron en ese momento" (entrevista publicada en la revista Ñ, diario Clarín en 2005). 1992 Gana el Premio Pléyade a la mejor nota periodística publicada ese año en revistas femeninas. 2000 Aparece "Serafín, el escritor y la bruja", seleccionado en el concurso de Editorial Edebé de Barcelona. 2003 Es finalista en el Premio Planeta con la novela policial Tuya. 2004 Se estrena su obra de teatro Cuánto vale una heladera en el marco de "Teatro X la Identidad". La obra se publica en la antología 2002-2004 del ciclo Teatro X la identidad, editada por el Ministerio Educación, Ciencia y Tecnología. 2005 Se edita Tuya (Colihue), novela policial, y los relatos para chicos Un ladrón entre nosotros, Premio Iberamericano Fundalectura-Norma 2005 de Colombia. Gana el Premio Clarín-Alfaguara con su novela Las viudas de los jueves. El jurado estuvo compuesto por José Saramago, Rosa Montero y Eduardo Belgrano Rawson. “Se trata de una novela ágil, con un lenguaje adecuado al tema, un análisis implacable de un microcosmos social en acelerado proceso de decadencia” (José Saramago); “Una novela coral, sólida y solvente, con un agudísimo retrato psicológico y social, no sólo de la Argentina de hoy sino del mundo acomodado occidental” (Rosa Montero); “Una historia atrapante, de ritmo cinematográfico, sobre una clase social a la cual desnuda con la contundencia de un golpe en el estómago” (Eduardo Belgrano Rawson). 2006 Se estrena su obra de teatro Un mismo árbol verde, en septiembre en el teatro Payró de Buenos Aires. La novela Las viudas de los jueves es traducida al portugués, al italiano, el hebreo, el alemán, y el francés. Su obra de teatro Verona recibe una mención en el Concurso Emilia de teatro de Humor de Hueney, Zapala. Egresa de la Escuela de Arte Dramático de la Ciudad de Buenos Aires donde estudió la carrera de dramaturgia. 2007 Se edita la novela Elena sabe (Alfaguara). Desde su aparición figura en la lista de libros más vendidos en la Argentina. "Fui un lector seducido y perturbado por Elena Sabe, una novela de un universo inconfundiblemente femenino. Se me reveló distinto al de la placidez que dan los mitos sobre el universo femenino. En la novela hay mitos que se caen, mitos destruidos el atávico deseo de toda mujer con pareja de tener un hijo que es el principio de la felicidad o el que sentencia que los padres siempre saben, intuyen lo que pasa aunque haya algo en la vida del otro que se desconoce y que habla de la individualidad”, dijo el dramaturgo Mauricio Kartún en la presentación del libro realizada en el mes de octubre. La obra de teatro Verona se estrena en marzo en Buenos Aires y en el interior del país y se publica en la antología 2007 de teatro de Humor Emilia de Zapala.
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Recibe el premio ACE 2007 a la mejor obra de autor nacional por su obra Un mismo árbol verde, obra ternada en los premios Florencio Sánchez y María Guerrero. 2008 La novela Las Viudas de los jueves es llevada al cine por la productora Haddok. Asimismo, la novela Tuya, por Alejandro Doria, producida por Diana Frey. 2009 Edita la novela Las grietas de Jara (Alfaguara). La novela también se ubicó en el ranking de los más vendidos, y se firmó una opción para llevarla al cine, con la productora Haddock y dirección de Julia Solomonoff. 2010 Estrena en el teatro Maipo la obra, Tres viejas plumas. Publica el relato juvenil El fantasma de las invasiones inglesas, (Norma). Obtiene los premios LiBerature Prize de Alemania por su novela Elena Sabe y Sor Juana Inés de la Cruz, de México, por su novela Las grietas de Jara. 2011 Publica Betibú (Alfaguara). “Pero esta novela va más allá de la parodia. Es un policial de trama ajustadísima y atrapante que pone la suficiente carne al asador como para habilitar que cuando se hable de él se hable de la suerte –o la muerte– del capitalismo. Es que dicen y padecen muchas cosas los personajes de Betibú. […] Dijo así [Piñeiro]: ‘Nunca sabemos quién es el jefe. Y cuando se encuentra al que mató a alguien en casos como, por ejemplo, el de Mariano Ferreyra, uno no puede menos que preguntarse: ¿quién es el jefe?, ¿es Pedraza o es uno que está por arriba de Pedraza? ¿Quién es el jefe? Salvando las distancias, esa pregunta salta en la primera escena de Betibú. ¿Quién manda?, ¿cómo puede permitirse que se humille a las personas en la puerta de un country, después de todo parte del territorio nacional? Eso pasa todo el tiempo. Hubo un avance de lo privado sobre lo público que, por otra parte, coincide con que las intendencias se vuelven permisivas porque la mayor cantidad de impuestos que recaudan vienen de los barrios privados. Yo creo que todo esto es un resabio de los noventa. El Estado se retiró de algunos ámbitos y los fueron cubriendo otros. Con esa primera escena tengo una anécdota muy linda: adentro de donde yo vivo hay un Coto y yo charlo bastante con los chicos que trabajan ahí. Uno de ellos estaba leyendo Betibú y me dijo: “Leí hasta ahora el primer capítulo, pero te quería pedir un favor, la próxima vez que escribas algo así ¿no nos ponés a nosotros también en la cola?’” (diario Clarín, Buenos Aires, 8 de mayo de 2011). http://unterritorio.blogspot.com.ar/2010/05/todo-sobre-claudia-pineiro.html Premio Clarín para la novelista argentina Claudia Piñero La novela Las viudas de los jueves, de Claudia Piñeiro, ganó el pasado 25 de octubre la 8ª edición del premio literario que otorga el grupo periodístico argentino Clarín. La novela ganadora es una historia de tono policial ambientada en un barrio selecto de las afueras de Buenos Aires y retrata de forma irónica a una clase social que, tras enriquecerse en los años ‘90, termina envuelta en un escenario de crímenes, traiciones e hipocresía. El jurado estuvo integrado por el escritor portugués José Saramago, la española Rosa Montero y el argentino Eduardo Belgrano Rawson. Claudia Piñero nació en Buenos Aires en 1960. En 1983 se recibió de contadora en la Universidad de Buenos Aires (UBA), y diez años más tarde abandonó su profesión en la economía y la istración para dedicarse a escribir. Ha trabajado como periodista, dramaturga y guionista de televisión. En 1992 ganó el Premio Pléyade a la mejor nota periodística publicada ese año en revistas femeninas. Estudió literatura y participó en talleres de escritura dictados por escritores como Guillermo Saccomano. Es autora, entre otras obras, de la novela policial Tuya (finalista del premio Planeta de Novela 2003, publicada por Colihue), de Un ladrón entre nosotros (Premio Latinoamericano Norma-Fundalectura de Literatura Infantil y Juvenil, publicada por Norma y traducida a varios idiomas), del relato Serafín, el escritor y la bruja (Editorial Edebé de Barcelona), y de cuentos y narraciones con los que ha sido finalista en varios concursos internacionales. En 2004 su obra de teatro Cuánto vale una heladera se estrenó — seleccionada por concurso— en el ciclo Teatro X La Identidad.
