Historia Y Evolución De La Meteorología - Organización Meteorológica Mundial 6e696s

CAPITULO 1 HISTORIA Y EVOLUCION DE LA METEOROLOGIA Las condiciones meteorológicas han determinado la evolución de la vida sobre la superficie del planeta. Las especies animales y vegetales se han ido adaptando a los diferentes escenarios regulados por la temperatura y la disponibilidad de agua y construyendo ecosistemas con equilibrios delicados entre la disponibilidad de alimento y la diversidad de especies. El ser humano, como especie animal, no ha sido ajeno a esta influencia, e incluso se cree que su posición bípeda obedece a cambios en las condiciones climáticas. Su alto grado de adaptación y manifestaciones tempranas de la inteligencia se revelan en la invención de la vestimenta, que en la etapa primitiva tuvo como finalidad protegerlo de las inclemencias del tiempo. Seguramente este invento y su perfeccionamiento, tuvo una importancia fundamental en la posterior expansión de la especia humana, permitiéndole permanecer o bien incursionar en territorios climáticamente hostiles. Tal vez los primeros conocimientos climáticos hayan sido los relacionados con las estaciones; en la etapa en la cual su supervivencia dependía de la caza y la recolección de frutos, los grupos humanos que ya ocupaban las zonas templadas, como por ejemplo Europa y zonas de Asia, realizarían desplazamientos “siguiendo” las fuentes de alimentos, las que avanzaban hacia las zonas polares durante el verano y se retraían hacia la franja ecuatorial en el invierno. Un cambio fundamental sobrevino cuando fue descubierta la agricultura como fuente de alimentación. Esto significó el cambio de la vida nómada por una sedentaria y la colaboración de grupos humanos mayores, la aparición de una cierta istración, distribución de tareas y funciones específicas, pero para que esto ocurriese fue necesario un conocimiento depurado de las cambiantes condiciones meteorológicas, tales como las épocas de lluvia, o la disponibilidad de agua y con rangos de temperaturas favorables para el desarrollo de los vegetales. PRIMERAS CIVILIZACIONES Así fue como las primeras ciudades surgieron en el Valle del Indo, en el curso del Río Nilo, y en el entorno de los ríos Tigris y Eufrates. Entre aquellos grupos, el conocimiento meteorológico estaba a cargo de los grupos sacerdotales o chamanes, ya que los cambios en el estado del tiempo se atribuían a fuerzas divinas, atribuyendo a ciertos dioses el control de los elementos naturales. En el antiguo Egipto, Ra era considerado como quien controlaba el movimiento del sol cada día, mientras que Osiris gobernaba el mundo de los muertos y la fuente de fertilidad para los vivos: controlaba las periódicas crecidas del Nilo. En la región mesopotámica, la cultura babilónica Marduk, que era el dios que regía la atmósfera y disponía el desarrollo de las tormentas. En la India, Indra, una de las deidades más importantes, era responsable de las lluvias y las tormentas. Más tarde, en el norte de Europa, las culturas escandinavas, atribuían a Thor, dios todopoderoso, el poder de desatar los truenos, que por otra parte es el significado de su nombre, y se lo representa armado de un gran martillo o mazo que simboliza el rayo. Entre las culturas americanas, Tonatiuh, dios de los Aztecas, era el dios solar, que controlaba el movimiento del sol, de los cuerpos celestes, el tiempo y toda la vida humana. 1

