El Poder Del Pensamiento 1a5t42

Colección Mente Sana

El Poder del pensamiento

Por Dr. Deepak Chopra Conferencia en video Transcripción: Víctor José Atopo Correo y msn: [email protected]

Introducción "El doctor Deepak Chopra líder de renombre mundial en el campo de la medicina cuerpo-mente. Tras enseñar en la universidad de Tufts, Boston, fue jefe del personal médico del New England Memorial Hospital. Es autor de éxito de doce libros, entre ellos cuerpo sin edad, mente sin tiempo, y curación cuántica. Y el director del Instituto de medicina Cuerpo Mente de San Diego California."

Parte Uno -Muchas gracias. -Es un gran honor estar aquí hoy y un privilegio poder compartir estos conocimientos. También es un signo de nuestros tiempos, el hecho de que estemos preparados para recibirlos. Si consideramos los últimos diez, quince años de la revolución que hemos dado en llamar revolución de la medicina cuerpo-mente, es obvio que hemos asistido a un desarrollo secuencial de los conocimientos en ésta área. Hace unos quince o veinte años nos dimos cuenta, al menos algunos profesionales de la medicina, pero muchos más que el público general, de que por medio de una serie de intervenciones, era posible prevenir algunas enfermedades crónicas. Este descubrimiento marcó el inicio de la era de la medicina preventiva. Nos condujo a otra fase de la comprensión de la llamada medicina cuerpo-mente, en la que no sólo es posible prevenir la enfermedad mediante cambios en la actitud, la dieta y la conducta, sino que también es posible activar una respuesta curativa desde nuestro interior del cuerpo humano. El cuerpo humano ha evolucionado a lo largo de millones de años o cientos de millones de años para albergar una inteligencia extraordinaria, la inteligencia del cuerpo humano. Y esta inteligencia es el genio supremo que refleja la sabiduría del universo. El cuerpo humano puede considerarse una exquisita farmacia de la naturaleza. Nuestro cuerpo es capaz de fabricar medicamentos asombrosos, tranquilizantes, somníferos, inmunomoduladores y anti hipertensivos. Son sustancias que el cuerpo puede sintetizar en la dosis y en el momento adecuado para el órgano que lo precise. No tiene efectos secundarios y el prospecto viene con el envase. El envase es vuestro interior. A esta era la he denominado la era de la curación cuántica. Pero de hecho esta consideración nos ha permitido avanzar un paso más. Ahora estamos empezando a comprender el potencial de la fisiología humana, gracias al cual no sólo es posible prevenir una

serie de enfermedades, no sólo es posible activar una respuesta curativa desde el interior del organismo, sino que también es posible mantener un estado de equilibrio. Es posible mantener una interacción exquisita y armoniosa entre los elementos y las fuerzas de este sistema que llamamos cuerpo-mente durante un largo período de tiempo. El envejecimiento en las personas al contrario que en los animales no es un fenómeno fijo. Científicos y otros expertos sospechan hace tiempo que el envejecimiento humano es variable, se acelera en condiciones de estrés, puede ralentizarse con el enamoramiento. Pero lo que es más importante es que una serie de estudios realizados durante los últimos años revelan que el envejecimiento humano podría ser reversible. Los científicos miden el envejecimiento humano por medio de biomarcadores. Los biomarcadores son factores como la tensión arterial, la densidad ósea, la regulación de la temperatura corporal, el porcentaje de grasa en el cuerpo, la capacidad aeróbica, que es la capacidad de utilizar oxígeno. Factores como la proporción de colesterol bueno, la masa y el tono muscular, el nivel de hormonas del sexo en el cuerpo humano, el umbral auditivo, la visión. Estos son los biomarcadores más usuales del envejecimiento humano. Y una serie de estudios realizados en los últimos años han revelado que es posible cambiar estos biomarcadores en la dirección opuesta, lo que llevaría a la extraordinaria conclusión de que lo que conocemos como edad cronológica no tiene por qué ser equivalente a la edad biológica. Hemos descubierto que una persona puede tener 25 años biológicamente, pero cronológicamente es mucho mayor. Cronológicamente tiene 50 o 60 años, pero se encuentra física y mentalmente en forma. Al medir sus biomarcadores, su edad biológica es muy inferior. Por otro lado, también se da el caso de otra persona que es muy joven, de unos 25 años pero que está física y emocionalmente quemada. Al medir sus biomarcadores, refleja la edad de una persona mayor. Así pues, el envejecimiento es variable. Es un proceso reversible, y esta posibilidad no sólo se da en el cuerpo físico, o las intervenciones para darle marcha atrás no sólo se realizan en el cuerpo físico, sino también en el cuerpo emocional, del que hablaremos y por medio de la

experiencia espiritual. Una serie de estudios indican que cada una de estas intervenciones actúa de forma independiente, algunas desde el entorno, algunas desde el propio cuerpo, algunas desde la psicología y las emociones, y otras por medio de la experiencia espiritual. Por ejemplo, hace unos años unos científicos de la Facultad de Medicina de Tufts sometieron a un experimento a personas entre 60 y 72 años, aunque también los había aún mayores, de más de 95 años. Iniciaron un programa de ejercicio físico que incluía un programa de entrenamiento progresivo con pesas. Al cabo de un tiempo cuando midieron los biomarcadores del envejecimiento y se midieron diez, todos habían revertido. Algunas personas que tenían entre 60 y 72 años estaban más en forma, tenían más energía y resistencia, y podían levantar pesas mayores que otras de 25 años. Fue todo un descubrimiento porque nos demostró por primera vez que debemos cambiar nuestras expectativas en relación con el envejecimiento. Otro estudio aún más interesante fue el realizado por una psicóloga de la universidad de Harvard llamada Ellen Langer, que a mediados de los 80 había anunciado en el periódico de Boston que necesitaba personas de más de 75 años para que participaran, en lo que hoy en retrospectiva podríamos llamar un experimento en el tiempo. Todas ellas tenían más de 75 años y se las llevó a un centro apartado, a algunos kilómetros de distancia de Boston, donde se había recreado un ambiente de los años 50, en concreto de 1959. Veían películas de la época como anatomía de un asesinato o la Gata sobre el tejado de Zinc. En la televisión veían a Fidel Castro y a Kruschev. Disponían de revistas como Life, Saturday Evening Post de aquel año, en definitiva se había hecho una réplica de todos los estímulos sensoriales de los 50. La premisa que impulsó este estudio es que a veces una experiencia recordada puede crear el mismo flujo de neurotransmisores y hormonas que la experiencia real. Una experiencia imaginada puede generar un flujo de sustancias químicas en el organismo que reproduce la experiencia real. Por ejemplo, si ahora cerráis los ojos e imaginarais que estáis chupando un limón, puedes intentarlo si queréis. Imaginad que