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El jurado decidió otorgar dos menciones entre las diez novelas finalistas. La primera fue para Ojo por diente, de Sara Zapata Valeija, que plantea los dilemas morales que enfrenta una enfermera voluntaria mientras asiste a un ex represor anciano y enfermo. La segunda mención fue para La mala espera, de Marcelo Luján, que en un ambiente de violencia y delitos, narra las peripecias vividas por un exiliado argentino que trabaja para una especie de mafia catalana. Los galardones se entregaron durante un acto realizado en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), en el que la ganadora recibió los 100.000 pesos de dotación del premio. La obra premiada será editada próximamente por la editorial Alfaguara. Minutos antes de conocerse la decisión del jurado y por tercer año consecutivo se entregó el premio Ñ a la trayectoria cultural, en esta ocasión al consagrado escritor Juan José Saer, quien iba a formar parte del jurado de este año pero falleció el 16 de junio último. Las diez obras finalistas, firmadas con seudónimo, fueron seleccionadas entre 1.367 novelas originales, una cifra récord entre los certámenes literarios de habla hispana. Los originales presentados provinieron de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, México, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, Portugal, España, Francia, Israel, Austria y Estados Unidos. Fuentes: Clarín, La Nueva Provincia http://www.letralia.com/133/1025clarin.htm
Tuya En preproducción Dirección: Alejandro Doria Guión: Alejandro Doria & Cristina Fasulino, sobre el relato homónimo de Claudia Piñeiro
viernes, 29 de abril de 2011 Claudia Piñeiro: “El suspenso es una marca en esta novela o por lo menos intenté que lo fuera”
Sin lugar a dudas, Claudia Piñeiro es una de las escritoras argentinas más destacadas de la actualidad. En estos días, está presentando su nueva novela llamada “Betibú”. De su nueva publicación habló con “Entre vidas” anticipando de qué trata la historia en la que se investigará un crimen ocurrido en el interior de un country. ¿Por qué le pusiste Betibú a tu nueva novela? Porque a la protagonista le dicen así por su parecido con Betty Boop, el cartoon. En tus libros siempre se destaca el suspenso, ¿nuevamente será el género que se destaque? Sí, el suspenso es una marca en esta novela o por lo menos intenté que lo fuera. Hace un tiempo te entrevisté y me habías contado que escribís tus historias a partir de una imagen, ¿en éste caso cuál fue la imagen? ¿Cómo surgió la idea del libro? La imagen fue la protagonista leyendo los diarios a la mañana en su casa, mientras desayunaba, diseccionándolos como lo hago yo, y recibiendo en ese momento un llamado inesperado. ¿Qué podés adelantar de la historia? Betibú es una escritora, que después de ser muy exitosa tuvo un fracaso y se retiró a trabajar como ghost writer. Ante la muerte de un empresario (viudo de una mujer asesinada en un country tres años atrás) el
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diario “El tribuno” la envía a cubrir el asunto al country La Maravillosa. Y en la investigación trabajará con Jaime Brena, un periodista histórico al que desplazaron de la sección Policiales por no estar de acuerdo con la línea editorial del diario, y el periodista joven que lo reemplaza y que es generación google. ¿Cuánto tiempo te llevó la escritura de Betibú? Un año y medio aproximadamente. ¿Cuáles son las expectativas que te hacés con el libro? La que me hago siempre, que llegue a los lectores, que se apropien de él. Al igual que en “Las viudas de los jueves” aparece la vida en los countries pero en éste caso desde afuera, ¿te gusta escribir acerca de esos ámbitos? No particularmente, en medio escribí dos novelas que no están ubicadas en uno. Pero quería volver, mirarlo distinto, con otro punto de vista. Tus libros tienen mucho de cinematográfico, por ejemplo Tuya, ¿hubo interesados en llevar otras de tus novelas al cine? Las grietas de Jara tiene una opción dada para que la haga Julia Solomonoff con producción de Jara, y Tuya tiene dada una opción en Alemania. También estoy en tratativas con Elena sabe, para que lo haga una directora argentina que reside en Estados Unidos. En los últimos tiempos has escrito notas en diarios, incluso recomendándole libros a la presidenta, ¿qué repercusiones tuviste? Mucha y de todo tipo. Cuando te metés a opinar hay gente a la que le gusta y gente a la que no le gusta. Actualmente se te ve debatiendo mucho en twitter, ¿es un medio que te gusta? Sí me atrae mucho el intercambio ágil que se da con personas que tienen intereses semejantes, más allá de las ideologías. ¿Qué opinión tenés respecto al revuelo que se armó por la presencia de Vargas Llosa en la Feria del libro? Preferí no sumarme en su momento a las tantas opiniones. Si estaba invitado, me parecía mejor que viniera sin hacer tanta alharaca, y opinar sobre lo que dijo. ¿Vas a estar firmando ejemplares de tu libro en la feria? Sí. Después de la presentación que es el 8/5 a las 16, voy a firmar libros en el Stand de Alfaguara. Por último, además de numerosos viajes para presentar Betibú, ¿tenés algún proyecto más para lo que resta del año? Voy al festival de Novela Negra en Mar del Plata, y tengo una invitación para fin de año a un festival en Lyon, Francia, y a otro en Chile. PUBLICADO PORMAURO YAKIMIUKEN19:47 ETIQUETAS:LITERATURA http://entrevidasmm.blogspot.com.ar/2011/04/claudia-pineiro-el-suspenso-es-una.html Las grietas de Jara, al cine.Después del éxito de "Las viudas de los jueves", otra novela de Claudia Piñeiro será llevada a la pantalla grande por una de las productoras de "El secreto de sus ojos". CLAUDIA PIÑEIRO. Otra de sus novelas llega al cine. Por Agencia Télam 18/02/2010 17:01 La productora argentina Vanessa Ragone, una de los responsables del éxito de El secreto de sus ojos, anunció dos nuevos proyectos, entre los que se destaca Las grietas de Jara, sobre la nueva novela de Claudia Piñeiro, autora de Las viudas de los jueves. Según anunció Ragone desde Roma -donde se encuentra buscando socios para otro proyecto "de muy largo aliento"-, la nueva adaptación cinematográfica de la obra de Piñeiro será dirigida por la ascendente Julia Solomonoff, que ya filmó Hermanas y la reciente El último verano de la Boyita. Ragone, que ya había producido La viuda de los jueves, la película de Marcelo Piñeyro basada en la novela homónima de Piñeiro, adelantó que la adaptación de "Las grietas de Jaraö será dirigida por
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Solomonoff porque "ella está cada vez más madura como realizadora y tiene una capacidad muy profunda de conectar con sus actores". "Es una película de cierto corte policial, donde hay una estafa, a pesar de que trata del mundo inmobiliario", comentó la productora y agregó que lo que le gustó del libro "fue cómo Claudia retrata los cambios arquitectónicos en Buenos Aires y cómo describe ese nuevo mundo de los arquitectos". Para Ragone, lo más interesante de la novela es que "hay una gran descripción de un mundo y en el medio una trama de suspenso muy interesante. El libro muestra que las ventas de estos nuevos edificios torres, con piletas y muchas otras comodidades, va reemplazando a una Buenos Aires más tradicional, y entre medio de todo eso hay una estafa encerrada". http://vos.lavoz.com.ar/content/las-grietas-de-jara-al-cine-0
Jueves, 4 de noviembre de 2010 LITERATURA › CLAUDIA PIÑEIRO, NUEVA SOR JUANA INES DE LA CRUZ Premio para “Las grietas de Jara” Por Silvina Friera El celular de “la chica popular” sonó a primera hora de la tarde en la Patagonia argentina, en Trelew. La electrizante y entusiasta Nubia Macías, directora de la Feria Internacional del libro de Guadalajara (FIL), le comunicó la noticia sin preludios. Claudia Piñeiro es la flamante ganadora del Sor Juana Inés de la Cruz – uno de los reconocimientos más importantes que puede recibir una mujer en el mundo hispano– con Las grietas de Jara. Este galardón dotado de 10 mil dólares –que se entregará el próximo 1º de diciembre en la FIL– abre las puertas de México a todos los libros de Piñeiro. “Era uno de los premios que quería ganar”, confiesa la escritora a Página/12. El jurado integrado por Malena Mijares, Sandra Lorenzano y Martha Cerda destacó que “a partir de situaciones y elementos absolutamente cotidianos”, la novela premiada logra condensar “la corrupción y amoralidad que se han instalado en nuestras sociedades”. Los personajes de Las grietas de Jara, publicada en 2009 por Alfaguara, “parecen ser gente común y corriente, casi seres anodinos, que, sin embargo, a lo largo del relato se verán envueltos en situaciones límite, frente a las cuales los principios morales y civiles parecen volverse demasiado laxos y endebles”. Según planteó el jurado, la ganadora hace “un ejercicio de crítica despiadado que retrata el deterioro de las relaciones humanas en los diversos ámbitos en que se desarrollan, públicos y privados”. Mijares, Lorenzano y Cerda explicaron que la novela –con un suspenso sostenido que la vincula con lo mejor del género policial– “nos lleva a planteamientos tanto éticos como políticos de carácter universal en la sociedad contemporánea”. Finalmente, señalaron “la mirada irónica y desencantada que, no obstante, fortalece el cuidado y el compromiso de la autora con sus personajes”. Piñeiro reconoce que se siente representada con la opinión del jurado. “La escritura es un acto de comunicación que se completa en la cabeza del otro. Muchas veces la lectura de los otros está apartada de lo que uno piensa, pero en esta ocasión es una lectura que me gusta mucho. Que agradezco”, subraya la autora de Las viudas de los jueves. Creado en 1993, el Premio Sor Juana Inés de la Cruz es un reconocimiento al trabajo literario de las mujeres en el mundo hispano. Dos autoras argentinas recibieron
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esta distinción: Tununa Mercado y Sylvia Iparraguirre. El jurado de esta edición también decidió otorgarle una mención honorífica a la novela La noche será negra y blanca (Era/unam, 2009), de Socorro Venegas, “por la calidad indiscutible de su prosa y por la fuerza de la narración construida alrededor de la compleja relación de una hija con su padre”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-19797-2010-11-04.html Claudia Piñeiro Nació en Argentina en 1960. Está casada y tiene tres hijos. Trabajó como periodista gráfica, guionista de televisión y dramaturga. Ha obtenido premios nacionales e internacionales en literatura, teatro y periodismo. “Las Viudas de los Jueves” ganó el Premio Clarín Alfaguara 2005, cuyo jurado estuvo integrado por José Saramago, Rosa Montero y Eduardo Belgrano Rawson. “Tuya”;, publicada por Editorial Colihue, fue finalista del Premio Planeta de Novela 2003. En literatura infantil publicó el libro “Un ladrón entre nosotros”, Premio Iberoamericano Norma – Fundalectura de Colombia 2005, y “Serafín, el escritor y la bruja”, que fue traducido a varios idiomas por Editorial Edebé de Barcelona. Su obra teatral “Cuánto vale una heladera” fue seleccionada por concurso y estrenada en el 2004 en el marco de “Teatro X la identidad”, y está editada por el Ministerio de Educación de la Argentina. Espectáculos en los que participó:
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Verona (Autora) Cuanto vale una Heladera (Autora) La importancia de llamarse Ernesto (Ralizadora de vestuario) Verona (Autora) Verona (Autora) Tres viejas plumas (Autora) Verona (Autora) Juan el zorro (Ralizadora de vestuario) Morite, gordo (Autora) ¿Cuánto vale una heladera? (Dramaturgia) Cuánto vale una heladera (Autora) Verona (Autora) Verona (Autora) Un mismo árbol verde (Autora)
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¿Cuánto vale una heladera? (Autora)
http://www.alternativateatral.com/persona19622-claudia-pineiro
Claudia Piñeiro presenta "Betibú" 06 feb 2012 Claudia Piñeiro, autora de "Las viudas de los jueves", es una de las voces más destacadas de la literatura argentina de los últimos años. Está en España para presentar "Betibú", una novela negra que reflexiona, entre otras cosas, sobre el declive que está sufriendo el periodismo en el siglo XXI.