PRIMEROS METEORÓLOGOS: Desde la antigüedad existe la pretensión de anticiparse a los cambios del tiempo, y en ese sentido se realizaron esfuerzos que a través de la observación continuada se evaluara la evolución del tiempo. En un principio se correlacionó el movimiento del sol y de los astros con el paso de las estaciones. En casi todas las culturas antiguas se encuentran este tipo de relaciones, como por ejemplo, los chinos utilizaban observaciones astronómicas para determinar los cambios de estación y crearon un calendario en el cual el año estaba dividido en 24 períodos. También hubo intentos de predecir los cambios a corto plazo y un ejemplo de ello se encuentra en la cultura asiria, en donde se descubrió que ante la aparición de algunos signos, tales como la dirección del viento o la presencia de ciertas nubes significaban el advenimiento de lluvias o cambios significativos de las condiciones. Ha quedado registro de ello en las tablillas de arcilla del rey Ashurbanipal, en donde se detalla: “Si la luna está rodeada por un halo oscuro, el mes traerá lluvia o se formarán nubes...” Esto marcó el comienzo de una tradición que serviría de base a la predicción meteorológica durante varios siglos. En la Biblia, también existen registros de predicciones meteorológicas; tal el caso de José que interpreta el sueño del faraón, en el que aparecían siete vacas gordas y siete vacas flacas, como un período de buen tiempo seguido por otro de sequía, aconsejando utilizar la bonanza del primer período para almacenar alimentos y soportar las calamidades posteriores. Por su parte, Noé recibió el anuncio del Diluvio y el encargo de preservar la vida de todas las especies. En los escritos babilónicos, el poema épico de Gilgamesh también menciona una gran inundación provocada por lluvias incesantes. Recientes investigaciones en Irak, han demostrado que entre el 3000 y el 2000 AC se produjo una gran inundación en las márgenes del Tigris y el Eufrates. LOS GRIEGOS Y ROMANOS Más cerca en el tiempo, la cultura griega, también demostró interés en esta materia. A falta de grandes ríos, dependía de la lluvia para abastecerse de agua pero también atribuían a los caprichos de los dioses las variaciones del tiempo. En este sentido Zeus, su deidad mayor regía las nubes, la lluvia y los truenos. Su hermano Poseidón reinaba sobre el mar y las costas, Helios era el dios del Sol y Eolo de los vientos. La relación entre estos dioses y los elementos naturales tenía más bien características estéticas que prácticas y por ello hubo filósofos y pensadores que buscaron explicaciones racionales de los fenómenos. El pionero fue Tales de Mileto quien recogió parte de la sabiduría babilónica. Más tarde Empédocles propuso la teoría de que toda la materia estaba formada por cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. El pensamiento griego alcanzó su apogeo con Aristóteles, quien escribió la obra “Meteorológica” describiendo la naturaleza física de todo lo relacionado con el aire, el cielo, el mar y la tierra. En su obra detalla muchas observaciones, algunas de ellas notablemente exactas (El Sol evapora el agua ) y otras erróneas (suponía que la Tierra estaba quieta respecto del Sol). Su discípulo, Teofrasto, en su obra “Sobre los Signos del Tiempo” detalla muchos indicios de posibles lluvias, vientos, tormentas y de buen tiempo. Algunas de ellas eran muy fiables, especialmente las que se basaban en la relación entre el viento, las nubes y sus consecuencias. Otro griego, el 2

poeta Arato, escribió versos reunidos en la obra “Phaenomena" detallando gran cantidad de observaciones meteorológicas y sus consecuencias, esta obra fue extensamente utilizada tanto en Grecia como en Roma. El Imperio Romano, continuó con este interés y heredaron las enseñanzas de Aristóteles. El escritor romano Plinio el Viejo compiló en “Historia Naturalis” obras de unos mil autores de las culturas griega, romana, babilónica y egipcia. Más tarde con la caída del imperio romano los adelantos en el conocimiento estuvieron a cargo del mundo islámico, mientras que en Europa la Edad Media detuvo el progreso. EL ISLAM En esta cultura, se dio peso a la correlación entre los movimientos celestes y los fenómenos, y sus predicciones se reunían en “Almanaques” vocablo que originalmente hacía referencia al lugar en el que se arrodillaban los camellos; luego este término acabó significando “tiempo”. A pesar de su escaso nivel de aciertos esta disciplina, la astrometeorología, siguió teniendo aceptación aún en el Siglo XVIII EL RENACIMIENTO En este período, que dio comienzo en el Siglo XV, florecieron las investigaciones que contribuyeron al desarrollo de la meteorología. Copérnico propuso la teoría de los movimientos terrestres, alrededor de su eje y su traslación alrededor del Sol. Leonardo Da Vinci es quien mejor representa este período y sus escritos contienen gran cantidad de observaciones y estudios sobre fenómenos meteorológicos y diseño de numerosos instrumentos, entre ellos un higrómetro para medir la humedad. Galileo Galilei fue el inventor de un tipo de termómetro, al que llamó Termoscopio, pero lamentablemente no se conocen qué tipo de observaciones o conclusiones recogió. Torricelli, discípulo de Galileo construyo el primer barómetro con un tubo de vidrio de 1,2 m de largo lleno de mercurio. Observó que al colocarlo en forma vertical, con el extremo abierto sobre un recipiente, la mayor parte del mercurio permanecía dentro del tubo y dedujo que éste era soportado gracias a la presión ejercida por el aire y que las variaciones en la altura de la columna de mercurio estaban relacionadas con variaciones de la presión. Pascal a su vez, fue el primero que demostró que la presión desciende con la altura. Los hermanos Médicis, crearon en Florencia la Academia del Cimento, auspiciando las investigaciones, y en ese marco crearon la primera red de observaciones meteorológicas sistemáticas. Los observatorios ubicados en Florencia, Pisa, Curtigliano, Vallombrosa Bolonia, Milán, Innsbruk, Osnabrük, París y Varsovia, fueron equipados con instrumentos idénticos para registrar la dirección del viento, la temperatura, la humedad y el tiempo. Estas observaciones eran remitidas a la Academia para ser comparadas, y la red desapareció cuando la academia fue cerrada en 1667. EL SIGLO DE LAS LUCES Durante los siglos XVII y XVIII surgieron nuevos observatorios y la calidad de los instrumentos y de las observaciones mejoró de manera constante. En este período surgen las escalas de temperatura, una de ellas creada por Gabriel Fahrenheit, que lleva su nombre y aún hoy se utiliza en algunos países. Anders Celsius por su parte 3

