Curso Baby-led weaning
Este curso lo imparte la pagina mami-natura Se recopilo toda la información y links de interés del curso. Esperamos les sea de ayuda. Reenvíenlo a sus amigas pancitas y mamás que quieran aprender este maravilloso método alimenticio.
Presentación
El período de alimentación complementaria, como tantas otras, es una gran etapa en la vida de los niños y merece la pena disfrutarla en familia en lugar de vivirla bajo presión, porque no se trata de lo que coman sino de que aprendan a comer. Por eso, desde www.maminatura.com pretendemos demostrar que también en el ámbito nutricional la crianza respetuosa es posible y lo hacemos a través de este curso online centrado en el Baby Led Weaning. El BLW es más que alimentación autorregulada, es mucho más que nutrición. Es, entre otras cosas, diversión, exploración, independencia y sobre todo respeto para nuestro bebé. ¿Qué hago si solo juega con la comida? ¿Cubrirá sus necesidades nutricionales? ¿Es un método seguro? A lo largo de este curso profundizaremos de manera global en el método y responderemos a esas y muchas más cuestiones que habitualmente se presentan cuando una familia se plantea practicarlo o ya ha comenzado a hacerlo. No se requieren conocimientos previos, ya que partiendo de 0 y en base a las recomendaciones oficiales, iremos profundizando de manera progresiva y desarrollando los conceptos y fundamentos científicos que respaldan al BLW. Además el curso incluye trucos, consejos, ejemplos, recetas y mucho más en relación con la alimentación de los pequeños, siempre desde un punto de vista respetuoso y flexible con las necesidades de cada familia
Presentación y bienvenida Contenido A continuación podrás ver el resumen del contenido y las unidades del curso, que se irán desbloqueando conforme avances para asegurar que la adquisición de conocimientos es progresiva y coherente.
Presentación Contenido
INTRODUCCIÓN
¿Qué entendemos por alimentación complementaria? Historia de la alimentación ¿Qué es el Baby Led Weaning?
PREPARADOS, LISTOS…
¿Ya? ¿Y si empiezo antes de tiempo? Caso 1 Caso 2 Caso 3 Caso 4 y 5 Conclusión PROFUNDIZANDO EN EL BLW
La alimentación complementaria sin papillas Variaciones del método Las papillas de la discordia La autorregulación
PRACTICANDO BLW
Con la comida no se juega… ¿O sí? La frustración Dueños de sus gustos y apetito El momento adecuado Los horarios Comiendo en familia Lo que SÍ debes hacer Lo que NO debes hacer Anexo
OTROS CONSEJOS Y PRACTICIDADES
Introducción Platos y cubiertos… ¿Sí o no? La sobreestimulación Comiendo en compañía La trona ideal Cocinando en familia La pesadilla del BLW
VENTAJAS E INCONVENIENTES COMER O NO COMER… ESA ES LA CUESTIÓN
La subjetividad ¿Y si realmente no come nada? Y si come demasiado?
LA SEGURIDAD ES LO PRIMERO
Normas básicas de actuación Evaluación de riesgos Arcada Atragantamiento Ahogamiento Prevención de riesgos Otros consejos
LA ALIMENTACIÓN DEL BEBÉ
Introducción Comiendo de todo Infografías de resumen ¿Primero la fruta? ¿O los cereales? Introducción progresiva Introducción de alimentos potencialmente alergénicos Formas de presentación Recetas adaptadas
FIN DEL CURSO
Preguntas frecuentes Información complementaria Reflexión final Tu opinión nos importa
Introducción ¿Qué entendemos por alimentación complementaria?
En la actualidad, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda la lactancia materna exclusiva (o en su defecto, artificial) durante los 6 primeros meses de vida del bebé. Es a partir de esa fecha cuando se aconseja iniciar la introducción de alimentos, aun manteniendo la lactancia hasta los 2 años o más. Así pues, existe un intervalo en el que lactancia y alimentación conviven. En esa etapa, como mínimo hasta cumplir el año, deberemos considerar la lactancia como fuente principal de nutrientes y la alimentación como complemento en lugar de al contrario, como ocurre muchas veces. Dicho de otra forma, conviene priorizar la lactancia sobre el resto de la alimentación. Así pues, como bien indica su nombre, entendemos como alimentación complementaria todos aquellos alimentos que complementan la lactancia materna o artificial.
Historia de la alimentación infantil La alimentación complementaria ha sufrido grandes cambios a lo largo de la historia en cuanto a los alimentos y a la forma de presentarlos, pero sobre todo en cuanto al momento de iniciación. Podemos ver buena prueba de ello si nos fijamos en la evolución más cercana a nuestro tiempo: A principios del siglo XX, la introducción de la alimentación complementaria no comenzaba hasta los 8 o 9 meses, tiempo durante el que la lactancia era habitualmente la única fuente de alimentación del bebé. Si bien es cierto que en ocasiones ofrecían durante ese periodo algunos sólidos como trozos de pan o huesos lisos, esto no se hacía con fines nutricionales si no para fortalecer la musculatura de la boca o ayudar con los dolores de la dentición. Llegada la década de los 60, época en que además surgían diversas opiniones y tendencias acerca del tipo (y horarios) de lactancia que más convenía al bebé, se llegó a pensar que entre los 2 y 4 meses sucedía que la leche ofrecida por la madre ya no era suficiente para cubrir las crecientes necesidades del pequeño/a (hecho desmentido hoy en día por la OMS, que recomienda la lactancia prolongada debido a sus muchos beneficios). Fue en ese mismo período cuando se reconoció la necesidad y ventajas de que los niños, cumplidos los 6 meses, practicaran con alimentación sólida. Sin embargo, la convicción social de que era imprescindible que los niños se acostumbraran previamente a la comida, hacía que se iniciara la alimentación con papillas varios meses antes. Todo ello, unido a la tendencia social a relacionar el peso con la salud del bebé, que extendía la creencia de que cuanto más rollizo más sano estaba, hace que por entonces la alimentación complementaria comenzara bien temprano, sobre los 2-3 meses de edad. Llegada la década de los 90, las recomendaciones oficiales se manifestaron a favor de no comenzar con la alimentación complementaria hasta los 4 meses y no fue hasta 2003 cuando dichas recomendaciones se actualizaron, aconsejando la lactancia materna exclusiva o en su defecto, artificial, hasta pasados como mínimo los 6 meses. Dicha recomendación sigue en vigor hoy en día, a pesar de que con motivo de las obsoletas recomendaciones y la permisión legal de ello, en numerosos productos infantiles que ofrece nuestro mercado actual (España) se pueden leer las etiquetas “A partir de 4 meses”, algo que lamentablemente desorienta y desconcierta a los responsables de la alimentación de los más pequeños
Qué es el Baby Led Weaning? Tratando de traducir literalmente, el término “Baby Led Weaning” sería algo así como el “Destete dirigido por el bebé”. Puede sonar algo extraño, pero cobra todo el sentido si profundizamos en ello: Desde que nacen, los bebés están en continuo desarrollo; basta con observar su evolución para ver cómo, de manera prácticamente autónoma, adquieren nuevas capacidades. Su gran actividad cerebral hace que absorban del ambiente todo lo que necesitan para crecer y es así como, poco a poco, van evolucionando y dominando habilidades hasta convertirse en adultos. Pongamos dos claros ejemplos de adquisición de habilidades: El movimiento y el habla. Es evidente que cada niño tiene su propio tiempo de aprendizaje y es él mismo quién decide cuando comenzar a gatear, dar el primer paso o decir la primera palabra. Aunque como adultos debemos estar cerca para facilitar el proceso (solamente nuestro ejemplo ya es una gran ayuda), es evidente que en la mayoría de casos el protagonista absoluto es el bebé, será él quién asumirá el reto y decidirá cómo superarlo en cuanto a ritmo y tiempo. Es relativamente fácil identificar y aceptar en estos casos, que el adulto queda en un segundo plano y que está bien que así sea. Ahora extrapolemos la situación al tema que nos interesa: la alimentación. Igual que sucede con el resto de capacidades, el niño adquirirá con tiempo y práctica la capacidad de alimentarse, por lo tanto, igual que respetamos la exploración que le lleva a adquirir tantísimas habilidades deberíamos hacerlo a la hora de comer.
Sin embargo, no somos tan flexibles con la alimentación y damos por hecho que, cuando dicen “A partir de los 6 meses” quieren decir “Justo a los 6 meses” y así, cual pistoletazo de salida, justo el día que los cumple comenzamos con la alimentación complementaria dando por hecho que el niño está preparado, no solo para comer lo que dice el adulto en cuanto al tipo de alimento si no también en cuanto al horario y a la cantidad. Imagina que el pediatra nos dijera que a partir de los 10 meses, de forma genérica, los niños están preparados para caminar, ¿esto implica que todos los niños lo estén? Unos sí, otros no. Resultaría probablemente absurdo además de tedioso hacerlo caminar cuando no está preparado y por si fuera poco, encima intentar que lo hiciera al ritmo que nosotros le marcamos y durante la distancia que a nosotros nos parezca adecuada. No tiene mucho sentido ni parece muy respetuoso, ¿verdad? Y sin embargo, hacer lo mismo en el ámbito de la alimentación, no solo es habitual si no que parece casi obligatorio. En resumen, que un bebé cumpla 6 meses no implica que esté preparado para la alimentación complementaria y aunque lo esté, tampoco implica que la lactancia deba dejar de ser prioritaria en su dieta. Todo forma parte de un aprendizaje en el que mucho tiene que decir el niño, y como el caminar o el hablar, no se da de un día para otro. Poner en práctica el BLW (Baby Led Weaning) implica, entre muchas otras cosas, respetar y confiar en su evolución. Y así, manteniéndonos en un segundo plano, el bebé aumentará de manera progresiva la ingesta de alimentos sólidos a la vez que irá reduciendo las tomas de leche en función de sus necesidades. Está en su naturaleza asumir esta capacidad y, si le dejamos, nos convencerá de que es capaz de mucho más de lo que pensamos y de que además, disfruta enormemente de la experiencia.
Preparados, listos… ¿Ya? Como ya hemos comentado anteriormente, las recomendaciones oficiales en la actualidad (OMS) aconsejan la lactancia materna exclusiva, o en su defecto artificial, durante los 6 primeros meses de vida. De ahí podemos deducir el primero de los requisitos que un bebé debe cumplir (como norma general) para comenzar con la alimentación complementaria, ya sea BLW o no: Haber cumplido 6 meses. Pero, ¿esto significa que todos los niños de 6 meses están preparados para empezar? No, existen varios factores a tener en cuenta y que también deben darse, además de la edad. Los reconoceremos a través de la observación. Que un bebé sea capaz de mantenerse sentado o mejor aún, de llegar a esa posición sin ayuda (o con muy poca) es un signo de que su organismo, su sistema digestivo, está preparado para la nueva alimentación. No obstante, el hecho de cumplir este requisito no es una simple señal de preparación y debemos tomarlo como uno de los imprescindibles en cuanto la seguridad del método, un tema que trataremos más adelante. Otra señal de que está listo es el hecho de que haya perdido el reflejo de extrusión, que hace que su lengua empuje de manera sistemática cualquier cosa que entre en su boca. Este resulta un requisito bastante evidente, puesto que intentar alimentar a un bebé que lo escupe todo por inercia parece propio de una “misión imposible”, aunque probablemente todos hayamos presenciado alguna vez una escena similar, aun sin saber el por qué el niño hacía eso. La naturaleza nos demuestra una vez más que lo tiene todo bajo control, ya que si un objeto cayera en la boca de un recién nacido estando tumbado, sin este instinto de expulsarlo de manera inmediata, su vida estaría seriamente en peligro. Conforme va dominando el movimiento y aprende a darse la vuelta, el bebé cuenta con más herramientas de protección y por lo tanto el reflejo va desapareciendo. Si junto a lo anterior, notamos que el niño muestra interés por la comida y que además tiene ya la habilidad de coger objetos y llevárselos a la boca probablemente esté preparado, aunque la mejor y definitiva manera de comprobarlo es ofreciéndole la oportunidad de
hacerlo.
Y si empiezo antes de tiempo? Hay varias razones por las que, a pesar de las recomendaciones, a menudo en nuestra sociedad encontramos menores de 6 meses que ya comienzan con alimentación complementaria. Sin embargo, estos motivos no son (generalmente) más que simples creencias populares y no deberían ser excusa para iniciar esta nueva etapa antes de tiempo. A continuación repasaremos algunas de ellas Caso 1 Despertares nocturnos Los patrones de sueño de los bebés suelen ser muy variables y sus despertares son comunes. Que un niño se despierte una o varias veces durante la noche es completamente normal y no siempre significará que tiene hambre. Aun dándose el caso de que así sea, durante esos primeros 6 meses, lo que calmará al bebé será tomar el pecho o el biberón, es lo que necesita y lo que le conviene. También hay quien piensa que ofreciéndole una comida copiosa antes de dormir, como la típica papilla de cereales, conseguirá que duerma más horas seguidas pero esto es algo que no se ha demostrado, más bien al contrario hay estudios que lo desmienten, como bien cita en su blog el nutricionista Julio Basulto. https://juliobasulto.com/mas-biberon-o-mas-comida-para-que-duerma-mas-pues-no/ Caso 2 Estancamiento de peso Alrededor de los 4 meses de edad, puede pasar que el aumento de peso del bebé baje en comparación a la tendencia de los meses anteriores. Si esto sucede suele pensarse que la leche ha dejado de ser suficiente y que necesita de más alimento pero en realidad se trata de una situación habitual y completamente normal en el desarrollo de los pequeños que por lo tanto no justificaría la introducción temprana de alimentos. Caso 3 Entusiasmo del bebé con la comida Hay quien justifica haber comenzado antes de tiempo con la alimentación complementaria alegando que el pequeño se entusiasma tanto cuando ve comer a los adultos de su alrededor que parece que lo está pidiendo a gritos y al final ceden a su voluntad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que a los bebés les fascina cualquiera de las actividades que acontecen a su alrededor porque gracias a ellas están aprendiendo y evolucionando, por lo tanto lo más probable es que su entusiasmo sea el mismo frente a la hora de la comida que con cualquier otra actividad.