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http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/claudia-pineiro-presenta-betibu/1314749/
"Las viudas de los jueves", de Claudia Piñeiro, fue la ganadora del Premio Clarín de Novela 2005, con un jurado de reconocidos escritores, como José Saramago, Rosa Montero y Enrique Belgrano Rawson. A diferencia de otros ganadores de este premio, Piñeiro tuvo una prolífica y exitosa carrera literaria antes de "Las viudas...". Su novela "Tuya", por ejemplo, fue finalista del Premio Planeta 2003 y el relato infantil "Un ladrón entre nosotros" obtuvo el Premio Iberoamericano Fundalectura 2005, de Colombia. También su obra de teatro "Cuanto vale una heladera" tuvo numerosos reconocimientos. En este libro la autora, con una prosa prolija y moderna, desnuda el mundo de los "countries", o clubes de campo, y de las personas que elijen vivir en ellos. Estos barrios, fuertemente custodiados, permiten a sus pobladores llevar una vida más tranquila y -supuestamente- despreocupada. Mediante el recurso de intercalar minuciosas descripciones dentro de la narración, Piñeiro permite al lector ingresar al mundo de "Los Altos de la Cascada", un country ficticio pero construido bajo el modelo de tantos otros que existen en la realidad. Casas grandes, con amplios parques; calles tranquilas que desembocan en "cul de sacs"; canchas de golf y de tenis; seguridad las 24 horas y todas las comodidades para que sus pobladores puedan vivir con la mayor tranquilidad. Pero bajo esta imagen paradisíaca, el texto deja entrever un trasfondo mucho más sórdido, y poco a poco se rebela que estos personajes tan felices en apariencia son de alguna manera presos de sus propios prejuicios y rivalidades. El libro relata varias historias simultáneas. Por un lado, la trama principal gira en torno a la muerte, en misteriosas circunstancias, de tres vecinos de "Los Altos". Pero hay varios relatos más que se desarrollan al mismo tiempo y que son igual de importantes. De hecho, podría decirse que el crimen es casi una excusa para mantener al lector en suspenso, mientras la autora nos va dibujando, a través de sus cuidadosamente desarrollados personajes, el mundo patético y decadente de los barrios privados. El marco histórico es la década de los noventa, que en la Argentina estuvo signada por etapas de crecimiento económico, intercaladas con profundas crisis y por una política que casi destruye la industria nacional, generando niveles históricos de desempleo. Remarco este hecho porque es fundamental para entender toda la novela. Dentro del estilo elegido, es destacable la forma vedada en que se manifiesta la crítica. Ésta no se expresa a través de la propia autora, ni tampoco mediante el discurso de personajes de clases sociales inferiores. Siempre son los mismos habitantes del "country" quienes, al contarnos su historia, dejan entrever de forma vedada sus propias bajezas. Bajezas que se manifiestan a través de sus palabras pero, especialmente, de sus actos. Y al intentar justificarlos luego mediante argumentos de lo más ridículos, refuerzan el patetismo de su situación. Eduardo Belgrano Rawson, uno de los del jurado, definió el estilo de la novela como "cinematográfico", y si hemos de hacer justicia a la novela, hay que reconocer que el término se ajusta a la perfección. Los permanentes saltos adelante y detrás en el tiempo, esta particular estructura de varias historias simultáneas y la distribución en breves "escenas", recuerdan a muchas de las más recientes obras cinematográficas y televisivas. Podemos destacar otro aspecto técnicos, como el empleo de frases cortas, que le dan mucho ritmo al relato, y ayudan a que la lectura sea fácil y ágil. O el vocabulario, que recrea fielmente el utilizado por los habitantes de los countrys, con ese innecesario y "snob" empleo del inglés y el francés, como una forma de darse importancia. Una coincidencia llamativa es que este libro haya surgido justamente cuando algunos sucesos comenzaron a revelar el lado oscuro de esta clase social. Los asesinatos de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso, en los que se vieron implicados familiares directos de las víctimas, son un ejemplo concluyente. Una confirmación de que, muchas veces, la realidad consigue superar a la más retorcida ficción. http://www.ciao.es/Las_Viudas_De_Los_Jueves_Claudia_Pineiro__Opinion_1519412
CULTURA : LA NOVELA GANADORA DEL PREMIO CLARIN 2005
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"Las viudas de los jueves", un retrato feroz y preciso de la Argentina
La novela desnuda las contradicciones de la vida diaria en un country suburbano. Escrita por Claudia Piñeiro ya está en kioscos y librerías de todo el país. Desde ayer se encuentra en librerías y kioscos Las viudas de los jueves, la novela de Claudia Piñeiro, ganadora del Premio Clarín de Novela 2005, seleccionada entre 1.367 originales y elogiada por los jurados José Saramago, Rosa Monte ro y Eduardo Belgrano Rawson "Se trata de una novela ágil, escrita en un lenguaje perfectamente adecuado al tema, una análisis implacable de un microcosmos social en acelerado proceso de decadencia", fue la consideración sobre la obra del Premio Nobel de Literatura, José Saramago. "Creo que los premios se validan por el jurado", dijo emocionada Piñeiro al recibir su premio, el 25 de octubre pasado en una ceremonia realizada en el Malba. En esa ocasión, la española Rosa Montero sentenció: "Las viudas de los jueves es una historia coral, escrita con una potencia narrativa absolutamente irable. Sólida, solvente, es una agudísimo retrato psicológico y social, no sólo de la Argentina de hoy sino del mundo acomodado occidental". Tal como en la taquillera serie norteamericana Desperate housewives (Amas de casa desesperadas) el libro se mete en el centro de las familias acomodadas de un barrio privado y logra correr la cortina de la aparente "vida perfecta". Del otro lado de las paredes del country, un país que se hunde en una grave crisis. La novela de Piñeiro, que también es guionista de programas de televisión y que colabora en varios medios gráficos, resultó seleccionada entre 1.367 originales, cifra récord para el Premio Clarín que se entrega desde 1998. Editada por Alfaguara, Las viudas de los jueves se vende desde ayer a $ 19,90 tanto en librerías como en kioscos de diario. La autora, que ha confesado su gusto por el policial negro, también contó a Ñ que mientras la escribía, algunos de los autores que tenía más presentes eran John Cheever, por su cuento "El nadador", y Shady Hill por "El ladrón". También emparentó su trabajo con la literatura de Manuel Puig. "El barrio cerrado no deja de ser un barrio y aunque —en la novela— no hay ningún personaje tomado de la realidad, existe la posibilidad de que se enojen conmigo. Más de uno me dijo: 'Te va a pasar como a Puig, que después, en el pueblo, nadie lo quería recibir'", comentó. "Una historia atrapante, de ritmo cinematográfico, sobre una clase social a la cual desnuda sin piedad, con la contundencia de un impacto en el estómago", fue la conclusión de Belgrano Rawson, otro de los jurados que premiaron la potencia narrativa y social de esta novela. http://edant.clarin.com/diario/2005/12/18/sociedad/s-05301.htm
En 2005, la escritora y contadora pública argentina Claudia Piñeiro, fue elegida de entre más de 1.300 obras para quedarse con el Premio Clarín de Novela. Ese trabajo que le permitió sobresalir se llamó “Las viudas de los jueves” y fue elogiado por José Saramago, quien no dudó en destacar su agilidad, el lenguaje empleado y la excelencia con la cual su autora realizó “un análisis implacable de un microcosmos social en acelerado proceso de decadencia”, tal como reproduce el diario “Clarín”. Para la creadora de este relato, los resultados positivos recién comenzaban. Piñeiro no sólo fue distinguida por esta obra, sino que también ganó fama internacional gracias a que la
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historia fue traducida a numerosos idiomas y hasta ha sido transformada en una propuesta cinematográfica. Si uno conoce el argumento de esta novela, quizás pueda entender un poco su fórmula para no pasar desapercibida. Y es que “Las viudas de los jueves” deja al descubierto rutinas de “gente bien”, ese tipo de personas que tiene la posibilidad de disfrutar los privilegios de un country, por ejemplo, y que se empeña por mantener su status social a cualquier costo. Las figuras de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso son casi un recuerdo infaltable para muchos de los que se dejen atrapar por esta historia cuya acción transcurre en el barrio privado “Altos de la Cascada”. Allí, resguardados por los inmensos muros perimetrales y las garitas de vigilancia, es donde un grupo de hombres suele, de forma semanal, reunirse sin esposas, hijos ni empleadas. Acostumbradas a ese abandono temporal, ellas se han autodenominado “las viudas de los jueves”. Cuando esa rutina parecía instalada, la realidad se empeña en modificar los planes y, a partir de entonces, comienza a quedar al descubierto el lado oscuro, es decir, las miserias y problemas de ese estilo de vida que más de uno envidia por considerarlo perfecto. http://www.poemas-del-alma.com/blog/libros/resumen-las-viudas-los-jueves