estáis chupando un limón y en seguida notaréis que estáis segregando enzimas salivales. Si imaginarais que corréis tras un tren, se aceleraría vuestro ritmo cardíaco. En cambio si imaginarais que vais a dormir lo ralentizaría. Si imaginarais, como hacían algunos yoguis antiguamente en la India, y aún hoy, que tenéis carbones ardiendo en las manos, se incrementaría la temperatura de la mano. Y si al mismo tiempo imaginarais que tenéis cubitos de hielo en la otra mano bajaría la temperatura de esa mano. Si recordáis experiencias estresantes recientes, o incluso hace bastante se liberará adrenalina y cortisona en el organismo.

Parte dos Hasta podría generarse ácido hidroclórico en el estómago y causarles acidez. Así pues, hace tiempo que se sabe que una experiencia recordada puede desencadenar el mismo flujo de neurotransmisores y la misma liberación de sustancias químicas en el organismo que una experiencia real. La doctora Langer, pidió a las personas del experimento que volvieran a los años 50. Y ¿Qué ocurrió?. Al cabo de una semana, varios biomarcadores analizados revirtieron en gran medida, entre ellos la flexibilidad de los dedos o incluso su longitud. Revirtieron también otros biomarcadores como la visión o la audición. Y este experimento no incluía ejercicio físico, un cambio de dieta, meditación, o la toma de antioxidantes, acciones de las que sabemos por otra parte, que pueden influir en los biomarcadores del envejecimiento. Y la razón por la que hablo de estudios como éste, no es porque crea conveniente que nos retiremos a un lugar apartado e imaginar que vivimos en los años 50. La razón por la que hablo de

estudios como este, es que quiero llamar su atención sobre una cuestión importante. ¿Qué es esto que llamamos realidad cotidiana? ¿Qué es la realidad cotidiana?. Esta es la cuestión que quiero tratar ahora. Tal vez lo que consideramos la realidad cotidiana no es otra cosa que una hipnosis programada socialmente, una ficción inducida en la que hemos accedido a participar de forma colectiva. De vez en cuando algunos salen de esa hipnosis de condicionamiento social y se forma un interesante y vario pinto grupo de sabios, psicóticos y genios. Nuestra experiencia de la realidad cotidiana es el resultado de la interpretación de la experiencia sensorial, así es como experimentamos el mundo al fin y al cabo. A través de los sentidos de lo que vemos, tocamos, saboreamos y olemos. Incluso tenemos expresiones como "ver para creer", si uno puede ver algo, lo puede tocar, tiene una textura, un color, entonces es real, existe. Y si uno no lo puede experimentar a través de los sentidos, entonces uno piensa, bueno no es real, sólo está en mi imaginación. Espero que para cuando acabemos hoy les haya convencido de que si pueden ver y tocar algo, probablemente sea una ilusión. No tiene una realidad intrínseca. Y en cambio el embrión de algo que no pueden experimentar a través de los sentidos, que ni siquiera pueden imaginar, que no es conceptualizable, es más real que cualquier otra cosa que tengan en la mente, o puedan experimentar a través de los sentidos. Es abstracto, inefable, misterioso e incomprensible para mucha gente, pero experiencial. Hablaremos de ello más a fondo, porque podría ser en esencia nuestra naturaleza. La cuestión es que el mundo, aunque sea enorme, grande y sólido, no tiene una existencia independiente de un observador. En otras palabras el mundo físico es una respuesta del observador. Esta mesa es la respuesta de quienes la estén observando. Es la respuesta del observador, porque depende de los instrumentos que utilicen para llevar a cabo la observación. Los instrumentos que utilizamos para observar, son básicamente los receptores y el sistema nervioso. Y la forma en que utilizamos estos instrumentos, y la forma en que hemos aprendido a utilizarlos, nos proporciona una determinada imagen de la realidad y creemos que esa imagen

de la realidad, es la realidad, pero lo que quiero demostrarles hoy es que hay una diferencia entre la realidad y nuestra percepción de la realidad. En un experimento conocido entre los científicos que estudian el campo de la cognición es el de los gatitos criados en una habitación, que sólo tenían rayas horizontales. Estos gatitos fueron expuestos a un determinado estímulo visual, el de las rayas horizontales. Otro grupo de gatitos fue criado en una habitación de rayas verticales. Una vez adultos, un grupo de gatos sólo veía un mundo horizontal. El otro grupo sólo veía un mundo vertical, que no tenía nada que ver con la concepción de las cosas de estos gatos. Parece ser que no tenían las conexiones interneuronales, es decir las conexiones entre neuronas para ver allá afuera un mundo horizontal o vertical. ¿Qué había pasado?. Los gatos expuestos sólo a estímulos horizontales, hacían una interpretación, su sistema nervioso hacía una interpretación. Quizás no fuera en inglés con acento indio, pero aún así se daba un proceso en la conciencia de estos gatos. Todo parece horizontal, así que todo debe ser horizontal. De hecho su sistema nervioso se había desarrollado de tal modo que acabó reforzando esa interpretación, por lo que al final lo que veían era su interpretación. Puedo asegurarles que la mayor parte de lo que vemos es una interpretación, y no hablo metafóricamente. Es una función de nuestros receptores, y el modo en que hemos aprendido a utilizar esos receptores. Esto es válido para todos los seres vivos, no sólo para los seres humanos. Una abeja cuando ve una flor, como no percibe el mismo espectro de longitudes de onda de la luz que nosotros, pero ve la radiación ultravioleta, percibe esta radiación. Una abeja cuando ve una flor, no ve la flor como nosotros, aunque perciba la miel a distancia. Una serpiente percibe su entorno mediante sensores infrarrojos. Un murciélago, gracias al eco de los ultrasonidos. Las ballenas y los delfines, se desplazan gracias a la ecolocación y a la percepción de los campos magnéticos de la tierra, igual que las palomas mensajeras y otras especies de aves. Los globos oculares de los camaleones pivotan sobre dos ejes distintos. No se pueden imaginar qué aspecto tendría esta habitación para un camaleón. Así que ¿Cuál es la verdadera