Casos 4 y 5 Cuando el bebé es pequeño Cuando el percentil de peso de un bebé está por debajo de la media, sobre todo cuando se acerca a los valores más bajos del mismo, se tiende a pensar que al pequeño le hacen falta más nutrientes por lo que conviene comenzar cuanto antes la introducción de alimentos. Sin embargo, excluyendo casos especiales como podrían ser los prematuros entre otros, esa tampoco sería la solución. Lo primero que deberíamos tener en cuenta es que puede tratarse simplemente de un caso de genética. Pero si se diera el caso de que efectivamente necesita mayor alimento para poder crecer, ¿convendría entonces comenzar con la alimentación complementaria? La respuesta vuelve a ser negativa puesto que los nutrientes que le aporta la leche materna o artificial son considerablemente mayores a los de cualquier otro alimento que podamos darle y ya que lo que queremos es que absorba la mayor cantidad posible, no tiene sentido llenar su estomago con una papilla de frutas o de verdura y pollo, por ejemplo, haciendo que después beba todavía menos leche de la que tomaba antes de comenzar con la alimentación. O grande Este es el caso contrario al anterior e igualmente equívoco en cuanto a la introducción temprana de alimentos. Muchas veces se piensa que cuando un bebé tiene un percentil de peso alto, necesita comenzar antes por que tiene más hambre que el resto. La respuesta es similar a la anterior: puede que el niño sea grande por genética y ello no tiene porque implicar que deba comer más que los demás. Llegado el caso de que realmente sí tenga más hambre simplemente lo que necesitará será más leche materna o artificial.
Conclusión Los que hemos visto son solo algunos ejemplos por los que nuestra sociedad continúa introduciendo con antelación la alimentación complementaria a pesar de las recomendaciones oficiales pero pueden darse muchos más, por lo que conviene tener en cuenta que en la mayoría de casos no es justificación para comenzar antes de tiempo y que lo adecuado es esperar, pero ¿qué pasa si aún así comenzamos antes de los 6 meses? Cada niño es distinto, cada familia un mundo y puede darse el caso de que por el motivo que sea, no se espere a los 6 meses. En esos casos probablemente el sistema inmunitario y digestivo del bebé, acostumbrado exclusivamente a la leche, no esté preparado para estas ingestas externas y pueda presentar irregularidades de cualquier tipo como diarreas, estreñimiento o resfriados entre muchas otras variables. En cualquier caso son pequeños descontroles del organismo, habitualmente no graves. Así pues, aunque generalmente el riesgo no es alarmante, sí es muy recomendable y conveniente esperar a los 6 meses, siempre que sea posible.
Profundizando en el BLW La alimentación complementaria sin papillas Una de las características más comunes y que más llaman la atención del método BLW es que como norma general, cuando están preparados, los bebés comienzan la alimentación complementaria directamente con sólidos como los que come el resto de la familia en lugar de pasar por un período transitorio de papillas como es habitual en nuestra sociedad actual. Esto que ahora puede parecernos tan osado y moderno, probablemente no sería nada fuera de lo normal si nos remontamos a cientos y hasta miles de años atrás, mucho antes de que existieran las batidoras que ahora creemos tan indispensables para alimentar a nuestros bebés. Sí, también podemos pensar que por entonces, aun sin electrodomésticos, lo que hacían era chafar la comida o incluso masticarla antes de dársela a los más pequeños. Probablemente así fuera en algunos casos, ¿Por qué no? Pero igual que sucede con nuestros parientes más cercanos, los primates, posiblemente lo más natural y habitual fuera que el bebé se alimentara exclusivamente de la leche materna y que conforme a su desarrollo iniciara y aumentara la ingesta de sólidos de manera progresiva. Pero suponiendo que así fuera, ¿Por qué ha llegado a nuestros días la tradición de dar papillas a los niños? Resulta bastante razonable pensar que el motivo es el simple convencimiento de que los bebés deben pasar por ciertos pasos por los que han pasado durante muchos años, sin tener en cuenta que nuestro conocimiento científico es hoy mucho mayor y por lo tanto son también distintas las circunstancias. Si retomamos la historia de la alimentación complementaria, encontramos épocas en que por cuestiones sociales y por la falta de estudios en lo que respecta al tema, se producía de manera muy extendida un destete temprano de los bebés y por lo tanto comenzaban también con antelación a comer otros alimentos.
Evidentemente, se daba por hecho que esos pequeños de pocos meses (a veces incluso días) no estaban preparados para ingerir alimentos sólidos y por lo tanto se les daban papillas y/o caldos. Y así era necesario en esas circunstancias, sin embargo teniendo en cuenta que en la actualidad la recomendación es comenzar sobre los 6 meses de edad, cuando generalmente cuentan con un organismo más maduro, la transición de purés para finalmente llegar a los sólidos resulta innecesaria.
Variaciones del método
Uno de los principios básicos del Baby Led Weaning es fomentar la autonomía del bebé a la hora de comer, propiciar una experiencia positiva con la alimentación y a su vez respetar su autorregulación. La manera más sencilla y natural de que esto ocurra es a través de alimentos sólidos que podrá ver, tocar, oler y probar de forma independiente. Todo ello propiciará la confianza del pequeño en la comida y esto es algo que muchas veces no ocurre con las papillas, que suelen presentar varios alimentos mezclados en una misma textura y que en la mayoría de ocasiones son ofrecidas directamente por el adulto. Ahora bien, esto es solo una guía de alimentación BLW y como con todo, cada cuál puede hacer en su casa lo que mejor le parezca o más le convenga. Si a pesar de las ventajas y beneficios de comer sólidos, una familia por el motivo que sea decide adaptar el método a su manera y con papillas, cabe decir que lo más importante será respetar el apetito del bebé y jamás obligarlo a comer, ni siquiera la típica “última cucharada”. También es interesante que en la medida de lo posible (aunque sí, será más complicado) sea el bebé quien experimente y se lo coma, otorgándole poder de decisión y permitiéndole sentir en cierta medida los alimentos antes de ingerirlos. Conviene recordar que aun con papillas, es necesario que el niño cumpla los mismos requisitos para comenzar la alimentación complementaria con seguridad. Otra versión del método es lo que llaman “BLW mixto”, que tal como indica su nombre combina sólidos y purés. Esto sucede muchas veces por cuestiones sociales como la asistencia a ciertas guarderías (no quiere decir todas) en las que las normas son inamovibles y dan purés a todos los niños igual o cuando un cuidador que no se siente cómodo con el método se hace cargo del bebé durante unas horas y prefiere darle papillas por su tranquilidad. En estos casos, es en el entorno familiar cuando el bebé tiene la oportunidad de experimentar y comer sólidos. En definitiva, si realmente quieres aplicar Baby Led Weaning con tu pequeño, merece la pena hacerlo con sólidos, tal como indica el método original. Pero si por vuestras circunstancias no es posible aplicarlo al 100% o simplemente no estás del todo convencido/a, nuestra recomendación es: sigue informándote, coge lo que te gusta de esta filosofía y aplícalo como tu instinto te dicte.
Las papillas de la discordia
Si hay algo que sin lugar a dudas crea división de opiniones y gran controversia entre las familias que practican BLW, es el tema del que venimos hablando: las papillas. El primer conflicto viene dado por la idea de que alternar papillas y sólidos, puede crear confusión al bebé y a su vez ser peligroso debido a la gran diferencia de gestión bucal que requiere cada una de las formas. Es por esto y por el hecho de que el método original se basa en los sólidos, que muchas familias niegan que lo que otras llaman BLW-Mixto exista, sea correcto y seguro. Sin embargo debemos tener en cuenta dos cosas: en primer lugar, existe la posibilidad de que la familia tome en ocasiones algún tipo de crema o puré, por lo que el bebé deberá explorarlo y así aprender a gestionarlo en base a su textura y características del mismo modo que sucede con el resto de alimentos. En segundo lugar hay que tener presente que si desde el principio y por el motivo que sea, a un bebé se le ofrecen sólidos y papillas alternativamente aprenderá a diferenciarlos y a gestionarlos según las necesidades de cada ocasión sin ningún tipo de problema. Dicho esto, tratemos ahora un caso similar pero algo más delicado: el de comenzar a practicar BLW algunos meses después de haber iniciado la alimentación complementaria con papillas, o lo que sería lo mismo, la introducción temprana de sólidos. Esto puede ser más delicado por dos motivos: primero porque ese bebé está acostumbrado a tragar directamente la comida sin masticar y esa será su inercia en un principio. Segundo, por la dificultad con la que puede encontrarse para sacar alimentos de su boca si dicha introducción se hace cuando su reflejo de arcada, del que hablaremos más adelante, ya ha retrocedido a la parte posterior de la lengua. Es por esto que resulta muy interesante el hecho de que cualquier bebé (aunque tome papillas de forma exclusiva) tenga o, aunque sea de manera puntual, con sólidos antes de los 9-10 meses para así darle la oportunidad de practicar con este tipo de alimentos cuando aún cuenta con dicho reflejo en medio de la lengua. Por último, no está de más recordar que el objetivo del Baby Led Weaning es enseñar a comer a los pequeños de la manera más agradable y saludable posible y que están de más los radicalismos que tristemente pueden convertirlo en una guerra por ver quién sigue mejor el método y mucho menos quién es mejor padre o madre. Hablamos de un método basado sobretodo en el respeto a nuestros hijos e hijas y no tiene sentido que por el camino nos perdamos el respeto entre nosotros. Dejemos los juicios a parte y centrémonos en el sentido común.
La autorregulación Hemos hablado en varias ocasiones ya sobre la autorregulación del bebé pero, ¿A qué nos referimos exactamente? Podríamos definir el término como la capacidad que posee el niño, para regularse a si mismo, logrando un equilibrio espontáneo y natural sin necesidad de intervención externa para lograr dicho proceso de autorregulación. Tal vez conviene matizar que en ese contexto, “sin necesidad de intervención externa” no se refiere a una total autonomía del niño sino que implica el hecho de que sea él quien escoge dentro de las opciones que evidentemente un adulto le ofrece o pone a su disposición, ya que lógicamente él no puede valerse por si mismo. Entendemos que está en la naturaleza del bebé saber lo que necesita tanto en nutrientes como en cantidad y por lo tanto nadie mejor que su propio instinto puede decidir sobre su alimentación. De hecho, pongamos la vista ahora en los meses previos a la alimentación complementaria, donde lo recomendado es la lactancia (materna o artificial) a libre demanda. ¿Que implica esta recomendación? Está claro que una confianza plena en la autorregulación del bebé. Siendo así, no tiene mucho sentido que de repente, con la introducción de la nueva alimentación, dejemos de confiar en su naturaleza. Así pues, debemos esperar que, dejando a su alcance alimentos sanos y variados el niño comerá lo que necesite ya sea un poco, todo o nada, y dejando de lado nuestras propias expectativas, asumir que así es como debe ser por que así es como le dicta su organismo. Además, conviene recordar que del mismo modo que los adultos, los niños tienen su propio apetito y gustos, por lo que puede ser que un día coman muy poco y en cambio otros lo devoren todo… lo que finalmente importa es que haya un equilibrio y muy probablemente lo habrá.
En pro de la autorregulación es también la existencia de estudios y experiencias que afirman sobre niños que durante temporadas tuvieron predilección por un grupo de alimentos, por ejemplo los hidratos, en una época en qué precisamente eso es lo que su cuerpo necesitaba por estar en una etapa de importante crecimiento. Otro ejemplo es la predilección por las frutas cuando se encuentran enfermos o con las defensas bajas, nadie les ha hablado de sus vitaminas y sin embargo así sucede de manera natural. Casos aún más impactantes se han dado en niños que repetidamente rechazaban cierto alimento y llegado el momento de probarlo resultaron ser alérgicos al mismo. Puro instinto.
Con la comida no se juega... ¿o sí?