define una escala estableciendo como puntos de referencia al 100 para el punto de congelación del agua y el 0 para el punto de ebullición. En 1745, el científico sueco Carolus Linneaus invirtió la escala y su versión es la que se utiliza en nuestros días con el nombre de escala Celsius o Centígrada. En 1781 Horace Bènèdict de Saussure, descubrió la propiedad del cabello humano de variar de longitud en función de la humedad ambiente. Todavía hoy, muchos higrómetros utiliza como elemento sensible un haz de cabellos humanos convenientemente tratados. John Dalton demostró en 1802 que la cantidad de vapor de agua necesaria para satura el aire varía sobremanera con la temperatura, conduciendo a los conceptos de presión de vapor, presión de saturación y humedad relativa. El barómetro de rueda inventado por Robert Hooke, se considera el primero que incluía palabras escritas tales como Lluvia, Tormentoso, Variable, Despejado y Muy Seco que todavía hoy se conservan en la mayoría de los barómetros. REDES DE OBSERVACIÓN Una de las primeras redes fue la establecida por la Sociedad de Mannheim, que contaba con 39 observatorios distribuidos en Rusia, Europa, Groenlandia y Norteamérica. Esta sociedad desapareció en 1799, pero había implantado una serie de procedimientos que más tarde serían de gran valor. LA PREVISIÓN SINÓPTICA Este concepto implica el análisis de una gran cantidad de datos de una zona amplia reunidos con la rapidez suficiente como para poder emitir una previsión en tiempo real. La idea de confeccionar mapas con estos datos pertenece a Heinrich Brandes en la actual Polonia y obtenía observaciones recopiladas por la Sociedad de Mannheim. No obstante este esfuerzo aún no servía para la predicción del tiempo, ya que los datos no se reunían con la rapidez suficiente. Esto cambió con la aparición del telégrafo, inventado por Samuel Morse alrededor de 1830. Matthew Maury, alrededor de 1850, recolectó información extraída de los cuadernos de bitácora de los barcos para preparar atlas en los que aparecían los regímenes de vientos en los océanos, así como las rutas más favorables y gracias al uso de esta información fue posible la reducción de los tiempos de viaje por ejemplo entre Europa y Australia, lo que produjo una gran demanda de sus servicios. En 1854, durante la guerra de Crimea, un violento temporal destruyó parte de la flota anglo sa durante la Batalla de Balaclava. Napoleón III, encargó a Leverrier, científico destacado de la época, el estudio del caso. Este recorrió Europa recogiendo información de los diversos observatorios europeos de los días previos al desastre y detectó un mínimo barométrico que había recorrido el continente, generando mal tiempo a su paso, hasta llegar al Mar Negro. Así nació la idea de utilizar las observaciones reunidas en tiempo real con fines de la predicción, lo que fue plasmado en una red meteorológica en Francia, con estaciones enlazadas mediante telégrafo, que en 1857 ya recibía datos de toda Europa.