CULTURA : PARTICIPARON 1.367 OBRAS. ROSA MONTERO, JOSE SARAMAGO Y EDUARDO BELGRANO RAWSON FORMARON EL JURADO La escritora Claudia Piñeiro ganó el Premio Clarín de Novela
Fue por "Las viudas de los jueves", relato de tono policial. También se otorgó el "Premio Ñ a la Trayectoria" al fallecido Juan José Saer. Personalidades de todos los ámbitos de la cultura colmaron el auditorio del Malba. La narradora bonaerense Claudia Piñeiro ganó anoche el Premio Clarín de Novela 2005 por su obra "Las viudas de los jueves", una historia de tono policial ambientada en un barrio privado, que es también una metáfora de la vida argentina en la década de 1990. La editorial Alfaguara editará próximamente la obra de la ganadora, quien anoche se llevó un cheque por 100.000 pesos y una estatuilla de Antonio Pujía. Hubo además dos menciones que dio el jurado, integrado por el portugués José Saramago (Premio Nobel de literatura 1998), la española Rosa Montero y el argentino Eduardo Belgrano Rawson. La primera mención fue para la autora santafesina Sara Zapata Valeije por su novela "Ojo por diente". La segunda, para el escritor español Marcelo Luján por su obra "La mala espera". Hubo, por cierto, muchos momentos emocionantes durante el acto de anoche —televisado por TN— que reunió a más de 600 invitados especiales en el auditorio del Museo de Arte Latinaomericano de Buenos Aires (Malba). Por ejemplo, el momento en que, en representación del fallecido escritor Juan José Saer, su amigo personal, el galerista Jorge Mara, recibió de manos de Juan Bedoian —editor responsable de la revista Ñ— el "Premio Ñ 2005 a la trayectoria cultural". Para iniciar la noche, el editor general de Clarín, Ricardo Kirschbaum, destacó desde el escenario del Malba que "escritores de casi todos los países de habla hispana desnudaron en las obras que nos hicieron
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llegar sus sueños deseantes y sus fantasmas, que a menudo son los nuestros. Creo que ahí reside la magia de la novela: generar tramas, personajes, historias que de una manera tácita nos hablen de las pasiones y de los defectos que nos acechan. Porque, y se los dice un periodista, la ficción nos permite entender qué está en debate en un lugar y en un tiempo determinados". Kirschbaum agregó: "Resulta una satisfacción saber que esta octava edición del Premio Novela mantiene con plenitud nuestra propuesta y que la cantidad récord de 1.367 originales presentados nos alerta sobre los rumbos creativos aún por descubrir y transitar". Se preguntó entonces: "¿Cuál es el futuro de la novela en esta sociedad de la informática? La novela, como género, ha soportado sucesivas crisis a lo largo de su historia. Y ha sobrevivido —con transformaciones, con nuevas búsquedas, con nuevos lenguajes— a cada una de esas crisis. Porque estamos hablando de un género que se ha animado al cambio, que está abierto a la experimentación, de un género que no puede morir de la misma forma que nadie puede decretar la muerte de la lectura". En la ceremonia se recordó, con varios videos especialmente editados para la ocasión, la historia del Premio Clarín de Novela —iniciado en 1998— repasando los nombres de sus ganadores anteriores y de los jurados. Se recordó también, entre aplausos, a los diez finalistas de esta edición. El cantante Jairo y el guitarrista Juan Falú interpretaron en el escenario temas folclóricos de Atahualpa Yupanki. De distintas maneras, Juan José Saer fue recordado anoche por todos. Al recibir el premio en su nombre, el galerista Jorge Mara dijo que "había en Saer tres rasgos sobresalientes: la ternura, el humor y la generosidad. Su obra genera una adhesión muy particular, hay lectores saerianos como hay lectores joyceanos, conradianos y faulknerianos". Saramago, quien agradeció "la inmensa tarea del jurado de preselección que leyó las 1.367 obras presentadas y nos dejó a nosotros las mejores", también recordó a Saer anoche. "Saer es un gran escritor que aún no ha sido reconocido como lo merece; la gente creía en él tanto como Saer creía en la gente", dijo Saramago. "Una novela demanda mucho tiempo y esfuerzo, creo que los premios se validan por el jurado, gracias", dijo la ganadora de la noche, Claudia Piñeiro, quien recordó a escritores amigos como Guillermo Saccomano y Angela Pradelli. Otro miembro del jurado, Rosa Montero, destacó las virtudes de la novela premiada. "Claudia nos habla de un mundo de aparente felicidad donde se ocultan dramas íntimos", dijo. Por Clarín, anoche estuvieron Héctor Aranda, gerente general; Ricardo Kirschbaum, editor general; Saturnino Herrero Mitjans, director de Asuntos Corporativos del Grupo Clarín. Tambien Silvia Fesquet, editora jefa del diario; y Jorge Sánchez, editor de revistas y productos especiales. Y los gerentes: Jorge Figueiras, de Personal; Roberto Nóbile, de istración y Finanzas; Juan Salvat, de Circulación; Alberto Pazos, Comercial; Enrique Leonian, de Producción; Martín Etchevers, de Comunicaciones Externas del Grupo Clarín, y Pablo Schcolnik, de Marketing. http://edant.clarin.com/diario/2005/10/26/sociedad/s-02815.htm Desde el country Con Betibú, su reciente novela, vuelve a estar en el podio de los autores más vendidos. La muerte, los fantasmas, las claves de su literatura popular y el doble filo del éxito, según Claudia Piñeiro, primera dama del policial argentino Por Josefina Licitra | Para LA NACION Hay algo que la niña, de pronto, sabe. Está recostada en la cama de su madre, en la duermevela de la tarde, quizás un fin de semana, seguramente en Burzaco, seguramente a fines de 1960. Está ahí la niña, durmiendo o mejor dicho, intentando dormir, intentando vaciarse de todas las palabras cuando de improviso llega eso: la certeza. Como una
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hiedra que trepa, como una oscuridad que le va tomando el cuerpo y por fin llega a la cabeza, la certeza avanza y se transforma en pensamiento, y ese pensamiento dice: la muerte es. La muerte es. Todo lo que está acá: el techo, la cama, los árboles, tu madre, vos misma, Claudia Piñeiro, todo va a morir. Todo va sumirse en un abismo eterno y no hay nada que puedas hacer al respecto. -Mamá. -Claudia abre los ojos, llora. -Mamá. Su madre se acerca, escucha las angustias de su hija, explica lo que está a su alcance. Su madre -que décadas después morirá de Parkinson; que décadas después será nombrada en el honesto libro Elena sabe - dice lo único que puede decirse en estos casos: "Pero si sos una nena, qué te vas a morir". Claudia se queda mirándola: su madre no la entiende. No entiende que la certeza de la muerte la declara a ella, Claudia Piñeiro, muerta. "Desde muy temprano tengo conciencia de que la vida es finita. Y eso cambia mucho a una persona." Cuarenta años más tarde, en el bar Rond Point, donde ha escrito fragmentos de todas sus novelas, Claudia Piñeiro habla sin seriedad y sin sonrisas. Como si dijera: es. "Pero bueno. Saber eso tiene algunas ventajas." La muerte es. Lo que nadie sabe Tres hombres flotando, muertos, sobre una piscina de aguas calmas. Una anciana sentada en un banquito y esperando que le haga efecto una pastilla. Un arquitecto dibujando un edificio que jamás va a construir. Una escritora esperando en su departamento que el diario de la mañana golpee contra la puerta. Una mujer escondida atrás de un árbol, viendo cómo su marido discute con su amante y la empuja y la mata por accidente. Cuando empieza a trabajar en un libro, Claudia Piñeiro no parte de ideas sino de imágenes como ésas: construcciones enigmáticas que la acometen de un modo inesperado, como si fueran sueños o visiones o fenómenos de la naturaleza, y con las que Piñeiro va hilando, a lo largo de los meses, una historia mayor, una estructura, un esqueleto que permite que los muertos en el agua se transformen en Las viudas de los jueves ; que la anciana de la pastilla se convierta en Elena sabe ; que el arquitecto sea el personaje principal de Las grietas de Jara ; que la escena del árbol y la amante dé lugar a Tuya , y que la escritora sea la figura fuerte de Betibú , el último de todos los títulos, una novela de lectura fácil y estructura compleja que vuelve a instalar el nombre de Piñeiro en la lista de best sellers. Nadie sabe -y todos quieren saber- cómo hace para vender. Nadie sabe -y todos quieren saber- si hay una fórmula, un mapa del tesoro, una especulación secreta que la deposite en el lado próspero de las palabras. De todo esto, Piñeiro sólo sabe algunas cosas: que hay que cuidar las estructuras del relato para que sean hilos sólidos, pero a la vez invisibles. Que no importa tanto si un personaje es alto, bajo, rubio o morocho, como qué hace ese personaje ante ciertas situaciones límite. Que se deben elegir los nombres de los protagonistas con infinito cuidado porque en los nombre -sobre todo en los apellidos- yace la historia familiar de los personajes. Que dentro de la historia -principalmente, si puede leerse como un policial- el lector nunca debe saber más que el narrador. Esas cosas sabe. Pero las otras no.