Una vez el pequeño está preparado y llegado el momento de comenzar con la alimentación complementaria, conviene tener presente el hecho ya comentado de que durante estos primeros meses y como mínimo hasta el año, el alimento principal seguirá siendo la leche materna o artificial y por lo tanto no debemos preocuparnos si durante las primeras semanas o incluso meses el bebé juega más que come. De hecho, lo interesante del método es que el niño no sólo está aprendiendo a comer si no que la experiencia va mucho más allá, le aporta experiencias sensoriales que le ayudan a crecer y a desarrollarse a la vez que disfruta y se divierte siendo éste el principio de una sana relación con la comida que probablemente durará toda su vida. Por lo tanto, no desesperes si tu hijo/a hace de todo con la comida menos llevársela a la boca, confía en que eso es lo que necesita para su desarrollo y en que tarde o temprano acabará probándola, como probablemente hace con cualquier juguete u objeto que llega a sus manos. Aplica el mismo principio en el caso de que se lleve a la boca comida pero no llegue a ingerirla, ten paciencia y confía en que tragará cuando esté preparado. No tengas prisa.
La frustración
Pueden darse dos tipos de frustración durante los inicios del BLW: la de los cuidadores y la de los hijos. Comencemos por los pequeños. Puede que al principio les cueste gestionar la comida o llevársela a la boca, puede que quieran ir más rápido de lo que su cuerpo les permite o que pretendan meter demasiada comida en la boca y no sepan resolver la situación. Es entonces cuando puede aparecer la frustración. En estos casos, conviene mantener la calma, acompañarlos, comprenderlos y animarlos para que sigan intentándolo. En el caso de que nos pidan ayuda o la creamos necesaria, podemos ofrecerla siempre sin abusar de ella, puesto que haciéndolo estamos impidiendo su independencia y crecimiento individual. En cuanto a la frustración de los padres o cuidadores, puede darse cuando sus expectativas respecto a lo que debe comer el pequeño se ven insatisfechas, sobretodo cuando el bebé tira la comida que con tanta dedicación y cariño se les ha preparado. Por ello, es recomendable ofrecer alimentos sencillos y evitar una cocina muy elaborada o especialmente preparada para el niño en la primera etapa, cuando es probable que no llegue ni a probarlo o en caso de hacerlo, sea una mínima cantidad.
Dueños de sus gustos y apetito
Como ya hemos comentado, es fundamental confiar en la autorregulación del niño así como respetar sus preferencias y gustos puesto que, como individuo que es, tiene derecho a que algo no le guste o apetezca en un momento determinado e intentar obligarlo a que coma algo que no quiere no sólo es desaconsejable sino que probablemente resulte contraproducente… ¿Por qué? Porque los niños menores de 3 años (edad aproximada) no tienen memoria explícita, lo que significa que no son capaces de tener recuerdos. Sin embargo sí cuentan con la memoria implícita, que en base a las experiencias vividas puede llegar a modificar un comportamiento sin necesidad de relacionarlo con un recuerdo determinado. Por lo tanto, si obligamos a un bebé a comer un alimento que claramente está rechazando, con la correspondiente sensación desagradable que comporta para todos, el niño no recordará el hecho pero sí que en consecuencia del mismo puede desarrollar un rechazo automático y continuado por ese mismo alimento por una asociación directa a momentos desagradables. Puedes ampliar información sobre el cerebro del niño aquí http://www.maminatura.com/blog/es/el-cerebro-del-nino-y-su-valor-en-los-primerosanos/ Finalmente, si el bebé prueba algo y decide no comerlo más en ese momento, puede ser debido a que no le guste ese alimento o puede que simplemente ese día no le apetezca. Esto implica que no debemos descartar un alimento de su dieta sólo porque en cierta comida lo rechace, de hecho es probable que si pasados unos días se lo volvemos a ofrecer, vuelva a probarlo. Puede que entonces sí se lo coma o puede que se repita el rechazo, en cualquier caso es recomendable ofrecerle la oportunidad de comerlo en varias ocasiones para descubrir si realmente no le gusta ese alimento, en cuyo caso simplemente debemos respetarlo.
El momento adecuado
Cuando ofrecemos comida al bebé pretendemos que disfrute de un tiempo agradable experimentando con los alimentos, sea comiendo o simplemente explorando. Por ello es fundamental que en ese momento no tenga:
Hambre Hasta iniciar la alimentación complementaria el niño solo se ha alimentado de leche y por lo tanto desconoce que eso que le ofrece ahora también quita el hambre. Por eso, sobre todo al principio, puede mostrarse poco interesado en la actividad si se siente hambriento él quiere leche, la que siempre ha calmado esa sensación hasta el momento y el hecho de que le ofrezcas otro alimento puede parecerle como si le dieras un sonajero o una pelota cuando lo que quiere es saciar su apetito. Con el tiempo irá comprendiendo que aquello también sirve para calmar su hambre y será él mismo quién regulará la ingesta tanto de leche como del resto de alimentos.
Sueño No descubrimos nada nuevo si decimos que un niño con sueño puede mostrarse nervioso e irritable, sobretodo si se siente obligado a hacer algo que no le apetece en absoluto. El tiempo de la comida, como cualquier otra actividad, requiere de todos sus sentidos y de su concentración, si lo que quiere es dormir probablemente mostrará escaso interés en la tarea. Comer debe ser agradable, divertido, enriquecedor y para disfrutar ampliamente de la experiencia se necesita un niño activo, despierto Pero aunque no tenga sueño ni hambre, puede que el momento en que pensamos tampoco sea el adecuado para él y eso sólo lo sabremos observando e interpretando sus señales, que suelen ser bastante claras: cuando es un adulto quien les ofrece la comida, cierran la boca, dicen que no o miran hacia otro lado, cuando lo hacen ellos solos se muestran inquietos en la trona, tiran la comida o intentan quitarse el babero. En fin, tantas técnicas habrá como niños en el mundo para indicar a su cuidador que ya ha tenido suficiente y es tarea del mismo comprenderlo y respetar su decisión, a pesar de que no haya pasado ni medio minuto desde que se ha sentado a comer, porque si hay algo que no queremos que pase, es que ese momento se convierta en una obligación, que sienta esa trona cómo una pequeña prisión o castigo y que el pequeño aborrezca la hora de comer y en consecuencia, la comida
Los horarios
Es difícil marcar una rutina cuando hay dos factores tan decisivos a tener en cuenta: nuestra disponibilidad y su predisposición, por lo que lo más recomendable es olvidarnos un poco del reloj y ofrecer comida al bebé siempre que la familia esté comiendo. En cualquier caso, si no coincide con su estado de ánimo o si resulta que está durmiendo, tampoco conviene obsesionarse… podemos probar en otro momento o en nuestra próxima comida, al fin y al cabo la leche, materna o artificial, sigue siendo su principal fuente nutricional. Vale, pero ¿Cuántas veces al día deberíamos ofrecerle? Tantas veces como sea posible, porque cuantas más ocasiones se le presenten, mayor oportunidad de practicar, aprender y evolucionar tendrá. Si bien es cierto que al principio suelen ser 1 o 2 veces y conforme avanza el tiempo se van ampliando hasta 4 o 5 al día, esto se debe más a los propios patrones del niño y la familia que a un razonamiento científico. De hecho no hay un número de veces diarias mínimas o máximas y cada familia lo adapta a sus necesidades. Es cierto, sin embargo, que debido al funcionamiento de nuestra sociedad los horarios para comer, aunque flexibles, suelen estar muy marcados: Desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, cuando no: Desayuno, comida y cena. Pero el niño no entiende de horarios ni de protocolos, el niño vive el hoy, el ahora… y si en el momento que le ofrecemos comida no le apetece, comerá muy poco o directamente la rechazará sin tener en cuenta que según marcan las pautas sociales, hasta pasadas mínimo unas 3 horas no tendrá oportunidad de saciar su apetito. Es posible por lo tanto, que pasado un rato, antes de esas 3 horas, le entre hambre y nos pida de comer, en ese caso lo recomendable es atender su petición porque es en ese momento cuando tiene gana y no antes ni después. Hay quién pueda pensar que el hecho de no hacerlo esperar a la hora correspondiente sea contraproducente y se acabe malacostumbrando al pequeño, pero no debemos olvidar que estamos hablando de bebés, de esos primeros años en que no tienen capacidad de razonar y por lo tanto poco aprenderán la lección por el simple hecho de hacerles pasar hambre. Con los meses (o años) se irán adaptando a los horarios de la familia sin duda alguna, solo es cuestión de tiempo.
Comiendo en familia
Otra de las claves de practicar Baby Led Weaning es la integración de los más pequeños en las comidas familiares y más allá de la simple comodidad es algo que no solo beneficia al bebé si no a toda la familia, pero ¿Por qué es tan importante comer juntos? En primer lugar por una cuestión social, si el niño está en la mesa se siente partícipe en la actividad, se le tiene en cuenta, interactúa y disfruta de un momento agradable en familia, en definitiva es un comensal más y eso es sin duda algo que agradecerá. Por otro lado, debemos recordar que los pequeños nos observan, con ello aprenden, evolucionan a través de la imitación y por lo tanto, tener la ocasión de practicar mientras nos ven comer es la mejor herramienta de aprendizaje con la que podemos obsequiarles. Por último y en relación con el párrafo anterior, nuestro ejemplo como adultos influye en gran medida en los pequeños no sólo en las formas sino en los alimentos, por eso lo recomendable es que toda la familia coma lo mismo o en cualquier caso, lo más parecido posible, ya que de lo contrario es posible que el niño quiera lo que comen los adultos en lugar de lo que se le ha ofrecido. Es por este motivo que a menudo la familia cambia en cierto modo su alimentación para adaptarla a las necesidades del pequeño y muchas veces sucede que de esta acomodación resulta un cambio saludable y beneficioso para los adultos que, por decirlo de alguna manera, también aprenden y crecen junto al pequeño.
“Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.” Albert Einstein
Lo que SÍ debes hacer
Asegurarte de que el bebé está bien sentado y erguido Tal como comentábamos en la sección ¿Cuando comenzar?, el hecho de que el pequeño sea capaz de mantenerse sentado con la espalda recta es uno de los requisitos indispensables para iniciar la nueva etapa de alimentación. No solo por que ello indica una madurez del organismo que permite la ingesta de nuevos alimentos sino porque estando semitumbado o mal sentado, existe un importante riesgo de dificultad en la gestión de posibles atragantamientos y por lo tanto se pone en peligro la seguridad del niño.
Empezar con alimentos fáciles de gestionar Cuando un bebé cumple los requisitos para comenzar, conviene que en esa primera etapa, los trozos que le ofrezcamos sean sencillos de coger, adaptados a sus manos y no resbaladizos. Con ello facilitaremos esos primeros os con la comida y evitaremos posibles frustraciones que pueden darse en el pequeño si encuentra demasiadas dificultades para experimentar con lo que le hemos ofrecido.
Ofrecer variedad No solo por cuestiones nutricionales conviene ofrecer un equilibrio alimenticio tanto en un mismo menú como a nivel diario o semanal. También es conveniente hacerlo para dar lugar a esa autorregulación en la que se basa el BLW. Ofreciéndole distintos grupos de alimentos, estamos dando la oportunidad al niño de escoger, de comer lo que le apetezca y muy probablemente lo que su organismo realmente necesita.
Explicar el método a los cuidadores Es evidente que si el bebé queda a cargo de otras personas, ya sean familiares o cuidadores profesionales, estos deben tener conocimiento de la forma de alimentación que aplicáis en casa si pretendéis que también lo apliquen ellos. Hay mucho desconocimiento a veces y puede que sean reticentes al sistema, por ello lo mejor es no quedarnos en superficialidades e informarles en profundidad sobre Baby Led Weaning así como explicarles por qué es importante para vosotros aplicarlo. Del mismo modo conviene también invitarles a que se formen en primeros auxilios, aunque esto es algo que deberíamos hacer todos, se siga el método que se siga.
Consultar con el pediatra En este punto es necesaria una puntualización, y es que un pediatra es el profesional que supervisa y controla la salud de los pequeños, no tiene porque ser también nutricionista infantil, probablemente no lo sea, la prueba es que muchas veces son los mismos pediatras quienes recomiendan comenzar antes de tiempo la alimentación complementaria o dejar la lactancia materna contraviniendo las recomendaciones oficiales. Por lo tanto, conviene recordar que cuando sus comentarios exceden el campo sanitario (como comer, donde dormir, cuando cogerlo en brazos, etc.) debemos tomarlo tan solo como una opinión más y no como directrices profesionales. Nos parece importante aclarar esto ya que, como en cualquier ámbito, encontraremos pediatras a favor del BLW o super en contra del mismo, pero es solo su parecer acerca del tema (a veces incluso desconocimiento) y no conviene tomárnoslo como una limitación de nuestras decisiones como padres. Por lo tanto, es tu decisión informarle o no sobre el método y ello no deberá influir en las revisiones de salud. Dicho esto, si se presentan problemas digestivos, de peso, alergias, intolerancias, o en definitiva cualquier duda respecto a la alimentación del bebé conviene consultarlo con el pediatra, ya sea por cualquiera de estos temas o simplemente vuestra tranquilidad
Lo que NO debes hacer
Ofrecer comida insana Cuando en el tercer punto del apartado anterior hablábamos sobre la conveniencia de ofrecer una alimentación variada, lógicamente nos referíamos a todo cuanto se considere saludable en una dieta equilibrada. Aunque cierto es que en nuestra sociedad se hace a veces complicado evitar los tantísimos alimentos superfluos que encontramos en nuestros supermercados, merece la pena esquivarlos en la medida de lo posible. Y ampliando el campo de visión a toda la infancia en cuanto al tema de la comida insana, hay un interesante principio que el nutricionista y autor Julio Basulto nos aconseja aplicar y es: “No negar, no ofrecer”. Ello implica que si por X motivo el pequeño acaba con una piruleta en la mano (por poner un ejemplo) y se la quiere comer, conviene dejar que lo haga en lugar de echar el grito al cielo, puesto que cuanta más importancia se le dé y más se lo neguemos, probablemente más lo querrá comer. Por otra parte, evidentemente debemos evitar ser nosotros mismos quienes le ofrezcamos la piruleta y claro está que si podemos evitar que se dé la circunstancia, mejor. Pero, ¿Qué se considera alimento insano? Bien, todos más o menos tenemos una idea de que tipo de alimentos son pero a modo de pequeña guía, el mismo autor elaboró con cierta ironía una lista de alimentos muy comunes en las estanterías de nuestros supermercados y que conviene evitar consumir, por lo menos de manera frecuente. La encontrarás a final de esta unidad.
