PROMOCIÓN 2014 Presbítero y Abogado Don Antonio Ramón Vallejo Bustillo
RAMÓN ANTONIO VALLEJO BUSTILLO Nació en Tegucigalpa el 17 de marzo de 1844 y falleció en esta misma ciudad el 28 de enero de 1914. Hijo de don Román Vallejo y Marta Bustillo, hermana del capitán general Santos Guardiola. Desde joven siguió los estudios clericales. En 1860 se le extendió el título de Bachiller en Filosofía, lo cual le abrió las puertas a la enseñanza superior. Estudió en el seminario Tridentino de Comayagua y el 8 de septiembre de 1868 fue ordenado sacerdote por el obispo Fray Juan de Jesús Zepeda y Zepeda. Fue cura párroco de varias parroquias del país. después de veinte años de ejercicio abandonó el sacerdocio, pero entre tanto, en 1871 decidió continuar los estudios de Derecho en Tegucigalpa y en 1874, presentó ante la Corte Suprema de Justicia la solicitud para obtener el título de abogado de los Tribunales
Considerado por José Reina Valenzuela como, “el primer hondureño que se adentró en los estudios históricos”, fue un maestro, un filólogo, historiador “guía de almas, defensor de pobres e infatigable luchador por los derechos inalienables de la nación sobre el territorio con que vio la vida independiente…” (Reina Valenzuela), José. Biografía de Antonio R. Valel, o, 1965). Cuando ejerció la profesión de abogado en Guatemala tuvo la oportunidad de realizar algunos proyectos de investigación histórica al servicio de la soberanía de Honduras. También investigó el Archivo Nacional de El Salvador, poco antes que esta institución desapareciera por la acción de un misterioso y voraz incendio (Martínez, José Francisco. Literatura generacional en Honduras, 1987: 122).
En su trayectoria también estuvo involucrado en las funciones públicas. En 1876 fue nombrado ministro general de José María Medina, después fue nombrado secretario privado del presidente. Aunque nunca estuvo de acuerdo en la actuación del general Medina, creía que podía influir en el ánimo del gobernante para que encaminara su istración hacia el respeto de las libertades inalienables del hombre, tal y como relata Ramos en su obra sobre Vallejo. “Vallejo influyó en el ánimo del general Medina para que llamara a Marco Aurelio Soto al poder mediante un decreto y un manifiesto... También evitó la guerra civil, al persuadir al general José María Barahona que no impidiera el desembarco de Soto en tierra firme”, señaló Ramos. “Por eso es que Marco Aurelio lo incorpora entre sus más destacados colaboradores, además de que era un hombre con una formación intelectual extraordinaria y fue uno de los más destacados impulsores de la reforma”.
“Es Vallejo fundador de la historiografía hondureña” En total publicó 22 libros referentes a diversos temas, entre ellos se cuenta “Compendio de la historia social y política de Honduras” (1883), considerada la primera historia escrita del país. Ramos dijo que esta publicación recoge fundamentalmente la primera etapa de vida de Honduras hasta la independencia. Otro aporte sobre la Honduras de ese tiempo aparece en su trabajo como estadígrafo, “él hizo censos de población, publicó folletos sobre las escuelas que habían en Honduras y sobre las minas, pero la obra más importante es el ‘Primer anuario estadístico de la República de Honduras’, de 1889, donde muestra casi todo, porque hay una sección donde se refiere a cada uno de los municipios del país, y entonces ahí recoge cuántos carpinteros hay, cuántos zapateros, si había médicos y abogados, nos da una idea de la composición de la sociedad de esa época, que era una preocupación de él”
El investigador también dejó inéditos los libros “Minas de Honduras”, “Mapa sobre las lenguas indígenas de Honduras”, “Prospecto general de Honduras”, “El posible origen de las pobladores de Copán” y “¿Colón descubrió el Nuevo Mundo?”
Lo anterior es solo una breve reseña de un hombre que hizo mucho por Honduras, pero que no ha sido mencionado al nivel de otros intelectuales, no porque no lo merezca. Bien expresa Víctor Manuel Ramos, que Antonio Vallejo es un prócer intelectual, que a su criterio sigue vigente. “Vallejo sigue vigente, por ejemplo en ‘Teoría de la historia’