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Alguna gente que la conoce y la quiere (ése es un dato: mucha gente quiere a Claudia Piñeiro) tiene, sin embargo, hipótesis. Dice Guillermo Martínez, escritor: "Un elemento que, creo, resultó inicialmente atractivo en su escritura fue el de develar un mundo relativamente oculto y hasta ese momento ?no escrito': la intimidad del country. Ese mundo aparece a la vez dentro de un relato policial, que tiene un público propio, fiel e interesado en nuevas variantes. La parte más abierta y saludable de la crítica valoró también que sus novelas abordaran indirectamente las consecuencias sociales del menemismo, el derrumbe de 2001, etcétera, lo que les da el plus de ?seriedad', más allá de lo ?meramente policial' que parece necesitar la crítica para aceptar una novela policial". Dice Alberto Díaz, director editorial de Emecé, elegido editor del año por la Fundación El Libro en 2009: "Confieso que en el año 2005 leí Las viudas de los jueves más como curiosidad sociológica que por interés literario. Error. Al leerlo descubrí que no era un libro más: había un lenguaje solvente y perfectamente adecuado al tema, capacidad para construir personajes y contar una historia sin fisuras, concienzudo detalle de un microcosmos que la autora logra elevar a categoría universal, y que en algunos momentos recuerda a Arthur Miller? A partir de entonces leí todos sus libros. Ya es posible hablar de una obra y de una autora con voz propia". Dice Cristian Domingo, compañero de Piñeiro en un grupo de lectura y escritura al que Claudia aún hoy concurre, y uno de los primeros lectores de Betibú cuando estaba en proceso: "No creo que la suya sea una fórmula secreta, al estilo de la de Coca-Cola. Lo que convoca tanto es qué cuenta y cómo lo cuenta. Casi todos los lectores, a pesar de lo que creen algunos esnobs literarios, abrimos un libro esperando que nos cuenten una buena historia. A su talento hay que agregarle aquello que decía Arlt: la prepotencia de trabajo. Cree en eso y lo practica rigurosamente. Además de que es sincera, humilde y generosa, algo que creo que es apreciado entre sus colegas y genera ese afecto que la aparta de las camarillas literarias". Dice Julia Saltzmann, a cargo de Alfaguara, la editorial de Piñeiro: "Tratándose de Claudia Piñeiro, me parece fuera de lugar hablar de fórmulas. La fórmula es una receta que cualquiera puede seguir, valiéndose de determinados ingredientes y dosis. No creo que las novelas de Claudia nazcan de ese tipo de procedimientos. Si la pregunta, en cambio, es por qué sus libros son muy leídos, diría que, además de por su indudable solvencia narrativa, es, sobre todo, porque son cercanos: los lectores pueden encontrarse a cada paso con situaciones similares a las que han vivido y con formas de diálogo familiares. En cuanto a los temas, Claudia parece tener unas antenas poderosas para captar preocupaciones o asuntos que están en el ambiente. Y finalmente, creo que a todo esto se suma un factor que también resulta convocante, que es la crítica social que impera en sus libros, que proviene de un deseo muy genuino de manifestarse respecto de asuntos que nos afectan a todos como sociedad. Aunque muchas veces se la considere una escritora de novelas policiales, en la raíz de lo que hace Claudia está la dramaturgia, aquello que sí o sí quiere ser dicho en voz alta, no en secreto". Dice Rosa Montero, jurado del premio Clarín de Novela (que fue otorgado a Piñeiro por Las viudas de los jueves ): "La verdad es que nunca se sabe por qué se vende un libro. Leo novelas superventas que me parecen horrendas y un tostón, y luego hay libros maravillosos que de pronto no se venden nada. Pero en algunas felices ocasiones, como ésta, obras que te parecen apasionantes, maravillosamente escritas, con emoción, ritmo, humor, inteligencia y contenido resulta que además se venden un montón. Cosas así son las que te hacen sentir confianza en el ser humano". Dice Claudia Piñeiro: "No he tenido problemas por escribir libros populares. Aunque sí, a veces, hay un prejuicio de gente que dice ?yo best sellers no leo, así que no leo lo que vos escribís'. Pero bueno. Cada uno tiene derecho a elegir qué leer. Yo tampoco leo todo lo que sale". Y no sonríe. Y no está seria. Como si dijera: es.
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La grieta En el country La Maravillosa, en una casa con mesas de mármol y adornos de plata, sobre un sillón de terciopelo verde, hay un hombre degollado. La noticia llega pronto a las redacciones y en el diario El Tribuno deciden contratar a Nurit Iscar, una escritora de pasado exitoso y presente deslucido (su último libro recibió pésimas críticas y desde entonces sólo trabaja como escritora fantasma), que pronto es enviada a vivir en el country para escribir "desde adentro" y en clave de non fiction sobre las hipótesis del crimen. Cuando llega a La Maravillosa, Nurit no sólo queda de cara al misterio de un asesinato (que luego derivará en varios). Debe internarse también en la incógnita mayor que supone vivir en un barrio cerrado: interminables pedidos de datos en la entrada, calles despobladas, casas vacías y empleadas domésticas denunciadas por robarse un queso forman parte de un mundo que Nurit descubre con la boca abierta. Algo parecido -pero sin muertos y sin fracaso literario- le sucedió a Claudia Piñeiro trece años atrás, cuando se mudó al country de zona norte donde hoy vive y donde terminó escribiendo todos sus libros. Llegó con su marido arquitecto -del que ya se separó- y con tres hijos que hoy tienen 13, 15 y 17 años. -Me costó mucho adaptarme. Sentí una soledad muy grande, una abstinencia de no poder salir a la esquina y tomarme un café. Yo tenía una sensación que luego le presté a Nurit: la idea de que acá nada puede pasarte. Ni para bien ni para mal. Nada. Me acuerdo de que una vez iba hablando con una amiga acá adentro y le decía: "¿Pero con quién podés llegar a cruzarte acá??", y justo en ese momento pasó Nicolás Repetto, en la época del primer Sábado Bus , que era un éxito. Guau, dijimos. Nos pasó algo. Es mediodía de un martes y en el living -sillones claros, ventanales y una vista que da a un césped lacio, una pileta, árboles- Claudia Piñeiro sonríe. Sus ojos son azules. Su voz es plácida. Todo lo demás es silencio. -Pero no creas. Con el tiempo las cosas cambiaron. Ahora todo está tranquilo, pero acaban de irse catorce chicos que se quedaron a dormir. Hay escritores que sólo pueden trabajar de noche, cuando nada se mueve, je. Yo no. Sin rituales, sin horarios malditos, sin botellas de ginebra, sin tormentas visibles, en este lugar con luz, Piñeiro escribió cinco novelas -además de dos obras de teatro, un ensayo histórico y dos libros para niños- que la transformaron en una de las autoras más populares de la Argentina. Tuya es usada en las escuelas secundarias para iniciar a los estudiantes en la lectura. Las viudas de los jueves, ganadora del premio Clarín, tiene cientos de miles de ejemplares vendidos y fue llevada al cine por Marcelo Piñeyro. Elena sabe tendrá una versión teatral con dirección de Marcelo Moncartz e Inés Cuesta. Las grietas de Jara, ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz, también irá a la pantalla grande, esta vez dirigida por Julia Solomonoff. Betibú no baja del ranking de los más vendidos desde el mes de su lanzamiento. Y todos los libros, en definitiva, terminaron colocándola en un pedestal que a veces no es sólo simbólico. Una tarde de diciembre, caminando con su hija por un shopping , Piñeiro llegó a una librería donde se alzaba una montaña de ejemplares que en la cima, como una estrella de Navidad, estaba coronada por el rostro de Claudia. -Fue impactante. Con mi hija nos miramos, dimos media vuelta y nos fuimos. -¿Por qué?