Ofrecer sólidos cuando quiere leche Como ya hemos comentado anteriormente, el principio más fundamental del método es el destete dirigido por el bebé. Esto implica que es el propio niño quien de forma progresiva y conforme aumenta la ingesta de sólidos reduce las tomas de leche ya sea materna o artificial. Así pues, durante los inicios y como mínimo hasta el año deberemos tener en cuenta que la leche seguirá siendo a demanda y prioritaria, por encima del resto de alimentación. Se deduce entonces la inconveniencia de poner a comer a un bebé comida sólida cuando tiene hambre, sobre todo en las primeras semanas o meses, cuando todavía no sabe que esos alimentos también sacian su apetito. Conforme vaya comprendiendo esto y aunque las tomas seguirán siendo a demanda, probablemente éstas se irán modificando y disminuyendo con el tiempo.
Distraer mientras come Aunque el hecho de encontrar adultos haciendo monerías a un bebé con el objetivo de que coma resulta algo habitual en nuestra sociedad, es precisamente esto lo que deberíamos evitar cuando el niño está comiendo o simplemente experimentando con la comida, ¿Por qué? Primero, porque cuando un bebé se encuentra concentrado en cualquier actividad, en nuestro caso comer o experimentar con la comida, está poniendo en ella todos sus sentidos y de ella está adquiriendo el conocimiento que le ayuda a evolucionar, por lo tanto, por insignificante que pueda parecer su ejercicio a nuestros ojos de adultos, es en realidad algo importante para su desarrollo, debemos respetarlo y tratar de no interrumpirlo. Segundo, por que durante los primeros meses está aprendiendo a llevarse los alimentos a la boca, a masticarlos y posteriormente, a tragarlos. Todo ello resulta un ejercicio que precisa de gran esfuerzo y concentración. Si en el proceso intervienen distracciones, pueden darse más frecuentemente atragantamientos. Cabe apuntar que cuando se recomienda evitar distracciones no solo se refiere a la intervención de las personas del entorno si no también a evitar juguetes, televisión, tablets y cualquier otro objeto que pueda desviar su atención.
Meter o sacar comida de su boca El hecho de que sea el propio bebé quien se lleve la comida a la boca no solo es en pro de la autorregulación, para otorgarle autonomía y fomentar el desarrollo de su motricidad, también se trata de una cuestión de seguridad. Cuando damos la oportunidad al niño de conocer la textura previamente, de decidir cuando y en qué cantidad introducir un alimento en su boca, estamos favoreciendo su confianza y facilitando su gestión. A modo de ejercicio para comprenderlo, imagina que vendan tus ojos y te hacen comer algo que no sabes qué es, ni qué textura tiene, ni de cuanta cantidad se trata… ¿no crees que la experiencia propiciaría tu desconfiaza frente a lo que van a ofrecerte? ¿Crees que te sería igual de fácil gestionarlo en la boca que cuando conoces las características? Entendamos pues, que para el bebé todos los alimentos son igual de desconocidos y comprendamos como una necesidad la de familiarizarse previamente con ellos. En cuanto a sacar comida de la boca del bebé, es algo que ocurre muchas veces cuando el adulto responsable de su cuidado teme un peligro por atragantamiento. Casi siempre sucede cuando el niño está tosiendo más de la cuenta, teniendo arcadas o simplemente parece que se ha metido más comida de la que puede gestionar con seguridad. Y casi siempre la intervención es innecesaria. No solo es innecesaria si no que además esta actuación es peligrosa, pudiendo desencadenar un riesgo real donde no lo había. Esto es algo en lo que profundizaremos más adelante, al hablar sobre la seguridad.
Presionar para que coma más Es evidente, si estamos aplicando un método basado en la autorregulación del bebé y realmente confiamos en su instinto, que los sobornos y las presiones para que coma más de lo que él ha decidido no tienen cabida, pero por si cabe duda de los motivos para no hacerlo, profundizaremos algo más en el tema. Entendemos que estamos saciados cuando nuestro estomago está suficientemente lleno y no necesitamos más. Cuando esto sucede, se da un proceso neuronal por el que el cerebro se comunica con el estomago, simplificándolo mucho: le informa de dicha saciedad y este, por decirlo de alguna manera, cierra compuertas; es en ese momento cuando dejamos de comer. Si cuando un niño decide que ha comido suficiente, en lugar de respetar su decisión y en consecuencia la de su organismo, hay un adulto que lo fuerza, lo presiona o lo soborna para que coma más, el niño se ve obligado a contradecir la naturaleza de su cuerpo, es decir, a no hacer caso de lo que su cerebro le está diciendo. Si esto sucede de forma continuada, esta información neuronal deja de ser efectiva y por lo tanto, es probable que el niño acabe comiendo de forma habitual más de lo que necesita, algo que evidentemente no es aconsejable y que suele desencadenar en sobrepeso infantil, uno de los mayores problemas en los niños de nuestro país.
Dejarlo solo mientras come Es una simple cuestión de seguridad, ¿Implica entonces que comer sólidos es peligroso? No. En realidad cualquier persona, adulta o no, puede sufrir un atragantamiento o ahogamiento mientras come. La diferencia reside en que si le sucede a un adulto, generalmente cuenta con los medios para pedir ayuda a quien más cerca tenga y sin embargo un bebé lo tiene mucho más difícil. Comprendemos que este punto puede hacer saltar las alarmas… Que no cunda el pánico. Si seguimos las normas de seguridad en cuanto a la posición del niño y a las formas de presentación de los alimentos, es más que probable que nunca precise de ayuda para gestionar los atragantamientos (más adelante profundizaremos en este tema). Simplemente por si se diera el caso de necesitarla, deberemos estar cerca y atentos, aunque no alarmados ni temerosos.
Anexo LA LISTA DE BASULTO
Anillas fritas de maíz (¿no dicen que hay que basar la dieta en cereales, y el maíz lo es? Pues a por las anillas se ha dicho) Aperitivos fritos con sabor a queso (¿qué se toma uno si no de aperitivo?). Barquillos. Barritas de chocolate, tipo Kinder Bueno (en una charla, un niño me dijo: «No puede ser malo, se llama Kinder Bueno». «Ay, madre», pensé yo) Batido de cacao (con o sin lactosa, por supuesto) Batido de cacao «crecimiento» (a lo ancho, eso sí) Batido de fresa «ecológico» (que no se traduzca en tu mente como «sin calorías», por favor) Berlinas (Donuts) de azúcar o de chocolate, tanto blanco como negro. Biscuits (es decir, galletas, pero así suena más chic) Bizcocho (casero, cómo no) Bizcocho relleno de crema con cobertura de color rosa; vaya, tipo Pantera rosa (¿esto —y vale para los Pitufos, las nubes Haribo y un largo etcétera— no es «explotar la confianza de los menores en personajes de series de ficción» y, por lo tanto, vulnerar el «Código PAOS»2?) Bizcochitos (con el diminutivo gana en salud, faltaría, así que tomemos el doble) Bloque helado de turrón, de vainilla, de nata, de chocolate (y de todo lo que quepa en tu imaginación, siempre que sea altamente calórico) Bollo Brioix Cacahuetes tostados y grajeados con chocolate (para que nos entendamos: Conguitos) Cakes (si Cervantes levantara la cabeza…) Cañas rellenas de lo que sea (crema, chocolate, chorizo o de lo que se te ocurra) Caramelos de miel (con todas las propiedades de la miel, que son… sus muchas calorías) Carquiñol (receta artesana, desde luego) Cereales de desayuno… azucaradísimos (desayunar otra cosa ¿es de retrógrados?) Chocolate en veinte formatos diferentes (¿no decían que adelgazaba?) Conos fritos Conos helados (un día harán conos helados y fritos a la vez, será la bomba) Copa de chocolate y nata Cortezas de cerdo Cortezas de trigo (¿habrá cortezas de cerdo alimentado con trigo?) Crema catalana (postre tradicional, es decir, imposible que sea alto en calorías) Crema de cacao con avellanas (productos tipo Nocilla, vamos. Que, por cierto, mientras escribo está en promoción en botes de 1 kg con Tom y Jerry dibujados en sus vasos) Cruasán normal o micro (de chocolate, de avellana —sic— o de crema) Delicias de fruta (con un 0 % de fruta en su composición y un casi 100% de azúcar y gelatina) Dulce de leche (leche «ser» sana, por consiguiente, todos sus derivados también serlo) Ensaimada Flan de huevo Flan de vainilla Galletas (son sanas, seguro. La prueba es que las dan en el cole) Galletitas saladas (sin el diminutivo no es lo mismo)
Ganchitos («ganchos» sonaba fatal, claro) Gelatina azucarada Gofres Gominolas Grageas de chocolate, tipo Lacasitos (¡sin colorantes artificiales!) Hojaldres Horchata (si la toman en Valencia, será por algo) Lazos Leche condensada Magdalena (con ingredientes naturales, cómo no) Melindros Mermelada Mini biscuit de nata-chocolate Morro frito Mousse (de chocolate o de caramelo) Muffins Naranja helada (¿acaso no es un cítrico? Entonces ¿qué tiene de malo?) Nata montada Natilla (normal o de chocolate fundido) Nubes Haribo (de los Pitufos —sic—) Ositos de goma Palmeritas Palomitas azucaradas de colores Pastas de té Patatas chips, paja, onduladas, gourmet y un larguísimo e inquietante etcétera Pececitos salados Pestiños Piruletas Polvorones (¡en verano! A eso lo llamo yo «estacionalidad») Postre cremoso sabor turrón Refresco (ejem) azucarado o edulcorado de: cola, limón, tropical, fresa, naranja, mandarina, etcétera, etcétera y requeteetcétera Regaliz azucarada Roscos Ruedas de patata (la patata es una hortaliza, ¿no?, pues a por ellas) Sobaos Surtido integral (¡sin un triste cereal integral en su composición!) Tarrina helada con nueces de macadamia (seguro que es nutritiva, ¿acaso no lleva nueces de nosequé?) Tarta Té helado (y ultraazucarado) Tocino de cielo (atocinante) Tortas de aceite Yogur griego (cuidado, el «desnatado» tiene más grasa que un yogur normal, y no es broma) Zumo con 10 vitaminas (a ver quién cae) Zumo con fibra dietética y antioxidante (y si cuela, cuela) Zumo de todo lo imaginable (excepto, quizá, de cantos rodados)
Otros consejos y practicidades Introducción Al comienzo aparecen dudas sobre el lugar donde sentarlos a comer, sobre si conviene dejar a su alcance el plato, los cubiertos, sobre la cantidad de comida, etc. En esto no hay recomendaciones concretas porque cada casa es diferente y lo que a unos les funciona a otros les puede parecer una locura, así que el consejo sería dejarse guiar por el instinto y hacerlo de la manera en que más cómoda se sienta la familia. Sin embargo es cierto que muchas de ellas, a través de los consejos de otras y de su propia experiencia tienen muchos puntos en común. En esta unidad hablaremos de alguna de estas practicidades.
Platos y cubiertos... ¿Sí o no?
Realmente no hay inconveniente en ofrecerlos desde el principio, aunque debemos tener presente que pueden suponer una distracción y acabar por el suelo. Es por eso que durante los primeros meses muchas familias optan por ofrecer la comida directamente en la bandeja de la trona en lugar de en un plato. Lo mismo sucede con los cubiertos que evidentemente resultan aún más complicados de usar desde el principio, por lo tanto suelen retrasarse de igual manera hasta que comienzan a tener mayor control de motricidad e interés en ellos. No obstante, tampoco pasa nada si queremos dejar a su alcance algún cubierto adaptado a su tamaño para que practique siempre que le apetezca.
Hay quién comienza con platos y cubiertos “de aprendizaje” para luego pasar a los corrientes, sucede igual que con los vasos y su conveniencia o necesidad es totalmente a criterio personal. Un ejemplo son el plato y la bandeja que hacen efecto ventosa sobre la superficie evitando que pueda cogerla de un golpe y tirarla, como podría pasar con un plato normal. En cuanto a los cubiertos, la cuchara suele ser el más complicado de gestionar para los peques y por eso hay quién, prácticamente desde el principio, comienza a darle autonomía para comer alimentos como purés, cremas y yogures a través de las cucharas de aprendizaje.