imagen del mundo? ¿Cuál es su textura real? ¿Cómo es en realidad?. La respuesta es depende de quien lo observe, qué clases de instrumentos utiliza, depende de los instrumentos utilizados, el momento en que lleve a cabo la observación y la clase de preguntas que se haga cuando realice la observación. En esencia es una respuesta del observador. La imagen del mundo no es su aspecto, es nuestro modo de verlo. Y nosotros hemos aprendido a verlo de determinada manera. Hasta ahora lo hemos mirado por medio de lo que yo llamo la superstición del materialismo. Según la superstición del materialismo, éste es un mundo físico, y nosotros somos entidades físicas en el mundo físico. Esta es la superstición del materialismo. Sostiene que debemos confiar en los sentidos, cuando hasta el sentido común nos indica que los sentidos son la prueba menos fiable de la realidad. Al fin y al cabo los sentidos nos dicen que la tierra es plana, cosa que nadie cree ya. Los sentidos nos dicen el suelo que pisamos está quieto, si bien sabemos que gira a una gran velocidad y que se desplaza por el universo a miles de kilómetros por hora. Los sentidos nos dicen que las cosas tienen una textura, un color, una forma, una apariencia, un color, un sabor, un olor, y tendemos a pensar que ésta es la naturaleza intrínseca de las cosas. No lo es, es la naturaleza intrínseca del que hace la observación. Por tanto si queremos avanzar en la comprensión del cuerpo, la mente y el potencial humano debemos deshacernos de nuestra vieja concepción de la realidad basada en la superstición del materialismo. Debemos dejar de pensar en el cuerpo humano como una estructura anatómica rígida. Cuando fui a la facultad de medicina, al menos cuando estudiaba, quería conocer el significado de la vida, esa era mi motivación para ir a la facultad de medicina. Y a lo primero que me enfrenté fue a un cadáver. Se suponía que debía conocer el significado de la vida por medio del examen de un cuerpo sin vida. Y ese modelo es el que sigue prevaleciendo. Concebimos el cuerpo humano como una estructura anatómica rígida y concebimos la conciencia como el epifenómeno de este cuerpo material. Que al albergar pensamientos, sentimientos, emociones, deseos, instintos e impulsos, o enamorarse, creer en Dios, el cielo, el infierno, la salvación o la condena, es sólo un baile de moléculas. Se supone

que la bioquímica es la responsable de llamamos pensamiento.

este fenómeno que

Parte Tres Y si entendemos cómo actúan estas moléculas seremos capaces de resolver nuestros problemas. La Ciencia basada en el modelo materialista ha intentado comprender los mecanismos de la enfermedad con la esperanza de que si se comprenden los mecanismos de la enfermedad, y se interfiere en esos mecanismos debería ser posible eliminar la enfermedad. Por desgracia esta estrategia no ha funcionado. Porque los mecanismos de la enfermedad, no son los que la causan, además las condiciones que llevan a la enfermedad, no son las que llevan a la salud. La salud no es la mera ausencia de enfermedad, sino un estado de vitalidad, de energía, de creatividad. En definitiva un estado superior de la conciencia.

Veamos pues, un modelo que va más allá del materialista.

Intentemos considerar el cuerpo humano que se halla más allá de este modelo materialista. Centrarse en los mecanismos de la enfermedad e interferir en ellos puede influir en el desarrollo de la enfermedad, no hay duda al respecto. A pesar de que la medicina moderna esté basada en este eficaz modelo, se basa en la idea de que si sabemos cómo se multiplican las bacterias e intervenimos en ese proceso con el antibiótico adecuado, no deberíamos volver a tener infecciones. O que si sabemos cómo se replican las células cancerosas al nivel del ADN e intervenimos en ese proceso con la quimioterapia adecuada, deberíamos acabar con el cáncer. O que si sabemos como se une el ácido hidroclórico a sus receptores de las paredes del estómago e intervenimos en ese proceso, no deberíamos tener úlceras. Este método funciona en algunos casos y el modelo materialista es extremadamente eficaz en el tratamiento de enfermedades agudas. Pero si consideramos el espectro global de enfermedades en la sociedad, vemos que el modelo materialista, no altera de forma significativa la incidencia general de la enfermedad en la sociedad. Su incidencia, morbilidad

y mortalidad. De hecho cuando se trata una enfermedad, a veces se siembran inadvertidamente las semillas de una enfermedad futura. Se ha calculado que un millón y medio de personas en Estados Unidos padecen anualmente de infecciones resistentes a antibióticos contraídos sólo en hospitales. Miles de pacientes mueren de esas infecciones. Unos estudios han revelado que gastamos más de tres mil millones de dólares al año en el tratamiento de infecciones iatrogénicas, es decir infecciones contraídas en hospitales. Que la causa número uno de la drogadicción en el mundo no son las drogas que se venden en la calle, sino las recetas prescritas por médicos. Que a pesar del hecho de que haya más investigadores del cáncer que enfermos del cáncer, la incidencia de esta enfermedad ha aumentado durante los últimos 30 años. Un médico amigo mío, me comentó hace algunos años que había más gente que vivía del cáncer que la que moría debido a el. Un estudio publicado hace unos años en New England Journal of Medicine reveló que en un hospital universitario el 36% de los pacientes padecían de enfermedades iatrogénicas, es decir enfermedades debidas a una intervención médica, enfermedades contraídas durante la hospitalización o una visita al médico. También se ha calculado que entre el 30 y el 50%, y en algunos estudios hasta el 80% de la población de Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá toma un medicamento prescrito cada 24 horas. Así pues, yo opino que algo no funciona en este modelo materialista, eficaz contra la enfermedad aguda. Pero que también nos hace creer que la solución a nuestros problemas reside en una pastilla mágica, una solución instantánea, que tiene efecto al instante, porque conocemos los mecanismos de la enfermedad. Como he dicho antes, los mecanismos de la enfermedad no son sus condicionantes, y estos a su vez no son los condicionantes de la salud. Si quieren comprender los condicionantes de la salud, hay que plantearse una cuestión más profunda ¿Qué es la Vida, en qué consiste la vida? La vida no sólo como se manifiesta en nuestro cuerpo y mente, sino la vida en esencia, tal como se manifiesta en todas las formas de vida. ¿En qué consiste la vida?. La Ciencia trata de definirla por medio de sus manifestaciones, sus mecanismos. Hace poco le pregunté a un científico amigo mío,