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-Porque noto que mis hijos necesitan preservarse de algunas cosas. Esto lo he visto mucho en los hijos de otros dramaturgos o escritores: en la obra de sus padres hay demasiada información, y ellos raramente quieren acceder a eso. -Tus hijos, entonces, no han leído tus libros. -No les impongo nada. Las novelas están ahí, y si quieren pueden leerlas. Pero yo no los obligo a leer ningún libro, menos todavía si es mío. Además, me parece que la cabeza de la madre está demasiado abierta ahí. Ellos son chicos, les va a costar distinguir qué es fantasía y qué es verdad, y quizás empiecen a pensar: "¿A mi mamá le habrá pasado esto que dice ahí?". Si eso pasa con los lectores adultos, ¿cómo no les va a pasar a ellos? -¿Te molesta ese equívoco? -Es raro. Con Elena sabe se me ocurrió contar que mi mamá, al igual que la protagonista, había tenido Parkinson, y eso dio lugar a todo tipo de malentendidos. Una vez Rosa Montero me dijo: "Nunca hay que decir que algo es autobiográfico porque la gente lo interpreta mal". Y tenía razón. La relación entre madre e hija en el libro es mala y tuve que aclarar mil veces que mi relación con mi mamá no era mala, a pesar de que había un montón de situaciones en el libro que tenían que ver con nosotras y de las que mi madre, que tenía muy buen humor, se hubiera reído. -Igualmente, Elena sabe es un libro muy duro. -Sí. La enfermedad es dura. Es difícil de mirar. Mientras mi mamá estaba enferma, yo noté que hay mucha gente que no puede mirar a los enfermos. Y el enfermo empieza a perder la mirada del otro. Elena sabe es como un primer plano de ese cuerpo. Si querés leer la novela, tenés que ver todo lo que aparece ahí, y algo te va a doler. -A vos también te habrá dolido. -No siempre es agradable ponerte a sacar todo eso para afuera. No todo el mundo se atreve. Cuando doy clases me pasa que hay gente que trae historias y a veces te das cuenta de que esas historias tienen algo tremendo detrás y que no logran sacarlo porque es doloroso. Y a la vez, al no poder sacarlo, se quedan en la superficie de la historia. La cuestión es poder nombrar. El recuerdo, la escritura tienen que ver con poder nombrar. Y para poder nombrar, hay que tener cierta valentía. -Hay que escribir desde la fisura, entonces. -De algún modo, sí. Las fisuras que tienen los personajes no necesariamente son todas propias, pero son fantasmas que uno conoce y que finalmente te permiten construir al personaje. A mí no me interesan mucho los personajes íntegros, porque no me los creo. El ser más íntegro alguna fisura debe tener, y esa grieta a su vez es el punto de empatía con el lector, que tampoco es íntegro. -Nurit Iscar, la protagonista de Betibú , es una escritora de best sellers que se cayó del podio. Más allá de las diferencias entre ficción y realidad, da la sensación de que ése podría ser un temor tuyo. -Sí, claro. Lo que más le presté a Nurit son fantasmas. Temores de lo que me puede pasar en unos años, cuando mis hijos tengan 20 y ya no me necesiten tanto. Fantasmas respecto de qué pasa si alguna vez sacás un libro que no le interesa a nadie. ¿Qué hacés? ¿Seguís escribiendo? ¿No seguís escribiendo?
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-A su vez, dentro del libro esas preguntas aparecen en un contexto de mucho humor negro. -Es que ése era un objetivo. Quería reírme de algunas cosas que tenían que ver conmigo. El regreso al escenario del country también se relaciona con eso. Tengo amigos escritores que llegaron a ser encasillados en un tema y se matan por correrse de ese tema, por aclarar todo el tiempo que ése no es "su" tema y que fue sólo "ese" libro, y me dije: ¿Qué pasa si lo hacemos al revés? ¿Qué pasa si vuelvo al country pero la historia es totalmente diferente? Y eso es lo que hice: mientras que Las viudas de los jueves tiene un punto de vista endogámico, en Betibú no hay nadie "de adentro" que cuente la historia. -¿Te leen tus vecinos del country? -No lo sé. Hace un tiempo una persona me dijo: "Así que escribiste otra vez sobre el lugar donde vivimos", y le contesté que era un error: todos esos lugares son parecidos. Con Las viudas... pasó que el libro se vendía muchísimo y había ganado un premio importante, y el éxito creo que en eso te protege. -Pero ese éxito también debe tener un doble filo. Betibú es el cuarto título que publicás luego de Las viudas? , y sin embargo, en las contratapas de tus libros se te sigue mencionando como "la autora de Las viudas de los jueves ". -Sí. Ese libro me produce una sensación ambivalente. Por un lado, le estoy sumamente agradecida al libro y al premio Clarín, por lo lindo que es que te conozcan un montón de lectores. Si voy por la calle y alguien me para y me dice: "Leí tu libro", sé que se refiere a Las viudas? Pero por otro lado pensás: "Basta ya, hablemos de otro?". -Sobre todo porque los otros libros, en mi opinión, son incluso mejores. -Totalmente. Las viudas? tampoco es el libro que a mí más me gusta. El periodista Vicente Muleiro, que me acompañaba a algunas charlas organizadas por la revista Ñ , me decía que yo quería ser la viuda de Las viudas de los jueves . Y algo de eso hay. Antes y después Antes del éxito de Las viudas de los jueves , Claudia Piñeiro fue muchas cosas. Fue, en primer lugar, una niña. Una niña que escribía muy bien. Sus composiciones se leían siempre en los actos escolares, las maestras le decían a su madre -la de Piñeiro- que guardara esos cuentos y la madre los guardó en un lavadero. Un lavadero que un día, años después, se inundó. -Mis carpetas de Ciencias Económicas estaban en un lugar privilegiado dentro de la casa, pero mis cuentos estaban ahí. No quedó nada. Antes del éxito de Las viudas de los jueves , Claudia Piñeiro fue una contadora eficiente -el mejor promedio de su promoción en Ciencias Económicas- que trabajaba para un estudio importante, y que solía llorar en el ascensor de la empresa. -Eso lo conté en algunas entrevistas, y desde entonces me ha pasado de encontrarme con ex socios de ese estudio que me preguntan: "¿Fui yo el que te hizo llorar?". Je. Todos creían que podían haber sido. En ese estudio debemos haber llorado varios. Antes del éxito de Las viudas de los jueves , Claudia Piñeiro fue una mujer de veintinueve años y tailleur inmaculado que subió a un avión rumbo a San Pablo con el fin de hacer un inventario en una fábrica de tornillos. Para no pensar en los tornillos -para no seguir llorando- Piñeiro abrió el diario y vio un aviso: la
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editorial Tusquets convocaba a un concurso de novela erótica llamado "La sonrisa vertical". Piñeiro decidió presentarse. Pidió licencia en el trabajo para dedicarse a escribir y escribió. Con esa primera escritura salió finalista del premio. -Entonces pensé: "Esto puede que funcione no sólo por placer. Acá hay algo". Antes del éxito de Las viudas de los jueves , Claudia Piñeiro escribió finalmente, en el año 2005, Las viudas de los jueves : una historia que había trabajado en el taller de Guillermo Saccomanno y que la terminó instalando como autora de renombre en el escenario literario argentino primero, y en el internacional después. Fue entonces cuando Las viudas de los jueves , al menos en la vida de Piñeiro, dejó de ser un libro para transformarse en un punto de partida. Así llegó Tuya , un thriller de humor ácido escrito antes de Las viudas... pero publicado después, que se lee en una sola noche de insomnio. Llegó Elena sabe , un relato honesto y lacerante sobre la enfermedad y la vejez. Llegó Las grietas de Jara , una metáfora sobre el desmoronamiento -familiar y social- que tiene como telón de fondo la cara oscura del boom inmobiliario. Y llegó Betibú , un policial de lenguaje llevadero y exacto, que Piñeiro construyó cruzando humor, fantasmas y varias páginas de medicina forense. -Sí, leo libros de medicina forense. Tengo dos que se usan en la facultad. Si el primer asesinado muere degollado, yo tengo que leer todas las posibilidades de degüello que hay: para arriba, para abajo, con un chorro de sangre en la mano, con la mano limpia? -enumera con una voz dulce, delicada: maligna. -¿Y nunca hablaste con un forense? -No. No conozco a ninguno. Los ojos de Piñeiro -azules, oscuros- se detienen en alguna observación remota. -Pero sería bárbaro, ¿no? No podés hablar con mucha gente de cómo es un degüello. Silencio. -De la muerte, bah. De la muerte. No podés, dice Piñeiro, hablar con mucha gente de la muerte. Como escribe Claudia "No hay veredas. La gente va en auto, moto, cuatriciclo, bicicleta, carro de golf, scooter o rollers . Y si camina, camina por la calzada. En general, cualquier persona caminando que no lleve equipo de entrenamiento es empleada doméstica o jardinero." "Los que venimos a vivir a Altos de la Cascada decimos que lo hacemos buscando ?el verde', la vida sana, el deporte, la seguridad. Excusados en eso, inclusive ante nosotros mismos, no terminamos de confesar por qué venimos. Y con el tiempo ya ni nos acordamos. El ingreso a La Cascada produce cierto mágico olvido del pasado." "Todas acá somos muy distintas, aunque algunos se confundan y crean que vivir en un lugar así hace que las mujeres terminemos pareciéndonos. Mujer country, nos llaman. La falsedad del estereotipo." "Hoy en este país no hay quien se pueda parecer a Rodolfo Walsh. ¿Por qué? Porque Walsh, antes que periodista, antes que esritor, antes que ninguna otra cosa, era un revolucionario, y el periodismo ya nada tiene que ver con la revolución."