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En el Reino Unido, también comenzaron a generarse mapas sinópticos y en 1861 se emitían avisos de tempestad para la navegación. Fitz Roy estaba a cargo de este servicio y al principio fue relativamente exitoso y por ello se decidió a poner estas predicciones a disposición de la prensa, pero sobrevinieron los inevitables fallos. El público y los científicos expresaron críticas muy duras, tanto que Fitz Roy sufrió una profunda depresión y acabó suicidándose. Situaciones similares afectaron y afectan aún hoy a los meteorólogos. HACIA LA PREDICCIÓN DEL TIEMPO La idea de predecir la evolución del tiempo mediante métodos numéricos o cálculos matemáticos pertenece a Lewis Fry Richardson, un matemático británico. Su primer intento en ese sentido le demandó varios meses para hacer una predicción de un lapso de 24hs. Sus cálculos predijeron que los cambios de presión serían de 10 a100 veces mayores que los reales; a pesar de estos errores y de la demora, había sentado las bases de la predicción numérica que sólo se haría realidad más tarde con la aparición de las computadoras. La llamada Escuela de Bergen, fue un grupo de meteorólogos y físicos escandinavos encabezados por Vilhelm Bjerknes quienes plantearon a principios del siglo XX la teoría de que la actividad meteorológica se encuentra restringida a áreas reducidas en las zonas de o entre masas de aire frío y caliente, los llamados Frentes. En la segunda Guerra Mundial, se realizaron algunos descubrimientos notables uno de ellos resultó de los vuelos que originados en América del Norte, tenían como destino a Japón. Los pilotos se encontraron con fuertes vientos fluyendo a gran altura; habían encontrado las Corrientes en Chorro. De las actividades bélicas también surgió el Radar, que más tarde demostraría tener gran utilidad para la detección de tormentas. En la posguerra, los cohetes V2, inventados por los alemanes, fueron usados por los estadounidenses para portar cámaras y poder así irar las primeras imágenes de la atmósfera vista desde el espacio. La primera predicción numérica relativamente exitosa, en 1950, estuvo a cargo de John Von Neumann, en EEUU, utilizando uno de los primeros ordenadores: el ENIAC. Ya para 1955, se hacían predicciones meteorológicas mediante métodos numéricos en forma regular y si bien no tenían mayor precisión que las realizadas por métodos manuales, fueron mejorando con el correr del tiempo. En 1960, se puso en órbita el primer satélite meteorológico de órbita polar, el TIROS I, estando operativo durante 78 días. Desde aquel momento, los avances tecnológicos no han cesado de aportar mejoras en materia de satélites meteorológicos, permitiendo por ejemplo tomar imágenes nocturnas en el espectro infrarrojo cada vez con mayor resolución. EL CAMINO HACIA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL La primera Oficina Meteorológica del mundo se estableció en Hungría en 1870, la segunda en los Estados Unidos de América, en 1871, y la tercera, fue la de la Argentina, creada el 4 de octubre de 1872, durante la Presidencia de D. Domingo F. Sarmiento. 5

Quedó así claramente evidenciada la temprana preocupación de nuestros gobernantes, por el desarrollo de la Meteorología en el ámbito nacional.