La sobreestimulación Muchas veces sucede que les dejamos tal variedad y cantidad de alimentos a su alcance que de forma sistemática, los bebés cogen prácticamente todo y lo tiran al suelo sin miramientos… todo menos uno de ellos con el que empiezan a interactuar. Esto es un mensaje fácil de interpretar: nos están diciendo que tanta comida les desconcentra, que necesitan espacio para centrar mejor su atención. Por lo tanto, en cuanto a esto se refiere conviene ofrecer pocos y variados alimentos, por ejemplo 3 tipos de alimentos, 1 poco de cada uno (idealmente de distintos grupos nutricionales, para dejar paso a la autorregulación). De forma progresiva, conforme coma (tire o se le caigan) algunos de esos alimentos, los podemos ir reponiendo hasta que pierda el interés.
Comiendo en compañía Algo que suele resultar incómodo y desastroso para la familia en los primeros meses es comer en compañía de alguien que no esté a favor del método, puesto que ello conllevará discusiones y los cuidadores probablemente se verán presionados, obligados a dar explicaciones y cuestionados en su decisión. Si además resulta que lo único que motiva a esa persona a estar en contra del BLW es el miedo al atragantamiento, es altamente NO recomendable que esté presente en esas primeras ocasiones ya que su desconocimiento ante el tema puede hacer que se sobrealarme ante una simple arcada o tos, asustando así al pequeño sin motivo. Eso es algo que bajo ningún concepto es aconsejable, puesto que el niño está comenzando a explorar con la comida y lo que menos conviene es sembrar su desconfianza en ella. Por tanto, si los cuidadores creen que pueden darse escenas de este tipo con ciertas personas, es una buena idea tratar de evitarlas durante el principio o adaptar el tipo de alimentación para esos casos puntuales.
La trona ideal
Lamentablemente, no existe la trona definitiva, la trona perfecta para todo el mundo… así que unos la escogerán valorando la comodidad y otros por el tamaño o la versatilidad… en fin, el mercado está lleno de tronas para todos los gustos y colores y precisamente ese puede ser nuestro mayor reto a la hora de escoger. Desde este curso, no tenemos la capacidad de asesorar en cuanto al tema tronas, aunque seguro que en internet puedes encontrar varios estudios de mercado y comparativas que te ayuden en el tema. Lo que sí te recomendamos es que si a la hora de escoger estás planteándote practicar BLW, tengas en cuenta la facilidad de limpieza de la trona porque seamos sinceros, se va a ensuciar… y mucho, así que cuantos menos rinconcitos tenga donde pueda acabar la comida, mejor. De hecho, una de las TOP VENTAS para las familias que aplican el método es, casi irónicamente, una de las más baratas del mercado: La ANTILOP de Ikea, por su simplicidad y facilidad de limpieza.
En cuanto a la hora de comer fuera, en la mayoría de restaurantes cuentan con trona a disposición de los clientes así que probablemente no haya problema, en caso contrario siempre pueden comer en las faldas de algún adulto aunque no resulta la opción más cómoda evidentemente. Resulta una buena opción contar con una trona de viaje si pensamos que podemos encontrarnos a menudo con esa situación, un ejemplo muy práctico es esta trona-maletaque además de servirnos como silla adaptada a nuestro bebé servirá para llevar sus juguetes, pañales, etc.
Cocinando en familia
Es un hecho que los niños se sienten satisfechos y realizados cuando consiguen hacer cosas por su cuenta y es por esto que la cocina resulta desde bien pequeños el ambiente ideal para favorecer su crecimiento y el desarrollo de sus habilidades a través de lo que llamamos “vida práctica”. Siempre con los medios de seguridad por delante y conforme van creciendo, los niños pueden ayudarnos en pequeñas preparaciones como lavar verduras, preparar ensaladas, batir huevos, hacer mezclas o amasar entre muchas otras actividades. Así pues, integrar a los pequeños en los procesos de preparación de la comida, desde la compra hasta el emplatado no solo refuerza su autoestima y aprendizaje si no que además fomenta una mayor predisposición y mejor relación en cuanto a la comida. Evidentemente no podemos pedir a un bebé de 6 meses que nos ayude pero sí podemos hacerle partícipe de la actividad teniéndolo cerca a la hora de cocinar, por ejemplo en su trona, para explicarle lo que hacemos y que a su vez pueda vernos. Los niños evolucionan a pasos agigantados y en cuestión de meses el bebé adquiere capacidades de motricidad gruesa y fina que le permitirán una mayor interacción, probablemente entonces también sienta mayor interés en intervenir en el proceso. Muchas familias optan por comprar o construir lo que se conoce como “torre de aprendizaje”, que no es más que una estructura diseñada para que el pequeño pueda alcanzar la encimera y poder trabajar en ella cómodamente pero con total seguridad. Puedes ver un ejemplo de ello aquí. http://www.maminatura.com/blog/es/diy-fabricando-una-torre-de-aprendizaje/
La pesadilla del BLW
Una de las pesadillas de las familias que practican el método es, sin lugar a dudas la limpieza. Y es que otorgar a un bebé la oportunidad de explorar, aunque es algo maravilloso por muchos motivos, conlleva un alto riesgo de que tanto él como el entorno acabe con restos de comida en los lugares más insospechados y es por eso que hay varios consejos acerca de este tema. En cuanto al niño, existen varias opciones… Hay quien se decanta por el típico babero con mangas que proporciona una protección bastante completa, aunque no siempre perfecta claro está. Otras familias prefieren declarar algunas piezas de ropa ya inservibles por anteriores manchas como el uniforme oficial para la hora de comer, por así decirlo. Finalmente, la última opción es solo válida en climas tropicales y estaciones de calor, ya que consiste simplemente en dejar al pequeño solo con el pañal, estará muy a gusto y en la piel… las manchas de comida se quitan fácilmente En lo que respecta al entorno hay que reconocer que unas familias cuentan con más ventaja que otras… sí, son las que tienen mascotas, sobretodo perros. Y es que estos fieles compañeros están más que encantados de hacerse cargo de la limpieza, aprenden a estar cerca a la hora de comer y pronto comprenden que ese bebé que está creciendo va a ser a partir de ahora un gran aliado. A parte de esto, hay quién decide poner debajo de la trona un papel o mantel plástico por dos motivos: El primero, para poder volver a ofrecer al pequeño lo que se le haya caído y así desperdiciar menos comida. El segundo, para recoger de forma más fácil todo lo que finalmente ha caído. En cualquier caso, la mejor arma es la paciencia porque la etapa pasará sin duda y con la práctica cada vez ensuciará menos, eso seguro
Ventajas e inconvenientes
El Baby Led Weaning como todo, tiene sus pros y sus contras y el tema de la limpieza que hemos tratado en el tema anterior forma claramente parte de estos últimos, es el inconveniente más evidente pero no es el único. Otra gran desventaja es la incomprensión y presión a la que la familia que ha decidido alimentar a su bebé confiando en la alimentación autorregulada puede verse sometida debido al desconocimiento acerca del tema en su entorno. Por suerte este es un inconveniente que, a pesar de molesto, tiene fácil solución. Para empezar, un gran punto a favor es que la familia esté de acuerdo en su decisión, puesto que de lo contrario probablemente surgirán incómodas discusiones y desacuerdos que pueden convertir lo que se pretende como un buen momento familiar en un tira y afloja constante y angustioso. A parte de esto, es importante que los cuidadores estén convencidos de su decisión, que tengan claros sus motivos. No tiene porqué pasar, pero puede que el entorno social e incluso el sanitario se encargue de sembrar las dudas que probablemente hagan a la familia preocuparse y reflexionar acerca de su decisión, sobretodo al principio, algo que puede molestar hasta el punto de sentirse atacados. Sin embargo, conviene tener en cuenta que habitualmente la intención de quien habla es ayudar, no molestar y que tan solo defiende su punto de vista. Por ello es imprescindible contar con la herramienta de defensa más eficaz: la información. No se trata de una defensa contra los demás si no de la herramienta definitiva para que a pesar de la desconfianza del entorno, la familia siga convencida y feliz de su decisión. Más allá de estos inconvenientes se encuentran multitud de beneficios de los que ya hemos hablado durante el curso, como el natural favorecimiento de adquisición habilidades como la masticación, la motricidad fina y la coordinación motora, pero hagamos un pequeño resumen: Practicando BLW los niños despliegan todo su potencial, no solo aprenden a comer con seguridad si no que además disfrutan del proceso, lo cuál a su vez favorece la confianza en sí mismos y una sana relación con la comida, que contribuye a gozar de una buena salud a largo plazo. Otras ventajas del método desembocan en mejoras a nivel familiar y social ya que al integrar al bebé desde el principio en las comidas familiares en lugar de aislarlo en horarios o tipos de comida, se consigue que la hora de comer se convierta en un momento de placer para todos y no en una batalla campal llena de estratagemas y juegos con la finalidad de conseguir que el niño coma, quiera o no. Finalmente representa otra gran ventaja en cuanto al tiempo y dinero invertido el hecho de no tener que preparar comidas exclusivas para el bebé y poder comer todos prácticamente lo mismo mediante simples adaptaciones. De igual manera resultan mucho más cómodas las comidas fuera de casa sin necesidad de llevar comida preparada, es probablemente por todos estos motivos, entre otros, que cada vez más familias se interesan por este tipo de alimentación
Comer o no comer… esa es la cuestión La subjetividad Para adentrarnos en este tema, pongamos un ejemplo cotidiano: Dos vecinas cuyos hijos tienen la misma edad que se encuentran y entre otras cosas, comentan: – ¡Uf! ¡Yo ya no sé cómo hacerlo… mi niño come muy poco, nunca se acaba el plato… ¿¿Y el tuyo?? – El mío sí… yo en lo de dormir no, pero en la comida sí he tenido suerte, ¡menos mal! Tras la charla, se despiden y cada una vuelve a sus quehaceres. Una aún más preocupada por que no es normal que su hijo coma tan poco, la otra tranquila por la reafirmación de que en lo que respecta a la alimentación, su peque va genial y no tiene de qué preocuparse.
Imaginemos que un día estas vecinas se encuentran en un restaurante y es entonces realmente cuando pueden ver lo que come el hijo de cada una. Podría pasar que el que suponen “mal comedor” tenga tal plato de comida delante que le sea imposible acabarlo, puede que el “buen comedor” tenga 3 macarrones contados o puede que este último tenga un plato normal para su edad y el otro tenga el doble, de manera que finalmente los dos comen igual y la única diferencia es la percepción de sus madres. Pero cabría otra posibilidad, y es que realmente los dos tuvieran la misma cantidad de comida pero uno comiera mucho más que el otro. ¿Esto significa que debemos preocuparnos por el que come menos? No tiene porqué, es muy probable que simplemente tengan distintas necesidades. Piensa en cualquier comida familiar y compara a los comensales adultos; seguramente habrá diferencias entre unos y otros pero ello no implica que los que comen como pajaritos tienen problemas de salud mientras que los que comen como toros están como un roble, de hecho muchas veces ocurre lo contrario, pero esto es otro tema. En resumen: 1) Los adjetivos mucho y poco son totalmente subjetivos por lo que no es un baremo válido. 2) En cuanto a la alimentación, como en el resto de aspectos, no conviene comparar si no confiar en la naturaleza del pequeño.
Y si realmente no come nada? Primero deberíamos analizar si es de verdad nada de nada o es que está comiendo menos de lo que como adultos pensamos (o nos han dicho) que debe comer y sea como sea, mientras las tomas de leche (materna o artificial) sean las habituales no debemos preocuparnos en demasía. En cuanto al peso, es más destacable fijarnos en que no lo pierda que en si pesa o gana más o menos que otro niño de su misma edad. En cualquier caso, la prueba más segura es su estado físico y anímico. Si es un niño activo y feliz, probablemente será un niño saludable y las revisiones periódicas por el pediatra así lo irán confirmando. Siendo así, está comiendo lo que necesita y no hay razón para preocuparse.
Y si come demasiado? Bien es cierto que este caso suele preocupar bastante menos aunque puede darse el caso de que pensemos que está comiendo en exceso. La respuesta de nuevo es confiar en su naturaleza, puesto que es probable que si el niño come considerablemente más que los otros de su edad, es por que su organismo así lo necesita, por lo que conviene dejar que coma según su instinto. Puede pasar, de hecho, que a veces coma realmente más de lo que necesita y en lugar de sentirse saciado se sienta pesado. Si eso ocurre, con el tiempo irá aprendiendo a regular la ingesta para sentirse ágil aún después de comer, puesto que la actividad es su principal motor de desarrollo. De igual manera que en caso anterior, la prueba más segura de que todo va bien es su estado físico y anímico. Si es un niño activo y feliz, probablemente será un niño saludable y las revisiones periódicas por el pediatra así lo irán confirmando. Siendo así, está comiendo lo que necesita y no hay razón para preocuparse.