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"El amor y el arte no se llevan bien. Sexo y arte, sí, pero amor y arte, no. El amor sufriente también. Pero ese amor pelotudo, el de cuchi cuchi amorcito de mi vida, ése no." De género y popular Por Guillermo Saccomanno Dado que conocí a Claudia como integrante de mi taller, mi objetividad puede ser reducida en cuanto a una apreciación de su escritura. No obstante, voy a intentarlo. Lo que sé es que Piñeiro, como Ángela Pradelli, como María Inés Krimer, entre otras firmas que surgieron del taller, venían "puestas". En todo caso el taller les aportó discusión y cartografía literaria para afirmar una voz que venía en ciernes. El caso Piñeiro, en términos de literatura popular, me parece tan paradigmático como los de Silvina Bullrich, Marta Lynch o Beatriz Guido. Como ellas, goza de mayor simpatía de un vasto público lector que del gueto intelectual, al que lo popular, habitualmente, inspira tirria. Hay en Claudia una escritura vertiginosa, eficaz, cinematográfica -el oficio de Piñeiro como guionista debe tomarse en cuenta-. Su profesionalismo es notable y no tiene competencia. Una vez que se empieza una de sus historias es difícil soltarla. En dos o tres tomas y en dos o tres secuencias -deliberadamente empleo términos de guión-, logra con sus personajes secundarios una empatía tal vez mayor que con sus protagonistas. Y es sabido, el manejo de los personajes secundarios es una clave en la literatura popular. La suya es a la vez una escritura de género y también una escritura popular. Como tal, al modo folletín de Eugène Sue, es una literatura crítica, pero también redencionista y consoladora. Su repercusión se cifra en la presentación de personajes en los cuales se reconocen sus lectores: una escritura espejo. Más que costumbrista, arriesgo, es de registro sociológico. Ésta es una clave de toda literatura popular "realista": una ratificación de la ideología de sus lectores. La escritura de Piñeiro está clara, consciente y frontalmente dirigida a un sector de público que es y no es el del country. Cuando escribía Las viudas... , Piñeiro sonreía nerviosa: "Me van a echar del country". No fue así. Y si no la echaron es porque, si bien describió el country, si bien su paisajismo fue mordaz, en el final de su relato buscó redimir a sus personajes abyectos. Se sabe, todo final es moral. Pues bien, el final de Las viudas? salva moralmente el country. Algo similar pasa en Betibú : termina bien. Y ese "final feliz", edificante, es una regla de la literatura popular desde los tiempos de Sue. Piñeiro, en este sentido, es una ortodoxa del género en términos ideológicos.. http://www.lanacion.com.ar/1400031-desde-el-country
Lujo, apariencias y muertes en “Las viudas de los jueves”
Roberto P. Toledo (Perfil) 30 de julio, 2009, 21:00
Actualmente se encuentra en postproducción el nuevo trabajo de Marcelo Piñeyro, “Las viudas de los jueves”, coproducción que se rodó hasta principios de mayo entre Argentina y España (en los estudios de la Ciudad de la Luz, en Alicante), con un reparto formado por Juan Diego Botto, Leonardo Sbaraglia, Ernesto Alterio, Pablo Echarri, Gabriela Toscano, Ana Celentano, Gloria Carrá y Juana Viale.
El argumento de la película tiene lugar en el barrio privado de Altos de la Cascada, en Buenos Aires, donde la vida transcurre idílica como siempre, entre casas que imitan mansiones con grandes
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jardines y piscinas climatizadas. Separado de la realidad por muros y cámaras que todo lo vigilan, el country de Altos es una burbuja perfecta en un país erizado de espinas. Pero una mañana tiene lugar un descubrimiento macabro: tres cadáveres aparecen flotando en una piscina. El hallazgo conmueve a esa cerrada comunidad, que se apresura a etiquetarlo de accidente y a definirlo como tragedia e infortunio. Pero la revisión de las últimas actividades de las víctimas hace dudar sobre el carácter accidental de esas muertes. En ese mundo perfecto las certezas comienzan a desmoronarse y crece la sensación de que lo peor está a punto de suceder.
Se trata de una adaptación de la novela homónima de Claudia Piñeiro, que ganó el Premio Clarín en 2005, y a mí el punto de partida me recuerda un poco al de otro título reciente, “La zona”, de Rodrigo Plá. En cualquier caso, seguro que Piñeyro está gestando una intensa película sobre las mentiras y la hipocresía de ciertos sectores elitistas de la población que deciden autoaislarse. El apartado interpretativo también promete mucho. Se estrenará en Argentina a finales de año y en España a principios de 2010. http://extracine.com/2009/07/lujo-y-muerte-en-las-viudas-de-los-jueves
¿"las viudas de los jueves" necesito ayuda? necesito urgente ( o sea ya) que alguien me explique la historia de "las viudas de los jueves" tengo examen oral mañana y no lo lei by JANIS JOPLIN Miembro desde: 30 junio 2008 Puntos totales: 10.577 (Nivel 6) Mejor respuesta - elegida por los votantes Las viudas de los jueves se sitúa en el country Altos de la Cascada, que corresponde a una de las tipologías de barrios cerrados que se han construido en Buenos Aires y su periferia durante las últimas décadas. Los estudios académicos sobre los efectos sociales y espaciales de estos conjuntos residenciales cobran fuerza en Argentina desde la segunda mitad de la década de las noventa y, en cierto sentido, son pioneros para el resto de los países latinoamericanos. Han sido llevados a cabo por geógrafos, sociólogos, cientistas políticos y arquitectos, entre los más importantes. Son, en primer momento, los propios intelectuales argentinos quienes se adentran en esta nueva realidad urbana (Torres, 1998, Clichevsky, 2002 y Vidal Koopmann, 2003, entre otros; destacan también los trabajos que la revista Mundo Urbano ha publicado desde 2001) para luego intervenir en su interpretación algunos autores europeos (Janoschka, 2002 y Thuillier, 2005, entre otros). La descripción inicial de Altos de la Cascada es notable y entrega adecuadamente el tipo de barrio cerrado que él representa:"nuestro es un barrio cerrado, cercado con un alambrado perimetral disimulado detrás de los arbustos de distinta especie. Altos de la Cascada Country Club, o club de campo [...] Con cancha de golf, tenis, pileta, dos club house. Y seguridad privada. Quince vigilantes en los turnos diarios y veintidós en el de la noche. Algo más de doscientas hectáreas protegidas a las que sólo pueden entrar personas autorizadas por alguno de nosotros […] Todo alrededor, bordeando el perímetro, y cada cincuenta metros, hay instaladas cámaras que giran 180 grados […] Las casas se separan unas de otras con cerco vivo. O sea arbustos. No cualquier arbusto". A su vez la"Oficina Técnica del barrio debe aprobar, junto con los planos de la casa, el lugar elegido para tender la ropa, y si con posterioridad un vecino usa el sector que permite ver la ropa lavada desde las casas lindantes y alguien lo denuncia, es multado" (p. 25, 26, 27 y 28). Este es el escenario donde se desarrolla Las viudas de los jueves. Seguridad y vigilancia las 24 horas del día junto a amplias viviendas diseñadas individualmente _"ninguna pretende ser abiertamente copia de la otra"-, inmersas en un
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paisaje"verde placentero" donde el barrio jardín está en la base del diseño -los jardineros son llamados parquistas porque"seguramente ningún terreno baja de los mil quinientos metros cuadrados, y con ese tamaño un jardín se convierte automáticamente en parque" (p. 27)-. En el trazado de la vialidad"abundan los cul-de-sac, calles sin salida que terminan en una pequeña rotonda parquizada. Una especie de callejón más cotizado que el resto por ser menos transitado, más tranquilo" (p. 27). Aquí se han mudado los nuevos ricos del boom económico argentino de los años Menem, que tienen toda la carga social y emocional de imitar a las élites en su formade habitar y relacionarse con el resto de los ciudadanos. Así, con el relato de la"opulencia" existente en los inicios de Altos de la Cascada, la novela va representando cómo la crisis económica vivida por el país va también afectando a los"cascadinos", incluidas las consecuencias del"corralito" y cómo ellas se relacionan con los comportamientos de los protagonistas. Ventas y arriendos de las viviendas están presentes en las respuestas que ellos dan a los embates que sufren en sus economías familiares, a causa de las pérdidas de sus trabajos o el mal destino de sus negocios. Discriminación por clase y raza también están en el modo de vida de los habitantes de Altos de la Cascada, que se relacionan funcionalmente con los habitantes de Santa María de los Tigrecitos, asentamiento vecino que los provee de la mano de obra para los servicios domésticos. Los beneficios económicos de la llegada de estos conjuntos residenciales en la áreas periurbanas tienen variadas lecturas, desde la expulsión y pérdida del modo de vida tradicional del mundo rural profundo, hasta la forma en que las nuevas familias citadinas aumentan los ingresos de las economías familiares de los habitantes pre-existentes, a través del empleo en servicios domésticos. El relato sobre la llegada de una familia con una hija adoptada, y de cómo ella se inserta en el estilo de vida de los"cascadinos", es destacable. La"adoptada" es discriminada por sus pares y por su familia, y este rechazo y distancia trasciende también a quienes prestan servicio en el"condominio". Se observa, así, que en Altos de la Cascada existen ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría. La división social de clases es muy desigual al resto de lo que ocurre en la ciudad abierta, ya que en Altos de la Cascada la pirámide social es invertida, donde solo habitan pares de la misma pantomima _por supuesto que en el sentido de la imitación de las clases superiores- y los dispares son los empleados que prestan servicios domésticos. Respecto de esto último, la pregunta es: ¿cuál es el resultado social y urbano http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20081110163306AAQvIyj
miércoles, 7 de marzo de 2012 CLAUDIA PIÑEIRO Una dama negra en Barcelona Por sigueleyendo – 7 marzo, 2012Publicado en: Destacados, Entrevistas, Raul Argemi .