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Primeros pasos El desarrollo de la ciencia y la tecnología en Europa Occidental durante el siglo XIX fue muy importante; en gran parte, lo fue como consecuencia de la revolución industrial. De ella se derivó una gran expansión del comercio internacional principalmente a través de los mares; la seguridad y eficiencia del transporte marítimo requería información precisa sobre el tiempo. Además a mediados del Siglo XIX con la comprobación de que los sistemas meteorológicos se desplazaban afectando diferentes países, se hizo evidente la necesidad de una cooperación internacional. La influencia de Maury, ayudó a convencer a varios gobiernos para convocar un Congreso, a fin de promover el intercambio internacional de datos meteorológicos. En 1853 se reunió en Bruselas la Primera Conferencia Meteorológica Internacional, la que dedicó la mayor parte de su tarea, a los problemas de meteorología marina. Aunque esta Conferencia constituyó un feliz comienzo de la colaboración internacional en meteorología, quedaban aún sin solución los principales problemas que planteaba el desarrollo de esa disciplina. En setiembre de 1873, se reunió en Viena, el Primer Congreso Meteorológico Internacional, con la participación de representantes de veinte naciones. Durante las reuniones, se trataron principalmente cuestiones prácticas tales como calibración y verificación de instrumentos, horas de observación, escalas y unidades, e intercambio de información a través del telégrafo. Es de destacar una parte de las expresiones vertidas en ese año por el señor John Ruskin (Reino Unido), quien manifestó: "El meteorólogo nada puede hacer por sí solo. Sus observaciones son de reducida utilidad, ya que se efectúan en un solo punto, mientras que los cálculos que han de deducirse a partir de ellas, deben referirse a todo el espacio. En consecuencia, la sociedad meteorológica no ha sido creada para una ciudad, ni para un reino, sino para todo el mundo..." Este Congreso constituyó el comienzo de la fase preparatoria de la meteorología internacional organizada. LA ORGANIZACIÓN METEOROLOGICA INTERNACIONAL (OMI) A partir de 1879 y prácticamente hasta 1950, el planeamiento y la coordinación de las actividades meteorológicas, fue asumido por la Organización Meteorológica Internacional. Se considera que el período anterior a la Primera Guerra Mundial constituyó la infancia de la meteorología y el tiempo comprendido entre las dos grandes Guerras, debería denominarse el de la adolescencia de esa disciplina. Los progresos científicos y técnicos alcanzados durante la Segunda Guerra Mundial, crearon condiciones técnicas favorables para una revolución en el campo de la meteorología, pero no fueron sólo estos progresos los que interesaron a la Organización cuando ésta salió de su forzoso letargo al finalizar las hostilidades. La mayor preocupación fue la de "poner a la OMI de nuevo en funcionamiento, garantizar la colaboración con otras organizaciones internacionales y reanudar el estudio de los problemas constitucionales y de otro tipo, que la guerra había impedido resolver".

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UNA ORGANIZACIÓN INTERGUBERNAMENTAL : LA ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL (OMM) Un asunto que requería urgente atención, era el de las relaciones entre la OMI y otras organizaciones, gubernamentales y no gubernamentales, interesadas en la meteorología. Es así, que la tarea más importante de la Organización durante la post guerra fue la de transformarla en un organismo de carácter intergubernamental. En 1946, tuvo lugar en Londres, la Conferencia de Directores de Servicios Meteorológicos, la que recomendó con carácter prioritario, la redacción de una nueva constitución, que transformase a la OMI en una organización intergubernamental. Sus trabajos condujeron a la adopción de un proyecto de Convenio Meteorológico Internacional, conocido como "Proyecto de París de 1946". Este proyecto incluía a su vez un borrador de Reglamento General, y otro de Reglamento Técnico. El Convenio fue analizado durante la Conferencia de Directores de Servicios Meteorológicos, realizada en Washington en setiembre - octubre de 1947, y firmado por los representantes de treinta y un gobiernos participantes de esa reunión. La Argentina estuvo representada y participó muy activamente en esta Conferencia, en la persona del Ingeniero Alfredo G. Galmarini, quien por entonces, y durante diecinueve años, fuera Director General del Servicio Meteorológico Nacional. Este Convenio entró en vigor, el 23 de marzo de 1950, treinta días después de haberse depositado el trigésimo instrumento de ratificación o de adhesión. A partir de esa fecha, la OMI dejó de ser la Organización de la actividad en el ámbito internacional, para dejar paso a la nueva Organización Meteorológica Mundial (OMM) de carácter intergubernamental. La OMM, que el 20 de diciembre de 1951, pasó a ser un organismo especializado, de la Organización de las Naciones Unidas, es la voz autorizada de la misma, en todo lo concerniente al tiempo, el agua y el clima. Actualmente está integrada por 187 (ciento ochenta y siete) Estados y Territorios. El Congreso Meteorológico Mundial; órgano supremo de la Organización, que cada cuatro años reúne en su sede de Ginebra, a los Representantes Permanentes (Directores de Servicios Meteorológicos e Hidrometeorológicos) de todos los Estados . En estas reuniones se fijan las políticas generales para el cumplimiento de los fines de la Organización, se aprueba el Plan de Largo Plazo de la OMM, se designa el Secretario General, se eligen los de la Mesa Directiva o Buró (compuesta por el Presidente y los tres Vicepresidentes), y se adoptan decisiones atinentes a problemas financieros, y a los distintos programas de la Organización El Consejo Ejecutivo (C.E); compuesto por 37 (treinta y siete) Directores de Servicios Meteorológicos e Hidrometeorológicos Nacionales, los que ejercen su mandato a título personal. El Consejo se reúne por lo menos una vez al año con el principal objeto de supervisar los programas aprobados por el Congreso. Son integrantes del Consejo, el Presidente y los tres Vicepresidentes de la Organización, los seis Presidentes de las Asociaciones Regionales, y veintisiete elegidos por votación, para un período de cuatro años, entre los Representantes Permanentes de todos los Estados . 8