La seguridad es lo primero Normas básicas de actuación
Antes de profundizar en este tema, conviene tener presentes las normas básicas de seguridad de las que ya hemos hablado anteriormente, por lo que vamos a recordarlas a modo de resumen inicial: El bebé debe cumplir los siguientes requisitos para comenzar de forma segura con la alimentación complementaria: Haber cumplido 6 meses, mantenerse sentado y haber perdido el reflejo de extrusión. Evitar sentarle a comer si tiene hambre o sueño No meter ni sacar comida de la boca del bebé Nunca dejarle solo mientras come Propiciar un ambiente tranquilo y evitar distracciones como la televisión, tablets, etc.
Evaluación de riesgos Recordemos que los niños están aprendiendo a comer y por lo tanto, sobretodo al principio, no solo es normal que tosan, tengan arcadas y pequeños atragantamientos sino que además es necesario para su evolución y aprendizaje. Entendemos que puede llegar a asustar y resultar desagradable para los cuidadores, que pueden plantearse abandonar el método para no pasar esos “malos” ratos, pero extrapolemos de nuevo la situación a otro ámbito de su evolución: ocurre igual cuando comienzan a caminar. Al principio se caen, es normal, se levantan y vuelven a intentarlo. No suele ocurrir que por un par de caídas el cuidador pretenda evitar que el niño aprenda a andar, sino que adapta el entorno todo lo posible para tratar de evitar los accidentes y se queda cerca por si el pequeño precisara finalmente de su ayuda. Lo mismo debería ocurrir con la comida y el hecho de reconocer cada situación y su nivel de alarma hará que la familia afronte cada circunstancia de la mejor manera y con total naturalidad. Por ello, es importante diferenciar entre arcada, obstrucción parcial y atragantamiento, puesto que en función de esto la actuación necesaria será una u otra. Cabe decir que los accidentes pueden suceder en cualquier ámbito del día a día y sea cual sea el tipo de alimentación, de hecho muchos incidentes graves de atragantamiento se dan más habitualmente con juguetes y objetos en lugar de con comida. Por eso, coma como coma el niño (papillas o sólidos) os recomendamos acudir a algún curso de primeros auxilios. No porque tengamos que necesitarlo, sino porque con ello nos sentiremos más seguros como cuidadores y teniendo en cuenta la temática del curso, sin lugar a dudas sumará tranquilidad a la familia. No obstante, a modo informativo, a continuación haremos un pequeño repaso a cada una de las posibles escenas y su correcta actuación frente a las mismas.
Arcada Debemos tener en cuenta que los niños pequeños tienen el reflejo de arcada en la parte anterior de la cavidad bucal (más o menos por el medio), es decir mucho más avanzado en la lengua que los adultos y por lo tanto son más propensos a las mismas. Es realmente un mecanismo de defensa de su organismo, que pretende evitar que algo llegue a un punto en la boca donde al bebé le sea difícil de gestionar, es por eso que conforme a su evolución y con el tiempo este reflejo va retrocediendo en la lengua hasta llegar a estar muy cerca de la garganta. Por lo tanto, que un bebé tenga arcadas no significa que esté a punto de atragantarse ni que esté en peligro, probablemente sólo tenga un trozo de comida en medio de la boca que no quiere o puede tragar y su cuerpo esté ayudándole a expulsarlo, nada más. Así pues, la actuación correcta frente a las arcadas es mantener la calma y confiar en el instinto de su cuerpo. No debemos hacer nada. https://youtu.be/0MKUxp8IngU En el video anterior podemos apreciar el valor de las arcadas en cuanto a la seguridad del bebé, ya que vemos como gracias a éstas el bebé, sin necesidad de ayuda, expulsa trozos de comida que no puede gestionar. Este es solo un ejemplo, puedes ver muchos más en Youtube.
Obstrucción parcial (tos) Esto ocurre cuando una persona tiene las vías respiratorias parcialmente obstruidas, simplemente hay algo que le impide respirar con normalidad pero por poco que sea, el oxígeno sigue llegando a sus pulmones. La reacción del organismo frente a esta situación es la tos, gracias a la cual habitualmente consigue solventar el incidente. Que el niño tosa, pues, no es algo malo sino otro mecanismo de defensa de su cuerpo, que además nos permite saber que todo va bien, que está tratando de gestionar el atragantamiento y que su cuerpo sigue recibiendo aire, algo indispensable para no temer por su seguridad. No son necesarias ni están indicadas las palmaditas en la espalda y mucho menos es aconsejable tratar de extraer la comida u objeto que ha originado el incidente con nuestras manos, puesto que en ese intento de ayudar se puede transformar sin querer lo que era un atragantamiento sin peligro en un ahogamiento realmente peligroso. Por lo tanto, la actuación frente a los atragantamientos sigue siendo la de mantener la calma y confiar en el instinto de su cuerpo.
Atragantamiento
El atragantamiento se produce cuando un trozo de comida u objeto obstruye de manera total las vías respiratorias, lo cual implica que el oxígeno no está llegando a los pulmones, el niño no tiene posibilidad de toser ni de articular sonidos y comienza a adquirir un tono azulado. La actuación debe ser inmediata para estos casos puesto que el reloj corre en nuestra contra. Es importante llamar o mejor hacer que alguien llame al 112 mientras comenzamos con las maniobras de primeros auxilios, para que en el caso de no resultar exitosas, la ayuda sanitaria ya se encuentre en camino. Creemos que una explicación escrita de algo tan específico y práctico como son las maniobras de primeros auxilios resultaría densa y poco clara, por ello hemos preferido recurrir a este video de la Cruz Roja en que se muestran perfectamente: https://youtu.be/SrSuzb9uOZY
Prevención de riesgos Con el fin de evitar este tipo de circunstancias deberemos evitar, por lo tanto, que el niño tenga a cualquier pequeño objeto que pueda poner en peligro su seguridad y evidentemente esto incluye ciertos tipos de comida que por su tamaño, forma o dureza está totalmente desaconsejada para los pequeños. Son ejemplo de ello todos aquellos alimentos pequeños y de forma redondeada, como pueden ser las uvas, los tomates cherry y las olivas entre otros. Esto no implica que no puedan comerlos, simplemente se trata de cortarlos en cuartos para ofrecerlos de forma segura. Teniendo en cuenta que al principio muchos niños tienen pocos dientes (cuando tienen), conviene también adaptar todos aquellos alimentos que para nuestras manos de adultos sean difíciles de chafar. Estos son alimentos crudos como la manzana o la zanahoria, que siempre pueden cocinarse con el fin de obtener una textura más adecuada y segura para los bebés.
Otro caso altamente relacionado con este tipo de accidentes infantiles se da con la mayoría de frutos secos, cuya forma y dureza los hacen excesivamente peligrosos para los pequeños y por lo tanto sólo deberíamos ofrecerlos en forma muy troceada o triturada. Por último y tal vez algo más desconocidas en cuanto al peligro que suponen son las salchichas, sobretodo las tipo frankfurt cuyo corte habitual puede hacer efecto ventosa en las pequeñas vías respiratorias de los niños con fatales consecuencias. Por ello, en el supuesto de ofrecerlas, se recomienda hacerlo partiéndolas por la mitad a largo para que el pequeño vaya dando mordiscos o en su defecto cortar esas dos mitades en trozos de manera habitual, obteniendo así semicírculos en lugar de circunferencias completas.
Otros consejos
Habitualmente las tronas cuentan con sistemas de agarre para la seguridad de los pequeños, aunque paradójicamente llegado el caso de darse un ahogamiento frente al que debamos actuar podrían suponer un obstáculo y una pérdida de tiempo considerablemente valioso dada la situación. Es por esto que no está de más evaluar el tipo de agarre y su estricta necesidad teniendo en cuenta que en todo momento vamos a estar junto al bebé y así decidir si es realmente necesario su completo abroche, si es viable ajustarlo a medias solamente o si podemos permitirnos sentar al bebé a comer sin las correas de sujeción. Otra pequeña medida de seguridad es cerciorarnos de que no quedan restos de comida en la boca una vez damos por finalizada la hora de comer, puesto que llegado el caso de quedarse algún trozo entre sus mofletes sin darnos cuenta, por ejemplo, al tumbarse o realizar cualquier otra actividad de la vida diaria éste podría pasar a la garganta provocando un posible atragantamiento. Por último, valoremos nuestras propias reacciones frente a las distintas escenas y evitemos la exageración del peligro, es normal que nos incomode e incluso nos sobresalte cuando un niño tose más de lo habitual pero es importante tratar de alejar nuestros propios miedos frente a un posible accidente para así mantener la calma, puesto que de nuestra propia desconfianza puede nacer la del pequeño. No queremos que asocien ese momento con malos ratos y recelo sino que se vean autosuficientes y capaces de gestionar las circunstancias. Por ello, resulta una buena técnica de autocontrol contar hasta 5 o hasta 10 cuando un pequeño tenga dificultades de gestión (como arcadas o tos) para darle la oportunidad de solventarlo por si solo en lugar de intervenir. Probablemente no pasemos de los primeros números y nos sorprenda lo rápido que lo soluciona.
La alimentación del bebé Introducción Llegado a este punto nos centraremos en la parte más práctica del método, el origen habitual de la mayoría de dudas: los alimentos. ¿Debemos retrasar los más alérgenos? ¿Es relevante el orden de introducción? ¿Hay alimentos prohibidos? Trataremos de contestar a estas y otras cuestiones a continuación.
Comiendo de todo Ya hemos comentado que una de las ventajas del método es que el bebé come lo mismo que la familia pero ¿realmente pueden comer de todo? La verdad es que prácticamente sí, pero existe una pequeña lista de alimentos que conviene evitar ofrecerles antes del año, como por ejemplo la sal, es por esto que la familia debe adaptar algunas de sus recetas para poder presentarlas a los pequeños, en ese caso tratando de evitarla o echándola a final de cocción, una vez separada la ración del bebé. A continuación el detalle de estos alimentos y del motivo por el que conviene retrasarlos.
Sal Abusar de ella es malo a todas las edades por su relación con la hipertensión y los problemas renales entre otros. Los riñones de los bebés están acabándose de formar y son inmaduros, razón de más para evitarla en su dieta.
Azúcar Nuestro organismo necesita glucosa para funcionar, pero esto no es sinónimo de que necesite azúcar o cualquiera de sus muchos substitutos, pues podemos obtenerla de forma natural en alimentos como la fruta, verduras, cereales, etc. Por lo tanto, es un alimento innecesario que además está directamente relacionado con la aparición de caries y problemas de diabetes.
Miel Su ingesta puede producir botulismo, una enfermedad potencialmente mortal para los pequeños causada por una bacteria llamada Clostridium botulinum. Esta bacteria prolifera dentro del tubo digestivo del bebé.
Leche de origen animal (excepto la fórmula para lactantes) La leche y sus derivados suelen estar desaconsejados durante el primer año por su exceso en sodio y proteínas. Puede producir microsangrado intestinal y entorpecer la absorción de hierro, pudiendo derivar en anemia.
Frutos secos enteros Tal como hablamos en el tema “prevención de riesgos”, estos alimentos deben darse troceados o triturados para evitar una posible asfixia.
Desnatados y bajos en grasa El organismo de los pequeños está en continuo crecimiento, por esto la grasa es muy importante para su desarrollo, no debemos evitarla.
Crustáceos, pescados azules grandes y cabezas de marisco Estos alimentos contienen cio y mercurio, metales contaminantes y tóxicos para nuestro organismo y con más razón para el pequeño cuerpo de los bebés. El salmón está excluido de este grupo por su bajo contenido en mercurio, sin embargo conviene comprarlo salvaje y no de piscifactoría para evitar otro tipos de contaminantes.
Carne y huevos poco cocinados Consumir estos alimentos crudos o poco cocinados puede llevar a toxiinfecciones que los adultos podemos en muchas ocasiones combatir gracias al ácido de nuestro estómago. Sin embargo, los niños no cuentan con un ácido tan fuerte y lo tendrán más complicado para luchar contra esas bacterias.
Verduras de hoja verde Alimentos como las acelgas, las espinacas o la lechuga se caracterizan por su alta concentración en nitratos, la mayoría de veces inofensivos para los adultos pero que pueden afectar especialmente a los bebés, derivando en lo que se conoce como “síndrome del bebé azul”, que se caracteriza por la coloración azulada de la piel y las mucosas.
Algas Su alto contenido en yodo es una de sus virtudes y beneficios en la dieta de los adultos, sin embargo no se recomienda para los bebés ya que un exceso del mismo puede derivar en problemas de tiroides entre otros.
Bebidas de arroz y soja En el caso de la soja, existe diversidad de opiniones y estudios, mientras unos indican que está desaconsejada hasta mínimo los 5 años por los fitoestrógenos que contiene (algo que puede intervenir en el desarrollo, el sistema inmune y las tiroides, entre otros), otros indican que no está demostrada su relación con dichos efectos adversos (http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentos_a_d ebate/2015/01/23/221367.php). Sea como sea, en caso de ofrecer este tipo de alimentos, lo más sensato parece hacerlo de forma moderada, sin excesos y en una dieta equilibrada, en definitiva, igual que con el resto de alimentos. En cuanto al arroz, recientes estudios han determinado que puede contener un exceso de arsénico, elemento químico tóxico para nuestro organismo cuyo origen se encuentra en la misma tierra donde crece. Del mismo modo conviene lavar el arroz antes de cocinarlo y no ofrecerlo más de 3 veces a la semana.