un médico: ¿Sabes definir la vida? Y el me contestó si claro: "Es una enfermedad de transmisión sexual incurable". Si quieren conocer el significado de la vida creo que tenemos que indagar un poco más. El cuerpo humano es un río de inteligencia, de energía, de información. Y se está renovando a cada momento de nuestra existencia. El filósofo griego Heráclito dijo: "No se puede bañar uno dos veces en el mismo río, porque el agua fluye". Y del mismo modo lo hace el Yo, el verdadero yo, y ahora averiguaremos quién es el verdadero yo. El verdadero yo no puede meterse en el cuerpo dos veces, porque a cada momento de nuestra existencia se renueva con más facilidad, menos esfuerzo y mas espontaneidad de lo que necesitamos para cambiarnos de ropa. Basta con considerar algunos procesos fisiológicos para comprobar la certeza de esta afirmación. Se ha calculado que al respirar, en una sola inspiración, absorbemos 10 elevado a 22 átomos del universo. Es una cantidad ingente de materia prima que procede de la naturaleza, y acaba formando células del corazón, cerebro, riñones, etc. Al espirar, se expelen 10 elevado a 22 átomos que provienen de las células del organismo. Uno expele fragmentos de tejidos del corazón, los riñones y el cerebro, por lo que en teoría compartimos nuestros órganos con los demás todo el tiempo. El gran poeta norteamericano Walt Whitman dijo: "Cada átomo que les pertenece, también me pertenece". Y no es una metáfora poética, es un hecho fisiológico. En base a cálculos matemáticos los científicos han realizado estudios de radioisótopos y han concluido que en este momento cada uno de nosotros puede tener en su cuerpo, al menos un millón de átomos que estuvieron en el cuerpo de Jesús de Nazareth, o Buda, o Mahatma Gandhi, o Gengis Kan, o Sadam Husein, o cualquier otra persona que se les ocurra. Durante las últimas tres semanas, mil billones de átomos, que son 10 elevado a la 15, han circulado por nuestro cuerpo, que han circulado por el cuerpo de cada una de las especies de nuestro planeta. Un árbol africano, una ardilla siberiana o un campesino chino, pueden ser la materia prima de nuestro cuerpo físico. Hace tres semanas flotaba por esos otros seres. Se calcula que en menos de un año uno renueva el 98% de los átomos del cuerpo. Por tanto, a nivel

atómico, uno fabrica un nuevo hígado cada seis meses, una nueva piel cada mes, un nuevo revestimiento del estómago cada cinco días, un nuevo esqueleto, que a pesar de ser tan duro y sólido y que parece permanente, es un órgano dinámico que se renueva cada tres meses. Y el ADN, la materia prima genética del cuerpo que almacena la información de millones de años de evolución, la materia prima fundamental, es decir el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno, va y viene cada seis semanas, casi como aves migratorias. Si uno piensa que es su cuerpo físico, estaremos ante un dilema ¿A cuál nos referimos?. Les doy esta conferencia con mi modelo de 1995, creo. La última vez que vine a los Ángeles a dar esta conferencia, traje el mismo maletín, pero no en el mismo cuerpo físico. Porque el cuerpo físico ha reciclado la tierra, el agua y el aire, ha reciclado el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno y otros elementos de la tabla periódica.

Parte Cuatro Si van a una ferretería pueden comprar la materia prima por siete dólares. El cuerpo físico es tierra, agua, aire reciclados, elementos reciclados que van y vienen en un abrir y cerrar de ojos. Y la expresión que todos conocemos de que venimos del polvo, circulamos durante un tiempo, y luego nos convertimos en polvo, es una expresión literal, somos polvo, estamos hechos de polvo. Me gustaría sugerirles una posible alternativa de vernos a nosotros mismos. Y esa posible alternativa sería que quizás no seamos este cuerpo físico. Que lo que llamamos cuerpo físico, tal vez sólo sea un lugar donde residan nuestros recuerdos y sueños en el presente. Que confundimos el caballo con el jinete, que el verdadero yo no son estas moléculas sobre las que cabalgo. En una de sus obras William Shakespeare utiliza la expresión: "Estamos hechos de la materia de la que están hechos los sueños". Tal vez no sea una metáfora poética. Tal vez sea un fenómeno fisiológico. De hecho al analizar la bibliografía que estudia el campo cuerpo-mente, alma y espíritu, he encontrado estudios, casos y observaciones fascinantes que se derivan de este campo. Un cardiólogo amigo mío, llamada Bruno Cortes de la ciudad de