Seis Asociaciones Regionales, integradas cada una de ellas por Estados de la Organización, cuya tarea principal es la de coordinar las actividades meteorológicas y conexas que se desarrollan en sus respectivas Regiones. Ellas son:  Asociación Regional I (AR I), África.  Asociación Regional II (AR II), Asia.  Asociación Regional III (AR III), América del Sur.  Asociación Regional IV (AR IV),  América del Norte y América Central.  Asociación Regional V (AR V), Sudoeste del Pacífico.  Asociación Regional VI (AR VI), Europa. Ocho Comisiones Técnicas, integradas por expertos designados por los y encargadas de estudiar los sistemas meteorológicos y de hidrología operacional, las aplicaciones, y las actividades de investigación. Estas ocho Comisiones son las siguientes:        

Comisión Meteorológica Aeronáutica (CMAe). Comisión de Meteorología Agrícola (CMAg). Comisión de Ciencias Atmosféricas (CCA). Comisión DE Sistemas Básicos (CSB). Comisión de Climatología (CCl). Comisión de Hidrología (Chi). Comisión de Instrumentos y Métodos de Observación (CIMO) Comisión Técnica Mixta OMM/ COI sobre Oceanografía y Meteorología Marina (CMOMM).

La OMM realiza su labor a través de los siete siguientes Programas Científicos y Técnicos principales, que tienen componentes activos en cada una de sus Regiones:       

El Programa de la Vigilancia Meteorológica Mundial El Programa Mundial sobre el Clima, el Programa de Investigación de la Atmósfera y el Medio Ambiente. El Programa de Aplicaciones de la Meteorología. El Programa de Hidrología y Recursos Hídricos. El Programa de Enseñanza y Formación Profesional. El Programa de Cooperación Técnica. El Programa Regional.

Secretaría de la OMM: Esta Secretaría, bajo la dirección del Secretario General de la Organización, brinda apoyo técnico, científico y operacional, a todos los órganos y grupos que forman parte de la OMM. FINALIDAD DE LA OMM De acuerdo con el Convenio de la OMM, las finalidades de la Organización son las siguientes:

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Facilitar la cooperación mundial para crear redes de estaciones que efectúen observaciones meteorológicas, así como hidrológicas y otras observaciones geofísicas relacionadas con la Meteorología, y favorecer la creación y el mantenimiento de centros encargados de prestar servicios meteorológicos y otros conexos.

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Fomentar la creación y mantenimiento de sistemas para el intercambio rápido de información meteorológica conexa.

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Promover la normalización de las observaciones meteorológicas y conexas, y asegurar la publicación uniforme de observaciones y estadísticas.

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Intensificar la aplicación de la Meteorología a la aviación, la navegación marítima, los problemas del agua, la agricultura y otras actividades humanas.

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Fomentar las actividades de hidrología operativa y conseguir una estrecha colaboración entre los Servicios Meteorológicos y los Hidrológicos.

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Estimular la investigación y la enseñanza de la Meteorología y de materias conexas, y cooperar en la coordinación de los aspectos internacionales de tales actividades.