Alimentos superfluos Su propio nombre lo indica, son innecesarios. Suelen contener grasas de mala calidad, edulcorantes, aditivos y otros ingredientes poco saludables por lo que conviene evitarlos, no solo durante esta primera etapa sino durante toda la infancia.
Infografías de resumen
A modo de resumen, tal vez te sea útil tener cerca esta infografía recordatoria de lo anteriormente expuesto.
Probablemente cuando tengas más que asumida esta pequeña lista, tu pequeño cumpla el año y te asalten de nuevo las dudas… ¿Ahora qué? ¿Ya puedo darle de todo? Bueno, es cierto que existen menos restricciones pero algunos alimentos conviene seguir evitandolos o moderarlos durante unos años más. Para intentar aclarar esta duda, será útil la siguiente infografía:
Por último, muchas veces nos encontramos con dudas acerca de ofrecer un equilibrio nutricional a nuestros pequeños, por ello tal vez te sea útil ésta infografía, una versión actualizada de la típica pirámide nutricional en que nos muestra como debería estar formado nuestro plato para ser realmente equilibrado.
Primero la fruta? ¿O los cereales...? Cuando el bebé se acerca a la edad de comenzar con la alimentación complementaria, lo más común es que los pediatras ofrezcan a los cuidadores ciertas pautas de introducción de alimentos, algo que estos últimos suelen seguir de manera estricta sobretodo si son primerizos. Sin embargo, es igualmente común que esos modelos sean parcial o totalmente distintos a los de otros compañeros sanitarios. Sin lugar a dudas, este hecho da qué pensar, pero es que además resulta que en el año 2000, un estudio publicado en la revista Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition, corroboró la intrascendencia de dicho orden de introducción al comparar las recomendaciones de más de 20 países del mundo en los que ninguno de ellos coincidió y cuyos bebés crecían igualmente sanos. Teniendo esto en cuenta y los alimentos que conviene evitar que hemos tratado anteriormente, podemos relajarnos y tomar las recomendaciones que nos facilita el pediatra como un simple ejemplo para orientarnos y no como la guía indiscutible que muchas veces se piensa que es. Pautas a parte, lo más lógico parece no complicarnos y comenzar por lo que coma la familia o simplemente con lo que los cuidadores se sientan más cómodos para el inicio. Esto habitualmente suele ser fruta, verdura o algún tipo de cereal, no porque esté mal comenzar con carne, pescado o legumbres sino porque suele ser lo más fácil de gestionar, o lo que menos impone, para que el pequeño tenga sus primeros os con la comida sólida. No obstante, sí es conveniente priorizar la introducción de alimentos ricos en hierro, puesto que las reservas naturales que los pequeños tienen desde el nacimiento comienzan a agotarse sobre los 6 meses de edad. No hay que confundir este dato y pensar que por ello los bebés que comiencen y no coman suficientes alimentos de este tipo vayan a sufrir algún tipo de anemia, puesto que se trata de una fecha aproximada y además dicha reserva todavía durará semanas e incluso meses antes de agotarse de forma completa. Por lo tanto no es algo con lo que debemos obsesionarnos pero sí darle la importancia que merece, para ello, puede serte útil la siguiente infografía.
Links de interés Asociación Española de Pediatría: http://enfamilia.aeped.es/vida-sana/cuando-dar-al-bebe-otros-alimentos-ademas-pecho Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria: http://www.familiaysalud.es/vivimos-sanos/alimentacion/alimentarse-cadaedad/alimentacion-en-el-lactante-alimentacion
Introducción progresiva Una vez claro el tema anterior y convencidos del orden que queremos seguir, debemos tener en cuenta que cada nuevo alimento que ofrecemos al pequeño es una primera toma de o y por ello su introducción debe hacerse de forma progresiva con el fin de detectar posibles casos de alergia. Por lo tanto es recomendable:
Dar un solo alimento nuevo al día, para en caso de reacción alérgica saber cuál ha sido el origen. Si sospechamos que puede tener alergia a un alimento, consultar con el pediatra. No dar por introducido un alimento hasta haberlo ofrecido 3 días distintos (consecutivos o no), puesto que un alimento puede no dar alergia en el primer o pero sí en los siguientes. No se debe introducir un nuevo alimento hasta que el anterior ya ha sido introducido. No ofrecer alimentos nuevos después de las 6 de la tarde, ya que una reacción alérgica no tiene porqué darse de manera inmediata, puede darse pasadas varias horas y de darse el caso podría suceder por la noche, momento en que puede pasar desapercibido para los cuidadores.
Seguir esta pauta de introducción conlleva que durante las primeras semanas los alimentos presentados sean muy simples, naturales (no procesados) y cocinados de manera muy básica. Conforme pasa el tiempo y son más los alimentos ya introducidos podemos combinarlos para ir ofreciendo comidas más elaboradas y condimentadas.
Es habitual que surjan dudas respecto a este tema cuando llega el momento de empezar, por lo que hemos elaborado un menú ejemplo de introducción de los 4 primeros meses. Esperamos que te ayuden a aclarar y ordenar las ideas, si es lo que necesitas, puedes verlo aqui http://www.maminatura.com/blog/es/blw-ideas-menu-ejemplo-de-introduccionalimentos/
Introducción de alimentos potencialmente alergénicos Otro tema sin duda controvertido es el momento de introducción de los alimentos catalogados como potencialmente alergénicos, entre los que se cuentan el huevo, la leche, el pescado, los frutos secos y el marisco entre otros. Hasta no hace mucho se pensaba que la introducción temprana de este tipo de alimentos estaba relacionada con la aparición de alergias y por lo tanto lo recomendado era no ofrecerlos hasta ciertas edades con el fin de evitarlas. Pero varios estudios, entre ellos el publicado hace unos años en la revista “Evidencias en Pediatría”, aseguran que no existe razón científica para retrasar la introducción de los alimentos más alergénicos puesto que ello no previene la reacción y por lo tanto organismos oficiales como la SEICAP (Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica) avalan el hecho de que introducirlos a partir de los 6 meses igual que hacerlo a los 2 años, pero ¿No será más grave una reacción alérgica si el niño es tan pequeño? Para responder a esta pregunta debemos tener en cuenta el principio fundamental del Baby Led Weaning, la autorregulación. Primero, porque al contrario que con las papillas, practicando BLW la evolución es progresiva y los primeros os del bebé con el alimento suelen ser mínimos, con lo cuál mínima también será su reacción al mismo, en caso de haberla. Además, muchas veces las personas alérgicas comienzan a notar que un alimento no les conviene por un ligero picor en la boca, si esto pasa probablemente el bebé rechace ese alimento y si como adultos lo respetamos, no presionamos ni obligamos estamos minimizando el riesgo de que ingiera grandes cantidades de algo ante lo que su organismo no reacciona bien. También cabe decir al respecto, que resulta una gran ventaja el hecho de que un bebé siga tomando leche materna durante la introducción de la alimentación complementaria puesto que ésta le protege y minimiza los efectos de posibles reacciones alérgicas. Dicho esto, sí es relevante el hecho de que un bebé tenga o no antecedentes familiares con alergias, puesto que su predisposición a padecerla es estadísticamente mayor al resto de pequeños y por lo tanto conviene tenerlo presente y tratar el tema con su pediatra. Propensos o no, nunca está de más prestar especial atención a la introducción de dichos alimentos aunque sin obsesionarse, puesto que las tasas de afectados no son tan altas como pueden parecernos. Si, por ejemplo, tememos una gran reacción, podemos limitar la ingesta de los mismos durante los primeros os para minimizar las posibles consecuencias.
Existen además ciertos protocolos de introducción en algunos de ellos, como el gluten o el huevo. En el primer caso está recomendado su introducción desde el principio pero de manera gradual. En el caso del huevo existen diferencias de opinión, hay quién defiende el introducirlo directamente entero o quién prefiere hacerlo por partes y de forma progresiva por dos motivos: para evitar grandes reacciones y porque existen casos en que se tolera una parte y la otra no. En cualquier caso, éste siempre debe estar bien cocinado para evitar toxiinfecciones como la salmonella. Existen ciertos alimentos como el tomate o la berenjena que debido a su contenido en histamina pueden originar pequeñas reacciones en la piel del bebé pudiendo parecer consecuencias de una alergia, sin embargo estas irritaciones no son motivadas por esto y desaparecen en un rato, más rápidamente si aplicamos agua. Finalmente, ante cualquier duda con respecto al tema de intolerancias y alergias no olvides consultar al pediatra o a las entidades oficiales.
Links de interés Artículo del nutricionista Julio Basulto: http://blog.lasirena.es/lang/es/2013/09/05/al%C2%B7lergia-alimentaria-a-la-infanciapreguntes-i-respostesalergia-alimentaria-en-la-infancia-preguntas-y-respuestas/ Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica: http://pacientes.seicap.es/es/no-es-necesario-retrasar-la-introducci%C3%B3n-dealimentos-en-ni%C3%B1os-para-prevenir-alergias_28941
Sobre la introducción al huevo: http://www.mipediatraonline.com/el-huevo/
Información sobre alergia al huevo: http://www.seicap.es/es/alergia-al-huevo_23972 Información sobre alergias a otros alimentos: http://pacientes.seicap.es/es/alergia-a-otros-alimentos_23988
Formas de presentación Hasta ahora hemos conocido los alimentos que sí y que no conviene darles a los pequeños, pero muchas veces nos acechan las dudas acerca del cómo debemos ofrecérselos. A menudo, cuando los niños que han comenzado la alimentación complementaria con papillas inicial la transición a sólidos se presentan los primeros sólidos en trocitos muy pequeños para ayudarles a gestionar de forma segura ese nuevo tipo de comida y esto tiene sentido porque están acostumbrados a comer sin masticar, a tragar directamente. Sin embargo, si iniciamos la alimentación complementaria directamente con sólidos es precisamente lo contrario lo que se recomienda: Los trozos deben ser suficientemente grandes, incluso lo suficiente para que no le quepan en la boca enteros ¿Por que? Por dos motivos: 1) Si los trozos son demasiado pequeños, probablemente el bebé no tendrá la capacidad motriz de cogerlos hasta pasados unos meses y esto puede llevarle a la frustración. 2) Si es él mismo quién muerde o trocea la comida, además de todo el aprendizaje que esto conlleva está siendo consciente del tamaño que debe gestionar y lo hará de forma más confiada. Por ello, se recomienda presentar la comida en forma de palitos que puedan agarrar y sobresalgan de sus pequeños puños para que puedan mordisquearlo. Si por su forma hay alimentos no es posible presentar de ese modo, lo importante es que cumplan los principios de tamaño y facilidad de agarre, sea cual sea su forma. Algunos ejemplos: Zanahoria, calabacín y otras verduras Son fácilmente transformables en palitos. Brocoli, coliflor En ramilletes Naranja y otras frutas En gajos. Muchas veces son resbaladizas, resulta una buena idea dejarles la piel para un mejor agarre, siempre que esté bien lavada. Los zumos, aun naturales, contrariamente a lo que se tiende a pensar no son una opción tan saludable: Un zumo suele contener bastantes más piezas de fruta de las que la persona comería, esto suma grandes cantidades de azúcar y elimina la fibra, una de las partes más beneficiosas de este tipo de alimentos. Pasta Suelen gestionarla muy bien tal cuál.
Arroz y similares Hasta más adelante no saben hacer la pinza, por eso les puede resultar más complicado de comer. Una buena opción es cocerlo hasta el punto pasado y hacer bolas compactas de arroz que pueda gestionar mejor. También pueden hacerse hamburguesas, croquetas y otras recetas a base de arroz.
Carne Es una buena idea cortarla en el sentido contrario a las fibras para que sea más tierna y fácil de masticar. A parte de eso, podemos presentarla en forma triturada (hamburguesas, croquetas…) o de forma natural, cortada en tiras o incluso directamente en casos como costillas o muslos de pollo, por ejemplo. Recuerda que siempre debe estar bien cocinada para evitar toxiinfecciones.
Cremas y texturas semilíquidas Podemos ayudarles con una cuchara, untarlas en pan o dejarles un bol y pan para que sean ellos mismos los que mojen.
Huevo ite muchas formas de presentación y además es un ingrediente bastante común en muchas preparaciones. Es importante evitar aquellas en que el huevo no quede cocinado completamente, como mayonesas, huevos fritos, escalfados o pasados por agua en que la yema queda semilíquida, por lo menos hasta los 3 años, para evitar toxiinfecciones.
Olivas, cerezas, uvas y otros alimentos redondos Tal como ya hemos comentado en el apartado de seguridad, conviene presentarlas partidas en cuartos para evitar accidentes.