Chicago informó hace poco del caso de una mujer de 30 años que acababa de someterse a un trasplante de corazón. Poco después de la operación, al recuperarse de la anestesia general, sintió fuertes antojos de nuggets de pollo y cerveza. Al mismo tiempo tenía sueños en los que veía a una persona, y esta persona conversaba con ella y le decía: que se llamaba "Timmy o lo que fuera, que la quería, que le tenía el corazón robado. Una vez le dieron el alta, fue a la biblioteca, buscó las necrológicas y encontró a un Timmy de 19 años, que al salir de un restaurante de comida rápida donde había tomado mucha cerveza y nuggets de pollo, tuvo un accidente mortal con la moto. Ella llevaba su corazón, él era el donante. Desde entonces el Dr. Cortes y otros cardiólogos estudian la memoria celular en pacientes sometidos a trasplantes. Cuando me enteré de este caso, le dije a mi amigo, que de haber sido diez años atrás, probablemente les habría dado al cardiólogo y a la paciente 100 mg de Thorazine y habría llamado a un psiquiatra. Pero vivimos en una época muy interesante, no podemos permitirnos actuar ya de ese modo. En la actualidad, en 1995, nos encontramos en lo que sólo se puede denominar el clímax del derrocamiento de la superstición del materialismo. De hecho nuestra tecnología se basa en este derrocamiento de la superstición del materialismo. Hoy en día si podemos utilizar un fax, escuchar un programa de radio, o ver la televisión, es porque la tecnología se basa en una premisa básica descubierta por los científicos. Esta premisa básica es que la naturaleza esencial del mundo material, es que no es material. La materia esencial del universo es la no materia. Estas tecnologías no habrían sido posibles si los científicos no hubieran perforado la máscara de la materia. Estas tecnologías no habrían sido posibles si los científicos no habrían perforado la máscara de la materia para penetrar en el mundo de la energía y la información. La materia esencial del universo es la no materia. Lo que es interesante es que no se trata simplemente de no materia, podría ser no materia inteligente. Si le preguntamos a un buen físico, uno especializado en física cuántica, podríamos preguntarle sobre la verdadera naturaleza de los seres físicos, él contestará que no son físicos, que el cuerpo humano está formado por átomos, los átomos a su vez por partículas subatómicas que se mueven a

grandes velocidades por espacios enormes, y estas partículas subatómicas, aunque las llamemos así, no son entes reales. Son fluctuaciones de energía e información en un enorme vacío. Visto a través de los ojos de un físico, el cuerpo humano, en proporción, está tan vacío como el espacio intergaláctico. Si pudiéramos verlo tal como es realmente, veríamos un enorme espacio vacío con algunos puntos dispersos y descargas eléctricas aleatorias. Porque en realidad el 99,99% del cuerpo humano es en su mayor parte, espacio vacío. Y el 0,01% que veríamos como material también es espacio vacío. En otras palabras, el universo está hecho de la nada. Si vamos más allá de las fachadas de las moléculas, entramos en una nube subatómica, si vamos más allá de la nube, acabaremos en un montón de nada. Entonces la pregunta es ¿Qué es esta nada de la que procedemos? ¿Qué es esta nada de la que procedemos todos?. El gran poeta Sufí Rumi, que vivió en el Líbano en el Oriente Medio, hace mil años dijo: "Girando salimos de la nada, estrellas en expansión como el polvo" Dijo: "Observad esos mundos que surgen de la nada están a nuestro alcance" "Allí fuera donde están las ideas del bien y del mal hay un campo, ahí me reuniré con vosotros". ¿En qué consiste esta nada? ¿Es sólo un vacío o podría ser el viento de la creación? ¿Es posible aunque sea de forma remota, que la naturaleza actúe igual para crear una galaxia de estrellas, un grupo de nebulosas, una selva tropical, o un cuerpo humano que para crear un pensamiento? ¿Se han preguntado qué es un pensamiento? ¿Se han preguntado de dónde procede? ¿Qué es un pensamiento?. Me gustaría sugerirles que un pensamiento es un fenómeno cuántico. Para aquellos que no están familiarizados con la terminología de este campo, los físicos definen un quantum como la unidad indivisible más pequeña en que se emiten o absorben las ondas de información y energía. Un quantum de luz por ejemplo, se le conoce como fotón, un quantum de electricidad como electrón, un quantum de gravedad como gravitón. Es la partícula subatómica básica que mantiene unido el universo. Pero no son más que etiquetas para definir unidades de energía e información. Un pensamiento es efímero, imprevisible, es invisible, por tanto es un quantum. Efímero, imprevisible, invisible. Un pensamiento también es una unidad de información y energía. Cada pensamiento que

tengan, es una unidad de información y energía. Si piensan quiero mover los dedos de los pies, ese pensamiento tiene dos componentes, energía, sino, los dedos no se moverían, e información, una serie de instrucciones precisas, distintas a parpadear los ojos. Los fenómenos cuánticos dan lugar a manifestaciones del universo, pero también dan lugar a la manifestación del cuerpo. Los pensamientos que son fenómenos cuánticos, se transforman en fenómenos de espacio tiempo que llamamos materia. Y esta no es una mera hipótesis de la filosofía oriental, tiene fundamento científico. Hace quince, veinte años que sabemos que los pensamientos tienen sustratos bioquímicos; que las emociones, los sentimientos, los deseos, los instintos, los impulsos y los recuerdos pueden transformarse en fenómenos bioquímicos. A estos mensajeros bioquímicos de nuestro interior se les identificó como neuropéptidos porque fueron hallados en el cerebro y son proteínas. Y así es como las células cerebrales se comunican entre sí por medio del lenguaje de los neuropéptidos. Después se descubrió que hay receptores para estos neuropéptidos no sólo en las células cerebrales, sino en las de todo el cuerpo.

Parte Cinco Cuando los científicos estudiaron las células inmunológicas, las células que nos protegen del cáncer, infecciones, los trastornos degenerativos e incluso los estragos del tiempo, descubrieron que las células inmunológicas presentan receptores para los mismos neuropéptidos que se sintetizan en el cerebro como consecuencia de los pensamientos, los sentimientos y las emociones. En otras palabras, las células inmunológicas se enteran constantemente de nuestro diálogo interno. Alguien en nuestro interior tiene una conversación ininterrumpida consigo mismo. Dentro de un momento analizaremos quién puede ser esta persona y dónde podría residir. Pero por el momento, itiremos que cualquiera que sea, nunca calla. La conversación no cesa en ningún momento. Si le preguntáramos a un buen neurobiólogo al respecto, diría que el sistema inmunológico escucha esta conversación. Diría que no hay diferencia entre el sistema inmunológico y el