RESEÑA HISTÓRICA DEL SERVICIO METEOROLÓGICO NACIONAL El 24 de octubre de 1871, siendo Presidente de la Nación D. Domingo Faustino Sarmiento, se inauguró en Córdoba, el primer Observatorio Astronómico de la Argentina. Fue su Director, el científico norteamericano Dr. Benjamín Apthorp Gould. El mismo Dr. Gould inició gestiones ante el Ministro de gobierno, Dr. Nicolás Avellaneda, para que se desarrollara un programa de observaciones meteorológicas. Esas gestiones culminaron el 4 de octubre de 1872, con la creación (Ley N° 559) de la Oficina Meteorológica Argentina, predecesora del actual Servicio Meteorológico Nacional. El Dr. Benjamín A. Gould fue entonces el Director fundador de esa Oficina Meteorológica, la que bajo la dependencia del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, tuvo su sede en el Observatorio Astronómico de Córdoba. Como consecuencia del Decreto del 5 de octubre de 1935, se determinaron las actividades específicas y se agregaron algunas nuevas a las que ya se cumplían. Por ley especial, patrocinada por el Dr. Cafferata, la Dirección de Meteorología pasó a llamarse Dirección de Meteorología, Geofísica e Hidrología. Por esta Ley N° 12.252, se fijó el marco de actividades y quedaron esbozados los lineamientos para el futuro desarrollo de la repartición. El avance continuo de la ciencia y la técnica, y el aumento considerable que experimentaba la actividad aérea en nuestro país y en el mundo entero, hicieron sentir la necesidad de modificar la estructura del Organismo. Así el 5 de mayo de 1945, se promulgó la Ley N° 12.945, cuyo artículo rige hasta el presente las actividades meteorológicas en el orden nacional. Por esta Ley, el Organismo se denominó SERVICIO METEOROLOGICO NACIONAL y adquirió jerarquía de Dirección General. CRONOLOGIA DE HECHOS MAS RELEVANTES 10

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1873

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1889 1901 1902

1904

1904

1923

1927

Se estableció la primera red nacional de estaciones meteorológicas, y se realizaron las primeras observaciones geomagnéticas. Se realizaron en Córdoba, las primeras observaciones de radiación solar. Se concretó el primer intercambio internacional de información meteorológica en Chile. Se realizaron las primeras observaciones en Ushuaia. En las Islas Malvinas se instaló una estación meteorológica con instrumental de la Oficina Meteorológica Argentina. Dejó de funcionar poco tiempo después. Se imprimió el Volumen I de los Anales de la Oficina Meteorológica Argentina. Asumió la Dirección de la Oficina Meteorológica Argentina el Dr. Gualterio Davis y la Institución se trasladó a su propio edificio, al lado del Observatorio Astronómico de Córdoba. Se agregó al instrumental un ozonómetro. En este edificio, funciona hoy el Museo Meteorológico Nacional. Se firmaron convenios con las autoridades de los Ferrocarriles del Sud, Central Argentino y Central Norte, para la instalación y operación de una red pluviométrica. Por Ley N° 3727 de Organización de los Ministerios, la Oficina Meteorológica Argentina pasó a depender del Ministerio de Agricultura. Se instaló el primer sismógrafo en Córdoba. La Oficina Meteorológica Argentina fijó su nueva sede en la Ciudad de Buenos Aires. El 21 de febrero se publicó la primera Carta del Tiempo. La Oficina Meteorológica Argentina incorporó a su red de estaciones, el Observatorio Meteorológico y Geomagnético de las Orcadas del Sur, que había sido fundado en 1903 por la expedición escocesa al mando de W.S. Bruce y cedido posteriormente al Gobierno Argentino. Las observaciones continúan realizándose en este Observatorio en forma ininterrumpida hasta la fecha. Se creó el Observatorio Magnético y Meteorológico de Pilar (Córdoba), el que centralizó toda la labor magnética del país. También en ese año se publicó la primera carta isogónica. Se creó el Observatorio Geofísico de la Quiaca (Jujuy) cuyo primer objetivo fue la determinación de la Constante Solar, en convenio con la "Smithsonian Institution" de los Estados Unidos de América. En el Observatorio Central Buenos Aires, se inició la actividad aerológica mediante la realización de 12

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