Claudia Piñeiro, en BCNegra con las escritoras Maruja Torres, Teresa Solana. . RAÚL ARGEMÍ Luego de pasar por las revisiones –y humillaciones- del al country La Maravillosa, una sirvienta va a descubrir a su patrón, el señor Chazarreta, en su sillón preferido, con el whisky a mano, y el cuello cortado a cuchillo. Algo huele a podrido en Dinamarca, se dicen en el periódico El Tribuno, porque la investigación tiene prisa en concluir que fue un suicidio y porque, un tiempo antes, la mujer de Chazarreta murió degollada en ese mismo country. ¿Country? Si, country… y El Tribuno decide enviar, a una casa prestada de ese mismo country, a Nurit Iscar, una autora de novela negra que un día escribió una novela de amor y entró en picada. Una mujer dolida a la que, de su última gran pasión, solo le queda un apelativo: Betibú. A Claudia Piñeiro se la podría llamar la dama negra de los country, porque con su novela Las viudas de los jueves, que conjuga muertes y country, ha tenido un éxito arrollador; escenario al que retorna con Betibú.
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¿Country? ¡Ya está bien! Definamos al country para un no argentino: Es una urbanización rodeada por muros y/o alambradas, con un mini ejército de guardias de seguridad que patrullan y controlan los s. Si no reúne los requisitos para poder entrar, que suelen ser muchos o muy molestos, no entra ni Cristo portando la buena nueva. Se supone que estos sitios son seguros. Los que son es, homogéneos: clase media, o media alta, o nuevos ricos que no saben cuánto les va a durar la bonanza. Allí no hay ricos de verdad y las sirvientas, las cocineras, los jardineros, etc, etc, viven en otra parte. En el Paraíso Artificial del country, con sus códigos cerrados y su endogamia, casi todo es posible. De esto hablamos, ante un café, durante su estancia en Barcelona, para participar en BCNegra, el festival de novela negra de esta ciudad. Raúl Argemí –Te has convertido en la narradora de los country, casi en una especialista. Claudia Piñeiro –(Ríe) Sí, para muchos parece que nunca hubiera escrito otra cosa. La verdad es que me atrae mucho ese mundo de apariencias. Donde todos miran y controlan lo que hacen otros que son muy, muy parecidos a ellos. Claro, las apariencias no solo se cultivan en los country, pero después de Las viudas de los jueves, que tenía una mirada desde el interior de ese mundo cerrado, quise verlo con ojos que vienen de afuera; y eso es Betibú, una historia con gente que ve el country desde afuera. R.A. –El primer capítulo es suficiente para tener una idea clara de lo que tienen que aguantar los trabajadores para ingresar en el recinto alambrado. Alguna vez lo vi, en las afueras de Buenos Aires: En invierno, una cola de cien metros de gente con sus credenciales, sus autorizaciones en la mano, chupando frío, hasta que la dejaban entrar. Cuando salía alguno de los residentes en coche, en los ojos de los que estaban en la cola no había ninguna simpatía. C.P. –Es increíble como esos sitios hasta tienen normas propias, que muchas veces chocan con las leyes que nos abarcan a todos. Para entrar, aunque seas visita de un residente, documentos, papeles del coche, seguros, una foto… hacen lo que quieren. R.A. –Se los impulsó como un refugio para huir de la inseguridad de las ciudades y, al mismo tiempo, como un signo de “haber llegado”. C.P. –Sí, proliferaron por todas partes, pero no en igual medida. En algunos municipios hay muchos, y en otros muy pocos, o ninguno. Yo lo tomo como un indicador de la corrupción de los funcionarios. Donde hubo más corrupción hay más country. Y de la seguridad que dan tampoco se puede pedir mucho, porque también hay robos, e incluso hubo crímenes, que nombro en Betibú. Lo que pasa es que esos fantasmas dan buenos réditos económicos. Ahora… (Recuerda con una sonrisa) han empezado a mover el problema de los zorros. R.A. –¿Zorros? C.P. –Sí, zorros. En algunos country aparecen zorros, que buscan en la basura y lo que pueden encontrar. Entonces aparecen las empresas dedicas a controlar y eliminar a los zorros. Que van a crear un nuevo problema, porque esos zorros se comen las ratas; y entonces habrá un nuevo negocio, el de las ratas. Todo está dirigido a exprimir a esa clase media recluida tras las alambradas. R.A. –Tengo cierta experiencia en ese tipo de espacios porque suelo ir a uno parecido, que cuando tengo mala leche, casi siempre, llamo el gueto. En Betibú se retrata muy bien, con precisión de costumbrismo, las manías, las pertenencias y los códigos de identidad de quienes habitan esos sitios. Por ejemplo en la primera vez que la escritora sale a caminar y todos la miran como si le faltara algo. C.P. –Y no le falta nada; va normal. Sólo que en esos mundos se crean códigos comunes, determinado tipo de ropa, usar zapatillas deportivas en lugar de zapatos, cosas así, que hace que te miren como “el de afuera”, el ajeno. Lo que decía de las apariencias por sobre todas las cosas. R.A. –Hay mucho para hablar de estos sitios de exclusión elegida. Ya es un modelo de estudio de la sociología. Pero, los escritores tenemos manías, y la mía son los diálogos. Por tu novela desfilan distintos grupos de personas y todos los diálogos son creíbles. Eso te viene de tu práctica en el teatro. C.P. – (Ríe) ¡Claro! Recuerdo que hace tiempo, cuando empecé a escribir para el teatro, salíamos a la calle con una libreta para registrar cómo habla la gente, sin intervención de lo literario, que es siempre una elaboración. Los actores tienen un dicho cuando se encuentran con un parlamento imposible: ¡Esto se te cae de la boca! Y yo lo tengo muy presente cuando escribo los diálogos. A veces me detengo ante algo que he escrito y me digo: esto se te cae de la boca. R.A. –Eso se me hizo muy presente en los encuentros de la escritora con sus amigas, y la “asamblea” para aconsejarla sobre su encuentro con el ex amante. (Acotación al margen: si alguien quiere tener una visión descarnada de ciertas –o las– mujeres argentinas, créale a Maitena, y a Claudia Piñeiro). C.P. – (Sonríe) Las mujeres somos así. Nos contamos todo y compartimos hasta las minucias de los encuentros con ex amantes; que ropa te vas a poner, tené cuidado… los hombres no son así, son más cerrados. R.A. –De paso, he detectado que la escritora narra una conversación con el ex amante sobre lo que gana como escritora, sus derechos, etc, etc, que has canibalizado una experiencia personal, que publicamos en Sigueleyendo. C.P. – Sí, es cierto. También la literatura es una manera de arreglar cuentas. Y sucede que estoy un poco cansada de que la gente me vea como un personaje, como “la viuda de los jueves”, y me atribuya riquezas que no tengo, o lo que se les ocurra. Betibú, publicada por Alfaguara, nos pone en o con la escritora que no por casualidad es la más vendida en Argentina. Con un registro claro, con raíz en lo popular, hace un retrato sociológico de la clase
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media, desde una mirada piadosa e irónica. ¿Más Claudia Piñeiro? Pruebe con su Proust.
http://laeradelarte.blogspot.com.ar/2012/03/claudia-pineiro.html
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