sistema nervioso, afirmaría que el sistema inmunológico es un sistema nervioso en circulación. Y por si esto no fuera poco, el mismo fenómeno tiene lugar en el resto de células del organismo. Si uno dice que tiene un extraño presentimiento en las tripas, no está hablando metafóricamente, es literal. Las tripas sintetizan las mismas sustancias que el cerebro cuando produce pensamientos, cuando fabrica pensamientos. Uno podría fiarse un poco más de sus tripas porque las células de las tripas no han evolucionado como para dudar de sus pensamientos. Lo que trato de decir es que este cuerpo de moléculas en realidad es la experiencia objetiva de la conciencia. Y la mente es experiencia subjetiva de la conciencia. Pero los dos son inseparables, son el mismo fenómeno bajo diferentes disfraces. Experimentamos la información y la energía, y ello no debería ser difícil de entender hoy. Vivimos en un mundo de información y energía. Hoy la tecnología, es tecnología de la información. Experimentamos la información y la energía subjetivamente a través de la mente. Y experimentamos información y energía objetivamente a través del cuerpo, pero también a través del mundo físico. El mundo físico exterior está formado por información y energía que experimentamos a través de nuestros sensores. Nuestros sensores son transductores que convierten la energía y la información en sabores, texturas, formas y colores. Nosotros, ustedes y yo, asociamos las formas, texturas, colores, sabores y olores con ese campo. Es un flujo ambiguo e incesante de quantums de información y energía. Experimentamos esa misma información y energía en el cuerpo físico. Y experimentamos esa información y energía en la mente como pensamientos, sentimientos, emociones y deseos. Es lo mismo bajo diferentes disfraces. Existe un dicho antiguo en la literatura védica que dice: "Yo soy aquello, tú eres aquello, y todo es aquello, y aquello es lo único que existe" Si tanto el cuerpo como la mente son redes de información y energía de una realidad más abstracta entonces nos preguntaremos ¿En qué consiste ese campo abstracto de donde se generan la información y la energía?. Ahora quiero decirles que comprender la inseparabilidad entre la mente y la materia, no sólo en nuestra fisiología, sino también en la de la naturaleza es crucial

para nuestra supervivencia no sólo como especie, sino para la supervivencia del planeta. Hablo en serio. Hemos pasado por una historia evolutiva turbulenta. Y cualquiera que conozca el concepto de la evolución Darwiniana, conocerá la noción de la supervivencia de los más adaptados. Esta expresión referida a nuestra especie era oportuna cuando vivíamos en tribus de cazadores y recolectores en los bosques y teníamos que defendernos de los depredadores. Pero ahora, como estarán de acuerdo, nuestra especie se ha convertido en el mayor depredador del planeta. Si conocen la historia de los depredadores sabrán que están condenados a la extinción. Si queremos sobrevivir como especie y garantizar la continuidad del planeta necesitamos una nueva clase de evolución, distinta a la evolución Darwiniana. Jonas Salk, el gran científico, filósofo y humanista ha acuñado la expresión: "evolución metabiológica". La evolución física ha finalizado. Nos encontramos en una nueva fase evolutiva, la evolución de la conciencia. Y en última instancia, la evolución de la conciencia de la conciencia. A Jonas Salk también debería atribuírsele el término "supervivencia de los más inteligentes", en lugar de la supervivencia de los más adaptados. Y para que esa nueva fase evolutiva se despliegue como una realidad concreta en nuestros tiempos, creo que es importante entender qué es la conciencia, qué es la mente, qué es la materia, y cuál es la conexión entre las tres. Posiblemente no haya conexión, forman una unidad inseparable. Hace unos cuantos años cuando me inicié en el campo de la medicina cuerpo-mente y se estaba consolidando una nueva disciplina médica llamada psiconeuroinmunología, conocí un interesante experimento realizado por un científico en los institutos nacionales de la salud. El experimento consistía en inyectarles a los ratones Poly IC, una sustancia que estimula, al menos en los ratones, el sistema inmunológico. Después se les hacía oler alcanfor a los ratones. Al cabo de un tiempo cuando los ratones olían alcanfor estimulaban su sistema inmunológico. Otros científicos utilizaron otra especie de ratones y les istraron ciclofosfamida, una sustancia tóxica que destruye el sistema inmunológico al tiempo que les hacían probar sacarina. Estos ratones al sólo oler sacarina comenzaban a destruir su sistema inmunológico. Interesante

situación, un grupo de ratones olía alcanfor y estimulaba su sistema inmunológico. El otro grupo probaba sacarina y destruía el suyo. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre la supervivencia y la muerte de estos ratones? Si exponemos a un grupo a bacterias tendrán una infección, si se les istra carcinógenos desarrollarán cáncer. Y en el otro no ocurrirá nada. ¿Cuál es la diferencia fundamental? Radica en la interpretación del recuerdo del olor a alcanfor o del sabor de la sacarina. La diferencia fundamental, al menos en este experimento, parece ser la interpretación de un recuerdo. ¿Podría ser relevante para nosotros?. Un psicólogo calcula que una persona podría tener de promedio unos 60 mil pensamientos al día. Esto no es sorprendente, lo que si es desconcertante es que alrededor del 95% de los pensamientos que tiene uno en un día son los que tuvo un día anterior. Nos hemos convertido literalmente en manojos de reflejos condicionados y nervios que son estimulados constantemente por personas y circunstancias y que dan lugar a conductas predecibles, reflejos bioquímicos predecibles. Y fenómenos predecibles en este cuerpo. Nos hemos convertido en víctimas de nuestros propios recuerdos que evocamos una y otra vez. La ironía por supuesto es que mi suplicio de hoy es el remanente de ayer. Creo que es crucial comprender aquí cómo sería posible cambiar los fenómenos bioquímicos, fisiológicos y experimentales. Si estas transformaciones en el organismo vienen condicionadas por la energía y la información, y si la energía y la información vienen condicionadas por la interpretación, los pensamientos los sentimientos y las emociones, entonces quizás observando este proceso seremos capaces de influir en las expresiones de esos estados de energía y la información. Las expresiones bioquímicas, las expresiones de conducta, etc. Podrían preguntarse, si realmente sustituimos el 98% de los átomos del cuerpo y fabricamos un nuevo cuerpo una vez al año, entonces ¿Por qué continuamos teniendo artritis? ¿Por qué sigo teniendo arterias bloqueadas?. Y la respuesta podría ser que debido al condicionamiento, generamos los mismos impulsos de información y energía, que no son exactamente los mismo pensamientos, los sentimientos, las emociones e ideas, pero sí mantenemos las mismas conductas, hábitos en la dieta, la misma