Salchichas tipo frankfurt La realidad es que no resulta muy conveniente ofrecer este tipo de alimentos, además de que no será hasta más adelante que podrá comerlo por el simple hecho de tener todos los ingredientes que los componen introducidos. No obstante, cabe remarcar que en caso de ofrecerlos, tal como ya se ha comentado anteriormente, debemos hacerlo partiéndolos en semicírculos en lugar de círculos para evitar accidentes. Otra opción segura es dejar que vaya dando mordiscos directamente. Agua Es conveniente ofrecer agua desde el comienzo de la alimentación complementaria, aunque no debemos obsesionarnos con que beba ya que probablemente estará obteniendo la hidratación necesaria gracias a la lactancia materna o artificial. Podemos dejarla a su alcance mientras come, con un vaso normal o de aprendizaje, según sus preferencias y las de la familia.
Como una imagen vale más que mil palabras, a continuación varios ejemplos de formas de presentación que circulan por la red y puedes tratar de aplicar a cualquier alimento de los que quieras ofrecer aunque no se corresponda concretamente con los de la foto �
En el siguiente video también tienes algunos ejemplos visuales de presentación de alimentos (a partir del minuto 2:05 https://youtu.be/Nd5IHgIAmtQ
Recetas adaptadas Ya hemos comentado que el Baby Led Weaning está muy relacionado con el ejemplo, con que toda la familia coma lo mismo y para ello, a veces debemos adaptar las recetas que cocinamos. Esto no significa que debamos cambiar nuestra alimentación de siempre, simplemente se trata en muchas ocasiones de modificar algún proceso de cocinado, como por ejemplo echar la sal a final de cocción para apartar antes la ración del bebé, o de prescindir o sustituir algunos de los ingredientes por otros aptos para el pequeño. Puede parecer complicado o que te limita bastante en la cocina, pero te aseguramos que no es así, que la variedad es infinita y para ayudarte en esta etapa te mostramos algunos de los platos adaptados en el recetario de nuestro blog, que poco a poco vamos ampliando. http://www.maminatura.com/blog/es/32-recetas-blw-friendly-y-mucho-mas/
Además, aquí tienes otros blogs donde también encontrarás recetas aptas para el Baby Led Weaning � http://comiendoycreciendoconlia.blogspot.com.es/ http://blwrecetas.com/ http://www.aplicandoblw.com/ http://www.babyledweaning.es/recetas/ https://babygourmetblog.com/baby-led-weaning/
Fin del curso Preguntas frecuentes ¿Puedo darle sólidos aunque no tenga dientes? Como sabes, existen varios requisitos para que un bebé pueda comenzar a comer sólidos de manera segura, pero el hecho de que tenga dientes no es uno de ellos. Es evidente que no le daremos comida dura que no pueda gestionar (algo que ya hemos comentado en el apartado sobre seguridad), pero cualquier tipo de comida que podamos chafar o deshacer con nuestros dedos de manera fácil será adecuada para el bebé, tenga o no tenga dientes. Tan solo es necesario el sentido común. ¿Es normal que haya trozos de comida en las cacas? Es un proceso completamente normal. El organismo está aprendiendo a gestionar y procesar los alimentos y con el tiempo dejarán de haber tantos trozos. Esto sucede de igual manera con las papillas, pero en ese caso no es tan fácil de detectar y por tanto se tiende a pensar que esto no ocurre, sin embargo el sistema digestivo trabaja de igual manera ante la nueva alimentación independientemente del formato de su introducción. ¿No se digieren mejor las papillas? Esta pregunta suele ser muy común al descubrir los trozos de comida en el pañal, pero tal como hablábamos en la anterior cuestión el proceso digestivo es el mismo, simplemente cambia el hecho de ver los trozos o no verlos, ya que evidentemente si entra triturado, así saldrá también. No es cierto que la papilla se digiera mejor que los trozos, puesto que de ser así, continuaríamos comiendo papillas durante toda nuestra vida, no habría razón para pasar a los sólidos. Además la digestión comienza en la boca, con la saliva. Por lo tanto, practicando BLW el bebé gestiona la comida, aprende a masticar y después a tragar iniciando así todo el proceso digestivo desde el minuto uno, esto es algo que no sucede con las papillas, que se tragan directamente.
¿Es normal que se meta la comida en la boca pero la escupa? Esto puede suceder sobretodo al principio y no significa que no le guste la comida sino que está desarrollando su coordinación bucal. Tengamos presente que hasta el momento solo lactaba, y el movimiento de la lengua, mejillas y mandíbulas es muy distinto para lactar que para gestionar sólidos, por lo tanto tiene que aprender a tragar estos nuevos alimentos. Con el tiempo y la práctica lo dominará sin problemas. ¿No se acostumbrará a comer con las manos? Pongamos un ejemplo para ver lo absurdo de esta pregunta: Los bebés gatean antes de caminar, ¿Piensa alguien por ese motivo que el bebé se acostumbrará a gatear y jamás querrá caminar? Como en el ejemplo, el aprendizaje de comer es un proceso que pasa por distintas fases, sin embargo el bebé siempre tiende a imitar, a querer evolucionar y por lo tanto, como todos aprenderá a comer con cubiertos. ¿Cuando empiezan a notarse los avances? Como ya hemos dicho, cada niño tiene su propio ritmo y debemos respetarlo. No obstante, de forma genérica suelen notarse avances en cuanto a la cantidad y las habilidades de gestión de alimentos entre los 9 y 12 meses. Es importante recordar que este es un dato aproximado y que nada sucede si los avances tardan más en aparecer. Es cuestión de confianza y paciencia. Comía super bien y de repente come menos ¿Qué hago? Puede ocurrir que sobre el año (puede ser antes o después) disminuya la cantidad de ingesta, es lo que muchos llaman “la crisis del año”. Sin embargo, no se trata de una crisis sino de algo natural para su desarrollo, y es que llegado a esa edad, el crecimiento es más pausado y por lo tanto sus necesidades nutricionales también se ven disminuidas. Ante la pregunta ¿qué hago? responderíamos: confiar en la autorregulación.
¿Es apto el BLW para todos los niños? Aunque la mayoría de veces la respuesta es afirmativa, sí conviene tener en cuenta que existen diversos casos en que este tipo de alimentación puede NO estar recomendada. Para empezar, debemos tener presente que si el bebé es prematuro, probablemente convendrá esperar a la edad corregida para comenzar con la alimentación en lugar de iniciar en la edad cronológica. Otros casos especiales son los de bebés que padecen, entre otros:
Sindrome de down
Debilidad muscular
Deformidades en la boca, brazos o espalda
Espina bífida
Paralisis cerebral Sea como sea, conviene siempre consultar al profesional sanitario ante cualquier tipo de duda. ¿Y sí en casa somos vegetarianos / veganos? Lo lógico es que los pequeños se adapten a lo que come la familia y en el caso de que ésta sea vegana o vegetariana es normal que así sea también. Los niños, como los adultos, pueden alimentarse descartando ciertos alimentos y no por ello tener carencias, pero sí es cierto que conviene informarse y resulta interesante comentar el tema con expertos en nutrición para estar seguros de que la dieta ofrecida aporta todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo y el del pequeño. ¿Qué opinan los profesionales sanitarios del método? En cuanto a este tema, hay diversidad de opiniones dentro del sector sanitario y lamentablemente no todos se rigen por los mismos principios. Por lo tanto, puedes encontrar pediatras que estén totalmente en contra del método alegando lo peligroso que les parece, otros que lo recomienden, algunos que se mantengan al margen y respeten tu decisión o incluso los que desconozcan por completo el método, en cuyo caso se posicionarán en contra o a favor según su propio criterio y experiencia. En definitiva, el tema de la alimentación no es una ciencia exacta y por lo tanto es algo en lo que los pediatras entran muchas veces de manera más subjetiva que objetiva. Es cierto, sin embargo, que las fuentes oficiales sí reconocen el Baby Led Weaning como un método de alimentación tan válido y seguro como el de las papillas e incluso existen ciertos organismos que lo recomiendan.
A continuación algunos de estos links de entidades oficiales que hablan sobre el tema:
http://enfamilia.aeped.es/vida-sana/alimentacion-complementaria-dirigida-por-bebe
http://enfamilia.aeped.es/vida-sana/alimentacion-complementaria-en-primer-ano-bebe
https://www.dropbox.com/s/dp20lwmem0360bv/alimentacion_0_3_es.pdf?dl=0
http://enfamilia.aeped.es/vida-sana/alimentacion-durante-primer-ano-vida
https://www.aepap.org/actualidad/comunicados-y-notas-de-prensa/los-pediatras-deatencion-primaria-consideran-que-el-baby-led-weaning-podria-contribuir-la
Información complementaria Libros de interés A continuación las lecturas recomendadas si quieres ampliar información sobre el método y otros aspectos de la nutrición infantil:
El niño ya come solo (Gill Rapley)
Mi niño no me come (Carlos González)
Se me hace bola (Julio Basulto)
Puedes ver más información sobre estos libros y lo que puede aportarte cada uno de ellos en el siguiente enlace: http://www.maminatura.com/blog/es/baby-led-weaning-lecturas-recomendadas/
BLOGS Y ARTICULOS RELACIONADOS
http://www.maminatura.com/blog/es/category/baby-led-weaning/page/2/
http://www.maminatura.com/blog/es/el-blw-favorece-el-habla/
http://www.babyledweaning.es/
http://www.mipediatraonline.com/baby-led-weaning/
http://www.maminatura.com/blog/es/35-alimentos-no-lacteos-ricos-en-calcio/
http://www.maminatura.com/blog/es/el-blw-y-sus-sensaciones-en-10-emoticonos/
VIDEOS Y CONFERENCIAS
http://www.babyledweaning.es/2011/08/como-iniciar-la-ac-video-de-carlosgonzalez.html (Cómo iniciar la alimentación complementaria según Carlos González)
https://www.youtube.com/watch?v=3HfLkSZHIkM (Charla Carlos González)
https://www.youtube.com/watch?v=vKioOmhIfGU (Conferencia de Carlos González)
https://www.youtube.com/watch?v=tnW0je2fXC4 (Conferencia de Julio Basulto)
https://www.youtube.com/watch?v=2sS6JhEl11s (Esta es la primera de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
https://www.youtube.com/watch?v=guck9arOT9U&t=8s (Esta es la segunda de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
https://www.youtube.com/watch?v=FLE6K4vzwOE (Esta es la tercera de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
https://www.youtube.com/watch?v=PmB7qSq9XJA&t=5s (Esta es la cuarta de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
https://www.youtube.com/watch?v=G1kXlfr5KjU&t=139s (Esta es la quinta de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
https://www.youtube.com/watch?v=0h_kZy6Ry-E (Esta es la sexta de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
https://www.youtube.com/watch?v=4uaYi9n0Zgg&t=485s (Esta es la séptima de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
https://www.youtube.com/watch?v=cG6jEuohDAQ&t=819s (Esta es la última de 8 secciones de una charla completa que hicieron en conjunto Julio Basulto y Carlos González hablando de BLW entre otros temas interesantes en la crianza)
Reflexión final Es el BLW una garantía de que nuestros hijos sean “buenos comedores”? Depende de lo que entendamos por ese término. Si con “buenos comedores” entendemos que se trata de niños que comen de todo y siempre acaban el plato que se les pone en la mesa, la respuesta es que tal vez sí pero tal vez no. En cambio, si con ello nos referimos a niños que tienen una buena relación con la comida, abiertos a probar nuevos alimentos, a escoger comida saludable y a comer según dicta su apetito sin temor a represalias, en definitiva a niños que disfrutan comiendo, entonces probablemente sí. Es cierto que las características anteriores pueden darse de igual forma en niños que no han practicado BLW, pero también es cierto que si un niño tiene cierta predisposición a presentar problemas a la hora de comer, probablemente el método de la alimentación autorregulada mejorará su relación con la comida mientras que cualquier otra forma de presión o sobornos relacionados con la misma, puede transformarle en alguien que no disfruta comiendo y por lo tanto acabar etiquetado como “mal comedor”. Es debido a la cantidad de casos con los que nos hemos cruzado en el tiempo que llevamos en “el mundo BLW”, que nos atrevemos a afirmar que ciertamente existe una estrecha relación entre la aplicación del método y la satisfacción de los cuidadores ante los indiscutibles avances de sus pequeños, que además de comer sano, comen felices; y que cuando unos padres se desaniman y aseguran que con su hijo no funciona, muchas veces es consecuencia de la falta de información, de una mala aplicación o simplemente de una falta de confianza en el método al no ver alcanzados los objetivos que ellos mismos se habían marcado. No obstante, resulta evidente que cada individuo es único y como tal puede resultar igualmente delicado en cuanto a la alimentación independientemente de la educación recibida en el campo nutricional. En cualquier caso, lo más recomendable será aceptar, respetar y acompañar a nuestro hijo en lugar de intentar cambiarlo. En resumen, el Baby Led Weaning no garantiza que tu hijo sea el que más come, ni que siempre esté predispuesto a probarlo todo. Tampoco garantiza que prefiera la fruta antes que el chocolate ni que a veces no prefiera irse a la cama sin cenar. Lo que sí garantiza el método, aplicado correctamente, es la autonomía y satisfacción de tu hijo al hacer las cosas por si mismo, es el ambiente de tranquilas y agradables comidas en familia, es la felicidad de tu pequeño explorador y divertidos momentos que pasarán (volando) y por eso te animamos a que te despreocupes, que ires la vida y su asombrosa evolución, que cojas la cámara y ¡A disfrutar!