Cuento La Tortuga Blanca 122k52

CUENTO LA TORTUGA BLANCA Había una vez una tortuga que se sentía diferente, todas eran de color verdes y ella era blanca. Todos los días cuando se acostaba se sentía triste porque su color no era igual que el de todas las demás. Una vez estuvo machacando hojas verdes, y con el líquido se pintó, se miró al espejo y se sintió feliz, pero esa misma noche empezó a llover, se le fue la pintura y se quedó otra vez blanca Al final del verano todas las tortugas volvían al mar, tenían que atravesar una gran playa ancha con arena blanca como la nieve. Mientras caminaba despacio y maldiciendo otra vez su color que la hacía diferente a las demás, oyó un gran ruido, eran chillidos que venían del cielo. Miró hacía arriba y enseguida distinguió a miles de águilas tortugueras, que se llamaban así por su afición a comer tortugas. Le entró mucho miedo y metiendo la cabeza y las patas dentro del caparazón se quedó muy quieta. Cuando dejó de oír chillidos, sacó la cabeza, y vio que no quedaba ninguna tortuga, todas se las habían llevado las águilas tortugueras. Sólo quedaba ella, ya que como era blanca las águilas no la habían visto pues la confundieron con la arena. Así que por el color que tanto había maldecido, seguía viva, y además ya no era una tortuga rara ya que todas las tortugas de la isla, o sea ella, eran blancas.

POEMA QUIERES SER MI AMIGo ¡Cuántas noches no he dormido! ¡Cuánto he velado por nosotros! ¡Cuántas veces no he podido

dejar que tú sueñes conmigo! Tus desagrados son los míos, tus alegrías siempre mías son. Sin ti la vida es un camino, un camino triste y dolido. Algunos dicen que primero debo decirte que te quiero, pero yo tengo miedo, miedo a que tú me digas que no. La pluma que escribe mi pensar, no ha probado ni uno, ni dos papiros, sino más de cien yo gasté para esto poder contar. Y con estos versos te digo que si quieres ser mi amigo.

CUENTO LA GALLINA ROJA Había una vez una gallinita roja que vivía en una granja con otros animales, un día escarbando se encontró un grano de trigo. Pensó en sembrarlo y hacer pan para todos sus amigos. – ¿Quién me ayudará a sembrar el grano de trigo? les preguntó. -Yo no, dijo el gato. -Yo no, dijo el pato. -Yo no, dijo el perro. -Muy bien, entonces lo sembraré yo.

Entonces la gallinita sembró el grano de trigo, este al cabo de un tiempo creció y maduró convirtiéndose en una hermosa planta. – ¿Quién me ayudará a segar el trigo? les preguntó. -Yo no, dijo el gato. -Yo no, dijo el pato. -Yo no, dijo el perro. -Muy bien, entonces lo haré yo, dijo la gallinita. Entonces la gallinita segó el trigo con mucho esfuerzo. – ¿Quién me ayudará a trillar el trigo? les preguntó. -Yo no, dijo el gato. -Yo no, dijo el pato. -Yo no, dijo el perro. -Muy bien, entonces lo haré yo, dijo la gallinita. Y ella se puso a trillar el trigo. – ¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina? les preguntó. -Yo no, dijo el gato. -Yo no, dijo el pato. -Yo no, dijo el perro. -Muy bien, entonces lo llevaré y lo amasaré yo, dijo la gallinita. Y ella se puso a moler el trigo, lo amasó y formó una gran masa que llevó al horno. Cuando estuvo el pan la gallinita roja preguntó: ¿Quién quiere comer este rico pan? -! Yo, yo!, dijo el gato. -! Yo, yo!, dijo el pato. -! Yo, yo!, dijo el perro. Pues no, lo haré yo, y llamó a sus pollitos y lo compartió con ellos. Aprendo que: Debo ser acomedido y colaborar con los demás cuando pueda, sin sacar excusas.

Cuento El León malo Había una vez un chico llamado Manuel que se encontraba perdido en la sabana africana. Él tenía 2 años, era bajito, de raza africana, usaba un pantalón rojo y estaba sin remera. Era pelado y cabezón. Detrás de él, escondido en un médano, había un león asechando a Manuel. De un momento a otro, el león saltó del médano y cuando Manuel lo vio se puso a llorar porque él tenía dientes grandes, filosos y amarillos y el animal lo miró fijamente, queriendo comérselo. Al león le dio lástima y se compadeció. Inmediatamente, se hicieron muy amigos. El león subió al chico a su lomo y se fueron a pasear y jugar por la sabana. Era un día radiante y caluroso como la mayoría de los días en la sabana africana. Treparon árboles, conocieron muchos animales de distintas especies: elefantes, jirafas, búfalos, hipopótamos, suricatas, aves, cebras, cocodrilos, leopardos, tortugas e iguanas. Ellos se sintieron muy felices y divertidos. Juntos habían comido y disfrutado de un día perfecto. Después de ese largo día, vieron el atardecer y se quedaron dormidos profundamente uno al lado del otro. De repente, otro león desconocido quiso comer a Manuel. El cazador tiró al chiquito por los aires y ambos leones se pusieron a pelar brutalmente. El león amigo terminó matando a su adversario y los dos amigos se fueron de allí.