experiencia sensorial del mundo. En consecuencia engendramos los mismos estados de información y energía que desencadenan los mismos procesos bioquímicos y fisiológicos, las mismas conductas y los mismos efectos patológicos. Existe una expresión magnífica en la ciencia védica, la ciencia del Ayurveda, la ciencia de la vida, que nos viene de una tradición muy antigua. La expresión es: "Utilizo los recuerdos, pero no permito que los recuerdos me utilicen". Esta es una expresión muy interesante porque aquí podríamos tener la clave que quizás constituya la respuesta curativa. Utilizo los recuerdos pero no permito que ellos me utilicen. Claro que hay que recurrir a los recuerdos, sino, no sabríamos el camino de vuelta a casa esta noche. Pero cuando uno permite que los recuerdos lo utilicen se convierte en víctima, en vez de creador. Dejar que los recuerdos lo utilicen a uno es estar en un estado de reacción constante. Y utilizar los recuerdos para crear respuestas curativas en el campo de posibilidades es convertirse en un creador. Es la diferencia esencial en lo que tradiciones espirituales ha llamado esclavitud y libertad. La esclavitud sería hacia nuestros recuerdos, y la libertad desde nuestros recuerdos. De momento quería establecer las bases de esta inseparabilidad de la mente y la materia y cómo influye en la salud. En otro experimento fascinante publicado en el Journal Science en 1980, consistía en estudios por parte de científicos de la Universidad Statal de Ohio, del metabolismo del colesterol en los conejos. istraron a los conejos dietas muy altas en colesterol. Al cabo de un tiempo comprobaron la elevación del colesterol y la arteriogénesis, el endurecimiento de las arterias. Y para su asombro descubrieron que un grupo de conejos no desarrollaba el mismo nivel de arteriosclerosis o hiperlipidemia, aunque tuvieran la misma dieta. Se registraba un 60% menos en la incidencia de hiperlipidemia y sus complicaciones. No sabían por qué se daba esa diferencia, hasta que alguien descubrió que el encargado de darles de comer a los conejos, en lugar de arrojarles la comida, le sacaban de las jaulas, les acariciaba y les abrazaba, les susurraba cosas cariñosas al oído. Como consecuencia de esta experiencia de amor, y si no les gusta la palabra, pueden llamarlo flujo de información y energía. Como consecuencia de esta nueva

experiencia los conejos transferían el colesterol por una vía metabólica diferente. Esto marcaba la diferencia entre la vida y la muerte en relación a la primera causa de muerte en nuestra civilización, como saben, la enfermedad cardiovascular Aunque es importante lo que comemos parece que nuestro estado de conciencia cuando comemos, influye en las vías metabólicas de los alimentos. Una cuestión que la ciencia aún no ha reconocido. Desde un punto de vista puramente científico, la conciencia no desempeña ningún papel en la nutrición, y sin embargo la conciencia podría ser uno de los determinantes cruciales del propio metabolismo de los alimentos. Leí otro estudio fascinante hace unos años en el Journal Pediatrics, investigadores de medicina de la Universidad de Miami, estudiaban la capacidad de desarrollo en bebés prematuros, nacidos entre ocho y diez semanas antes de lo previsto. Repartieron los bebés en dos grupos, en un grupo las cunas tenían orificios a través de los cuales un investigador podía meter la mano y acariciar al bebé unas tres veces durante quince minutos. No lo llamaban "caricia", sino "estimulación táctil y kinestésica", el término médico orwelliano para caricias. Dios nos libre de llamarlo amor. Los bebés que recibieron la estimulación táctil y kinestésica ganaron de promedio hasta un 49% más de peso al día con la misma alimentación. Lo que llevó a los investigadores a concluir que "la estimulación táctil y kinestésica" es una estrategia rentable, porque se ahorran tres mil dólares por paciente. Ganaban peso muy rápido. Ahora sabemos que si tocamos a alguien con cariño se da una liberación inmediata de factores y hormonas del crecimiento, sobre todo en bebés y niños, aunque también en adultos. Y la hormona del crecimiento es una hormona antienvejecimiento. Es una hormona que tiene efectos biológicos, que revierten el proceso de envejecimiento, incluso en adultos. Es una hormona anabólica. Cuando una perra lame a sus cachorros, eso es lo que ocurre, se producen explosiones de esta hormona de crecimiento. Existe una enfermedad que los científicos y que los endocrinólogos llaman enanismo psicosocial. Y en esta enfermedad los niños son literalmente enanos. Al medir la hormona del crecimiento en la sangre, su concentración es muy baja. Y si les istra hormona de crecimiento, sigue sin crecer,

los receptores no se unen a esta hormona. Porque estos niños no son enanos físicamente, son enanos emocionales. Si se les saca de su entorno y pasan a tener una madre cariñosa o la figura de una madre, y se les acaricia, los niveles de la hormona subirán y los receptores se unirán a ella. Lo que vemos aquí es la transformación de la conciencia en algo material. En este caso la hormona del crecimiento. El producto de un determinado código inteligencia en la conciencia. Muchos estudios demuestran que no solo sucede con los factores del crecimiento, sino también con otras sustancias. Se da un torrente de sustancias curativas en el cuerpo como consecuencia de la experiencia sensorial del mundo. Pero esa experiencia sensorial del mundo no debe ser amenazadora, sino cariñosa. El amor se transforma en estas sustancias curativas. Seguro que han oído la canción "Tócame, siénteme, óyeme, cúrame". En realidad es un hecho fisiológico. Hace unos años leí un estudio extraordinario sobre los factores de riesgo de muerte súbita por complicaciones cardiovasculares, siendo ésta la causa mortal número uno de nuestra civilización. Me pregunté porqué estudian los factores de riesgo de la muerte cardiovascular, ya sabemos cuáles son, el tabaco, la hipertensión y un colesterol alto. Estadísticas recientes indican que más del 50% de los pacientes, la mayoría, mueren prematuramente de complicaciones cardiovasculares y no presentan ninguno de los factores de riesgo estándar. ¿Qué descubrieron? Que el primer desencadenante de los accidentes coronarios mortales es la insatisfacción laboral, el odio al trabajo. Existe un concepto muy interesante en la medicina ayurvédica, de hecho es una ley espiritual, denominada la Ley del Dharma. La palabra Dharma en sánscrito significa propósito en la vida. Según la ley del Dharma estamos aquí por una razón que consta al menos de tres componentes: Uno: descubrir la naturaleza de la realidad, perforar la máscara de la materia y afrontar la realidad, no sólo por el artificio de la experiencia sensorial, sino por lo que es.

Parte Seis Porque entre nosotros y la realidad existe una pantalla de percepción. Existe una expresión hermosa en uno de los poemas de William Blake, dice: "Nos vemos llevados a creer una mentira, cuando vemos con y no a través del ojo que nació una noche para perecer en una noche cuando el alma dormía en rayos de luz". El primer componente de la ley del Dharma es afrontar la realidad no por al artificio de la percepción, sino afrontarla tal como es y reconocer que es nuestra naturaleza espiritual. Volveré sobre ello más tarde. El segundo componente de la ley del Dharma es servir al prójimo, plantearse la pregunta: ¿Cómo puedo ayudar? Y el tercero es expresar nuestro talento único. Porque la Ley del Dharma dice que todos tenemos un talento único y una forma de expresarlo que nadie más tiene. Hay una cosa que uno puede hacer mejor que nadie en este planeta, y cuando la hace pierde la noción del tiempo, pierde la conciencia del tiempo. Por tanto afirmaría que el primer factor de muerte prematura es la falta de un propósito en la vida. El desencadenante número dos es valoración de la felicidad propia. Si uno piensa que es feliz o no. A partir de este y otros estudios similares también en Europa se han obtenido unas estadísticas sorprendentes. Más personas mueren en nuestra civilización en un día en particular de la semana, y estoy seguro que adivinan en qué día, sí, y adivinan a qué hora. A las nueve de la mañana de los lunes mueren más personas en nuestra civilización que en cualquier otro momento. Es un logro extraordinario y asombroso, únicamente atribuible a la especie humana. Imagino que ningún otro animal conoce la diferencia entre un lunes y un martes. ¿Qué diferencia hay?. Es solo una idea, es sólo una idea, y las ideas no se ven, no se pueden meter en un tubo de ensayo. No se pueden observar al microscopio, pero las ideas han sido las precursoras de la enfermedad, la muerte, la devastación y la guerra. También podrían ser las mensajeras de la curación. Hasta la experiencia del espacio y el tiempo, la generamos de forma parecido. Si le preguntáramos a un físico: "¿Ha hecho alguien un experimento o dado con una fórmula matemática que demuestre la

existencia del flujo del tiempo lineal?". Si se lo preguntáramos a un físico, nos dirá que no ha se hecho ningún experimento, ni se ha dado con ninguna fórmula. Que el flujo del tiempo lineal es un fenómeno creado por el sistema nervioso. En un universo en el que el pasado, el presente y el futuro coexisten en un campo de todas las posibilidades, que la experiencia del tiempo lineal es la forma de la naturaleza evitar que experimentemos todo a la vez, que es en realidad lo que sucede. Y por nuestra propia experiencia sabemos que tenemos una experiencia personal del tiempo. Si lo pasamos bien, el tiempo pasa rápido. Hace unos años tomé un vuelo de Boston a Londres donde me encontré a un viejo amigo. Lo pasamos tan bien que el tiempo pasó volando. El vuelo duraba seis horas pero nos pareció que pasó, como dicen en un plis plas. No comimos, no dormimos, ni siquiera experimentamos el jet lag. Todos estos ciclos biológicos, ciclos fijos de descanso y vigilia, todos estos ritmos que orquestan la digestión y el metabolismo se reestructuraron. Como consecuencia de la experiencia lo pasamos bien. Todos conocerán a personas de su entorno que parecen la viva imagen de la expresión "se me acaba el tiempo". Ven el mismo reloj que todos, pero para ellos va mucho más rápido. Si las examináramos, veríamos que tienen un reloj biológico acelerado, ritmos cardíacos más rápidos, y plaquetas con altos niveles de adrenalina, plaquetas que se acurrucan de miedo, así como altos niveles de otras hormonas del estrés. Cuando de repente mueren de un infarto prematuro, entonces claro que se les ha acabado el tiempo. Y luego conocemos a personas que parecen decir "tengo todo el tiempo del mundo". Tienen un reloj biológico más lento. Todos lo hemos experimentado alguna vez. Quizás estábamos enamorados, quizás hacíamos el amor, o quizás contemplábamos la eternidad entre las nubes, mirando las estrellas. Quizás caminábamos por la playa, quizás escuchábamos música exquisita. Quizás rezaban. De repente perdiste toda la noción del tiempo. Como cuando una persona dice la belleza de la montaña era increíble, que el tiempo se quedó parado. ¿Qué es ésta experiencia cuando el tiempo se para? ¿Qué es ésta experiencia?. Abraham Maslow, el gran psicólogo norteamericano, dijo que es una experiencia clímax. Las antiguas tradiciones la han llamado la

experiencia de la conciencia unitaria. La conciencia unitaria implica que el observador y el objeto observado se convierten en uno, se unifican en una unidad de experiencia. El espectador y el paisaje se convierten en uno. El conocedor y el objeto del conocimiento se convierten en uno. El observador y lo observado se convierten en uno. Son la misma cosa bajo diferentes disfraces. También es la experiencia del amor, pero amor no como mero sentimiento, sino como la verdad última en el corazón de la creación. El poeta Indio Rabindranath Tagore dijo: "La misma corriente de vida que recorre el mundo y baila a ritmos acompasados, recorre mis venas día y noche" "Es la misma vida que estalla de alegría a través del polvo de la tierra en forma de briznas de hierbas y ráfagas tumultuosas de flores" Es la misma vida mecida en la cuna del mar del nacimiento y la muerte en las mareas. Y mis se sienten magníficamente al o con estos mundos de vida. Y siento la vibración de los tiempos bailando en mi sangre ahora". Esa es la experiencia de atemporalidad. La pérdida de la noción del tiempo para llegar a la conciencia unitaria.

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